jueves, noviembre 29, 2012

¿Cuántos somos?


El avance imparable de la negociación política de Santos con las FARC va despejando el panorama de la opinión y la política colombianas. En 2010, entre la turbia oposición y la continuidad, hubo una mayoría que escogió la segunda, sin que quedara claro qué proporción de esos votantes sencillamente habrían preferido reelegir a Uribe quién sabe por cuántas décadas y cuántos votaron por lealtad a las redes clientelares de los congresistas de los partidos uribistas. Entusiastas de Santos nunca ha habido, y quienes votaron por él porque era el hombre que premiaría a las FARC eran poquísimos (los había, por ejemplo Alejandro Reyes Posada resultó discrepando de la hegemónica "ola verde" de la prensa y apoyando a Santos).

Pero ¿cuáles son las convicciones de esa mayoría? La ausencia de resistencia a lo que ha hecho este gobierno demuestra hasta qué punto el rechazo a las FARC era puramente reactivo, sin plena conciencia de defender el sistema democrático (insisto, en el sentido en que éste se entiende en los países de Europa occidental y Norteamérica). Incluso se podría decir que si hubiera una mayoría opuesta a que se premiara a las FARC, que evidentemente no la hay, quedaría flotando en el aire un "agravio comparativo", ¿por qué esforzarse por no premiar a las FARC después de haber premiado copiosamente al M-19? Eso sólo en gracia de discusión, porque todo lo que ha permitido sobrevivir a las FARC y el ELN es precisamente el poder entregado al M-19, a otras bandas y a sus redes "legales", por ejemplo en el poder judicial.

Y entonces es cuándo la mayoría resulta minoría. ¿Cuánta gente está de acuerdo con cuestionar todo lo acordado en los ochenta con las bandas terroristas, no para encarcelar a los culpables pero sí para refundar el Estado con base en principios democráticos? La idea de convocar una Asamblea Constituyente la defendimos dos o tres personas en el blog Atrabilioso durante años. Después tentó a muchos porque vieron que podría servir para eludir la ley y reelegir a Uribe. Realmente no hay casi nadie que vea como un error espantoso esa negociación ya casi olvidada. Sobre todo no lo hay en las filas del uribismo, cuyo líder fue el ponente de la ley con la que se indultó a los terroristas de todos sus crímenes.

Esta corriente política, además de su definición caudillista tiene otro rasgo que la hace funesta: su apego a los partidos que apoyan a Santos. ¿Cuánta gente cree que debería haber un partido doctrinario que defendiera la democracia y trabajara en contra de los Pastrana y los Roy Barreras? Yo creo que como mucho unas cuantas decenas. Algunos incluso admiten que sería deseable, pero no conciben que pueda pensarse en un partido sin Uribe, que ciertamente pertenece al PSUN y no tiene ni el más remoto deseo de mostrarse hostil con el conservatismo. Es decir, les gustaría algo que evidentemente no ocurrirá.

No es sorprendente que frente a la negociación de Santos con las FARC los uribistas vacilen y oculten tras el lloriqueo una innegable inclinación a claudicar. Me dicen que esta perla del senador Juan Carlos Vélez Uribe no expresa el pensamiento de su jefe, pero curiosamente éste no le discutirá:
El equipo negociador del Pdte Santos para el proceso de paz es de lujo. Preocupa es que el proceso se adelante sin cese de hostilidades.
Bueno, ésa entre muchas otras "reacciones" parecidas. En realidad, ¿quién no sabía que Santos haría exactamente lo que está haciendo? ¿Cómo es que no se ha lanzado ninguna campaña de oposición tras más de dos años de infamias y persecuciones? El que no quiera entender que para oponerse a la Unidad Nacional y a todo lo que significa hay que oponerse también al uribismo no entiende en absoluto lo que pasa. El uribismo sigue los pasos de la Anapo y paga el error fatal de la segunda reelección (pudo ser de la primera, gracias a la cual el TLC con Estados Unidos se retrasó seis años y la popularidad del presidente sirvió para que el Congreso fuera dominado por personajes como Benedetti o Barreras, por no hablar del ascenso de Santos).

Cuando se vio hasta qué punto la defensa de la ley, la justicia y la democracia es rotundamente minoritaria en Colombia fue respecto del montaje con que el hampa de la Fiscalía y la prensa dejaron impune a Sigifredo López, seguramente en cumplimiento de órdenes del gobierno, interesado en "ganar confianza" con las FARC. No es sólo una cuestión del señor Uribe, que según me cuentan apoyó a Sigifredo López cuando intentó llegar al Congreso, en 2010, sino mucho más de sus seguidores, que cuando no tomaron partido por el angelito se callaron para no quedar en minoría ante la apabullante presión de los medios.

Si un crimen como ése queda impune cuando es tan evidente quién es su autor y realmente a nadie le importa, ¿qué respeto puede exigir la sociedad colombiana al derecho y a la justicia? Insisto, no es sólo cosa del fiscal, el gobierno o los medios, ni tampoco del señor Uribe y sus edecanes (uno terminó admitiendo que no creía en la inocencia del exdiputado y enseguida se olvidó del asunto), sino de todos los colombianos, sobre todo de los que opinan y se informan: visto que la presión de los medios y el poder judicial eran tan grandes, mejor renunciar a cualquier atisbo de justicia.

La hegemonía de aquello que precede al chavismo se manifiesta por todas partes, y hablo sólo de los supuestos críticos de Santos. Recientemente tuve una discusión en Twitter sobre la necesidad (desde mi punto de vista) de cerrar o privatizar las universidades públicas: a ese respecto la ideología castrista es absolutamente hegemónica. Del primero al último, todos defienden el "derecho a la educación" consistente en que al que se muestra apto para estudiar le deben pagar una carrera los que no estudian (más bien, el que ha tenido medios, que es la realidad: la inmensa mayoría de la gente pobre no acaba la secundaria o tiene que ponerse a trabajar porque para estudiar gratis necesita tener vivienda y alimento).

Da lo mismo que uno les explique que TODO el milagro económico chileno, lo que le permitió a ese país saltar de un promedio de renta andino a uno próximo al de la Europa meridional fue no gastar en universidades. O que al ser la obtención de títulos la meta que se considera deseable, la calidad y el rendimiento de la enseñanza descienden hasta niveles cómicos. O que el esfuerzo educativo no rinde nada cuando no hay empresas en las que las personas que disfrutan de educación superior puedan ejercer su trabajo y la productividad del país es risible, como le ocurrió no sólo a Cuba sino a otros países de la región que antes fueron prósperos, como Venezuela o Uruguay. O que los países ricos y con un tejido productivo formidable pueden proveer esa clase de educación a sus jóvenes porque tienen recursos y puestos (como si alguien creyera que la forma correcta de prosperar es comprarse un Mercedes Benz sin tener los recursos)... Da lo mismo: ni siquiera se puede esperar que alguien lea textos antiguos en los que explico hasta la extenuación ese problema (1, 2, 3). A todos les parece que las arcas del Estado son inagotables y sólo hay que ir a exigir derechos, sobre todo "educación", como si ésta no fuera casi siempre sólo un recurso para adquirir categoría social y librarse del trabajo en un país que no produce nada, sobre todo no produce patentes.

Si ni siquiera se entiende ni acepta esa cuestión elemental, ¿quién va a explicarles que las FARC son sólo el movimiento estudiantil? Todos se quejan de la "infiltración" del terrorismo en las universidades, como si fuera algo externo a ellas y no su expresión típica. Sencillamente, el Estado es desde siempre la fuente de rentas para los dominadores y la universidad es el pretexto con el que pueden vivir del cuento. La principal tarea de las universidades públicas es formar personas capaces de hacer presión para aumentar el gasto educativo (como ocurrió con la Constitución de 1991, que empezó con la "séptima papeleta", organizada por los grupos revolucionarios y promovida por los estudiantes, o con las presiones que condujeron al Caguán). La "refundación de la patria" que adelanta Santos con las FARC cuenta previsiblemente con ese refuerzo, y si el caos que viene fuera suficiente las milicias universitarias dominarían las ciudades. Es decir, plantearse el fin de las universidades públicas no es sólo la condición del desarrollo económico, sino también de la supervivencia de la democracia.

¿Viene a significar algo que eso es completamente opuesto a lo que piensan los colombianos? Claro, es una visión distinta. No es tan inexplicable que en casi toda Sudamérica dominen los chavistas, en todas partes las castas dueñas del Estado encontraron la oportunidad tras el repliegue estadounidense y avanzan hacia sociedades como la cubana, pero con grandes cantidades de recursos naturales. Colombia no es tan diferente, no faltaría más. Ni siquiera Chile, ni siquiera España: ambos países están amenazados en su desarrollo por la ideología estatista. Colombia aplazó el socialismo al triunfo de las guerrillas, que siempre contó con resistencias de elementos conservadores y tradicionalistas. Ahora se consuma ese triunfo en forma de componendas del gobierno con los asesinos, y no será el lloriqueo de los que perdieron el poder el que lo va a remediar.

Emigren, y si no pueden o no quieren sepan que si quieren que Colombia se integre en el mundo civilizado y no se hunda en el chavismo no pueden creer en soluciones a medias, en caudillos equívocos, en "derechos" basados en la suposición de que los bienes son el fruto de los decretos ni en ninguna "paz" que no sea la aplicación de la ley. Aunque la verdad no hay ninguna esperanza de escapar al chavismo, y da lo mismo lo que quieran engañarse.

(Publicado en el blog País Bizarro el 6 de septiembre de 2012.)

domingo, noviembre 25, 2012

La paz es la prioridad de Colombia


El día que se posesionó Santos anunció que negociaría con los terroristas, los que se escandalizan ahora son los que no han visto a Santos ir construyendo su plan a punta de campañas de calumnias en la prensa, de alianzas perversas con los peores criminales de la política tradicional y con el hampa judicial, aparte de Chávez y compañía, de persecución contra los militares y benevolencia con el avance terrorista... Santos empezó a hacer la paz desde el día que se posesionó y se encontró con una sociedad adormecida y conformista a la que pudo manipular. A los políticos los compró y los perseguidos no estaban para deslegitimar el sistema, con lo que sólo han ido en retroceso.

Hay que decir que la "paz" tiene muchos partidarios, no la mayoría, pero la mayoría es pasiva y ni siquiera vota; tampoco la mayoría de los que votan, pero los que no están con ellos son los que sólo ven una esperanza en reelegir a Uribe en 2014 (la inmensa mayoría) y se puede decir que no opinan mucho ni votarán unidos, como se demostró en las elecciones de octubre de 2011. Pero entre los que opinan sí que hay una mayoría abrumadora a favor de la negociación, por eso la obsesión por Uribe.

Y eso se explica porque en realidad el oficio de millones de colombianos es opinar, no sólo el de los periodistas, sino también el de los profesores universitarios... ¿Cuántos hay? ¿Cien mil? Hay que incluir ahí a los de las universidades privadas, pues gracias a la prohibición del lucro esos profesores son de hecho empleados estatales. Bueno, pero los maestros de secundaria también viven de opinar, y los típicos lagartos bogotanos, que han recibido de Santos miles y miles de nombramientos para que opinen a favor de la paz en sus fiestas y aun en las redes sociales. Ser partidario de la paz más que una opinión es una forma de vida y dado el poderío que la paz anterior dio a los guerrilleros y sus amigos, los sempiternos partidarios de la paz son en Colombia una clase rica que cada vez es más difícil distinguir de la vieja clase de los criollos, sobre todo en Bogotá y alrededores

Una de las ventajas de la paz es la educación, aparte de la prensa. Un colombiano que ahora tenga treinta años tenía quince en 1998 y no leía por entonces la prensa ni prestaba atención a las tertulias, por eso puede que no esté acostumbrado al lenguaje de la paz que se estilaba entonces, y que ha vuelto. Para animar un poco la discusión voy a evaluar esos argumentos, insisto, son un poco más directos los de todos los antiuribistas de la prensa, puede que la gente tenga hasta curiosidad por leer los periódicos de entonces.

