domingo, noviembre 25, 2012

La paz es la prioridad de Colombia


El día que se posesionó Santos anunció que negociaría con los terroristas, los que se escandalizan ahora son los que no han visto a Santos ir construyendo su plan a punta de campañas de calumnias en la prensa, de alianzas perversas con los peores criminales de la política tradicional y con el hampa judicial, aparte de Chávez y compañía, de persecución contra los militares y benevolencia con el avance terrorista... Santos empezó a hacer la paz desde el día que se posesionó y se encontró con una sociedad adormecida y conformista a la que pudo manipular. A los políticos los compró y los perseguidos no estaban para deslegitimar el sistema, con lo que sólo han ido en retroceso.

Hay que decir que la "paz" tiene muchos partidarios, no la mayoría, pero la mayoría es pasiva y ni siquiera vota; tampoco la mayoría de los que votan, pero los que no están con ellos son los que sólo ven una esperanza en reelegir a Uribe en 2014 (la inmensa mayoría) y se puede decir que no opinan mucho ni votarán unidos, como se demostró en las elecciones de octubre de 2011. Pero entre los que opinan sí que hay una mayoría abrumadora a favor de la negociación, por eso la obsesión por Uribe.

Y eso se explica porque en realidad el oficio de millones de colombianos es opinar, no sólo el de los periodistas, sino también el de los profesores universitarios... ¿Cuántos hay? ¿Cien mil? Hay que incluir ahí a los de las universidades privadas, pues gracias a la prohibición del lucro esos profesores son de hecho empleados estatales. Bueno, pero los maestros de secundaria también viven de opinar, y los típicos lagartos bogotanos, que han recibido de Santos miles y miles de nombramientos para que opinen a favor de la paz en sus fiestas y aun en las redes sociales. Ser partidario de la paz más que una opinión es una forma de vida y dado el poderío que la paz anterior dio a los guerrilleros y sus amigos, los sempiternos partidarios de la paz son en Colombia una clase rica que cada vez es más difícil distinguir de la vieja clase de los criollos, sobre todo en Bogotá y alrededores

Una de las ventajas de la paz es la educación, aparte de la prensa. Un colombiano que ahora tenga treinta años tenía quince en 1998 y no leía por entonces la prensa ni prestaba atención a las tertulias, por eso puede que no esté acostumbrado al lenguaje de la paz que se estilaba entonces, y que ha vuelto. Para animar un poco la discusión voy a evaluar esos argumentos, insisto, son un poco más directos los de todos los antiuribistas de la prensa, puede que la gente tenga hasta curiosidad por leer los periódicos de entonces.

En Semana apareció este artículo

Presidente Santos: la paz es la prioridad de Colombia 
Por Luis Eduardo Celis*
OPINIÓN Si el presidente Santos le puede anunciar al país que se abre un proceso de concertación con las guerrillas, es una extraordinaria noticia.
Invito al lector a ir entendiendo los argumentos del columnista y hasta su situación personal para entender cuál es la autoridad que tienen para recetarle remedios a Colombia.
El conflicto armado persiste en muchos territorios y afecta de manera grave a muchas comunidades. Si bien las FARC y el ELN, han sido reducidas de manera importante en los últimos diez años, no están derrotadas y su fin no está a la vuelta de la esquina a pesar de que son combatidos por unas fuerzas armadas: grandes en tamaño y con inmensos recursos y un apoyo político impresionante. Nada les falta. Aún así, la contra parte no es manca ni boba: allí siguen, dando guerra, contra combatientes y civiles, afectando la vida social, política y económica de un país cansado de tanta violencia.
Para ser de la Corporación Nuevo Arco Iris, el columnista debe de haber tenido alguna relación con el ELN. Dicha "corporación" no es más que una parte del ELN que encontró más rentable pasar a la legalidad para cobrar las proezas de sus compañeros y de paso crear un vasto poder político a partir de las alianzas que establecieron con quienes les brindaron impunidad. No son traidores al ELN porque a los traidores y liquidacionistas los matan, como ocurrió con Jaime Arenas y Rodrigo Lara Parada.

