martes, julio 27, 2010

Diez razones para no votar por Mockus



1. Porque no se sabe qué haría con Chávez, las FARC, la CSJ y demás amenazas que afronta la democracia colombiana.

Si hay algo evidente es que la principal causa del atraso de los países es la insensatez de sus ciudadanos. ¿Cómo es que tanta gente se deja arrastrar por el fervor inducido por la propaganda de los mismos que han estado impidiendo la acción de gobierno y justificando con toda clase de falacias los crímenes terroristas? De repente, con las guerrillas bien apertrechadas en Venezuela y el tirano de ese país armándose con abiertas intenciones ofensivas, muchos colombianos deciden que lo mejor es no darle importancia a tales amenazas, mirar para otro lado y ensayar a elegir a un señor que no se sabe si va a integrar al país en el Alba o a hacer frente al sátrapa. Insisto, ¿por qué? El entusiasmo por un señor al que casi no se le entiende sólo se explica por los peores vicios de la cultura local: sobre todo por el de aparentar: parece que ahora lo propio de la gente de verdad hidalga y bien relacionada es ostentar la virtud y la decencia, tal como hace poco se ostentaba el parentesco con personas poderosas.

2. Porque la cacareada honradez y decencia de sus partidarios son sólo fariseísmo, exhibición de rango social y ceguera ante las realidades de la política.

Me he quedado pensando en la señora que obtiene una votación altísima por proponer la cadena perpetua para los violadores de menores. No es que sus votantes sean idiotas y no se den cuenta de que el problema no es si los violadores pasan cinco años en la cárcel o toda la vida, sino que efectivamente se los detenga y se les apliquen las leyes. Pero ¡qué bien se sienten poniéndose en el lado de los buenos y desistiendo de elegir a personas que entienden de economía, jurisprudencia, historia, relaciones internacionales, etc., para que triunfe una líder que no tiene interés por esas cuestiones! Sigue siendo extraño que en lugar de la pedagogía se escoja la cárcel de por vida, pero es que la pedagogía es sólo otro recurso de estos modernos fariseos. Lo importante es poder ostentar la propia decencia y la propia rectitud, no importa que la solución sea un lamentable disparate. A esta gente no le importa la solución.

3. Porque la imagen que proyecta el sueño de honradez del ex alcalde corresponde sólo a lo que se figuran las personas ignorantes.

¿No recuerdan a esas personas que aseguran que en Colombia TODO se lo han robado "los corruptos"? ¿Qué saben realmente esas personas sobre las cuentas públicas? ¿Quiénes son "los corruptos"? Para esa gente los corruptos son los de la "rosca", es decir, los que han conseguido un nombramiento. ¿Alguien recuerda algún gobierno, no ya en Colombia sino en toda Hispanoamérica, en que no mandaran "los corruptos"? De repente todo lo que se ha conseguido en los ocho años de Uribe en materia de cupos escolares, de cupos del Sena, de creación de empresas, de inversión extranjera, etc., deja de existir porque no hay nada y el país estaría mejor que Luxemburgo, de no ser por "los corruptos". Eso por no hablar de que realmente la corrupción no depende de la Casa de Nariño, como explica Saúl Hernández. Sería muy bueno que alguien se acordara de la situación de Venezuela en 1998, cuando el golpista frustrado prometía precisamente eso, enderezar el país que se habían robado "los corruptos". ¿O es que en su carrera militar Hugo Chávez se había caracterizado por robar? Se trataba de un líder que se presentaba como lo contrario de la oligarquía corrupta, etc.

4. Porque a Mockus y a Fajardo los promueven los mismos que promovían a Carlos Gaviria hace unos años, y que promueven a personajes como Piedad Córdoba.

Por ejemplo, el escritor Héctor Abad Faciolince, que no tiene pudor en oponerse al lenguaje belicoso del gobierno colombiano contra Venezuela y hasta el año pasado era promotor de Carlos Gaviria. O el ex guerrillero León Valencia, personaje que comprendió lo ventajoso, rentable y hasta divertido que resulta dedicarse a calumniar y a cobrar los crímenes terroristas, dejando a otros que los cometan. Debido a que el PDA se desprestigió con su incapacidad de condenar a los terroristas o a Chávez, los más avispados de esa facción encontraron al correspondiente hombre equívoco, que no se ha distinguido precisamente por proponer nada serio para combatir a los terroristas, y que en caso de ganar le debería su triunfo a las maquinarias, clientelas y aparatos de propaganda de esos sectores. Si uno lee los comentarios de la prensa descubre que casi todos los defensores de Piedad Córdoba, Chávez, las FARC y la CSJ se han vuelto entusiastas partidarios de Mockus.

5. Porque Mockus no es una persona honrada ni decente.

A veces parece que esas palabras en Colombia significaran otra cosa que lo que dice el diccionario. ¿Qué clase de persona hace una pregunta como aquella que le hizo Mockus a Samuel Moreno sobre si compraría votos para salvar a la ciudad? Es una trampa retórica propia de alguien que no tiene muchos escrúpulos para mentir. El lector podría plantearse muchos dilemas parecidos: ¿asaría a su único hijo si con eso salvara a todos los niños del planeta, incluido el suyo, de ser asados por algún ogro extraterrestre? ¿Se dejaría sodomizar si con ello salvara de la muerte a toda su familia? Los ejemplos serían infinitos. Pero ¿es que nadie lo recuerda echándole un vaso de agua a Serpa? ¿Qué clase de decencia es ésa? Es porque el afán de ostentación de ciertos colombianos los lleva a confundir los términos: la decencia consiste en la "dignidad en los actos y en las palabras, conforme al estado o calidad de las personas". Un gigante que humilla ante las cámaras a un tipo mucho más viejo con ese recurso es todo lo contrario de "decente", pero corresponde al afán de ostentación de su público.

