sábado, septiembre 22, 2012

"América" profunda y "América" moderna



Fuente: RealClearPolitics


A muchísima gente la habrá sorprendido el anuncio de que Barack Obama se declara partidario del matrimonio entre personas del mismo sexo. ¿Realmente le convendrá? No faltará el que piense que habrá más gente que desista de votar por él o que vote por Romney debido a ese anuncio. Bueno, yo también pienso eso. Lo que pasa es que, por las particularidades del sistema electoral estadounidense, eso no se traducirá en que tenga menos posibilidades de conservar finalmente la presidencia. El ganador en cada estado se lleva todos los votos electorales, y los estados en que más votos pierde Obama por apoyar el matrimonio homosexual son los mismos en que de todos modos perdería todos los votos electorales. Si en estados como California o Nueva York, donde tiene casi seguro el triunfo, pierde más votos de conservadores de los que gana entre el colectivo homosexual, tampoco eso afecta a la suma de miembros del colegio electoral que necesita para ganar.

Según el mapa de arriba, a Obama le bastaría ganar en Ohio y Florida para completar los 270 votos electorales que le darían la victoria, aunque perdiera en todos los demás estados en que hay empate. Puede que en sus cálculos haya en ambos estados, o al menos en Florida, un sector significativo de población gay que podría apoyarlo. ¿Perdería en ambos estados muchos votos? Sin duda, pero a cambio de movilizar a una población tradicionalmente ajena a la política, y no sólo de gays sino de toda clase de "progresistas" culturales y "modernos". Hay que tener en cuenta que en EE UU la participación en las elecciones suele ser bastante baja, 57,37% en 2008.

Más allá de si finalmente la apuesta será un acierto de Obama, vale la pena detenerse en el mapa para entender el título de esta entrada, y también para aludir a un lugar común: la división de Estados Unidos en dos países cada vez más enfrentados. Desde hace décadas todas las elecciones nacionales las ganan los demócratas en los Estados de la costa oeste y en Nueva Inglaterra y Nueva York, y los republicanos en Texas y los estados del medio oeste. Los demás, los que aparecen en gris en el mapa, dan el triunfo a veces a unos y a veces a otros.

Esas regiones en las que ganaría Obama son las que cuentan con mayor proporción de población inmigrante, sobre todo hispana, pero la verdad es que dadas las características de la tradición de este país el concepto de "inmigrante" da para grandes confusiones. Los descendientes de británicos, irlandeses o escandinavos llegados hace un siglo tienen mucha más afinidad con la corriente fundadora del país que los propios amerindios, los "afroamericanos", los chinos y muchos otros grupos étnicos que ya estaban entonces.

Conviene detenerse un poco a considerar la actuación de la población hispana porque es la que más fácilmente podemos entender, aunque todos los grupos culturalmente ajenos a la corriente central de la tradición estadounidense son mayoritariamente demócratas. Dos tercios de los hispanos votaron por Obama, y eso que hay muchos como los cubanos que ven con recelo el buenismo respecto de la satrapía que asola su país. ¿Hasta qué punto los descendientes de mexicanos inmigrados, "pachucos", se sienten parte de Estados Unidos? ¿Comparten el sentimiento de agravio de los demás mexicanos por la pérdida de territorios en el siglo XIX o son leales a su nuevo país? La disposición de esta población servirá en gran medida para entender el sentido de la política demócrata.

Claro que no se debe suponer que sólo las minorías votan por Obama, pero sin duda son la población decisiva en el triunfo demócrata en California, Nueva York y Nueva Inglaterra. Muchos encuentran característico del bando demócrata el progresismo-modernez de grupos de renta alta significativos en estas regiones: la elite cognitiva caracteriza la cesura entre las dos "Américas", por una parte tiende a considerarse superior al tipo medio del país y a su tradición, por la otra acusa la influencia del resto de la elite cognitiva del planeta.

Antes de considerar lo que relaciona a esa elite cognitiva con el voto inmigrante conviene detenerse en los rasgos de la población votante mayoritaria en el medio oeste y en Texas: resulta difícil imaginar que haya colombianos que no simpaticen automáticamente con esa elite cognitiva y compartan su desprecio por esa mayoría de la población estadounidense. Sin casi ningún mérito, el universicario típico comparte infinidad de valores con los amigos de George Soros: los valores de esa tradición son los que definen a ese país, los que lo fundaron y caracterizan su existencia por cuatro siglos (contados desde los primeros desembarcos de puritanos [1620] y asentamiento de neerlandeses en Manhattan [1614]). La superioridad, como el ateísmo, el posmodernismo y los avances tecnológicos le salen gratis a la chusma: dado que toda la cultura se concibe como "natural", lo que más sobra es una nación diferente a las otras. Que sea la nación más importante y poderosa casi autoriza a sus enemigos a querer guiarla.

