miércoles, febrero 24, 2016

Montesquieu ha muerto, Weber no


División de poderes

La expresión "Montesquieu ha muerto" se atribuye al político socialista español Alfonso Guerra, que niega haberla pronunciado. Sea como fuere, es muy precisa para explicar lo que ha ocurrido en casi toda Iberoamérica con los regímenes totalitarios que se implantaron a partir del triunfo de Hugo Chávez en 1998. El aristócrata francés planteó la separación de las ramas del poder público y las tiranías actuales la anularon, el poder judicial es sólo un servicio del poder ejecutivo, que a su vez pertenece al partido hegemónico que obedece al dictador de turno y a la casa matriz de La Habana. No imparte justicia sino que ejerce persecuciones que ordena el tirano de turno, a la mejor manera de los regímenes soviético y nazi.

No hay día en que no aparezcan pruebas fehacientes de eso. La más atroz es la persecución sistemática de toda clase de oposición en Colombia y Venezuela, hoy mismo con el auto de enjuiciamiento de Luis Alfonso Hoyos con base en montajes que habrían avergonzado a Yézhov. Eso ha ocurrido con todos los políticos que podrían haber sido rivales para Santos, y ocurría desde mucho antes de que fuera candidato: no es raro que la revista Semana, dirigida por el sobrino del actual presidente, fuera la que iniciara la persecución contra el coronel Plazas Vega, que podría haber atraído a un electorado conservador en 2010. El extremo de perversidad de ese contubernio tiránico fue la condena a 17 años a Andrés Felipe Arias por un delito inexistente, aunque lo del hacker se le acerca.

Pero ocurre lo mismo en todo el narcoimperio: la casación del juicio contra Plazas Vega tardó más de un año en aprobarse gracias a una oportuna decisión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, conformada mayoritariamente por los organismos judiciales de los países afines al chavismo. Ese mismo organismo se atrevió a imponer a la prevaricadora Ángela María Buitrago como "experta" para investigar la masacre de Iguala en México: a todas luces para proteger la industria de la cocaína, cuyo centro rector viene a estar en La Habana.

Estado y sociedad
Algún diccionario define el Estado como la sociedad organizada, pero más bien se podría decir que es el agente organizador de la sociedad, y en su origen siempre obedece a un grupo minoritario que se impone por su superioridad militar. Según las circunstancias, el dominio de la clase que vive del Estado, con frecuencia formada por los descendientes del grupo creador, puede constituir una verdadera opresión para la mayoría, como es el caso de las sociedades hispanoamericanas tradicionales, marcadas por la esclavitud. No muy diferente es el imperio ruso, también formado a partir de un "núcleo irradiador" que fue expandiéndose y "aculturando" a infinidad de pueblos primitivos que habitaban bajo el dominio mongol. Los individuos de esos grupos sometidos serían los siervos, cuya condición apenas se abolió formalmente  en 1861.

En Europa occidental y en Norteamérica se dio el ascenso de grupos sociales ajenos al Estado, lo que define al liberalismo y la sociedad capitalista que generó. La democracia moderna, que aparte del nombre tiene poco que ver con la de la Antigüedad, se basa en el equilibrio entre nociones cristianas de igualdad y tradiciones germánicas de autonomía de los individuos, que genera a la vez la noción de que es necesario limitar el poder del Estado. El liberalismo fue al principio resistencia al absolutismo.

Pero en la periferia conquistada nunca se creó una clase como la burguesía y la fuente de cualquier poder era y es la relación con el poder político, al tiempo que la clase funcionarial no encuentra contrapeso en la sociedad (la mayoría de la cual no tiene derechos efectivos) ni ve necesidad ni sentido de someterse a una ley que está por encima de la autoridad físicamente eficiente. De ahí la incapacidad de asimilar la división de poderes del constitucionalismo liberal de que se hablaba en el apartado anterior.

Burguesía y burocracia
El fundamento del Manifiesto comunista de 1848 es la idea del predominio de la clase burguesa en la sociedad. Esa clase de propietarios industriales y comerciantes había desplazado a la antigua aristocracia, que era la clase de los funcionarios relacionados con la corona o con señoríos cuya principal misión era el control territorial. Para la época de Max Weber (1864-1920) se hacía evidente que a esa clase la reemplazaría la burocracia: los administradores que multiplicarían la eficiencia de las organizaciones productivas privadas y se harían más poderosos que sus propietarios, como de hecho ocurre, y la clase de los funcionarios, cuyo peso en la sociedad aumenta a medida que las funciones del Estado se ensanchan.

