jueves, mayo 30, 2013

Oportunidades


Hacia 2001, la presión del Ministerio de la Verdad para que la gente tolerara los crímenes crecientes de los terroristas era igual que ahora, o si se quiere peor, ya que había muchos más crímenes. Y no obstante, la minoría descrita por el propio Pastrana como "la extrema derecha" se resistió y a partir de un acto conjunto con Londoño empezó a avanzar la candidatura de Uribe, siempre calumniada por todos los que ahora se aferran a lo que ocurrió dentro de su gobierno para hacer concebir a sus afines y adoctrinados un paraíso previo. Al que le interese el dato le recuerdo que según mis cálculos de la época durante el periodo de campaña electoral de 2002 la aparición de Uribe en El Tiempo, que entonces dirigía Enrique Santos Calderón, fue ocho veces menor que la de Garzón, que a la postre obtuvo ocho veces menos votos.

Pasamos por un momento muy parecido, y no es que haya el menor atisbo de indignación con los crímenes terroristas ni menos con la determinación del gobierno de premiarlos. A tanto no se llega: la idea de la propaganda terrorista, que ahora es la misma propaganda gubernamental, de que tratar de aplicar las leyes es encender el país, ha hecho mella porque además del refuerzo de los recursos públicos que pagan la pauta publicitaria, quienes la promueven tienen el refuerzo de décadas de "capacitación para el sometimiento" impartida por Fecode y el hampa terrorista de las universidades. Estos sectores conforman el verdadero "grueso" del frente terrorista, siendo las FARC y el ELN simplemente bandas de sicarios que hacen el trabajo sucio.

Pero el momento se parece en que dentro de un año habrá campaña electoral y la decisión de apoyar la negociación de La Habana o denunciarla describirá a cada candidato y a cada votante. Es decir, siendo tan probable que la apuesta terrorista degenere en una escalada de los crímenes, habrá muchos que se opongan a los diálogos cuando el rechazo popular sea evidente, o cuando se vea que los que quemaron vivo a un campesino en la zona despejada por resistirse a entregar a los hijos para convertirlos en asesinos son los nuevos modelos de la sociedad, como ya lo son Gustavo Petro, León Valencia, Angelino Garzón y Sigifredo López, criminales perfectamente capaces de eso y de mucho más.

Pero será demasiado tarde porque todo el mundo se preguntará qué hacían los aspirantes a cargos de elección mientras el segundo Caguán avanzaba, o mientras se convertía a una banda opresora en triunfadora a pesar de los golpes del ejército y la policía, sólo por las conjuras de la camarilla del presidente y otros sectores que pasaban por encima de la voluntad ciudadana. Es decir, en este momento cada persona decide si acepta un futuro en el que los chavistas tendrán la hegemonía y dominarán todo el Estado, más allá de lo que ya dominan el poder judicial y la función pública, o si se plantea que se debe cambiar la política para hacer una democracia homologable.

No es una responsabilidad pequeña. Uno da por sentado que todos los que militaban en el  antiuribismo de la década pasada eran socios de Teodora e Iván Cepeda, pero más bien no tomaban partido y permitían que los atropellos de la prensa y los jueces golpearan al uribismo porque les parecía que contenía a un enemigo. ¿Cuándo se darán cuenta de que lo que han pretendido siempre los dueños de la prensa es un régimen como el cubano, aunque refrendado por elecciones, pero de hegemonía de una conjura oligárquica y con un Estado sometido a ella? 

No será creíble un demócrata que ahora no le haga frente a Santos y al régimen habanero (es decir, a la autoridad efectiva, que es el gobierno junto con los terroristas, con los que acuerda el futuro del país en La Habana). Y ese demócrata no puede salir del uribismo porque el uribismo perdió autoridad en estos dos años de doble juego con los partidos de la Unidad Nacional, de "buenos términos" con políticos que no condenan la negociación ni menos a los partidos que sostienen a Santos, al tiempo que busca pretextos de oposición a cuál más grotesco.

Claro que me dirán que eso es sólo una opinión mía, pero ya se verá que la campaña de persecución contra el uribismo de la prensa y el poder judicial dará resultado ya que no se le responde con propuestas de quien aspira a representar a los ciudadanos, sino de quien busca no perder influencia dentro del poder establecido; no de quien defiende unos valores o principios, sino de quien maneja lealtades y gestos.

¿Que nadie lo hará? Es posible, pero no quedará un comentarista que merezca respeto, que no haya quedado como un miserable que sirve a un régimen criminal a cambio de prebendas, o que aun no teniéndolas no se atreve a alzar la voz para no echarse enemigos poderosos, perder lealtades o quedar dentro de una minoría irrisoria. La historia está llena de personajes de ese estilo, y sin duda lo serán la inmensa mayoría en Colombia, lo que no tengo claro todavía es si serán todos.

(Todo esto se me ocurre porque tras insultar en un tweet a un personaje próximo al mockusianismo que enlazaba un editorial de Arcadia [entendiendo que recomendaba su lectura por compartir esas ideas] me di cuenta por sus respuestas de que no, de que realmente entendía el juego perverso de la señora Ponsford, dama elegante que cumple encargos del dueño y el director de Semana. A lo mejor llega el día en que los personajes como éste aceptan que todas las cosas que discutíamos hace siete u ocho años sobre las intenciones de la oligarquía bipartidista, sobre el verdadero significado sociológico del comunismo en Colombia, sobre la naturaleza de las guerrillas y sus protectores políticos, etc., no son como ellos las concebían.)

(Publicado en el blog País Bizarro el 28 de enero de 2013.)

lunes, mayo 27, 2013

Mi bando


Aquellos que pretenden ejercer la oposición contra el gobierno de Santos y por eso se suman a las campañas de los falsos ecologistas que tratan de impedir que se construya un hotel en el Tayrona, supuesto desmán del que culpan al gobierno sin que quede claro qué es lo que tiene de malo, y acompañando en eso las campañas del Agitprop chavista (interesadísimo en hacer pasar como la cosa más natural del mundo que nadie diga nada porque se negocien las leyes con unos asesinos pero sí esté la conciencia ciudadana alerta por eso), NO SON DE MI BANDO, no quiero tener nada que ver con ellos ni comparto en absoluto el rechazo a ese hotel ni menos la menor solidaridad con las hordas de mercenarios y adoctrinados que inundan las redes sociales de indignación pagada y exhibicionismo moral idiota.

Más o menos las mismas personas colaboran con las mismas campañas para impedir que una empresa de minería que está sometida a las leyes y siempre se puede evaluar explote el oro del páramo de Santurbán. El que NUNCA en las redes sociales, ni tampoco en la prensa, NADIE proponga nada para que se contenga la minería ilegal, deja ver que al final se trata para los mercenarios "indignados" y el lumpen de las narconovelas de sacar competidores para que sus financiadores puedan explotarlas y contaminar mucho más. Los cómplices de esas campañas, que también distraen del atroz golpe de Estado de Santos y sus terroristas, NO SON DE MI BANDO y los considero parte de una amplia facción hostil y profundamente dañinos.

Lo mismo puedo decir de los que agitan banderas espurias como el rechazo a la idea de quitar tres ceros al peso para facilitar las transacciones. Es un ridículo pretexto de oposición que nunca tiene en cuenta las opiniones de los expertos sobre la sensatez de la medida, sino que, como con todos los aspectos típicos de esa política mezquina y degradada, esperan soliviantar descontentos contra Santos pero sólo ayudan a "naturalizar" la infame componenda del gobierno con los terroristas. Esos activistas oportunistas NO SON DE MI BANDO y nunca vacilaré en denunciarlos.

Lo mismo puedo decir de los enemigos de la reforma tributaria. Desde que presto atención a la prensa colombiana he sentido verdadera fascinación por la mentalidad que hay detrás de la parafiscalidad sobre la nómina, algo inconcebible en cualquier país civilizado. Una iniquidad que multiplica el impacto de cualquier aumento de salarios que una empresa pretenda hacer, en beneficio del Estado parasitario,  y al mismo tiempo encarece la contratación y genera desempleo. Lo mismo podría decir de la tributación, otro monumento a la injusticia, otro atropello contra todo aquel que produce. Incluso hace ya siete años publiqué un artículo comentando esos rasgos de la tributación colombiana. ¡Pues cuando se intenta remediar siquiera tímidamente esos desafueros, aparecen los opositores denunciando la reforma! Y resueltamente esos opositores NO SON DE MI BANDO y no buscan que Colombia se asimile al mundo moderno sino que defienden sus deformidades.

Lo mismo puedo decir de la borrachera patriotera originada por el fallo de la Corte Internacional de Justicia sobre el mar de San Andrés, fallo que le concedió a Colombia sus derechos sobre todas las islas y cayos y aun sobre amplias áreas que está dentro del mar territorial nicaragüense, según una doctrina de la CIJ que es coherente, constante y clara. De nuevo los opositores al gobierno pretenden soliviantar descontentos con el más ruin de los recursos de la política, y debo proclamar con toda firmeza que esas personas NO SON DE MI BANDO, y que el fomento de pasiones nacionalistas sólo servirá para promover el peor conformismo: el que conduce a hacer de Petro un gobernante tolerable para no hallarle defectos terribles a la patria amada, exactamente como ocurre en Nicaragua, Venezuela, Ecuador y Bolivia, donde los violadores de la facción política de Evo Morales siempre se pueden envolver en la bandera.

Hay personas ingenuas y con dificultades para acceder a la información a las que los medios de "comunicación" consiguieron manipular para "venderles" el melodrama de la inocencia de Sigifredo López, pero ése no es el caso de los políticos y periodistas informados, que prefirieron respaldar la versión de la Fiscalía para no quedar en minoría y no desagradar a gente a la que sería muy difícil convencer de lo obvio y no resultar haciéndole competencia al Gran Poder Mediático. Esas personas no sólo NO SON DE MI BANDO, sino que las encuentro completamente despreciables e indignas de ejercer la política o el periodismo.

