miércoles, noviembre 09, 2005

La dimensión política de Jorge Luis Borges

Argentina. Por muy diversas razones, la república austral parece destinada a proporcionar mitos al resto del continente, personajes que expresan los sueños y valores de los latinoamericanos en cada época. Paradigmático es el caso del médico asesino, el aristócrata-psicópata que enaltecía el odio porque nos convertía en máquinas de matar y se proponía crear dos, tres, muchos Vietnam. Cada vez que se busque algo que los latinoamericano respeten de forma casi unánime, lo más probable es que gane con ventaja esa especie de Cristo sanguinario, lo cual expresa la confusión moral de estas naciones.
______Bueno, tampoco hay que lamentarse, en cierta medida ese protagonismo del Che ya es menor porque lo ha desplazado el genio del balón que hoy por hoy lidera junto a Hugo Chávez a la intelectualidad del continente, especialmente después de que el amor del pueblo lo salvó de sus orgías de comida, sexo y cocaína.
______Si pensamos en esos dos argentinos, si nos planteamos su significación política y los valores que encarnan, así como el tipo de hombre que los aplaude, descubrimos que cada uno de ellos es a su manera la antítesis de otro argentino famoso, Jorge Luis Borges.
______No es que el escritor haya producido ninguna obra importante de Teoría Constitucional o de Economía Política, es que en cuanto personaje público y autor de infinidad de ensayos, poemas y relatos, hay en su obra una honda significación moral que lo distingue de esos otros dos argentinos famosos, pues la política en un sentido profundo siempre remite a cuestiones morales y depende de ellas, otra cosa es que en su ejecución cuenten elementos técnicos y de corto plazo.
______No hace falta hacer ningún esfuerzo para reconocer lo que Borges representa en la vida latinoamericana, él mismo lo definió con una claridad que otros desearían tener, de forma casi involuntaria, como uno de sus personajes:

Un hombre se propone la tarea de dibujar el mundo. A lo largo de los años puebla un espacio con imágenes de provincias, de reinos, de montañas, de bahías, de naves, de islas, de peces, de habitaciones, de instrumentos, de astros, de caballos y de personas. Poco antes de morir, descubre que ese paciente laberinto de líneas traza la imagen de su cara.

______Así, entre los diversos textos publicados en el libro Otras inquisiciones es muy llamativa una nota necrológica de Paul Valéry, respecto de quien dice:

______Proponer a los hombres la lucidez en una era bajamente romántica, en la era melancólica del nazismo y del materialismo dialéctico, de los augures de la secta de Freud y de los comerciantes del surréalisme, tal es la benemérita misión que desempeñó (que sigue desempeñando) Valéry.

______De verdad que es fácil, sólo hay que poner Borges donde dice Valéry. Pero más expresivo, más autobiográfico, es el párrafo siguiente

______Paul Valéry nos deja, al morir, el símbolo de un hombre infinitamente sensible a todo hecho y para el cual todo hecho es un estímulo que puede suscitar una infinita serie de pensamientos. [...] De un hombre cuyos admirables textos no agotan, ni siquiera definen, sus omnímodas posibilidades. De un hombre que en un siglo que adora los caóticos ídolos de la sangre, de la tierra y de la pasión, prefirió siempre los lúcidos placeres del pensamiento y las secretas aventuras del orden.

