jueves, julio 28, 2011

Arte, denuncia, moral, ciencia, estrato e identidad


Arte
El anuncio de que la Procuraduría General de la Nación pidió a la Fiscalía abrir investigación en contra de la revista Soho por la publicación de unas fotos en las que aparece un hombre vestido de sacerdote católico y rodeado de niños desnudos, alguno mostrando incluso el pene, motivó una airada respuesta del maestro Felipe Zuleta Lleras. Dejando a un lado el arrebato de reproches contra el procurador por sus creencias o por su atrevimiento de perseguir a la revista, me llamó la atención la consideración de tales fotos como "arte".
[El procurador] arremete en contra de la revista Soho por haber publicado unas fotos artísticas.
[...]
Se trata de un trabajo fotográfico del maestro Mauricio Vélez [...] que la revista encontró estéticamente importante para publicar. [...] ¿Puede el arte, así sea explícito y fuerte, ser medido, censurado, castigado por la leyes? ¿Hasta dónde llega la libertad de expresión?
Uno escribe para unos lectores colombianos y siempre tiene que volver a lo mismo. ¿Qué nociones tienen de cada cosa? Todo son nociones extrañas, torcidas, deformes. ¿Qué es arte? El precursor y émulo del maestro Zuleta, el también maestro Antonio Caballero defendía la tauromaquia con un argumento parecido: cumple con todas las normas del arte. ¿Qué es arte?
Manifestación de la actividad humana mediante la cual se expresa una visión personal y desinteresada que interpreta lo real o imaginado con recursos plásticos, lingüísticos o sonoros.
¿De qué modo cumple la tauromaquia las normas del arte? No entiendo por qué no se podrían aplicar también a la tortura o a la gastronomía con carne humana. Y no es que sea antitaurino, la tauromaquia me interesa tan poco como el tantra y no quisiera que nadie la prohibiera; es que ese fetichismo del "arte" es un rasgo cultural inconfundible: servilismo y sumisión a la autoridad que sólo significa atraso.

Pero en el caso del maestro Zuleta, la consideración de las fotografías como "arte" es bastante desvergonzada: es arte lo que se declara arte, y la publicación de las fotos, dice, obedecía a que les pareció "estéticamente importantes". ¿Es Soho una revista de arte? ¿Qué es arte? ¿Qué crimen no se podría cometer con el pretexto de que se autodefine como arte, y por tanto, según la versión del anciano invertido, intocable por la ley? ¿Se pueden considerar de algún modo "desinteresadas" esas fotos? No todo el mundo las ve como arte.

Denuncia
La propia revista alude a las fotos en otros términos:
Denuncia de un hombre que ya es considerado un maestro de la fotografía nacional.
Siempre lo mismo: ¿qué es denuncia? ¿Qué es lo que denuncia este hombre? ¿A qué viene la mención de su supuesto reconocimiento? Yo diría que trata de tapar el disparate de la "denuncia". Pero para los colombianos, cuyo daño moral profundo se evidencia en las lindezas de esa revista, no hay la menor objeción a que el "arte" permita la "denuncia". Pero ¿qué denuncia? De hecho, el director de la revista, Daniel Samper Ospina, encuentra en las fotos "valor estético y de denuncia".

En la misma noticia aparece la explicación, en palabras del propio Samper Ospina, de aquello que se denuncia:
"Violan las leyes los violadores que se agazapan en unas sotanas para violar niños; no las obras que denuncian esa realidad."
¿De qué modo son esas fotografías "denuncia" de la pederastia de algún sacerdote? La denuncia consiste en una calumnia brutal contra todos los sacerdotes, escudada en el pretexto de que ha habido ciertamente abusos cometidos por algunos: ¿alguien cree que es más elevada la proporción de pederastas entre los sacerdotes que entre los odontólogos, los panaderos o los abogados? Lo único seguro es que es más alta entre los lectores de Soho.

