sábado, mayo 27, 2023

¿Para dónde va el mundo?

Si hablamos de elecciones, los dos años que vienen son críticos, las hay muy pronto en España y en Argentina. ¿Resistirá el frente obamadurista y se ampliará el poder de los amigos de Irán y supuestos apaciguadores de Putin? ¿Optarán los votantes por ponerse de parte de la libertad individual o seguirán creyendo que los regalos de los gobernantes narcocomunistas los pagan otros? Ésa es la elección, entre aspirar a prosperar con el propio esfuerzo o acomodarse a la mendicidad endulzada con buenas intenciones y adorno moral, esperando que otros paguen la factura, y compartiendo los objetivos políticos de élites criminales a cambio de la recompensa.

La experiencia muestra que este bando parasitario, sólo una rémora de la España antigua, cuenta con las mayorías en todos nuestros países, y sólo es razonable cuando lo acosa el hambre. Por eso los demagogos como Pedro Sánchez ganan apoyos dando regalos. Sólo que Sánchez y los Kirchner —el PSOE, fundado como un partido marxista, y el peronismo, creado según el modelo fascista— no cuentan ahora con la mayoría social por la degradación democrática y económica que han causado sus gobiernos. En ambos países es posible el cambio.

El resultado dará lugar a situaciones distintas, de avance o retroceso de las blancas o las negras en el tablero esférico porque ya todos prevemos un pulso entre Estados Unidos y China, país cuya economía podría seguir creciendo hasta alcanzar a la estadounidense y que más fácilmente concentra sus recursos en operaciones militares. El resto del mundo vacila, muy pocos países son verdaderos aliados de Estados Unidos, baste ver al gobierno alemán colaborando en la campaña de Petro para entender que para las élites europeas los gobiernos antiestadounidenses en Centro y Sudamérica son deseables. En todo caso, en las últimas elecciones que ha habido en Europa han tendido a predominar los conservadores y liberales, y el atlantismo se ha visto reforzado por la invasión rusa a Ucrania. Puede que el poderío chino despierte ansiedad occidentalista en Europa y aun en Sudamérica.

Hay muchas otras elecciones y situaciones de cambio en otros países, pero estas dos son las decisivas, la hegemonía socialdemócrata en Europa quedaría muy debilitada si aparte de los países de Visegrad tiene en contra a los gobiernos de Italia y España, y su hermana hegemonía castrista en Iberoamérica también quedaría cuestionada al perder un país mayoritariamente peronista-comunista, más a manos de Milei, su peor enemigo. Y en España un gobierno PP-Vox sería menos complaciente con Maduro y Díaz-Balart.

Más importantes aún serán las elecciones estadounidenses, donde el partido de Alexandria Ocasio-Cortez busca cuanta oportunidad tenga de reconocer al narcorrégimen de La Habana, como ya hizo Obama con el resultado de que los diplomáticos fueron envenenados. El apoyo al actual gobierno colombiano, cuyos mayores representantes no vacilan en aplaudir al régimen cubano o el golpe de Estado de Pedro Castillo, deja mucho que pensar sobre el compromiso del partido del burro con los valores y aun con los intereses estadounidenses. La continuidad de ese partido al mando significaría un avance irremediable del narcocomunismo, cada vez más agresivo (baste recordar a Juan Manuel Santos amenazando con legalizar el narcotráfico sin consenso con otros países), es decir, de los regímenes antiestadounidenses, que de hecho son aliados del régimen iraní, así como de los promotores de la dominación ideológica por discursos cada vez más delirantes y funestos.

Lo que mueve la benevolencia con los regímenes criminales de Iberoamérica y con el wokismo que se adueña de las escuelas y los medios de comunicación no es sólo el afán ideológico o de racionalización de libertinos fanatizados sino sobre todo el interés de camarillas de magnates. Pero los votantes, tanto en España como en Argentina y Estados Unidos, tendrán que decidir si quieren que los totalitarios recluten a sus hijos en las escuelas, ya no para los sindicatos peronistas ni para las guerrillas de Centro y Sudamérica sino para que se cambien de sexo y amen como si la vida fuera una fantasía, cada vez más trasplantados al metaverso a través de la propaganda de la diversidad sexual, de las drogas y del hábito de la pornografía.