______Una vez que hablaba con un argentino muy izquierdista le mencioné a Borges, y me dijo: «Bueno, él es un escritor inglés». En buena medida tenía razón, Borges no sólo es un escritor inglés sino además un inglés decimonónico, alguien cuyos parientes espirituales más característicos son Thomas de Quincey o Richard Burton. Si de algún modo se puede definir lo que Borges representa en política, basta esa imagen de los valores liberales clásicos en el país que casi los encarnaba. Frente a todos los acontecimientos que presenció, sus puntos de vista eran los de un caballero liberal, individualista, bastante escéptico frente a las utopías atrozmente simétricas que el siglo XX adoró, y bastante apegado al sentido común.
______Pero además Borges era un patricio argentino, alguien que se sentía muy ligado a sus antepasados y a sus hazañas. Para alguien de su generación no era tan difícil ese orgullo: Argentina era uno de los países de nivel de vida más alto en todo el mundo, la prosperidad era tal que en su infancia su familia se fue a Europa porque la vida era más barata que en Argentina.
______Son dos datos, junto con otros, que determinan una personalidad bastante excéntrica, bastante diferente de la que suele caracterizar a un latinoamericano. El ser «infinitamente sensible a todo hecho» casi define su vida y lo pone más allá de todo arribismo, de toda impostura, de toda falsedad. Su rechazo a la demagogia y la manipulación era tan característico que pese a su más bien escaso interés por la política, su primer escrito publicado fue una reseña de Pío Baroja, a quien aplaudía en su enfrentamiento con el entonces naciente nacionalismo vasco.
______Ese rasgo será una constante en su vida, y se puede encontrar en escritos de todo tipo, aun en entrevistas, aun en sus últimos años. En un siglo en el que predominaron los movimientos de masas y la violencia, siempre estuvo en contra de todos los fanatismos, de todos los caudillos cuyo sustento era la capacidad de soliviantar a las multitudes, de todos los proyectos de paraísos que empezaban por el asesinato en masa.
______En su juventud, Borges participó en la política de su país, pero pronto resultó desengañado, por no hablar de su nula aptitud para las intrigas y los nombramientos. A pesar de su origen patricio y de su renombre literario, tenía un trabajo modestísimo. Fue con ocasión de la guerra mundial cuando adquirió un gran protagonismo por denunciar el holocausto.
______Como todo en Latinoamérica, la germanofilia de los años treinta es hoy desconocida y obviada. Pero tanto en el plano genealógico como en el figurado, los germanófilos de 1940 eran simplemente los padres de los que en 1970 se ilusionaban con el Chile por fin justo y en 2001 bullían de entusiasmo al ver arder las torres gemelas. Quien pueda acceder a las Obras completas del autor encontrará en el tomo IV un texto, «Definición del germanófilo», que sirve perfectamente de retrato de los admiradores de Al-Zarqaui y de los chavistas de nuestros días. La misma gente, muchos millones de personas, que allí donde no corren riesgos proclaman su simpatía por las FARC. No está de más copiar algún fragmento.

______Descubro, siempre, que mi interlocutor idolatra a Hitler, no a pesar de las bombas cenitales y de las invasiones fulmíneas, de las ametralladoras, de las delaciones y de los perjurios, sino a causa de esas costumbres y de esos instrumentos. Le alegra lo malvado, lo atroz. La victoria germánica no le importa; quiere la humillación de Inglaterra, el satisfactorio incendio de Londres. Admira a Hitler –como ayer admiraba a sus precursores en el submundo criminal de Chicago.(...) El hitlerista, siempre, es un rencoroso, un adorador secreto, y a veces público, de la "viveza" forajida y de la crueldad. Es, por penuria imaginativa, un hombre que postula que el porvenir no puede diferir del presente, y que Alemania, victoriosa hasta ahora, no puede empezar a perder. Es el hombre ladino que anhela estar de parte de los que vencen.

______Los que encuentran a un Borges frívolo o apolítico se encuentran aquí con un ferviente defensor de la humanidad, cosa que era más bien minoritaria en nuestro sufrido continente. ¿Habrá que decir que en 1940, igual que en 2005 hay una mayoría de antisemitas?
______Entre la población de origen italiano, bastante importante en Argentina, obviamente había grandes simpatías por Mussolini y por su régimen. También fue el «exquisito» Borges un opositor ferviente de esas tendencias, sobre todo cuando un imitador del duce se hizo con el poder en el país e impuso una dictadura. El rechazo del escritor a su régimen y a sus hábitos, la indignación del «caballero chapado a la antigua» con ese mundo de multitudes fanatizadas que idolatraban a una ex carabetera, pronto le ocasionó roces con el régimen. En 1946 fue nombrado inspector del mercado municipal del mercado de pollos y conejos, cargo que le asignaron para humillarlo, un poco como pronto harían las satrapías comunistas en todo el mundo. Merece la pena citar de nuevo un comentario del escritor sobre ese episodio:


