lunes, abril 26, 2010

Educación infantil

Según una leyenda urbana que se oye mucho hoy en día, los pactos de estabilidad del gobierno con las empresas y las exenciones fiscales a la inversión están en la base del aumento del desempleo: a las empresas les resulta más rentable aprovechar el dólar barato y los premios por reinvertir que contratar gente, lo que afecta sobre todo a los trabajadores sin formación universitaria.

Digo que es una leyenda urbana porque si fuera por eso todos los adelantos en productividad tendrían el mismo efecto en cualquier parte del mundo. Ocurrió con la informatización, pero precisamente donde menos disminuyó el desempleo y donde se abrieron más oportunidades fue en los países que antes aplicaron todos los avances informáticos. Ocurrirá con la robótica y los demás procesos de automatización, que los procedimientos industriales más efectivos darán ventaja a los fabricantes de los países que antes se "posicionen" en el uso de esas nuevas posibilidades, generando riqueza gracias a la cual la mano de obra cesante encontrará forma de ganarse la vida.

Lo más extraño de todo eso es que se presente el aumento de cupos universitarios como la solución. ¿Se pretenderá que todo el mundo acabe una carrera? ¿O se intentará remediar la desigualdad gastándose los recursos de los más pobres en ofrecer a una minoría la oportunidad de alejarse de esa situación de miseria? Hasta ahora yo pensaba que la redistribución suponía un esfuerzo de igualación, pero parece que es al contrario, que el remedio para la pobreza es el de los Dead Kennedys: matar a los pobres. En este caso de hambre, y por un fin loable desde un punto de vista patriótico: se les quitará el Sisben y los auxilios de Familias en Acción, que los acostumbran a ser informales, para que algunos se vuelvan sabios y honren al país.

Muy extraño sobre todo porque la institución que permite una formación relativamente rápida y claramente orientada al trabajo es denostada por los mismos entusiastas del progreso. Supongo que el Sena no gusta porque es un sitio en el que la gente de escasos recursos aprende a trabajar y no a pensar, aunque en la hilarante germanía colombiana "pensar" signifique sencillamente "recitar el catecismo comunista" (no, no, por favor, no, no hablo del Manifiesto comunista, que sólo leen los miembros de las elites, sino de los volantes de propaganda y el periódico Voz). Tras esa confusión vienen todas las demás: la salida es la educación, pero "educación" quiere decir "adopción de la retórica chavista".

El hecho de que las personas con formación universitaria encuentren más trabajo que los que no la tienen no demuestra mucho respecto a las ventajas de esa inversión, y no se suelen publicar comparaciones entre la "empleabilidad" de los titulados universitarios y la de los egresados del Sena. Por ejemplo, puede tratarse de que las personas sin formación son aún muchas, por lo que para cada puesto que no exige calificación hay demasiados candidatos, o que el desempleo es de todos modos alto a causa de la violencia, de la fuga de capitales durante los noventa o incluso de los mismos avances en seguridad, que dejaron en la calle a mucha gente de la que recorría con su arma larga las calles del norte de Bogotá, etc., y los empleadores enganchan gente con título porque al menos han demostrado más maduración cognitiva que los demás. ¿Quién puede asegurar que trabajan en algo relacionado con lo que estudiaron? Bueno, estoy exagerando un poco: la burocracia sí contrata montones de titulados en leyes para que asesoren los informes y demás. Es una prueba de que la educación sí sirve, y de que la productividad es una causa del desempleo. Esos doctores no producen nada y sí tienen buenos ingresos.

Pero hay más: aun suponiendo que la formación universitaria en Colombia fuera buena, eso no garantizaría nada respecto al desarrollo del país y al bienestar de la población. En los países de la región que fueron ricos en el pasado se consiguió brindar educación superior de calidad. Venezuela es un ejemplo, Uruguay otro. La gente formada y diestra recibe una buena oportunidad de integrarse en países más ordenados y tranquilos: "Has demostrado que tienes talento, que no mereces malgastar tu vida entre nosotros, por eso invertimos la plata de los que no lo tienen para que te jubiles retozando con una rubia simpática y tan talentosa como tú en un país digno de tus méritos". Hermoso. De hecho, Colombia debería plantearse cómo atraer a esos profesionales para que produzcan en el país, en lugar de fastidiarlos enviándoles competencia en el mundo rico. Lo terrible es que eso requeriría empresas sólidas y rentables y no tanto un estudiantado combativo y consciente. No se puede tener contento a todo el mundo.

