lunes, marzo 30, 2015

El informe de la comisión histórica


Una de las cosas que más me despiertan curiosidad es lo que el gobierno les habrá pagado a los miembros de la Comisión Histórica por sus legitimaciones del terrorismo. Casi se podría resumir la historia reciente en que ciertos mandarines de la universidad encontraron en adoctrinar asesinos y encargar atrocidades una forma de acceder al presupuesto más eficaz que las lambonerías y pseudoempresas que servían a sus primos dedicados a la política "tradicional". Es el caso de Alfredo Molano, abierto promotor de las FARC que además de en la citada comisión figura entre los beneficiarios de contratos del llamado "Carrusel de la Paz".

Acerca de la composición de dicha comisión, una instancia tan comprometida en el genocidio como el propio Secretariado de las FARC, ya escribí un comentario hace unos meses. No hay que detenerse a pensar por qué el gobierno tiene tanto interés en pagar a líderes del terrorismo para que publiquen sus falacias legitimadoras del crimen: ya he explicado muchas veces que el sentido del Estado es la ley y cuando pierde ese norte sólo es una banda de forajidos. La paz consiste en que los intereses de Santos, su gabinete, sus aliados en el legislativo y todas sus clientelas los llevan a convertir al Estado en un apéndice de la banda terrorista, tal como un policía que se deja sobornar de un ladrón es sólo otro ladrón.

Pero tiene gracia encontrar las mentiras repugnantes de la propaganda terrorista publicadas con recursos del gobierno, lo que les da carácter oficial. Se trata de textos que seguramente habrían escrito antes o que son refritos de sus anteriores "obras". Es asombrosa la celeridad con que los escribieron. Si las sentencias judiciales se escribieran en ese tiempo ya no habría procesos que tardan tanto tiempo. También es llamativa la ausencia de comentarios críticos: los uribistas al parecer confían en que nadie va a leer el texto de más de ochocientas páginas, y no tendrían mucho que contestar al resumen que publicaron en otro medio, seguramente también beneficiario de contratos con el comisionado de paz.

Bueno, voy a escribir comentarios sobre el decálogo con que pretenden concluir el citado informe:
1. La historia de Colombia puede definirse como el “fracaso o aplazamiento indefinido de reformas sociales” (Sergio de Zubiría). Sobre este punto, advierten los expertos que si el país quiere garantizar un postconflicto en paz, sólido y duradero, tendrá que asumir reformas de fondo para que la violencia no se vuelva a reproducir.
Sí, ahí la tienen, la revolución por contrato: los que encargan los asesinatos, aunque en el caso de Javier Giraldo, por no hablar del de Eduardo Pizarro, es muy probable que los haya cometido directamente, amenazan con seguir si no se impone lo que ellos desean, pasando por encima de lo que la gente quiera elegir en las urnas. ¿No es lo que dicen? En Colombia la educación consiste en el cercenamiento de la aptitud lectora, cada vez hay más niñas que se llaman Alexia, que es el nombre de ese trastorno. Por eso la gente cuanto más estudia menos entiende esa obviedad.
 2. Las disputas por tierras y en especial la carencia de una reforma agraria efectiva son uno de los principales factores detonantes del conflicto. Dario Fajardo destaca que estas tensiones han incluido una excesiva concentración de la propiedad rural, desorden en las formas de apropiación de tierras baldías, débil legitimidad de los títulos de propiedad y formas de autoridad arcaicas en el seno de la propiedad.
Claro, la financiación soviética y cubana a las bandas terroristas no tiene nada que ver, y casualmente no se echa de menos la ley, pues ¿será el primer país en el que existe la propiedad privada sobre la tierra? Pero ¿de qué modo las peleas por tierras llevan a que unos asesinos negocien las leyes con las autoridades legítimas? Sólo es que en las ciudades y fuera de Colombia no saben que los crímenes sólo son la continuación del movimiento estudiantil por el que los autores del informe consiguieron sueldos de decenas de veces los que reciben los colombianos productivos, y un poder creciente. Entonces puede haber quien crea que se trata de una rebelión agraria.
 3. El tema de la reintegración será esencial para consolidar el posconflicto. Francisco Gutiérrez advierte en su ensayo que uno de los factores que explica la prolongación del conflicto armado en Colombia ha sido que nuevos actores armados reclutan a personas experimentadas de ciclos armados anteriores. Incluso, destaca, líderes de bandas criminales provienen de grupos guerrilleros.
Esta vez se refiere a la integración de los sicarios que obedecen a Gutiérrez Sanín (pensador que abiertamente alienta a matar y se formó en la Polonia comunista) como empleados estatales con gran autoridad en las regiones. De eso trata el posconflicto, del triunfo total de estos asesinos gracias a la indolencia general.
 4. Aunque Colombia ha sufrido el conflicto desde los años cuarenta, ha habido ciclos de recrudecimiento de la violencia. El actual se originó en los años ochenta, relacionado con el surgimiento del paramilitarismo y con la presencia de cuantiosos recursos financieros provenientes del narcotráfico, el secuestro y la extorsión. 

El ciclo de violencia actual no se originó en los años ochenta sino en los noventa, al respecto se puede ver este gráfico.