Como casi todas las cuestiones importantes, ésta remite a discusiones antiguas que, como todo, resultan sobreentendidas para un medio primitivo y poco exigente. ¿En dónde se encuentran los grupos privilegiados de una sociedad con las minorías ajenas a sus valores predominantes? En el Estado. La forma en que el Estado destruyó la sociedad romana la explica Ortega y Gasset en este capítulo de La rebelión de las masas. La vasta organización anónima destinada a proveer seguridad e indiferente a valores y tradiciones es el lugar en el que la elite asegura sus privilegios y las minorías étnicas buscan seguridad y "derechos", obviamente a costa del ciudadano arraigado. Lo que define a Obama y a su partido es que constituyen la facción estatista, y por tanto socialista, de la sociedad estadounidense. Eso es exacto a tal punto que en las elecciones de 2008 la votación por Obama en el Distrito de Columbia fue de 210.403 contra sólo 14.821 de McCain, ¡14 veces más! No es ninguna sorpresa que los riquísimos abogados y otros agentes de los grupos de interés que cabildean ante el poder central sean entusiastas del matrimonio homosexual, los derechos de las minorías y la comprensión con Chávez y todos los antiamericanos del mundo. Claro que se dirá que la mayoría de la población del DC está formada por negros, pero esa diferencia es mucho menor que la que se registra en el voto.

¿Cómo llamaríamos a aquello que contrasta con el Partido Demócrata y sus valores cosmopolitas, socialistas (de expansión del gasto público) y hostiles a la tradición? Un capítulo del Zarathustra de Nietzsche (libro que tal vez debe su popularidad a que el estilo oracular favorece las interpretaciones caprichosas) viene que ni pintado al caso. Cito algunas frases de "Del nuevo ídolo".
En algún lugar quedan todavía pueblos y rebaños, pero entre nosotros, hermanos míos: aquí hay Estados. 
¿Estados? ¿Qué es eso? ¡Pues bien, abrid los oídos! ¡Voy a deciros mi palabra sobre la muerte de los pueblos!

Estado es el nombre que se da al más frío de todos los monstruos fríos. El Estado miente con toda frialdad y de su boca sale esta mentira: “Yo, el Estado, soy el pueblo”.

¡Qué gran mentira! Creadores fueron quienes crearon los pueblos, por la fe y el amor: así sirvieron a la vida. Aniquiladores son quienes ponen trampas a la multitud, y denominan Estado a tal obra: suspenden sobre los hombros una espada, y cien apetitos.
 
Donde todavía existe pueblo, éste no entiende al Estado, y le odia, considerándole como un mal de ojo, como un crimen contra las costumbres y los derechos.

Yo os hago esta advertencia: cada pueblo habla su propia lengua del bien y del mal; su vecino no la entiende. Cada pueblo se ha inventado su lenguaje en costumbres y derechos. 
 
Mas el Estado miente en todas las lenguas del bien y del mal. Cuanto dice es mentira, y cuanto tiene es porque lo ha robado.
Eso que resiste a la expansión del Estado en el recelo de la gente sencilla del interior de Estados Unidos es lo que lo define como "pueblo". Cada rasgo que se le atribuye refuerza esa noción, por ejemplo, la religiosidad o el rechazo a los impuestos. Si los hispanoamericanos o europeos fueran quienes decidieran en las elecciones estadounidenses, sin duda este país sería como otro de Sudamérica, o como sería Europa bajo Hitler y Mussolini, triunfantes hasta que Estados Unidos entró en la guerra (no niego que fuera decisiva la resistencia soviética, pero no habría bastado para acabar con esos regímenes), o sería otro país en el que los comunistas se habrían impuesto, cosa que no ocurrió en el conjunto del planeta por la resistencia de esas tradiciones que ahora con cara de bueno el Zapatero mulato, tan ajeno a la población afroamericana como cualquier red neck.

El mismo hombre parece encarnar todo lo que representa el Estado, hijo de una antropóloga y un ciudadano de un país remoto, abogado y político profesional con gran talento para la oratoria y capaz de generar adhesión entre grupos que se sienten agraviados con los que no tiene nada que ver, dispuesto a mentir con la mayor desfachatez (como cuando se oponía al TLC por los asesinatos de sindicalistas en Colombia, dato que no podía desconocer pero que sí desconocían sus votantes)... Ese hombre parece una avanzadilla de la colombianización de Estados Unidos.

(Publicado en el blog Atrabilioso el 27 de de mayo de 2012.)