6. Porque la imagen de enemigo de la corrupción que proyecta la propaganda del ex alcalde es falsa.

Para comprobarlo basta con averiguar la trayectoria del partido que lo avaló: no sólo es el de un gobernador del Cesar (Cristian Moreno Panezo) célebre por sus corruptelas, sino que uno de sus líderes, Jorge Eduardo Londoño, fue inhabilitado por 12 años, tal como nos recuerda Alicia Eugenia Silva. Ese partido es tan típicamente oportunista que le ofreció la candidatura presidencial a Íngrid Betancur tras la Operación Jaque. Pero ¿habrá alguien que crea que la administración distrital de Luis Eduardo Garzón no era un nido de corrupción? Era la misma de Samuel Moreno, sólo cambiada por algunos personajes de la cúpula. Con ese cuento de la anticorrupción explotan las mentiras divulgadas por la prensa en los últimos años, por ejemplo respecto al programa AIS, como ya he explicado, aprovechando las suposiciones de la gente ignorante. ¿Qué creen que son los subsidios agrícolas en los demás países? ¿Nadie se ha dado cuenta de que los que declaran sin rubor que se trataba de un gran robo eran los mismos que se quejaban de que la competencia estadounidense con el TLC iba a arruinar el campo? Si hubiera de parte del ex ministro Arias la menor indelicadeza hace tiempo que los prevaricadores de la CSJ lo tendrían en prisión.

7. Porque un gobierno de Mockus produciría automáticamente inseguridad entre los inversores.

El filósofo José Ortega y Gasset decía que la gente se figura todas las obras de la humanidad, incluidas las instituciones y los conocimientos, como algo parecido a la naturaleza, algo que está ahí sin necesidad de que nadie lo produzca. Es lo que ocurre con muchos colombianos que al parecer ya olvidan cuál era la situación del país hace una década, cuánta inversión extranjera había, cuáles eran los datos de crecimiento económico... A pesar del tremendo gasto militar y de la crisis mundial, el desempeño colombiano en 2009 (– 0.1 % del PIB) fue mucho mejor que el de Venezuela (– 2.9), Argentina (– 2.5), España (– 3,6), México (– 6.5) y hasta Brasil (– 0.2). ¿Qué certezas tienen los entusiastas del ex alcalde de que los inversores no verán un panorama confuso e inseguro? Gran parte de los partidarios del ex alcalde son personas que viven de empleos estatales más bien seguros y poco exigentes. El desempeño de la economía no les preocupa mucho. ¿Qué pasará con los demás?

8. Porque es necesario continuar la política de Seguridad Democrática hasta forzar la desmovilización de las guerrillas.


Durante más de treinta años las pequeñas sectas de asesinos organizadas y controladas por el Partido Comunista pudieron operar gracias a que la mayoría de la gente se desentendía de lo que pasaba en regiones remotas, hasta que llegó la catástrofe del Caguán y el despertar de unas mayorías que creyeron que había que impedir que cada día fueran secuestradas diez personas para despojar a sus familias, y muchos más niños para engrosar las filas de las bandas criminales. ¡Pero al parecer todo eso ya se les ha olvidado porque se empezó a arreglar, y entonces vuelven a la antigua comodidad y se olvidan de los problemas! Pero las guerrillas son ahora una amenaza mayor que nunca, porque las respalda el ejército venezolano, cada vez mejor pertrechado. Los partidarios de Mockus dejan ver su afinidad con Chávez en el hecho de que amenazan con problemas si se elige al candidato que denunció en su día la carrera armamentista del gorila rojo. Hay una parte de activistas interesados en el resurgir de las guerrillas, y otra de esnobs, a menudo personas muy jóvenes ansiosas de hacer historia, que se prestan a la manipulación de los primeros. ¿Qué creen que hará Chávez cuando compruebe que sus amenazas llevaron a los votantes a elegir a un tipo que podría ser blando con él y que habrá sido elegido con el apoyo de los comunistas? Elegir a Mockus es como elegir a los gobernantes ecuatorianos y bolivianos que precedieron a los actuales líderes chavistas.

9. Porque el progreso de una nación surge del desarrollo de sus fuerzas vivas y no de la ingeniería social emprendida desde el Estado.

¿Alguno de los partidarios del ex alcalde se habrá preguntado por qué los países desarrollados no viven experiencias tan interesantes como el día sin hombres y demás experimentos pedagógicos? Es que el atraso de una sociedad tiene mucho que ver con esa ceguera: como esos cortes de pelo o estilos de vestir de los barrios miserables, o como los nombres estrafalarios que les ponen las personas menos instruidas a sus hijos. ¿Creen que se dan cuenta de que sólo están delatando su condición social débil? No. Ellos creen que son modernos y especiales y que sus hijos se parecerán a los héroes de las series televisivas estadounidenses. Entregar la dirección de la sociedad al pedagogo-payaso para que enderece a la gente con prohibiciones cada vez más pintorescas (como las brigadas que arrojaban al suelo las bebidas alcohólicas en un festejo) sólo es mostrar la precariedad del país, su inmadurez, su primitivismo.

10. Porque la derrota del uribismo será interpretada por Chávez y las guerrillas como un triunfo propio, y alentará todos los componentes del caos.

Parece que nadie se hubiera dado cuenta de que Chávez intenta influir en Colombia y poner un gobierno de su color, y que no sería del todo sorprendente que Mockus optara por sumarse al Alba (es la mejor manera de permanecer en el poder, como lo demuestran el propio Chávez, aparte de Ortega, Morales y los Castro). Puede que hiciera falta alguna adaptación pedagógica, como la cultura Jemer de Camboya o la Juche de Corea del Norte. Obviamente eso resulta muy poco probable, pero no imposible: todo depende de la disposición que encontrara el gobernante entre los gobernados. Si es por los funcionarios estatales la inclinación al chavismo es innegable. Y si es por los demás, ¿qué mejor ejemplo de labilidad moral que castigar al gobierno que sacó al país del hoyo y elegir al nuevo caudillo que pedía la renuncia de Uribe y no pidió la de Samper ni la de Pastrana, ni menos la de los prevaricadores desvergonzados que han convertido al poder judicial en Colombia en una facción tan dañina como las bandas de terroristas y las de narcotraficantes sumadas? ¿Por qué no va a resultar tentado de seguir los pasos de Chávez un señor que en lugar de proponer nada para combatir a las FARC se dedicaba a desaprobar los esfuerzos que se hacían porque no le parecían elegantes ni cívicos (como la política de recompensas, que tanto hizo por desterrar de muchas regiones a la banda asesina)?

