lunes, junio 27, 2011

La industria del odio


Cierto señor Acevedo, columnista de prensa inclinado a defender a Uribe, afirma en su cuenta de Twitter:'
'Divide y reinarás' parece ser la consigna de muchos -con intereses propios- frente a @AlvaroUribeVel y @JuanManSantos. #unidadenloesencial
La idea de "intereses propios" ya remite a la ideología colombiana. Es deshonroso tenerlos: nada como el altruismo, que autoriza a matar, según famosa sentencia de un ex presidente de la Corte Constitucional. ¡Qué asco todo eso! "Intereses", es como si se dijera "lucro". En los otros países se tienen en cuenta los diversos intereses, pero en Colombia sólo hay generosidad y amor al prójimo.

Este caballero me resulta muy llamativo por su curioso apego al gobierno de Santos y por la tranquilidad con que proclama la "unidad en lo esencial" con el de Uribe. Bah... El mismo Uribe parece suscribir esa amable doctrina. Otros que tenemos "intereses propios", como que Colombia no vuelva a los noventa... Bueno, es que ya volvió a los noventa. Digamos, como que el retorno a los noventa no signifique el colapso total de la democracia. Bueno... Decía que algunos queremos creer que el señor Uribe no aplaude "en lo esencial" lo que hace Santos, salvo como rutina de político que no quiere quedarse solo con su Estado de opinión y con todos los usufructuarios de cargos públicos en contra, sobre todo los que pueden condenarlo en un juicio grotesco por un delito carente de sentido (¿para qué hay pues servicios de información?) y sin ninguna prueba.

De tal modo, el señor Acevedo proclama su igual lealtad a Uribe y a Santos y siente que algunos queremos dividir esa bonita unidad. De hecho cita otra perla del presidente:
"Quienes han querido sembrar cizaña entre @AlvaroUribeVel y yo, 'tacan burro' como dicen los billaristas": @JuanManSantos
Y la situación que resulta es ésta: para mí, evitando hacerme vocero de nadie más, si el señor Uribe apoya lo que hace el gobierno de Santos, es necesario estar también contra el señor Uribe. El señor Acevedo respalda al gobierno de Santos, y entonces respecto a otros comentaristas su única diferencia es sobre cuestiones personales relacionadas con el ex presidente Uribe.

Porque esos comentaristas son igual de entusiastas que el señor Acevedo de lo que hace el gobierno de Santos.

De hecho, el gobierno de Santos cogió con el paso cambiado a todos los comentaristas, sobre todo a los que eran "críticos" del gobierno de Uribe. Bah... Yo escribo "críticos" entre comillas porque esas palabras aplicadas a la vida colombiana son otra cosa. Entre los "críticos" que tiene Uribe en la prensa y los "críticos" que dispararon al abogado Fernando Vargas y sus hijos no hay más diferencia que la marca de ropa y la impunidad que tienen los primeros por sus "críticas". De hecho, ¿hay algún día en que no se lean insinuaciones de matar al ex presidente Uribe en la prensa colombiana?

Los cogió con el paso cambiado porque todo lo que los inquietaba de repente dejó de importar. El héroe moral por antonomasia, Felipe Zuleta Lleras, modelo de paladines y mártires de la filantropía, tanto que hasta amigo del señor Acevedo es, tuvo que relajarse un poco en su dolido llanto por las víctimas del crimen de Estado que según él fueron los "falsos positivos".



Ahora su valeroso esfuerzo moralizador se concentra exclusivamente en el ex presidente Uribe y en sus amigos, tal vez para no disgustar demasiado al señor Acevedo. Porque su tarea no es precisamente sembrar cizaña, sino solo denunciar al ex presidente y respaldar, como TODOS los columnistas de la prensa, al presidente.

Otro crítico con dificultades para acomodar sus convicciones a la inesperada bienaventuranza es el decano de Economía de la Universidad de Los Andes, Alejandro Gaviria, obstinado defensor de los "contrapesos" necesarios a la acción de gobierno. Extrañamente, ahora no los echa de menos. ¡Eran tan necesarios que la persecución de la Corte Suprema de Justicia contra el presidente Uribe y sus funcionarios le parecía justificable! Y parece que también era justificable la solidaridad con Macaco y Mancuso, pues respecto a las comisiones que recibieron los magistrados no ha dicho ni mu, como TODOS los comentaristas de la prensa, salvo la señora española que lo denunció.