Moral
Cuenta Jonathan Swift que muchos años después de la muerte de Lemuel Gulliver la gente de la región en que envejeció seguía diciendo: "Haz de cuenta que te lo dice el señor Gulliver" para afirmar la veracidad de algo. Lo mismo se podría decir de Soho, ¿quién va a tener tanta autoridad para denunciar, a partir de valores artísticos, la pedofilia?

Por ejemplo, en un artículo de dicha revista (que enlazó un lector en los mismos comentarios a la denuncia del procurador) se anuncia:

La modelo aparece con los pechos bien visibles debajo de una prenda transparente y con una tanga minúscula. Al lado de la foto de otra "nueva lolita" que exhibe los pechos y lleva sólo un trozo de tela en el vientre, se lee:



En ésas estamos: los redactores y el director de tal revista están empeñados en proteger a la infancia de los que usan sotana. Pero nadie debe entender en el texto subrayado que se está invitando a la pederastia. ¡NO! Se invita a ayudar a la niña a vencer el miedo a dormir sola. ¿Qué se han creído? Es una revista decente. No faltaría más.

En los años setenta se puso de moda una serie de películas sobre colegialas: Cuando las colegialas pecan, Cuando las colegialas aman... Era una especie de pornografía soft cuyos creadores se presentaban como orientadores de padres. Es el mismo recurso de la niña que tiene miedo a dormir sola. El mismo que provee el valor "estético" que acompaña a la denuncia. Los niños desnudos soliviantan a alguna "loca" decrépita que en seguida sale en defensa de la sacralidad del arte.

Ciencia
Antes de seguir quiero aclarar que soy ateo y no muy mojigato. Si defino dicha revista como un burdel virtual no es porque viva indignado con el libertinaje, sino sólo en aras de la objetividad. Las modelos que aparecen siempre están en poses insinuantes con el claro propósito de despertar el deseo sexual en los hombres, y si bien los usuarios no consuman ninguna cópula con ellas es evidente que consumen el producto por su interés erótico. ¿De qué modo una industria de esa clase se mete a calumniar a los sacerdotes de forma tan brutal? Porque es una seña de identidad de los "progresistas" del mundo la persecución contra la Iglesia (sobre todo en los países católicos). ¿Qué tiene que ver con el progresismo esa especie de prostitución light? En un país como España todo eso se da, pero las tradiciones machistas son menos firmes.

Es decir, la participación de una revista semipornográfica en la persecución contra el cristianismo ocurre en Colombia por la profunda inautenticidad de los valores progresistas, que son hoy por hoy los que expresa el medio servil ligado a las grandes familias y sus pretensiones de mantener los viejos vicios clientelistas. El pedófilo y cliente de burdel (casi siempre más bien un iluso) adhiere al bando "moderno", que es donde las nalgas de adolescentes desnudas están al alcance de la mano (bueno, del ojo): ¡no faltaría más sino que no se sintiera superior moralmente condenando a los curas!

Ese espíritu es parte de la cultura del país: al lado de Soho está prácticamente toda la llamada izquierda democrática, es decir, la universidad: los intelectuales y profesores refuerzan la persecución del cristianismo con sus aportes "científicos", consistentes en la propagación de una ideología brutal muchísimo más opuesta a la ciencia que la fe más cerril. Para esa clase de "modernos" el consumo de pornografía es una forma de liberación, que gracias a la "denuncia" contra los curas resulta halagadora.

Lo más odioso de todo eso es la verdadera condición de los moralizadores: toda la vida se ha oído que el cura es homosexual, que la monja es lesbiana, etc. Siempre hay un populacho que no puede admitir que alguien se tome en serio los valores religiosos y los aplique, eso les produce un desasosiego espantoso, pues el fondo de la ideología que pretende oponerse al cristianismo es puro resentimiento. Una vez queda establecido que quien opta por el sacerdocio por fuerza es un pervertido con inclinaciones "antinaturales" (la ideología universitaria no es menos creacionista que la Iglesia), se abre la veda para la persecución.