Y su causa evidente fue la Constitución de 1991, que prácticamente legalizaba la violencia política, no sólo por los carros bomba que permitieron imponerla sino porque en su texto incluye los crímenes que reducen penas a otros crímenes y la disposición a negociar las leyes con bandas armadas.
 5. La clase dirigente colombiana no adoptó las medidas que se requerían para prevenir el recrudecimiento del conflicto o las que adoptó fueron insuficientes. En algunos casos, incluso, quiso aprovecharse de estos factores, como ocurrió con la parapolítica o con la permisividad frente al narcotráfico.
La clase dirigente colombiana es exactamente la que dirige las guerrillas, como ocurre con los propios autores del informe o con el grupo de Alternativa, hoy totalmente hegemónico en los medios bogotanos. El "conflicto", es decir, la orgía de crímenes que encarga esa clase, le sirve para lucrarse del negocio de la cocaína atribuyéndoselo a otros (aunque cada día es más clara la implicación de la satrapía cubana, íntimamente ligada al clan de los López-Santos-Samper) y robando con el pretexto de la paz, como ocurre con este mismo informe.
 6. El conflicto tiene enormes diferencias regionales, lo cual se ve agravado por la enorme complejidad geográfica de Colombia, que es una de las cinco mayores del mundo. Esta complejidad ha favorecido la acción de los grupos ilegales y ha dificultado la presencia del Estado. 
Esta vez parece una epidemia ajena a las organizaciones terroristas propiamente dichas. ¿Tienen que ver las FARC en "el conflicto"? Se trata de convertir éste en un fenómeno ajeno a la "insurgencia", o como quieran llamar a las bandas de asesinos. Ya he explicado que todo el informe es sencillamente la propaganda legitimadora, tal como la marcha de Mockus.
 7. La población civil, y en especial, la de las áreas rurales ha sido la más afectada por el conflicto y todos los actores armados han sido responsables de crímenes contra ella. Los agentes estatales han sido responsables especialmente de asesinatos selectivos, tortura, ejecuciones extrajudiciales y desapariciones forzadas. Los movimientos guerrilleros del uso de minas antipersonas, desplazamiento forzado, secuestro, extorsión, reclutamiento ilícito ataques contra bienes civiles y públicos, y daños ambientales. Y los grupos paramilitares de asesinatos selectivos, amenazas, masacres, desplazamiento forzado y despojo de tierras, tortura y delitos sexuales. 
Con lo que el intento de aplicar la ley es la principal causa del crimen. En el supuesto de excesos de agentes estatales, ¿no se los castiga? Sí, a tal punto que los jueces son verdaderos sicarios al servicio de las mismas bandas terroristas, absolutamente inicuos, como se puede comprobar con el caso de Plazas Vega. ¿Se pueden comparar esos delitos de agentes estatales con la actividad de los terroristas? Sería absurdo, una ínfima parte. Pero se utilizan para legitimar los crímenes previos, que son los que se premian con la paz. ¿O no? Es difícil de comunicar: pensar que hay personas mintiendo así y otras que reproducen esas infamias lo hace avergonzar a uno de la humanidad. Se entiende el asco de Fernando Vallejo ante la idea de que se sigan reproduciendo los colombianos: no debería extenderlo a toda la humanidad.
8. El conflicto también ha mostrado una notoria deficiencia del Estado colombiano para detentar el monopolio de la fuerza, lo cual, entre otros, favoreció el surgimiento de grupos paramilitares. La débil capacidad del aparato judicial en Colombia también ha contribuido al aumento de modalidades de justicia privada. 
Dado que el Estado ha sido inepto a la hora de ejercer el monopolio de la fuerza, ¡pues se premia a los delincuentes! Una vez convertidos en gobernantes va a reinar la paz. La lógica de eso es tan repugnante que uno se queda pensando si lo está leyendo de verdad. La "débil capacidad" del aparato judicial consiste simplemente en que los jueces no ejercen justicia sino iniquidad gracias a que tenían de profesores a los asesinos que redactan el informe.
 9. Aunque la elección popular de Alcaldes y Gobernadores fortaleció la democracia en el país, también fue un factor que tuvo consecuencias negativas en el conflicto, no solo porque propició el asesinato sistemático de líderes políticos, sino porque muchos de ellos se aliaron con los actores armados para impulsar sus actividades políticas. 
Pero ¿cuáles son los "actores armados"? Ahora el ejército y la policía se presentan como ajenos al Estado, de modo que si un alcalde o gobernador intenta aplicar la ley contra los subalternos de los autores del informe, resulta siendo un causante del conflicto. ¿No es lo que dicen?
 10. El conflicto ha significado una derrota para todos los colombianos. La guerrilla no pudo conquistar el poder por la vía de las armas y el Estado no ha logrado consolidar su presencia en todo el territorio. Además, ha empobrecido más a los sectores sociales más pobres y ha sido un enorme obstáculo para el desarrollo económico.
Esto ya es maravilloso. ¿Cuál será el patrimonio de los autores del informe? Yo podría apostar a que todos tienen bienes por muchos millones de dólares, fruto de su interés por el conflicto y las maravillosas rentas que les proveen las universidades, los contratos con el Estado (sobre todo con el gobierno de Santos, pero también con los de Uribe y los anteriores, de lo que apenas se conoce la punta del iceberg). ¿De qué modo es una derrota para ellos? ¿Y para sus compañeros del Secretariado de las FARC? Claro que ha empobrecido a los sectores más pobres, baste ver lo que significó la Constitución de 1991 con la multiplicación del gasto público y la acción de tutela (el registro de Colombia en el coeficiente de Gini empeoró casi diez puntos en una década). La tiranía terrorista que viene, en la que estos asesinos serán embajadores y ministros, traerá mucha más miseria, como ha sido para los cubanos pobres (los negros y mulatos) el régimen de los Castro, y como lo han sido todos los regímenes comunistas en todo el mundo.

La paz sólo traerá más muerte, tal como ocurrió después de 1991. La razón es simple, premiar el crimen es incentivarlo. Darles poder a los asesinos es alentarlos a matar, como sigue haciendo Petro como representante de la "izquierda" ligada a las FARC y el ELN. Para el interesado dejo este video, que tal vez ya conozcan los lectores.

¿Publicado en el blog País Bizarro el 19 de febrero de 2015.)

martes, marzo 24, 2015

¿Por qué tan pasivos?


Los hechos que tienen relación con la "paz" de La Habana son tan graves que es inevitable preguntarse por las causas de la pasividad increíble de los colombianos: parece que nadie se inquieta por el peculado gigantesco del llamado "carrusel de la paz" ni `por el asesinato de tres niños hermanos en el Caquetá ni por los contratos por la bicoca de 114.000 millones que favorecen a la familia Galán. Queda la impresión de que la única condena de los colombianos tuviera que ver con la posibilidad de cada uno de acceder a esas rentas.

Conviene recordar que los beneficiarios del llamado "carrusel de la paz" son personas que se distinguen por favorecer a los terroristas, como Alfredo Molano, un personaje que comparaba a Tirofijo con Bolívar y aplaudía a las FARC por la masacre de 30 soldados en Vigía del Fuerte (en tiempos del Caguán). O Mockus, cuya labor de propagandista del terrorismo ya hemos comentado antes en este blog (1 - 2). Pero Molano ya formaba parte de la comisión histórica nombrada para legitimar a los terroristas, con una remuneración que un colombiano humilde no obtendría en toda una vida de duro trabajo. Se comprueba un medio típico (la universidad es al fin eso mismo) de uso de la violencia: los asesinatos generan miedo y gracias a eso nadie se resiste al peculado sistemático (del que forman parte proezas como el contrato de la Fiscalía con Natalia Springer y muchísimos otros desfalcos semejantes).