Es lo que traerá el voto por el candidato demócrata, por mucho que la gente tenga otros móviles. Apoyar al Partido Republicano, sea Trump u otro el candidato, es oponerse a esa deriva y apostar por reconstruir el país: recuperar la antigua salud y la antigua determinación. La gran ventaja que tiene Estados Unidos es que allí «conservador» quiere decir «liberal» y el GOP es el partido de Abraham Lincoln mientras que el Partido Demócrata es el del Ku Klux Klan. A los votantes republicanos «no los une el amor sino el espanto», el horror de la distopía en que los van metiendo, de la que también forma parte la beligerancia de los enemigos externos del país.

De aquí a dos años quedará claro: la desestabilización global se agravará o menguará, para saber en qué caso ocurrirá cada cosa, baste comparar los gobiernos de Obama con el de Trump, o los de Reagan y el primer Bush con los de Clinton. Los cambios distópicos en las costumbres son parte de esa desestabilización, nada conviene más a los iraníes o a los chinos que unos occidentales dedicados a pelear para que sea obligatorio admitir que las mujeres trans son mujeres o para desaconsejar los métodos anticonceptivos porque en caso de embarazo se aborta y asunto resuelto. Ahora que no son pobres, los chinos podrán lanzarse a la batalla de los nacimientos. Ya podrán alimentar a nuevos ingenieros y hacer crecer aún más su economía. Y mientras tanto en Estados Unidos la población de origen europeo se va convirtiendo en minoría sin que haya modo de impedirlo.

En el mundo que viene crecerán las amenazas, la posibilidad de invasión de Taiwán por China será alta, la implicación iraní en Iberoamérica crecerá, el poder del narcotráfico en la zona andina se afianzará y aun se podrán dar hambrunas en Cuba, Nicaragua o Venezuela.

El bando wokista en todo Occidente se funda en la mentira y en el despilfarro: lo que hizo el peronismo es lo mismo que hace Sánchez, y que si pueden harán los demócratas en Estados Unidos. Consiste en gastar más de lo que se puede para comprar apoyos políticos y comprometer el futuro del país para asegurarse el poder. Cada triunfo que consigan, cada persona que vote por ellos, es un paso hacia la catástrofe.

Ésta podría provenir por ejemplo de una crisis de deuda, habida cuenta de lo endeudados que están todos los países, o de sacudidas en las regiones más conflictivas, como África, pero la amenaza que todos ven es la de la «inteligencia artificial», expresión turbia donde las haya. La automatización podría entenderse como la creación de autómatas, que cada vez hacen más cosas por nosotros y que podrían ser la causa de una prosperidad universal. Como todas las revoluciones tecnológicas, haría cambiar los productos y servicios que consume la gente y los oficios a que se dedica, cosa que ya ocurre con la cantidad de personas que ganan dinero como youtubers o en el 
coaching
. Con la automatización, que lleva décadas expandiéndose, todo será más barato y accesible a todos, algo que ya se ha visto con internet y la telefonía móvil.

Se teme que dicha «inteligencia artificial» termine dominándonos, que es como no entender que la humanización es la sumisión a agentes no humanos como Dios, la ley o la razón. Es curiosa la gente para la que eso puede ser peor que Putin, los ayatolás o los comunistas chinos amenazando con empezar una guerra nuclear. Y suponiendo que se quisiera defender la voluntad humana, habría que empezar por tomarse uno mismo en serio y en lugar de angustiarse por infiernos imaginarios pensar en hacer algo para resolver los problemas reales.

¿No les llama la atención que Bezos y Musk dediquen grandes fortunas a la investigación espacial y ni un centavo a limpiar los océanos llenos de plástico? Eso nadie lo echa de menos, para los wokistas y sus titiriteros sólo importa hinchar vanidades con esos temas y hacer caja con el dinero público. Hay gente tan desmedidamente estúpida que se jacta de no consumir plástico, como si sólo pensaran en su salvación de la culpa (en realidad, sólo piensan en el prestigio que les da mostrarse así) y gente indiferente. Verdaderos ingenieros y emprendedores intentando remediar los problemas ambientales más bien no hay, ni quien los eche de menos.