Ése es un fenómeno muy amplio, pero su particularidad es que mientras se calumnia con técnicas tan repugnantes a los curas se justifica de muy diversas maneras al islam. Tal como el mismo fotógrafo hizo una representación burlesca de la Última cena, en España enseñaron por la televisión a cocinar un crucifijo. No obstante, quienes defienden esos sacrilegios como "libertad de expresión" justifican sin el menor pudor los crímenes que cometen los musulmanes contra personas inocentes, ni siquiera cristianos, por el sacrilegio de que un pastor en Florida quemara el Corán: fanáticos orientales y totalitarios occidentales son cómplices en la misma tarea de intimidación, que se concentra en la Iglesia y en el cristianismo por ser fuerzas organizadas, pero que persiguen la dominación de toda la sociedad.

Estrato
Así pues, la conexión entre la publicidad de la revista, las ambiciones políticas del clan Samper y la ideología de las clases medias y altas urbanas en Colombia es evidente, y de hecho define al país, pues esas clases las constituyen personas cuyo verdadero oficio es la captura de recursos públicos, bien desde las universidades, bien desde el creciente funcionariado, en gran medida parasitario, bien desde ONG y otros organismos que explotan la violencia o bien desde el "periodismo" que provee recursos públicos a los medios gracias a la tarea que cumplen ahora de propaganda del gobierno, y de persecución de Uribe y sus funcionarios.

Pero si se considera la belleza de las modelos adolescentes de Soho se introduce otro elemento característico: el arribismo. El burdel virtual es de lujo, y los valores que lo rodean son los del placer ligado al consumo de personas solventes. De ese modo, la aspiración más profunda de los colombianos, cambiar de estrato, se utiliza, junto con los encantos de las modelos, para proveer adherentes a la causa de la modernidad y el progresismo, sin la menor duda la misma de Piedad Córdoba (promovida obsesivamente por esos medios) y las demás hormiguitas de las negociaciones de paz.

Identidad
Todo eso configura una "identidad": una forma de vida en la que la gente se reconoce. El anticlerical se alegra de su condición de moderno, de científico, de sensual, de moral y de artista. Basta con adherir a la ideología de la prensa y contribuir a las calumnias contra toda la Iglesia. Cuando ya se ha llegado a ser todo eso, ya se está feliz en el bando de los Samper y de paso en las clases privilegiadas de la sociedad. Bien es cierto que la inmensa mayoría de los consumidores de Soho no tienen relaciones con muchachas como las que salen ahí, pero la identidad es una cuestión de adhesión y no de posibilidades. Samper Ospina y los demás próceres de la prensa se convierten en lo que la nutrida tropa de lagartos quisiera ser, con el curioso añadido de que todos son a la vez moralizadores y manoseadores de niñas, filósofos y parranderos, consumidores de arte y humoristas. No es poco lo que consigue el hijo del académico para el poder de su familia.

Ésa es la clase de público del progresismo nacional, y no es raro que estén casi siempre en el mismo bando chavista.

(Publicado en el blog Atrabilioso el 4 de abril de 2011.)

lunes, julio 18, 2011

Bruma y halago: la técnica del odio


Oficio
Como es bien sabido, la principal tarea de los medios de prensa en Colombia es el desprestigio del ex presidente Uribe, tarea con la que esperan por una parte reforzar la legitimidad del gobierno y de sus nuevos amigos, y por la otra complacer a quien muy probablemente financia tan obstinada y obsesiva campaña: el dictador venezolano. Los cientos de columnistas y redactores que compiten a ver cuál inventa la mentira más desvergonzada, o cuál usa la figura retórica más ingeniosa para convertir al líder de la mayoría de los colombianos en un criminal, son sin la menor duda, al menos los más profesionales, incentivados directamente por alguien que recibe dinero del régimen venezolano.