En Semana apareció este artículo

Presidente Santos: la paz es la prioridad de Colombia 
Por Luis Eduardo Celis*
OPINIÓN Si el presidente Santos le puede anunciar al país que se abre un proceso de concertación con las guerrillas, es una extraordinaria noticia.
Invito al lector a ir entendiendo los argumentos del columnista y hasta su situación personal para entender cuál es la autoridad que tienen para recetarle remedios a Colombia.
El conflicto armado persiste en muchos territorios y afecta de manera grave a muchas comunidades. Si bien las FARC y el ELN, han sido reducidas de manera importante en los últimos diez años, no están derrotadas y su fin no está a la vuelta de la esquina a pesar de que son combatidos por unas fuerzas armadas: grandes en tamaño y con inmensos recursos y un apoyo político impresionante. Nada les falta. Aún así, la contra parte no es manca ni boba: allí siguen, dando guerra, contra combatientes y civiles, afectando la vida social, política y económica de un país cansado de tanta violencia.
Para ser de la Corporación Nuevo Arco Iris, el columnista debe de haber tenido alguna relación con el ELN. Dicha "corporación" no es más que una parte del ELN que encontró más rentable pasar a la legalidad para cobrar las proezas de sus compañeros y de paso crear un vasto poder político a partir de las alianzas que establecieron con quienes les brindaron impunidad. No son traidores al ELN porque a los traidores y liquidacionistas los matan, como ocurrió con Jaime Arenas y Rodrigo Lara Parada.

De modo que como dirigente de una organización relacionada con el ELN viene a advertir que las acciones de esa banda "afectan de manera grave a muchas comunidades" y que "afectan la vida social y política de un país cansado de tanta violencia". Bueno, es exactamente el caso del que se acerca a la cajera a advertirle del tipo de gafas y sombrero, que tiene una pistola. O mejor, algo que el señor Celis o sus compañeros de su "corporación" hicieron muchas veces, el cobro de un secuestro: también el padre resulta culpable del sufrimiento del hijo y el negociador lo persuade del encanto de la compasión y el trauma de un niño amenazado de morir. No es más.

Dice que las FARC y el ELN han sido reducidas, pero es que esas bandas sólo han adquirido poder gracias a la negociación, eran insignificantes cuando Belisario Betancur quiso legitimar a las FARC y buscar una alianza con los comunistas que tal vez, esperaba, habría conducido a un nuevo bipartidismo, favorable a su partido. De modo que siendo que esas bandas hacen daño, que fueron reducidas durante los ocho años de Uribe y se han recuperado durante los dos años de Santos, la propuesta de negociar sólo quiere decir que se fortalecerán de nuevo. Se han fortalecido durante estos dos años precisamente porque Santos les ayuda para legitimar su negociación, en la que propiamente los rústicos no obtendrán nada y sí se ensanchará el poder de la familia Santos y sus redes clientelares.

Además de amenazar, el "señor" Celis propone desistir de la democracia, pues ¿qué es democracia? No puede ser que las leyes se negocien con personas cuya representación es el daño que hacen. Eso es lo que han estado buscando todo este tiempo los antiuribistas de todos los disfraces. El resultado será mucha más violencia que la que se ha visto hasta ahora y lo más probable la imposición de un régimen chavista, con la cocaína explotada por el ELN o alguna disidencia y los líderes terroristas rivalizando con los de la Corporación Nuevo Arco Iris por las columnas de la prensa.
El presidente Juan Manuel Santos ha dicho desde el primer día de su gobierno que está dispuesto a buscar una salida negociada con las guerrillas y todo parece indicar que ha venido avanzando en una prenegociacion secreta y discreta con ellas. De ser cierto, esto es una buena noticia y el país, de manera mayoritaria, debe apoyar este proceso para que llegue a buen puerto y cerremos este medio siglo de violencia guerrillera.
Hombre, hombre, ¿cómo no va a ser una buena noticia que el gobierno haga tratos con unos criminales a espaldas de los ciudadanos? Es una excelente noticia, pero ciertamente el premiar el crimen sólo envalentonará a todos los asesinos, como ocurrió desde que los gobiernos de los ochenta se dedicaron a buscar aliarse con ellos para salir pacificadores y desfacedores de entuertos por las buenas. Puede eso sí, es lo que espera Celis y lo que probablemente ocurrirá, que cierren este medio siglo de violencia guerrillera con un triunfo. Se pasaría al terrorismo de Estado, con muchísimos más muertos, claro está, pero sin guerrillas. ¿Alguien diría que China estuvo en guerra en los años sesenta o Rusia en los años treinta? 

De modo que se repite una vieja mentira, la de que gracias a la negociación se va a reducir la violencia, eso era lo que decían los mismos propagandistas en los mismos medios durante los años 1998, 1999, 2000 y 2001. El fin está a punto de llegar, pero ¡qué curioso", cada día matan más gente. Si el gobierno tiene que mostrarse comprensivo por ejemplo ante el asesinato de críticos, como pensaban hacer con Fernando Londoño, dirán que antes que nada hay que avanzar en la creación de confianza, y como los crímenes cada día son más, dirán que "las partes tienen que llegar fuertes a la mesa de negociación".
El conflicto armado tiene raíces en un mundo rural excluyente y unas faltas de garantías para la competencia política, donde al que disiente lo asesinan, le roban las elecciones o la competencia es demasiado desigual. Estas son las raíces del conflicto, y si queremos cerrarlo, hay que atenderlas, de manera democrática e incluyente. Se requiere un campo donde puedan coexistir indígenas, afrocolombianos, campesinos, pequeños, medianos y grandes productores, y donde para competir en política se pierdan elecciones pero no la vida. Y todas las ideas y propuestas de país puedan competir con garantías.
Falso de toda falsedad. El único origen del conflicto armado es la expansión soviética y la cantidad de aventureros inescrupulosos que siempre ha habido en Colombia. Mucho antes de 1948 los comunistas crearon bases armadas en regiones rurales en las que había grupos enfrentados y cometieron muchísimos crímenes. ¿Cuáles eran las faltas de garantías? En las elecciones de 1960 el líder comunista Juan de la Cruz Varela era el segundo en la lista que encabezaba Alfonso López Michelsen. Quienes no han tenido garantías han sido los que se les oponen. La manera democrática de atender los problemas es encarcelar a los asesinos y respetar la libre voluntad de los ciudadanos expresada en las urnas, exactamente lo que no hace Santos. Eso de perder la vida, ¿es otra amenaza? Los que pierden la vida son los que incomodan a las bandas terroristas de las que Celis es portavoz. Y ciertamente se perderá mucho más cuanto más se las premie. No sólo es una amenaza, es una mentira.
Si hay una prenegociacion en curso, el país debe alegrarse. Es buena noticia: significa que el presidente Santos y las guerrillas de FARC y del ELN han vuelto al camino civilizado, donde las personas y las organizaciones, con el valor de la palabra, la inteligencia, razones y propuestas, pueden construir una obra compartida, la obra del acuerdo político, que nos permita salir del conflicto armado, en donde lo que se busca es acabar con el adversario, donde la lógica es eliminar e imponer. En ese camino llevamos medio siglo, y los logros, siendo importantes, no son nada halagüeños. Volvamos a darnos la oportunidad de recorrer el camino del dialogo y de los acuerdos.
¿Qué es "el país"? Cada vez que alguien dice "el país" debemos suponer que miente, que pretende algo impropio recurriendo a esa generalización. Es buena noticia para los terroristas, que ven acercarse el poder. ¿Cómo se atreve a hablar del camino civilizado? El camino civilizado en todo el mundo es aquel en el que los asesinos y secuestradores pagan penas severas por sus crímenes. Lo que hay en la magia, burda y cínica, pero sobre todo tediosa porque era la norma durante los años del Caguán, es el anhelo de hacer equivalente al Estado y a las bandas de asesinos. Las razones y propuestas que ponen los terroristas son sus crímenes crecientes, a los que, hace AÑOS  lo denunciamos, les colabora el gobierno favoreciendo las infamias judiciales contra los militares y legitimando su avance a través del CRIC (al que promueve el Incoder). ¿Qué acuerdo político va a salir con unos asesinos que pasan de cometer crímenes a convertirse en amos.

En ese camino de no aplicar las leyes Colombia lleva medio siglo y ésta es la ocasión en que los terroristas triunfarán: ya conquistaron el poder judicial, ya poseen las universidades y colegios, la mayor parte de la función pública les obedece y ahora cuentan con el ejecutivo y el legislativo. A los militares los someterán porque no tienen la costumbre de hacer política y la entienden muy mal, por no hablar de los incentivos y castigos. Lo increíble es que haya tantos que no lo entienden. La última oportunidad de hacer frente a las maquinaciones criminales de la prensa fue el montaje para dejar impune a Sigifredo López, con la mayoría de los uribistas a favor del exdiputado.
Lograr un acuerdo con las guerrillas no es tarea fácil, pero tampoco imposible. Si hay apoyo político y ánimo de reformas que atiendan las raíces que originaron el levantamiento armado, al inicio de los años sesenta del siglo pasado, es posible cerrar este medio siglo de política con armas.
Esas reformas que atiendan las raíces que originaron el conflicto son un nombre para la abolición de la democracia: el reconocimiento del poder terrorista como fuente de derecho. Bueno, Celis y su "corporación" saben lo bueno que es eso, llevan mandando, riquísimos y hasta prestigiosos casi dos décadas. Lo que no se puede es pensar que después de dar poder a las FARC van a cesar y a volverse buenas personas.
Si el presidente Santos le puede anunciar al país que se abre un proceso de concertación con las FARC y el ELN para poner punto final a la violencia, es una extraordinaria noticia, merece nuestra gratitud y felicitar sus gestiones.
Lo cierto es que la violencia se ha multiplicado desde que empezaron a reunirse, pero obviamente se multiplicará a medida que negocien. El ejército está desmoralizado, dividido, descontento y lleno de elementos sobornables. El avance terrorista en una orgía de sangre mucho peor que la de Escobar es sencillamente seguro. La desfachatez con que este filántropo habla de "poner punto final a la violencia", renunciando a toda justicia y convirtiendo a los secuestradores en gobernantes es exactamente la misma que predominó durante cuatro años en la prensa. las mismas personas que las firmaban fueron las que después divulgaron las calumnias incesantes contra Uribe, las mismas que convencieron a la chusma de la inocencia de Sigifredo López contra todas las pruebas concebibles. Lógicamente merece la gratitud de la "corporación", claro, como cobradores de los innumerables crímenes venideros progresan más.
Si el presidente Santos cierra el conflicto armado tiene asegurado un lugar principal en la historia colombiana, como lo tiene el expresidente Uribe, que logró contenerlas y llevarlas a decidirse por el pacto y dejar sus sueños de poder global.
De modo que alguien sale a matar gente y si la víctima se defiende o llama a la policía hay un conflicto armado, y el momento en que los fines del asesino se hacen realidad se convierte en el cierre del conflicto. Es exactamente la retórica de un atraco. El que entrega la cartera recupera la paz, pero en esa escala en que realmente no habrá ningún policía al cual acudir, sencillamente el atracador convertirá en esclavos a todos. Ni siquiera importa Santos, es la sociedad la que se acomoda a eso, la que no hace nada y se ilusiona con remedios absurdos.
Ahora, esperemos las buenas noticias por la boca del presidente Santos y que la serenidad acompañe al expresidente Uribe, para que aporte en este complejo proceso que requiere su concurso, para liderar los intereses del mundo rural que le acompañan y deben participar de este esfuerzo, en un momento crucial de la vida colombiana.
Después de toda la persuasión anterior, la noticia de la negociación resulta "buena". Lo mejor es que Uribe resulta como el representante de ciertos intereses del mundo rural. ¿A quién representa Santos? Fue elegido por los uribistas, se alió con los asesinos para sacar provecho del crimen, la sociedad debería reaccionar pero no lo hará, empezando por el señor Uribe que lleva más de dos años de consultor espontáneo del gobierno (casi todos los columnistas amigos suyos hacen lo mismo) y alienta entre sus partidarios sólo el lloriqueo y la nostalgia. De modo que estos criminales se burlan.
La paz es posible y vamos a lograrla, combinando la acción sostenida de las fuerzas armadas y el entendimiento político.
Eso es lo que producirá la paz, que esta "corporación", que puede haber matado a muchos miles de soldados y policías, resulta diciendo "vamos" en algo en lo que incluye a sus víctimas.
*Luis Eduardo Celis es coordinador de incidencia política de la Corporación Nuevo Arco Iris.
Contra ese atraco debería levantarse la sociedad, pero no lo hará. Cuando hayan caído en el infierno de terror buscarán salidas desesperadas, como en tiempos del Caguán soñaban con la intervención estadounidense, se ilusionaban con un triunfo de Carlos Castaño o pedían un golpe militar. ¿Se acordarán de todos los renuncios de esta época? ¿Se acordarán de todos los amigos de Uribe que fueron elegidos en 2010 y se volvieron sencillamente socios de los terroristas? La fe ciega en el caudillo infalible terminó siendo una trampa gracias a la cual los criminales se apropiaron del país.