(Publicado en el portal IFM Noticias el 7 de mayo de 2022.)

sábado, mayo 20, 2023

Semántica bizarra

Sin un sentido fijo de las palabras no es concebible ninguna verdad, y toda concesión que se haga en este punto deja ver el triunfo de la propaganda. Las palabras significan lo que dice el diccionario y no lo que a uno le puede parecer. En esa confusión conceptual fue donde Petro encontró votos, gente que no tiene fijos en la cabeza los sentidos de «comunismo», «Venezuela», «Palacio de Justicia», «Pablo Escobar». Vamos a precisar algunos conceptos cual quijotes lanzados a desfacer entuertos.

El áulico es el del palacio. Goethe era consejero áulico del duque de Weimar. El doctor Behrens, de La montaña mágica, era consejero áulico. Era una de las más altas dignidades. ¿Cómo llegó esta palabra a significar en Colombia «vil adulador»? Puede ser que alguien entendiera «favorito» y empezara a usarlo para denunciar los privilegios, y otros supusieran que esos favoritos eran aduladores de un poderoso y prefirieran denunciar el servilismo.

Más curiosa es la palabra pérfido, que sólo quiere decir «desleal» pero que en todos los países de habla hispana se asocia a un tipo de maldad especialmente ponzoñosa.

Muy de Colombia, sobre todo de Bogotá, es el uso de la palabra tenaz. ¿De qué modo llegó a reemplazar a «tremendo» y se vuelve muletilla de complicidad con una polisemia muy variada? Un crimen es tenaz, una provocación, una trayectoria vital dura, la crueldad, el peligro. La gente es tenaz en ese uso impropio. «Tenaz» significa «perseverante».

La heterodoxia, por llamarla de algún modo, del lenguaje de los colombianos tiene mucho que ver, como señalaba Octavio Paz respecto de toda Hispanoamérica, con las costumbres de la Contrarreforma religiosa que empezó en el siglo XVI. Nada estaba por encima de la Iglesia tal como después nada estaba por encima del gobierno o del partido, de ahí viene la expresión Roma locuta, causa finita, «habló Roma, se acabó la discusión». En los países en los que se venció a la Iglesia empezaron a primar la razón y el conocimiento. En el ámbito del lenguaje, esa hegemonía del clero genera sumisión y desapego a la verdad. La profesión de fe permitía encubrir lo que de verdad se estaba pensando. De ahí viene esa convicción de que las palabras no son importantes, no cuesta nada suscribir cualquier cosa, todos aceptan sin desasosiego que «paz» es un nombre tolerable para «negociaciones de paz» y depués para «premio del crimen» y «triunfo de los criminales».

En ese sentido, casi todas las palabras con que un colombiano se refiere a los políticos y figuras públicas narcocomunistas son términos legitimadores que ellos han impuesto y que los demás interpretan con un sentido restringido. Es algo arraigado en la tradición, ya en el Himno nacional se llama «el bien» al bando de los insurrectos desleales y sanguinarios de hace doscientos años.

Entre los términos que más confusión dejan ver está ese curioso insulto de “guerrillero” que se usa para describir a Petro a raíz de una bizarra denuncia del muy bizarro Roy Barreras. Un guerrillero es el que toma parte en una guerrilla y ésta es una guerra pequeña, con frecuencia la que hace un bando débil contra otro más fuerte. Es una forma de actividad bélica tan legítima como todas las demás. Sólo que se ha admitido el término guerrilla para designar a las FARC, el ELN y el M-19 porque son un bando más débil contra el ejército, pasando por alto su ilegitimidad —al ser portadores de una ideología criminal y del anhelo de despojar a los ciudadanos de sus libertades y la clase de actividades a las que se dedican—. Guerrilla es lo que soñaba Camilo Torres. Las componendas de los Santos Calderón y los Samper y los López y García Márquez con el narcotráfico y la industria del secuestro no se pueden describir como guerrilla sino como organización criminal o mafia. Decirle «guerrillero» al malhechor Petro es usar un término que lo legitima. A las bandas de asesinos comunistas de los años cincuenta sólo los llamaban guerrilleros sus copartidarios, para los demás eran bandoleros o chusmeros.