Los contrapesos no son tan importantes hoy en día: ¿qué importa que la institucionalidad en TODOS los niveles esté hoy alineada contra el pueblo, o en todo caso contra la mayoría que refrendó la continuidad del uribismo? Ya no hay la menor diferencia entre los tres poderes ni entre ninguno de ellos y la prensa, la universidad, el emisor, etc. El consenso es absoluto, e incluso cuando se puede encontrar un recurso que pudiera desalentar a los asesinos (que atentan contra Fernando Vargas pero con mayor entusiasmo lo harían contra Álvaro Uribe), como sería el caso de la evaluación de los logros de la política social, el decano explica graciosamente por qué no aludió a tal hecho como resultado de la política de Uribe:
No quisiera convertir esta discusión en un debate sobre Uribe, no sólo porque me parece innecesario e inocuo sino también porque, creo, este tipo de debates contribuye muy poco a entender y resolver los problemas. Los logros mencionados, así como los problemas, tienen un carácter estructural. No son hechura exclusiva de un gobierno.
Afirmaciones cuyo encanto resulta irresistible cuando provienen de un columnista del periódico de Santodomingo, órgano que no oculta su debilidad por Ernesto Samper y su gobierno, ¡que resultan teniendo que ver en esos logros pese a que en su tiempo la pobreza y el gasto público llegaron a ser el doble al final que al principio! De tal nivel es la desfachatez de nuestros próceres. El decano sólo se distingue del humanista Zuleta por la ortografía y los conocimientos estadísticos.

Pero en fin, el señor Acevedo tal vez vería sólo afán de dividir y sembrar cizaña. De ninguna manera admitirá que la obra de gobierno del señor Santos efectivamente complace a TODOS los enemigos del anterior gobierno por su contenido: alguna conspiración tendrán entre manos cuando es tan clara la "unidad en lo esencial".

Viéndolo bien, no veo modo de disuadir al señor Acevedo de sus convicciones. De modo que sólo señalaré, para respaldarlas, las perlas más llamativas de esos entusiastas del gobierno de Santos que al parecer siembran cizaña por cuestiones personales, pues ¿cómo es que no quieren ver problemas en el noble gobierno que continúa la obra de Uribe? Por ejemplo el citado pensador Zuleta Lleras no vacila en defender la justicia con perlas como ésta:

Claro está que uno lee esas maravillas con sorpresa pero fácilmente olvida que muchos lectores no han tenido la suerte de poder limpiarse lo colombiano. ¿Están manchados de sangre los votos de los habitantes de las grandes ciudades que mayoritariamente apoyaron a Uribe en 2002 y 2006 y en 2010 eligieron al defraudador porque creían que era continuador de su obra? ¿De qué modo ocurre eso? ¿Cómo se entiende? Así es toda la opinión de este líder colombiano. Claro que Alejandro Gaviria le reprocha su apego a los rasgos de las clases distinguidas, sin duda porque esa clase de "argumentos" los suscribe, tal como citaba con entusiasmo la perla de otro sicario más repulsivo aún que Zuleta, Héctor Abad Faciolince, en la que decía que Uribe mandaría matar a la señora Hurtado si se quedaba en Colombia.

Claro que leyendo un poco más el perfil del Gran Zuleta se encuentra otra diferencia notable con Gaviria: el valor.
Los invito a buscar en cualquier escrito de Gaviria una adhesión tan franca y leal a la ex senadora perseguida por el procurador, a la que no sólo apoya el adalid Zuleta, sino muy probablemente el señor Acevedo. En todo caso, también la apoya el gobierno de Santos, que llevó a la presidencia de Unasur a una compañera de fatigas de ella, que nunca la ha condenado, que es aliado del gobierno venezolano para el que trabajará ella, etc. ¿También el señor Uribe la apoyará? Nunca se sabe.

Uno podría extenderse infinitamente juzgando con cientos de ejemplos parecidos la objetividad de Zuleta, que es la misma de la mayoría de los comentaristas de la prensa. Claramente es el motivo por el que les pagan, pues no son fanáticos ni apasionados veedores cívicos sino profesionales del "periodismo" que hacen propaganda conforme a intereses particulares de sus patronos y viven rodeados de lujos gracias a su profesión.

Por ejemplo, Gonzalo Guillén fue incluso corresponsal en Colombia del Nuevo Herald. La objetividad de su "información" supera a las de Gaviria y Zuleta. El enlace del primer trino es de una página abiertamente fariana.


