jueves, mayo 20, 2010

El procurador y el senador Robledo

He pensado que el título que merecería esta entrada es algo como "La mentalidad colombiana", pero temo haber publicado ya algo con ese título. Las respuestas de la prensa a la decisión del procurador de investigar las referencias que se hacen al senador del PDA Jorge Enrique Robledo en los computadores de Raúl Reyes servirían para ilustrar los aspectos más llamativos de la mentalidad tradicional colombiana, que por lo demás ya tiene un folclore característico: ciertas expresiones populares como "la ley del embudo", "el diablo haciendo hostias", "los pájaros les disparan a las escopetas" o "palo porque bogas, palo porque no bogas" reflejan la reacción de las víctimas ante la desfachatez de quienes juzgan, litigan, alegan o dictan resoluciones, o de quienes "argumentan" en la prensa a favor o en contra de determinados intereses.

Por ejemplo, respecto de la investigación disciplinaria que abrió la Procuraduría contra el senador Robledo y el concejal Caicedo, no tardó en pronunciarse Enrique Santos Calderón:
Me sorprende que haya salido a brincar el nombre del senador del Polo Jorge Robledo en la investigación sobre 'farcpolítica' que ha anunciado el procurador Ordóñez. Por la sencilla razón de que las posturas de Robledo contrarias a la lucha armada son ampliamente conocidas. Y de tiempo atrás. Desde los años 70, cuando militaba en un movimiento -el Moir- que nunca comulgó con la guerrilla, en épocas en que a gran parte de la izquierda la seducía la tentación del fusil. Ojo, pues, con la cacería de brujas.
Pocas cosas son más interesantes que esas "posturas contrarias a la lucha armada" por parte de un dirigente de un partido que no ha pedido la desmovilización de las guerrillas. Al respecto conviene recordar que en la Declaración Política ese partido manifiesta:

Es su propósito trabajar por conseguir la paz democrática que anhelan los colombianos a través de la salida política al conflicto armado, y el logro del intercambio humanitario.
Es decir, para estos mentirosos la condena de la lucha armada es la exigencia de que se premie y se favorezca su reproducción pagando copiosamente los secuestros. Pero en la realidad la negociación política y el intercambio humanitario son los objetivos de la lucha armada y del secuestro, nadie que esté cobrando los crímenes de esa manera puede decir que condene la lucha armada.

Pero es que el señor Santos Calderón es sólo una voz privilegiada de la misma gavilla de personajes que siempre han acompañado a la guerrilla y al Partido Comunista. Por ejemplo, respecto del grupo de Colombianos por la Paz, empezó una columna sobre el canje:

Salida en falso la del presidente Uribe al calificar de "bloque intelectual" de las Farc al Comité de Colombianos por la Paz que ha intercambiado cartas con el sucesor de 'Tirofijo'. Es macartismo primario, que desdice del jefe del Estado y les otorga a las Farc un estatus que ni tienen ni se merecen.
Y la mentira, que con tanto descaro han repetido los medios sobre la tarea de ese grupo que intenta legitimar a las FARC resulta respaldada por el presidente de la Sociedad Interamericana de Prensa. Cuando alguien escriba la historia de Colombia en las últimas décadas ese papel de legitimación que ha tenido el terrorismo será tan importante como las propias acciones "militares".

Es del máximo interés la historia del MOIR y su rechazo a la lucha armada. Eso porque la misma ideología que transmiten los medios han generado en Colombia una visión según la cual todos los fines son lícitos y sólo son cuestionables, a veces, los medios: "vamos a cocinar a los niños, es nuestro programa político, pero nos oponemos a que los arrastren del pelo". El MOIR es un movimiento nacido del rechazo de los maoístas al "revisionismo" que emprendió el Partido Comunista de la Unión Soviética cuando Jruschov denunció los crímenes de Stalin. Respecto del PCC y las FARC el MOIR se consideraba ortodoxo y entusiasta de la Revolución cultural china y de los regímenes de Enver Hoxha en Albania y de Pol Pot en Camboya.

De modo que el rechazo de la lucha armada no era por pacifismo ni por respeto de la democracia, sino porque esa lucha la emprendían los rivales "revisionistas" y porque no la consideraban eficaz para tomar el poder y aplicar el programa de Pol Pot en Colombia. El hecho de que se presente esa discrepancia con el PCC como una prueba de lealtad democrática es sólo muestra del descaro de esos periodistas, que aspiraban en los años setenta a emular a Pol Pot y todavía esperan sacar algún provecho de las tropas que adoctrinaron, por ejemplo con la revista Alternativa.

El lector que dude del carácter criminal del MOIR puede echar un vistazó a perlas como ésta, sobre la necesidad de la violencia revolucionaria en el órgano de dicha organización, o a diversas alusiones al inolvidable régimen del jemer rojo en Camboya. Sencillamente se usa el recurso del engaño, como si un asesino de las FARC hubiera propuesto empalar al señor Cuéllar y por eso se lo considerara inocente del degollamiento.