Otro caso muy curioso es el de «héroe», que ha llegado a significar «policía o soldado asesinado». En Colombia no hay héroes sino corruptos, pero si visten uniforme la muerte los hace héroes. Tal vez unos policías más vigilantes y eficientes sean vistos como los pobres hombres que son y no alcancen la dignidad de héroes, que les habría correspondido si se hubieran dejado matar. Y si algo hace falta para enfrentarse a la tiranía de estilo nicaragüense que viene es héroes que denuncien sus crímenes y desarmen sus falacias, porque con esos piropos a las víctimas y esos insultos a Petro, que son lo que quiere oír, no se va muy lejos en la tarea de advertir a la gente de la necesidad de resistir.

En definitiva, el narcocomunismo es la persistencia del viejo orden y la vieja dominación. Las palabras significan lo que quieren los medios hegemónicos, cuyos dueños son los dueños del país. Sin una clase de personas capaces de sobreponerse a ese lenguaje es imposible esperar que se lo pueda vencer porque sus presupuestos ideológicos son obviedades para todos debido a que lo aceptan en el lenguaje, como ocurría con «paz». La mayor parte de los presupuestos ideológicos del gobierno de Petro los comparten casi todos los que votaron por otros candidatos, y el que lo dude puede pensar en cuántos están indignados con la «acción de tutela», o con que los militares no puedan votar, o con que se gaste una parte enorme del presupuesto en universidades en las que sólo se preparan futuros militantes narcocomunistas. Ya dice el dicho que «lo malo de la rosca es no estar en ella», lo malo de los funcionarios inútiles que se pensionan antes de los cincuenta años y sólo tienen que firmar el cheque de la nómina o a veces hacer propaganda del gobierno desde los computadores de alguna entidad, es no contarse entre ellos. Y así esos tiranos aniquiladores que hoy están en el poder tienen seguro el triunfo.

(Publicado en el portal IFM Noticias el 30 de abril de 2023.)

domingo, mayo 14, 2023

Chavismo de guante blanco

En estos días oí a Petro diciendo esto: «El reflejo químico en la atmósfera de la acumulación ampliada del capital es el crecimiento químico de los gases de efecto invernadero y por tanto la crisis climática. Es decir, la crisis climática es un efecto lógico de la acumulación de capital. Por tanto, si se deja, su efecto final es la extinción de la humanidad». Es extraño que este líder mundial reconocido por la Universidad de Stanford, la revista Time y hasta Nancy Pelosi esté tan solo en su denuncia: ¡qué curioso que ningún gobernante de un país avanzado nos alerte sobre semejante amenaza!

Esa clase de discursos y de personajes no son «revolucionarios» sino justo lo contrario, expresan las manías de las castas parasitarias que mantienen a Iberoamérica en el atraso y la miseria. Para formarse una idea de la absoluta hegemonía de ese discurso en el mundo académico colombiano baste fijarse en el «ideario» que publicó Alejandro Gaviria en 2021 cuando pretendía lanzarse como candidato presidencial. Ahí ya está todo lo que dice y hace Petro, que es algo que las clases altas comparten plenamente, porque el comunismo sólo es la vieja dominación. El prestigio del exrector de Los Andes añade una supuesta solvencia académica, del nivel del país, pero es la misma ideología, y hoy en día, a causa de las desavenencias en el gobierno, este personaje resulta apreciable por una parte de la turbia «oposición». Éstas son las claves de su «ideario»:

Las formas importan en la política

[Lo decía tranquilamente antes de ser ministro de un gobierno elegido gracias a la labor de las bodegas dedicadas a la intimidación en las redes sociales, de obras documentales como Matarife y de montajes como el de Claudia Morales. Los sometidos por esa masa de sicarios deben guardar las formas y «comer callados», es lo que viene a decir Gaviria. El diálogo civilizado que concibe es el del secuestrador con el padre del rehén, palabras respetuosas y buenas formas. Termina este punto con esta frase: «el pluralismo es una de las más importantes (y más difíciles) virtudes democráticas», como la defensa del régimen de Cuba o del senderista Pedro Castillo por parte del gobierno del que formaría parte. Son como niños jugando a engañar a tontos.]