Bruma
Entender algo es ante todo percibir su contorno. Aquello que no comprendemos del todo está más allá, en una especie de bruma respecto de la cual creemos cualquier cosa, con frecuencia lo que nos digan los que de algún modo están mejor situados en el orden jerárquico de la sociedad. Aquello que se alcanza a reconocer es poco para todos los seres humanos, pero para la mayoría es casi nada: por fuerza cree lo que le dicen. Para poner un ejemplo sencillo, antes del accidente de Fukushima yo perfectamente podría haber creído que un atentado terrorista contra una central nuclear desataría una explosión como la de una bomba atómica. La verdadera capacidad de explotar de una central estaba para mí, y en gran medida lo sigue estando, más allá de lo que puedo explicar y describir. Eso mismo le pasa a la mayoría de la gente con la administración pública, con los hechos violentos que ocurren fuera de las ciudades, con los intereses que se mueven alrededor de la política, y a menudo con todo, salvo cuando el tema sea próximo para uno.

Poder
El poder como ventaja de un grupo humano y como dominación de una parte de la sociedad sobre otra se reproduce generación tras generación. Casi que esa transmisión del poder es la esencia de las sociedades humanas, tal como el ADN es la esencia de la vida. En el contexto de la sociedad colombiana, ese poder se materializa en los capitales invertidos en los medios de comunicación y también en el prestigio de los miembros de las castas privilegiadas. Respecto de éstas, los demás son no sólo subalternos sino aspirantes a igualarse. Por eso es muy escasa la resistencia respecto a lo que transmiten a la gente esos medios sobre lo que hay detrás de la bruma. Las mentiras de Caballero y Molano enlazadas arriba son típicas y las creen casi todos los que las leen porque no tienen modo de conocer otros datos y porque en realidad nada desearían más que formar parte del medio social de esos filántropos. La posesión de los medios permite a los empresarios del terror describir el mundo que les interesa, por ejemplo ocultando el episodio de la mujer bomba de Samaniego, Nariño, o el asesinato ayer mismo del dirigente agrario del Centro de Pensamiento Primero Colombia Hernán Yesid Pinto Rincón (muchas horas después no aparecía la noticia en los periódicos capitalinos). ¿Se imaginan que alguien REALMENTE hubiera amenazado a algún figurón de los que cobran las masacres terroristas desde la prensa?

Odio
El odio es una mercancía que esos medios mafiosos saben vender. Como toda mercancía, quienes la adquieren tienen motivos muy diversos, pero sobre todo ceden a la seducción del producto. Su enorme popularidad remite a la constitución ideológica del colombiano, tradicionalmente convencido de la creación del mundo por un demiurgo que determinó cierta justicia escamoteada por los ricos, los guapos y los simpáticos y siempre pendiente de ser restituida. La tensión entre la adhesión a un mundo jerárquico y la conciencia de no estar entre los de más arriba genera un continuo rencor y una disposición a anhelar la venganza contra aquel que parezca merecerla: el sodomita, el hereje o el judío en los siglos anteriores, el "corrupto", el pederasta y el exitoso en el nuestro. Las sociedades herederas de la Contrarreforma y la Inquisición cuentan con la populosa chusma que acompañará cualquier linchamiento, basta que haya oportunidad o que alguien lo organice.

Envidia
Ese desajuste que percibe la gente en el mundo (en el que lo bueno siempre les toca a los demás) y el rencor que las penalidades cotidianas de un país atrasado generan, hace que sea muy corriente la envidia, el "pesar del bien ajeno" según la graciosa definición del diccionario. Cuando se combinan todos esos elementos sale algo muy curioso: en realidad el ladrón es todo el que prospera, salvo que esté legitimado por su posición jerárquica en la sociedad. Todo funcionario público es "corrupto" y todo esplendor es sospechoso. Sólo hace falta que alguien señale con el dedo para que, siguiendo el dicho de que "todo ladrón juzga por su condición", se lance la chusma en actitud perseguidora.