Yo dudo mucho que la fiebre, inducida por la prensa y por el activismo de Agitprop, llegue muy lejos. Creo que si se hicieran encuestas más fiables los resultados serían mucho menos halagadores para el emisario del orden postizo, pero sobre todo que por tanto tiempo haya tanta gente dispuesta a votar por un señor cuyo rasgo más evidente es que no se le entiende.

(Publicado en el blog Atrabilioso el 14 de abril de 2010.)

martes, julio 20, 2010

Ofuscaciones estadísticas

Conviene no prestar demasiada atención a las encuestas que se publican sobre intención de voto. Sobre todo porque el tamaño de las muestras es irrisorio: en España, con un censo electoral parecido, cada encuesta que publican los grandes medios en épocas de campaña electoral se basan en diez veces más entrevistas, y no siempre son telefónicas. Y tampoco hay muchos argumentos para pensar que los encuestadores colombianos son más rigurosos.

Una prueba de la levedad de tales estudios es lo que suelen indicar respecto a la participación: tiende a suponerse que dos tercios del censo votarán, pero el día de las consultas no se llega a la mitad. Lo que pasa es que hay un perfil de quienes contestan las encuestas electorales, que tiende a ser de personas que sí votarán y que al mismo tiempo son más susceptibles de hacerse eco de lo que publican los medios. Ni los políticos que se basan en clientelas "amarradas" ni los muy conservadores resultan favorecidos.

Sumando la pequeñez del universo de las encuestas y las inclinaciones de quienes las contestan, resultan unos vaivenes de la opinión que sólo son el resultado de la figuración que en determinado momento tenga cada candidato: los entusiastas se apresurarán a opinar si les preguntan. Y si además se tiene en cuenta que apenas está comenzando la campaña, esas respuestas no reflejan la presencia pública que se deriva de la propaganda pagada.

De ahí que ni la votación que obtendría Noemí Sanín en las encuestas publicadas hace dos semanas ni la que aparecerá por Mockus en las que se publiquen este fin de semana se parecerán al resultado final. En ambos casos los candidatos se han beneficiado de una tremenda figuración. En el caso del ex alcalde la esperanza de la oposición de conjurar un triunfo de Santos en primera vuelta hace que muchas personas que normalmente votarían por candidatos comunistas o del grupo de Piedad Córdoba hagan campaña por él, tal como votaron por Sanín en la consulta conservadora.

Pero hay otros factores que no se tienen en cuenta: el principal es la existencia de otros candidatos que también buscarán figurar y tienen recursos para atraer votantes. La columnista María Isabel Rueda señala que era inevitable que Mockus y Fajardo se unieran. ¿Qué motivos debemos tener para dudar que lo mismo harán Petro y Pardo? Hoy en día no representan nada distinto, y obviamente no son tontos para no ver las ventajas de unirse, o mejor, la catástrofe a la que se enfrentaría cada uno de ellos si fueran derrotados de manera apabullante hasta por Mockus.

Por el contrario, unidos y arrastrando sus clientelas, sus recursos, sus maquinarias, sus banderas tradicionales, su retórica y la afinidad de los medios podrían superar tanto a Mockus como a Sanín y amenazar con pasar a segunda vuelta, circunstancia en la que los colombianos tendrían que hacer acopio de valor para resistir las ofertas y amenazas del sátrapa venezolano.

Y es que precisamente esa incertidumbre hará que mucha gente se decida a votar por Santos el 30 de mayo, por poco entusiasmo que despierte el candidato. Nadie espera que la votación llegue al 62 % que obtuvo Uribe en 2006, pero yo me atrevo a suponer que superará la mitad de los votos válidos, y en todo caso que estará muy cerca. Lo único que podría cambiar esa tendencia sería un error garrafal del candidato o de su campaña.

Buena parte de esa votación provendrá de la decantación de votantes que hasta hace poco habrían votado por los otros supuestos herederos de Uribe: no sólo los disuadirán los malos resultados previstos, sino la presencia de personajes odiosos para el uribismo, como Pastrana en la campaña de Noemí Sanín, o de gestos desesperados y torpes, como proponer Vargas Lleras la unión con Pardo y Piedad Córdoba. Es poco probable que estos dos candidatos sumen más de un 10 % de los votos, no tanto porque se ilusionen con Santos cuanto porque a la hora de emitir votos testimoniales es más cómodo no acudir a votar. A los únicos que les interesa que haya segunda vuelta es a los antiuribistas.

En caso de haber unión entre las candidaturas de Petro y de Pardo, la de Mockus se desdibujaría porque la mayoría de quienes hoy la promueven sólo buscan una figura que capte votos uribistas, lo cual puede ocurrir en una medida modesta sólo en Bogotá y Medellín. En cuanto los recursos y las clientelas aseguren mejor suerte para el candidato "liberal" en las encuestas el antaño odiado pedagogo se quedará con sus sermones, además porque nadie que no sea un iluso espera que le gane en toda Colombia una elección a un candidato uribista. En todos los casos, es poco probable que alguno de estos tres candidatos llegue al 20 %, ni que sumados vayan mucho más allá del 30 %.

Más que las encuestas importa lo que los candidatos efectivamente representan en la sociedad y el apoyo que han tenido en otras consultas. Y como la gente teme más que nada un retorno de las FARC, siempre quedará la duda de lo que haría un señor que nunca ha propuesto nada para combatirlas, aparte de la demanda de una disposición ciudadana a denunciar sin incentivos (como si a alguien le impidieran presentar una denuncia sin esperar recompensa), o de sus campañas con Claudia López o su ridícula petición de renuncia a Uribe.

Creo que en eso se quedará la candidatura de Mockus, pese al ruido que hoy en día produce la secta de psicópatas, con la esperanza de despistar a los votantes. Es una constante en todos los países que han sido víctimas del comunismo: se genera una vasta red de partisanos que empiezan a soñar con apropiarse de todo tras la revolución y adornan su ensueño criminal con toda clase de adjetivos. En Colombia la indolencia de la sociedad y en el fondo la misma base esclavista sobre la que se fundó han permitido que dicha red se forme en las "universidades" públicas con recursos de las víctimas. En aras de la toma del poder y la justicia social, dichos personajes, a menudo antiguos colaboradores del secuestro, intentan engatusar gente para que apoye a Mockus con el cuento de la "honradez", para después, si el grotesco ejecutante del zen tropical pasa a segunda vuelta, condicionar el apoyo, que necesitará para ganar, a actuaciones favorables al chavismo.