Perdón por insistir tanto: esto es jartísimo, más para mí que tengo que copiar las perlas de estos "periodistas", pero sobre todo es jartísimo sospechar que el lector no ve ningún problema, como si ser colombiano de por sí conllevara una forma de subhumanidad inverosímil. Lo que no se puede decir es que Guillén sea de alguna manera crítico del gobierno de Santos. De hecho, es uno de sus principales valedores. ¿En qué idioma hay que hablar para entender que el señor Acevedo está en ese mismo bando y sólo contribuye a la tarea de Santos de desactivar cualquier resistencia de Uribe o de sus seguidores?


Claro que esa combinación de entusiasmo por Santos y su gobierno y persecución obsesiva, sanguinaria, con abierta incitación al asesinato es la norma en la prensa colombiana. Otro gran periodista, Héctor Fabio Cardona, director del informativo de NTN24 y subdirector de la cadena, lo confirma. Añado otras perlas para que el lector entienda qué clase de discurso acompaña a tales reflexiones.



Es difícil entender o imaginarse qué es lo que defiende el señor Acevedo, más allá de su amistad con Zuleta Lleras. Sobre todo es difícil saber si el ex presidente Uribe está con él y con Santos. Pero en cambio es muy fácil saber que uno NO está en el lado del señor Acevedo. Que si dos políticos del Partido Liberal conservan una "unidad en lo esencial" más bien habrá que desconfiar y ponerse en contra, que ciertas campañas de medios como los dependientes de RCN tienen por objeto complacer al gobierno de Santos en su persecución al uribismo y que toda esa marea incesante, enfermiza, de odio es un producto de las mafias, tanto de las que trafican con cocaína como de las que se reparten los recursos públicos.

(Publicado en el blog Atrabilioso el 16 de marzo de 2011.)

martes, junio 21, 2011

Protegiendo a Javier Giraldo

Tras el intento de asesinato del abogado Fernando Vargas, este publicó un escrito en el que señala quiénes son los autores:
Si acaban con mi vida o la vida de mis hijos, la autoría material y mediata está plenamente establecida en este documento.
Se refiere al motivo de ese atentado, explicado en un párrafo anterior:
Actúo como representante de victimas y parte civil en el emblemático proceso de la Unidad de Derechos Humanos de la Fiscalía, referenciado como el “2022” que ya ha condenado decenas de milicianos autores de asesinatos contra las comunidades negras en el Atrato y que contiene las denuncias y pruebas contra las ONG señaladas de actuar en contubernio con las Farc.
Se trata de organizaciones controladas en buena medida por el sacerdote jesuita Javier Giraldo, sobre quien el abogado Vargas ya había publicado otro artículo en este blog en el que denunciaba el papel de la Comunidad de Paz de San José de Apartadó como refugio de los terroristas y "territorio liberado" para su proyecto, apoyándose en los testimonios de desmovilizados que señalaban la resuelta complicidad del sacerdote Giraldo con las FARC.

De ese modo cabe albergar muy pocas dudas de que el atentado del 3 de marzo tiene por objeto silenciar las acusaciones contra dicho personaje, tal como los asesinatos de Manuel Moya y Graciano Blandón, quienes habían denunciado esa relación y fueron mencionados por sus nombres en Noticias Uno, en una "información" en la que se jactan de cometer impunemente las interceptaciones por las que pretenden perseguir a Uribe. Leyéndolos no hace falta tener mucha imaginación para suponer que tal información podría ser interpretada, por los terroristas de las FARC, como una sugerencia que pocos meses después se materializó en el asesinato de los dos líderes.

La responsabilidad de esos hechos es, pues, clarísima. Pero ¿quién podría sorprenderse? Mucho más interesante es la actitud de la Compañía de Jesús, que después de décadas de pruebas sigue defendiendo al citado sacerdote. De la jerarquía de la Iglesia católica, que nunca ha tenido el menor reproche al fomento abierto del crimen por parte del personaje, de la administración de justicia, que tampoco se ha esforzado en atender a las denuncias de los desmovilizados y menos en esclarecer los asesinatos de Moya y Blandón, de la prensa, que sigue presentando al sacerdote como un "defensor de derechos humanos", del gobierno, que previsiblemente no dará con los que intentaron matar al abogado, y aun de los ciudadanos, que ni siquiera se sorprenden de todo lo anterior.