Hace un día o un mes o un año platónico (tan invasor es el olvido, tan insignificante el episodio que voy a referir) yo desempeñaba, aunque indigno, el cargo de auxiliar tercero en una biblioteca municipal de los arrabales del Sur. Nueve años concurrí a esa biblioteca, nueve años que serán en el recuerdo una sola tarde, una tarde monstruosa en cuyo decurso clasifiqué un número infinito de libros y el Reich devoró a Francia y el Reich no devoró las Islas Británicas y el nazismo, arrojado de Berlín buscó nuevas regiones. En algún resquicio de esa tarde única, yo temerariamente firmé alguna declaración democrática; hace un día o un mes o un año platónico, me ordenaron que prestara servicios en la policía municipal. Maravillado por ese brusco avatar administrativo, fui a la Intendencia. Me confiaron, ahí, que esa metamorfosis era un castigo por haber firmado aquellas declaraciones. Mientras yo recibía la noticia con debido interés, me distrajo un cartel que decoraba la solemne oficina. Era rectangular y lacónico, de formato considerable, y registraba el interesante epigrama Dele-Dele. No recuerdo la cara de mi interlocutor, no recuerdo su nombre, pero hasta el día de mi muerte recordaré esa estrafalaria inscripción. Tendré que renunciar, repetí, al bajar las escaleras de la Intendencia, pero mi destino personal me importaba menos que ese cartel simbólico.

No sé hasta donde el episodio que he referido es una parábola. Sospecho, sin embargo, que la memoria y el olvido son dioses que saben bien lo que hacen. Si han extraviado lo demás y si retienen esa absurda leyenda, alguna justificación les asiste. La formulo así: las dictaduras fomentan la opresión, las dictaduras fomentan el servilismo, las dictaduras fomentan la crueldad; más abominable es el hecho de que fomentan la idiotez. Botones que balbucean imperativos, efigies de caudillos, vivas y mueras prefijados, muros exornados de nombres, ceremonias unánimes, la mera disciplina usurpando el lugar de la lucidez... Combatir esas tristes monotonías es uno de los muchos deberes del escritor. ¿Habré de recordar a lectores de Martín Fierro y de Don Segundo que el individualismo es una vieja virtud argentina? Quiero también decirles mi orgullo por esta noche numerosa y por esta activa amistad.


