lunes, febrero 27, 2012

La pobreza de las naciones

Muchos años después, frente al telón de mi corazón que se levantó, hube de recordar el día en que, siendo casi un niño, llegué a una pequeña parcela cafetera a ayudar a coger café. Me impresionó que todo lo que comían la mujer que cuidaba el cultivo y su hijo eran plátanos. Unos plátanos verdes, un poco más delgados y más largos que un banano, insoportablemente insípidos. A veces añadían un trozo de carne. Ésa era la comida todos los días.

Sí, pobre gente, pero a diferencia de la pobre gente de los desiertos del norte de África o del centro de Asia, esta pobre gente tenía "posibilidad" de cultivar cientos de hortalizas, especias y aun plantas frutales y de criar animales. Si en lugar de aquella humilde campesina hubiera tenido que habitar ese terreno una familia francesa aficionada a la gastronomía, las comidas habrían sido la envidia de muchísimos colombianos acomodados (que a menudo apenas comen un poco mejor que los campesinos porque prefieren la comodidad de tener en régimen de semiesclavitud a alguien como aquella señora que les ahorra el esfuerzo de pensar en la comida).

¿Qué era lo que determinaba la pobreza de aquella pobre gente? Yo no sé cuáles eran sus ingresos, pero no dudo de que, de haberlo deseado, podrían haber variado un poco su dieta, y de hecho mucha gente que se alimenta así acumula y hereda patrimonios discretos. Si uno se imagina las reacciones de la mayoría de los colombianos, sobre todo de los que tienen buena instrucción y proceden de familias acomodadas, inmediatamente resulta convencido de que se trata de una forma de subhumanidad, de un engendro producido por siglos y siglos de mentiras y despojos, de leguleyismo y desfachatez, de atropellos sin límites presuntamente legitimados por la evangelización en el siglo XVI y por la "justicia social" en el último medio siglo. Esta última falacia es tan monstruosa que ha vuelto atrás la noción de "derecho", que antiguamente era "privilegio", "excepción" y después se volvió un límite universal de defensa de los individuos frente al Estado: los "derechos fundamentales" que se invocan en las tutelas son excepciones a favor de una minoría que domina a la sociedad, por mucho que a las víctimas se las convenza de que también están cubiertas, generosidad tan cómoda como ofrecer el Cielo a los indios a los que secuestraban y masacraban hace cinco siglos los ancestros de los justicieros sociales o jueces de hoy en día.

El "intelectual" colombiano, por llamar de alguna manera al patán habitual, primero se regala exhibiendo su compasión por quienes se alimentan un poquito peor que él: "pobre gente", y da por sentado que esa mala situación es resultado de una injusticia. ¡No sólo la Providencia dio de todo para todos, como esa tierra tan fértil, sino que también dotó a todos de capacidad de disfrutar igual de todo, y si alguien no lo tiene es por alguna injusticia ocasionada por los que comen mejor que el intelectual, por los que conocen instrumentos musicales, artes, estilos de vestir, máquinas y todo lo que caracteriza la civilización, logros en los que la participación de los colombianos es absolutamente nula! La indignación del intelectual colombiano por la mala alimentación de esas personas da lugar al asesinato si uno afirma que esa indigencia cultural es la condición natural de la gente, ya uno muerto no tiene modo de decir que la principal y casi la única causa de la pobreza material de la mayoría de los colombianos es el parasitismo de los intelectuales.

¿De qué hablamos cuando aludimos a la pobreza? ¿Qué es pobreza? Las personas que no estudiamos tenemos unas nociones que chocan rotundamente con las de los doctores colombianos. Para mí, TODA la pobreza de una nación es esa tosquedad de sus clases altas, presente hasta en lo que comen, esa ignorancia, esa vulgaridad, esa absoluta falta de imaginación, de amor a la verdad, de autorrespeto y de rigor que caracterizan a los típicos doctores colombianos. La pobreza material de la mayoría de los ciudadanos es como la sombra de la ineptitud y mezquindad de quienes los dominan.