Pero esa situación hipotética es lo bastante molesta para que podamos suponer que a medida que avance la campaña la minoría opositora se reduzca a sus dimensiones reales: que la gente que teme una situación como la venezolana se decida a votar por el candidato continuista.

(Publicado en el blog Atrabilioso el 7 de abril de 2010.)

jueves, julio 15, 2010

¡Cómo hemos cambiado!

La campaña electoral, las elecciones legislativas, las encuestas, los debates, etc., son circunstancias especiales que parecen especialmente apropiadas para adornar los doscientos años de historia independiente. Como si Colombia hubiera decidido aprovechar la ocasión para empezar de nuevo y alguien que la hubiera visto hace sólo diez años no la reconociera. Y tratándose de un fenómeno social, cada sujeto que esté inmerso en él tiene dificultades para percibir el cambio: al colombiano urbano de clase media de veinticinco años no le resulta fácil imaginarse la fe en el socialismo que caracterizó la juventud del que ahora tiene cincuenta años, y lo más probable es que hace quince años no leyera la prensa, por lo que no puede detectar lo nuevo. El de cincuenta años casi se olvidó del paraíso de justicia con que soñaba, y ya se siente aliviado de percibir que la caída inexorable en el abismo, que fueron las décadas anteriores, al menos se ha detenido.

Claro que los blogs son gratuitos y quienes escribimos en ellos hasta podemos permanecer en el anonimato, por lo que un párrafo como el anterior podría tener tanto valor como uno en que se afirmara lo contrario. Y como es triste perder el tiempo leyendo cualquier cosa que escribe cualquiera, invito al lector a tener en cuenta una serie de características de la actual campaña electoral para resolver si es cierto o no que algo es completamente distinto, como si el país hubiera salido de la infancia y ya no coleccionara cromos, y hasta le resultara difícil acordarse de la época en que lo hacía.

Lo más llamativo es la desbandada del comunismo. ¿Qué candidatos presidenciales están proponiendo "desprivatizar" (el término salía en una página del Polo Democrático) la economía? ¿Cuáles basan su política en la retórica de la lucha de clases? Casi resulta increíble que el candidato que hace diez años parecía tener más opción a ganar las elecciones, Horacio Serpa, fuera a entrevistarse con Fidel Castro antes de la campaña. Y los ejemplos son innumerables: cualquiera que frecuentara entonces los foros de Terra o de Caracol encontraba, el mismo día en que la prensa publicaba la noticia de alguna atrocidad espantosa, una mayoría de comentarios identificados con el punto de vista de las guerrillas, con frecuencia burlándose de las víctimas, y eso cuando se trataba de los crímenes, porque si eran cuestiones generales la doctrina totalitaria más brutal afloraba en los razonamientos de cualquier comentarista.

Se puede decir que las atrocidades de las guerrillas despertaron a la mayoría de la sociedad que no tiene de por sí ninguna afinidad forzosa con los comunistas, al tiempo que la difusión de internet permitió a mucha gente ponerse al día de lo que se piensa en el resto del mundo. La "derechización" fue el efecto retrasado de lo que experimentaron los europeos desde los noventa: hoy en día la izquierda socialista sólo gobierna en España. Los esfuerzos de los comunistas colombianos por erosionar al gobierno desde 2002 son un sonoro fracaso. Ante la voluntad de la mayoría de la gente de no someterse a las FARC, el tema habitual de propaganda era que la oligarquía quería "hacer la guerra con los hijos ajenos", toda vez que la propaganda había permitido durante mucho tiempo adormecer a la mayoría de la gente por el camino de hacerla indiferente ante los secuestros (que se presentaban como un problema de los explotadores). De esa época recuerdo un artículo del inefable Óscar Collazos felicitándose de que los colombianos prefirieran ser "bacanes" interesados por el baile y la diversión, sin tomar partido por el régimen ni por la guerrilla: claro que "el régimen" eran los secuestrados, los niños reclutados a la fuerza, los agricultores y ganaderos extorsionados, los policías castrados, etc., por quienes los bacanes no tomaban partido, sabios en su desasimiento: los vividores siempre han sido una especie más despreciable y repulsiva que la de los mismos verdugos, pues éstos son sólo personas torpes a las que aquéllos manipulan.

La combinación de terror y mentiras no les funcionó. El terrorismo y el tráfico de cocaína se habían vuelto un negocio imparable, y los defensores de los derechos humanos, los especialistas en solución de conflictos y demás diplomáticos del terrorismo necesitaban la dosis semanal de atrocidades para poder acceder a sus rentas. Alguna vez se harán las cuentas de lo que obtuvieron y gastaron las miles de ONG que los terroristas urbanos y cínicos crearon para sacar partido de los crímenes del servicio doméstico armado. Cuando vieron que el cuento de "hacer la guerra con los hijos ajenos" no les funcionaba empezó la siguiente campaña: ¡había que dejar de gastar en la guerra los recursos que se debían invertir en salud y educación! Fue el lema con que la izquierda democrática explotó la masacre de El Nogal, casi jactándose de la proeza delante de las víctimas.

Es muy interesante darse cuenta del retroceso tremendo de la izquierda en esta década, a pesar de los ingentes esfuerzos de sus patrocinadores para sacar provecho de los crímenes. No se debe olvidar que en 2002 los jaleadores más descarados de las FARC, como Alfredo Molano o Alejo Vargas, líderes de la universidad colombiana, acompañaron la campaña de Serpa, cuyo discurso populista no le sirvió el año pasado a la indecente y patética Cecilia López Montaño siquiera para superar a Rafael Pardo en la consulta de su partido, y hay que ver cuánta gente se declara dispuesta a votar por Pardo hoy en día. (En 2002, y pese a la rabia contra las FARC, los votos de Serpa y Garzón sumados eran casi el cuarenta por ciento.) Ese retroceso es idéntico si se piensa en las organizaciones armadas o en las redes sindicales, universitarias o políticas: siempre han sido lo mismo. Con ocasión del atentado contra la Escuela Superior de Guerra salieron los portavoces habituales del bando terrorista, como Antonio Caballero, a acusar al gobierno: ¿cómo explicar el desgaste tan tremendo que significó para el prestigio de esos personajes el que mucha gente empezara a notar la relación entre los crímenes y las mentiras?