El cambio social requiere voluntad y método

«El cambio social no es cuestión de todo o nada. No consiste en sustituir un modelo corrupto que ya no puede mejorarse por otro perfecto que ya no habría que mejorar.»

[El primer punto de este apartado deja ver a qué llama Gaviria «cambio social». El «modelo corrupto» que había que superar era el del uribismo, cosa que emprendieron los gobiernos de Santos y de Petro, de los que él formó parte. Pero con Santos la corrupción se agravó muchísimo y con Petro llegará a ser como la de Venezuela. La peor corrupción es la pasividad general cuando el diablo hace hostias, cuando Tornillo da lecciones de moral y democracia y este compañero de Armando Benedetti y Roy Barreras habla de «superar un modelo corrupto».]

La libertad es un valor supremo

[Este punto se desarrolla con generalidades, propaganda woke y una llamada a la «descriminalización del consumo de drogas». Ésa es la noción de libertad de esta gente. ¿Dónde eran las personas libres hace un siglo, donde podían tomar alcohol, como en la recién nacida URSS, o en EE.UU., donde no podían? ¿Quién es más libre, el ciudadano de Singapur que puede tener hasta pena de muerte por traficar con drogas o el venezolano que sólo prospera dedicado a ese negocio del gobierno?]

La crisis ambiental es nuestro principal desafío a mediano plazo

[Nietzsche decía que el cristianismo era un socratismo para el pueblo. Del mismo modo se puede decir que Alejandro Gaviria es el petrismo para los que van a universidades caras. Aquí incluso advierte que la humanidad perecerá por el capital fósil, aunque con otra retórica. También alude a la sabiduría indígena para remediar el apocalipsis climático y tácitamente aplaude que se acabe la extracción de hidrocarburos. El «ideario» sólo es una burda diatriba woke absolutamente idéntica a la de todos los grupos narcocomunistas en España e Iberoamérica, el programa de Petro.]

El papel redistributivo del Estado es fundamental

[La misma propuesta de exacción del chavismo en toda Iberoamérica, castigo al ahorro y despilfarro en la clientela funcionarial. Aquello que hace que ningún país de Iberoamérica pueda ser próspero por un periodo largo, porque siempre aparecen los saqueadores que se ven como los verdaderos dueños de todo, dejando a los dueños nominales y a los que emprenden como meros testaferros, lo que ya hicieron con los propietarios rurales las FARC, claramente presentes en el gobierno de Petro.]

Las fallas del mercado coexisten con las fallas del Estado

[Aquí no proclama la propiedad colectiva de los medios de producción, pero ¿qué falta hace? Ya hay doble y triple tributación por cualquier ingreso, y basta con que el Estado se gaste la mayor parte del PIB para que no sea necesario expropiar a nadie. Naturalmente propone regular precios, invertir, que quiere decir «gastar», en ciencia y tecnología —es decir, en las camarillas de compañeros de universidad de Gaviria—, y reemplazar las exportaciones de hidrocarburos, tal vez por aguacates.]

La lucha contra la corrupción debe ir más allá de la indignación

[Después de una serie de vaguedades, el último punto señala que «La lucha oportunista contra la corrupción, que acusa sin evidencia y señala sin discernimiento, es perjudicial». Claro que cuando se trata de infamias como la condena a Andrés Felipe Arias, Gaviria se cuenta entre los que aplauden y quién sabe si no entre los que encargan la sentencia. La corrupción es algo contra lo que todos luchan, no hay nadie que la defienda, lo maravilloso es que un ministro de Santos pontifique al respecto.]

La igualdad de género es un atributo indispensable para una sociedad justa

[Esta parte sólo contiene los habituales argumentos del feminismo narcocomunista.]

El desarrollo rural es clave para la superación definitiva del conflicto

[El desarrollo rural al que alude se resume en la probición del glifosato y en la explicación del narcotráfico como el resultado de la falta de oportunidades, la cual en Colombia es casualmente el resultado del despojo que sufren todos para pagar a la casta de profesores. El hombre saca pecho de la multiplicación de la producción de cocaína (cinco veces más entre 2012 y 2017, cuando él era ministro de Salud). El desarrollo rural que propone es el narcotráfico, para lo que también son necesarios los bantustanes de indios y negros donde no rige la ley.]