Ese aspecto de la paz como plan para el robo en gran escala se manifiesta hace tiempo. El exministro Rudolf Hommes presentó en alguna ocasión un cálculo de lo que habría que gastar para obtener la paz, en el anterior periodo de Santos se aprobó la ley de víctimas, con previsiones de gasto equivalentes a un millón de pesos de entonces por cada colombiano, y la espeluznante Claudia López decía en la pasada campaña electoral que lo que exigía la paz era ante todo tributación (eso mismo dice en sus textos Salomón Kalmanovitz, que encuentra insuficientes los recursos del Estado, para gastar en educación, claro).

Para eso mandan matar y quieren obtenerlo sin una victoria sobre el ejército, al que ahora cooptan a partir del alto mando, pero ése no es el tema de este post.

Uno de los factores decisivos para que se produzca ese milagro del conformismo con una infamia infinita es la relativa prosperidad que alcanzó el país después de los dos gobiernos de Uribe, en parte gracias al aumento de la seguridad y de la eficiencia del aparato estatal, en parte gracias a los precios elevados de las materias primas, que fueron aún mejores durante el primer gobierno de Santos. El despilfarro increíble en recursos para las clientelas y los empleados estatales redujo de por sí el desempleo y favoreció la prosperidad de muchos sectores.

También la presión de la propaganda influye mucho porque una sociedad sin referentes morales ni intelectuales claros termina identificándose con quien le ordenen. Encender la televisión o la radio es encontrarse con la propaganda unánime a favor del gobierno y sus aliados terroristas, con todos los recursos imaginables, como la explotación sistemática de los rostros de la farándula. Pero no hay que confundirse con eso, la propaganda puede engañar sólo hasta cierto punto. El motivo por el que la "paz" tiene tan poca resistencia es la adhesión unánime de las clases poderosas al régimen. Y esa adhesión tiene que ver con la organización jerárquica tradicional del país: las bandas terroristas defienden las rentas de los profesores universitarios y el gasto en las carreras de los estudiantes porque esos grupos privilegiados siempre han dispuesto de todos los recursos sin producir nada. Más que un proyecto "revolucionario", las guerrillas son guardianas del orden social e intentan impedir que de ninguna manera se afiancen las estructuras y valores propios de la democracia liberal. Los universitarios pueden llenarse la boca de anhelos de "justicia social", pero todo el que los conoce sabe que tienen ingresos fabulosos en comparación con los del resto de la población, y lo que "producen" es sólo violencia para favorecer sus intereses.

Las mayorías excluidas seguramente anhelan vivir mejor y hasta una sociedad cabalmente democrática (que es aquella en la que mandan los votos de los ciudadanos y no las imposiciones de minorías organizadas reforzadas por asesinatos y actos de terror), pero lo más frecuente es que cada uno sueñe con integrarse en las clases superiores, para lo cual se ofrece alguna posibilidad siempre y cuando las personas aptas sean capaces de aprobar los exámenes en los que se evalúa su pertenencia al grupo ideológico dominante. Obviamente son poquísimas las personas de "origen humilde" que acceden a rentas comparables a las de gente como Molano, Kalmanovitz, Hommes, Mockus, Springer o Claudia López (los sueldos de los congresistas y el volumen de los contratos de la paz ya dejan claro quién es quién), pero cualquiera que salga "doctor" recibe la adhesión de su familia y se vuelve un activo defensor de ese orden que le provee ventajas, y en la medida de su militancia "revolucionaria" puede tener ingresos muy superiores a los de la mayoría.

Pero además las mayorías excluidas están acostumbradas a la dominación, e implantar la democracia liberal no es como recuperar algo que existió alguna vez: no hay un terreno apropiado para eso, cosa por lo demás común a toda Hispanoamérica (sin excluir a España). Si se hurgara en la conciencia de un colombiano "del pueblo" se encontraría toda la ideología socialista de las FARC, aunque sin el recitativo marxista. El orgullo con que Germán Vargas Lleras habla de las casas gratis es muestra de que ese peculado es imperceptible para todos los colombianos, que no pueden ver que el dinero de esas casas es el que les quitan a ellos por muy diversos medios y que las casas terminarán en manos de los clientes del ministro. Tal vez piensen lo mismo de lo que le pagan a Mockus por una campaña "por la vida" que no es condena a los que han matado a más de doscientos mil colombianos sino legitimación de sus actos; o de lo que obtienen los Galán por contratos consistentes, cuando no en rentas que pueden guardar tranquilamente en sus cuentas corrientes, en la promoción de sus intereses. Y no se debe pensar que ese socialismo "espontáneo" de la población es sólo producto del adoctrinamiento en las escuelas y a través de los medios de comunicación. En realidad, está en la conciencia tradicional, que siempre ha legitimado la envidia y promovido el culto del fracaso.

Lo que determina no obstante la pasividad de la gente, pues a pesar de todo lo anterior hubo resistencia contra el Caguán y rechazo enérgico a las FARC durante los gobiernos de Uribe, es la ausencia de oposición, y más aún la ausencia de respeto a la ley y a los valores democráticos. Cuando Uribe contaba con el apoyo de las mayorías no vaciló en intentar quedarse otro periodo pese a que no quiso alterar el orden impuesto en 1991: ¿qué importa que la Constitución aliente a matar gente para abolirla y admita delitos que restan penas de los demás delitos? Todo lo que importaba era quedarse en los cargos, sin afectar al orden de partidos existente (Cambio Radical y el PSUN son sólo variantes del viejo "liberalismo" por políticos formados en ese "partido") ni crear medios de prensa distinto (estaban felices de llegar a columnistas de los medios del clan de los amos del país). Todos los congresistas elegidos por los partidos uribistas apoyaron a Santos, que cambió totalmente la orientación del gobierno pese a sus promesas.

Y como la sociedad adolece de esa ausencia de "músculo moral", ese golpe de Estado no tuvo rechazo por parte de los perdedores. Óscar Iván Zuluaga hizo toda clase de elogios al gobierno cuando cumplía un año y no porque fuera tan ingenuo sino porque recibía algún tipo de favor de Santos. Lo mismo ocurrió en las elecciones de ese año, en que Uribe hacía campaña con Luis Eduardo Garzón y Armando Benedetti, por no hablar del hijo de Roy Barreras. No pretendía presentarle una oposición a Santos sino demostrar que era él quien ponía los votos, cosa que no resultó cierta, porque la "mermelada" podía más. Ni siquiera hubo el más vago gesto por parte de Uribe y su séquito de denunciar la maquinación del gobierno para hacer elegir a Petro (dispersando el voto de rechazo a los comunistas con candidaturas sospechosamente financiadas).

