jueves, noviembre 24, 2005

El abrazo de las generaciones

A diferencia de otras sociedades, Colombia no sufre graves desacuerdos entre las personas de una generación y las de la anterior. Al menos entre las clases más instruidas, que son las que sirven de modelo al resto de la sociedad. Y es algo que merece mucha atención.
______A veces, hay que decirlo, el padre tiene que acomodar un poco las cosas para merecer el respeto de su hijo. Pero como Colombia es Colombia, no ocurre aquello del muchacho alemán de los años cincuenta y sesenta que se enteraba de la Shoa y se iba lleno de angustia a donde el padre y le preguntaba: «¿Y tú que hiciste entonces?».
______A ver: no me entiendan mal, el joven colombiano también interroga al padre, y el padre también miente. La diferencia es que el padre alemán ayudó a delatar judíos o incluso se desempeñó en un Lager y trataba de ocultar eso a su hijo, mientras que el padre colombiano con altísima frecuencia no hizo nada propiamente condenable desde ningún punto de vista, pero se inventa algún desmán, alguna participación en un secuestro, en la toma de un pueblo, en el incendio de un vehículo, en la lapidación inmisericorde de algún policía, en la intimidad con algún asesino, etc. ¡No va a permitir que miren a su hijo con menosprecio!
______El que tenga alguna duda sólo tiene que interrogar a cualquier doctor colombiano de 40-60 años sobre su época de estudiante y verá como exhibe enseguida los blasones familiares, la valerosa militancia, la familiaridad con alguien del ELN o de las FARC, etc. ¡Muy raro el hombre de la Juco cuyo hijo no sea de la Juco! No sería justo que se acusara a nuestros doctores de inconstancia.
______Afortunadamente en cuanto uno señala las pedreas de las universidades saltan todos los defensores de esos centros del saber a señalar que en esas cosas siempre estaba una minoría. Y probablemente tengan razón, lo que pasa es que con el tiempo a esa minoría se suman casi todos. No es que descabezar a un policía de un ladrillazo sea agradable, pero nadie me negará que en Colombia es honroso.
______Ya es casi de rutina explicar que esas protestas juveniles contra la burguesía y el imperialismo eran y son el verdadero esfuerzo de esos doctores para graduarse, un excelente negocio, y que las sectas maoístas, trotskistas, guevaristas, ortodoxas de la línea Brezhnev, etc., eran el escenario en que se lucían los talentos heredados o aprendidos en casa de los futuros dirigentes del país, un poco como hace doscientos años era la masonería. El nivel de participación en la lucha de un doctor en la época marca su rango social en la actualidad, siempre y cuando proviniera del estrato adecuado. Para ascender siendo de la provincia o careciendo de contactos, de modales, de cultura, de aptitudes oratorias, de estilo en el vestir y de atractivo para las muchachas finas había y hay que prestar servicios más eficientes a la revolución.
______Pero también sería injusto decir que todos los doctores aseguran haber participado en la lucha: hay algunos que por su falta de compromiso se quedaron fuera y o bien son emigrantes, marginados o fracasados, o bien han salido adelante y hasta son prósperos, pero a costa de la deshonra de trabajar. No creo que ninguna persona, joven o vieja, de la clase doctoril les tenga mucha envidia.
______Capítulo aparte merecen los que consiguieron su beca en la Patricio Lumumba o en la Universidad de la Amistad de los Pueblos: ellos y sus descendientes forman una cofradía aparte, que día a día se prepara para gobernar. De hecho, muchos de esos jóvenes hijos de doctores de tan encumbrado pedigrí estudian o han estudiado en las últimas décadas en universidades europeas e incluso norteamericanas, pues para formar a los futuros gobernantes del país no se escatiman recursos, ni se escatimaban hace treinta años, claro, sólo que como ya no se cuenta con la ayuda generosa de la Unión Soviética ahora es el esfuerzo nacional el que genera recursos.
______Yo creo que ese privilegio es afrentoso para los demás jóvenes colombianos. Al no poder presumir de un padre asesino ni mucho menos capaz de brindar educación en el exterior, se va generando toda clase de resentimientos. ¡Hasta neoliberales van a surgir!

