lunes, diciembre 12, 2005

Ventajas del fatalismo

Quienes han tenido hijos se habrán dado cuenta de la facilidad con que atribuimos a nuestros vástagos los rasgos de la perfección. ¡Hasta nos sorprende que los demás no puedan ver la fealdad o los defectos de sus hijos! Eso mismo les pasa a todas las comunidades nacionales o regionales, que no se dan cuenta de lo singulares que son. ¡Si todo el mundo en Colombia se diera cuenta de lo increíbles que resultarían para las personas de otros países ciertas cosas que pasan o que se dicen en nuestro país si llegaran a tener noticia de ellas, tal vez habría un cambio muy grande en el país!

El conformismo del Partido Comunista

______En la última edición de Semana sale un artículo de Héctor Abad Faciolince en el que echa de menos una condena explícita del Partido Comunista a las FARC y de los partidos uribistas a los paramilitares, aunque cree que no se dará tal cosa. No deja de consignar el columnista su rechazo a lo que hacen las FARC, a las que les atribuye la debilidad política de la izquierda, y aun su reconocimiento de que en términos generales la institucionalidad democrática se ha mantenido durante este gobierno, pero su pesimismo sobre lo que harán los partidos que supone que no condenan a las bandas armadas me inquieta más que el cinismo de otros.
El caso García Márquez

______Es muy curioso que sea el mismo escritor que en 2003 escribió una columna dedicada a explicar su reacción ante la pregunta de la difunta Susan Sontag acerca de su reacción ante el apoyo de García Márquez al sátrapa cubano. Su respuesta es de antología, y mereció alguna réplica: «Porque Gabo ha sido una persona generosa conmigo y concretamente acaba de hacerme un favor». Algo de esa sinceridad es intolerable, es difícil de imaginar en un escritor de otro país. Es que en Colombia casi nadie le va a reprochar que anteponga su interés y su lealtad personal al hecho de que se fusile gente por intentar huir del país o se condene a alguien a veinte años de cárcel por criticar al gobierno.
Autenticidad

______Sobre todo hay que hacer hincapié en que el columnista no tenía ninguna intención espuria cuando contaba su experiencia con Susan Sontag. Otro astro de nuestra vida literaria, Jotamario Arbeláez también aseguraba en una ocasión que mientras García Márquez no rompiera con Cuba él tampoco lo haría. A menudo creo que la animadversión que me gano por lo que escribo en este blog y a veces en otros tiene que ver con que el lector adivina que juzgaré con cierta rabia eso. En un país de Europa occidental esos escritos y esas frases son inconcebibles. Sin duda hay intereses y lealtades personales en las actitudes políticas, pero hasta el más frívolo las ocultará detrás de algún pretexto.
______Tal vez no esté de más señalar que, a pesar de los esfuerzos de promoción de Abad Faciolince en otros países por parte de casi toda la intelectualidad colombiana, su reconocimiento es casi nulo. Es que ya van dos veces en que manifiesta tranquilamente que para él hay cosas más importantes que la libertad de los secuestrados o el cese de los crímenes terroristas. Y no hablo de la salud de su madre o el amor de su mujer. En realidad en esas frases de Abad se explica mucho de Colombia.

Triste resignación

______Bueno, el resultado de la insatisfacción de Abad con el PCC, que por otra parte debería extenderse a toda la izquierda que está aliada al PCC, es sólo eso: que registra su descontento. ¿Cree alguien que en el PCC están encantados con esa situación? Recuerdo unas declaraciones de Lozano Guillén, puede que en 2002: sí, él tenía reproches que hacerles a las FARC, pero no se los hacía en público porque eran una organización de izquierda. Si se mira en la otra dirección, en el caso de personas menos comprometidas ideológicamente que Abad, se encuentra lo mismo: tienen que hacerle reproches a Abad por no romper con la izquierda o con García Márquez, pero ¿no es alguien que los honra con su amistad? ¿No es un literato razonable y sensato y ecuánime? Yo creo que todavía hay amigos de esos amigos de Abad que terminan votando por los candidatos del PCC al Congreso y al Senado porque importa más la amistad.

«Conmigo que no cuenten»

______Y es que en apariencia Abad Faciolince podría exigir al PCC que rechazara a las FARC, amenazándolos con proponer el apoyo a candidatos distintos. O podría exigir al PDA que, como organización, exigieran a las FARC que se sentaran a negociar sin exigencia de cambio de las leyes, pues supongo que no querrá que se premien los crímenes guerrilleros. ¿Cómo es que no lo hace? Porque la identidad de izquierda, descrita en el anterior post de este blog, es más importante para él que la vida y la libertad de los colombianos.
______¡Pero aquí nos encontramos con el típico «doblepensar», la identidad de izquierda que él proclama es precisamente lo contrario de lo que son las FARC! Como ya he explicado antes, a la hora de vender el producto son la gente más dulce del mundo, pero en realidad la empresa es un Míster Hyde colectivo. Y no, la mayoría de los que apoyamos al gobierno no votaremos por ningún partido que incluya paramilitares o que no los condene.

Que no se diga que Abad no dijo

______ Ese caso del escritor que condena a las FARC pero apoyará a quienes no las condenan, de hecho ya hacía grandes elogios de Carlos Gaviria, el (¿ex-pre-?) candidato que las condenaría si la democracia colombiana fuera auténtica, es el reflejo típico de Colombia, de la singularidad de los colombianos. ¿Qué sentido tiene entonces su crítica si no va a tener ninguna consecuencia? Nada, salvar la cara.
______Es decir, no se quiere vivir en una situación diferente, sino que se evitan los reproches que se podrían encontrar por apoyar a esa izquierda. Conozco personas que tuvieron relación con la nomenclatura soviética y me contaron que en realidad en tiempos del comunismo también había toda clase de personas críticas, aun dentro del partido. Sólo es que su crítica no significaba nada, el régimen de terror y la cadena de lealtades aseguraban que al final la gente se sometiera al poder.
______Es que el mismo fenómeno de su lealtad a García Márquez se extiende por toda la clase profesoral en Colombia: todos tienen algún protector que los ayudó a ascender, un grupo de personas que les otorgan reconocimiento, una carrera por delante y grandes deseos de estar en un ambiente acogedor. Por eso muchas personas realmente amables y pacíficas terminan apoyando a un malhechor desvergonzado y hediondo como Otty Patiño, que no vacila en clamar para que se castigue a los criminales y salga a la luz toda la verdad, como si él no fuera criminal y no viviera ocultando infinidad de datos sobre el prontuario de su banda. Es decir, sólo por ese fatalismo y ese apego a lo mezquino terminan muchos suscribiendo que Colombia está en deuda con el M-19 por lo de Tacueyó y el Palacio de Justicia.

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