(Publicado en el blog Atrabilioso el 24 de agosto de 2012.)

miércoles, noviembre 21, 2012

La última claudicación

Como se sabe desde el mismo día de la posesión, Santos busca negociar con las FARC. Ahora anuncian en forma de rumor que hay reuniones en Cuba, y uno se pregunta qué estaría pasando si en lugar de buscar esa concordia se hubieran concentrado los esfuerzos en someterlas. En la jerga de los delincuentes bogotanos la palabra impuesto designaba la parte del robo que se daba al policía, que terminaba siendo el socio del ladrón. No otra cosa hace el señor Santos, aliarse con los secuestradores para ayudarlos a volverse ciudadanos respetables a la fuerza, y en últimas hacerse su socio. (En un país legal nadie respetaría a León Valencia ni a los del M-19, la imagen de estar delante de quien ordenaba secuestros y asesinatos haría sentir mal a la gente: necesitan la violencia para que sea peligroso mirarlos como secuestradores y asesinos.)

La forma en que un gobierno sacrifica con todo el descaro del mundo su programa electoral y se compromete a someter las leyes al escrutinio de una organización de criminales cuya única legitimidad es el miedo que inspiran y la simpatía de la izquierda radical internacional, hará que todo el mundo se pregunte qué está pasando en Colombia. Lo verdaderamente maravilloso no es que los colombianos toleren que les "cambien el chip" y el gobierno practique lo que ellos querían evitar, el pastranismo, sino que el principal recurso de Santos para legitimar su política es perseguir a Uribe usando las acusaciones que se usaban contra él hace tres años por los falsos positivos. En aras de legitimar su curiosa variación, se desespera por encontrar pretextos para enlodar a Uribe. Es a su influencia a lo que se debe que en El País saliera este titular. Santoyo era tan subalterno de Uribe como de Santos; de nuevo, hábilmente, se explota algo con un sesgo calumnioso y perverso.

Pero el caso es que la negociación está aquí, y es una escenificación que requiere un plan minucioso y unos actores bien coordinados. Para las FARC sería una descortesía que se las considerara derrotadas, de modo que conquistan territorio y acumulan dinero a la vez que masacran y humillan a la fuerza pública. ¿Hasta qué punto quiere llevar Santos la derrota del Ejército? Al ejército desmoralizado lo reemplazarán las FARC, debería saberlo. Si no queda como un fracasado queda como el peor criminal, el que le abrió el camino a la tiranía totalitaria y a la mala literatura de las revoluciones tropicales.

Eso deberían preguntárselo los colombianos, ¿qué les va a pasar? Por pura lógica, hay que pensar que Santos busca el avance de las FARC. Si fuera un demócrata, se habría enfrentado con las cortes que encarcelan a Arias y dejan libre a Piedad Córdoba y habría convocado una Constituyente que lo dejara como el redentor del país. Pero prefirió legitimar toda esa red de complicidades del samperismo y hasta nombró en uno de los cargos más sensibles a una abogada cristiana que se enamoró de un guerrillero y lo acompañó a asesorar a los paramilitares puede que a cambio de una buena suma, pero persona del todo favorable a Ernesto Samper en su guerra contra Uribe. Santos llegó al poder a hacer la guerra contra el bando que lo eligió y para eso sacrificó la legalidad tolerando los desafueros crecientes de las cortes y favoreciendo a un señor de turbio prontuario cuya legitimidad electoral es ínfima. Eso es lo que tendrá que escribir cualquier historiador de finales de este siglo. Los que no lo quieren ver ahora, es porque tienen algún proyecto de vida en el que prefieren sacrificar las leyes y tratan de alcanzar el mayor confort posible en un mundo en el que no se cumplen.

Y es mi pregunta, ¿hasta cuándo van a quedarse los colombianos viendo en la televisión pintarse su ruina y humillación en ciudades dominadas por los asesinos, canonizados en aras de la paz? ¿Cuánta gente ha perdido a un ser querido a manos de las FARC? No, entiéndanlo, ellos no van a llegar a juntarse con los demás colombianos, sino a ocupar puestos públicos bien pagados y a recibir grandes sumas del gobierno, por ejemplo en forma de subvenciones a ONG y puestos en las universidades públicas, como de hecho ocurre desde los noventa con las otras bandas. Y desde esa posición de poder buscarán la paz con los que sigan luchando, para los que hay una fortuna incalculable esperando en forma de cocaína que se puede exportar a través de Venezuela, país que gracias al debilitamiento del ejército colombiano se convertirá en la potencia regional. Si varias personas soñaran con mejorar su condición social en los años setenta y se evaluara qué actividad resultó más eficaz, la respuesta inegable es: matar gente. A León Valencia y Angelino Garzón los lisonjean los oligarcas, si hubieran optado por poner un restaurante o una carpintería, serían pobres diablos de los que, si viven en regiones apartadas, terminan dejando ir a sus hijos a la guerrilla o a la mafia; la primera es una secta que a punta de adoctrinamiento e intimidación obtiene mártires adolescentes para el juego de poder de los oligarcas de la izquierda.

Pero ahí está, lo que los colombianos menos quieren es pasar incomodidades y correr riesgos, y hasta terminan creyendo en la propaganda de sus verdugos como los indios del siglo XVI terminaron creyendo en Dios crucificado. El día en que los engañan y se burlan de ellos, les infligen la mayor humillación, ya se admitieron inferiores. Eso es lo que pasa con la historia de Sigifredo López, que les dicen lo que deben creer y lo creen. Incluso los supuestos analistas críticos terminan favoreciendo un montaje burdo para no resultar extravagantes, intolerantes y sectarios. Por ejemplo, Alfredo Rangel:
Descubrir falsos testigos desbarata procesos de farcpolitica,pero no contra militares: libertad para Cnel Plazas acusado por falsos testigos.
Quiere denunciar el sesgo de los jueces diciendo una gran verdad, pero ¿dónde está la evaluación seria de los testimonios? Claro que hay muchas formas de sobornar o intimidar testigos para que digan que mintieron, o escoger entre todos los testigos a aquellos cuyo testimonio es evidentemente falso o se puede interpretar de modo que parezca falso, pasando por alto a muchísimos otros, como los pobladores de Pradera y Florida. ¿Por qué el señor Rangel va dando por sentado que son falsos o que no hay otros a los que no se interroga para producir el efecto de que el proceso era un montaje? El escándalo es que la supuesta conjura importe menos que el crimen que origina el proceso. ¿Qué fue lo que pasó realmente? ¿Quién es el del video? ¿Está demostrada la inocencia de Sigifredo López como para poder dar el caso por cerrado? Resulta que el coronel Plazas Vega está condenado y no es preso preventivo, y cuando uno pide que lo traten con la misma benevolencia con que se trata a Sigifredo López, que podría ser el del video y el que planeó el secuestro, está poniendo a Plazas Vega, un héroe nacional, por debajo de un criminal. Lo que hay que pedir es enviar a la cárcel a los que condenaron a Plazas Vega, porque esa condena es un crimen, una persecución política que envilece al Estado colombiano. Es esa resignación al corto plazo lo que lleva a confusión hasta a los más lúcidos comentaristas.

Lo que hay que pedir es que se demuestre la inocencia de Sigifredo López con algo más que la falacia de que ha sido víctima de error judicial, conjura, atropello, etc. Que uno pueda creer que ese futuro ministro realmente no planeó el secuestro de sus compañeros a los que acompañó hasta su lugar de cautiverio, con la necesaria intención de matarlos en algún momento porque sería imposible que vivieran y no lo delataran. Yo no lo puedo creer, me atrevo a decir que los que se niegan a creerlo realmente y no obstante no lo justificarían, son personas cobardes, que se esconden en una mentira en lugar de la certeza plena, demostrada por dictámenes periciales definitivos, de que hay un ciudadano que después de secuestrado fue encarcelado. Pero, acuérdense de mí, algún día alguien demostrará que la acusación era cierta: que Sigifredo López es el tipo del video. ¿Qué sentirán los crédulos? Deberían ir cayendo del zarzo. Hay un gran poder de los medios, el gobierno, las cortes, el clero universitario, la "izquierda" y hasta la Iglesia que busca que el tipo quede impune y maquina para que nadie se pregunte por qué no cotejan las voces, o por qué no enviaron una inspección judicial a interrogar a los testigos de Pradera y Florida. Con los aires de "paz" que hay hoy en día, los crímenes se multiplicarán porque pueden quedar impunes, y eso será mucho más terrible a medida que se aproxima la noticia oficial de la negociación y de su propósito y programa. Lo más importante es que la guerra no se acabe antes de las elecciones de 2014 porque Santos es listísimo y no va a cometer el error de Churchill. La agenda de paz es la agenda del asesinato permitido. Eso lo ha sido siempre desde Belisario Betancur, pero los colombianos se han dejado adoctrinar para estar siempre dispuestos a permitirlo.

Pero insisto en que lo más importante que ha ocurrido es lo de Sigifredo López, porque demuestra lo desprovista y acobardada que está la supuesta oposición. Ante el terrible prevaricato de no averiguar la verdad para no resultar linchado por los medios que, por suponer lo menos, comete el fiscal Montealegre, los críticos del gobierno ceden automáticamente, como Rangel, que da el caso por cerrado sin detenerse a pensar qué va él a decir cuando le pregunten si cree que Sigifredo López es culpable. Otro renuncio, es general.

Eduardo Mackenzie dedica una columna al tema, dando por sentada también la inocencia de Sigifredo López, y el caso por cerrado, e incluye esta frase:
La justicia colombiana tiene ahora la oportunidad de enmendar definitivamente esos errores y las faltas procesales cometidas en el caso del Coronel Plazas y reconocer plena y definitivamente que los supuestos “testigos” que la instrucción y la juez de primera instancia trataron de hacer valer no son más que falsos testimonios de la peor especie.
Nótese la expresión de cortesía: "Limpien la casa ahora, den ejemplo de que son justos y magnánimos". Sometiéndose a brindar reconocimiento a los que ordenaron la iniquidad de la condena contra Plazas Vega. ¿O es que Mackenzie desconoce la "Comisión de la Verdad" formada por tres expresidentes de la Corte Suprema de Justicia, cuyo informe está lleno de citas de dos autoras del M-19, y que fue concebida para que legitimara la condena contra Plazas Vega? El castigo por oponerse a unos asaltantes es terrible pero los que cometieron el crimen, antes los del M-19 y esta vez Sigifredo López, darán clases de moral.

Ya sé que pretende denunciar la iniquidad, también es un rasgo endémico: la transmisión solemne de la noticia de que está lloviendo. ¿Cómo va a ser posible que vayan ellos a la cárcel por aprovechar sus cargos para ejecutar una venganza política y Plazas Vega al liderazgo nacional que se merece?, eso es lo que Mackenzie no se pregunta. Mackenzie se presenta como su buen consejero, pero a quien deben oír es al policía que los capture. Es ridículo invocar la ley y la justicia cuando uno ha mostrado estar dispuesto a pasarlas por alto. Plazas Vega está preso por defender a la sociedad contra una banda criminal exactamente como hizo el fiscal de Cali que llevó a cabo la investigación contra Sigifredo López, el uno sufre la prisión a manos del hampa judicial; el otro, ostracismo a manos del poder terrorista que controla los medios y las redes sociales. El poder ha llegado con Santos a un grado superior, crea la realidad literalmente. Hay millones de entusiastas de la inocencia de Sigifredo López. No leen la prensa buscando información sobre lo que ocurrió, sino confirmación de lo que les vendieron como deseable. Leen la prensa para saber cómo va su equipo. El fiscal reconoció el error, ya podemos respirar tranquilos.