Cuando se piensa en un país como Suiza en el que la gente humilde obtiene diez veces más por su trabajo que en Colombia, quien haya sufrido la "educación" de los antros locales tendrá que pensar que los ricos de allá son más generosos y más independientes de otros poderes (todavía la obra más influyente en las "universidades" colombianas es Las venas abiertas de América Latina, obra que culpa del atraso de la región a los países que compran sus materias primas, lo único que exporta). ¿Es eso así? Si por ejemplo uno piensa en la historia de la música, ¿cuántos compositores de gran relieve encontraría en Suiza, un país mucho más pequeño, menos poblado, más inhóspito y difícil y carente de riquezas naturales que Colombia y cuántos en nuestro país? Eso se podría decir de la pintura, la ciencia en todos los campos, la literatura, el deporte y cualquier terreno en que se pudiera evaluar lo humano.

Ya sé, y es de verdad fastidioso seguir recordando la ideología de los intelectuales colombianos: ¡la importancia cultural de Suiza es el producto de su riqueza, la cual es fruto de especulaciones y complicidades con despojos! Los millonarios del mundo no llevan sus ahorros a Colombia por puras ganas de excluir a los pobres. Es lo que aprenden los jóvenes en las "universidades". Las nociones de riqueza y pobreza resultan así sumamente confusas, impregnadas de teleología y supuestos creacionistas. ¿Quién les iría a explicar que se descubrió América en busca de especias, que eran sólo ingredientes de prestigio en las comidas de los poderosos y que muchísimos inventos importantes tenían que ver sólo con el afán de ostentación, lujo o solaz de gente rica?

La pobreza de las naciones es sólo la prevalencia de esos discursos. Por eso uno lee en la prensa perlas como la siguiente de un prestigioso historiador, académico y quién sabe qué más. Vale la pena prestarle atención para que se entienda que los millones de personas que viven con menos de tres dólares al día sólo mejorarán cuando en el país esa clase de personajes sean un penoso recuerdo. El personaje ya nos había deleitado en otra ocasión con otro prodigio sobre la izquierda colombiana.

Por Jorge Orlando Melo

Dado el dominio apabullante de una teoría que termina atribuyendo la pobreza y el desempleo -y por supuesto, estoy haciendo una caricatura- a que los pobres ganan mucho, resultan interesantes las peleas del vicepresidente Angelino Garzón, sin considerar sus posibles intereses políticos.
El que no puede sacarle el parecido a alguien al hacer un retrato siempre puede decir que es una caricatura. ¿Hay alguna teoría económica que atribuya la pobreza y el desempleo a que los pobres ganen mucho? Por ejemplo, en Suiza los pobres ganan diez veces más que en Colombia, habrá más pobreza y más desempleo. ¿No? Bueno, así es la teoría que según Melo predomina.

Lo que se evidencia es que el prestigioso historiador no entiende ni los rudimentos de la ciencia económica. No entiende la ley de la oferta y la demanda, hace siglos se publican hasta en la prensa colombiana cientos de artículos en los que se explica que si se aumenta el salario mínimo se dificulta la contratación y se fomenta el desempleo, y por tanto la pobreza. Los pobres dejan de ganar lo que les ofrecerían los empleadores según la ley de la oferta y la demanda para pasar a ganar NADA. ¿Es ésa una teoría cualquiera? ¿Alguien conoce en algún país civilizado un solo economista que la ponga en duda? La experiencia venezolana reciente es abrumadora: Chávez sube el salario mínimo y fuerza el cierre de la mayoría de las empresas, sobre todo de las pequeñas. Es lógico. ¿Qué clase de académico puede creer que la pobreza se remedia mejorando con un decreto los ingresos de los pobres? Una persona que haya terminado la escuela primaria no debería permitirse tanta estupidez, pero en Colombia es la gloria de la ciencia histórica. Dios mío.
Todos coinciden en que en Colombia, a pesar de las leves disminuciones de los últimos años, hay mucha desigualdad y mucha pobreza. Según las cifras del DNP (y de Garzón), en Colombia casi 17 millones de personas viven con ingresos monetarios (incluyendo transferencias en dinero del Estado) de menos de 189.000 pesos (o de 756.000 para una familia de 4). Como los ingresos de los pobres también son desiguales, los que ganan esto son muy pocos, y la mayoría de ellos tienen que contentarse con mucho menos: no encontré en el Dane o el DNP el ingreso promedio de los 17 millones de pobres, pero yo apostaría a que es inferior a 100.000 mensuales por persona.