La recuperación de la seguridad territorial es clave para garantizar los derechos y libertades

[Obviamente de lo que trata este punto es de los abusos que supuestamente cometen militares y policías, a los que viven matando o apaleando los peones del bando de Gaviria, sea como guardia indígena, como guerrillas y disidencias o como saqueadores urbanos. Gaviria concluye que «La implementación integral del Acuerdo de Paz es la mejor manera de evitar la repetición del conflicto armado». La despreciable propaganda legitimadora de tantos crímenes —que pretende hacer expresión de una rebelión popular— y el aplauso del remedio que consiste en convertir en amos a los criminales. La seguridad territorial se alcanzará cuando estos canallas no tengan el poder.]

La ética de la verdad define mi concepción de la política:

«Mantenerse leal a uno mismo, no renunciar a los principios por conveniencia o ambición, es uno de los desafíos mayores de la política.»

[Eso suena muy bien, no cuesta nada aferrarse a los principios cuando los que se tienen y la verdad que se concibe se pueden resumir en proezas como algo que declaró Gaviria cuando Petro lo nombró ministro de Educación: ¡había que enseñar en las escuelas el informe de la Comisión de la Verdad de Molano y De Roux! Verdad es lo que él llama verdad, no tiene problema en llamar verdad a la peor propaganda de los asesinos, a los que sirve de ayuda de cámara. Presenta el chavismo de un modo digerible para los doctorcitos que quieren fingirse diferentes a los secuestradores con los que comparten el poder, cuando sencillamente el medio social de este prócer se ha sumado al narcotráfico y al comunismo para expoliar al país.]

(Publicado en el portal IFM Noticias el 23 de abril de 2023.)

domingo, mayo 07, 2023

Resarciendo a las víctimas

He visto un video en el que aparece Petro diciendo que «la emisión que hace el Banco de la República rutinariamente en vez de ir a los bancos debería ir en bonos para la indemnización de víctimas de la violencia». Lo primero que llama la atención es esa idea de que la emisión de dinero va a los bancos Es muy probable que Petro no sepa que los bancos reciben ese dinero como un crédito con intereses. A pesar de que todos los comentaristas lo consideran brillante (un genio del mal según la mayoría de los detractores), la verdad es que es un tipo muy ignorante, casi tanto como su vicepresidenta, cosa que demuestra a diario.

Pero lo cortés no quita lo valiente, por mucho que no sepa que no es lo mismo prestar dinero a los bancos con interés que simplemente gastarlo, por estúpido que sea, tendrá que suponer que tiene que haber alguna diferencia. Es decir, este grotesco «economista» —que prohíbe extraer hidrocarburos para salvar al planeta pero se jacta del aumento del uso del transporte aéreo, que es el que más contamina— miente cuando presenta la cuestión como si fuera algo optativo. La impresión de billetes para el gasto público es la forma en que se destruye la moneda, cosa que hacen siempre los comunistas y que este gobierno y el que lo siga harán. El resultado es  que el sueldo de un venezolano rara vez pasa de un dólar al día.

Pero esa propuesta no sólo es atroz por el daño que le haría a la economía sino sobre todo por las mentiras perversas que lleva. Bueno, ¿hay algún colombiano descontento con el proceso de paz de Santos? Es una cosa del pasado y realmente hasta los más descontentos con Petro aceptan que no hay modo de volver atrás, tal como no se discute la Constitución de 1991. ¿Cuáles son las «víctimas de la violencia»? Bueno, se dirá que son las «víctimas del conflicto», que es como si en lugar de víctimas de homicidio hubiera víctimas de las armas o de la vulnerabilidad humana. El presupuesto de la paz de Santos era la superación del conflicto y nadie discutió eso.

El asesino es el conflicto, por eso no hay asesinos, a los niños que yacían con Tornillo o con Joaquín Gómez los violó el conflicto, al policía que castraron delante de sus vecinos y al hombre que quemaron vivo por negarse a entregar a sus hijos les hizo eso el conflicto, a las decenas de miles de niñas violadas y forzadas a abortar, a las personas bomba, a los mutilados con minas quiebrapatas, etc. los perjudicó el conflicto, o bueno, la violencia.