 No creo que esa actitud de Mackenzie vaya a dar ningún resultado, creo que hay que aplicarse en serio a defender la democracia, a abolir el poder terrorista que se hizo con el Estado en 1991. La actuación de la Fiscalía en el caso de Sigifredo López daría para denunciar al Estado colombiano, no en busca de indemnización sino para que todo el mundo viera en qué manos cayó la administración de justicia, pero parece que hay muchos que prefieren esperar a ver cuándo pueden negociar con los magistrados, a lo mejor cuando les salga un nuevo agravio que denunciar.

Más lejos va Rafael Nieto Loaiza, que ya en junio dio muestras asombrosas de su insobornable interés por la verdad.
Y de repente, acosada por los medios, la Fiscalía, en abierta violación a la reserva del sumario, filtra la “prueba reina”, un video en el que alguien que se ve de costado describe el recinto de la Asamblea y como podría realizarse el secuestro. La voz y el perfil de quien instruye podrían coincidir con los de López, sugieren. Pero no están seguros y hay testimonios de que el responsable sería un tal JJ, guerrillero de las Farc, con fisonomía parecida a la de Sigifredo. Y están los mensajes entre los comandantes del grupo criminal después del asesinato de los diputados, de los cuales se deduce que López sería inocente.
Por favor, lean de nuevo la frase en negrita y piensen en lo que preocupa a Nieto Loaiza que hayan asesinado a esos diputados. Vamos viendo que el que aparece en el video, JJ, obviamente muerto, no sólo se parece físicamente a Sigifredo López sino que tiene la misma voz, la misma dicción, el mismo lenguaje de político, el mismo conocimiento de la guardia que había en la zona y en el edificio, de las rutinas de los diputados, del sitio por el que entraba uno siéndolo... Es imposible dudar hasta tal punto de la inteligencia del señor Nieto Loaiza, que sólo pretende reforzar la presión de la prensa para dejar impune a Sigifredo López. Esclarecer el caso haría retroceder el crimen y el poder terrorista, pero ése es un objetivo que Nieto Loaiza sacrifica para que lo vean como magnánimo.

Ni cortos ni perezosos, los directores de Semana y hasta Pedro Medellín se han dedicado a acosar al fiscal Montealegre, en realidad para reforzar esa idea de que encarcelar a Sigifredo López y aun acusarlo fue el crimen. La misma desfachatez con que León Valencia da clases de moral y de democracia, con que Petro es una estrella parlamentaria que denuncia a los corruptos y gracias a eso llega al segundo cargo del país, con que tienen preso a Plazas Vega y encarcelan preventivamente por un largo período a Andrés Felipe Arias por delitos por los que, si lo fueran, deberían procesar a muchos otros ministros, incluido el actual. El que se somete a los criminales no sólo tiene que soportar su impunidad y su poderío, sino su desprecio. Es lo que espera a los colombianos por haber claudicado ante el poder de los medios en ese caso. Tal vez el mayor ultraje que ha sufrido la democracia colombiana en su historia, la impunidad descarada del responsable de secuestrar y asesinar al legislativo de un departamento, impunidad obtenida a punta de persuasión a pesar de que millones de personas pudieron ver por ejemplo el video del hermano de Jairo Hoyos, y aun analizar los motivos del hijo de ese diputado para hacerse tan entusiasta defensor de Sigifredo López. (Tienen que verlo, si no lo han hecho, lo dice todo: el señor Hoyos que habla, desapareció. ¿Por qué creen?)

Pero en fin, a Nieto Loaiza no le importa mucho que se esclarezca la verdad y acepta la versión del resto de la prensa. Pero no está solo, sus textos aparecen reproducidos en Debate Nacional, la página oficial del uribismo.

Claro que Nieto Loaiza es el mismo que en otra ocasión decía que "sólo los criminales desean que a Santos le vaya mal", cosa que convierte en criminales a quienes no quieren que premie los asesinatos y en anticriminales a los asesinos. ¡Quiero que te vaya bien, que desistas de ser tú, que no cumplas tus designios! Sólo expresa esa actitud tan corriente en el uribismo de buscar caminos de conciliación, de advertirle a Santos que podrían no votar por él en 2014, incluso, así, poquito a poquito, a admitir una negociación en la que los intereses del país estén bien defendidos y se escuche a la mayoría que no apoya la negociación y sigue aprobando a Uribe, más ahora que las encuestas le fueron mal a Santos. Una negociación controlada por ciudadanos capaces de hacer escuchar a la mayoría es peor que dejar a la otra generación esta guerra, como dice María Isabel Rueda.

¿Cómo es que los familiares de los diputados asesinados proclaman su fe en la inocencia de Sigifredo López? Pues porque el crimen no sólo sirvió para decapitar a la sociedad vallecaucana y mostrar el poderío de las FARC, sino también para someterla. Los familiares se acostumbraron a seguir la consigna de exigir la libertad al gobierno, con la promesa que les transmitía la esposa de uno de los secuestrados que les presenta a sus amigos y a los abogados que podrían presionar hasta que el gobierno negocie, y a partir de eso, de dejarse utilizar como elemento de presión, le entregan su vida a la conjura organizada. Eso se comprobó en los discursos odiosos y violentos contra Uribe de la madre, la hermana y los hijos de Íngrid Betancur. Pero es una vieja costumbre. Cuando al final del Caguán había cientos de alcaldes desplazados de sus pueblos, que en cierto momento se organizaron para exigirle al gobierno solución política negociada del conflicto social y armado. Con decir que uno de los fundadores de una organización de víctimas del secuestro, Asfamipaz, cuya líder, Marleny Orjuela, lo acompaña desde hace al menos una década, es Iván Cepeda Castro, ya podemos imaginarnos hasta dónde llega la capacidad de persuasión que tiene un secuestro. Y la amenaza de repetirlo, por ejemplo a algún niño. Ya se vio en El padrino, Los Soprano y en sus precursores, los bolcheviques que ejecutaron los procesos de Moscú.

En definitiva, hay una formidable conjura de los medios para tapar la impunidad de Sigifredo López y por eso mienten sobre el informe del FBI, como he explicado en mis entradas anteriores. Nieto Loaiza ya había mostrado sus pocas ganas de hurgar en esa información y se apresuró a comprar la invalidez del video dictaminada por el FBI. Y a partir de ahí, prácticamente todos los que escriben en las redes sociales.
La otra prueba alegada contra López ya fue desechada: el FBI no pudo afirmar que era de él la voz de la grabación en donde se explica a los guerrilleros la distribución de las oficinas en la Asamblea del Valle.
El FBI no pudo afirmar que ésa era la voz porque no la evaluó porque el material era inútil. La prueba desechada demuestra la mala fe de la Fiscalía, empeñada en salvar al exdiputado, no la inocencia de éste.

Pero todo eso es gravísimo, la dominación de una masa por una máquina de divulgar mentiras. Por ejemplo, el informe descrito en este video, que daba por demostrada la culpabilidad de Sigifredo López a partir del cotejo de su voz con la del hombre que habla en el video, sencillamente desapareció. ¿Cuántos columnistas han escrito sobre Sigifredo López y cuántos han intentado refutar el informe de ese video. Es evidente que quieren engañar. (Es corto, menos de dos minutos)



Una condena de Sigifredo López no sólo sería una cuestión de justicia sino un golpe a la máquina de dominación que tienen las FARC en el Valle del Cauca, que es la que permite el silencio generalizado sobre el tema del exdiputado, sino también contra la prensa que ha mentido sin cesar sobre el tema. Si alguien me mostrara una noticia de los grandes medios de junio de 2012, tras la detención, cuyo sesgo yo no pudiera demostrar, me retiraría de opinar. Los invito a buscar en google cualquier noticia de cualquier día en algún medio del poder en que se habla de Sigifredo López en que no se intente favorecerlo. La gente se deja manipular.

Renunciar a aplicar la ley y a esclarecer la verdad, como hacen casi todos los colombianos pues casi ninguno quiere saber quién cometió eso, si el cotejo de voces es definitivo (como debería serlo) y si por tanto la inocencia del tipo es incuestionable, parece un atentado contra la presunción de inocencia. Realmente es un atentado contra la presunción de estupidez de la gente, atreverse a pedirle que piense un poco en lo que le dicen.

Naturalmente, la negociación de Santos con las FARC no será contestada por varios millones de manifestantes, y con toda certeza ni siquiera por varios cientos. La novela de Sigifredo López sirvió a los medios para estar de parte de los que quieren negociar, después de acompañarlos en la cruzada por la liberación del prócer. El señor Uribe siempre está a la defensiva, y realmente no tiene ganas de castigar la inagotable lista de prevaricatos del poder judicial, sino de buscar la paz entre el pueblo y las autoridades a través de la solución política negociada del conflicto, pues ¿en algún país democrático del mundo tienen derecho los jueces a prevaricar sin que sus víctimas pretendan que se castigue ese delito?

Me han dejado impresionado los que invocan la presunción de inocencia de Sigifredo López. Es la que exigen los medios, a costa de no llevar a cabo las pruebas, que por lo demás nadie pide. No quieren saber qué pasó, creen que generan menos disenso "practicando" el "deje así", y sólo expresan a la perfección el espíritu con que se claudicará ante las FARC, pues el secreto de la negociación es crear un vasto partido hegemónico de "centro izquierda" a partir de la negociación, el cual incluiría a congresistas con relación con el Partido Comunista y las guerrillas, léase a Iván Márquez y otros pensadores del tipo de los que publican en Razón Pública. Un partido hegemónico controlado por los Santos-López-Samper, presente en todas partes en forma de exguerrilleros y funcionarios revolucionarios, los fecodistas pero con el papel que tienen en Venezuela actualmente, y unos partidos para el decorado, como en la Polonia comunista había partido campesino y partido demócrata cristiano, que siempre votaban lo que mandaban los comunistas.

Ya lo saben, claudicaron fatalmente ante las FARC el día que no quisieron buscar la verdad y la justicia, el día que creyeron las citas tendenciosas de los propagandistas de la prensa, en lugar de buscar dónde están los argumentos actuales que refutan las acusaciones que la misma Fiscalía produjo, y por qué no se presta atención a todos los demás testigos, sino que se los incomoda. En lugar de creer los parrafitos de Semana o de los columnistas, deberían pensar cuándo fue refutado lo que dijo la misma Fiscalía. Léanlo. (Enlace documento Fiscalía.)

(Publicado en el blog Atrabilioso el 22 de agosto de 2012.)

viernes, noviembre 16, 2012

Todos los cómplices


Una señora me decía que lo que se opine sobre Sigifredo López es "subjetivo", tal vez aludiendo a que las consideraciones de cada persona estarán afectadas por emociones encontradas que impiden sacar conclusiones precisas. El asunto da para mucha discusión, pero me dejó pensando que esa señora, como de hecho la inmensa mayoría de los que leí en Twitter, no quiere prestar ninguna atención al hecho de que en ninguna parte se ha dicho que la voz de Sigifredo López no sea la del video. Tampoco responde nadie al hecho de que el FBI respondió que el material que le enviaron era inservible, y que por tanto no podía emitir dictamen. La prensa, como ya expliqué en mi entrada anterior sobre el tema, convierte ese resultado, obviamente buscado por la Fiscalía, en una exculpación del acusado.

Pero el asunto tiene tantas arandelas. La principal, como ya he explicado, es en mi opinión esa negativa a evaluar la realidad: "Eso es subjetivo" sólo significa "No quiero saber", y es exactamente lo que pasa con la mayoría de los que exculpan al exdiputado sin tener afinidad ideológica ni deber profesional: no quieren admitir que sencillamente todo es como se denuncia, que el tipo planeó el ataque y que obviamente el desenlace sólo podría ser el asesinato de los diputados. Eso alteraría su comodidad y les impediría seguir suponiendo que Colombia es un lugar normal como los que ven en las series de televisión extranjeras.

