lunes, diciembre 19, 2005

La indigencia "indígena"

Cuando se habla de los indios colombianos es inevitable encontrarse con todo el espectro de mitos y valores que definen a los bienpensantes «progresistas», mitos y valores que a fin de cuentas son los mismos que definen tradicionalmente a nuestra sociedad. La habitual carga ideológica de «atribución» es especialmente fuerte: los «indios» (normalmente la palabra es un insulto en Colombia) son los buenos y quienes no están de acuerdo con ellos son los malos, su sociedad obviamente no tiene los defectos de la nuestra, y en cuanto víctimas tradicionales de «nosotros» debemos referirnos a ellos en todo momento con la mayor condescendencia.


Menos individuos que los demás

______El sufrido lector ya echará de menos la alusión a nuestros doctores y señoritos y en realidad al menosprecio profundo que hay en todos esos gestos. Es mucho peor de lo que alguien que desconozca el tema puede figurarse. Tras el disfraz paternalista se oculta la violenta descalificación de esas personas, a las que ni siquiera se las considera como individuos sino en virtud de su pertenencia étnica, a las que se atribuye una homogeneidad y una inocencia que sólo muestra el afán de los descendientes de los exterminadores y saqueadores y esclavizadores y cabalgadores de indios por ser todavía más europeos, por ponerse al nivel de Rousseau y elaborar con sus viejas víctimas un mito del «buen salvaje» para consumo doméstico.


El patrimonio sacro

______Como ocurre con la selva y con la biodiversidad y demás cosas que —a falta de algún invento, algún mérito, algún aporte a la civilización humana— definen y enorgullecen a Colombia, los indios están maravillosamente como están y el único problema es que lleguen los madereros o los ganaderos o cualquiera que trabaje a tener relación con ellos. Es decir, tras su larga opresión, los indios ahora se han convertido en fósiles que enaltecen la buena conciencia de las clases parasitarias. En momias de un museo grotesco en el que los usufructuarios de las haciendas cocaleras y la industria del secuestro (descendientes directos de los usufructuarios de la esclavitud de siempre, pues la izquierda y sus industrias sólo son la sociedad tradicional) siguen definiéndolos y decidiendo por ellos.


Luchadores natos

______Una vez está clara la noción «justiciera» respecto a los indígenas, la ocasión es perfecta para utilizarlos a favor de los partidos que pretenden una sociedad como la cubana (y sabe quien tenga un poquito de honradez que no lo ocultan en absoluto: hasta Serpa fue en 2002 a entrevistarse con el comandante). ¡Como no existen las individualidades ni los egoísmos que reinan entre nosotros, las familias van al completo a participar de la lucha, gracias a la cual los parientes de los izquierdistas ilustres acceden a puestos diplomáticos que ahora están en manos del clientelismo! ¿Qué puede ser más justo que la defensa de ese mundo ideal?


La antropología al alcance de cualquiera, como la pedofilia

______Claro que yo me apresuro a relacionar el arribismo de la clase intelectual con la «momificación» de los indios. ¡Ojalá fuera como la describí antes! En realidad ese fenómeno es importado, y en todo el continente hay varios miles de europeos dedicados a salvar a los indígenas del mundo moderno. Los progresistas tropicales sólo son los (¡y las!) que esperan un conveniente cambio de nacionalidad gracias al contacto con la gente progresista. O al menos un trofeo exótico que no todos pueden exhibir. Así como el estudiante «idealista» es el modelo del matón rural en la vida guerrillera, el turista sexual o antropológico es el modelo del intelectual colombiano. Es de esos turistas de donde copian los de estrato 6 la idealización del indígena, y de ahí para abajo sigue el mimetismo.


El pueblo unido jamás será vencido

______Pero hay otra razón para esa idealización. Lo primero es la docilidad del indígena, que no suele menospreciar las enseñanzas de los luchadores sociales universitarios, a diferencia de los corrompidos pobladores de las ciudades. Y lo segundo es la jerarquía: como en realidad todas las familias acuden a las marchas y protestas porque en un orden primitivo cualquier cuestionamiento de la autoridad es una transgresión mortal (sabido es que entre los antiguos muiscas del altiplano hasta el mirar a los ojos al soberano era castigado con la muerte), al intelectual progresista le fascina encontrar tanta unanimidad. ¡Es lo que le gustaría de la sociedad, y durante varias generaciones los intelectuales colombianos han mirado con embeleso al gran orador Fidel Castro y han envidiado su eficacia para reunir a las multitudes! Por no hablar de la determinación con que defendía el Che Guevara la unidad en la lucha.


Participación e integración según la izquierda

______Y lo que pasa es que la persistencia de las comunidades indígenas en condiciones que no sean lesivas para su dignidad ni para su bienestar depende de su integración con el resto de la sociedad colombiana. ¡Naturalmente que eso lo comparten los progresistas! Sólo que esa integración consiste para ellos en utilizarlos como carne de cañón para frenar el TLC (que afectaría a las rentas parasitarias de muchos terratenientes cuyas familias, es una norma, como antes haber curas y militares, siempre tienen algún miembro significtativo de la izquierda), o para cualquier interés que afecte a la izquierda. ¡Obviamente, por la solución negociada del conflicto armado! Respecto de lo cual su participación es más genuina: es exactamente el mismo caso de los familiares de secuestrados: cualquier disidencia de la izquierda les saldría más cara que a nosotros.