Para darse cuenta del cambio que ha experimentado el país basta ver la cautela con que los candidatos de oposición aluden a los temas que hace apenas cuatro años más les resultaban rentables: la solución política negociada del conflicto social y armado y el intercambio humanitario. ¿Qué dicen los candidatos acerca de la negociación política? Parece que han descubierto que no es un tema que les vaya a reportar muchos votos, de modo que se hacen los distraídos, y los que siquiera vagamente se han pronunciado a favor no llegan a sumar ni un tercio de los votos según las encuestas. Cuando se entienda que la negociación política era el objetivo de los crímenes, todos los que han estado propugnando por esa "solución" serán vistos por los colombianos, sobre todo por las víctimas, como los verdaderos criminales.

El otro tema que explotó la oposición durante los dos gobiernos de Uribe fue el intercambio humanitario. En aras de tal necesidad fueron muchas las presiones para que el gobierno despejara territorio a las FARC para empezar a conversar sobre el canje: cuatro ex presidentes llegaron a apremiar a Uribe para que entregara Pradera y Florida a los terroristas. Dado que ya no se podía explotar a los alcaldes amenazados para que presionaran al gobierno, ni tomar poblaciones ni masacrar soldados ni secuestrar políticos, a los terroristas sólo les quedó manipular, a través de sus socios urbanos, la compasión de la gente por los rehenes que conservaban para tratar de debilitar la posición del gobierno. Nadie debe olvidar que el "verde" alcalde Luis Eduardo Garzón se gastó muchos millones de pesos de los bogotanos en campañas a favor de tan necesaria misión.

Pero tras la Operación Jaque hasta ese estribillo se les agotó. Las marchas del 4 de febrero de 2008 marcaron el fin de la influencia política del comunismo colombiano. Ciertamente siguen quedando los cientos de miles de "clientes" favorecidos con privilegios escandalosos obtenidos de los recursos comunes y gracias a la amenaza terrorista, y los miles de activistas, tanto armados como encorbatados, aunque cada vez más viejos y más alcoholizados. Pero, a diferencia de las últimas elecciones peruanas, mexicanas, paraguayas, uruguayas o salvadoreñas, en Colombia no hay verdaderas opciones para los radicales amigos de Hugo Chávez.

Nadie debe olvidar que aun en 2006 un portavoz desvergonzado del terrorismo como el ex magistrado Carlos Gaviria obtuvo más de dos millones y medio de votos, superando al Partido Liberal. Es verdad que muchos de esos votos eran obviamente incentivados, como los que permitieron al personaje ganar en La Guajira, pero el caso es que hoy vale la pena preguntarse ¿qué se hicieron esos votos? Sencillamente, el declive de las bandas terroristas y exportadoras de cocaína marca el declive de sus socios urbanos. Ya nadie apuesta por su triunfo y sus partidarios sólo explotan las viejas parcelas de poder que alcanzaron en las décadas doradas del tráfico de drogas y la industria del secuestro, como la mafia de la Corte Suprema de Justicia, para tratar de destruir al gobierno que se ha ocupado de desmantelarlas.

La desbandada de la izquierda se hace evidente sobre todo en las inverosímiles tablas de salvación que encuentran. Dado que una mayoría absoluta de Juan Manuel Santos en la primera vuelta es probable, el impedirla se ha vuelto la principal obsesión de los propagandistas. Por eso no le hacen ascos a una alianza con Noemí Sanín, candidata que parece representar el contubernio de las viejas camarillas del poder: pastranistas, gaviristas y samperistas hacen lo posible para conseguirle votos, al tiempo que ella tiene que intentar presentarse como la continuadora de la Seguridad Democrática y la emisaria de la "mano dura". ¿Qué importa que su jefe de campaña sea uno de los más furibundos enemigos de esa política? Para acercarse al botín de los recursos públicos aprovechando las redes de favores y corruptelas de los caciques regionales, los que "gobernaban" a Colombia en la época dorada de la industria del secuestro y el tráfico de drogas no tienen muchos frenos a la hora de mentir.

Pero Noemí Sanín parece concentrar los votos clientelares del "conservatismo", partido que sobrevive gracias al apoyo que le ofreció Uribe Vélez, como señala Saúl Hernández. Sólo es una opción de alianza de la izquierda democrática en caso de que consiga llegar a la segunda vuelta. El candidato que les gustaría tener es otro, el inefable ex rector de la Universidad Nacional y ex alcalde de Bogotá Antanas Mockus. Y el hecho de que cifren sus esperanzas en alguien a quien a un tiempo aborrecían y despreciaban es muestra de la desesperación en que se encuentran. Bueno, como líder político Mockus está tan desesperado como sus nuevos partidarios: quién sabe en qué momento encontró al partido "verde" por el que se presenta, lo curioso es que, siguiendo la peor tradición de la política colombiana, las ideas son sólo un pretexto de las ambiciones personales. ¿O desde cuándo es Mockus ecologista? ¿No era Enrique Peñalosa el alcalde que había dejado sin árboles a Bogotá? Da igual, da igual: los que consiguieron sueldos y pensiones fabulosos gracias a las bandas terroristas y los que se enriquecieron gracias a los crímenes ahora son los adalides de la honradez, para lo cual se entusiasman con la imagen de probidad del ex alcalde.