Pero hay muchísimos que saben bien que no hay dictamen del FBI y que los testigos guerrilleros son los que antes se van a desdecir porque tienen familia expuesta y ellos mismos sin duda reciben amenazas e incentivos. No son "falsos testigos", sino testigos que se desdicen porque los fuerzan a ello. Aun admitiendo que hubieran mentido, ¿para qué iban a admitir otro delito en lugar de mantenerse en lo que habían dicho? Bueno, esos que sí saben todo eso también saben que las amenazas de la Fiscalía contra esos testigos tienen por objeto acallar a los demás, a todos los que vieron a Sigifredo López en los campamentos guerrilleros, a sus paisanos que lo iban a ver visitar a su madre (cómicamente resuelto por la prensa con que las visitas las hacía un tipo parecido), el vendedor de frutas que lo vio dando órdenes a los guerrilleros, los que conocen la historia de su familia... Todo eso lo saben pero mienten por interés, y no es algo subjetivo sino un crimen deliberado, tanto del Fiscal general y sus subalternos como de todos los columnistas y redactores de la prensa y de otros canallas inesperados.

Por ejemplo, sabe muy bien que miente el redactor de esta noticia:


El FBI no descartó la prueba sino descartó el material porque no servía para dar un dictamen. Lo que buscan es transmitir la idea de la inocencia de Sigifredo López a partir de eso, pero ciertamente cualquier dictamen profesional demostraría que es su voz. ¿Por qué me asquea tanto la idea de que esos juicios son "subjetivos" y en cambio creo que la culpabilidad se demuestra OBJETIVAMENTE con ese hecho? Porque atiendo a la lógica: si un cotejo de las voces arrojara la información de que la voz no es la de Sigifredo López, sencillamente habrían mandado material útil o habrían buscado otros dictámenes hasta demostrarlo. La mala fe es evidente en la Fiscalía y en la prensa; no sólo por parte del redactor sino del director del periódico y aun del dueño.

Pero es que el video decomisado en el campamente de Alfonso Cano lo demuestra plenamente y el cotejo de las voces sería sólo una confirmación. Los invito a prestar atención, más allá del evidente parecido del timbre de la voz, de la entonación, etc., a las cosas que dice el que alecciona a los guerrilleros en este video (son sólo seis minutos) pensando quién podría ser, ¿cómo es que conocía tan bien el edificio, el entorno, los horarios, la vigilancia? ¿Cómo sabe por dónde entran los diputados? Sólo puede ser él. Para dudar de que es él hace falta renunciar a preguntarse quién es, unos por afinidad de intereses y otros por cobardía.




Esa cobardía se puede describir así, bueno, se describe así: admitir que eso ocurrió así los pone frente a un abismo aterrador sobre la maldad humana. Sobre todo, sobre la maldad que no pueden atribuirle a gente de otras razas o de otras condiciones sociales. De hecho es por lo que se niegan a ver la relación entre los columnistas de la prensa y los políticos con las bandas terroristas; el rechazo se les acaba con Piedad Córdoba, mujer y negra, y con Iván Cepeda, de look hippie al que pueden atribuirle que no se ducha y que fuma marihuana. Los seductores simpáticos como Sigifredo López, la clase de gente que les cae bien, no pueden ser capaces de algo así. Es una pasión "subjetiva", la realidad está ahí, es evidente, y para demostrar que el del video es Sigifredo López sólo hace falta que una entidad confiable coteje las voces.

Pero la labor de la prensa es impresionante, y muestra hasta qué punto colabora con el terrorismo, para los que no lo quisieron entender en los años del Caguán. Por ejemplo el angelito Herbin Hoyos entrevista a uno de los guerrilleros que testificaron contra Sigifredo López. Los invito a prestar atención a la entrevista para ver cómo orienta al rústico sugiriéndole las respuestas y tratando de dar por sentada la inocencia del exdiputado y convirtiendo en culpable a Gustavo Muñoz. Vale la pena repetir la pregunta, ¿qué interés tendría el exguerrillero en buscar a los medios para decir que mintió? Hace falta esa mala fe de la cobardía para no verlo. (Cómicamente, son los mismos que tratan de cobardes a Chávez y a Santos, el uno capaz de dar un golpe de Estado y arriesgarse a pasar la vida en prisión y el otro de burlarse descaradamente de quienes lo eligieron).

No es difícil imaginarse la vida del guerrillero y su disposición a "colaborar" con Herbin Hoyos. Pero es importantísimo notar que el "Cabezón" dice que la persona del video es un guerrillero como él, para eso se puede comparar la dicción, el acento, etc. de uno y otro. Bueno, y suponer que ese guerrillero, alias JJ, uno convenientemente muerto, conocía todas las rutinas de la Asamblea, los guardias, los horarios... Claro.

Insisto, para pensar que el que alecciona a los guerrilleros en el video es JJ hace falta mucha mala fe. Es lo que reina en Colombia y cuando una persona honrada obra con sentido común toda la chusma la persigue, como ocurre con el fiscal de Cali que dictó orden de captura contra Sigifredo López.

Las mismas búsquedas de Herbin Hoyos alientan al fiscal general: presten atención a la cantidad de mentiras que dice el relamido personaje. ¿Por qué no "filtra" el dictamen en el que se demuestra que la voz del que habla en el video no es la de Sigifredo López? ¿Por qué no habla de esa prueba? Basta esa prueba. Pero su cuento es que los testimonios no son creíbles (los testimonios de quienes se desdijeron persuadidos por quién sabe quién, para todos los demás está la amenaza de prisión). ¿Cómo que no hay cargo contra Sigifredo López? ¿Por qué no nos muestra un dictamen pericial en que se diga que la voz del video es otra? Con toda la tranquilidad, va diciendo que "pudo desvirtuarse totalmente esas imputaciones". El periodista en la frase siguiente, porque se trata de un complot criminal, declara que no era la voz. ¿Cómo que no era la voz? ¿Por qué no averiguan si es la voz? La obstinación del Fiscal en proclamar la inocencia de Sigifredo López lo retrata de cuerpo entero.

El lenguaje del periodista es de clara toma de partido, como hacen todos, sobre todo en Canal Caracol, y se obstina en buscar la culpabilidad del fiscal 38 de Cali y de Gustavo Muñoz. Cuanto más se aproveche la presencia del alto funcionario, con quien según José Obdulio Gaviria "volvía el Derecho", jurando que Sigifredo López es la víctima de los testigos, más se puede poner todo del revés y hacer que los pájaros les disparen a las escopetas.

Pero la hazaña de Sigifredo López no es cualquier bobada, y esa innegable complicidad del fiscal y de los "periodistas" muestra hasta qué punto Colombia es la patria del crimen y en realidad la gente que se opone a esas cosas es poquísima o no tiene ningún poder. Al respecto les recomiendo prestar atención a este video en el que Julián Hoyos, hermano del asesinado Jairo Hoyos, señala las relaciones de Sigifredo López con los terroristas.

Bueno, entre esa gente decente está el fiscal 38 de Cali, ya destituido y perseguido (en términos de intimidación descarada, con foto y todo, rodeado por un círculo que parece una diana, vean al respecto este video, como para que cualquier mamerto lo amenace o los terroristas lo maten). Por aplicar la ley y pensar que se podría castigar un crimen horrible terminó convertido en un paria.

Pero mucho más interesante es que en esa tarea criminal al Fiscal respetado por José Obdulio Gaviria lo ayuda la complicidad de los uribistas: ni el expresidente ni ninguna persona próxima han dicho nada sobre este caso de monstruoso prevaricato. Parece que colaboran por algún interés espurio, porque hace falta ser muy necio, manipulable e ignorante para no entender que no hay dictamen pericial sobre el cotejo de las voces y que es imposible que la persona del video sea otra. De hecho una señora no tuvo problema en publicar esto:


Es decir, ningún cuestionamiento a la responsabilidad de un criminal de pesadilla de la peor época del comunismo ni al prevaricato de los mafiosos de la Fiscalía, sino la ocasión de sacar partido de algún modo para que a los inocentes les den contentillo. Podría apostar a que las motivaciones del señor Uribe y su séquito son ésas. Mejor dicho, tengo razones para pensar que esa señora explicaba una actitud resuelta por arriba.

Me parece que como solución al rumbo siniestro de Santos son bastante dudosos. Claro que por eso fracasarán, pero verdaderamente es cosa de la ciudadanía capaz de confiar en ellos. Al hacerse cómplices de un crimen espantoso, del mayor atentado contra la democracia después del asalto al Palacio de Justicia, como es el prevaricato para proteger a una banda terrorista, pierden toda autoridad para defenderla, y terminarán aliados con Santos para acceder a algún ministerio: cada día es más claro que es todo lo que buscan.

(Publicado en el blog Atrabilioso el 16 de agosto de 2012.)

lunes, noviembre 12, 2012

¿Estudiar o trabajar?

Si nos imaginamos que algún organismo multinacional o de otro país quisiera entender lo que pasa en Colombia y encargara una investigación a un grupo de sabios, éstos encontrarían que para la inmensa mayoría de los colombianos lo que ocurre con las bandas terroristas les es ajeno: no que no los afecte o no les importe, sino que no tiene relación con ellos, como un tiroteo entre desconocidos en un bus en el que uno se sube.

(Perdón por la digresión, pero esa imagen me hace recordar que Luis Eduardo Garzón decía cuando Uribe estaba recién posesionado que él se sentía como un sheriff que intentara contener a dos matones empeñados en un duelo. Los dos matones eran Uribe y Jojoy; la misma lógica con que se quejó cuando las FARC iban a volar Chingaza y Mockus llamó a manifestarse en contra: ¿por qué sólo contra las FARC y no contra el ejército, que también es un actor armado? Eso para los que dudan que el Partido Verde es sólo otra máscara de los terroristas.)

Bueno, a lo mejor es por ganas de polemizar, pero me propongo denunciar esa idea generalizada. Lo que ocurre con el terrorismo, pero también con la delincuencia cotidiana, el tráfico de psicotrópicos, la corrupción política y muchas otras calamidades endémicas tiene una relación profunda con lo que piensan y sienten los colombianos, y ciertamente no podrá cambiar mientras no haya cambios en los valores y las actitudes.

Por ejemplo, ¿a cuántas personas se les ocurriría dudar de que lo que falta es educación? La comisión de sabios que investigara la vida colombiana interrogaría a 10.000 personas y 9.990 por lo menos dirían que lo que falta es educación. Esa idea tan bonita resulta halagadora para todos los que han ido a la universidad, que resultan modélicos, y atractiva para los que no han ido, que culpan a esa limitación de sus desventajas. Alguien que propusiera por ejemplo cerrar las universidades públicas y tratar a las privadas como a cualquier otra empresa sería visto por el 99,9% de los colombianos como un monstruo, como alguien que propusiera legalizar la antropofagia.

Bueno, eso es lo que yo propongo, y si fuera por caer bien a los colombianos sencillamente no escribiría en un blog. 

Para explicar a fondo la cuestión tengo que detenerme un poco a hablar de Jacob Burckhardt. Este historiador suizo del siglo XIX, maestro de Nietzsche y con gran influencia en Nicolás Gómez Dávila, señaló en su libro La cultura del Renacimiento en Italia que lo que Italia le dio a España fue a Colón, con la idea del descubrimiento de América como un logro renacentista (idea en la que también abunda Germán Arciniegas; y no sólo fue Colón sino también Vespucci). Pero ¿qué le dio España a Italia?, se pregunta Burckhardt A los Borgia. Esta familia sirvió de avanzadilla de la conquista de la península italiana por los españoles, y su historia sirve como modelo de lo hispánico. Eran una familia noble originaria del reino de Aragón, de Borja, actualmente en la provincia de Zaragoza, pero habían arraigado en Játiva, en la actual provincia de Valencia. Su talento para las intrigas y maquinaciones permitió que llegara a papa en 1455 Alfonso de Borja, que nombró cardenal a su sobrino, Rodrigo de Borja, el futuro Alejandro VI. "Borgia" es una adaptación de Borja, bien porque los italianos no tenían la j, bien porque el apellido se pronunciaba a la catalana "Borya", que en italiano se escribe Borgia. No sería raro que tuvieran parentesco con el siniestro sindicalista colombiano.