Halago
El otro elemento de la labor de la prensa, de la industria del odio a que aludía en una entrada reciente de este blog, es el continuo halago al lector. Si uno piensa en el individuo típico de clase media en Bogotá encuentra las condiciones perfectas para destilar odio. En la inmensa mayoría de los casos esa persona adhirió al socialismo y justificó el régimen cubano, incluso todavía hay cientos de miles que lo justifican, y cuando la negociación del Caguán, se esperanzó con la paz que surgiría del premio de los cilindrazos y de la justicia social que surgiría del desprecio de las urnas. No es que tales cosas le interesen tanto para odiar a quien las combate, sino que el odio que le inducen los agitadores de la prensa le resulta halagador, dado el escaso éxito de sus sueños en el mundo: ¿quién se atrevería a comparar a Álvaro Uribe, paramilitar, mafioso, asesino potencial, ladrón, etcétera, etcétera, etcétera con Perico de los Palotes, respetable abogado, artista plástico, profesor, etc., caracterizado por su decencia y honradez? Cuanto más alto se despotrique contra el ex presidente más valiosas resultan las prendas del progresista cinco millones del triste trópico. Lo relativo al tráfico de drogas, al paramilitarismo, a la corrupción política, al peculado y demás no requiere tantas pruebas: cual prometeos de un mito rebajado a subhumanidad tropical, los grandes creadores de opinión como Felipe Zuleta, Daniel Coronell, Héctor Fabio Cardona y Alejandro Gaviria, entre varios centenares, le traen el tesoro de esas noticias escandalosas. Las pruebas las tendrán ellos, y si no las encuentran es porque tienen miedo de que los maten. Sin ir más lejos, el líder de los pensadores colombianos, Felipe Zuletam señala respecto a la escasa relación entre lo que Santos proponía y lo que hace:
Las promesas de Santos en campaña fueron pocas y ahora entiendo las razones: si hubiera hablado de devolución de tierras, reparación de víctimas, de estatuto anticorrupción, de acabar con las entidades corruptas como el DAS y la DNE, de restablecer las relaciones con Chávez y Correa, de no proteger a los corruptos, de no permitir que los congresistas untados de corruptela lo chantajeen, de no consentir más chuzadas, jamás, absolutamente jamás, hubiera sido presidente, pues muy seguramente desde la mismísima ‘Casa de Nari’ le hubieran disparado para detenerlo.
¿Habrá un solo lector que se imagine a don respetable Perico de los Palotes disparándole a alguien? Eso sólo lo hacen mafiosos, paramilitares, etc. Cuando esas personas admirables y llenas de méritos se lanzaron a defender la decencia (con calumnias tan despreciables que en un país civilizado hubieran llevado a Mockus a prisión) sólo defendían una dignidad echada a perder por esos paisas.

Técnica
No hay propiamente sutileza en los criminales de la prensa que obedecen a los gobernantes de los noventa, todos ellos aliados de Chávez. Lo que no es puro argumento de autoridad basado en las relaciones familiares o en el mismo hecho de ser columnistas, es reproducción de la ideología tradicional, con los habituales recelos regionalistas y el muy barroco desprecio del dinero. Los socios de Martha Catalina Daniels se presentan como adalides de la moral porque su público tiene exigencias parecidas y sobre todo odia a quienes CREE que hacen lo que le gustaría hacer. Lógicamente explotan la propiedad de los medios y la distracción de la gente. El halago que practican con la chusma que los sigue no requiere mucho arte, y en definitiva, tal como encuentran espacio en las páginas de opinión gracias a sus familias, también encuentran un mundo creado por las falacias de Willi Münzenberg, que fácilmente encuentran público entre una chusma de mediocres y esnobs.

(Publicado en el blog Atrabilioso el 30 de marzo de 2011.)

martes, julio 12, 2011

Uribismo y anapismo


La adhesión popular a Uribe una vez concluido su gobierno y el contraste con quienes lo reemplazaron recuerda poderosamente el fenómeno de la Anapo a finales de los años sesenta. Pese a lo difícil que resulta comparar a un militar golpista como Rojas con un político popular como Uribe, hay muchos parecidos entre la clase de personas que los apoyan: no entre toda la gente, pero sí entre la mayoría de las clases medias bajas y entre los habitantes de la periferia que se sienten excluidos por la oligarquía tradicional que controla los partidos políticos.