______El escándalo de esa época y de la nuestra es que ese partido de matones y farsantes que convirtió a uno de los países más ricos del mundo en otra republiqueta sudamericana siga generando simpatías en todo el continente, ahora gracias a la magia del que resuelve los problemas económicos robando a los que confiaron en el país, un oscuro político que cuando su copartidario Carlos Ménem resolvía los problemas creando una prosperidad artificial sólo gobernaba una provincia remota sin oponerse en absoluto a los disparates de ese gobierno.
______En los años sesenta y setenta el protagonismo de Borges alcanzó cotas extraordinarias porque fue el único escritor importante de la región que condenó la Revolución cubana. Yo todavía encuentro personas de treinta años o menos que no han leído a Borges porque les desaconsejan prestar atención a ese «reaccionario».
______Algo con lo que uno se encuentra en todo momento, sin remedio, es con la fama de mal político de Borges. No es que su conocimiento del tema fuera exhaustivo ni mucho menos, pero por su propia condición conoció la «politiquería» de su país, y al respecto conviene leer por ejemplo la conferencia dedicada a Swedenborg en Siete noches para encontrar que esa clase de tarea era para él exactamente la definición de lo que hacían los malvados en el infierno del teólogo sueco.
______La idea de que no entendía de política y decía estupideces viene de su claro alineamiento a favor de la existencia de Israel y contra el fanatismo terrorista de criminales como Arafat, a favor de EE UU y en contra de la abominable tiranía soviética, a favor de las víctimas y en contra de los victimarios en el caso de la Revolución cubana. ¿Podría esperarse otra cosa de quien siempre se opuso al fanatismo, al antisemitismo, a la tiranía y a la barbarie?
______Es otro mecanismo ridículo de los partidarios de Castro, personaje que cabalmente expresa a Latinoamérica, tal vez más que el mismo Perón. Como no pueden competir con alguien como Borges lo convierten en un lunático que no estaba enterado de las cosas que saben ellos.
______Basta con conocer un poco de cerca a esos lambones y rateros dispuestos a lucrarse de cuanto abuso conozcan, dispuestos a presumir de los lujos que obtienen de la forma más inicua, dispuestos a todas las bajezas concebibles, para entender de dónde sale su superioridad en materia de política respecto del gran escritor.
______En su vejez, y debido a esa ingenuidad que precisamente distingue a la persona recta y que nunca llegan a entender los intrigantes y arribistas, se prestaba a toda clase de entrevistas, en las cuales hay un caudal extraordinario de sabiduría. Ya me gustaría tener tiempo de leerlas todas, y ojalá algún editor se tome el trabajo de publicarlas reunidas.
______Las afirmaciones vertidas en esas entrevistas también han servido para reforzar la imagen del anciano lunático que se contradecía cada vez que hablaba. Yo no recuerdo haber encontrado ninguna contradicción. Jamás. ¿Es que alguna vez fue comunista, antisemita, antiamericano, nacionalista o peronista? Una vez dijo, por ejemplo, «Permítaseme desconfiar de la democracia, ese abuso de la estadística». ¿Hay algo reprobable en eso? Yo podría decir que no recuerdo haber oído pocas cosas más exactas, lo cual no quiere decir que debamos o podamos sustituir la democracia por otro régimen, sino que debemos tomarla con mucho escepticismo. Es exactamente lo que debemos contestar a los entusiastas de Allende, por ejemplo, que con un 37 % de los votos de 1970 se sentía con derecho a expropiar a los inversores chilenos o extranjeros. O de Chávez, que, para deshonra de su país, ha conseguido un apoyo mayoritario, siendo una catástrofe para todo el continente.
______Entre las cosas que se le reprochan a Borges está el haber recibido una medalla de Pinochet y haber apoyado en un primer momento a los militares argentinos que dieron un golpe en 1976. Sencillamente, a un hombre que había vivido el siglo XX y estaba al tanto de lo que era el régimen soviético, las hambrunas de las dos posguerras, las orgías de sangre de las revoluciones comunistas y demás, el hecho de que un militar hubiera impuesto el orden no lo escandalizaba. Sobre todo porque la propaganda de amor a los derechos humanos divulgada por quienes esperaban imponer a punta de bala un régimen comunista en Argentina no era la mejor demostración de que el régimen chileno cometiera grandes crímenes.
______Vale la pena entender el mundo del que viene Borges y aquel que lo reemplazó. El régimen oligárquico había unificado al país y sentado las bases de la prosperidad, si bien al precio de una cruenta guerra con los indios del sur, prosperidad que se acentuó durante la primera guerra mundial. La Gran Depresión produjo una crisis que fue el comienzo del declive del país, cuyo nivel de vida en todo caso siguió siendo alto durante mucho tiempo. Perón ascendió al poder como miembro de una junta militar que se oponía a la ruptura de relaciones con Alemania. Los cuarenta años que siguieron y que Borges vivió sólo fueron un continuo declive de la situación de Argentina y de su papel en el mundo.
______La situación argentina en 1976 era de caos, con terroristas de derecha y de izquierda cometiendo toda clase de tropelías. No es raro que Borges viera en el ascenso de los militares una solución. Ya antes había ocurrido en épocas sin salida en su país. Los que le reprochan ese apoyo inicial curiosamente olvidan que en cuanto se enteró de los crímenes de esa junta el escritor los condenó, lo cual influyó de forma decisiva en la caída de la dictadura. No se suele prestar atención al papel de autoridad moral que puede tener un escritor absolutamente superior al resto y reconocido en todo el mundo. Sin ir más lejos, en Colombia una declaración de García Márquez pidiendo a las guerrillas que renuncien a imponer gobiernos y leyes tendría tanto efecto sobre el «conflicto» como la captura de todo el secretariado de las FARC. Pero el novelista se morirá sin haber dejado de ser el amigo de Castro, el representante de las guerrillas del continente en los restaurantes y bares de la Barcelona de los años setenta, como una vez denunció Octavio Paz.
______Otra cosa que se dice sobre Borges es que se declaraba «anarquista». Recuerdo unas respuestas a una entrevista en las que aclaraba ese punto. Para él «anarquista» no era alguien que andaba poniendo bombas, ni, añado yo, alguien que espera poner en la práctica aquello de «lo que nada nos cuesta volvámoslo fiesta», sino una persona que desconfiaba de toda autoridad extraña y amaba la libertad a tal punto que preferiría un mundo sin gobiernos. Es un «anarquismo» heredado de su padre, que recibió la influencia del sociólogo inglés Herbert Spencer, autor de un libro que se llama El individuo contra el Estado, al que Kropotkin incluyó en una antología de textos anarquistas para escándalo de los herederos de Bakunin, que con acierto ven en la obra del británico un precedente del «neoliberalismo».
______Resumiendo, la herencia política de Borges no está en ningún estudio que publicara ni en sus opiniones respecto a los hechos de su tiempo, pese a que en todos ellos se encuentra el mismo bloque homogéneo de valores y creencias, sino en su actitud resueltamente hostil a la tiranía y a la demagogia. Para mí basta con recordar la admiración del escritor por Suiza, ese país en el que nadie sabe cómo se llama el presidente, para saber dónde está la base de cualquier proyecto civilizador, de cualquier sociedad en la que la crueldad, la mentira y el atropello sean cosas rechazadas por todos.
______El interesado en el tema puede consultar este texto de Emir Rodríguez Monegal.