Menciono esas lindezas de los nuevos aliados de Mockus porque la lista de disparates e imposturas es inverosímil: los que organizan sesiones masivas de consumo de marihuana son ahora partidarios del pedagogo que organizaba brigadas para quitarle a la gente los vasos con bebidas alcohólicas y tirarlos al suelo, al tiempo que el "colectivo LGTB" se entusiasma con un partido cuya líder con mayor votación en las legislativas es una señora que propone un referendo para decretar la cadena perpetua de los violadores de niños. ¡Son los transformadores de la sociedad! Como si el peor rasgo de lo vetusto y superable de Colombia no fuera precisamente el vicio de resolver los problemas con declaraciones sonoras. Como si la amenaza de la cadena perpetua fuera a aumentar la seguridad de los niños o a reducir la impunidad, cuando sólo multiplica el poder de los funcionarios judiciales y de los abogados respecto del desgraciado al que se acuse de eso. Como si el problema de impunidad consistiera en la levedad de las penas.

Ningún problema: ¿alguien ha oído hablar de una guerrilla comunista que quería tomar el poder y para eso secuestraba y asesinaba gente, y de unos activistas políticos que proponían que tales proezas se premiaran? ¡Dios mío, a tales salvadores de la patria los representa hoy en día un líder cuya bandera es la de la legalidad!

La derrota de tal payasada es una tarea aún más importante que el triunfo en primera vuelta del candidato continuista. Y nadie debe engañarse: es poco lo que se puede confiar en un político, pero ¿no es preferible verse traicionados por quienes reciben un mandato que no haberlo dado? Siendo que pueden votar casi treinta millones de personas, y que las encuestas son sólo pruebas parciales (las que se han publicado hasta ahora son de sólo 1.200 entrevistas), ¿no sería lo mejor que el nuevo país confirmara que deja atrás esa vida envilecida del muladar y pone a la minoría totalitaria y criminal en la condición marginal que le corresponde? Quedan dos meses de campaña electoral. Ojalá Santos triunfe en primera vuelta y con una participación superior a la mitad del censo. Ya es hora de construir un país normal.

(Publicado en el blog Atrabilioso el 31 de marzo de 2010.)

sábado, julio 10, 2010

Perfiles de la oposición

Se desató por fin la campaña electoral a la presidencia y los siete candidatos relativamente viables empezaron a mostrar sus cartas, al tiempo que los columnistas de opinión y los blogueros empezaron a tomar partido y a defender a sus favoritos. Bueno, en muchos sitios se habla de las elecciones y los candidatos, y nosotros no seremos la excepción.

Continuidad o cambio de rumbo
Pese a la diversidad de candidatos, hay una clara afinidad entre los cinco que podrían considerarse "de oposición", y para nadie es un secreto que en caso de haber segunda vuelta todos ellos irían unidos, aunque cada uno pretende ser quien obtenga el apoyo de los demás. Lo que une a esos candidatos es la urgencia de cambiar el rumbo que el país ha tomado en estos años, y la dirección que proponen, por diversos que pretendan mostrarse, es la misma: renunciar a la confrontación directa con las guerrillas y a las políticas pro-empresa que han caracterizado al gobierno de Uribe. Aun cuando algún candidato quisiera distanciarse de ese consenso de la oposición, si quiere obtener los votos de los nostálgicos del Caguán tendrá que prestarse a la negociación.

Enmascaramiento
Pero al mismo tiempo todos intentan ocultar esa desagradable realidad. Es decir, para impedir un triunfo de Santos en primera vuelta necesitan romper el consenso de la mayoría de la sociedad acerca de no premiar a las bandas terroristas, pero precisamente por eso tienen que negar que van a negociar. Por el contrario, por la necesidad de obtener votos, todos se han convertido en los verdaderos continuadores de la Seguridad Democrática. Mejorada, eso sí. ¿Alguien ha leído la prensa en estos años? ¿Alguien la leía en tiempos de Pastrana? ¿Habrá quien recuerde a cuatro ex presidentes presionando a Uribe para que despejara Pradera y Florida? ¿Y las muestras de reconocimiento a Piedad Córdoba? ¿Y la proximidad a Ernesto Samper, que viaja a Caracas a ofrecer solidaridad a Chávez por la "agresión" del uso conjunto de las bases? La desfachatez de la oposición es como un anuncio de lo que ocurriría si llegara a gobernar, pero justamente por eso es un anuncio de su fracaso.

Oferta diversificada
Precisamente porque ningún candidato encarna una voluntad clara de una parte significativa de la población es por lo que hay tal diversidad de opositores: una es candidata conservadora y busca votos de las clientelas regionales favorecidas por el gobierno de Pastrana, es decir, de la clase de gente que apoyó hasta el final el premio de las masacres, siempre y cuando eso favoreciera sus negocios (la misma candidata estuvo en el Caguán congraciándose con Tirofijo). El otro es "liberal" y busca votos de gente que ve en el gobierno demasiados godos. Casi da igual que al final la conservadora y el liberal se tendrán que apoyar en caso de llegar a segunda vuelta, porque cualquier pretexto sirve para atraer votantes. Los izquierdistas se reparten entre quienes apoyan al candidato que ganó la consulta del PDA, quienes ven la esperanza en la resucitada cultura ciudadana de Mockus y quienes, tal vez la mayoría, ven en Rafael Pardo la esperanza de resurrección de la utopía. Cada uno tiene su tenderete en la feria, seguros de que quien desdeña uno podrá comprar en otro.

Intérpretes de la angustia popular
Como ya expliqué en otra entrada, las elecciones son a tres vueltas, y la primera ya se dio. Sólo un tercio de los votos válidos fueron a parar a los partidos de oposición. Eso hace pensar que la seguridad con que los columnistas y editorialistas dan por sentada una segunda vuelta es sólo el anhelo de crear la noticia, pues de seguir la tendencia Juan Manuel Santos ganaría en primera vuelta. Para que la ilusión cuadre se inventan un "conservatismo" que hoy por hoy no es más que una concha vacía: ¿qué es lo que hace más conservador a Álvaro Leyva que a Álvaro Uribe? Los partidos en Colombia son viejas redes de lealtades personales que no defienden más intereses que los de las camarillas ligadas a los puestos públicos. Las personas de mentalidad conservadora son casi unánimemente admiradoras de Uribe y no querrán apoyar a quienes han estado durante estos ocho años deslegitimando al gobierno en aras de volver al Caguán, como el ex presidente Pastrana y El Nuevo Siglo. Muchas figuras conservadoras importantes, como el nieto de Laureano Gómez, forman parte del Partido de la U.