Si bien los líderes no se parecen mucho (aunque se podrían encontrar muchos puntos en común) el medio al que se enfrentan es el mismo, incluidas las paradojas que la desfachatez de quienes monopolizan los espacios de opinión de la prensa permite pasar por alto. La dictadura de Rojas representó una cierta imposición de la institucionalidad, del Estado como garante de la seguridad y el bienestar común, sobre el gobierno al que derrocó. No se le atribuyen atrocidades graves, a diferencia de los "demócratas" que la reemplazaron, cómplices unos de una dictadura que promovió la violencia sectaria de los chulavitas y los otros de las guerrillas y grupos de "bandoleros" cuyos crímenes servían para justificar dicha violencia.

El gobierno de Santos recuerda en parte al Frente Nacional al comienzo (el acuerdo con el Partido Liberal y el pastranismo, bajo cuyos gobiernos vivió Colombia en los noventa horas tan oscuras como el periodo 1948-1953) y por otra parte el final de dicho régimen, con el fraude ahora encarnado en la traición completa y descarada al mandato de las urnas. Pero sobre todo en la increíble determinación de perseguir a ambos líderes: los socios de Laureano Gómez y Guadalupe Salcedo y compañía juzgando a Rojas son parecidísimos a los socios de Piedad Córdoba, Víctor G. Ricardo y Martha Catalina Daniels juzgando a Uribe. La responsabilidad de Pastrana, Samper y Gaviria, los actuales muñidores de la política gubernamental, se asemeja a la de Laureano Gómez y los patrones de las guerrillas, por lo demás aliados de los comunistas. No se inventan el descaro con su grotesca pretensión de juzgar a Uribe.

Entre las cosas que han cambiado desde entonces destaca sobre todo la Constitución del 91, con la imposición de una dictadura de los jueces basada en una retórica de "derechos" que legitima día tras día toda clase de atropellos y la aceptación de conceptos como el del "delito político", gracias a los cuales se mantiene la actividad de la obra muerta (la parte emergida, legal) de la nave terrorista. Y el uribismo fue un periodo mucho más largo que el gobierno de Rojas, y además reciente. Y la aceptación que encuentra entre los ciudadanos también es mayor.

Pero si no es capaz de encarnar una nueva política, con un programa libertario dirigido a reducir el gasto público y el parasitismo de la burocracia (que es la razón de ser de la tradicional repartija oligárquica) y con un proyecto de convocatoria de una Constituyente verdaderamente representativa que corresponda a ese ideario, el uribismo corre el peligro de terminar como la Anapo. De hecho, esa oportunidad se perdió durante el gobierno de Uribe, que en lugar de promover esos cambios intentó aliarse con los mandarines del orden impuesto por Pablo Escobar y los asesinos del M-19 para quedarse en la presidencia más de lo que la ley y la costumbre de las democracias determinan.

Es triste que una persona de tanto valor como Uribe no se interese por esas tareas que cada vez se hacen más necesarias y se niegue a admitir que el proyecto de referendo para otra reelección fue un grave error que terminó abriéndole las puertas a un socio de quienes a toda costa quieren destruir su legado. Más triste aún porque siendo un político de larga trayectoria tendría mucho que enseñarle a la confusa multitud de sus seguidores, muchos de los cuales recuerdan a los que en otros países de la región seguían a dictadores como Pinochet y Fujimori.

Pero no se vive sólo de buenos deseos y quejas lastimeras. Si el uribismo sigue siendo pura nostalgia y apego al caudillo, los partidarios de asimilar a Colombia a las democracias liberales tendremos que dar por descontado un proceso como el de la Anapo después de 1970 y pensar en otro modelo de renovación del país.

(Publicado en el blog Atrabilioso el 23 de marzo de 2011.)

martes, julio 05, 2011

La restauración cíclica

La historia reciente de Colombia se podría considerar teniendo en cuenta un siglo entero, o bien sólo los últimos sesenta años. En 1910 triunfa el "republicanismo" como encarnación de un proyecto que pretende superar los odios partidistas y el espíritu de la Regeneración. Esta fase de gobiernos conservadores más bien tranquilos y dispuestos a complacer ciertas demandas liberales se acaba veinte años después, cuando los liberales ganan las elecciones gracias a la división conservadora. A partir de entonces, y seguramente por la capacidad de repartir puestos estatales, el liberalismo se convierte en partido mayoritario. El nuevo régimen se caracteriza por la expansión del gasto público y la tributación que acompañan a la "Revolución en marcha", cuyo principal líder, Alfonso López Pumarejo, tenía trayectoria como financiero.