Por eso la pregunta tremendista del Vicepresidente es válida: después de pagar casa, servicios, transporte, ropa, etc., ¿se puede "mercar" para cuatro personas con ese ingreso, es decir con unos 150.000 pesos para las familias pobres promedio, o 300.000 para las de mejor clase, las que están a punto de que no se las cuente como pobres? Es posible que sí, y sería interesante hacer el ejercicio en la realidad, para recomendar a esas familias unas "canastas" alimenticias óptimas, de 150.000 a 300 mil pesos mensuales, que den una buena nutrición, teniendo en cuenta las cosechas, lo que esté barato, etc. Pero de pronto no se puede.
Es un rasgo cultural. ¿Alcanza ese sueldo para vivir? Yo me desespero, ¿cómo explicarle a los colombianos qué es un ser humano? Son doctores, economistas, matemáticos, estadísticos, sociólogos, etc., y TODOS viven convencidos de que hace falta un decreto que provea a todos un ingreso que les alcance para pagar casa, servicios, transporte, ropa, etc., y que no emitirlo es una tarea perversa de los "corruptos" comprados por el FMI. La ridiculez de la demagogia de este académico descalificaría a un maestro rural en un país civilizado. Y el trasfondo es el mismo que señalaba arriba: los bienes de la gente salen de un decreto, las necesidades son fijas, los pobladores de Suiza siempre han tenido las mismas necesidades de casa, transporte, ropa, etc. ¿Cómo llegaron los suizos a ser ricos? Fácil, el gobierno se preocupó de garantizarles a todos un ingreso decente.
Lo interesante del debate no es tanto cómo medir la pobreza, sino que Garzón parece creer en la teoría de que la mejor forma de disminuir la pobreza es aumentar los ingresos de los pobres, y el año pasado logró que el Gobierno subiera el salario mínimo un poco más que los precios. Pero muchos piensan otra cosa. El FMI, en julio, recordó que el desempleo se debe en gran parte a que se paga mucho a los pobres, pues el salario mínimo ha subido por encima de la inflación.
Si por ejemplo se aboliera el salario mínimo los pobres, varias personas de mi familia sin ir más lejos, podrían empezar a trabajar por la mitad de lo que se paga ahora como salario mínimo. ¿Se está pagando mucho a los pobres? No, a los que no tienen empleo formal, la inmensa mayoría, no se les paga nada o se les paga muchísimo menos que el mínimo en la diversas formas de subempleo que hay. ¿De qué modo dice este genio que se paga mucho a los pobres? Del modo en que hay un público dispuesto a creer que el FMI conspira para hacer más pobres a los pobres. Ya explicaba hace tiempo hasta el mismo Hommes que la consideración del salario mínimo afectaba más a personas cuyo ingreso dependía de el valor de éste (pero era mucho más alto, por ejemplo si se consideraba que una prima era de tantos salarios mínimos). Para los pobres, para la inmensa mayoría de los pobres, ¿recuerdan?, los que no llegan ni a cien mil pesos al mes por persona, los aumentos del salario mínimo son menores posibilidades de acceder a un empleo. ¿De qué forma pretende el gran académico que cuando se excluye a más gente del empleo se está "pagando mucho a los pobres"? De nuevo, demuestra que no entiende los rudimentos de economía que deberían enseñarse en la primaria.
Quienes creen esto añaden que las empresas y los ricos tienen impuestos muy altos y por eso no invierten, y pagan tarifas de servicios muy altas para subsidiar a los estratos bajos. Por eso hay que frenar los salarios, para que suban solo con la inflación (como si los obreros no fueran más productivos hoy que hace 10 o 20 años), quitar subsidios familiares y de servicios, bajarles los impuestos a los ricos (ya se hizo algo en la última década) y, para compensar, cobrar impuestos a los que hoy, por ganar muy poco, están exentos ("ampliar la base tributaria" se llama la figura). Para justificar esto, algunos técnicos dicen que en Colombia los impuestos son muy altos y el Estado recibe parte muy grande del producto (lo que es cierto si nos comparamos con África, pero no con Europa), y que el Estado no funciona bien porque paga mal a técnicos y altos funcionarios, que no pueden vivir decentemente con 10 o 20 salarios mínimos al mes.
¿Quiénes son los ricos? ¿Alguien cree que las personas que ganan diez veces lo que un pobre (o sea, más de un millón por miembro del hogar) pagan demasiados impuestos en Colombia? Los ricos en Colombia son exactamente Jorge Orlando Melo y las personas de su medio social. ¿Alguien dice que pagan demasiados impuestos? Cuando se piensa en los impuestos que pagan las empresas, en Colombia sí son mucho más altos que en cualquier país desarrollado. ¿Alguien recuerda algún país civilizado en el que se cobre por los servicios según el barrio? De nuevo, los sobreentendidos de la demagogia le impiden al patán entender lo básico. Claro que los productores e inversores pagan impuestos demasiado altos en Colombia, no así los ricos, que hasta tienen exento el 25% de sus salarios. Y claro que en los países desarrollados hasta la gente que gana el mínimo paga impuestos sobre la renta porque todos contribuyen a sostener el Estado. Los que según Melo no pagan impuestos "por ganar muy poco" en países como Suecia pagarían mucho más de un tercio de su sueldo.