Lo más gracioso es que se trata de una investigación disciplinaria de la Procuraduría y los medios, así como la base social del terrorismo, las camarillas de intelectuales y profesores universitarios, arman un tremendo escándalo mientras que respecto del encarcelamiento de políticos que apoyan al gobierno a partir de testimonios absurdos, forzados, obtenidos abiertamente con sobornos (como ocurrió con la presidenta del Senado, Nancy Patricia Gutiérrez, después de que Piedad Córdoba acudiera a visitar a la prisión a Rocío Arias), no dicen nada. Mejor dicho, sí dicen: las resoluciones judiciales, tan sesgadas y deshonestas como los propios crímenes que alientan esos medios y esos personajillos, les resultan una prueba contra las víctimas.

A propósito de Robledo y los intelectuales, esta carta de apoyo firmada por figuras muy reconocidas en la prensa niega la veracidad de los computadores de Raúl Reyes. Se nota que son personas muy próximas a la cúpula judicial, que también puso en duda las certificaciones de Interpol.

En lasillavacia.com acusan al procurador de hacer un montaje con la investigación sobre Robledo. Las mentiras respecto a la enemistad del senador Robledo con las FARC delatan la mala fe de esa página, pero no tanto como la aseveración de que no hay nada que incrimine al senador sumada al reconocimiento de que no han leído todos los documentos. Definitivamente la propaganda en Colombia es desvergonzada al extremo. Y a eso ayuda el que el contenido de los computadores no haya sido hecho público por el gobierno desde el principio.

En definitiva, los nexos del PDA con las FARC no se pueden investigar, tal como no se puede procesar a Piedad Córdoba, por escandalosas que sean las pruebas que la relacionan con las actividades de la banda asesina. A ninguno de los muchos "periodistas" que han protestado por la investigación a Robledo se le ha ocurrido comentar la relación con las FARC de los demás investigados, que de todos modos no se exponen a ningún procesamiento judicial porque el delito sería no colaborar con las FARC. Sólo tienen a su favor que Robledo es de una secta totalitaria distinta al PCC y que no se han hecho públicos los documentos que lo incriminan, de ahí sacan en limpio la inocencia de los demás acusados. No, no que la proclamen, pues no hace falta cuando de todos modos no hay ningún procesamiento, sino que la dan por sentada una vez convierten el hecho de adelantar una investigación disciplinaria en una persecución política.

Pero más que el aspecto particular de la investigación a Robledo interesa examinar la mentalidad colombiana, que encuentra una expresión humorística en las diatribas del inefable Dandi Taurino, Antonio Caballero.
Robledo ha sido desde hace 40 años el más severo crítico de la lucha armada que practican las Farc. cuando el Procurador no las criticaba, Robledo sí.
Nada se entiende de Colombia sin atender a ese aspecto grotesco de la mentira, característico de ciertos abogados. Viene a ser que cuando el presidente Uribe estudiaba y los colombianos andaban dedicados a otras tareas no condenaban el revisionismo del PCC ni su traición a Stalin ni su escasa adhesión al régimen camboyano, pero Robledo sí criticaba a las FARC. ¿No hay algo inverosímil ahí? Lo sería para otras gentes. En Colombia se escandalizan cuando uno no es así, cuando uno no acepta semejante basura.

Pero esa frase que sirve de entradilla al artículo es después la prueba de que el procurador prevarica al promover la investigación de Robledo por nexos con las FARC: es como si alguien negara que Carlos Castaño hubiera tenido negocios con Pablo Escobar porque eran enemigos, y esperara que de ahí saliera un argumento jurídico y la vindicación de Castaño. No hay mucho que hacer: Colombia es así. A la gente esa forma increíble de mentir no la escandaliza. Lo que la escandaliza es que alguien no la comparta.

De modo que ese señor es el columnista más leído y respetado por mucho que sus mentiras sean casi abiertas, por ejemplo cuando dice que el presidente Uribe ganó su primera elección con votos del paramilitarismo. ¿Alguien recuerda todavía los resultados de las elecciones de 2002? Los departamentos en que Serpa ganó eran los mismos con altísima presencia paramilitar, mientras que el 53 % de la votación total que obtuvo Uribe fue sobre todo en las grandes ciudades y en las regiones con presencia guerrillera. Y el señor Caballero sigue mintiendo cuando dice que las elecciones de 2006 las compró Uribe con promesas de notarías y contratos. ¿Es así? ¿Cuántos votos del 62 % de los emitidos fueron resultado de promesas de notarías y contratos? El hecho de que haya congresistas presos le resulta una prueba de su culpabilidad y no del sesgo increíble de los jueces.

Que es como si alguien usara la investigación contra Robledo como una prueba en su contra.

Tal es la mentalidad colombiana que asegura el atraso para varios siglos si no somos capaces de civilizarnos y tener en cuenta la verdad. Si no rechazamos esos hábitos leguleyos por los que cualquier mentira sirve de pretexto para proteger y justificar a los émulos de Pol Pot que de todos modos colaboran con sus rivales "revisionistas" en el camino de la esclavitud de los colombianos.

De una esclavitud que es en últimas el sueño de Caballero y Santos Calderón.

(Publicado en el blog Atrabilioso el 12 de enero de 2010.)