La actitud del sacerdote ante el asesinato resulta evidente leyendo la página de su ONG, bastante más descarada que Anncol, o fijándose en estos textos que publicaba su revista, y que se pueden ver completos en el texto enlazado arriba:
ATAQUE A OBJETIVO MILITAR – Son los ataques que se dirigen contra bienes que por su naturaleza, ubicación, finalidad o utilización, contribuyen eficazmente a la acción militar del adversario y cuya destrucción total o parcial, captura o neutralización, ofrecen una ventaja militar definida. Por otra parte, aunque en el DIH no se define en ningún texto qué personas pueden considerarse como objetivos militares, no cabe duda de que son los miembros de las fuerzas armadas adversarias, o como lo ha expresado uno de los redactores de los Convenios de Ginebra: "solo se puede matar al soldado que puede matar".
Las restricciones respecto al asesinato son, pues, meramente jurídicas, y no sólo por parte del citado sacerdote y su ONG, sino de la Iglesia que los ampara y promueve. ¿Por qué no iban a ordenar el asesinato de Moya y Blandón, y aun de Fernando Vargas, si a fin de cuentas la "ventaja militar definida" depende de que se denuncie la conjura terrorista y de que las fuerzas armadas puedan desarticular las zonas despejadas de que disfrutan?

Pero el papel del sacerdote como determinador de esos asesinatos es mera suposición, imposible de demostrar: baste con saber que las fuerzas de choque de la llamada "izquierda democrática" no vacilan en asesinar a cualquiera que lo denuncie. Los guerrilleros desmovilizados que pueden aportar pruebas sobre su papel como líder de la conjura terrorista en esas regiones serán probablemente las próximas víctimas.

(Publicado en el blog Atrabilioso el 11 de marzo de 2011.)

lunes, junio 13, 2011

La mente del revolucionario


Dominadores y dominados
El contraste entre los políticos tradicionales, que son los promotores del terrorismo, como intentaré demostrar, y la gente que se les opone es la mejor muestra de que el trasfondo del conflicto político en Colombia es la persistencia de estructuras de dominación heredadas del régimen colonial: ¡es tan cándida la gente que realmente quisiera que cesara el terrorismo! La inmensa mayoría de esas personas no leen la prensa y por eso se resisten a creer que el fomento de los crímenes es un designio nada oculto en la dirección de los grandes medios bogotanos.


También creen que son "teorías de conspiración" los nexos, manifiestos, entre las grandes familias y las organizaciones terroristas, evidentes por ejemplo en el hecho de que el heredero Alfonso López Michelsen fuera a las elecciones de 1960 llevando como suplente al reconocido asesino Juan de la Cruz Varela (sobre el que el abogado "superviviente" Fernando Vargas escribió este interesante artículo), o en la biografía del Hermano Mayor del actual presidente. Según Patricia Lara:
Enriquito, el mayor, hacía la revolución, fundaba la revista Alternativa, defendía a la guerrilla, buscaba tumbar gobiernos, en resumen, se oponía a su padre atacando esos valores e instituciones que él defendía con pasión...
Los moldes ideológicos de los creadores del movimiento revolucionario delimitan las posibilidades de percepción de los demás: los capitalistas son de derecha, los guerrilleros son de izquierda, y el que registre que el periódico del gran magnate hace día tras día propaganda descarada del terrorismo es porque sufre algún trastorno mental.

Póquer sangriento
Para esas personas que forman parte de los grupos de poder, la política es un medio de vida y un arte que ejercen, tal como el ganadero sabe arrear ganado o el panadero echa determinada cantidad de levadura o sal a su producto. La ideología es más o menos la que demanda el público, pues como decían los vendedores de antes, "el cliente siempre tiene la razón". Ahora bien, la política es compleja y requiere audacia, y tal vez lo que más se le parezca es el póquer, no es rara la afición del actual presidente colombiano a este juego de envite. En ese nivel del alto mando la ideología es acomodaticia y lo esencial es la renta concreta que agarre cada jugador. Lo mismo que en el nivel más bajo, en el de quienes venden su voto o forman la tropa de ejércitos criminales controlados por los grandes señores.

Engañados eufóricos
Pero hay un nivel intermedio del poder y la política en el que la retórica se toma en serio, en el que el criminal no es un vulgar ratero huyendo del hambre ni el dirigente un vulgar patricio compitiendo con sus pares en una partida de "Monopolio". Ese nivel asegura la disciplina de las organizaciones y la continuidad de los proyectos, y de algún modo expresa los valores profundos de la sociedad de la que salen los activistas, pues los empresarios y los peones sólo se acomodan a los márgenes de lo posible. Para los intelectuales esnobs del grupo de Luis Vidales que animaban el comunismo en los años treinta la hermosa utopía sería un adorno, importante según el patrimonio y el rango de cada uno, tal como lo es para la sobrina de López Michelsen, que dirige el Polo Democrático. Pero para otros, como los 1.500 militantes "estructurados" que James Demoyne reconocía en las FARC, el mito heroico del Che y la justicia social derivada de la abolición de la propiedad privada son toda una "identidad" por la que merece la pena matar y morir. En qué creen esas personas y cómo han llegado a creer en eso es el objeto de este escrito.