Respecto a la "paz", la reacción ha sido la misma: entusiasmo de casi todos los líderes del uribismo y "crítica constructiva" por parte de Uribe, juego que sigue hasta la fecha ya que el mecanismo del atraco le resulta muy rentable al gobierno (nadie va a destacarse cono actor minoritario contra el terrorismo porque arriesga la vida, y el conjunto de la sociedad "interioriza" de esa forma el miedo) y la supuesta oposición carece de principios y fines, más allá de las rentas, puestos y negocios de sus jefes.

Luego, los colombianos no reaccionan ante la creciente infamia del gobierno porque carecen de la menor sombra de liderazgo, porque los valores de la democracia liberal son extraños al país y porque las clientelas del terrorismo sólo ven reforzada una dominación que siempre han ejercido. ¿Cambiará eso alguna vez? La tendencia es a la imposición de una tiranía criminal mucho peor que la que ya impera. La resistencia está en clara desventaja y seguirá por mucho tiempo detrás de Uribe y su séquito confuso, muchos de cuyos miembros se muestran encantados de ser senadores y discutir con los terroristas en las tertulias de Semana. La salida para muchos será emigrar, cosa que podría empezar a observarse tal vez este mismo año con la crisis económica y la fuga de las inversiones, a medida que las FARC implantan su régimen.

Los colombianos pagarán carísima su pasividad de estos años. Que nadie crea que por ponerse del lado de Uribe es menos pasivo, no hay día en que el expresidente no muestre su apoyo a la "paz" (con sus propuestas de mejora, claro está).

(Publicado en el blog País Bizarro el 13 de febrero de 2015.)

jueves, marzo 19, 2015

¡Que continúe la guerra!

Un tuitero se pregunta esto:
La respuesta compromete a la prensa internacional y a la conciencia de las sociedades occidentales, pero sobre todo de la colombiana. La noticia de la atrocidad de los comunistas en Colombia no sale en la prensa europea porque las clases medias que la consumen son mayoritariamente "progresistas" y partidarias de las revoluciones en el Tercer Mundo. Y además por los múltiples intereses que hay en los medios para favorecer el avance de esos terroristas. Para formarse una idea de lo que ello significa, bastaría pensar que el grupo español Prisa posee Caracol Radio y se lucra copiosamente de la financiación del gobierno de Santos. Otros gobiernos, como el venezolano hasta hace poco o el brasileño, disponen de más recursos semejantes para pagar la propaganda en medios europeos.

El sesgo de la prensa internacional es antiguo y remite a un problema de alcance muy amplio: la ideología progresista, izquierdista, socialista, etc. como catalizador de los intereses del gremio periodístico y de las empresas de medios, interesadas en un proveedor de recursos seguro, que sólo puede ser el Estado, así como la hostilidad hacia Estados Unidos en toda Europa e Iberoamérica, ligada a la vanidad y la envidia de las poblaciones que consumen esos medios. Si uno piensa que mientras todo Occidente hervía de odio hacia Pinochet se consumaba el genocidio camboyano (con mil veces más asesinatos) sin el menor reproche en ningún periódico europeo, ya percibe hasta dónde llega esa disposición.

El único remedio imaginable contra eso sería una movilización firme de los colombianos en rechazo a los terroristas que forzara a los europeos a apartarse de sus fantasías transcontinentales, pero eso no ocurre porque por una parte la mayoría de los colombianos comparten esas ilusiones socialistas (mucho más en la medida en que así agradan a los europeos, casi todos los colombianos que emigran se vuelven comunistas y guerrilleros como forma de caer bien en Europa), es decir, comparten la afinidad con la sociedad tradicional y sus jerarquías y castas y tratan de situarse a punta de revueltas en una mejor posición, y por la otra esa sociedad, heredera del orden instaurado por los españoles en los siglos coloniales, aventaja a cualquier resistencia en organización, influencia y recursos.

Voy a comentar una muestra de esa propaganda en el principal periódico español. Su autor es un antiguo rector de la Universidad Nacional y ahora ¡investigador del Centro de Estudios Históricos del Colegio de México! La tosquedad y bajeza de sus mentiras es un ultraje a los colombianos, pero ¿a qué colombianos? Realmente hay una mayoría que aun sin darse cuenta comparte "ideas" y valores con ese prócer.
El derecho de los colombianos a una paz duradera
Gobierno y guerrilla han entendido que las artimañas no sirven para negociar