Tendencias
Como es bien sabido, quien se arriesga a predecir lo que va a pasar termina haciendo el ridículo porque la realidad es compleja y variable. No obstante, me atrevo a suponer que la candidata conservadora conseguirá el 30 de mayo menos votos que los que obtuvo en la consulta de su partido. La razón es simple: muchos de los que votaron por ella son los enemigos del gobierno, que en la elección presidencial apoyarán a otros candidatos. También es previsible que la candidatura de Vargas Lleras se desdibuje, al no parecer probable su paso a segunda vuelta: aun la gente que lo ve con simpatía probablemente votará por Santos ante el peligro de un ascenso de personajes equívocos. Ojalá que un resultado discreto en las encuestas anime al candidato a buscar integrarse con su grupo en un gobierno de Santos.

El "gallo tapado"
Peores limitaciones exhiben los "candidatos de la prensa". Es poco probable que Mockus o Fajardo se acerquen a la votación que obtuvo Carlos Gaviria en 2006. La votación de Petro es menos volátil, pero en todo caso minoritaria, después de todo lo que se ha sabido sobre la relación de su banda con Pablo Escobar y de su conocida amistad con Chávez. En cambio, el candidato que, en mi opinión, sí podría dar la sorpresa y aventajar a todos los demás de oposición es Rafael Pardo. Casi todos los analistas han pasado por alto el hecho de que el tercer partido en las elecciones del 14 de marzo fuera el "Liberal". Esta vieja organización cuenta con eficientes maquinarias muy arraigadas, capaces de irrigar grandes recursos y cosechar muchos votos, como se puede comprobar con los triunfos de Luis E. Garzón y Samuel Moreno en Bogotá. También se ha pasado por alto la unidad que ha alcanzado dicho partido, en el que ya no se ven discrepancias ruidosas entre los ex presidentes ni mucho menos incomodidad porque al tiempo que se avala a una candidata que proclama que "hacen falta más Marulandas" la votación más alta al Senado por dicho partido la obtuvo la esposa de Juan Manuel López Cabrales, político condenado por nexos con Salvatore Mancuso.

El gran elector
La política se hace con dinero, y en lugares como Colombia aún más. Quienes crean que Chávez se abstendrá en las elecciones colombianas desconocen tanto la política como al sátrapa de Miraflores. De modo que las posibilidades de una segunda vuelta dependen en gran medida de la inversión que aquél haga en una u otra candidatura. Al respecto siempre me ha llamado la atención la cautela y aun delicadeza con que todos los amigos de César Gaviria aluden al tirano venezolano. Sobre todo después de abril de 2002, cuando el entonces secretario general de la OEA ayudó a brindarle reconocimiento. Un artículo aparecido hace poco en la prensa me confirmó en mis temores de que Pardo podría contar con las simpatías de Chávez, simpatías por lo demás correspondidas. Lo firma un tal Alpher Rojas, director del ¡Instituto de Pensamiento Liberal!, un "colombiano por la paz" aún más siniestro que Piedad Córdoba. En dicho escrito (que casi lo explica todo) se puede leer:

[...] Y el doctor Gustavo Petro tiene el lenguaje prudente de los agradecidos. Esa actitud complaciente con los estragos del poder uribista los inhabilita para canalizar el descontento generalizado o servir de válvula de escape a la irritación popular en marcha.

No así Rafael Pardo, quien ha venido marcando el ritmo de la protesta social con constructivos planteamientos sobre ataque a la desigualdad social y la reinvención democrática del país, tesis con las cuales logró el milagro de la reunificación de su partido en el reciente Congreso Liberal, escenario al que concurrieron, por cierto, las élites industriales y productivas del uribismo en desbandada, pero también una alta proporción de intelectuales y bases sociales del Polo Democrático, desencantados por la "derrota" del Maestro Carlos Gaviria.

Más claro no canta un gallo. De hecho, con ocasión de la polémica de hace unos años sobre el delito político entre el "Maestro" Carlos Gaviria y el entonces comisionado de Paz, Luis Carlos Restrepo, Pardo se pronunció. Claro, respaldando a Gaviria con reparos leguleyos y rehuyendo la condena de esa falacia criminal. No es raro que ahora sea más resuelto que Petro a la hora de "marcar el ritmo de la protesta social". Los intelectuales y las bases sociales del Polo Democrático saben dónde ponen el huevo.

A buscar el triunfo en primera vuelta
Para la mayoría de la gente la política es un asunto fastidioso del que prefiere no interesarse. Salvo cuando hay recompensas, como ocurre tradicionalmente en Colombia. ¿Se habrán puesto a pensar en lo que esperaban los venezolanos del triunfo de Chávez en 1998? ¿Y los cubanos que se ilusionaron con la Revolución de Castro en los primeros años? Un triunfo de algún personaje equívoco en las elecciones presidenciales sumiría automáticamente a Colombia en el abismo, pues bastaría un ejército desmoralizado o dividido, o un gobierno dispuesto a complacer al tirano y aliarse con él para que las guerrillas recuperaran todo el terreno perdido e intentaran controlar el país, aun con ayuda del ejército bolivariano. Ojalá que la gente que no vota se dé cuenta del peligro, así como la que cree que el pedagogo de los gestos solemnes que representa al partido de los viejos verdes (pues ¿qué es lo "verde" en ellos?) va a remediar algo.

(Publicado en el blog Atrabilioso el 24 de marzo de 2010.)

lunes, julio 05, 2010

La década que viene

La vida de los colombianos en las últimas décadas ha sido de continuos sobresaltos y sólo la primera de este siglo ha traído una leve recuperación. Y los acontecimientos de los últimos días parecen anunciar que la que comienza en enero de 2011 (la segunda del siglo) o comenzó hace un par de meses (la que empieza a tener la terminación en "diez") será la del retorno de los sustos y la inestabilidad. Es tan clara la intención de cometer un gran fraude por parte del registrador (nombrado por los descarados prevaricadores que persiguen a los militares que recuperaron el Palacio de Justicia después de que los delitos de que los acusan han prescrito, y a pesar de que no hay ninguna prueba contra ellos), que se puede dar por seguro un cataclismo en los próximos meses: los intereses de Chávez y sus socios colombianos son demasiado grandes como para que permitan un tranquilo triunfo electoral del continuismo.