La tosquedad y la bajeza del cuento impresionan, pero en Colombia la desfachatez de los criminales es tan impresionante que otro patán diciendo necedades no incomoda a nadie, sobre todo si es un gran académico. "Los ricos" no son los empresarios, que pueden ser emprendedores que viven del crédito. Los ricos son una casta parasitaria y creciente de políticos, jueces, profesores, sindicalistas, buscadores de rentas, etc., que ganan decenas de salarios mínimos casi siempre del Estado y no pagan impuestos. Si se trata de los inversores, que no necesariamente son ricos (pueden ser representantes de fondos en los que invierten sus ahorros jubilados sin muchos recursos de países desarrollados), ciertamente se deben bajar los impuestos para que aumente la inversión y así las posibilidades de empleo.
El supuesto es que si se paga más a los pobres no les darán empleo, y si se cobran altos impuestos a los ricos se llevarán la plata del país. Este argumento, el "desarrollismo" de hace unos 40 años, ayudó a frenar los intentos serios de política redistributiva, los que insistían en reforma agraria o impuestos realmente progresivos, o confiaban en que el mayor ingreso de los pobres se convertiría en demanda para las industrias de bienes populares y bajaría el gasto suntuario.
Sigue con la grosera mentira de que subir el mínimo es pagar más a los pobres y favorecer la inversión es favorecer a los ricos. A los ricos, como el mismo Melo, se les debería cobrar impuestos como en cualquier país civilizado, en los que las ventajas para los inversores son muchísimo mayores que en Colombia.
Por eso la mejor forma de reducir la desigualdad parecería ser mejorar durante algunos años la condición de los ricos y dejar igual la de los pobres, para que algún día, cuando la economía haya crecido bastante, podamos elevar los niveles de vida de todos. Mientras tanto, Angelino es un ignorante y un populista.
Desgraciadamente en Colombia uno está en minoría ante semejantes idioteces. Hay que cobrar más impuestos a los ricos (personas cuyo ingreso sea tres o más veces superior al promedio de la población, ciertamente en forma progresiva) y elevar el nivel de vida de los pobres, la inmensa mayoría de los cuales no tiene trabajo formal. Que se le pase a un académico ese detallito dice mucho de la calidad intelectual del país.

TODA la pobreza de una nación es la calidad de sus clases altas, de sus sabios y líderes. Aunque nadie quiera creerlo, la causa de que tantos millones de colombianos vivan en la miseria es el hecho de que un patán mentiroso semejante sea columnista y profesor. Pero no él, pues ¿dónde están los otros académicos? Podría apostar a que son aún peores.

(Publicado en el blog Atrabilioso el 4 de octubre de 2011.)