En 1946 gana las elecciones el conservatismo, esta vez gracias a la división liberal. En cualquier caso, para 1950 se da por seguro el triunfo del líder liberal Gaitán. Es interesante detenerse en este personaje, caudillo populista que se inspira en Perón y aspira a llevar adelante el programa socializante que había ido abrazando el Partido Liberal. ¿Cuál es el tema con el que atrae a las mayorías que le permiten triunfar en las elecciones legislativas de 1947? El rechazo a la oligarquía. Ya no se trata de un partido sino de los grupos que se habían formado alrededor del poder político y que las masas perciben como una minoría ínfima de privilegiados.

Quien haya organizado el asesinato de Gaitán se las arregló para asegurarse la impunidad. Por la fecha y por la reacción muy probablemente planeada que siguió al crimen, es más verosímil la participación del Partido Comunista, para el que Gaitán era un rival invencible. También por los evidentes esfuerzos por confundir al respecto. Pero quien más claramente sacó partido del crimen fue la "oligarquía", pues la persecución del Partido Liberal y su abstención en 1950 aseguraron el triunfo del amigo de López Pumarejo, Laureano Gómez. La violencia posterior devolvió al país a la época de la guerra de los Mil Días y a los odios partidistas, pero al cabo los líderes de los partidos se las arreglaron para repartirse el poder y restaurar el poder civil bipartidista, tras la dictadura de Rojas Pinilla. Al mando de ambos partidos seguían prácticamente las mismas personas que había antes del ascenso de Gaitán a la jefatura liberal.

El Frente Nacional, con su alternancia asegurada, se mantuvo por el periodo acordado de 16 años, pero sólo gracias a que veinte años después de las elecciones que habría ganado Gaitán se cometió un fraude contra el ganador de las elecciones. ¿Qué banderas enarbolaba Rojas y por qué tenía un apoyo mayoritario pese a su pasado golpista y a que sus huestes contaban con numerosos godos y ex policías, a diferencia de las de Gaitán? De nuevo el rechazo a la oligarquía, a las camarillas que gobernaban con el Frente Nacional y habían mandado en los años treinta y cuarenta. Todo el mundo sabe qué familias eran y son, y aun cuál es su juego y su efecto en la vida del país.

Uno de los más curiosos resultados del fraude fue la determinación de la oligarquía de explotar el castrismo, que reinaba en las universidades, como forma de atraer a las masas descontentas que habían seguido a Rojas hacia una oposición también controlada por ellos. Pese a que El Tiempo fue siempre el enemigo del general, fue ahí donde apareció la propaganda del M-19 en su primer momento, y uno de los herederos, el hermano mayor del actual presidente, creó una revista que fue en cierta medida órgano de la banda terrorista.

De nuevo se frustraba un intento de renovar las elites políticas apoyado por las mayorías. Y el antiguo régimen se sostuvo como siempre lo había hecho: comprando conciencias con los puestos públicos, a tal punto que el Estado se convirtió en nada más que un botín en el que los cómplices de los dueños sempiternos del poder accedían a ventajas de todo tipo y todas las posibilidades de prosperar eran ínfimas para los demás. Al heredero de Ospina Pérez siguió el hijo de López Pumarejo, y tras dos periodos de advenedizos sometidos a sus partidos (Turbay y Betancur), subió al poder otro patricio propuesto por El Tiempo y ligado a los anteriores gobiernos del Frente Nacional: Virgilio Barco.