Son seis situaciones, cinco de absurda oposición y uno de repulsiva complicidad con el crimen más perverso que se ha cometido en Colombia desde el asalto al Palacio de Justicia, que dejan ver algo claro: una política vulgar y mezquina, orientada más por cálculos de componendas con los poderosos y control de clientelas leales que de defensa honrada de valores y propuestas. Se preguntará el lector, ¿por qué habiendo algo tan claro como un golpe de Estado y una rendición de las autoridades ante una banda de asesinos, hace falta buscar descontentos y ridículos pretextos de oposición? Primero, porque quien manda siempre en última instancia es la opinión pública, y en Colombia esa opinión le resulta a Santos y sus socios terroristas fácil de manipular, y segundo porque, como corolario de lo anterior, quien denunciara claramente el carácter criminal de la negociación estaría expuesto a la persecución de los medios y a la condición de minoría, lo que determina que casi ningún político se oponga con firmeza a la negociación.

Bueno, se dirá que aun las minorías pueden interesar a los políticos, pero en Colombia todo pasa a través de las redes de corruptelas que son los partidos, de modo que el político que denunciara los diálogos quedaría excluido de la influencia para conseguir nombramientos para sus clientes, y en últimas marginado. De ese modo, la oposición barata termina acusando el fenómeno que he denunciado tantas veces del Déficit de civismo, no sólo como consecuencia (ya que la indolencia general la fuerza a olvidar lo importante) sino como algo que lleva dentro de sí: a lo mejor el descontento amenaza la reelección de Santos y la gente vota por los motivos más peregrinos por otros candidatos. Pero eso sin la menor duda favorecerá a los que disponen de grandes recursos y gran influencia en los medios. De hecho, ¿nadie se ha puesto a pensar que la candidatura de William Vinasco en 2007 tenía por objeto, otra vez, impedir un triunfo de Peñalosa y sobre todo permitírselo al Polo Democrático, que siempre recibiría ayudas generosas de los ángeles revolucionarios de la hoy opaca Kidnapping Corporation y del gobierno venezolano?

Para entender esa situación los invito a analizar esta encuesta. Ninguno de los candidatos ha propuesto deslegitimar la negociación de La Habana y se podría decir que todos la han apoyado en distinta medida (el que menos NO ha propuesto denunciarla rotundamente). La exministra Martha Lucía Ramírez se ha quejado de que la representación femenina sea insuficiente. El señador Juan Carlos Vélez Uribe ha aplaudido al equipo negociador del gobierno y lamentado que se negocie sin una tregua. El exministro Óscar Iván Zuluaga encuentra "prematura" la negociación y un año después de la posesión de Santos elogiaba su gobierno. Francisco Santos Calderón también apoya la negociación. No sé qué dirán Carlos Holmes Trujillo o Luis Alfredo Ramos, pero estoy seguro de que no están dispuestos a denunciar al gobierno como una banda de criminales. José Félix Lafaurie ha sido el único que ha denunciado la negociación, pero ni lo apoyará Uribe ni ganaría las elecciones aunque lo apoyara.

Sencillamente, como ocurre desde que le entregó la presidencia a Santos, Uribe trata de conservar poder a través de los partidos próximos al gobierno y sus críticas deben entenderse como "constructivas",  por eso ni siquiera tuvo un gesto de apoyo al cacerolazo contra Santos ni menos denunció la maquinación perversa de las candidaturas inviables de Parody, Luna y Galán en las elecciones de 2011, en la que no ejerció ni remotamente la oposición a Santos. Por esos cálculos TAMPOCO se distanciará de los políticos con los que conserva relaciones personales, como Juan Lozano, por mucho que cada vez más se muestren como aliados del terrorismo. Lo que mueve sus políticas son otros cálculos y por eso sus seguidores agitan cualquier pretexto de descontento.
Colombia necesita superar esa clase de política. Dejar atrás la idea de los partidos como redes de corruptelas y asimilarse a una democracia moderna. La oposición a la Unidad Nacional no debe contar con el señor Uribe, que seguirá apegado a esos partidos y en realidad encauzando el descontento para resultar influyente pero no para impedir una negociación que acepta rezongando. Esa oposición por tanto será en principio minoritaria, pero me gustaría que alguno de los que genuinamente se oponen a la negociación me explicara si no era algo que discutíamos hace dos años si había que romper con todas esas componendas y lambonerías, y si el resultado no ha sido un avance incesante de los terroristas y sus nuevos socios.

Todo el Congreso elegido en 2010 apoya la negociación. No se puede negar la influencia del señor Uribe en la conformación de las listas, así como en la designación de Santos. La lógica de sus seguidores, en su mayoría indistinguibles de los franquistas españoles, a los que conozco y descifro con facilidad, es que el gran timonel fue traicionado por todos los que ayudó a elegir, como si algún conjuro mágico convirtiera en desalmados a todos los que antes eran ejemplares ciudadanos. Y hace falta un medio muy primitivo y torpe para que después de hacernos elegir a semejante caterva de hampones le salgamos a deber.

Dirá el lector que a fin de cuentas yo no soy más que un pendejo anónimo. Y tendrá toda la razón: no hablo en nombre de nadie ni pretendo representar a nadie más que a mí mismo, de lo que hablo es de la verdad. Desde mi punto de vista el ser insignificante me honra, porque a fin de cuentas en términos de razón nadie discute lo que digo con nada más que sus razones emotivas o su pereza mental. Queda poco tiempo para que se publique la lista de candidatos uribistas al Senado y se verá que predominan los mismos políticos de siempre, que ninguno denunciará como un crimen la manguala de La Habana y que encontrarán pretextos para seguir perteneciendo a los partidos de la Unidad Nacional. Bueno, sólo expreso una opinión, nadie que pertenezca a esos partidos o les guarde alguna lealtad puede ser de mi bando y todos los que sí pertenecen a ellos y les guardan lealtad son lacras de la sociedad a los que se debe combatir como a los terroristas con los que hoy se reparten el país.

(Publicado en el blog País Bizarro el 23 de enero de 2013.)

viernes, mayo 24, 2013

Statu quo


Esta expresión la popularizaron los revolucionarios para aludir al "orden establecido" que pretendían derrocar, algo que a oídos de la mayoría de los colombianos suena siempre grato, porque es fácil darse cuenta de que casi siempre se está entre la mayoría sufrida y no entre los pocos privilegiados. La revolución alude así a su sentido físico más elemental: a lo mejor sacudiendo las cosas se resulta entre los privilegiados. En cierta medida, esa opinión proviene también de la realidad social del país: los poderosos no lo son por ningún mérito, ni siquiera por ningún mérito de sus antepasados que no fuera parasitar a los demás.

Si se comparara a los colombianos, y en general a los hispanoamericanos, con los demás habitantes del planeta, resultarían unos grandes privilegiados. Uno piensa ¿qué aportes han hecho los hispanoamericanos al conocimiento, a la técnica o al arte?, y comparados casi con cualquier otro grupo humano el cálculo sería bastante próximo a cero. Pero si se piensa en los que han sufrido los pueblos en la historia a manos de imperios opresores, en las hambrunas atroces y en los regímenes monstruosos, los hispanoamericanos resultarían los que más suaves condiciones han experimentado, al menos desde el asentamiento de los españoles. Eso llega a tal punto que nadie concibe una hambruna y tranquilamente llaman "hambre" a la mala alimentación.

Lo gracioso es que desde hace décadas las organizaciones guerrilleras se esfuerzan por imponer un régimen de partido único como el que impera en Cuba, apoyadas por amplios sectores de las clases acomodadas urbanas, y esa situación, con su precio de sangre cotidiano e irremediable, ya es el verdadero statu quo que impera en Colombia.

La Constitución de 1991 se consideró el logro de la paz con algunas organizaciones comunistas, a la que se resistieron otras, toda vez que no estaban derrotadas y siempre tendrían la posibilidad de negociar. El acceso de los totalitarios al poder, sumado a la putrefacción de los partidos tradicionales, hizo que la paz alcanzada entonces al coste de grandes concesiones se entendiera como el primer plazo de la rendición total del país al comunismo. Desde el poder, los antiguos terroristas legalizados se han dedicado a proteger la actividad de las otras bandas, como todo el mundo ha podido comprobar.

Es famoso que según Bismarck "Con las leyes pasa como con las salchichas, mejor no ver cómo se hacen". La componenda que dio lugar a la Constitución de 1991 tuvo que ser un forcejeo en el que los asesinos del M-19 intentaban asegurarse parcelas del poder mientras que los ladrones del bipartidismo intentaban conservar alguna fuente de rentas. El texto que resultó es el que buscaban los totalitarios (los otros sólo estaban pensando en sus negocios particulares), que a su vez se las arreglaron para controlar el poder judicial, cosa que no tiene tanto misterio si se piensa en la suma de los recursos fabulosos del secuestro y la cocaína, además del apoyo de los grupos económicos que también esperaban, acertadamente, llenar sus arcas gracias a la multiplicación del gasto público.

De tal modo, la mayoría de las disposiciones de ese engendro promovido por Pablo Escobar corresponden al interés de los terroristas por seguir buscando el poder por la fuerza. Por eso la infinidad de menciones al "delito político", por no hablar de, por ejemplo, el parágrafo 17 del artículo 150, que prevé que el Estado indemnice a las víctimas de los terroristas después de dejarlos impunes:
[El Congreso podrá...] 17. Conceder, por mayoría de los dos tercios de los votos de los miembros de una y otra Cámara y por graves motivos de conveniencia pública, amnistías o indultos generales por delitos políticos. En caso de que los favorecidos fueren eximidos de la responsabilidad civil respecto de particulares, el Estado quedará obligado a las indemnizaciones a que hubiere lugar.
Del mismo orden es el "derecho fundamental a la paz", que parece cualquier floritura pero es la licencia para matar.
Artículo 22. La paz es un derecho y un deber de obligatorio cumplimiento.
Claro, cada persona tiene derecho a que la dejen en paz y el deber de dejar en paz a los demás. Por eso merecen castigo quienes salen a matar gente para hacerse ministros (en realidad para hacer ministros a quienes los adoctrinan y apertrechan, y en realidad para asegurarles los ministerios y el control a los que lo han tenido siempre). Pero, qué curioso, esa disposición le permite al Fiscal General de la Nación declarar que 
... el derecho fundamental a la paz está por encima de cualquier consideración, incluso sobre la obligación que tienen todos los países de castigar con cárcel los crímenes de lesa humanidad y de guerra.
Es decir, "el derecho fundamental a la paz" se invoca para impedir el castigo de quienes violan ese derecho de los demás, y una autoridad judicial de primer orden se hace agente de la intimidación terrorista sin que a nadie le incomode. Es muy importante tener en cuenta eso, porque la ideología colombiana fuerza siempre una extraña inocencia forzosa: todo ocurre por obra de los demás, nadie tiene ningún deber y si José Obdulio Gaviria hablaba en términos solícitos del nuevo fiscal, y obviamente como TODOS los uribistas calla ante perlas como ésa, no va a tener sentido reclamarle nada.