MARCO PALACIOS 31 ENE 2015 -
La intoxicación empieza ya en el título, ¿de modo que premiar a los que queman gente viva y cometen miles de atrocidades semejantes es un "derecho de los colombianos"? Esas retóricas no tienen ninguna respuesta, baste ver el servilismo con que todo el mundo corrió a compadecerse del senador Navarro para ver que realmente los colombianos están más de parte de los asesinos que de sus víctimas, ¿o cuántos se solidarizan con las familias de los policías y soldados asesinados para hacerle la carrera al senador Navarro y a otros semejantes? El asesinato en masa por parte de los comunistas es una especie de "higiene": los que mueren son aquellos que no son sus cómplices.
El pasado 16 de noviembre Colombia se conmocionó con la noticia de la misteriosa captura de un general de la república...
Ya no se trata de eufemismos sino de algo más atroz, del afán de legitimar los crímenes terroristas a tal punto que sus secuestros se convierten en "capturas". Pero a esas mentiras sinuosas se añaden otras descaradas:
[...]
Santos no ha modificado la estrategia de eliminar las cúpulas de las FARC, golpeadas como nunca antes.
¿No habrá creído el lector que el ejército y la policía ayudan a salir hacia Cuba a los jefes terroristas?, es lo contrario, Santos los persigue con saña, nunca las habían golpeado tanto. En la frase siguiente se habla de "los insurgentes", que viene a ser como llamar a Alfredo Garavito "el enamorado".
[...]
Pese a los debates en falso alrededor del tema [del cese al fuego bilateral], está claro que las partes han llegado a un punto crucial, dando señales de aliento a un país que, cada vez más, se decanta, aunque con reticencias explicables, por la solución negociada.
¿Cómo es que en Francia no se decantan por la solución negociada con los autores de la matanza de Charlie Hebdo, que en comparación con las FARC resultan casi gente decente? Puede que esa amable opción fuera minoritaria, mientras que en Colombia no lo es.
La negociación con las FARC fue uno de los giros más inesperados y valientes de la política gubernamental. La opinión se impacienta por un proceso interminable y las acciones de guerra ayudan a los enemigos del acuerdo, tal como se vio en la reelección de Santos, verdadero referendo sobre el asunto. El tono de la campaña y los resultados mostraron un país dividido entre quienes apuestan por éxito en La Habana y quienes buscan que fracase y continúe la guerra.
Hay algo de cierto en hablar de "valentía" por parte de Santos, en todo caso mucho más que en los que llaman a eso "cobardía": la desfachatez es arrojo. Se la puede permitir un superior social con sus criados y es lo que hace Santos con quienes lo eligieron. Nuevamente Palacios miente cuando dice que la elección presidencial fue un referendo sobre el asunto, pues en ninguna elección en Colombia hay ningún candidato que se oponga a premiar los asesinatos (que es lo que llaman "solución negociada"). Por mucho que en su propaganda se llame "continuar la guerra" al intento de aplicar la ley y contener a los criminales, la verdad es que ningún político busca eso, y prácticamente a ningún ciudadano le importa que eso ocurra. Las banderías se establecen en relación con líderes que agradan a un público, que los querría como protagonistas de la "paz", pero nadie discute que se deban negociar las leyes con los que queman gente viva.
El expresidente y senador Álvaro Uribe Vélez juega al papel de padre y salvador de la patria y ya cumple dos décadas aprovechando electoralmente la construcción del enemigo público número uno de los colombianos: los narcoterroristas de las FARC. Con esa cruzada llegó a la presidencia en 2002 donde tuvo la confianza de proscribir del lenguaje público y oficial la expresión “conflicto armado”. Aunque al final de sus ocho años las FARC habían sido reducidas en poder militar y cubrimiento geográfico, no estaban derrotadas y mucho menos aniquiladas, como demuestran elocuentemente las estadísticas oficiales de combates y acciones. Forzadas a replegarse, se reorganizaron y regresaron a los viejos patrones guerrilleros del muerde y corre y están en ese punto exhibiendo una excepcional capacidad organizativa.
Uno de los rasgos de Colombia es la indigencia intelectual generalizada. ¿Cómo puede ser rector un propagandista del crimen organizado tan burdo y ominoso? Según este párrafo, el problema no son los miles de violaciones de niñas, de mutilaciones por minas, de secuestros, de masacres, de extorsiones, de reclutamiento infantil, de tráfico de cocaína y los demás crímenes de los terroristas, sino que Uribe plantee algún rechazo a esos hechos. Es lo que el señor Krauze promueve en México con la apariencia de objetividad y sensatez (tanto Palacios como Héctor Abad Faciolince son autores habitualmente publicados en la revista Letras Libres). Las FARC habían desaparecido prácticamente, pero no estaban derrotadas porque seguían dominando la Universidad Nacional, gracias a rectores como este asesino, además de muchas otras instituciones, no porque fueran una amenaza "militar" de ningún tipo.
Uribe edifica una fortaleza de tergiversaciones y mentiras flagrantes Para entender la alternativa de paz de Santos hay que considerar varios efectos de una política que Uribe (y el mismo Santos, uno de sus ministros de Defensa) potenciaron al máximo: proseguir la confrontación, esto es, una guerra de baja intensidad, sucia, ligada oportunistamente a “la guerra a las drogas” de Washington. Tal línea ha implicado la deshumanización con la sistemática desatención, cuando no cinismo, en el tema de la protección de los derechos humanos; el deterioro de la civilidad y de la conversación pública democrática y tolerante; la caída de los estándares de la moralidad pública frente al enriquecimiento ilícito; la inequidad creciente de la carga fiscal y la militarización del gasto público con el consiguiente rezago de la inversión social.
¿Cuáles son las mentiras de Uribe? El formidable académico sólo reproduce las mentiras de la propaganda. Resulta que si se desaprueba premiar a los asesinos se deterioran los derechos humanos ¡y la conversación pública democrática y tolerante! Ahora ésta ha avanzado mucho con el encarcelamiento de todos los probables rivales de Santos. El enriquecimiento ilícito es tal que Colombia pasó del puesto 78 en el índice de percepción de la corrupción en 2009 al 94 en 2013. La civilidad avanza tanto que cada año son mayores los índices de crímenes cometidos por las bandas terroristas desde que llegó Santos al poder, por mucho que intenten ocultarlo. La desiguadad se redujo entre 2002 y 2010 más de dos puntos y ciertamente la "inversión social" aumentó copiosamente gracias al crecimiento de la economía. La confusión de ese párrafo y las mentiras flagrantes (ahí sí) que incluye dejan ver el afán de construir una mentira monstruosa para favorecer a  los poderosos y ricos empresarios de la muerte.
Como no hay argumentos sensatos contra la política de paz, Uribe edifica una fortaleza de tergiversaciones y mentiras flagrantes; lanza una guerra de imágenes, apela a sentimientos atávicos; fabrica “héroes de la patria” mediante la publicidad de imágenes de cadáveres de policías y soldados destrozados. Acusa al gobierno de someterse a condiciones a todas luces inadmisibles. El problema es que la franja que le sigue aún es enorme.
Insisto, es el nivel: la conveniencia de someterse a los criminales se resuelve a partir de un adjetivo.
Aunque la Corte Constitucional ha declarado la validez jurídica de la actual ley-marco para la paz, el gobierno, atento a una opinión pública recelosa, anunció que el perdón eventual y condicionado a los guerrilleros se extendería a los militares. Esto cuando el estado colombiano empieza a digerir un fallo condenatorio de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos por la retoma y hechos posteriores del Palacio de Justicia en 1985 y la Fiscalía tiene abiertos unos 3.000 expedientes a militares por desapariciones extrajudiciales.
La CIDH no emite fallos y la Corte que sí los emite es nombrada por los herederos de Chávez, el interesado en la justicia de ese fallo puede prestar atención a este video sobre los hechos del Palacio de Justicia.


Acerca de la ecuanimidad de la Fiscalía en sus juicios a militares baste ver al fiscal en este video.