Veinte años después del fraude contra Rojas Pinilla se da por seguro el triunfo de otro líder reconocido por las mayorías y enfrentado al clan López. El asesinato de Galán asegura la continuidad de la vieja "oligarquía" frente a un líder que de nuevo podría haber renovado las elites del poder. Cuando se piensa en la implicación de Alberto Santofimio, por una parte se olvida que la carrera de este político estuvo siempre ligada al clan López, y que la revista de ese clan descalificó todas las pruebas que lo comprometían.

Los veinte años siguientes conducirían, tras las guerras contra los carteles, los líos del presidente de las mafias y del clan López, la infame negociación del otro delfín con los terroristas y el ascenso de Uribe Vélez, a una nueva restauración de la misma casta oligárquica. Primero fue el asesinato, después el fraude electoral, después de nuevo el asesinato y ahora el engaño al electorado.

Porque hace falta ser idiota o muy cínico para no ver que el señor que se promovía con una página llamada "sinoesuribesjuanmanuelsantos" y usaba un actor con la voz de Uribe, en cuanto sube al poder nombra en el principal cargo del gobierno a un ministro cuya principal tarea es perseguir al uribismo, al tiempo que otros personajes de la oposición más brutal resultan promovidos. ¿Qué fue lo que la gente eligió? ¿Qué entiende el señor Santos que significa el mandato que tiene para gobernar?

Uno siempre está delante de los colombianos como ante gente que viviera en otro plano moral. ¿Para qué hay elecciones si finalmente el gobierno no responde a la voluntad de los ciudadanos sino que en cuanto legitima su cargo formalmente hace lo que le da la gana? El inspirador del nuevo gobierno, el filósofo y filántropo Felipe Zuleta, se felicita del engaño del actual presidente, pues en la lógica de estos pensadores, igual que en la del pensador complementario de Zuleta, Alejandro Gaviria, la voluntad de la gente no importa en absoluto.

La verdadera fuerza del proyecto restaurador, que garantiza la perpetuación de todas las desgracias del país, es la levedad del proyecto uribista: puestos a escoger entre el Estado de Opinión y la lealtad de los lagartos, todos los dirigentes próximos al ex presidente optan por lo segundo. Por mucho que cuenten con el respaldo claro de las mayorías, prefieren las migajas del poder que deja caer el defraudador a una determinación clara de renovar el país.

Colombia ha retrocedido en estos pocos meses varias décadas, como volviendo a su eje. La multiplicación de los actos terroristas es como un síntoma: da lo mismo que hoy por hoy las bandas castristas y sus proyecciones urbanas sean aliadas del gobierno contra las mayorías, la persistencia del viejo orden permite a los terroristas imaginarse como sustitutos, y la frivolidad de la cleptocracia asegura una disposición a negociar: ¿qué importa premiar los crímenes si a fin de cuentas lo que se paga es la libertad y los derechos de aquellos a quienes se engaña?

La restauración de Santos ha sido descaradamente el retorno de la peor cleptocracia, a un nivel que ni Samper y Serpa habrían imaginado. La multiplicación de los cargos burocráticos, la ley de víctimas, los intentos de aumentar la tributación de las empresas, etc., son la lógica de un sistema que no intenta representar intereses generales sino sólo repartir las rentas públicas entre los paniaguados con que se sostenían los abuelos de quienes ahora mandan.

Y para que Colombia dé verdaderos pasos hacia la asimilación a las democracias modernas es necesaria otra energía otro proyecto: desistir de los partidos dependientes de Santos y su reparto de prebendas, incapaces de expulsar a Pastrana los unos o de resistir la integración con la banda de Piedad Córdoba los otros, y buscar, aun desde la minoría más testimonial, la superación de ese viejo orden y del engendro de Pablo.

Para esa tarea el uribismo es en últimas un obstáculo. Millones de personas que desearían una administración de justicia eficaz y unas instituciones educativas con otra misión que propagar la ideología chavista se aferran a la imagen del ex presidente, cuyo juego político se limita a enunciar generalidades y cuyos compañeros de labor van de la nostalgia a la lambonería con el gobierno defraudador.

(Publicado en el blog Atrabilioso el 23 de marzo de 2011.)