Lo cierto, y ya no sé cuántas veces he hablado de eso con ciudadanos españoles, es que en casi toda Hispanoamérica los titulados universitarios tienen una ortografía espantosa. Es verdad que un cirujano o un ingeniero pueden tener mala ortografía y desempeñar bien su trabajo, y que personas de gran valía, incluidos escritores importantes, tienen mala ortografía. Pero el hecho de que sea algo generalizado sólo demuestra una cosa: que entre los estudiantes colombianos el hábito lector es más bien raro. Vean, no es justo extenderse explicando que el rendimiento de los "profesionales", como el de cualquier persona, es menor si no están habituados a leer. Ya tiene mérito la paciencia que despliegan leyendo mi escrito para hacerlos perder más tiempo explicando algo que debería ser considerado obvio.

¿Tendrá algo que ver la lectura con el desempleo? Yo creo que sí, que la gente capaz de informarse tiene más oportunidades y que los países que antes redujeron el analfabetismo y divulgaron la lectura son los que mayor bienestar disfrutan. Claro que también son los mismos en que menos se recita la propaganda comunista, pero eso es difícil de explicar en Colombia. ¿Quién va a explicarles a los asesinos fanáticos que dan clases en las universidades que sus diatribas y sus galimatías leguleyos son la principal causa del atraso y que ellos no representan el "pensar" ni la "conciencia" sino los privilegios bárbaros de las clases más improductivas de la vieja sociedad?

Alguien que piense en asimilar a Colombia a esos países desarollados debería prestar atención a la lectura, incluso si tiene oportunidad de que sus hijos accedan a la educación superior y emigren a países más ricos, porque un nivel alto de lectura en el medio multiplica el acceso real al conocimiento y la competitividad de los egresados. Lo que se oculta tras la revolución y demás sueños de los doctores es el intento de asegurar los privilegios antiguos apoyándose en palabrería como la del gorila rojo, aunque a veces con mejores modales.

Pero es que la educación es otra actividad humana cuyo rendimiento también se puede evaluar. Y si aceptamos que el hábito lector multiplica la productividad del esfuerzo educativo, ¿qué se podría hacer para brindar realmente a todos los colombianos mejores oportunidades? Durante los gobiernos de Uribe se ha extendido ampliamente la cobertura en educación Primaria y Secundaria, pero seguramente los bachilleres seguirán teniendo tan poca afición a leer como los que se graduaron hace varias décadas.

Pensando en eso, ¿qué podría ofrecer un candidato presidencial para que lo apoyemos? Yo creo que la educación básica rendiría mucho más si empezara antes, como de hecho empieza en los países más avanzados. Tal vez en lugar de ampliar los cupos en universidades públicas convenga avalar créditos para las privadas, reforzar la calidad del Sena y ampliar sus cupos, y empezar a desplegar establecimientos de educación infantil, para niños de tres a seis años. Primero porque la escuela más que transmitir conocimientos permite integrar al individuo en la comunidad, y esa inserción será más fácil si empieza antes. Segundo porque las bases de la lectoescritura se sientan mejor antes, si se permite a los niños familiarizarse con los libros y con las letras antes de que se los esté sometiendo a calificaciones y tareas. Tercero porque de esa educación ya disfrutan los más acomodados, lo que les da ventajas enormes respecto a los demás. Cuarto porque la calidad de vida de los padres, y sobre todo de las madres, aumentaría al no tener que dedicar la mayor parte del día a lidiar con los niños...

Ya sé que es perder el tiempo porque en Colombia apenas hay energía para librarse de las intrigas del hampa de siempre, de las leguleyadas de cada día, de las añagazas propagandísticas, de los crímenes incesantes, de la "lucha" que lanza a los jovencitos más sanos y enérgicos a amedrentar a los transeúntes y usuarios de busetas, de los mil engaños y habladurías y leyendas urbanas que son a fin de cuentas una y la misma cosa que la tradición que perpetúa el atraso. Pero es peor callarse.

(Publicado en el blog Atrabilioso el 2 de diciembre de 2009.)