Hoy por hoy la capital cubana sería un gran puerto de arribo del pacto político colombiano La experiencia histórica indica que si se quiere una paz justa y duradera deben modularse razonablemente el perdón. Un dispositivo que ha funcionado bien en muchos lugares que buscan el fin de una guerra interna es la “justicia transicional”. Establece un balance de reparación de las víctimas (material y simbólica), procesos judiciales a los principales responsables, comisiones de la verdad, reformas eventuales del Ejército y la Policía.
El "pacto político colombiano" se llama ABOLICIÓN DE LA DEMOCRACIA, que se rinde ante el poder de las bandas de asesinos y traficantes de drogas que le darán una embajada a Palacios. Esta clase de personajes son los verdaderos empresarios del crimen.
Desde 1984, la negociación con el Gobierno de Betancur con las FARC, ninguna había avanzado tanto como la actual. Alienta comprobar que los negociadores aceleran el paso; al mismo tiempo parecen cesar en sus artimañas tácticas en la mesa o en el juego de escalar la guerra que han empleado para ganar puntos en la mesa; ya comprenden que semejantes maniobras dañan la imagen pública del proceso y lo enredan.
Nunca se había avanzado tanto en premiar el crimen, lo cual con toda certeza hará que se multiplique, el interesado en el tema puede ver este video.
Puede ser que las lecciones del incidente del general, la abogada y el cabo apuntalen el acuerdo. Los colombianos tienen derecho a esperar que pronto, en este año, el Gobierno y las FARC lo firmen y que inmediatamente se pueda sumar el ELN a un proceso global. Los históricos arreglos de Obama y Raúl Castro han hecho que los vientos hemisféricos sean propicios. Hoy por hoy la capital cubana sería un gran puerto de arribo del pacto político colombiano que, conforme a lo pactado, deberá ser refrendado por el pueblo. Tarea nada fácil porque Santos propone referendo popular, las FARC, Asamblea Constituyente y el Fiscal General tercia de última hora diciendo que nada de esto es necesario.
La complicidad de Obama con las grandes mafias de la cocaína es casi abierta, de otro modo se habría interesado por la no extradición de Makled y muchas otras lindezas de Santos.

El acuerdo de La Habana podrá ser refrendado y no tendrá validez, toda vez que se trata de un atraco en el que la población está amenazada en caso de no complacer a los terroristas y a su régimen.

Las víctimas están solas, este hampón publica tranquilamente en un importante diario y nadie le responde, en el supuesto de que alguien en Colombia se haya enterado. ¿No explica eso por qué el militar jordano quemado vivo importe más que los cientos de miles de víctimas de atrocidades de las tropas universitarias?

(Publicado en el blog País Bizarro el 5 de febrero de 2015.)

viernes, marzo 13, 2015

Socialismo y miseria

Por @Ruiz_senior

Hace algunas décadas, en una conversación de bar, se me ocurrió decir que en realidad la economía es una cuestión bastante simple. No tardó alguien en contestarme con desdén. Y tenía razón, pues es innegable que en sí la ciencia económica es compleja, como cualquier materia de estudio. Pero en el sentido en que yo lo decía también tenía razón y sigo pensando igual. ¿Alguien conoce algún país pobre en el que la gente sea a lo largo de varias generaciones aplicada, puntual, recta y respetuosa? Creo que ni siquiera se concibe. Lo que sí se concibe, y eso ya me resulta muy curioso, es que la gente es así porque es rica.

En realidad, estoy seguro de que esas opiniones son la verdadera causa del atraso, la idea de que la gente respeta la ley porque tiene educación es falsa y absurda, pero es muy útil para crear cupos en la universidad, que son sólo un pretexto para parasitar a los demás. Eso es lo que hacen los ciudadanos acomodados de los países miserables. Y ese parasitismo es la causa de la miseria general: en todo el siglo XIX hubo en Estados Unidos menos egresados de universidades que en Colombia ejerciendo ahora, y eso no influye en absoluto ya no en las patentes sino siquiera en la producción industrial del país (casi nula). La educación sólo sirve para formar personas que defienden la educación pública y pueden educar a otras.

La semana pasada comenté un texto de Mario Vargas Llosa en el que contradice la proclama angustiada del profesor Samuel Huntington sobre la amenaza de mexicanización de algunos estados de la unión americana. Los inmigrantes no llegan a integrarse en el viejo país sino que son colonos que implantan su cultura despreciando por completo al país que los acoge. Al pensar en eso me acordé de algo que hace muchísimo tiempo me llama la atención: un colombiano que viva fuera mucho tiempo siempre descubre que los colombianos recién llegados tienen toda clase de "soluciones" para los problemas de los países ricos y avanzados a los que llegan. Siempre quisieran orientarlos. Pero hay otra cosa, que ya no sólo ocurre con los colombianos sino con todos los hispanoamericanos y también con los españoles, y es la pasión por el sindicalismo y la protesta. Siempre encuentran formas de asociarse para reclamar "derechos" y manifestarse, incluso antes de llegar al país, en el que aprovechan todas las ventajas de su estado de bienestar evitando trabajar. Siempre son partidarios de los rebeldes del país que intentan cambiarlo.

Luego, es imposible no volver a la cuestión de la simplicidad de la riqueza, la justicia y el orden en las sociedades: allí donde se respeta la verdad y el esfuerzo de cada uno, se prospera; allí donde reinan la rapiña y el engaño, la miseria es inevitable. Nadie espera obtener bienestar aprovechando sus ventajas y las oportunidades que se le ofrecen, sino que, cual mendigo, cree que los demás deben dárselo. Pero "los demás" no tienen ganas de darle nada a nadie y hace falta el agente justiciero que provee a unos y despoja a otros, o que reparte las riquezas que no proceden del trabajo entre la masa que lo sostiene en el poder.

En otras palabras, la causa del atraso y la miseria es el servilismo, no al revés. La rebeldía es el mismo servilismo pero activo en la tarea de despojo, el cual se encubre con la falacia cómica de los "derechos", que de hacerse realidad disuadirían de trabajar. ¿Para qué va a esforzarse nadie para pagar su vivienda si sólo tiene que ir y pedirla? La experiencia del comunismo debería bastar para que todo el mundo rechazara esa propaganda, pero en las sociedades ideológicamente colectivistas, hechas a la dominación y a la mentira, siempre pueden formarse mayorías de personas serviles que arrastran a los países a la miseria, como ocurrió en Venezuela, Ecuador, Argentina y Bolivia, y ahora en Grecia y probablemente en España. A eso contribuye la educación, que no sirve para que la gente conozca la historia sino para impedirle conocerla, debido a la imposición interesada de la ideología estatista o de las variantes de esa ideología que más tienen prosélitos en el gremio docente, muy afín al comunismo en los países católicos, más cuanto más primitivos sean.

El bienestar futuro de las sociedades hispánicas depende ante todo de la conciencia que se tenga de eso, pero siendo algo simple y fácil también es imposible de cambiar: muchos países hispanoamericanos han estado entre los más ricos del mundo en diversas ocasiones. El sabio alemán Alexander von Humboldt se quedó maravillado de la belleza y armonía de las ciudades españolas en América. Argentina era a principios del siglo XX un destino de emigración tan apetecido o más que Estados Unidos. Cuba tenía en 1959 el doble de renta per cápita que Italia, y la de Venezuela en los años setenta era de más de un 75% de la de Estados Unidos. Siempre llega la masa de serviles y despoja a los productivos. Ahora le toca el turno a España, pronto a Chile, donde ya se detectan signos de estancamiento y de abuso por parte del gobierno.