De modo que como dirigente de una organización relacionada con el ELN viene a advertir que las acciones de esa banda "afectan de manera grave a muchas comunidades" y que "afectan la vida social y política de un país cansado de tanta violencia". Bueno, es exactamente el caso del que se acerca a la cajera a advertirle del tipo de gafas y sombrero, que tiene una pistola. O mejor, algo que el señor Celis o sus compañeros de su "corporación" hicieron muchas veces, el cobro de un secuestro: también el padre resulta culpable del sufrimiento del hijo y el negociador lo persuade del encanto de la compasión y el trauma de un niño amenazado de morir. No es más.

Dice que las FARC y el ELN han sido reducidas, pero es que esas bandas sólo han adquirido poder gracias a la negociación, eran insignificantes cuando Belisario Betancur quiso legitimar a las FARC y buscar una alianza con los comunistas que tal vez, esperaba, habría conducido a un nuevo bipartidismo, favorable a su partido. De modo que siendo que esas bandas hacen daño, que fueron reducidas durante los ocho años de Uribe y se han recuperado durante los dos años de Santos, la propuesta de negociar sólo quiere decir que se fortalecerán de nuevo. Se han fortalecido durante estos dos años precisamente porque Santos les ayuda para legitimar su negociación, en la que propiamente los rústicos no obtendrán nada y sí se ensanchará el poder de la familia Santos y sus redes clientelares.

Además de amenazar, el "señor" Celis propone desistir de la democracia, pues ¿qué es democracia? No puede ser que las leyes se negocien con personas cuya representación es el daño que hacen. Eso es lo que han estado buscando todo este tiempo los antiuribistas de todos los disfraces. El resultado será mucha más violencia que la que se ha visto hasta ahora y lo más probable la imposición de un régimen chavista, con la cocaína explotada por el ELN o alguna disidencia y los líderes terroristas rivalizando con los de la Corporación Nuevo Arco Iris por las columnas de la prensa.
El presidente Juan Manuel Santos ha dicho desde el primer día de su gobierno que está dispuesto a buscar una salida negociada con las guerrillas y todo parece indicar que ha venido avanzando en una prenegociacion secreta y discreta con ellas. De ser cierto, esto es una buena noticia y el país, de manera mayoritaria, debe apoyar este proceso para que llegue a buen puerto y cerremos este medio siglo de violencia guerrillera.
Hombre, hombre, ¿cómo no va a ser una buena noticia que el gobierno haga tratos con unos criminales a espaldas de los ciudadanos? Es una excelente noticia, pero ciertamente el premiar el crimen sólo envalentonará a todos los asesinos, como ocurrió desde que los gobiernos de los ochenta se dedicaron a buscar aliarse con ellos para salir pacificadores y desfacedores de entuertos por las buenas. Puede eso sí, es lo que espera Celis y lo que probablemente ocurrirá, que cierren este medio siglo de violencia guerrillera con un triunfo. Se pasaría al terrorismo de Estado, con muchísimos más muertos, claro está, pero sin guerrillas. ¿Alguien diría que China estuvo en guerra en los años sesenta o Rusia en los años treinta? 