Esa misma disposición constitucional la invoca Antanas Mockus para hacerse asesor de los terroristas: ese sagrado derecho no lo mueve, ni a nadie, a exigir a los terroristas que desistan de matar gente para imponer sus proyectos y ascender socialmente, sino para exigir a los demás que los premien. Cosa en la que, sin la menor vacilación, lo apoyan todos los que se declaraban sus seguidores en la década pasada, que obviamente no son niños pequeños y no van a reconocer que desde entonces se han estado lucrando de los crímenes terroristas.

Ya en una ocasión comenté otros rasgos geniales de esa constitución. Lo interesante ahora es por una parte recordar la situación vigente, en la que el orden legal sencillamente legitima el asesinato y fuerza el premio de los crímenes cometidos por los socios del M-19 (las FARC y el ELN eran las secciones colombianas del Foro de Sao Paulo, junto con el Partido Comunista y la banda de Petro, hasta que convino ocultarlas, tras el Caguán y la guerra contra el terrorismo de Bush).

Ese statu quo no se vio alterado por los ocho años de Uribe: ni al expresidente ni a ninguno de sus seguidores le pareció nunca importante alterar el fundamento legal de la nación. Lo verdaderamente importante era asegurarse el puesto, que es lo que hace que la inmensa mayoría de los defensores de la segunda reelección de Uribe, empezando por Juan Manuel Santos, hoy sean más o menos abiertamente aliados de las FARC. Tampoco ahora les interesa a los ubiristas tocar la sagrada ley fundamental, sólo la rentabilización del carisma del expresidente para cualquier componenda con los personajes más increíbles. Yo estoy casi seguro de que terminarán apoyando a Sigifredo López para alguna elección.

Y no obstante, la posibilidad de una Constituyente asusta a los terroristas. En una entrevista reciente Antonio Navarro Wolff lo registraba. Cuando le preguntan si el proceso de paz podría terminar con una Constituyente, dice:
La Constitución que tenemos es buena, moderna y equilibrada para darle espacio a un proceso de paz. Puede haber algunas reformas necesarias, pero yo no soy amigo de una constituyente. Es más, estoy convencido de que hacerlo sería abrir una caja de Pandora, puede llegar un retroceso de las ganancias democráticas de la Constitución de 1991. Estamos hablando de los sectores radicales. Ustedes y el país conocen bien quienes son los que pueden pescar en ese río revuelto.
No debería preocuparse. Realmente el statu quo que impusieron en 1991, en el que abolieron la democracia para sostener el viejo orden de castas (baste pensar en la diferencia de ingreso entre los empleados estatales, muchos de los cuales se siguen pensionando antes de cumplir cincuenta años, y las mayorías), y el único matiz proviene de sectores turbios, a medias leales al MOIR y a medias retrógrados ultramontanos que no dudan en añorar a Pinochet, que al mismo tiempo están dispuestos a cualquier componenda con cualquiera que les permita volver a sentarse en los puestos del poder, y cada vez más sólo soñar con eso.

La democracia tendrá que esperar a otra generación, y aun es improbable: de no ser por la expansión de la minería en la década pasada, Colombia podría estar acercándose al nivel de Zimbabue. Gracias a la perpetua guerra, protegida por la constitución que nadie quiere cambiar, eso seguirá por muchas décadas.

(Publicado en el blog País Bizarro el 16 de enero de 2013.)

martes, mayo 21, 2013

La verdadera lucha de clases


Sociedad e ideología

No se puede siquiera soñar con enderezar el rumbo de Colombia, ni de la región andina ni de Sudamérica ni de toda Iberoamérica, sin hacer frente a la ideología que se ha quedado como sedimento de la vida compartida desde la época de la Conquista. En una ocasión traté de describir los registros falsos más importantes de la ideología colombiana. Siendo el igualitarismo uno de los más característicos y arraigados, hay que reconocer ahí un fuerte "caldo de cultivo" para la implantación de la ideología totalitaria: a todo el mundo le parece ¡tan evidente! la teoría de la lucha de clases. En gran medida, desde traidores a su clase como Juan Manuel Santos o su hermano mayor hasta el último sicario de la última selva, todos creen que la distribución de la riqueza en el mundo es injusta y que de algún modo es apremiante remediarla. Para creer eso no importa que los líderes de la rebelión ya fueran riquísimos y lo sigan siendo gracias a los crímenes terroristas (Alfonso López Pumarejo era banquero antes de meterse a político, y tras los negocios que hizo su hijo en la presidencia, como la multiplicación del valor de la Hacienda La Libertad, por no hablar de los que habrá acordado en Panamá con los capos de la cocaína, es seguro que el patrimonio familiar es de muchos cientos o aun miles de millones de dólares, convenientemente invertidos a través de testaferros). Siempre se puede soñar que a los demás se los despoja por amor al pueblo.

Noción de "clase"
Lejos de lo que se cree, una clase social es algo más complejo que un "estrato". Puede que en el origen las clases sociales sean grupos étnicos diferenciados que al convivir se especializan en determinadas funciones dentro del aparato social. En el caso de la India, los invasores del norte, de piel clara, se convirtieron en las clases superiores de la sociedad. La palabra ario, tan explotada después por los nazis, sólo distinguía a esas clases en India y Persia. En Colombia, los descendientes de los conquistadores y de los funcionarios o colonos españoles se convirtieron en las clases altas de la sociedad posterior. Lo que se debe tener en cuenta es que una clase social comparte determinadas maneras y rasgos de estilo, así como conexiones internas y aun costumbres y valores arraigados, por lo que no es una mera categoría socioeconómica.

Lucha de clases
Al lado de la vieja manía igualitaria, el colombiano de hoy en día, adoctrinado por Fecode (todo el chavismo viene de la educación, Hugo Chávez podría ser considerado una especie de Dale Carnegie del trópico que pone en práctica la educación que recibió: tenía ventaja, su madre era  una maestra, como la de Piedad Córdoba, la de Guillermo León Sanz [Alfonso Cano], la de Luis Édgar Devia [Raúl Reyes], la de Pablo Escobar, la de Horacio Serpa y la de la mayoría de los próceres que dirigen la explotación de tal teoría) profesa la creencia en la lucha de clases. Esa teoría se propaga explotando el resentimiento de las víctimas de la Conquista y de sus descendientes, el igualitarismo que siempre utilizaron los curas para contener a cualquier poder que amenazara su hegemonía, el control de la casta intelectual en todo Occidente y aun la educación y la prensa para que sirva a los designios de las clases poderosas en Colombia, que en el siglo XVI y en el XXI son aquellas que viven arrimadas al Estado.

Mentiras eficientes
Es decir, en cuanto grupos diferenciados las clases tienen intereses opuestos, pero la noción de lo que es una clase permanece oculta a la mayoría de la gente porque la tradición religiosa la mueve a pensar que nadie debería tener más. El resentimiento parece dirigido a quienes han depojado, desposeído, etc., a otros, pero su raíz es otra. Al respecto cito un párrafo muy ilustrativo de Ortega y Gasset:
A Nietzsche debemos el descubrimiento del mecanismo que funciona en la conciencia pública degenerada: le llamó ressentiment. Cuando un hombre se siente a sí mismo inferior por carecer de ciertas calidades —inteligencia o valor o elegancia— procura indirectamente afirmarse ante su propia vista negando la excelencia de esas cualidades. Como ha indicado finalmente un glosador de Nietzsche, no se trata del caso de la zorra y las uvas. La zorra sigue estimando como lo mejor la madurez en el fruto, y se contenta con negar esa estimable condición a las uvas demasiado altas. El "resentido" va más allá: odia la madurez y prefiere lo agraz. Es la total inversión de los valores: lo superior, precisamente por serlo, padece una capitis diminutio, y en su lugar triunfa lo inferior.
Parece un retrato esforzado de la mentalidad de un colombiano. Pero se encuentra por todas partes y está en la base del sueño del paraíso igualitario, que tanto daño hizo en los siglos anteriores. Lo que hace especial a Colombia es que quienes lo explotan son sistemáticamente los más ricos y privilegiados y en la conciencia del ciudadano ordinario esa rabia, ese rencor, conviven confundiéndose sin cesar con el sueño de ser de la casta superior y con el servilismo más repulsivo ante cada persona que exhibe los rasgos de esas castas. Otro rasgo de primitivismo inquietante.

Burguesía y proletariado
Una cosa muy extraña de esa ideología es que la palabra burgués, en principio los habitantes de las ciudades y después el miembro de las clases medias productivas (tenderos y artesanos) en contraposición al aristócrata y al bohemio, ha resultado ser "alguien que tiene de sobra y se rodea de lujos". Como la gente vive amargada por carecer de lujos, que parece lo único que podría hacer grata la vida, el odio a los burgueses atrae a multitudes.

Pero en la realidad de la zona andina los ricos nunca han sido los artesanos y tenderos sino siempre los que de algún modo explotan el poder político. En la mayoría de los casos las empresas no son propiamente manufactureras, pero aun cuando lo sean, el origen de la fortuna de sus dueños no es el trabajo sino previsiblemente la relación con el poder político.

Todo eso genera una vasta confusión: un pequeño empresario que dé trabajo a diez personas, por decir algo, no tiene el patrimonio que alcanzan los secuestradores y asesinos como Gustavo Petro, Angelino Garzón o León Valencia. Los grandes patricios que maquinan para desarrollar el poder terrorista nunca han trabajado lejos del Estado, ni ninguno de sus antepasados desde la Conquista. De hecho, si se evaluara realmente el ingreso de todos los propietarios de negocios, con toda certeza sería inferior al de los asalariados estatales, con decir que la mitad de estos están en el 10% más rico de la población, en el que de todos modos habría que contar a muchos abogados y asalariados con alta calificación.

De ahí que medidas como aumentar el salario mínimo no favorezcan realmente a la gente más pobre, primero porque excluye a muchos que no podrían ser contratados porque no generarían recursos para pagarles, y segundo porque con base en él se calculan ingresos de grupos parasitarios.