Es necesario crear la categoría «excolombiano» para definirnos a los que no toleramos esa infamia. ¿Podría el lector mencionar un solo intelectual, artista, académico, jurista reconocido, etc. que se manifieste en desacuerdo con lo que se dice en el párrafo anterior? Yo no recuerdo a ninguno, no creo que los haya en Colombia.

¿Qué ha pasado? Que los descendientes de españoles incentivados por el Imperio británico se separaron de España y crearon una república que conservaba el viejo orden de castas y las viejas costumbres de parasitismo de los dominadores. El control del Estado dio lugar a incesantes guerras entre los clanes más poderosos, a veces larvadas cuando algún grupo estaba demasiado débil, como durante la llamada «república conservadora» o en el periodo siguiente. Los descendientes de los amos de la «república liberal» de los años treinta y cuarenta buscaron la alianza con los comunistas para recuperar el poder que perdieron en 1946 a causa de la división que generaba el caudillo fascistoide Jorge Eliécer Gaitán. De ahí vienen las primeras guerrillas, las de alias Desquite, alias Sangrenegra, etc. Cuando se creó el Frente Nacional el delfín por antonomasia, Alfonso López Michelsen, creó un partido aparte del Liberal, el MRL, del que surgió el ELN. También del MRL eran los que animaron a Tirofijo a volver al monte para crear las FARC, el brazo armado del Partido Comunista que presentaba listas conjuntas con el MRL. En la década siguiente la parentela del otro presidente liberal de los años treinta creó el M-19, siempre con la colaboración del régimen cubano.

Es decir, para asegurar el poder, esa casta organiza bandas de asesinos en alianza con regímenes criminales. En eso consiste «el conflicto», al que se atribuyen las obras de esas bandas. Como finalmente no hubo triunfo guerrillero, el éxito de los López, los Santos y los Samper se alcanzó vendiendo cara la derrota. Ellos encargan los crímenes y después los premian. Las incalculables fortunas del secuestro, la extorsión y el narcotráfico no son suficientes, a los subalternos del clan Santos hay que pagarles billones del contribuyente para que les ayuden a presentarse como pacificadores. Al tartamudo fatídico Juan Manuel Santos aun le dieron el Nobel de la Paz con el aplauso de toda la institucionalidad.

Ya en esa época se anunciaban proyectos multimillonarios para gastar dinero en el «posconflicto», componente de la negociación de la mayor importancia porque desactivaba cualquier clase de resistencia entre los políticos y periodistas. Tras el periodo de digestión de la paz que fue el gobierno de Duque, llegó Petro, con ministros del Partido Comunista y en general ligados a las organizaciones de fachada del comunismo. Llegó la hora de resarcir a las víctimas, es decir, de hacer realidad esos negocios que se anunciaban en la época de la negociación. En ese contexto es donde hay que entender los bonos de paz que propone Petro.

¿Quiénes son esas víctimas? Las reconocen como tales los funcionarios nombrados gracias a los acuerdos, es decir, los antiguos miembros de ONG dedicadas a cobrar los crímenes y «académicos» ligados al Partido Comunista o «fichas» de Santos, es decir, o son los propios terroristas o sus familias, o en general personas ligadas a las redes de poder de los terroristas en esas zonas, sin hablar de los millones de fraudes y corruptelas que habrá. En el supuesto de personas mutiladas, despojadas o deudos de asesinados, podrá haber alguna que tras sufrir la agresión de los peones de los Santos tendrán que convertirse en sus clientes para recibir alguna limosna. De ese nivel es la desfachatez de estos criminales.

Aun esas personas en la mayoría de los casos resultarían menos pobres si no se emprendiera ese gasto, porque el precio de destruir la moneda mediante la inflación y el «coste de oportunidad», la actividad económica que no se emprende por la inseguridad jurídica y la alta tributación, los dejarán mucho más pobres, como ya les ocurre a los venezolanos que antes de Chávez no tuvieron el azote del comunismo.

Pero eso fue lo que escogieron los colombianos al no oponerse a la negociación de paz por creer que bastaba ser devotos hinchas de un caudillo para impedir el triunfo del hampa.

(Publicado en el portal IFM Noticias el 16 de abril de 2023.)