De modo que se repite una vieja mentira, la de que gracias a la negociación se va a reducir la violencia, eso era lo que decían los mismos propagandistas en los mismos medios durante los años 1998, 1999, 2000 y 2001. El fin está a punto de llegar, pero ¡qué curioso", cada día matan más gente. Si el gobierno tiene que mostrarse comprensivo por ejemplo ante el asesinato de críticos, como pensaban hacer con Fernando Londoño, dirán que antes que nada hay que avanzar en la creación de confianza, y como los crímenes cada día son más, dirán que "las partes tienen que llegar fuertes a la mesa de negociación".
El conflicto armado tiene raíces en un mundo rural excluyente y unas faltas de garantías para la competencia política, donde al que disiente lo asesinan, le roban las elecciones o la competencia es demasiado desigual. Estas son las raíces del conflicto, y si queremos cerrarlo, hay que atenderlas, de manera democrática e incluyente. Se requiere un campo donde puedan coexistir indígenas, afrocolombianos, campesinos, pequeños, medianos y grandes productores, y donde para competir en política se pierdan elecciones pero no la vida. Y todas las ideas y propuestas de país puedan competir con garantías.
Falso de toda falsedad. El único origen del conflicto armado es la expansión soviética y la cantidad de aventureros inescrupulosos que siempre ha habido en Colombia. Mucho antes de 1948 los comunistas crearon bases armadas en regiones rurales en las que había grupos enfrentados y cometieron muchísimos crímenes. ¿Cuáles eran las faltas de garantías? En las elecciones de 1960 el líder comunista Juan de la Cruz Varela era el segundo en la lista que encabezaba Alfonso López Michelsen. Quienes no han tenido garantías han sido los que se les oponen. La manera democrática de atender los problemas es encarcelar a los asesinos y respetar la libre voluntad de los ciudadanos expresada en las urnas, exactamente lo que no hace Santos. Eso de perder la vida, ¿es otra amenaza? Los que pierden la vida son los que incomodan a las bandas terroristas de las que Celis es portavoz. Y ciertamente se perderá mucho más cuanto más se las premie. No sólo es una amenaza, es una mentira.
Si hay una prenegociacion en curso, el país debe alegrarse. Es buena noticia: significa que el presidente Santos y las guerrillas de FARC y del ELN han vuelto al camino civilizado, donde las personas y las organizaciones, con el valor de la palabra, la inteligencia, razones y propuestas, pueden construir una obra compartida, la obra del acuerdo político, que nos permita salir del conflicto armado, en donde lo que se busca es acabar con el adversario, donde la lógica es eliminar e imponer. En ese camino llevamos medio siglo, y los logros, siendo importantes, no son nada halagüeños. Volvamos a darnos la oportunidad de recorrer el camino del dialogo y de los acuerdos.
¿Qué es "el país"? Cada vez que alguien dice "el país" debemos suponer que miente, que pretende algo impropio recurriendo a esa generalización. Es buena noticia para los terroristas, que ven acercarse el poder. ¿Cómo se atreve a hablar del camino civilizado? El camino civilizado en todo el mundo es aquel en el que los asesinos y secuestradores pagan penas severas por sus crímenes. Lo que hay en la magia, burda y cínica, pero sobre todo tediosa porque era la norma durante los años del Caguán, es el anhelo de hacer equivalente al Estado y a las bandas de asesinos. Las razones y propuestas que ponen los terroristas son sus crímenes crecientes, a los que, hace AÑOS  lo denunciamos, les colabora el gobierno favoreciendo las infamias judiciales contra los militares y legitimando su avance a través del CRIC (al que promueve el Incoder). ¿Qué acuerdo político va a salir con unos asesinos que pasan de cometer crímenes a convertirse en amos.