Falacias
En resumen, sí hay grupos sociales con bastante homogeneidad que tienen intereses diferentes. El problema es la serie de inferencias falsas que el poder de los grupos parasitarios en la sociedad genera: el trabajador sin calificación no resulta despojado por el empresario, la teoría de la plusvalía es un disparate que provocaría risa en cualquier persona que lea la prensa económica, pero el conjunto de los ciudadanos sí resultan despojados por los grupos parasitarios de siempre, y ese despojo es la única causa del atraso y la pobreza. Los altísimos impuestos que pagan las empresas en Colombia se van a financiar las universidades públicas, en las que unos individuos bastante ignorantes y ociosos explican sus opiniones del mundo a unos jóvenes que desde hace medio siglo son el grupo de presión decisivo en la sociedad. Ese gasto es sólo prolongación del gasto en "burocracia", en puestos parasitarios (conozco a varias personas que han tenido empleos en el Estado cuya única "labor" consistía en acercarse a cobrar el cheque). La revolución es sólo el clientelismo agresivo y adornado de retóricas burdas.

Las verdaderas clases opuestas
Así pues, hay una clase típica, hegemónica sobre todo en Bogotá, que vive del cuento, de exhibir cultura, de descrestar calentanos, de presentar tutelas, de conseguir "corbatas" (como se llamaba antes a los empleos sin función), de reclamar derechos, de protestar y organizarse y luchar, una clase cuyo discurso es el de la llamada "izquierda" (de muchas maneras el socialismo representa a grupos parasitarios o retrógrados, pero como bando de los ricos inútiles y ladrones no llega a serlo en ninguna parte como en Colombia). En contraposición está el resto de la sociedad, las mayorías que aceptan la ideología de esa clase por su tremenda indigencia cultural y espiritual, que tienen que trabajar no porque crean en sí mismas sino porque no hay otra salida, y que en la medida en que maduren y se hagan conscientes constituye la base social (potencial) de una democracia liberal.

No se engañen: por mucho que lo repita todo el mundo, la guerrilla no es una rebelión contra la corrupción sino la continuidad de las guerras de tinterillos del M-19, sus partidarios son en esencia los mismos tinterillos y demás parásitos del Estado, sindicalistas, profesores, periodistas, sociólogos, antropólogos, etc. No será posible enderezar el país, como advertía al principio, sin hacer frente a esa ideología.

De hecho, el atraco callejero, tan típico de Hispanoamérica, es sólo esa lucha de clases entre el que produce y el que despoja. Lo que anima al atracador es la ideología fecodista. Antonio Caballero justifica la delincuencia porque sus métodos y valores son los de todos los delincuentes, y entre el grupo de Alternativa y el último raponero sólo hay una diferencia de rango.

(Publicado en el blog País Bizarro el 8 de enero de 2013.)

sábado, mayo 18, 2013

El gran enigma de la historia

Si hubiera llegado a la presidencia, Jorge Eliécer Gaitán no habría hecho muchas cosas buenas, sobre todo desde el punto de vista de los valores libertarios. Dentro del Partido Liberal, en el que se integró después de dirigir la Unión Nacional Izquierdista Revolucionaria (UNIR), representaba el ala más socialista. 

Si hubiera llegado a la presidencia habría creado un régimen de desheredados que recordaría, multiplicado por el ambiente torvo de la Colombia de la época, a los descamisados del peronismo. No por casualidad Gaitán había obtenido un doctorado en la Universidad de Roma al lado del fascista Enrico Ferri. Para nadie es un secreto que el modelo de Perón era Mussolini.

Pero lo cierto es que el caudillo dirigía a las mayorías populares en Bogotá y tenía reconocimiento en todo el país. Su ambición lo había hecho encumbrarse por encima de las camarillas que controlaban el país en los años treinta, por lo que tales camarillas tenían suficientes motivos para quitarlo de en medio, más cuanto que había llegado a ser jefe único del Partido Liberal. 

Otros perjudicados por su ascenso eran los comunistas, que no conseguían encauzar el odio de clases hacia su proyecto porque el caudillo se lo impedía. Unos y otros tenían más interés en matarlo que los godos, mucho más cuanto que entonces eran anfitriones, tal vez por primera vez en la historia, de una reunión continental.

La conferencia panamericana tenía por objeto comprometer a las repúblicas iberoamericanas en el bando aliado, cosa que tenía un sentido especial en el peor año de la Guerra Fría, en el que los árabes atacaron a Israel y se crearon la República Democrática Alemana y la República Democrática Popular de Corea. Sabotearla con una rebelión popular, y de paso quitar de en medio al caudillo incómodo, es algo que cabe perfectamente en la lógica de los comunistas, sobre todo en esa época.

La violencia de la década siguiente dejó claro que las camarillas del poder de los años treinta eran perfectamente capaces de aliarse con los comunistas: eso fueron las guerrillas liberales de esos años, las más resueltas y eficaces eran las que controlaba el Partido Comunista, y los criminales más sanguinarios tenían relación con esas guerrillas, que no obstante contaban con protección de los jefes liberales.

Todas las guerrillas que ha habido en Colombia desde entonces vienen de esas alianzas, y los repetidos intentos de buscar la "paz" sólo consisten en ocasiones para que las citadas camarillas, la de los descendientes de Alfonso López Pumarejo y los descendientes de Eduardo Santos y su hermano (los Samper son socios de los López desde el siglo XIX) ajusten su control del país con el pretexto de evitar daños mayores a sus víctimas.

Las guerrillas de los años cincuenta eran rebelión contra los gobiernos de Ospina y Laureano Gómez, pero el Partido Comunista las utilizaba para emular a Mao Zedong y su guerra popular prolongada. Sin la menor duda, los recursos soviéticos animaron a esos justicieros, a tal punto que siempre encontraban pretextos para estar en rebelión. Ni el Frente Nacional, que fue apoyado por casi todos los colombianos, disuadió a los reductos de tropas comunistas de desistir. De ahí salieron las "repúblicas independientes".

Muy llamativo es que cuando el gobierno de Guillermo León Valencia les hizo frente a dichas repúblicas el líder del MRL (y a la vez del Partido Comunista), Manuel Cepeda Vargas escribiera un libro de versos en la cárcel llamado Vencerás, Marquetalia. Parece que terminaron venciendo.

Este prócer es señalado por un testigo como el que le llevó a Tirofijo cien mil pesos de 1960 para que volviera al monte. Hoy su hijo es un importante congresista al que la prensa no vacila en presentar como un defensor de los derechos humanos. Claro, los que dominan la prensa son los descendientes de López y Santos.

Del MRL también surge el ELN. Un grupo de las juventudes de ese partido fue a Cuba a recibir adoctrinamiento, y al volver creó esa banda asesina. No está de más recordar que el suplente de López Michelsen en las elecciones de 1970 era Juan de la Cruz Varela, un líder comunista del Sumapaz que por muchos motivos se puede considerar el precursor de Tirofijo.

Ya en otra parte expliqué los datos que relacionan al Hermano Mayor del presidente Santos con la fundación del M-19 y dicho evento como una ocasión de asegurar el triunfo de López Michelsen en las elecciones de 1974. El propio creador de la revista cuenta que en su etapa final era simplemente un órgano de dicha banda criminal, siendo dirigida obviamente por el citado Santos.

Eso terminó poco antes de la toma de la embajada de la República Dominicana. ¿Qué hay que tomar para no figurarse que un demiurgo de la historia tan importante no podría estar completamente desinformado de una acción semejante? ¿Y por qué no seguir pensando en la trayectoria de esa banda hasta el asalto al Palacio de Justicia, un lustro después?

De por medio está la nomenklatura cubana, cuya relación con el M-19 es recordada por el primer director de la revista. Lo más probable es que ambas "tomas" hayan sido dirigidas por dicha nomenklatura y discutidas por las elites de la conjura en Colombia.

Es decir, puede que toda la actividad de las bandas terroristas haya estado siempre controlada por las mismas camarillas. No sólo posible sino lo más lógico. La actual negociación lo evidencia, mucho más cuanto que a toda costa se intenta legitimar a las FARC y perseguir al único gobierno de las últimas décadas que se interesó en combatirlas.

Bueno, ya se intentó eso mismo en los años del Caguán, y el interesado podría buscar el archivo de la prensa de esos años para encontrar una propaganda terrorista bastante más descarada que la de Telesur, Canal Capital y la Agencia Bolivariana de Prensa.

De por medio están los fabulosos negocios de la cocaína y la extorsión, que podrían estar llenando las arcas de los padres de la patria y sus testaferros. A fin de cuentas Pablo Escobar financiaba a la banda de Enrique Santos Calderón, pero ¿nadie recuerda que Alfonso López Michelsen se reunió en Panamá con Escobar y otros mafiosos? ¿Y que Alberto Santofimio era un subalterno directo de López?

Las diversas bandas de asesinos son claramente un recurso con el que esas familias intimidan y someten a los colombianos. La "paz" que pretenden firmar no es más que otro mordisco a los recursos de la gente, otra ocasión para ajustar todos los mecanismos de control y exacción que tan hábilmente manejan.

Pero es tal la indolencia de la gente que podrían tener todas las pruebas y siempre estarían de parte de la oligarquía. A punta de asesinatos y manipulaciones han creado una masa servil que sólo aspirará a ser aceptada por sus amos. Llegará el día en que los archivos soviéticos y cubanos demuestren todo eso, y para entonces los colombianos tomarán a quienes los han mandado masacrar como liberadores.

(Publicado en el blog País Bizarro el 3 de enero de 2013.)

miércoles, mayo 15, 2013

El año de la "paz"

La primera presidencia de Santos se puede dividir por años. En el primero cambia totalmente el guión del gobierno, en los dos siguientes consolida el cogobierno con los terroristas, que a fin de cuentas son los peones de su hermano mayor y el grupo de Alternativa, y en el último cobra el atraco en forma de alivio de las víctimas, que dejan impunes a los criminales con la esperanza de que cese el tormento, todo reforzado por fundadas esperanzas de obtener el Nobel de la Paz.