Se preguntará el lector qué tendrán que ver esa familia y ese historiador con la educación en Colombia, y la respuesta es sencilla: todos los problemas de la sociedad colombiana son sólo su hispanismo, la clase de valores de los españoles del siglo XV, que se quedaron congelados por el aislamiento. El clero católico es el modelo de la educación colombiana, y lo que hay tras el "derecho a la educación" es sólo la defensa del interés del estamento magisterial, que simplemente reemplaza a los curas, sólo que en lugar de supersticiones enseña resentimiento y adoctrina a los jóvenes para el crimen.

Burckhardt señala que la hispanización fue la causa del fin de la cultura renacentista. Un siglo después, dice, ya nadie tenía interés en el trabajo, todos querían demostrar que eran hidalgos y convertirse en médicos y abogados.

Ese desprecio del trabajo es un atavismo, una reminiscencia de las sociedades de la Antigüedad mediterránea, en las que el ciudadano se definía por no trabajar. Pero respecto al arte renacentista un "valor" semejante es totalmente aniquilador: detrás de los logros de los grandes genios de la época hay sobre todo trabajo. Detrás de la idea colombiana de que la prosperidad es el fruto de la educación sólo está ese viejo odio al trabajo.

De modo que una sociedad prospera o se estanca: prospera como los "tigres" asiáticos o se estanca como Cuba, cuyo nivel de vida no es mucho mejor que el de los años cincuenta. Eso sí, con muchísima "educación". Prácticamente todos los colombianos aprueban, aun sin saberlo, el modelo cubano, pues no recuerdo al primero que dude que la creación de cupos universitarios públicos sirve al progreso. De hecho, ¿a cuántos les importa que Colombia no produzca patentes ni manufacturas de calidad y que cualquier cosa bien hecha siempre es extranjera? Algo tan obvio como eso no le pasa a nadie por la cabeza porque PARA ESO está la educación, para aprender un recitativo criminal, un "memorial de agravios" en el que los inventores y fabricantes les salen a deber a quienes nunca han producido ni inventado nada.

Pero es el mismo hispanismo. No faltará el que piense que los médicos y abogados también trabajan, pero si fuera por eso los países hispánicos serían los primeros en logros médicos en el mundo. Por el contrario, en 1650 no había en la Universidad de Salamanca ningún alumno matriculado en matemáticas, y en 1699 no había ninguno matriculado en Cirugía. El médico sólo venía a ser un sacerdote o un oráculo con poder, y sus conocimientos sólo consistían en la credencial que podían tener. (Hay que tener en cuenta que en esas fechas España era la primera potencia mundial.)

Esa mentalidad es la que subyace a la de la educación en Colombia. Yo podría contar muchas historias sobre médicos que desconocen rudimentos de la Biología del bachillerato, sobre titulados en Filosofía que no pueden escribir una línea sin errores espantosos de ortografía, por no hablar de otros con los que es imposible mantener una conversación sobre cualquier tema por su simplicidad e ignorancia. Lo que la universidad provee es la credencial que salva a la persona de trabajar.

Pero al igual que el clero católico la educación se reproduce: los titulados y estudiantes son el gran grupo de presión, por lo que cada vez hay más necesidad de educar y de gastar grandes recursos en tan urgente tarea. La ideología pseudoinstitucionalista de Kalmanovitz es descaradamente el afán de cobrar más impuestos para gastarlos en cupos universitarios, es decir, en puestos para los egresados para que "formen" a futuros profesores y así hasta que desangren por completo al país.

Claro está que a la hora de la verdad la mayoría de los "doctores" no encuentran trabajo, pero eso es porque no están bien relacionados. Los que son de buena familia tienen asegurados los puestos como profesores, en cómodas sinecuras en las que sólo tienen que explicar sus opiniones. Los demás harán trabajos para los que no deberían haber estudiado, pero tendrán el honor de su título y su amargura con el capitalismo que no les da empleos e ingresos justos, como los de sus mentores, que no obstante tienen por principal ocupación la protesta.

Todas las sociedades que han prosperado lo han hecho por el trabajo, salvo aquellas con poquísima población muy arraigada y gigantescos recursos, como los emiratos del golfo Pérsico. Pero el trabajo no requiere estudiar antes, ni muchísimo menos formar a millones de titulados universitarios cuya única aptitud es recitar la ideología comunista.

En un ámbito más cercano, podemos analizar el milagro económico chileno. TODO lo que lo permitió fue que se ahorraron el gasto en educación superior pública, que era la causa de las protestas del año pasado. Chile no era uno de los países ricos de la región, nunca lo había sido, fue esa realidad lo que permitió el despegue. Argentina, un país que siempre había sido más rico, o Uruguay o Venezuela, no han conocido ningún avance de su gasto fabuloso en educación (bueno, el avance es que muchos ciudadanos se libraron de vivir ahí).

La educación pública debería constar de una parte obligatoria y gratuita, sin promoción automática, de unos ocho años. A partir de entonces los más aptos deberían estudiar un bachillerato de unos tres años que los prepare para hacer una carrera universitaria o técnica superior. Los demás podrían acceder al Sena y aprender un oficio. Las universidades públicas se deberían cerrar y los alumnos que muestren aptitud y voluntad pero no tengan recursos para pagar los estudios deberían tener ofertas de crédito. 

No sólo se ahorrarían los billones del despilfarro en "burocracia", en empleos parasitarios sino que los comunistas dejarían de tener su feudo, y los jóvenes empezarían a trabajar antes y aparte de lo que se ahorrarían por ir a adquirir ideología criminal obtendrían ingresos.

Pero nadie debe alterarse: nada de eso ocurrirá, Colombia no va a dejar de ser un infierno tropical obstinado en el crimen porque alguien publique algo en un blog. Lo que pasa es que es difícil tener paciencia con gente que cree que los crímenes terroristas no tienen relación con sus opiniones y actitudes. La educación como reproducción de un orden social perverso, del parasitismo perpetuo del clero colonial es algo que aprueban casi todos los colombianos. ¿Hará falta probar que las guerrillas son sólo las universidades? 

No, no hace falta probarlo, pero los colombianos sólo miran el tipo de calzado y concluyen que no es así.

(Publicado en el blog Atrabilioso el 15 de agosto de 2012.)

miércoles, noviembre 07, 2012

Pues démosles la palabra


Al parecer, la estrategia de la casta oligárquica dominante para disolver la mayoría que se opone a la supresión de la democracia en una negociación con los terroristas (que obran como pretexto para favorecer el interés del grupo que detenta el poder, el mismo que los promueve desde hace décadas) es por una parte convertir en crimen la oposición a dicha negociación, cosa que hacen a punta de propaganda y de crímenes judiciales que no tienen respuesta por la indolencia típica de los colombianos (en otro país habría millones de personas protestando y todo el planeta sabría que los presos políticos son perseguidos por incomodar al interés de unos mafiosos). Y por la otra tratar de seducir a los votantes dispersando sus fuerzas, por lo general pagadas con los recursos públicos, en toda clase de plataformas, comités, partidos, ligas, etcétera, etcétera. Al cabo de un tiempo la política colombiana resulta convertida en el enfrentamiento entre los progresistas contra los verdes, en el fondo dispuestos a unirse para impedir el avance del Polo Democrático, que ahora anda molesto con la Marcha Patriótica, no porque el Partido Comunista y el mismo PDA hayan ocultado nunca su relación con las FARC, sino porque la camarilla dominante tiene ahora un pretexto leguleyo (la doble militancia) para apropiarse del partido.

Pues ya van cuatro movimientos que son lo mismo, ¿o alguien me podrá explicar cuál es la diferencia entre progresistas, verdes, polistas y "marchistas"? Todos son grupos formados por asesinos para defender la Constitución de 1991 y las perspectivas de negociación política con las FARC y el ELN, con los que todos esos grupos tienen relación. El que, por ejemplo, crea que los verdes no son socios del terrorismo podrían interesarse por la carrera de Luis Eduardo Garzón, desde que organizaba sindicatos con las guerrillas en Barrancabermeja hasta ahora mismo, que amenaza con un millón de muertos si Santos no rinde el país a los terroristas (exactamente como un atracador que nos acerca el filo a la yugular para hacernos responsables del efecto de nuestra intransigencia), pasando por la "inversión" de miles de millones de pesos de los bogotanos en campañas por el "intercambio humanitario" cuando era alcalde, elegido por el mismo Partido Comunista desde cuyo Comité Ejecutivo Central encargaba masacres en los noventa.

Pero esa confusión de lo mismo con diferentes nombres, para ver si la monstruosidad de someterse a unas bandas de asesinos odiadas por la inmensa mayoría de los ciudadanos resulta "normal" o legítima, no les bastaba a los criminales que detentan el poder y poseen las universidades, la prensa, la función pública y muchos otros recursos. ¡Ahora se inventaron otro embeleco en el que agruparon a todos los asesinos que no habían quedado bien situados en los demás "partidos" o portales, para ver si encuentran algún incauto, aunque sea menor de edad, como cuando la Ola Verde, que les crea que son distintos a la marcha patriótica! De momento, el censo de criminales le gana al mismo Partido Comunista. León Valencia es un politólogo que mandó matar, torturar y secuestrar desde la dirección del ELN (banda en la que estuvo veintitrés años) a muchas más personas que Pablo Escobar. Antonio Navarro Wolff es otro maestro de moral que para hacer política al menos debería contarles a los colombianos quién fue el ejecutor material del asesinato cobarde de José Raquel Mercado (hay rumores que dicen que fue él), Ramiro Bejarano mira y abre la boca y la mente de  quien lo presencia detecta algo que dice "SOY UN ASESINO", tal es su violencia e intimidación, ojalá se llegara a saber qué hacía el DAS cuando fueron asesinadas tantas personas que incomodaban al gobierno de Samper, el estilo personal de este "jurista" hace temer lo peor. Claudia López es una "investigadora" de la Fundación Nuevo Arco Iris, secta que antes se llamaba Corriente de Renovación Socialista y negoció su "desmovilización" como un logro del ELN para tener una parte emergida: si fueran liquidacionistas los habrían matado, como a Jaime Arenas o Rodrigo Lara Parada... Así, otra secta de asesinos.

Veamos sus perlas:

ENCUENTRO CIUDADANO POR LA DEMOCRACIA PEDIMOS LA PALABRA
Pero si son los que tienen la palabra. La realidad de Colombia es que tres cuartas partes de los ciudadanos se oponen a los terroristas y sus socios políticos, pero cuatro quintas partes de quienes publican sus opiniones son socios del crimen. Eso se explica por una parte porque la cocaína, la extorsión y los aportes de la hermana república bolivariana, y ahora la pauta que paga el gobierno de Santos o que obliga a pagar a las empresas que contratan con el Estado, enriquecen a los grupos económicos que poseen los medios, por lo que en realidad obran como máquina de propaganda. Pero también porque los lectores de la prensa y los interesados en la política son mayoritariamente personas ligadas a esa ideología: eso explica el sentido del conflicto y de las bandas terroristas, son somatenes que defienden un orden de Apartheid amenazado por el mundo moderno, y se aferran a toda clase de mentiras, como los pretextos para proteger bantustanes cocaleros en las regiones del sur del país.