Valores tradicionales
Aquello en lo que la gente cree es lo que da por sobreentendido, lo que no necesita plantearse ni aprender porque forma parte del acervo común. El budista occidental se fuerza, en su anhelo de superación sociocultural, a suscribir la tesis de la reencarnación. Para el oriental era algo obvio porque todos los que lo rodeaban creían en ella. También la propia valía y la propia condición de mando se dan como sobreentendidas por parte de los revolucionarios, pero ésa es la respuesta a un hábil halago a los políticos y patricios que los manipulan. En ese juego y en el resto de sus premisas, los valores e ideas de los revolucionarios son los de la sociedad colombiana antigua, su guerra no es más que otra versión de las tradicionales "guerras de tinterillos" de que hablaba Fernando Vallejo. Sus aspiraciones, ocultas detrás del patetismo de las anáforas altisonantes y la solemnidad marcial de una borrachera, son simplemente de ascenso social, mando, poder y prestigio. Lo que cambia respecto a los demás es que por una parte su poder deriva directamente de su papel como ejecutor del ritual ideológico, y por otra que debido a esto debe tomarse en serio la retórica.

Universidades
Históricamente el acceso a la universidad era un rasgo de distinción de los más poderosos, pero a partir del triunfo de Castro en Cuba y de la expansión de los cupos se generó una cómica conciencia "popular" y un "compromiso" del que procede la increíble certeza de los universitarios de formar parte de un grupo oprimido ("obreros, campesinos y estudiantes" rezaba la retórica de los años dorados). La épica del bochinche que desarrollaron las universidades públicas desde los años sesenta se adaptaba perfectamente a la ideología de personas cuyos antepasados nunca trabajaron: el militante comprometido con la historia era un remedo del dandi enamorado de la poesía de las generaciones anteriores, aunque éste procedía de una casta superior. Lo dicho: ascenso social. La soberbia del agente de la historia reproducía perfectamente el desprecio del trabajo, de la competencia, de la formalidad y de la ley que caracteriza a los poderosos de siempre. La borrachera narcisista de quien se permitía matar intentaba parecerse a la borrachera libertina del hispanoamericano de antes...

Resortes
Claro que hay niveles menos heroicos de la lucha y el compromiso, que son a fin de cuentas los de la clase media-alta local, sobre todo en Bogotá. Las personas de este medio son como el público de las hazañas de los verdaderos revolucionarios: participaron hasta cierto punto cuando estaban en la universidad, ejercen alguna profesión o tienen algún cargo que les asegura un nivel de ingresos unas diez veces superior a los colombianos humildes pero viven indignados por la desigualdad, aborrecen a Uribe porque creen que la paz proviene de la reconciliación con los revolucionarios con los que siempre se han identificado (en lo que sólo expresan los viejos rasgos jerárquicos de la sociedad), votan por el Polo Democrático, respetan a Piedad Córdoba... El aspecto conservador, tradicionalista, de sus adhesiones les pasa inadvertido, y ya no sólo por sus limitaciones morales (como la de no poder evaluar su participación en la desigualdad, su aporte a la comunidad y aquello que obtienen, su verdadera actitud ante los valores jerárquicos, sus tics clasistas, su crueldad con las víctimas del proyecto revolucionario, etc.) sino también por las fronteras conceptuales de su mundo: esas personas son el trasfondo sociológico de la revolución y comparten con los revolucionarios una serie de resortes ideológicos que vale la pena considerar.