El paraíso perdido

______Para que los individuos y las familias indígenas mejoren sus condiciones de vida es necesaria una integración que signifique mejora de sus fuentes de renta y en cierta medida asimilación de sus comunidades al orden democrático, a los derechos humanos y al respeto de la libertad individual. Quienes quieren mantener a los indígenas en su primitivismo son los mismos que quieren hundir a Colombia en un orden de ese tipo. Ya lo he dicho: los admiradores de Fidel Castro, a los que no señalo a partir de suposiciones sino de declaraciones abiertas de apoyo, como las del actual alcalde de Bogotá en una entrevista en 2002: ¡Símbolo de dignidad y de resistencia!
______Eso: exactamente las palabras que usan para mandar a los indios a matarse para defender su parasitismo, sus sueldos y pensiones fabulosas y sus sueños de poder. Dignidad, resistencia. De no ser por el espeluznante racismo que reina en Colombia la gente estaría advertida de la manipulación que se hace de estos colombianos, los más desvalidos, si se exceptúa a los que han quedado al margen.

3 comentarios:

  1. Aquí he visto gente lamentarse al ver indígenas pidiendo limosna en los puentes peatonales, con comentarios tan erróneos como "ay, pobrecitos, el Estado no los atiende y por eso se ven obligados a mendigar".

    Pues bien, en Guayana, sitio muy alejado de la violencia colombiana, también he visto en grandes cantidades indígenas que llegan a la ciudad a mendigar, exactamente en la misma tónica. Distintos países, distintas situaciones, un mismo hecho.

    Los indígenas que llegan a mendigar a las ciudades lo hacen más que todo motivados por la vida fácil de la limosna. No tienen que cazar, ni vivir en la dura selva, ni sostener un hogar. Los hombres se emborrachan y las mujeres se pasan todo el día recorriendo las calles con los hijos y mendigando.

    Les han dado viviendas en las ciudades con créditos muy benevolentes, y las habitan unos meses y después las abandonan.

    Así que hay mucha gente que enfoca mal (¿intencionalmente?) la problemática indígena.

    Es de destacar también el comentario que hizo recientemente Chávez, quien "descubrió" que los indígenas eran comunistas (o socialistas, al final es lo mismo) antes de que llegaran los españoles. Y como el neonacionalismo quiere devolvernos a la prehistoria, ya están preparando el abono idiotológico para justificar sus discursos "indigenistas" y al mismo tiempo anticapitalistas.

    Será entonces que porque los romanos surgieron en Italia, los italianos de hoy deberían rechazar el mundo moderno y volver al corrompido sistema imperial de la historia antigua.

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  2. Sí, John. Antes que todo hay que determinar qué cosas son realmente un problema para los indígenas, y luego sí buscar soluciones.

    Porque hay manipuladores e incluso hay corrupción entre ellos mismos. Hace poco unos indígenas denunciaron a un cacique por haberse robado un dinero y haber gastado millones que el Estado destinó a obras sociales para su comunidad, en bebidas, viajes y gastos superfluos para él y su familia. El señor se quitaba de encima a sus vecinos quejumbrosos regalándoles mercados.

    Hay que ser sincero con ésto y reconocer que los indígenas no sólo sufren los problemas, sino que también los causan a sí mismos. Lo que hay que hacer es concientizarlos. Tienen una cultura que no maneja el dinero, pero hay experiencias en otros países donde los indígenas suelen terminar siendo buenos negociantes. Sólo necesitan una buena guía, y sobre todo, el Estado debería preocuparse más por controlar a los abusadores que hay dentro y fuera de esas comunidades, que incluso por estar dándoles ayudas económicas que finalmente en gran parte no llegarán de todos modos a los que las necesitan.

    Los indígenas no tienen una cultura fuerte de la propiedad privada, sencillamente porque no tienen una cultura fuerte de la producción de bienes. Básicamente fabrican lo que necesitan y el comercio no es la meta para ellos, sino bajo la forma del trueque cuando ven que pueden entregar lo que les sobra a cambio de algo que necesiten. Pero en cuanto forman parte de la sociedad colombiana, deben prepararse para desenvolverse en ella de la misma manera en que cualquier persona se entrena para realizar un oficio.

    Puede ser cierto que en Colombia la violencia causa desplazamiento en algunas comunidades indígenas, y eso ya es un problema que debe solucionar el Ejército Nacional, pero incluso sin guerrillas ni paramilitares ya hay cierta tradición de algunas de estas comunidades de irse a las ciudades a vivir de la indigencia.

    Creo que también hay muchos prejuicios contra y a favor de los indígenas. Muchas personas tienden a creer que ellos son puros, inocentes y tolerantes, y la realidad es que yo he visto a algunos de ellos en actitudes racistas contra otros indígenas. Hay una segregación entre ellos mismos, pues en varios países suramericanos los indígenas de las montañas tienden a despreciar a los de las selvas, a quienes consideran primitivos.

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  3. Para John Jairo.

    Sí, a los indígenas los quieren volver profesionales de la protesta que aseguran el poder de los izquierdistas. Y el problema es cómo invertir la tendencia, volverlos productivos y eficientes. Para eso tienen en su miseria un aliciente. Lo que hace falta es un gobierno que los convenza de la importancia de asociarse con gente productiva, la cual hay. Todo eso llegará, pero hace falta ente que se tome en serio estar con los indígenas hasta encontrar una forma de mejorar el nivel de vida. Alguna industria o explotación agrícola. Los inuits de Alaska son riquísimos gracias al petróleo. En Colombia los indios son tan pobres que tienen que vender a los hijos a la guerrilla, como ocurrió con la víctima de Tacueyó que entrevistaba hace poco Semana.

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