13 comentarios:

  1. El artículo es contundente, y lo mejor que pueden hacer los denigradores de Borges (que en el chavismo se está institucionalizando esa tendencia reciclada) es al menos tomarse la molestia de leerlo.

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  2. Anónimo4:24 p.m.

    Muy bueno. Me gustó. Borges definitivamente era un anarquista, me alegra que haya dejado eso claro.

    Dos comentarios:

    1. Borges no es un escritor inglés ni inglés decimonónico, es un escritor moderno. A mí personalmente me gusta dejarlo solo en un grupo conformado por él mismo y del que tantas cosas han nacido posteriormente para suerte de todos. Las etiquetas nacionales son una de las peores maneras de clasificar literatura seguidas de cerca por las tales escuelas.
    2. El infierno de Swedenborg no es un lugar estrictamente erroneo ni malo. Por otro lado es claro que a Borges le hubiera gustado ir a ese cielo de ángeles teólogos. A mí me hubiera gustado una mezcla de los dos. Creo que el dios de Swedenborg admitiría también esa como una posibilidad. :)

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  3. Para Diegoth: es muy llamativo ese retorno al pasado que es el chavismo. Tal vez porque con el Proceso 8.000 y con el Caguán la conciencia en Colombia varió un poco y la gente se acostumbró a dudar de que tenía derecho a vivir rodeada de lujos gracias a los recursos naturales. Lo que pasa es que la literatura no es algo popular, en realidad como todas las artes y ciencias, por lo que ellos ya pueden contar con que todo el que se informe y conozca la literatura los despreciará. O se despreciará tanto a sí mismo que aceptará degradarse mostrando apoyo por ellos, a la manera de Vattimo o Ramonet.

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  4. Bueno, eso de si Borges es un inglés decimonónico me recuerda mucho esos textos, creo que de Discusión (o de Historia de la eternidad) en que fustiga el afán de ser modernos y contemporáneos: sin remedio los somos, viene a decir.

    A lo que yo aludía es a la tradición en que se inscribe, a los autores que más frecuentó y a los que más se parece. No creo que haya habido nadie en Latinoamérica tan próximo a esa tradición, tan capaz de admirar y entender a William Blake y a Chesterton, a Wilkie Collins y a De Quincey. Tal vez sería un escritor menos extraño si alguna vez en Latinoamérica los novelistas ingleses hubieran tenido tantos lectores como los rusos.

    No quiero añadir ahora cosas al post porque sería como una indelicadeza con quienes lo leyeron temprano, por eso registro una cosa, entre muchas, que se me quedaron. Es la ejemplaridad del hombre tolerante, del escritor casto que se indigna por la persecución que sufrió Wilde, del abstemio que sale en defensa de De Quincey contra quienes lo descalifican por ser opiómano. "¡Ahí tienen sus tomos, vayan y refútenlos!", viene a decir.

    Lo de que el infierno de Swedenborg, ya presente antes de la muerte, según el sueño del teólogo, no lo entiendo. ¿Cómo que no es un lugar abominable? Bueno, una vida abominable, la vida de los actos impuros (entre los que no entran las vivencias sexuales, poco condenables para Swedenborg y para su discípulo Blake), las traiciones y mentiras y lisonjas y envidias de los malvados. Todo lo que conozco sobre Swedenborg es lo que dice Borges en esa conferencia de Siete noches y en alguna otra parte. ¿Habré entendido algo mal?

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  5. Anónimo7:41 p.m.

    1. Sí, tal vez se acerca más a la tradición anglo-germana, pero creo que sus raices argentinas son también innegables. Lo cierto es que tras él han aparecido muchos escritores latinoamericanos que lo han adoptado como modelo y en cambio es dificil encontrar ingleses o alemanes que hayan sido cláramente influenciados por su, digamos, escuela.