Creacionismo
Si alguien se pusiera a soñar en una Colombia próspera y estudiara a fondo lo que podría permitir llegar a eso se plantearía el origen de la riqueza y la forma en que se expande. Los revolucionarios y su público, en cuanto sectores parasitarios herederos del viejo orden, reaccionan inmediatamente en contra de todo planteamiento liberal que considerara objetivamente las posibilidades de prosperar. Pero no es que arguyan emocionados haciendo cuentas sobre su futuro y sobre el peligro de la competencia de la clase de gente que les limpia la casa y les sirve tintos en las oficinas, sino que mucho antes de relacionar la prosperidad general con su situación particular se sienten llamados a enmendar agravios derivados del superior desarrollo o poderío de otros países o de la concentración de riqueza en manos de los emprendedores o de los banqueros. Detrás siempre está, por muchas protestas de ateísmo que uno detecte, la certeza de que la ventaja ajena es fruto de alguna transgresión de un orden natural en el que todos recibiríamos lo necesario. Cuando el estudiante adquiere ese "conocimiento" (las universidades a fin de cuentas son creación de las elites políticas y generan su ideología según la conveniencia de aquéllas) el afán justiciero llega a complacer sus necesidades de autoafirmación, de protagonismo y hasta de maduración sexual. El papel de la ideología como prejuicio es más claro que nunca. Cuanto más ignorante sea el joven, por las limitaciones de su medio, más en serio se tomará la misión que sus superiores sociales le asignan. El caso de Iván Ríos es de los más dicientes: oriundo del Putumayo, necesitaba un papel heroico para no obtener siempre el desprecio de sus compañeros de la universidad.

Teleología
"Doctrina de las causas finales" es la definición que da el diccionario para "teleología". Esta "logía" trata de responder a la pregunta "para qué", y siguiendo la tradición ideológica colombiana el vacío de sentido del mundo, y la angustia que podría producir, se remedian inventándole una tarea. En el mundo religioso el mundo existe por el plan de Dios. En la ideología que adopta el revolucionario, se trata de la historia, cuyo objetivo es llegar a la sociedad sin clases. Ortega y Gasset decía que la vida humana necesita aplicarse a algo. El revolucionario encuentra en ese destino del mundo su misión. Claro que es fácil ver que es un pretexto estúpido, que, como decía Gómez Dávila, "Cuando se deje de luchar por la posesión de la propiedad privada se luchará por el usufructo de la propiedad colectiva", pero el matón arrogante que generó el español en América no está para sutilezas. Por eso es completamente imposible una discusión con comunistas en los blogs o en los foros de la prensa, porque la imposición de sus fines justicieros sólo es posible por la violencia y a ella se entregan.

Compensaciones
El creacionismo plantea un freno brusco a toda reflexión autocrítica sobre los propios valores y la teleología, creacionismo a fin de cuentas, brinda una certeza fuera de la cual sólo hay desesperación, pero uno y otra son como las paredes del edificio ideológico del revolucionario. El interior está habitado por el esfuerzo continuo por equilibrar el resentimiento y el servilismo, tarea que es común a la inmensa mayoría de los colombianos. El admirador de Felipe Zuleta es a un tiempo un distinguido intelectual capitalino y un crítico indignado de la desigualdad y la injusticia. El defensor de Bejarano y Ernesto Amézquita (los típicos abogados del samperismo) se siente sin la menor incomodidad agente de la decencia y sin duda colaboró en las elecciones de 2010 en la campaña de Mockus... Así. Personajes como Gustavo Petro o Angelino Garzón ascendieron al nivel de la gente que habla con los banqueros gracias a sus crímenes, pero también a la docilidad con que correspondían al interés de quienes controlaban sus respectivas organizaciones. Hasta la muerte de Gilberto Vieira, Tirofijo obedeció toda la vida sus órdenes...

Atrapados sin salida
En el rango más bajo el guerrillero es literalmente un esclavo, pero a medida que aumenta el mando el responsable de las atrocidades se acerca a la gente que nunca corre riesgos ni se ensucia las manos. No es que den órdenes secretas, aunque cuando Angelino Garzón era miembro del Comité Ejecutivo Central del Partido Comunista, junto con Manuel Cepeda, esas órdenes se daban, sino que prometen a quienes organizan los asesinatos y secuestros un premio para el que hacen todo tipo de presión. Esos pacifistas del nivel alto son los verdaderos empresarios del crimen, y el ritual con el que ilusionan al revolucionario, bien al asesino de vocación montaraz, bien al patán universitario, es como la mezcla de charlatanería y drogas de cualquier secta.

(Publicado en el blog Atrabilioso el 9 de marzo de 2011.)

lunes, junio 06, 2011

¿Qué es "césped"?

"Hoy estamos, mañana no estamos", declara el jefe de las FARC Alfonso Cano en el video que llevó Piedad Córdoba a Buenos Aires a un foro que contó con el respaldo del gobierno de ese país y probablemente del colombiano, que no ha dicho hasta el momento nada, mientras que la prensa de la familia presidencial lo elogia sin paliativos. El líder terrorista tiene toda la razón, mañana no estamos pero ¿qué quedará de todo lo que está pasando? Mejor, ¿qué es lo que ha estado pasando en Colombia desde hace más de sesenta años?