Desde hace muchas décadas se discute acerca de si Hitler y Mussolini eran socialistas, cosa que trastorna las percepciones de los que creen en la izquierda y la derecha. Como la ideología cuenta, como la religión, con la adhesión acrítica de su público, "socialista" e "izquierdista" se traducen en "bueno", por lo que los nazis y fascistas, muy malos, se definen como "extrema derecha" (lo cual parece una tautología). ¿Cómo es que ambos procedían de partidos socialistas? Es que "socialista" no es "bueno". Conviene prestar atención al diccionario:
Socialismo: 1. m. Sistema de organización social y económico basado en la propiedad y administración colectiva o estatal de los medios de producción y en la regulación por el Estado de las actividades económicas y sociales, y la distribución de los bienes.
Socialista es "partidario del predominio del Estado", cosa que ya se discutía en el siglo XIX sin que las simplificaciones ideológicas nublaran la visión. El socialismo de Hitler y Mussolini prefería buscar abiertamente las pretensiones imperiales y no obedecer a los soviéticos, pero era en esencia el mismo bando de los serviles saqueando para acceder a bienes que no habían producido y en conflicto continuo con otros grupos.

Esa hipertrofia del Estado es la manifestación de la hegemonía ideológica del servilismo y la forma en que se genera la miseria en las naciones. Los inmigrantes hispanoamericanos en Estados Unidos y en otros países ricos llevan su ideología socialista y arrastran hacia abajo a esos países, cosa que se pone de manifiesto con la presidencia de Obama, elegido por mayorías ansiosas de beneficios pagados por el Estado.

(Publicado en el blog País Bizarro el 28 de enero de 2015.)

viernes, marzo 06, 2015

Vargas Llosa contra Huntington

La "paz" en Colombia no sólo cuenta con la sumisión e indiferencia de la mayoría de los colombianos sino con el respaldo casi (?) unánime de la prensa internacional, de lo que es muestra este repugnante editorial del diario monárquico-católico ABC de Madrid.

El apoyo que al respecto han manifestado intelectuales muy influyentes como Fernando Savater, Enrique Krauze o Mario Vargas Llosa es otro elemento que favorece ese crimen monstruoso de premio y aliento al genocidio (que cada vez será peor, como se viene demostrando desde que Santos optó por hacer lo contrario de lo que prometía en su campaña). En el caso de Savater es evidente la frivolidad con que habla de algo que no entiende en absoluto por creer ingenuamente que Santos es algo distinto de las FARC. Pero Vargas Llosa y Krauze tienen otras motivaciones ideológicas que conviene comentar.

Me llamó la atención la discusión que planteó hace una década el Nobel peruano a partir de un escrito del profesor Samuel Huntington sobre la idea de un "choque de civilizaciones" en el actual territorio estadounidense a partir de la emigración masiva y concentrada de ciudadanos mexicanos que no se funden en la cultura estadounidense sino que mantienen su lengua, sus costumbres y sus valores y podrían llegar a ser mayoría en determinados estados y a romper la cohesión de la república.

El argumento central del texto de Vargas Llosa se resume en estas frases:
"¿Seguirá siendo Estados Unidos un país con un solo idioma y una cultura de cuño anglo-protestante?" Si sus compatriotas ignorasen este asunto, estarían resignándose a que su país se transforme en dos pueblos con dos culturas (anglo e hispánica) y dos lenguas (inglés y español.) No hay duda de que esta perspectiva pone los pelos de punta al distinguido profesor de Harvard y a buen número de sus compatriotas. Yo, en cambio, creo que sería una bendición para Estados Unidos que aquello ocurra, porque sólo esa transformación le permitiría seguir manteniendo su poderío económico y su liderazgo en la era de la globalización en la que, poco a poco, los países van perdiendo su constitución homogénea (los pocos que la tenían) y convirtiéndose en pequeños microcosmos.
Es una idea muy llamativa y que sin duda es mayoritaria en toda Hispanoamérica: la desaparición de Estados Unidos y su conversión en otra república hispánica como las del resto del continente son necesidades internas del país y una bendición para todos.

Llama mucho la atención la idea de que el poder económico y el liderazgo de Estados Unidos dependen de su hispanización y su pérdida de cohesión cultural. No he llegado a saber si alguien le respondió a Vargas Llosa, pero pese a la popularidad de semejante lindeza en nuestros países, mucho me temo que Huntington y sus amigos se habrán reído de ella. Ya ese peso de las personas de ideología hispana en la sociedad estadounidense está detrás de la doble elección de Obama (al que previsiblemente Vargas Llosa apoyó y apoya), cuya complacencia con Santos y el chavismo corresponde a esas inclinaciones de su público.

Es difícil esperar la menor comprensión al problema entre la población hispanoamericana, que desde la misma fundación de las colonias británicas en Norteamérica las ha visto como enemigas. Con una desfachatez hispánica, Vargas Llosa falsea a Huntington, que en ningún momento habla de volver a ninguna forma de sociedad del pasado sino precisamente de la capacidad de asimilación que tuvo la cultura angloprotestante de los orígenes para integrar a individuos de orígenes diversos que renunciaban aunque fuera de forma tácita o inconsciente a sus tradiciones nacionales.