Someramente señalaré las mejores perlas del primer año:

· Promesa de mostrar reconocimiento a los terroristas en el mismo acto de posesión.
· Encuentro con Chávez para favorecer a su régimen y reforzar a las FARC en las áreas fronterizas.
· Atribución a la "mano negra" de "extrema derecha" de actos criminales como la bomba de Caracol.
· Componendas con todos los aliados de las FARC que habían perdido las elecciones.
· Protección al tráfico de drogas al apoyar el fin del uso conjunto de las bases con Estados Unidos.
· Ley de víctimas, con la que espera repartir la renta minera entre los tinterillos que organizan a las bandas terroristas.
· Apoyo al nombramiento de una fiscal de pasado tenebroso, cuya tarea será llevar a cabo las persecuciones que convienen al gobierno.
· Prevaricato al permitir que la Corte Suprema de Justicia se salte la ley en lo concerniente al nombramiento de fiscal.
· Campaña obsesiva de calumnias e injurias contra el anterior gobierno en la prensa subvencionada.
· En paralelo a lo anterior, toda clase de elementos de reconocimiento a los terroristas, tanto en la prensa como en las actuaciones del gobierno (por ejemplo, contratando con la sección legal del ELN llamada "Corporación Nuevo Arco Iris").
· Extradición de Makled a Venezuela.

Me tomo el trabajo de mencionar todo esto porque Santos parece respetable al lado de los que lo elogiaban en agosto de 2011, o bien ocupaban puestos en su gobierno, y ahora se han convertido en "tigres" implacables de la crítica (aunque constructiva), como el precandidato Óscar Iván Zuluaga o el exviceministro Rafael Guarín.

Todas las infamias de Santos fueron apoyadas desde el principio por los partidos de la Unidad Nacional, cuyas campañas electorales a alcaldías, gobernaciones, concejos y asambleas contaron con el apoyo del expresidente Uribe en 2011. Los cargos elegidos de esos partidos siguen siendo a la vez santistas y uribistas, lo primero para asegurarse el sueldo y las rentas informales (por llamarlas de algún modo) relacionadas con el cargo; lo segundo, para conservar los votos de incautos. De más está decir que el señor Uribe forma parte de ese juego, y que en últimas sus críticas atraen a personas descontentas que terminarán votando por los que sostienen a Santos.

Nada de lo que ha hecho el gobierno desde agosto de 2011 hasta ahora cambia en absoluto un rumbo que entonces era completamente claro. El "Marco Legal para la Paz" es sólo la continuación de la Ley de Víctimas, y la negociación en La Habana ya la anunció Santos en su toma de posesión. Su responsabilidad criminal resulta menguada por la nula resistencia de los colombianos, entre los que los más descontentos quisieran una presidencia vitalicia de Uribe (una vez se les murió, supuestamente, Carlos Castaño). Una comunidad que no anhela ser respetada nunca lo será, y no es lícito siquiera quejarse de eso.

¿Qué ocurrirá en 2013? Mauricio Vargas dice: "Predigo que el proceso de paz avanzará de manera razonable y que, antes de noviembre, habrá un acuerdo". Otros opinan otra cosa, pero la posibilidad se mantiene: según los plazos del parlamento noruego, se podría firmar un acuerdo que dejara impunes a los jefes terroristas más viejos y conocidos pero sin tocar la gran fuente de ingresos actual que es la cocaína, y probablemente tampoco las redes de extorsión: la facción rebelde quedaría como lo que fueron las FARC después de los ochenta, cuando oficialmente dejaron de ser el brazo armado del Partido Comunista Colombiano. Éste se dedicó a buscar la paz, con tanto éxito que el vicepresidente de la Unión Patriótica es hoy vicepresidente de la república, y el más opcionado para ser candidato del uribismo en 2014. Las FARC legales buscarán la paz con el bando supérstite.

Pero la negociación con terroristas no tiene un porvenir tan claro: a medida que la prensa subvencionada se dedica a legitimarlos y halagarlos, irán en aumento sus pretensiones y la percepción de debilidad de las instituciones: la posibilidad del colapso del ejército o de su sometimiento a una guerrilla triunfante podría tentar a algún cabecilla distinto a los de La Habana a escalar las acciones terroristas. La lógica del terrorismo es que el más intransigente y cruel somete a los demás. No se debe olvidar que la toma del Palacio de Justicia ocurrió después de que Betancur intentara a toda costa premiar al M-19, y la orgía de sangre del Caguán se disparó gracias a la misma legitimación de la prensa y el gobierno conservador.

Eso es lo único que podría dar al traste con los planes de Santos. A estas alturas no hay ninguna posibilidad de que la ciudadanía se rebele o siquiera manifieste descontento: baste recordar el escaso seguimiento del intento de cacerolazo contra Santos (del que Uribe se desentendió tranquilamente).

En el caso de que la escalada terrorista arrecie, Santos siempre tiene la opción de ponerse bravucón y buscar así los votos uribistas, al tiempo que usa la negociación, y los avances en creación de confianza, como promesa para el siguiente periodo. Pero si no ocurre tal cosa, si la entrega del país al programa terrorista (no a los terroristas, que sólo son el servicio doméstico armado de la familia de Santos, es decir, del grupo de Alternativa) avanza "de manera razonable" (como dice Mauricio Vargas), entonces las elecciones de 2014 las disputarán en la segunda vuelta un candidato de la Unidad Nacional contra uno de la izquierda unida. Los latrocinios de Santos o Vargas Lleras durante ese periodo alimentarán el descontento del bando progresista, que conseguirá la alternancia en 2018, tal vez en aplicación de un programa pactado: al final siempre han obedecido a los mismos intereses, y la prueba está en que el partido salido de la unión del M-19 y el Partido Comunista está hoy dirigido por la sobrina de López Michelsen.

La impresión que produce la actitud del señor Uribe es que todavía aspira a volver a la presidencia. Suena absurdo, pero ¿no era absurdo que la Corte Constitucional le permitiera una segunda reelección? Si pretendiera que un aliado suyo disputara con posibilidades de éxito las elecciones de 2014, se habría dedicado a promoverlo y a atraer militantes de los partidos de la Unidad Nacional a su bando. Pero es evidente que no ha hecho ni hará tal cosa.

Así, el declive del uribismo, ya evidente, será definitivo a lo largo de este año, bien porque la firma de la "paz" ilusiona a las mayorías (como cuando uno casa a la hija con el que la violó, a partir de entonces encargado de protegerla), bien porque el fracaso le deja a Santos la opción de la bravuconería.

Desde mi punto de vista ese declive no es de ningún modo una mala noticia. Mala noticia es lo que ha ocurrido desde 2006, ya más de seis años, en que la reelección de Uribe condujo a su gobierno a la politiquería que le abrió el camino a Santos. Después de que éste se hiciera con el poder, la actitud del uribismo ha sido la sumisión a los partidos que lo sostienen.

Colombia necesita una transformación rotunda de sus instituciones (el poder judicial realmente existente es el heredero del asesinato de los juristas en el palacio de Justicia y de los carros bomba con que la alianza M-19/Cartel de Medellín impuso la Constitución de 1991). Para conseguirla y convocar una Asamblea Constituyente hace falta un partido de la libertad, que no surge porque la gente descontenta con el régimen sigue soñando con un paraíso regido por un conducatore infalible.

El año de la paz es también el del estancamiento económico, que podría servir como argumento a un partido de oposición si lo hubiera. Pobreza y violencia son cosas que los colombianos prácticamente eligen con su indolencia (la fe en el mesías es parte de ese mismo vicio), y puede que les haga falta medio siglo de atraso y opresión, como lo han sufrido los cubanos, para que entiendan el precio que tiene.

(Publicado en el blog País Bizarro el 2 de enero de 2013.)

sábado, mayo 11, 2013

El verde de la ola verde sólo era óxido de cobre

Todo pasa y todo queda, pero en Colombia además todo se olvida y nadie es tan despreciable que no se permita dar clases de moral al cabo de un tiempo. No sería raro encontrarse dentro de poco con Alfredo Garavito aspirando a dirigir el ICBF o la Universidad Pedagógica, aunque respecto de este antro se puede decir que no empeoraría nada respecto de lo que ha sido en las últimas décadas. Se trata del país de los criminales y la pedagogía es sólo la capacitación, con prácticas incluidas, para el crimen.

Claro que cuando todo se olvida es fácil resultar enteradísimo por el sencillo procedimiento de acordarse de las cosas más obvias. Por ejemplo, de lo que se discutía en la campaña electoral de 2010, en la que fue muy notoria la rasgadura de vestiduras por parte de los intelectuales del país cuando señalamos que detrás de la candidatura de Antanas Mockus sólo estaban los millones de la extorsión de las FARC y de la exacción a que somete la tiranía que impera en Venezuela a sus ciudadanos.

Hoy es más fácil verlo, pero ¿cómo lo van a reconocer quiénes llevan décadas lucrándose de los secuestros y las masacres, dedicados a legitimar con toda clase de añagazas el cobro del crimen? Entonces era evidente el interés por calumniar al gobierno de Uribe con el pretexto de los "falsos positivos" y de legitimar toda la oposición que le hacía la prensa oligárquica y los grupos de parásitos sociales de las universidades y la movida "cultural", únicamente porque se negaba a rendirse ante las bandas terroristas, que, como he señalado y demostrado cientos de veces, son sólo el servicio doméstico armado de la oligarquía y sus clientelas.

La campaña de Mockus era una de tantas opciones de la oposición que obtuvo resultados penosos en la primera vuelta. Fue el colapso de las otras candidaturas lo que llevó a la unidad con la de Fajardo, característicamente propuesta por el sicario moral Héctor Abad Faciolince (el valedor de Carlos Gaviria, que aborrece a Petro no porque sea un asesino ascendido sino porque compitió con su amigo y lo desplazó como candidato presidencial del terrorismo). En el periodo previo a la segunda vuelta, aparte de la prensa, se sumaron a esa campaña los más descarados portavoces de la conjura terrorista: León Valencia, Sergio Otálora y Antonio Morales Rivera.

El giro de 180 grados de Santos fue en gran medida la alianza con los impulsores de Mockus, por eso otros promotores de su campaña son hoy ministros, como Luis Eduardo Garzón o Alejandro Gaviria. Los mismos que acusan a todo el que se resista a premiar las castraciones pedagógicas como "productores de odio" o que amenazan con un millón de muertos si no se somete la sociedad al designio de los criminales. (Garzón era del Comité Ejecutivo Central del Partido Comunista en una época en que la relación de ese partido con las FARC era explícita, y ciertamente su carrera en Barrancabermeja no consistió en otra cosa que en sacar provecho del terror que imponía la tropa entre los trabajadores petroleros.)