No vayan a pensar que el tremendo acontecimiento son las atrocidades de las bandas comunistas, y en algunas épocas de las bandas rivales, que se formaban con los mismos asesinos que habían aprendido su "arte" en las bandas comunistas y encontraban quien las apoyara por la misma destrucción del derecho que había empezado por el proyecto revolucionario, como pasó en Córdoba con el EPL y después con las autodefensas criminales de los Castaño. Esas atrocidades de hecho se olvidan por completo, y el que quiera prestarles atención podría enterarse de maravillas en el interesantísimo blog de Blado Díaz.

Pero el comunismo dejó en decenas de países el mismo rastro de prodigios. Lo impresionante es que una sociedad relativamente abierta conviva tan tranquilamente con eso y veinte años después de la caída del comunismo siga habiendo día tras día asesinatos, mutilaciones, secuestros, etc. sin que la gente reaccione. Ese nivel de "acostumbramiento", de degradación moral profunda y generalizada, me hace recordar el chiste de la señora que dice a su hijita: "Niña, recoge ese condón que hay en el césped". "¿Qué es césped?"

Por ejemplo, los autores de muchos secuestros y asesinatos ejercen de maestros de moral y muy poca gente se sorprende. La posibilidad de que personas claramente relacionadas con los secuestros fueran espiadas por organismos de información del Estado se considera un terrible crimen contra la humanidad pero a los que han "retenido" a decenas de miles de personas, sometiéndolas a condiciones infrahumanas de supervivencia, aparte de matar y mutilar a otros cientos de miles, según esos redentores de la patria, se los debe premiar y aun ofrecer pensión de jubilación. ¿Qué clase de país es ése?

Lo que yo no puedo tolerar es que se crea que eso ocurre por allá en las cabezas enfermizas de unos cuantos fanáticos, porque toda la prensa bogotana es órgano de los partidarios de premiarse gracias a los crímenes de las organizaciones terroristas. Curiosamente en un mismo día me encontré con varias personas discutiendo sobre lo mismo: ¿en quién recae en últimas la responsabilidad de esos crímenes y de su persistencia?

Un amigo uribista me dijo que hay muchos tontos que se dejan engatusar con el discurso apaciguador. Bueno, la mayoría de las personas a las que sigo en Twitter razonan de forma parecida, incluso encuentran "ingenuos" a esos "ilusos" que esperan resolver el problema de los crímenes terroristas "por las buenas", sin perseguirlos. Es algo generalizado: con otro amigo discutía sobre el problema de la impunidad que podrían obtener los miembros de las FARC si se desmovilizaran, cosa que le resultaba intolerable. ¿A alguien se le ocurre siquiera remotamente que esos miembros de las FARC no son mucho más responsables que los ingenuos e ilusos que siguen a pie juntillas las orientaciones de los columnistas de Semana o El Espectador y que ciertamente jamás serán procesados?

Insisto, le puse como título a esta entrada la pregunta de la niña del chiste porque la condición de esos ingenuos me preocupa más que las mismas atrocidades. ¿De modo que la suerte del abogado Enrique Márquez Díaz, cuya foto adopté estos días como avatar en Twitter, que ha estado doce años en manos de los terroristas, les parece algo olvidable mientras que la remota posibilidad de que el ex presidente Uribe tuviera que ver con escuchas ilegales a unos personajes claramente criminales (aunque impunes por decisión de los jefes de la dictadura) les preocupa profundamente? Ante esa "ingenuidad" la crueldad de un adolescente selvático que vive asustado, y que en lo más profundo de su ser quisiera vivir como esos ingenuos, me parece algo mucho más redimible y respetable.

Bah, en el fondo del cuadro están las realidades de la persona castrada delante de sus vecinos, del grupo de asesinos jugando al fútbol con la cabeza de las víctimas, de las decenas de miles de secuestros, de las personas bomba, que no aparecen siquiera en la prensa. Un poco más cerca, y más asquerosos aún, están los cientos de prósperos charlatanes que cobran esos hechos desde sus bien pagadas tribunas o desde sus bien pagadas (por las víctimas) cátedras universitarias. Unos y otros, niños selváticos y canallas de estrato 6, se ven envueltos en la cruel realidad y echan mano de sus recursos para sobrevivir, pero curiosamente nadie que los conozca y que no esté envilecido los considera criminales complementarios. Más cerca están los "ingenuos", que en mi opinión son los verdaderos monstruos, pero tan acostumbrados que ya no sienten que recitando falacias monstruosas dan una prueba de su degradación.