    2. Tras leer la conferencia que usted menciona, me puse a leer pedazos de libros de Swedenborg. Son aburridos de leer, muy pesados y simbólicos, mucha lírica, no los recomiendo. Encontrar las partes jugosas me tomó tiempo (entre otras, uno de esos libros, sacado de la biblioteca de la universidad nacional, traía una dedicatoria de algún pastor gringo de la iglesia de Swedenborg en la cual quedaba completamente claro que creía que Bogotá quedaba en Ecuador...). Borges simplifica mucho las cosas y muy bien, pero deja claro que para Swedenborg, para su propuesta de renovación cristiana, los hombres eligen el cielo que quieren. Tal vez los términos cielo e infierno no son los más apropiados, la afterlife se adapta mejor al concepto. La clave del asunto es que uno nunca pierde la posibilidad de elegir. El infierno que describe Borges, una de las tantas posibilidades que menciona Swedenborg en las crónicas de sus viajes místicos, no es realmente una amenaza para el que ha tenido una mala vida sino una promesa de que tras la muerte uno puede seguir siendo lo que ha sido y con lo que se siente más cómodo. Swedenborg pregona una tolerancia que trasciende la eternidad pero a la vez propone un cielo posible que debe ser el objetivo de sus adeptos, que es ese foro angélico intelectual que a Borges tanto lo seduce. Es una propuesta extraña pero muy interesante. Debo reconocer que la primera vez que leí ese discurso, pensé que tal vez Borges había inventado al personaje. Parecía de un cuento.

    3. Para ser alguien que no lee literatura, ha leido mucha, Jaime.

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  6. Lo único valioso de este texto es que al fin el señor Jaime Ruiz está descubriendo que es eso del anarquismo. Sin embargo es una necedad pretender imaginar a un Borges británico. Quizás al único británico que se parecía Borges, filósoficamente, era a Hume. Y sólo hablando en términos epistemológicos (ese era su verdadero esceptisismo, del que se derivaban los otros). Borges era un escéptico, pero era tan escéptico de las ideologías de izquierda como lo era de las de derecha y del derechismo disfrazado de liberalismo: es decir, el neoliberalismo, y de sus útopías del libre mercado y de la epistemología positivista del que surgió, y que se ocnvirtió en patrimonio anglo sajon por excelencia (aunque irónicamente tenga origenes continentales franceses y austríacos).

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  7. Para J. Yo a Borges lo encuentro muy poco germánico: apenas menciona algunas veces a Rilke, casi nunca a Mann, desde luego, nunca a Fontane o Storm o Hauptmann o Hesse, para mencionar a autores en boga en su juventud. En cambio muchos autores británicos serían desconocidos en español sin las menciones de Borges.

    Y lo del infierno de Swedenborg sigo sin entenderlo. Lo que usted sacó de sus meritorias lecturas lo veo muy poco diverso de lo que dice Borges en esa conferencia, que es al fin traer el trasmundo a esta vida y ponernos ahora mismo a vivir el paraíso o el infierno. Puede ser que los malvados tengan la opción de cambiar aun después de muertos, pero precisamente no lo harán porque ese mundo es grato para ellos.

    Tal vez más que la angelical relación con los sabios, a Borges lo sedujo la noción de algo claramente rechazable, que es ese mundo de los intrigantes y traidores y en realidad del poder como degradación. Y sobre todo como opción que alguien escoge con plena conciencia. No sé, esa conferencia, igual que la del budismo, son a mi modo de ver verdaderamente piezas clásicas.

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  8. Para Sergio Méndez: y yo que esperaba que encontrara varias cosas valiosas. Me dañó la noche. Bueno, ya he explicado en varias respuestas la relación especial de Borges con autores británicos, que a diferencia de los alemanes leía sin problemas. Sobre lo que es el anarquismo teórico, su verdadera aplicación se da en lugares donde hay un amplio consenso y valores aceptados, como la propiedad. El camino hacia la sociedad sin Estado no es la dictadura del proletariado como predicaba Lenin, supongo que ingenuamente (cada vez había más Estado), sino la autonomía individual, el juego limpio, etc. Todo lo capitalista.

    Acerca de si Borges era escéptico respecto al liberalismo y a las posiciones políticas anticomunistas y antinacionalistas, sólo hay que recordar su admiración por EE UU, su antiperonismo, etc. Por su condición moral era un liberal clásico, si bien no andaba escribiendo sobre historia ni sobre liberalismo.