Ahora se ha hecho evidente la tarea que acometía el exalcalde Mockus: sin el menor pudor se propone como asesor político de las FARC. Yo sé que a la gente ser colombiano no le parece la mayor deshonra posible, pero ahí está: el prócer de "La vida humana es sagrada" quiere lucrarse y figurar gracias al triunfo de los peores asesinos. Mucha atención a la carta que les escribió:
Bogotá, 8 de octubre de 2012
Asunto: compromiso unilateral en aplicación del Artículo 22 de la Constitución “La paz es un derecho y un deber de obligatorio cumplimiento”
Señor
Alto Comisionado para la Paz
Señoras y señores
Integrantes de la Mesa de Conversaciones entre Gobierno Nacional y FARC-EP
Apreciadas señoras y señores:
Me comunico con ustedes para apoyar el desarrollo del “Acuerdo general para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera” celebrado entre el Gobierno Nacional y las FARC-EP el 26 de agosto de 2012 en La Habana, Cuba.
Todos los días tengo disgustos con los exaltados uribistas que creen que su opción es lo contrario de las FARC siendo que el expresidente nunca cuestionó la Constitución de 1991, que es sencillamente el acta de defunción de la democracia y la inscripción en el chavismo. Me dirán que entonces no era "chavismo", pero es que Chávez sólo aplica las mismas fórmulas. Ese engendro fue la consumación de un plan de la nomenclatura cubana, que incluyó el asesinato de los magistrados renuentes a someterse en 1985. Al que le interese ese aspecto de la historia reciente le cito un texto del primer director de Alternativa sobre la fase final de la revista:
En la segunda arremetida gana Bateman con la venia de García Márquez… y de Fidel supongo - porque ambos prefieren a un chico más travieso y mágico que a todos sus Aurelianos Buendías peleados en mil guerras, pero ya a la espera de la pensión de retiro: Manuel Marulanda, Jacobo Arenas, Fabio Vásquez Castaño…
La revista toma pues su nuevo rumbo rompiendo un histórico record Guiness con más de un millón y pico de denuncias en su corta vida, hasta su caída final en el misterioso trance, pocos meses antes de la toma de la Embajada Dominicana (7.2.79) con 13 embajadores y el nuncio del Vaticano a bordo.
Con todo el descaro, Mockus invoca el texto de esa constitución para legitimar a los criminales, en una pirueta lógica que deja ver quién es y quiénes son sus acompañantes. ¿Qué es el derecho fundamental a la paz? ¿Cómo es que en el derecho positivo de los países civilizados no figura nunca tal derecho? Sólo es un pretexto para premiar los crímenes terroristas, tal como un atracador llamaría "el derecho a la tranquilidad" al hecho de sacar la billetera del bolsillo de su víctima.

Lo que queda claro es que Mockus con citas de la Constitución y palabrería muestra su reconocimiento a la negociación de Santos con los terroristas. ¿Cuántos colombianos se oponen realmente? Es como exigirles a los monos que hablen, ¿cómo es que en ningún otro país se premia a los asesinos? Sencillamente porque en los otros países hay gente que se resiste. En Colombia la mayoría trata de sacar provecho asociándose con los criminales.
Invito a dirigentes, intelectuales, expertos, educadores, empresarios, a aportar doblemente al proceso de conversaciones para desarrollar dicho Acuerdo ofreciendo nuestra cooperación, pero también impulsando un sentido de urgencia. Con esto le hago eco a dos propósitos expresados por ustedes en el Acuerdo:

"La construcción de la paz es un asunto de la sociedad en su conjunto que requiere de la participación de todos, sin distinción” y

“Hemos acordado (…) III. Garantizar la efectividad del proceso y concluir el trabajo sobre los puntos de la agenda de manera expedita y en el menor tiempo posible, para cumplir con las expectativas de la sociedad sobre pronto acuerdo”.

Conozco en carne propia lo que es procrastinar. De una manera involuntaria, por timidez, temor, desconfianza o por alguna otra razón, uno deja para más tarde lo que podría hacer hoy. Quiero que nos ayudemos todos a no procrastinar.
¿Cuáles son las "expectativas de la sociedad sobre pronto acuerdo"? Si para algo valieran las urnas, habría que recordar que Santos fue elegido porque prometía continuar con la Seguridad Democrática. El canalla se inventa una mentira para apremiar a los negociadores a entregarles a los terroristas el poder, toda vez que él será su asesor, y nadie debe dudar de que los pobres niños indios del Cauca que asesinan a sus parientes para quedar bien con los intelectuales de las ONG, como la del hijo del condenado exjuex español Baltasar Garzón, no disfrutarán de las mieles del poder. El terrorismo sirve para que asciendan esta clase de canallas. Se matan unos indios que no se conocen para que se intercambien los puestos unos doctores que sí se conocen y no se matan (bueno, a Londoño sí lo intentaron matar, con la bendición de Alejandro Gaviria y otros, pero eso por intransigente).
En ese sentido quiero comunicarles un compromiso previo personal y unilateral que pretende contribuir al proceso de Paz. 
Si Gobierno y FARC logran el acuerdo en nueve meses o menos a partir del inicio formal de las conversaciones en Oslo el 17 de octubre de 2012 (es decir antes del 17 de agosto de 2013) ofrezco aportar mínimo 1.000 horas de trabajo voluntario a las FARC o a la(s) organización(es) política(s) heredera(s) de las FARC o, si éstas así lo prefieren y el gobierno lo acepta, a tareas relacionadas con la implementación del acuerdo.

En el caso de que ustedes hicieran el milagro de construir la paz en menos de seis meses doblaría entusiasmado mi oferta.

Si se demoran más de nueve meses y menos de dos años la oferta sigue en pie pero menor: 240 horas (equivalente a 5 semanas de cuarenta y ocho horas) al servicio de las fuerzas políticas herederas de las FARC o al servicio de la transición.

Si llega a demorarse más de dos años seguiré considerando un honor colaborar con la fuerza política heredera de las FARC o con el proceso de transición (si es que los involucrados lo aceptan) pero lo haré con 50 horas.

Invito con mi gesto a los filántropos del mundo que exploren la posibilidad de ejercer una presión similar (kind pressure “presión amigable”) ofreciendo tiempo de trabajo de ellos, de sus equipos, y/o recursos económicos donados por ellos al proceso de transición o a las futuras fuerzas políticas legales herederas de las FARC. Se trataría de apoyar reduciendo el apoyo si no se obra con suficiente diligencia. FARC y Gobierno son poderosos es cierto, pero también es cierto que hay un poder de nosotros los ciudadanos que radica en nuestra capacidad de ofrecer o retirar pacíficamente nuestra cooperación.
Toda la gracia del asunto está en los sobrentendidos: una vez que el hecho de que el asesinato sea fuente de derecho y el premiarlo sea un deber humano y constitucional, ¿qué mejor que tener prisa en hacerlo? ¿Qué derecho tienen los terroristas a negociar NADA ante los representantes de los ciudadanos, que obran CONTRA la voluntad de éstos expresada en las urnas? No importa, el ciudadano distraído ya se ha zampado la belleza de la "paz" y no va a resultar problemático obstinándose en defender lo que TODOS defenderían en cualquier país civilizado: que los asesinos vayan a la cárcel y no resulten prósperos y poderosos gracias a sus crímenes.

Yo siempre he sabido que Mockus, su patrón César Gaviria y muchos otros personajes de ese estilo son socios de las FARC, y que esa campaña de 2010 era un intento de aprovechar los recursos ingentes del terrorismo y de Chávez, junto con el poder de la prensa, para salvar a los terroristas, entonces derrotados, pero ¿cómo podría convencer a los colombianos de algo tan obvio?
Esta es también una manera personal de empezar a curarme del odio y del resentimiento causado por amenazas y agresiones. Busco transformar mi indignación y mi censura contra el uso de la violencia en deseo y voluntad de construir.
Otra mentira vulgar, explotada hasta lo indecible por otros rentistas del crimen, como el mencionado Alejandro Gaviria. Ahora resulta que cerca de 40.000 secuestros, cientos de miles de asesinatos y millones de extorsiones y otras infamias son el resultado de una pasión distinta a la codicia y la vanidad de personajes como ellos. No, todo eso ocurre porque ellos y sus émulos aspiran a tener poder político y para eso adoctrinan a los asesinos que les abren camino. El hecho de esperar que los gobernantes no estén representando a las bandas criminales que los aúpan al poder no es el resultado del odio sino de la adhesión a los valores civilizados. Claro, esa adhesión comporta sin la menor duda el desprecio por la "política del amor" que ellos y su socio Gustavo Petro practican. 
Atentamente,
Antanas Mockus Sivickas
Voluntario por la paz en Colombia
Le salimos a deber a este canalla por mostrar descaradamente para quién trabaja. A ese punto llega el descaro de esta gente. Y la odiosa a más no poder indolencia de los colombianos.

lunes, mayo 06, 2013

La revolución labrada en piedra

En Colombia pasan cosas tan increíbles que es fácil encontrar testimonios precisos de la trágica condición moral del país, como quien probara una sopa a la que le hubieran echado bolitas de poliestireno expandido o trozos de papel. Lo intolerable se capta en seguida, tal vez porque quienes cometen desmanes monstruosos están acostumbrados a reinar sobre una sociedad acobardada y envilecida, tal como se dice que las mujeres de los esclavistas no tenían incomodidad en desnudarse delante de un negro. 

Es difícil creer que en otro país se pudiera encontrar por ejemplo una conducta como la del fiscal en el caso de Sigifredo López, echándose para atrás, en obediencia de alguna orden superior y de algún incentivo igualmente alto, después de publicar las pruebas que dejaban ver a las claras la culpabilidad de ese asesino.

El origen de esa desfachatez de los criminales es ciertamente el esclavismo, la escasa conciencia que tiene el ciudadano de sus derechos y de sus responsabilidades: la imposición de los poderosos se tolera como una fatalidad ante la que cada persona no tiene otra alternativa que someterse. La víctima se encoge avergonzada de no compartir la condición del opresor, reproduciendo el ciclo por el que los indios se volvieron cristianos y se dejaron convencer de su inferioridad.