Luego, la cuestión de la probable desaparición de la entidad cultural estadounidense se reduce al retorno a la esclavitud y a una sociedad puritana cerrada que sólo existe en la imaginación de Vargas Llosa y su público. Todo a partir de la dulce suposición de que todos los países son hoy "microcosmos" en que está representado todo el mundo.
De lo contrario, si, volcando en ello todos sus recursos, se empeñara en cancelar esa apertura que ha sido su mejor instrumento de modernización a lo largo de su historia, para ensimismarse resucitando la tradicional sociedad anglo-protestante de sus orígenes (de la que estaban excluidos los indios y los negros) Estados Unidos sería un país muy integrado en el papel, pero anacrónico, empobrecido y arrasado por un sistema tan discriminatorio y racista como el del desaparecido apartheid sudafricano.
A ese nivel de tosquedad llega el hombre. ¿Cómo habría de volcar en ello todos sus recursos? ¿No dice Vargas Llosa en ese párrafo que de no convertirse en un país bilingüe que prescinde de su tradición, Estados Unidos se volverá una sociedad cerrada y opresiva? ¿De dónde saca eso? La inferencia lógica es que los inmigrantes mexicanos SALVAN a Estados Unidos de sí mismos, ¡en la medida en que destierran el inglés de diversos territorios y crean una sociedad bilingüe! Fascinante. Pero insisto, ¿de dónde saca que para mantener la cohesión respecto de sus señas de identidad EE. UU. debería volcar todos sus recursos en ello? Es una maña del medio intelectual hispano. La modernización consistía en la expansión de un país que asimilaba a irlandeses, alemanes, polacos y escandinavos hasta hacerlos olvidarse de sus lenguas, sus costumbres y hasta sus lealtades nacionales en favor de la lengua inglesa y el orden social emanado de la fundación protestante del país (la religión tiene un sentido social y étnico sobre el que valdría la pena profundizar, la sociedad estadounidense puede provenir de pueblos antiguos que no se sentían cómodos en la Inglaterra del siglo XVII). Vargas Llosa lo convierte en lo contrario: ¡en la pérdida de esos referentes!

Como siempre, parafraseando a Borges, "para creer en su inteligencia tenemos que dudar de su honestidad". Hay que prestar atención al aire "progre" de todo el escrito, en el que no faltan las mentiras burdas y la moralina más grotesca. Uno se siente leyendo a William Ospina. (Continúa el párrafo anterior.)
Sin embargo, tengo la certeza de que esta tragedia no ocurrirá 
Claro que esa tragedia no ocurrirá porque esa tragedia corresponde a algo que Vargas Llosa se inventó para falsear totalmente a Huntington, que plantea la asimilación de los inmigrantes según el molde del viejo "crisol" y la dispersión por el territorio y no la exclusión de nadie.
y que, por el contrario, esos cuarenta millones de hispanics que hoy forman parte de la sociedad norteamericana contribuirán cada vez más con su creatividad y su diligencia a aumentar la riqueza, las oportunidades de empleo y la diversidad cultural de su patria de adopción, 
Cosa que no está en discusión ni tiene que ver con lo que dice Huntington: lo que sale de las afirmaciones de Vargas Llosa es que el futuro y prosperidad de Estados Unidos dependen de las virtudes de los hispanos, y como el tema es el de su no asimilación, se cae en el viejo sueño de destruir esa cultura diferente para crear otro país hispánico: en la medida en que no se asimilen, no aprendan inglés, no adopten la ética protestante ni el respeto al imperio de la ley, contribuirán a la prosperidad del país.
de la que son ya una parte tan consubstancial como los inmigrantes irlandeses, coreanos, polacos, chinos y vietnamitas, o los aborígenes y los negros a los que el profesor Huntington segrega alegremente de la "identidad" primigenia de Estados Unidos.
Los inmigrantes coreanos, etc. no plantean la dispersión lingüística ni la hegemonía en territorios extensos y contiguos a su país, que es de lo que habla Huntington. De que los hispanos sean una parte consustancial de la sociedad estadounidense y de que sean eso, estadounidenses que asumen los valores de la tradición del país de acogida y no colonos que lo convierten en otra cosa es de lo que trata el ensayo del profesor estadounidense. Con un encanto más bien cómico, Vargas Llosa convierte una cosa en lo contrario.

Más grotesco es el "buenismo" de protestar porque se excluya a los aborígenes y negros de la identidad primigenia de Estados Unidos. ¿Cómo iban a estar incluidos? Porque somos buenas personas y no queremos hacer nada contra ellos, que ya tienen bastante desgracia con esas narizotas y ese color de piel. Una cosa es que los descendientes de los aborígenes deban tener derechos y el máximo respeto por sus tradiciones, y otra que sean parte de la identidad primigenia de la nación estadounidense, que precisamente se formó excluyéndolos y despojándolos de las tierras en que cazaban. Y lo mismo respecto de los negros, que en una parte del país eran esclavos sin derechos. Precisamente el hecho decisivo de la historia estadounidense, más que la misma independencia, fue la Guerra Civil, en que se impidió la división del país en dos y triunfaron los que querían abolir la esclavitud. Dado que no se puede acusar de racismo a Huntington, que no menciona a los negros porque los considera parte de la sociedad en la medida en que se asimilan a la lengua y los valores hegemónicos, Vargas Llosa encuentra la ridiculez de que deba incluírselos en la identidad primigenia del país. Dentro de poco serán culpables de la esclavitud.

En una época yo discutía con jóvenes doctores colombianos que me conmovían por la ligereza con que encontraban una explicación del desarrollo en la correcta financiación de titulaciones universitarias, desconociendo las tradiciones culturales de las sociedades. Un poco de ese nivel es Vargas Llosa. La forma en que explica el diferente desarrollo de Estados Unidos respecto de sus vecinos del sur es la "libertad", noción que se explica a partir de las instituciones realmente existentes en Estados Unidos, al parecer surgidas de la buena voluntad y sin necesidad de relación con sus raíces. (Léanlo, el comentario pormenorizado haría insoportablemente largo este post.)

Los lugares comunes más socorridos bastarían para refutar a Vargas Llosa, como la conocida frase de Max Weber sobre la relación entre la ética protestante y el desarrollo del capitalismo. Ya en 1830 Alexis de Tocqueville advertía sobre el error de explicarse la prosperidad estadounidense por la disponibilidad de riquezas (era mucho antes de la fiebre del oro en California). Se preguntaba por qué todas las repúblicas hispánicas eran miserables. Y ciertamente no encontraba la explicación en la libertad, el espíritu necesitaba unas cuantas décadas para llegar a Vargas Llosa.

Respecto de las tradiciones de las sociedades, José Ortega y Gasset decía que el salvajismo y la barbarie correspondían a la infancia y la adolescencia de las personas, y que en ellas encontraríamos todos las raíces de nuestro ser. Lo que Vargas Llosa propone es que Estados Unidos renuncie a ello y acoja como una bendición su desaparición como nación cohesionada en aras de la prosperidad que Vargas Llosa le promete cuanto más acepte que su población inmigrante siga como sin salir de México. Sin la aculturación de los inmigrantes Estados Unidos no podría haber hecho la guerra con Alemania, dado el alto volumen de emigración de ese país apenas dos generaciones antes.

El día en que Estados Unidos sea otra república hispanoamericana, sus aportes a la ciencia serán como los de las demás. Cero. La pretensión de Vargas Llosa de que todos los problemas vienen del nacionalismo es otro chiste.

(Publicado en el blog País Bizarro el 22 de enero de 2015.)