Y a pesar de la popularidad del gobierno y del rechazo de la gente al proyecto chavista, no se puede decir que haya una voluntad clara de entender los retos ante los que está el país. Una cosa es condenar a los asesinos y secuestradores de las FARC y el ELN, otra aceptar que la oposición al gobierno, casi unánimemente la prensa bogotana, las altas cortes, sobre todo la CSJ, la "academia" y muchísimos "poderes fácticos", como ciertos grupos económicos, obran aliados con esas bandas, en cierta medida coordinados, pero sobre todo animados financieramente por los regímenes cubano y venezolano. ¿Quién va a distinguir al "jurista" Augusto Ibáñez de sus compañeros de lista en el partido de Vargas Lleras en 2006? ¿Quién va a recordar que Ernesto Samper apoya abiertamente a Chávez en sus quejas por el uso conjunto de las bases, o que los instigadores más desvergonzados del terrorismo ocupaban altos cargos durante su gobierno? La prensa vive dedicada a ocultar las conexiones de toda esa vasta mafia con el régimen venezolano y con las guerrillas.

Es decir, la vacilante voluntad de tomar un rumbo distinto al de Venezuela por parte de la mayoría de los ciudadanos no lleva consigo una toma de conciencia de la magnitud del reto que tiene que afrontar el país. Y eso porque la gente está preparada para esperar avances que obtenga el gobierno, mejoras en los servicios públicos o en la seguridad, etc., pero no para comprender que la amenaza del chavismo y de las organizaciones criminales enquistadas en el Estado colombiano requiere mucho más esfuerzo del que ha demandado el combate inconcluso contra las bandas de asesinos surgidas de las universidades públicas y en realidad adoctrinadas y capacitadas con recursos de las víctimas.

Y como por una parte el reto es descomunal y por la otra la mafia es resuelta, poderosa y desvergonzada, la probabilidad de que al cabo de la década Chávez y los suyos se hayan apoderado de Colombia es mayor que la de que no lo hayan conseguido. Ese proceso se puede rastrear en la década pasada. Pese a los éxitos del gobierno de Uribe, de ninguna parte surgió una fuerza que se planteara realmente abolir la Constitución que impuso Pablo Escobar aliado con el tinterillo que le ofreció una jaula de oro y con la banda de asesinos que le habían quitado de en medio algunos obstáculos jurídicos, banda que por entonces ya trabajaba para el grupo económico que haría su agosto durante esa década. Menos se le ocurrió a alguien crear un partido que expresara la voluntad de la mayoría de la gente de vivir en un país de Occidente, menos todavía cerrar las universidades públicas para impedir que se forme la nueva generación de terroristas, o reformar seriamente las pensiones para que el despojo a que sometieron al Estado dichas mafias y sus clientelas resultara al menos mitigado.

Uribe se va y deja el poder de esas mafias intacto: se puede dar por seguro que tanto él como su gobierno serán objeto de persecución por parte de los malhechores de la CSJ, y la negativa a extraditar a alias Don Mario es un anticipo de ese hecho. Sin duda el capo mafioso empezará a colaborar con los socios de Asensio Reyes y Giorgio Sale aportando su palabra, como un segundo Pitirri, para favorecer la toma completa del poder por parte de quienes "empoderaron" a dichos angelitos.

Los errores que cometen los pueblos se pagan durante mucho tiempo. Los cubanos tardarán todavía en expiar su credulidad con el orador entusiasta que robó a los inversores extranjeros y a los cubanos esforzados para favorecerlos a ellos. Los venezolanos apenas se están despertando del error de elegir a un golpista asesino que cabalgó una época de precios fabulosos del único producto de exportación masiva del país. En realidad Colombia está en las mismas: sus clases altas se ilusionaron con el castrismo y transmitieron ese fervor a las mismas clases medias urbanas, al tiempo que en algunas regiones los traficantes de drogas fueron el modelo de mucha gente por un tiempo. De esos errores no se saldrá fácilmente, y las torpezas de Uribe (como el intento de buscar una segunda reelección), así como su indefinición a la hora de cambiar el marco legal o de crear un partido basado en un ideario claro y en el rechazo de las prácticas de la vieja política, favorecen el retorno de la incertidumbre.

De momento es clara la intención de robarse el resultado de las urnas, y el descaro de no informar de lo que está ocurriendo con el recuento es como un anticipo de lo que harán después del 30 de mayo, sin duda tratando de forzar una segunda vuelta en la que la acción coordinada de todas las fuerzas podría llevar a elegir a un candidato dócil a Chávez: el fraude se cometería tanto en el recuento como antes de la votación, en la compra masiva de votos, que ya se registró en 2006 (con un inverosímil triunfo de Carlos Gaviria en La Guajira) y al parecer en esta elección (con una votación inexplicablemente copiosa por el socio de Piedad Córdoba en Santander).

Pero lo que anuncia grandes dificultades en los próximos años es sobre todo la desfachatez de los socios del crimen. Ha sido tan abierta en esta década la afinidad con los terroristas de los magistrados de la Corte Suprema de Justicia que sólo la pereza de la gente de leer lo que escriben esos Padres de la Patria (como que las FARC obran por altruismo) le permite distraerse del horror que se avecina. Ni hablar de la prensa, que en algunos casos llama abiertamente a las FARC a cometer atrocidades (en cierta ocasión, ante los golpes del Ejército, apareció en El Espectador un artículo no firmado en el que se decía que tenían que reaccionar), o de las universidades, que durante estos años no han dejado de publicar la propaganda abierta de las FARC ni de pagar sueldos fabulosos a los adoctrinadores.

Los criminales se sienten fuertes e impunes. Que de la retórica y los gestos se pase al derramamiento de sangre es cuestión de tiempo y de oportunidad: una vez consumado el triunfo de Chávez (con una acción combinada de los "juristas", los profesionales de la protesta, los grupos controlables por la "izquierda democrática", las bandas terroristas y el armamento moderno de que dispone el Gorila), el poder se asegurará como se aseguró en todos los países comunistas: por el terror.

(Publicado en el blog Atrabilioso el 18 de marzo de 2010.)