Buen ejemplo de eso es la placa que mandó poner el alcalde Gustavo Petro para imponer su versión de los hechos del Palacio de Justicia. Conviene detenerse en el detalle de la perla porque, como empecé diciendo, las obras de esa clase expresan al país.
DESAPARECIDOS DEL PALACIO DE JUSTICIA
XXV                                2012
FINALIZADA LA RETOMA DEL PALACIO DE JUSTICIA LOS DÍAS 6 Y 7 DE NOVIEMBRE DE 1985 FUERÓN DESAPARECIDAS LAS SIGUIENTES PERSONAS:
Lo primero es el espíritu revolucionario, los audaces asesinos ocupan las instituciones y los palacios y los someten a sus "normas", como los mendigos de la película Viridiana. La piedra labrada de los monumentos funerarios o de elogio a los héroes sirve aquí a la "denuncia" tendenciosa y falaz. ¿Por qué habría de inquietar a los revolucionarios algo tan caduco como la ortografía o la composición? No hay problema, el militante que redactó el texto escribe tranquilamente "fuerón" y deja un XXV que no corresponde de ninguna manera al texto. Ya el propio alcalde exhibe una ortografía espeluznante, pero ¿no es lo que se debe esperar del gremio de intelectuales dedicados a la educación?

Pero más interesante es el sobrentendido: "Finalizada la retoma...". ¿A qué venía la "retoma"? El crimen, el secuestro y asesinato de los magistrados pagado por un criminal de pesadilla resulta un hecho que no merece comentario, como un terremoto o un eclipse. La retórica de estos canallas lleva a pensar en la percepción de los colombianos. La toma ocurrió, ¿qué se le va a hacer? El problema no es que un grupúsculo de asesinos intente dar un golpe de Estado contra el sistema democrático secuestrando a la máxima autoridad judicial y después ejecutándola, sino que se haya impedido que lograran todo lo que se proponían.

Claro, les queda el pretexto de los desaparecidos. Al que todavía albergue dudas sobre la mentira que hay al respecto lo invito a leer e intentar controvertir este informe de Ricardo Puentes Melo. Pero aun en el supuesto totalmente imposible de que eso fuera verdad, ¿no es inverosímil que los asaltantes se presenten como víctimas y pretendan perseguir un delito que sólo sería consecuencia del que cometieron ellos? Es posible porque ocurre en Colombia, donde el servilismo, la estrechez de miras y la bajeza reinan como en ninguna otra parte.

En la lista de los supuestos desaparecidos figura en párrafo aparte y con toda la letra de su honrosísima organización una asesina caída:
GUERRILLERA DEL MOVIMIENTO 19 DE ABRIL, M - 19:
IRMA FRANCO PINEDA
¿Qué más honor que ser guerrillero del Movimiento 19 de Abril? La revolución es así, desde el poder se impone el delirio de los audaces y como eso no produce ningún bien es necesario recurrir al terror más despiadado para imponerlo: es la experiencia de la tiranía comunista en decenas de países, es el futuro seguro de Colombia, de los colombianos del futuro, de los niños de ahora, porque los colombianos de las últimas generaciones lo han permitido.

Lo más sabroso, con todo está al final.
27 AÑOS DESPUES DEL CRIMEN DE LESA HUMANIDAD,
SUS FAMILIARES SIGUEN EXIGIENDO VERDAD, 
JUSTICIA Y REPARACIÓN INTEGRAL.
Tiene que ser posible entenderlo, más allá del "despues" labrado en piedra: el "crimen de lesa humanidad" no ocurrió, pero los que cometieron por encargo de Pablo Escobar el asalto al palacio y el secuestro y asesinato de los magistrados dirigen el reclamo de "Verdad, Justicia y Reparación integral", cosa que ya anuncia lo que le espera a Colombia tras la correspondiente negociación de Santos con las FARC: por eso se presentan como las víctimas, una vez que los cobardes se rinden (y lo han hecho los colombianos que no se han rebelado contra la infame componenda del actual gobierno con los terroristas) ya les podrán imponer la versión que les dé la gana.

La lógica encuentra su ajuste perfecto en la frase del final:
LA ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA DEL ESTADO COLOMBIANO TIENE ACTUALMENTE CONDENADOS A 35 Y 30 AÑOS RESPECTIVAMENTE AL EX GENERAL JESÚS ARMANDO ARIAS CABRALES Y AL EXCORONEL LUIS ALFONSO PLAZAS VEGA COMO RESPONSABLES DE ESTE CRIMEN DE LESA HUMANIDAD.
En la placa se ve debajo de "ex general" "excoronel", insisto, como prueba de la educación por la que tantas organizaciones revolucionarias llevan casi un siglo luchando. Pero la cosa tiene gracia: el asalto al palacio se cometió porque los magistrados estorbaban a la voluntad de los mafiosos y de los revolucionarios (cada vez irá resultando más claro que son lo mismo). Tras asesinarlos, ponen a otros jueces, cosa que era el principal objeto de la Constitución de 1991, ¡y después exhiben las decisiones de esos  jueces como prueba para perseguir a quienes les impidieron consumar su designio!

Es decir, se trata de una exhibición de un trofeo: una vez destruida la institucionalidad, pues fue el asesinato de esos magistrados lo que le abrió el camino a la Constitución de 1991, exhiben sus desmanes como argumento, no porque sean idiotas ni porque esperan que lo sean sus víctimas, sino porque a fin de cuentas los que les estorban terminan en cárceles muy reales.

La relación del poder judicial reinante con la banda de asesinos "Movimiento 19 de Abril" es tan evidente que para justificar las infames sentencias contra Arias Cabrales y Plazas Vega nombraron una "comisión de la verdad" formada por expresidentes de la Corte Suprema de Justicia, ¡cuyo informe se basa en la reproducción de textos de Laura Restrepo y Socorro Ramírez, militantes del M-19!

El historiador que investigue a fondo todo lo ocurrido con las bandas terroristas encontrará una gran continuidad entre la fundación del M-19 por amigos de Enrique Santos Calderón, el encuentro de Alfonso López Michelsen con los grandes capos de la cocaína en Panamá y la actual negociación del otro Santos con las FARC. Puede que incluso algún testigo al que no hayan matado ni intimidado del todo pueda contar qué papel tuvo el hermano mayor del actual presidente en el asalto al palacio. Lo único evidente es que reinan gracias a los crímenes que encargan, y que con el pretexto de la "paz", que no es más que la amenaza directa contra los colombianos, para lo que usan a las bandas de asesinos, conseguirán asegurarse el poder para muchas décadas.

No, no es cosa de lamentarse. Los colombianos no se merecen otra cosa. Para que no los traten como a ganado hace falta que empiecen a obrar como si no lo fueran.

(Publicado en el blog País Bizarro el 19 de diciembre de 2012.)

jueves, mayo 02, 2013

Uribe contra la reforma tributaria

Todas las naciones primitivas, atrasadas o miserables, nociones que tienden a ser sinónimas (salvo por países de escaso peso demográfico con grandes cantidades de recursos naturales), tienen un único camino que consiste en asimilarse a las naciones civilizadas. Ese proceso encuentra infinidad de resistencias y la tendencia es que a un paso que se dé hacia delante corresponda otro atrás: los nacionalismos, los fundamentalismos religiosos, los socialismos y las vías alternas no son más que típicas expresiones de esas resistencias por parte de grupos étnicos o castas que se aferran a los privilegios del viejo orden. Eso mismo ocurre con los totalitarios colombianos, por mucho que la barbarie local permita que muchos crean que el Partido Comunista, padre de las FARC, o la Teología de la Liberación, acompañante del ELN y después de las FARC y muchas otras bandas criminales en toda Hispanoamérica, sean "defensores de derechos humanos".

Pero sería un error inferir de lo anterior que los únicos que expresan esas resistencias son los totalitarios típicos y sus tropas terroristas. La barbarie es propiamente la incapacidad de la sociedad de entender esa necesidad de asimilación. Algunos países lo han entendido, y tienen democracias homologables, sobre todo teniendo en cuenta sus tradiciones. Es el caso de Asia oriental, donde varios países (Japón, Corea del Sur, Taiwan) cuentan con democracias plenas y sociedades prósperas.

En Colombia esa opción de búsqueda de la democracia en el sentido de construcción de una sociedad asimilable a la de los países civilizados tiene enfrente la sociología del esclavismo: la etnia dominante, la minoría que dispone de casi todos los recursos, se niega a ceder siquiera mínimamente en sus privilegios, mientras que la mayoría sometida calla y vive desorientada, toda vez que el poder encuentra en la demagogia y en la promoción del resentimiento (labor en la que fue precedida por los representantes de la Iglesia católica) una forma de orientar el descontento contra el capitalismo, los "ricos" y los Estados Unidos.

La primera suposición que tiene quien se asoma a ver la política colombiana es que hay un bando uribista aferrado a la Seguridad Democrática y otro partidario de la negociación con las FARC. Si eso fuera así, hay que partir de la certeza de que el bando de la negociación es hoy ampliamente mayoritario, no sólo porque la prensa presione continuamente a su favor, sino porque la propia barbarie del país hace que a la gente le parezca más cómodo someterse, como si no fuera lo que ocurrió en los años ochenta con el precio de la violencia de las décadas siguientes.

Y dado que la resistencia a la negociación es minoritaria (el que lo dude puede ir explicando por qué las encuestas mostraban un ascenso de la popularidad de Santos después de que comenzó dicha negociación), las víctimas políticas de la traición de Santos se aferran a cualquier pretexto para la oposición, con lo que el hecho de premiar el crimen y todo el atraso y la barbarie que le asegura a Colombia para las próximas décadas, resulta un hecho tolerable: no faltaría más sino que el líder de la nación colombiana, como llama José Obdulio Gaviria a Uribe, fuera a quedar en minoría. Siendo alguien que está por encima de los partidos, ¿cómo va a ponerse en contra de sus aliados importantes, que abiertamente defienden la negociación (Francisco Santos, Angelino Garzón, Martha Lucía Ramírez y también Juan Carlos Vélez Uribe y un poco más "con la boca pequeña" Óscar Iván Zuluaga)? El Gran Timonel necesita causas unitarias, ¿y qué mejor que un enemigo al que casi nadie defenderá, como Nicaragua o la Corte Internacional de Justicia de La Haya? (Como no es el tema de esta entrada, remito al lector al material enlazado y a este artículo de Jorge Orlando Melo).