En ese camino de no aplicar las leyes Colombia lleva medio siglo y ésta es la ocasión en que los terroristas triunfarán: ya conquistaron el poder judicial, ya poseen las universidades y colegios, la mayor parte de la función pública les obedece y ahora cuentan con el ejecutivo y el legislativo. A los militares los someterán porque no tienen la costumbre de hacer política y la entienden muy mal, por no hablar de los incentivos y castigos. Lo increíble es que haya tantos que no lo entienden. La última oportunidad de hacer frente a las maquinaciones criminales de la prensa fue el montaje para dejar impune a Sigifredo López, con la mayoría de los uribistas a favor del exdiputado.
Lograr un acuerdo con las guerrillas no es tarea fácil, pero tampoco imposible. Si hay apoyo político y ánimo de reformas que atiendan las raíces que originaron el levantamiento armado, al inicio de los años sesenta del siglo pasado, es posible cerrar este medio siglo de política con armas.
Esas reformas que atiendan las raíces que originaron el conflicto son un nombre para la abolición de la democracia: el reconocimiento del poder terrorista como fuente de derecho. Bueno, Celis y su "corporación" saben lo bueno que es eso, llevan mandando, riquísimos y hasta prestigiosos casi dos décadas. Lo que no se puede es pensar que después de dar poder a las FARC van a cesar y a volverse buenas personas.
Si el presidente Santos le puede anunciar al país que se abre un proceso de concertación con las FARC y el ELN para poner punto final a la violencia, es una extraordinaria noticia, merece nuestra gratitud y felicitar sus gestiones.
Lo cierto es que la violencia se ha multiplicado desde que empezaron a reunirse, pero obviamente se multiplicará a medida que negocien. El ejército está desmoralizado, dividido, descontento y lleno de elementos sobornables. El avance terrorista en una orgía de sangre mucho peor que la de Escobar es sencillamente seguro. La desfachatez con que este filántropo habla de "poner punto final a la violencia", renunciando a toda justicia y convirtiendo a los secuestradores en gobernantes es exactamente la misma que predominó durante cuatro años en la prensa. las mismas personas que las firmaban fueron las que después divulgaron las calumnias incesantes contra Uribe, las mismas que convencieron a la chusma de la inocencia de Sigifredo López contra todas las pruebas concebibles. Lógicamente merece la gratitud de la "corporación", claro, como cobradores de los innumerables crímenes venideros progresan más.
Si el presidente Santos cierra el conflicto armado tiene asegurado un lugar principal en la historia colombiana, como lo tiene el expresidente Uribe, que logró contenerlas y llevarlas a decidirse por el pacto y dejar sus sueños de poder global.
De modo que alguien sale a matar gente y si la víctima se defiende o llama a la policía hay un conflicto armado, y el momento en que los fines del asesino se hacen realidad se convierte en el cierre del conflicto. Es exactamente la retórica de un atraco. El que entrega la cartera recupera la paz, pero en esa escala en que realmente no habrá ningún policía al cual acudir, sencillamente el atracador convertirá en esclavos a todos. Ni siquiera importa Santos, es la sociedad la que se acomoda a eso, la que no hace nada y se ilusiona con remedios absurdos.
Ahora, esperemos las buenas noticias por la boca del presidente Santos y que la serenidad acompañe al expresidente Uribe, para que aporte en este complejo proceso que requiere su concurso, para liderar los intereses del mundo rural que le acompañan y deben participar de este esfuerzo, en un momento crucial de la vida colombiana.
Después de toda la persuasión anterior, la noticia de la negociación resulta "buena". Lo mejor es que Uribe resulta como el representante de ciertos intereses del mundo rural. ¿A quién representa Santos? Fue elegido por los uribistas, se alió con los asesinos para sacar provecho del crimen, la sociedad debería reaccionar pero no lo hará, empezando por el señor Uribe que lleva más de dos años de consultor espontáneo del gobierno (casi todos los columnistas amigos suyos hacen lo mismo) y alienta entre sus partidarios sólo el lloriqueo y la nostalgia. De modo que estos criminales se burlan.
La paz es posible y vamos a lograrla, combinando la acción sostenida de las fuerzas armadas y el entendimiento político.
Eso es lo que producirá la paz, que esta "corporación", que puede haber matado a muchos miles de soldados y policías, resulta diciendo "vamos" en algo en lo que incluye a sus víctimas.
*Luis Eduardo Celis es coordinador de incidencia política de la Corporación Nuevo Arco Iris.
Contra ese atraco debería levantarse la sociedad, pero no lo hará. Cuando hayan caído en el infierno de terror buscarán salidas desesperadas, como en tiempos del Caguán soñaban con la intervención estadounidense, se ilusionaban con un triunfo de Carlos Castaño o pedían un golpe militar. ¿Se acordarán de todos los renuncios de esta época? ¿Se acordarán de todos los amigos de Uribe que fueron elegidos en 2010 y se volvieron sencillamente socios de los terroristas? La fe ciega en el caudillo infalible terminó siendo una trampa gracias a la cual los criminales se apropiaron del país.

(Publicado en el blog Atrabilioso el 24 de agosto de 2012.)