2 comentarios:

  1. Anónimo12:18 a.m.

    Lo que yo sabía de la Lumumba es que los enviados por el partido normalmente no tenían un buen rendimiento ni terminaban, mientras que quienes se colaban sin esa militancia le tomaban provecho. Es más, conocí a uno que le tocó justo en el 91 y su paso por allá le permitió cuestionarse su filiación a ese asunto.
    Yo sí conozco una cantidad de coetáneos míos quienes no asomaron ni por las curvas a la militancia de sus padres, por distintas motivaciones. Incluso conozco uno que se regaló al servicio militar por llevarle la contraria a la mamá militante del pc.
    Los hijos de los más privilegiados en ese aparato sí que menos tienen obligación de ponerse esa camiseta. En últimas, si va a ser una condena gratuita, mejor arriesgan al primer incauto que se deje reclutar, que a los propios críos.
    Lo que sí tienen es un poco de boy scouts, pues una vez juco, toda la vida juco. Se ufanan de quienes abandonaron sus filas para triunfar en el partido liberal u otra colectividad tradicional; su historia oficial interna los presenta como la matriz de la izquierda colombiana. Su gran carta discursiva es la exaltación de sus muertos. La gente vale más muerta que viva (además, muertos no cambian de opinión ni comienzan a hacer preguntas) y eventualmente su nombre sirve para un nuevo colectivo.

    ResponderBorrar
  2. Para el anónimo de las 8:18 PM

    Usted me cuenta muchas cosas interesantes. Es verdad que los mamertos propiamente dichos o sus hijos podían tener un rendimiento bajo en la Universidad porque no tenían muchas exigencias, al mejor estilo comunista, lo que contaba era la lealtad al partido.

    Acercade los que no se volvieron militantes, tenga en cuenta que me refiero a la clase intelectual. También pasará, pero menos. Es porque los jóvenes de cualquier tiempo y sector social tienen ante todo los ojos abiertos a las expectativas de placer, a la fuga de cualquier sacrificio. Si el padre tiene poder gracias a su militancia y sólo tiene que explicar sus ideas políticas, es normal que al joven eso le guste. Sobre todo porque se combina todo, el orgullo de la clase superior con la moda de ser rebeldes y críticos del sistema y de EE UU. Si los padres no son ricos ni importantes ni intelectuales, los jóvenes los ven como personas apegadas a algo que viéndolo bien es horrible. Depende de la herencia que se transmita.

    No es que los hijos de los mamertos de arriba "tengan que ponerse esa camiseta", es que están orgullosos de la categoría moral e intelectual de sus padres. Lo llamativo es que el pasado pronazi (de muchos miles de colombianos de clases altas de 1930-1940) se esconde y es deshonroso, pero la adhesión a Castro y al Che es un blasón familiar. No es algo de los mamertos ni de esa familia, sino de la vida colombiana. "Mi papá ganó dos medallas de plata en los Panamericanos de Cali", es una frase que le gustaría pronunciar a muchos jóvenes, pero "Mi papá era un "pájaro" que encargó un montón de cortes de franela y así se apropió de un montón de tierra en los cincuenta", es algo deshonroso, que se trata de ocultar.

    Yo no creo que ser comunista o haberlo sido sea menos grave que haber sido pájaro en los cincuenta. Las becas en la Lumumba son regalos para vendepatrias, el proyecto comunista era un proyecto de esclavitud, las guerrillas comunistas secuestran gente desde los años sesenta, etc. Pero la mentalidad de la gente es tolerante con eso.

    Yo estoy seguro de que hay muchísimas estructuras del viejo PC que son hoy de las FARC y que están formadas por familias que mandaban los hijos a estudiar a la URSS. Ojalá investiguen con atención a esa gente. Puede que aparezcan muchísimos millones de los secuestros.

    Gracias por participar.

    ResponderBorrar

Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.