    La epistemología del neoliberalismo puede ser un aporte de algunos pensadores austriacos, pero prosperó en el país en el que el liberalismo ha sido durante siglos una segunda naturaleza, en el que el primer ministro laborista actual es sencillamente otro liberal, en el que se escribió La riqueza de las naciones y fueron reconocidas en primer lugar las libertades ciudadanas. Como ya he explicado, Borges, que probablemente no leía libros políticos ni hacía lecturas políticas de las obras filosóficas, heredó de su padre cierta adhesión a las teorías de Spencer, un pensador que para el gusto neoliberal es excesivamente derechista, que en lugar de la centralidad del mercado cree en el darwinismo social.

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  9. Anónimo6:19 a.m.

    Claro, no los menciona mucho, pero su filósofo favorito era Schopenhauer, y trabajos de Mann como José y sus Hermanos son claros predecesores de la literatura borgiana.

    No estoy seguro que Swedenborg pretendiera que el trasmundo fuera adoptado en vida. Sino que la vida se debía vivir a sabiendad de que tras la muerte aún quedaba la posibilidad de elegir.

    Tiene razón. Esa conferencia es una de las mejores del libro. La de "El libro" también me gusta, pero esa es mi favorita.

    ¿Será que se consiguen en video?

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  10. Para J:

    Esa alusión suya a José y sus hermanos es de las cosas más raras que he oído en mi vida. Es difícil encontrar personajes más diversos que Borges y Mann, y yo podría apostar a ciegas a que Borges no leyó ese libro, que fue publicado más bien en tiempos de la segunda guerra, y no sé si traducido al español. De una lectura tan copiosa habría salido algún comentario, y si digo que no creo que Borges haya leído ese libro (esos libros) es porque él mismo declara que nunca ha intentado leer dos veces a un autor, que su lectura es hedonista.

    Mientras que a Borges le fascina todo aquello que implique la pérdida de la personalidad (en el mismo comentario sobre Valéry suxw

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  11. Perdón: (... en el mismo comentario sobre Valéry dice que de él se puede decir, "como William Hazlitt de Shakespeare: He is nothing in himself", asunto sobre el que insiste en otras partes, tiene un texto de los últimos años que se llama "El Buda y la personalidad", muy atraído por el hecho de que la personalidad del Buda sea irrelevante para los budistas, y también se maravilla de que los indios atribuyeran sus libros al tiempo y no estuvieran en absoluto interesados en un autor. Hasta en los cuentos [¿o en las crónicas?] de Bustos Domecq hay esa misma ilusión de un escritor que renuncia a escribir hasta que se descubre que su literatura es oral, que se la cuenta al viajero el taxista y se la oye al peluquero, sin el menor interés por el autor), mientras que ésa es la actitud de Borges, el tema del José es la personalidad del artista, aquello que la define y la espolea. El freudiano llega a convertirse en un verdadero egiptólogo pero al fin en ese mundo remoto encuentra la cotidianidad burguesa de sus novelas (en alguna parte, creo que en su autobiografía, Mann hace sinónimos "profundo" y "cotidiano", refiriéndose al conocimiento de una persona) y al final sigue encantado de la vida contando la historia de la señora que sufría un trauma porque su marido no funcionaba y se enamora del jovencito. Yo creo que es un mundo literario que Borges desaprobaba, por mucho que tuviera que reconocer grandes méritos a la prosa o al conocimiento o al rigor del alemán. José es como la réplica a El anillo del nibelungo, sólo que en lugar de lo germano está lo humano y en lugar del héroe está el artista, un tipo de planteamiento que para las aspiraciones de Borges sería como de otro planeta.

    No sé, muy raro. A lo mejor usted sabe algo distinto al respecto.

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  12. Perdón, se me quedó otra cosa: ese valor psicológico del invento de Swedenborg tal vez no está en él, pero sí en Borges, que es lo único que yo sé sobre Swedenborg. La idea de que uno tras la muerte siga teniendo responsabilidad moral y siga eligiendo cielo o infierno es muy loca, muy curiosa. Pero lo de que ya estamos en el paraíso o en el infierno según aquello que nos habita me parece sencillamente genial. Aunque sea de Borges y no de Swedenborg.

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  13. Anónimo1:57 a.m.

    "... el hombre ladino que anhela estar de parte de los que vencen" bien puede estar en otra confesión presente, por ejemplo en quienes aplauden las victorias de Bush en Oriente próximo. Ruiz escribe cegado por el fanatismo.

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