viernes, septiembre 10, 2010

¡Pues yo sí extraditaría a Uribe!


Tal como la famosa pregunta a Samuel Moreno, los silogismos de Antanas Mockus son falacias que "descrestan" en ambientes de pedantes fariseos, pero su fondo es turbio, y en realidad un juego político hábil que oculta las verdaderas intenciones de lo que se dice.

De tal modo, la prensa bogotana, la misma que dedicó cuatro años a presionar al gobierno de Pastrana para que premiara las infinitas atrocidades de las FARC, pretende presentar la afirmación del ex alcalde de que extraditaría a Uribe como una manipulación de los entrevistadores. O bien justificarla como si fuera una cuestión de ser entendidos en derecho.

Pero no: la cuestión es sencilla y obvia. Si uno fuera el presidente y tuviera que decidir si extradita a un ex presidente a un país democrático por crímenes cometidos allá, la respuesta indudable es . ¿Es que alguien puede estar por encima de la ley? Cuando procede en derecho y los jueces merecen realmente respeto, hay que extraditar a quien sea.

El problema es que el contexto de la pregunta era otro: la posible extradición de Uribe tenía que ver con la Operación Fénix y la persecución que contra el presidente y el entonces ministro de Defensa emprendieron algunos jueces ecuatorianos.

Y es que al respecto hay un conflicto entre varias nociones de legalidad: si bombardear un campamento terrorista que está en un país vecino, desde donde se dirigen infinidad de crímenes contra los colombianos, es ilegal, violatorio de la legalidad internacional, etc., dirigir el asesinato de colombianos desde otros países es legal. ¿No?

¿O es que hemos entendido algo mal y hay una legalidad internacional que permite albergar y proteger a terroristas que destruyen el país vecino? Tengo que volver al principio: la legalidad de Mockus es una falacia que sirve al interés de buscar apoyos de los chavistas y tal vez del mismo Chávez, que dice que no lo conoce. El sentido perverso de toda esa mendacidad se detecta en el primer párrafo del programa de los Verdes:
La ilegalidad es el principal freno al desarrollo económico y social de Colombia. La violencia y la corrupción son expresiones de esa ilegalidad, que en el terreno de la política se expresa en una frase conocida y aplicada: “el fin justifica los medios”.

De donde resulta que hay una categoría funesta que determina el atraso, ¡la ilegalidad! Las personas-bomba de las FARC son una expresión de esa ilegalidad, las escuchas a Jorge Enrique Botero o Holman Morris, otra. ¿Es por discursos como ése por lo que van a votar varios millones de colombianos que están en contra de la guerrilla?

Los colombianos tienen que darse cuenta de que esa legalidad de que hablan Mockus y su "partido" convierte en legales los asesinatos de colombianos en Venezuela, las incursiones desde ese país y desde Ecuador, la participación de las instituciones de esos países en el tráfico de drogas y mucho más: no es en balde que Chávez amenaza a Colombia, es que espera que gane este candidato equívoco.

Un ejemplo de la clase de gente que apoya a Mockus es la columnista de El Espectador Cecilia Orozco Tascón, habitual defensora de la legalidad y la decencia, claro está (que remedia con insultos el hecho de que Mockus dijera que extraditaría a Uribe a Ecuador por autorizar la Operación Fénix). ¡Tanto que hace sólo unos meses andaba dedicada a denunciar a Sergio Fajardo como socio de Don Berna! Parece que los intereses del jefe o jefes van ahora por otro lado, y es preferible acompañar a los socios de Don Berna.

Nadie debe dudarlo: hay una relación evidente entre la propaganda interesada y el crimen. Los asesinos de las bandas terroristas sencillamente hacen el trabajo sucio para personajes como esa señora. No es raro que un representante de la decencia haya dejado debajo de un comentario mío al artículo de dicha señora esta perla:

Fantomas dijo: Cómo me encantaría romperle la jeta a este facho hijo de puta que escribe las mismas sandeces en El Tiempo con el remoquete de "Don" Jaime Ruiz. ¿Qué tal este malparido?

Son así, hay un hampa manicurada que vive rodeada de lujos y emprende multimillonarias demandas contra el Estado, como hizo el inefable Daniel Coronell, y otra de sicarios resentidos a los que halagan las plumas mercenarias. Coronell es el cínico autor de esta perla:

Unos días después del inusual discurso de inscripción, los verdes volvieron a sorprender. El Consejo Nacional Electoral entregó los resultados finales de la consulta interna. Tenían derecho a recibir cerca de 7.500 millones de pesos como gastos de reposición de campaña. Una suma que habría podido volverlos competitivos frente a otros aspirantes que cuentan con una mayor financiación que se ha notado en la publicidad y en la capacidad de movilización.

Necesitaban esa plata, pero optaron por un gesto que reforzó los principios de la campaña. Invocando el respeto por los recursos públicos y la austeridad, declinaron recibir 4.500 millones de pesos que no habían gastado pero que seguramente les harán falta en estas semanas. Con esa plata, sugirió Peñalosa “el gobierno podría construir, por ejemplo, un colegio maravilloso en un sector popular”. (Ver video)

La decisión no salió en la primera página de ningún periódico y los contendores de Mockus no reconocen en ella mérito alguno.

La frase que he señalado en negrita es rotundamente falsa: la ley estipula que no se puede cobrar más de lo que se gaste, y Mockus ya intentó cobrar otra vez, como si las elecciones fueran un negocio. Pero lejos de enmendar la afirmación falsa de Coronell, la campaña de Mockus la promueve.

A pesar de que a Mockus ya le habían aclarado que no podía cobrar más de lo que gastaba.

Muchos miles de personas siguen creyendo en la honradez de gente capaz de semejante falsedad. Y lo mejor es que se presentan como paladines de la decencia y la honradez.

(Publicado en el blog Atrabilioso el 14 de mayo de 2010.)