En otras palabras, como la defensa firme de la Seguridad Democrática dejaría en minoría a Uribe, tal como ocurría cuando la descarada maquinación con que dejaron impune a Sigifredo López, el Gran Timonel se pone de parte de la mayoría, en una jugada que lo convertirá en poco tiempo en un cadáver político. 

En este punto debo volver atrás porque el tema verdaderamente importante es la incapacidad de asimilarse a las democracias avanzadas: ¿cómo será que en todos los países prósperos, ordenados y seguros, hay partidos con idearios más o menos claros? La manía de los uribistas de negarse a ser un partido, presente también en las declaraciones enlazadas de José Obdulio Gaviria, forma parte de esa misma resistencia del viejo orden: a fin de cuentas, los uribistas no pueden oponerse resueltamente a la Constitución del 91, fruto del terrorismo y de una negociación como la que emprende Santos ahora, porque el mismo Uribe la apoyó. La sacralidad del caudillo "suprapolítico" sólo corresponde a la incapacidad de romper con los políticos que promueven el premio del crimen, y la necesidad de encarnar a una mayoría sólo reconocida por la irracional adhesión de la gente al caudillo conduce a no poder oponerse a las causas que la prensa hace populares, o que despiertan resortes fáciles, como el nacionalismo. Para eso no se vacila en mentir, como cuando se atribuye a Santos la responsabilidad del fallo de La Haya. Al respecto, el Polo Democrático presentó una denuncia contra Pastrana y Uribe por el fallo.

En ese orden de cosas se presentan los últimos motivos de descontento contra Santos. Fiel a su pasado sindicalista, el vicepresidente insulta a los empresarios por no ofrecer un aumento mayor del salario mínimo. ¿Cuál es la reacción del Gran Timonel? No dice nada. Sobre lo que sí dice algo es sobre el proyecto de reforma tributaria del gobierno.
Preguntas e inquietudes sobre Reforma Tributaria: Con todo respeto por el Ministro de Hacienda y sin que se haya conocido la ponencia para plenarias de Senado y Cámara: 
 1. ¿Cómo se asegura que el Sena y el ICBF tengan recursos crecientes de acuerdo con el crecimiento de la necesidad del servicio y cómo se les protege contra disminuciones en el recaudo tributario? 
El motivo de las inquietudes es que la reforma despierta descontento entre quienes tendrán que pagar más impuestos. La necesidad de financiar el Sena y el ICBF aparece como pretexto para en últimas defender la parafiscalidad, invento colombiano que sólo es expresión de la vieja barbarie del país, tan grotesca e inconcebible en cualquier país civilizado como la Acción de Tutela, el derecho fundamental a la paz y otros prodigios. De lo que se trata es de que quienes trabajan sostengan a los funcionarios, bellamente exentos de impuestos. Sobre esa inquietud de Uribe encontré este texto de la Presidencia: una salvaguarda de la reforma permite asegurar que los recursos de esas entidades crezcan todos los años. No podrá alentarse el descontento entre la populosa burocracia de esas entidades. Mejor otros temas.
2. Los ciudadanos de ingresos entre 3.6 millones y 10 millones viven con enorme estrechez de recursos en relación con sus exigencias de gastos, empezando por educación universitaria, no se les debe incrementar su contribución impositiva.
Se trata de personas cuyos ingresos son entre 6 y 17 veces el salario mínimo, que ganan la inmensa mayoría de los colombianos. ¿Recuerdan que comentaba la cuestión de la asimilación a las naciones civilizadas? ¿Saben cuántos impuestos pagaría una persona que gana esa proporción del ingreso medio en cualquier país europeo o en Estados Unidos? El ministro Cárdenas publica algo maravilloso en su cuenta de Twitter: 

Es decir, a ver si tiene gracia, alguien que se gane 15 millones al mes, 25 veces el ingreso mayoritario, pagará un 7,3% de su ingreso. ¿Se ve el formidable contraste con los países civilizados? En la mayoría, sobre todo en los que tienen un enorme Estado de Bienestar, la proporción del ingreso sería unas ocho veces más alta, no de lo que había antes de la reforma, sino de lo que queda después. ¿Cuánto pagarán pues los que ganan "sólo" seis veces el ingreso promedio? Tal vez una décima parte del porcentaje que pagaría una persona que cumpliera esa condición en un país civilizado.

Al que le interese el tema de la tributación le recomiendo este artículo de Alberto Bernal, del que me permito citar un párrafo muy elocuente.
Me explico. Claramente existen contrastes entre los sistemas que implementan estos países, pero en general, todos estas naciones, que han demostrado una capacidad de crecimiento fuerte en los últimos años, basan su “ideología económica” en los siguientes puntos: (1) estabilidad fiscal a rajatabla, (2) tributar fuertemente el consumo (IVA del 20% o más a todos los productos de la economia), (3) tributar altamente los salarios (57%-63% del salario bruto), (4) no cobrar impuestos al empleo (Dinamarca no cobra parafiscales), (5) muy baja regulación al empleo, que implica que la empresa privada puede contratar y despedir sin costo alguno, (6) desregulación y privatización de los servicios públicos, (7) regulación muy laxa al mercado financiero (ver Finlandia y Dinamarca), y la más importante de todas (8) darle una tasa preferencial de impuesto a la renta para las empresas establecidas en estos países (12.5% en Irlanda).
Ya sé que colombianamente ningún uribista, ni siquiera el mismo Bernal, encontrará incompatible la defensa de un modelo tributario como el nórdico y el descontento porque en Colombia se esté pensando en acercar lo que pagan los pocos que ganan decenas de veces lo que la mayoría ¡a una quinceava parte! Pero yo no pretendo disuadir a los descontentos, lo que me entristece es pensar en cuál será la proporción de los colombianos asalariados que ganan más de 3,6 millones y trabajan en actividades propiamente productivas y la de los que son empleados estatales. Lo cierto es que estos últimos son los más activos en política y los que más podrían generarle inestabilidad a Santos: se trata de política mezquina contra los principios liberales y en defensa del mismo sector social que de todos modos es el sustento de la llamada izquierda, aliada del terrorismo.
3. El alivio de parafiscales y salud se debería excluir de los sectores económicos que no lo necesitan como petróleo, hidrocarburos en general, energía, finanzas, actividades inmobiliarias, etc. Liberarlos de estas obligaciones se constituye para el Estado en un gasto muy elevado y para ellos en un beneficio innecesario.
Esto debe entenderse como que una empresa rentable sí debe pagar parafiscales, ¡como si éstos fueran sólo una reducción de sus ganancias y no de las posibilidades de empleo y de los ingresos de los asalariados productivos! Todo es siempre lo mismo: ¿cómo es que en ningún país civilizado se cobran impuestos sobre la nómina? Tanto el empleo como la propia actividad de diversos sectores económicos, que pueden ser rentables, resultarán favorecidos con la desaparición de esos absurdos impuestos. Ni hablar de la noción de "beneficio innecesario".
4. ¿Cómo se garantiza que el alivio para los otros sectores se traduzca en creación de empleo y no solamente en atenuante frente a la revaluación que el Gobierno no ha compensado? 
¿Se debe garantizar? Nuevamente se está ante la noción de la economía dirigida. Suponiendo que no se produjera creación de empleo gracias a la reforma, ¿no habría que pensar que las empresas estarían amenazadas sin ese atenuante? La idea de compensar la revaluación daría para muchas discusiones, parece de nuevo acompañar a la pretensión de dirigir la economía. Lo único claro es que la desaparición de un impuesto retrógrado favorece al tejido productivo.
5. Ojalá no se continúe afectando incentivos a la confianza inversionista, que es camino para incorporación de tecnología y por ende de empleo de buena calidad. Recordamos que una cosa es el incentivo condicionado a la inversión, como lo hizo nuestro Gobierno, y otra el riesgo de que la disminución de impuestos y parafiscales no se lleve a inversión y empleo sino a utilidades. 
La misma idea del control de las utilidades por el gobierno, sin hablar del mecanismo falaz que conduce del aserto "la disminución de impuestos y parafiscales no se lleve a inversión y empleo sino a utilidades" y "se continúe afectando a la confianza inversionista". ¿Se olvidará que lo que mueve a los inversionistas son las utilidades? ¿De qué modo algo que las alienta puede afectar a la confianza inversionista? Es la perspectiva de obtener utilidades lo que anima la inversión y por ende el empleo, no la buena voluntad de los gobernantes.
6. ¿Cómo se evita que a las personas no les suban el salario por encima de 10 salarios mínimos porque a partir de este nivel el empleador empieza a pagar parafiscales?
Se podría evitar quitando los parafiscales en todos los casos, pero ¿no era lo que despertaba rechazo por la supuesta amenaza para la burocracia? En el mismo sentido, también se podría justificar que en esos casos se cobrara, pues ¿cuántos colombianos pueden aspirar a cobrar más de diez millones de salario? Todo el mundo se queja de la desigualdad pero en cuanto tiene algún ingreso que le da ventaja sobre los demás se aferra a su situación privilegiada. La defensa de esos intereses de los asalariados ricos, en su mayoría parasitarios, se excusa como protección de la clase media. ¿Qué es la clase media? Un colombiano que se gane cien millones al mes podrá considerarse de la clase media, ya que comparado con las rentas que producirán las decenas de miles de millones de dólares de Carlos Slim o Bill Gates su ingreso es miles de veces inferior. Si se pensara en los que están en el medio dentro de la sociedad colombiana, baste pensar que el 80% de los asalariados (ni hablar de los millones que no tienen ningún empleo y cuyos ingresos no llegan al mínimo) gana menos de un millón al mes. La "clase media" que gana entre 6 y 10 millones ¡apenas llega al 0,6 por ciento de los asalariados! Les recomiendo prestar atención a este gráfico.

¿Qué importa que esa "clase media" sea tan pequeña? Lo divertido es que en concepto de impuestos pagan al año trescientos cincuenta mil pesos más. La gente que ganara esa proporción del ingreso medio en un país civilizado pagaría 15 veces más (ver cita de Alberto Bernal), pero a nadie le gusta que le suban los impuestos y ahí hay una causa de descontento que la oposición mezquina y moribunda intenta explotar.

(Publicado en el blog País Bizarro el 12 de diciembre de 2012.)