De modo que los que detentan la palabra piden la palabra, pero ¿cómo que "por la democracia"? ¿Qué es democracia? ¿Puede ser democracia premiar a los asesinos y permitir que se impongan sobre la voluntad de las urnas? Para estos asesinos, como para la mayoría de los colombianos, las palabras son lo que quieren dar a entender con ellas, no necesitan tener relación con el diccionario.
Somos un colectivo de ciudadanos y ciudadanas demócratas. Somos parte de la ciudadanía indignada que por múltiples redes se ha tomado la palabra para ejercer la controversia con argumentos y propuestas, ajenos a la polarización, el engaño, la arbitrariedad y la demagogia que quieren copar ahora el debate público. El objetivo principal que nos une es recuperar el sentido público, ético y representativo de la política. Nos proponemos hacer frente a la corrupción en el sector público y el privado, a la captura criminal de lo público, al uso de las instituciones del Estado no al servicio del ciudadano sino de la clase política que lo dirige.
Ya ven, los profesionales del parasitismo se levantan contra la clase política, pero ¿qué parte de la clase política es más corrupta que Bejarano, un tinterillo que en compañía de Coronell intentó robarse 12.000 millones y que tiene toda clase de relaciones dudosas con la peor parte del hampa judicial? La retórica es la burda antipolítica por parte de los más bajos y siniestros personajes de la clase política.
Lo que necesita el país no es la reconciliación de personalismos, sino la reconciliación de la política con las aspiraciones de la ciudadanía. Nos comprometemos a promover acciones permanentes para que Colombia no siga siendo líder mundial en desigualdad. Nos indigna el racismo, el clasismo y el machismo que subyacen en la pobreza, inequidad y exclusión que agobia a nuestras regiones y a millones de nuestros ciudadanos y ciudadanas.
Buenas personas que son, quieren que Colombia no sea líder mundial en desigualdad pero después salen a defender la Constitución de 1991, que es la principal fuente de desigualdad. Pero ¿qué? ¿Quién ha dicho que los asesinos no pueden mentir? Claro, lo que necesita el país no es que se rechace el avance terrorista, que no mencionan en todo el comunicado, sino que los elijan a ellos. Buenas personas que son. Dios mío, para que unos canallas lleguen a ese nivel de desfachatez tiene que haber un daño fisiológico en la constitución de los colombianos.
Nos proponemos lograr que el modelo económico incluya seria y coherentemente la política social y ambiental, y que se asuman en la práctica y no sólo en el discurso, actitudes de respeto por la Madre Tierra.
¿No leyeron en el párrafo anterior que se oponían a la demagogia? Aquí se los ve, con ese discurso tan preciso y acertado. Lo de la Pacha Mama fue aporte de Alejandro Gaviria, no les quepa duda.
Nuestro desafío es garantizar la inclusión e igualdad real y difundir los beneficios de la economía y de la sociedad del conocimiento a todos los colombianos y colombianas.
Lo dicho, excelentes personas que son. ¿Cuál es el partido que propone algo distinto? Además de la desfachatez, estos asesinos carecen dolorosamente de imaginación.
Compartimos también el compromiso de impulsar una sociedad incluyente en la que se respete la multiculturalidad y plurietnicidad de la Nación y se reconozca con hechos la existencia de los pueblos originarios de estas tierras que piensan, sienten y actúan distinto, que quieren cosas diferentes de la vida y disponen de formas alternas de ejercer el control social en el marco de la Constitución. No se pueden aplazar más las soluciones al desarreglo institucional del Estado, permeado por el clientelismo y la corrupción.
La sociedad incluyente es para estos canallas aquella en la que los indios son descritos como excluibles. ¿No? ¿Qué es lo incluyente y qué significa "incluyente"? "Te incluyo, te declaro diferente". ¿No leyeron en el párrafo anterior la condena al racismo? Ahora es un racismo protector de lo más siniestro, exactamente copiado del Apartheid, que también proponía el desarrollo separado de las razas. Este párrafo parece tener que ver con el afán de crear repúblicas independientes en el Cauca, con el pretexto de que las creencias de los indios los excluyen de las leyes comunes. Pero en todo caso, ¿qué proponen y en qué se diferencian de los demás?
Para ello es indispensable elevar el nivel ético e intelectual de la política, en todas las instituciones públicas, en primer lugar en el Congreso de la República. Nuestra mayor aspiración es la paz de Colombia, fundada en la POLITICA, así con mayúsculas.
¿Estarán pensando en suicidarse? ¿Qué es "elevar el nivel ético e intelectual de la política". Lo primero que habría que hacer para eso es condenar a esta panda de canallas.
En la POLITICA al servicio del ciudadano, de la equidad, la justicia, la inclusión; basada en la multiplicidad de nuestros saberes y diversidad de nuestros pueblos. Alcanzar estos objetivos nos exige que el rumbo de la sociedad se sostenga con firmeza y paciencia en e lrespeto al espíritu y propósitos de la Constitución del 91, con los cuales seguimos firmemente comprometidos. Hoy iniciamos un primer dialogo. Nos proponemos recorrer el país, incluir más voces y escuchar todos los ángulos.
Consolidar una plataforma de diálogo y acción política ciudadana que persevere en traducir estos propósitos en acciones que influyan decisivamente en el rumbo de nuestra sociedad, nuestras instituciones y la política, a través de todos los caminos que contempla nuestra democracia. Para eso pedimos la palabra.
Afortunadamente pudimos entender con este maravilloso párrafo la necesidad de este foro de ciudadanos demócratas que no mencionan, como ya señalé, a las guerrillas ni ninguno de los problemas del país sino que con audacia admirable declaran que los corruptos y tontos son los demás, que lo que falta es que ellos tengan poder. 

Borges dice que la existencia de la ciudad de los inmortales contamina el pasado y el porvenir y compromete de algún modo a los astros. Rilke, que cada parte del torso de Apolo nos mira. Del mismo modo, el excremento moral e intelectual de esa declaración y de ese foro de "notables", es una mancha en la biografía de todos los colombianos de esta época. Si tuvieran dignidad y respeto de sí mismos no se atreverían a decirles eso.

(Publicado en el blog Atrabilioso el 13 de agosto de 2012.)

sábado, noviembre 03, 2012

Dos años de indolencia


No sabía si reírme o llorar al leer esta perla con que termina la última columna de José Obdulio Gaviria
Pero hay una relación necesaria de causa-efecto entre esos éxitos políticos de las Farc y el Eln con los estragos que padeceremos en el remate de este "cuatrienio bobo": más ataques terroristas, secuestros, desplazamientos, muerte, desolación... Todo ello será hasta el 2014, cuando la doctrina de Seguridad Democrática, que nunca fue derrotada en las urnas, regrese triunfante al poder.
No es difícil pensar que el optimismo de la última frase no es necesariamente sincero, pero en ese caso, ¿a quién querría engañar? No queda otro remedio que tomárselo en serio. ¿Quién le dirá que lo que se elige no son "doctrinas"? Los candidatos que pasen a la segunda vuelta, representarán dos bloques de cierto peso en la sociedad. Tras ellos se agruparán toda clase de fuerzas, de recursos, de proyectos. El publirreportaje santista del domingo 5 en El Tiempo señala que Santos buscará la reelección, y habida cuenta la formidable red de lealtades que lo rodea, tiene altísimas probabilidades de pasar a la segunda vuelta. ¿Contra quién? Contra la doctrina de la Seguridad Democrática seguro que no. ¿Contra un candidato "uribista"? La cosa tiene verdadera gracia. Con los recursos de que dispone Santos y sus aliados, sobre todo con el control de los medios, fácilmente confrontarán a la clase política con la ciudadanía indignada, renovando la ola verde de 2010, o reforzarán una alianza de "liberales" y comunistas para que le hagan el decorado. Lo que es seguro es que la gente no va a votar por el que le diga Uribe, y que ni el expresidente ni sus seguidores le plantearán una oposición clara.

Es lo que se ha visto a lo largo de estos dos años. Antes de la posesión ya Santos daba muestras de cuáles eran sus intenciones, por ejemplo anunciando la invitación a Baltasar Garzón, y el mismo domingo 5 de agosto de 2012 los supuestos opositores se muestran dóciles. El editorial de El Colombiano, por ejemplo, cita un trozo del discurso de posesión (en un párrafo enternecedor):
La estabilidad y el futuro del país pasan por culminar tareas como restablecer el equilibrio de poderes, rescatar el sistema de salud y recuperar la seguridad. Santos puede y tiene con qué hacerlo. Aunque se deba en parte a la falta de ejecución, el Gobierno tiene las arcas llenas. En definitiva, todo a su favor para retomar el timón con un nuevo aire, en el cual aplique, esta vez de corazón, el llamado a la unidad nacional que como dijo en su posesión: “...supone dejar atrás confrontaciones estériles, pendencias desprovistas de contenido, y superar los odios sin sentido entre ciudadanos de una misma nación”.
El título del editorial ya es otra perla: "Santos: más anuncios que resultados". Aparte de la mentira (¡cuántos resultados no ha dado Santos!), el editorialista muestra su adhesión a Santos, al que le pide portarse un poquito mejor. Y dicho editorial lo leí porque lo enlazó algún uribista entusiasmado en Twitter.

Pero yo estaba en la posesión: el texto en negrita es la típica legitimación de las bandas terroristas: no resultan una agresión contra la democracia, sino el fruto de odios que el nuevo mandatario con su buen corazón va a superar. ¿Cuáles son los odios que hay detrás de las guerrillas? Sencillamente hubo desde los años veinte personas que quisieron implantar un sistema comunista y organizaron bandas crecientemente eficaces para tomar el poder. El único odio que movía a los promotores de dicha causa era por los que tenían el poder en lugar de ellos. Como ya señalé en una ocasión, ¿es que el hermano mayor de Santos odia a los soldados a los que manda matar desde los años sesenta?

Es decir, la retórica de apaciguamiento y reconocimiento de los terroristas no molestó en 2010 y todavía no molesta. Las palabras son gratis, las que sirven para expresar buenas intenciones son invencibles. En ese mismo discurso Santos aludió a la reconciliación (más mentira, ¿han agraviado sus víctimas a Angelino Garzón o a Gustavo Petro, por mencionar dos asesinos encumbrados? ¿Cómo van a reconciliarse con Alfredo Garavito, asesino movido por el "amor" como los mencionados por la política, los deudos de sus víctimas?), y de paso señaló que la llave de la paz no se había extraviado. ¿Qué es la paz? El lenguaje de Santos el mismo día de su posesión es el lenguaje terrorista. La paz es lo que impera cuando no hay bandas terroristas amenazando la vida y los bienes de la gente, para lo cual hay que aplicar las leyes. Lo que Santos llama paz es las negociaciones de paz, que son el objetivo de los crímenes.

Ni el expresidente Uribe ni ninguno de sus amigos cercanos dijeron nada, pero es que cada vez se ve que realmente no están contra Santos ni ven ningún problema en su lenguaje. Pero no basta el lenguaje: en ese mismo mes de agosto de 2010 estalló la bomba de Caracol, y tanto Santos como toda la prensa amiga salieron a culpar veladamente a Uribe. Recuerdo a Armando Benedetti, que por entonces estaba en Venezuela, que sin el menor pudor salió a acusar a la "extrema derecha".

Tampoco eso generó ninguna respuesta de Uribe ni de sus amigos. El cálculo parece consistir en que oponerse a Santos significaría echarse en contra a los congresistas y senadores de los partidos "uribistas", y por tanto admitir que no se tiene ningún control sobre esos partidos, y por tanto aparecer en minoría. La persecución implacable contra Uribe a partir de entonces, con campañas obsesivas de calumnias, chistes, insultos, descalificaciones de todo tipo, obviamente pagadas por el gobierno, arreció, tal vez porque Santos y el hampa gobernante querían forzar esa ruptura.  El caso es que no hubo ninguna actitud de oposición.

El primer año de Santos fue una colección de infamias atroces: la persecución contra Arias, el aquelarre de Buenos Aires, ruidosamente promocionado por la prensa oficial, la industria del odio contra Uribe y todos sus allegados... Siempre sin respuesta, salvo las forzosas de defensa frente a las calumnias más descaradas (pero aun, Héctor Abad Faciolince publicó que la señora Hurtado se exiliaba en Panamá para que Uribe no la mandara matar y el expresidente no fue capaz de contestarle a tan prestigioso escritor).

