domingo, abril 24, 2005

Parece que seguimos en las mismas

Por ahí leí en un foro un mensaje de alguien que pregunta por qué el presidente no le pide a Bush que mande los boínas verdes para acabar con la guerrilla.

Hace al menos cinco años que estamos en las mismas, el presidente sí pide que vengan los gringos pero por una parte los gringos no vienen porque tienen mucho que perder y poco que ganar contra la guerrilla, y por otra parte la inmensa mayoría de los colombianos acomodados estarían en contra.

El que lo dude puede preguntarse por qué todos los medios escritos de gran difusión son favorables a Fidel Castro y hostiles a EE UU. Hay que repetir miles de veces lo mismo, pero parece que muchos seguirán sin entenderlo: la guerra de las guerrillas contra el ejército sólo es el reflejo de la que libran las clases poderosas tradicionales contra la modernización de la sociedad.

Mientras la mayoría de los colombianos esperan que vengan los gringos a arreglar el problema, los empresarios del narcoterrorismo intrigan y acomodan leyes que hacen más daño que la guerrilla, mienten y tuercen los cerebros para formar esa especie de subhombres agraviados y resentidos que caracterizan a Colombia, manipulan la propaganda en el exterior para ocultar la verdad de lo que pasa.

Los guerrilleros son sólo los niños rústicos que les hacen el trabajo sucio. Acabar con la guerrilla es una tarea de todos, algo que debe asumirse en el plano personal, pues los cómplices de la guerrilla son prácticamente todos los intelectuales colombianos, la inmensa mayoría de los profesores universitarios, de los empleados estatales, de los periodistas, de los artistas y demás. Si no se hace frente a esa guerrilla, la otra siempre tendrá una reserva de millones de desempleados a los que Fecode adoctrina y la miseria convence de irse a cuidar secuestrados o a castrar policías.

La cuestión que importa ahora es reelegir a Uribe, impedir el prevaricato que prepara la Corte Constitucional (que no puede tumbar la reforma que permite la reelección más que por motivos de forma, pues quien legisla es el Congreso), contrarrestar la propaganda de los grandes medios e impedir que vuelvan los malhechores, siempre ligados a la guerrilla, que han oprimido a Colombia sobre todo durante el gobierno de Samper.

Hay que entender que el mal está dentro, no sólo dentro de la sociedad colombiana sino dentro de la cabeza de cada colombiano, que cada conducta servil, que cada asimilación de la jerarquía cruel de la sociedad colombiana, que cada concesión a la ideología antiyanqui que predomina, que cada rechazo de la economía abierta y competitiva no es más que apoyo efectivo a aquello que está detrás de la guerrilla, que no es otra cosa que la organización social esclavista tradicional.

Cuando UNO esté libre de esa forma de "pensar", DESCOLOMBIANIZADO, entonces podrá entender por qué hay guerrilla, por qué predomina la delincuencia, por qué los políticos son ladrones, y tal vez pueda hacer algo más que soñar con una invasión gringa que no se va a dar.

Lo que hagan los soldados en las selvas, por increíble que parezca es secundario, el problema es lo que hagamos con nosotros mismos, la forma en que lleguemos a entender nuestro papel en la vida colombiana y el camino para hacer un país respetable.

¿Cuántas veces hay que decir que en Colombia hay más manifestantes a favor que en contra del secuestro? ¿Habrá que recordar que el Referendo que pretendía impedir que hubiera pensiones superiores a 25 salarios mínimos apenas recibió una cuarta parte de los votos posibles? ¿Y que para el Congreso siguen y seguirán saliendo elegidos los clientelistas porque la gente no vota si no ve la recompensa? ¿Y que todo el que puede está orgulloso de las ventajas que le ofrece en Colombia la desigualdad social, como tener servicio doméstico y toda clase de servicios casi regalados porque la miseria reinante, que es más obra de los parásitos estatales que de la misma guerrilla, crea esa masa de menesterosos que tienen que matarse por cien dólares al mes?

A veces uno siente verdadero hastío de tener que explicar eso siempre: la guerrilla expresa a Colombia porque la mayoría de los colombianos aceptan una forma de vida en la que a la hora de la verdad es tolerable que haya injusticia, que se humille a los débiles, que los poderosos obren con arbitrariedad (Jojoy y Borja son los más tradicionales políticos colombianos), una forma de vida en la que predominan las aspiraciones fútiles y el peor conformismo.

El día que hagamos frente a eso, siquiera que seamos conscientes de ello, será muy fácil acabar con la guerrilla.