En realidad inquietan más los que de verdad quieren el cese de los crímenes pero no ven a estos ingenuos como monstruos: son sus familiares, sus amigos, sus compañeros de estudio, sus vecinos, sus compañeros de trabajo, etc. Son la mayoría de las clases acomodadas urbanas en Colombia. El que lo dude puede mirar en Twitter cuántos seguidores tienen los más desvergonzados promotores de calumnias monstruosas (como la de atribuir a decisión del gobierno las infames ejecuciones extrajudiciales, que dejaron de cargarle a Santos en cuanto éste se mostró dispuesto a tolerar más secuestros y a dar ventajas a la secta terrorista). Salvo el ex presidente Uribe, comparar el promedio de los seguidores de los "tuiteros" farianos con los decentes da una relación de diez a uno. La estupidez y la ingenuidad son mayoritarias, sobre todo entre quienes han estudiado, leído y viajado.

Yo diría que los ingenuos son otros, y las razones por las que no ven la monstruosidad de la distracción de sus conocidos es en el fondo falta de perspectiva moral. ¿Quiénes creen que eran los seguidores del Partido Nazi? ¿Serían menos delicados con las damas, menos "cultos", menos cariñosos con sus hijos, menos sensibles, menos formales, menos respetuosos, menos leales y correctos? Por favor: el mamerto colombiano que todos conocemos está mucho más cerca del sicario colombiano, al que ve como su antítesis, que del militante nazi en modales, información, sensibilidad, formalidad, lealtad y aplomo. Tampoco es que todos los nazis empujaran gente a las cámaras de gas (de hecho, sólo se usaron después de que comenzara la guerra). El silencio de esa gente ante los campos de concentración no era más culpable que el de la inmensa mayoría de los colombianos con formación universitaria en materias humanísticas y sociales respecto de los campos de concentración que hay en el país y en los cientos de asesinatos que cometen los terroristas cada mes desde hace varias décadas.

La conjura terrorista, siguiendo la famosa descripción de Clausewitz sobre la guerra, no es más que la continuación de la política por otros medios. La guerrilla es la continuación de la "politiquilla", de la rapiña clientelista de siempre, de las sempiternas guerras de tinterillos de que hablaba Fernando Vallejo (aunque él particularmente no tiene el menor interés en pensar cómo se podrían impedir más asesinatos). El parásito social de aspecto bonachón que recita las falacias hediondas de Claudia López o de Natalia Springer es el beneficiario del clientelismo armado y su papel en la orgía de crímenes, por ejemplo si es un fecodista o un juez sesgado, es mucho más importante que el de algún sufrido niño del Caquetá que pone una bomba.

Durante muchas décadas los promotores del terrorismo convencieron a la mayoría de los colombianos de que el terrorismo era un problema de los militares, que no querían acabar con la guerrilla para aumentar el presupuesto de su ramo. El inefable escritor Óscar Collazos se jactaba de que los colombianos desearan más vivir como "bacanes" que tomar partido entre las instituciones y los terroristas. Esa indiferencia es casi toda la fuerza de los criminales. Ese hecho monstruoso de acostumbrarse a saber que miles de compatriotas se pudren en cambuches infames mientras otros, gracias a esa desgracia, se rodean de lujos en Estados Unidos o Europa como perseguidos, es como el que la niña viva acostumbrada a ver condones. Esa ambivalencia respecto a quienes prosperan gracias a esos crímenes y esa disposición a hacerse a un lado quedarán como la marca de esta época y con toda certeza los colombianos del futuro preguntarán a sus padres y abuelos como los alemanes que eran jóvenes en los años cincuenta: "¿Papá, tú qué hiciste cuando ocurría eso?".

No se sume usted a los ingenuos, acuda a la marcha contra el terrorismo, no permita que los crímenes que seguirán cometiendo, ayudados por la prensa, arrinconen a la población como hicieron las bombas de Pablo Escobar, gracias a las cuales una minoría de menos del 20% de los ciudadanos eligió una Constituyente que prohibió la extradición y entregó todo el poder a las camarillas de "jueces" que desde entonces trabajan para los intereses de las mafias. ¿Qué no impondrán esta vez si usted se lo permite?

(Publicado en el blog Atrabilioso el 2 de marzo de 2011.)