La única obsesión del entorno del expresidente parecía ser las posibilidades de reelección, como se hizo patente en una entrevista del 29 de mayo de 2011 al senador Juan Carlos Vélez Uribe. Hay que tener en cuenta que por entonces ya habían ocurrido tantas cosas que realmente da miedo. Pero ahí lo tienen:
¿Cree que Santos ha traicionado el legado de Uribe? 
No creo que lo haya traicionado y lo que veo es que en muchas cosas siguen identificados, como en la continuidad de la seguridad democrática y en muchas de las políticas económicas.
Un poco más entusiasta es el más reconocido de los precandidatos presidenciales del uribismo, Óscar Iván Zuluaga, que publicó un balance del primer año de Santos en El Tiempo:
La combinación de buena economía, alta gobernabilidad, efectivo manejo de medios y activo liderazgo internacional ha resultado ser una fórmula ganadora para un Presidente que sabe jugar partidas difíciles. En el primer año del presidente Santos reinan los ases.
Tengo que aclarar que el título de esta entrada no alude a los políticos sino a los ciudadanos, que ante tal conducta de esos políticos no tienen reacciones ni saben realmente qué quieren. Nadie puede engañarse, la actitud del señor Zuluaga es la de todo el partido de la U, que no condena las políticas de Santos porque no quiere estar lejos del botín. Al igual que Uribe, Zuluaga no quiere perder la lealtad, siquiera potencial, de esos políticos, que por entonces ya habían votado unánimemente a favor de la Ley de Víctimas y votarían después el Marco Legal para la Paz.

Mucho después, cuando en respuesta a la persecución el fugitivo Luis Carlos Restrepo publicó un decálogo de oposición, el mismo Zuluaga fue el responsable de contestarlo: ¿hablaba en nombre propio o de Uribe? Es difícil saberlo, y difícil explicárselo a alguien porque los uribistas son personas propensas a aceptar varias verdades contradictorias. Y si no hablaba en nombre de Uribe, ¿mostró algún rechazo el expresidente por la respuesta de su amigo? Averígüelo Vargas.
COMUNICADO 
Como fundador del Partido de la U me permito expresar que no comparto el pronunciamiento del Dr. Luis Carlos Restrepo hecho el día de ayer y a su vez añado las siguientes consideraciones: 
1. Luis Carlos Restrepo realizó un extraordinario trabajo por Colombia con patriotismo y dedicación. Sus actuaciones fueron determinantes para los logros de la política de seguridad democrática en el gobierno de Álvaro Uribe. 
2. Estoy comprometido con el fortalecimiento del Partido de la U, desde donde he defendido y seguiré defendiendo los ideales de Álvaro Uribe que transformaron a Colombia. 
3. Mi posición frente al Gobierno del Presidente Santos es constructiva, reconociendo sus logros y aportando ideas para corregir problemas y equivocaciones. Le apuesto al éxito del Gobierno porque ello representa el éxito del país y del Partido de la U. 
OSCAR IVÁN ZULUAGA Bogotá, Febrero 15 de 2012
Pero la fecha de este comunicado ya es muy tardía respecto a mi relato de la respuesta al santismo: ¿qué hay en la cabeza del votante uribista? Un trágico y a la vez cómico "doblepensar". Suele oponerse al gobierno pero no quiere oponerse a los partidos que lo sustentan. Las mentiras y estupideces lo persuaden: ¿de qué modo el éxito del gobierno es el éxito del país? Por ejemplo, la aprobación del Marco Legal para la Paz es un éxito del gobierno (¿o no es un éxito del gobierno?, la capacidad de admitir que es un éxito del gobierno y a la vez que no es un éxito del gobierno explica la profunda inmoralidad del colombiano y de ahí el seguro triunfo de los más criminales). ¿Está contento el señor Zuluaga con ese éxito del gobierno y del Partido de la U?

Bueno, el plan de Santos cuyos resultados empiezan a verse fue descarado y brutal desde el comienzo y no tuvo la menor respuesta. Sería sencillísimo convertir las elecciones municipales y departamentales de octubre de 2011 en un plebiscito sobre el cambio de rumbo de Santos. Pero para eso habría que plantearse hacerle oposición, cosa que no hizo Uribe ni hicieron sus colaboradores. La campaña se basó en un forcejeo a ver cuánta gente votaba por los recomendados de Uribe, con resultados penosos. En la principal elección, la de la Alcaldía de Bogotá, fue evidente desde muchos meses antes que la apuesta de Santos era por elegir a Petro, pero ni el señor Uribe ni ninguno de sus colaboradores próximos se tomaron el trabajo de decírselo a la gente, o de denunciar las campañas inviables que sólo estaban para distraer votos.

Los uribistas interpretaron el resultado como un triunfo, habida cuenta de que la mayoría de los candidatos que apoyaba Uribe eran del Partido de la U. Para aceptar ese triunfo habría que suponer lo que buscaba Zuluaga (¿solo?) todavía en febrero de 2012: que la U era un partido afín a Uribe, cosa que de todos modos se puede aceptar: por ejemplo, el gran escándalo por la inclusión de los términos "conflicto armado" en la Ley de Víctimas servía para ocultar la resignación ante ese engendro infame que traerá consecuencias fatales.

Uribe podría haber ganado la elección si se hubiera presentado como candidato a la alcaldía de Bogotá. El apoyo a Peñalosa tenía entre otros muchos problemas el de que el candidato había estado calumniando a su valedor apenas un año antes. Daba lo mismo: se vio a Uribe haciendo campaña en compañía de Benedetti y de Luis Eduardo Garzón, lo cual en definitiva sólo confunde a los votantes, que le pierden la confianza a unos políticos de ese estilo. Eso por no hablar del apoyo por ejemplo al hijo de Roy Barreras.

Respecto a este personaje, en febrero de 2012 todavía Uribe cabildeaba con él para conseguir algún logro legislativo que mostrar respecto a la persecución contra los militares. Hace falta ser idiota o bien obrar de mala fe para creer que Uribe y su entorno han representado alguna vez la oposición a Santos. Por eso en los textos que se publican en los últimos días todavía hay ese anhelo de recuperar la concordia con el que tiene las llaves del botín y ha cautivado a todos los congresistas y senadores.

Claro que la lealtad no es completa. Por ejemplo, ante los desacuerdos de Angelino Garzón con el presidente se nota una gran adhesión al vicepresidente. Veamos cómo termina una columna de Federico Hoyos en El Colombiano:
A Angelino le temen por su audacia, verticalidad y claridad como Vicepresidente. Porque contrario a lo que se pudo esperar en un principio, es una figura activa que genera opinión y debate. A Angelino le temen porque comulga con tesis del anterior gobierno, y en su calidad de Vicepresidente de la República las defiende. Pronta recuperación señor Vicepresidente y que por la salud de la democracia, se mantenga firme en sus posturas.
Tremenda audacia ciertamente es ir a agradecer a Fidel Castro su apoyo a la paz en Colombia y a reconocer su régimen en nombre del país. El párrafo es exacto salvo en lo de comulgar con tesis del anterior gobierno, ¿con cuáles? La oposición de Angelino Garzón parece el precio que paga Santos por complacer a Roy Barreras en quién sabe qué manejos turbios en el Valle, a costa de la mafia que tendría el exgobernador que propuso el despeje de Pradera y Florida, al que apoya sin vacilación uno de los líderes más próximos a Santos: el líder del ELN León Valencia. Los argumentos con los que Angelino Garzón se opone al gobierno son los típicos de la ideología de las FARC a las que dirigió durante décadas desde su posición en el Comité Ejecutivo Central del Partido Comunista.

La misma idea del rechazo a la negociación política les parecerá a muchos una obviedad, pero sin ir más lejos el profesor Darío Acevedo Carmona afirmaba en un artículo publicado en Debate Nacional:
El dilema en la Colombia de hoy no consiste en si estamos o no por una salida negociada del conflicto armado. 
Bueno, algunos no estamos por una salida negociada. Algunos estamos por denunciar el régimen existente y promover una Constituyente. Pero ¿alguien recuerda la entrevista en que Moisés Naím le pregunta a Uribe si es que hay una persecución judicial contra sus funcionarios y el expresidente le responde que habría que mirar caso por caso?

Para volver a la prensa del último domingo, Rafael Nieto Loaiza publica este prodigio:
Al país no le conviene que a Santos le vaya mal. A nadie, salvo a los criminales, les conviene que a Santos le vaya mal. Pero con un año difícil por delante, el escenario no es alentador. Y si en la Casa de Nariño siguen creyendo que la cosa es solo problema de comunicaciones, teniendo como tienen todos los medios nacionales a su servicio, el totazo de las encuestas dentro de un año será, ahí sí, demoledor.  
Bonita colección de mentiras. ¿Qué es "el país"? Cada grupo de interés presenta lo suyo como lo que le conviene a "el país". Si "el país" es la gente que tiene puesto con Santos, pues no le conviene que le vaya mal sino al contrario, le conviene que maten a muchísimos más soldados y policías, que deserten más militares de elite, que se aprueben leyes infames como las de la comisión de justicia que publicaron recientemente... Claro que sí. ¿Se puede decir que la mayoría de los funcionarios del Estado son algo ajeno a "el país"?

Hay dos posibilidades, que Santos sea un criminal que se alía con Chávez y los terroristas locales y los favorece en sus acciones, o que lo seamos los que queremos que le vaya mal. Lo que pasa es que estos altos funcionarios buscan estar en buenos términos con Santos y se acomodarán cuando le vaya bien y haya establecido un príato basado en el poder local de las FARC y sus grandes frentes aliados (todo eso ya ocurre).

El elector, para concluir y aludir a las halagüeñas perspectivas de José Obdulio Gaviria con que abrí este escrito, no tiene por qué entender que se opone a Santos porque su juego es una resuelta alianza con los terroristas si nadie se lo dice. Y un santista que dispone de billones de recursos y de ofertas de empleo siempre es más atractivo que un santista aspirante que ni carisma tiene. La oposición que quisiera defender la democracia no tiene ninguna esperanza de ganar las elecciones en 2014 por la sencilla razón de que los candidatos que se presentan son indistinguibles del santismo, siguen ligados al partido de Santos y no convencen a nadie como opositores o críticos.

El "Puro Centro Democrático" parte de los mismos despropósitos: el nombre parece un intento de ceder a la retórica falaz de izquierda-derecha (para no asustar a los moderados o izquierdistas), pero la única propuesta que se les conoce es radicalmente conservadora, acerca de la prohibición de la dosis personal de psicotrópicos. Es verdad que es una "idea" mayoritaria, pero también que no será el tema de las elecciones, y que la gente capaz de secundar las teorías sobre las drogas de Uribe o de Juan Felipe Campuzano es la misma que cree que Andrés Felipe Arias cometió un gran desfalco en su ministerio. Todos los errores que condujeron a entregarle el poder a Santos y sus socios terroristas se mantienen:

· La retórica idiota: un frente contra el terrorismo es como uno contra la corrupción. Yo lo apoyaría si hubiera un frente terrorista rival, pero todos están contra el terrorismo y contra la corrupción. Esas declaraciones las podría firmar el mismo Iván Cepeda.

· La indefinición partidista: por atroces que sean las actuaciones de los líderes de los partidos existentes, el Frente está abierto a políticos de la U, del conservatismo y de Cambio Radical. Si los partidos permiten estar con socios abiertos del terrorismo como Vargas Lleras y a la vez beneficiarse del engaño del votante "uribista", se está siendo cómplice de ese juego político-mafioso.

· La indefinición programática: aparte de decir que no son de derecha y de prometer premiar a los políticos que aprobaron el Marco Legal para la Paz, el PCD no se sabe qué propone ni qué candidatos tiene.

En fin: los uribistas dicen que están abiertos al debate pero no he leído el primer texto en el que se aborde la segunda reelección, ni la primera respuesta sobre nuestras críticas. Sencillamente la mayoría de la gente confió en un señor que la hizo elegir a un aliado de los terroristas para presidente y a otra galería de hampones para el legislativo, y ¿a quién se le va a ocurrir pedirle cuentas al avalador de semejantes personajes?

Hasta se entienden tantos ruegos a Santos de que enderece el rumbo: realmente no pretendían otra cosa que permanecer en el puesto y se les acabará la rabia cuando Santos les ofrezca ministerios. Pero no es cosa de los políticos, insisto, sino de la sociedad que no quiere ver qué desea y en definitiva se someterá al chavismo.

(Publicado en el blog Atrabilioso el 6 de agosto de 2012.)