De modo que los negocios agrícolas, industriales o comerciales no son la principal fuente de ingresos de la gente acomodada, sobre todo en los países que exportan sólo materias primas, sino los salarios, los incentivos atípicos, los contratos y otras formas de lucro relacionadas con el Estado. De ahí que la ideología de esas clases tienda a la expansión del tamaño del Estado (gasto público) y a recursos demagógicos para justificarla. Esto hace que la teoría de la lucha de clases en que los "desposeídos", "obreros", "proletarios", etc. son obviamente partidarios del socialismo sea sólo un recurso de esa demagogia. El conjunto de contribuyentes provee recursos a los usufructuarios del Estado, entre los que destacan los de origen patricio.

Ciertos hechos recientes pueden ayudar a despejar esa aparente paradoja: la confluencia de la extrema izquierda anticapitalista con el partido tradicional de la casta dominante en Cataluña se entiende como un acuerdo "contra natura", pero no lo es si se piensa que esa casta se propone conservar el control del gobierno regional y con ese fin podría incluso aplicar el programa ruinoso de la CUP. A ningún socialista se le ocurre reducir los ingresos de los funcionarios, y la prosperidad inaudita de la familia Chávez, por poner un ejemplo, lo demuestra. Lo mismo ocurre con el partido Podemos, cuyo "núcleo irradiador" es una camarilla de jóvenes de familias ricas que descubrieron el filón de la fiebre bolivariana y se lanzaron a conquistar el cielo armados con sus frases leninistas. El hecho de que todas las universidades colombianas a que acuden los jóvenes de la clase alta impartan doctrina marxista forma parte de la misma corriente: el socialismo no es la redención de los humildes sino la continuidad de la dominación de los dueños de esclavos de los siglos anteriores.

El comunismo en Hispanoamérica siempre tuvo ese sentido, lo mismo en los que dirigieron la Revolución cubana que en todos los grupos que los emularon en todos los demás países. Las ambiciones de esos grupos no dieron resultado hasta el final de la Guerra Fría por la presión estadounidense, no por la resistencia de las burocracias, castas u oligarquías no comunistas.

La dominación de la burocracia es más rotunda en nuestros países, donde no existe verdadera industria ni menos verdadera invención y por eso los recursos están sobre todo en manos del Estado. Sobre esa cuestión de la falta de futuro de la región escribí hace poco un post. También tiene relación con lo anterior otro que escribí sobre la fatal sumisión de los políticos de todos los bandos.

Técnica del golpe de Estado
Ése era el título de un ensayo del italiano Curzio Malaparte publicado en 1931 en el que aludía a Hitler y Mussolini. Pero la verdadera técnica la desarrollaron antes en Rusia los bolcheviques. A partir de 1917 la "exportación de la revolución" comportó la formación de "cuadros" capaces de organizar conspiraciones en cualquier país y el uso de los recursos del país más extenso de la Tierra para la promoción de revueltas. A su vez, en el interior del país se pusieron en práctica todos los recursos de propaganda y terror que permitirían el control absoluto del territorio, la población y la economía. 



Esa tecnología, incluida la demagogia que encauza el resentimiento y la ambición de los jóvenes, sigue siendo la más eficaz para todos los dictadores y para todas las castas que quieran asegurar el control de las naciones. Y si se le suma la provisión de recursos desde la casa matriz cubana, termina haciéndose prácticamente invencible. El próximo gobierno español estará sometido a los Castro como la mayoría de los gobiernos sudamericanos, y los grupos sociales acomodados se integrarán en él por mucho que el PIB baje drásticamente: en definitiva el orden atávico incluye un clero que administra y persuade, que ahora lo formarán los periodistas, filólogos, psicólogos, sociólogos, politólogos y demás sabios que produce la universidad, porque a fin de cuentas Hispanoamérica es como es por la experiencia de su antepasada. Lo mismo ocurrirá en Colombia, por mucho que sueñen otra cosa los que siguen esperando elegir otra vez a Uribe.

(Publicado en el blog País Bizarro el 29 de enero de 2016.)

jueves, febrero 18, 2016

La profesión política


Origen y naturaleza del Estado

Todos los Estados surgieron como organización de la dominación de un grupo humano por otro y ese principio persiste mucho después de que los grupos originarios se han disuelto, aunque el proceso de disolución puede durar muchos siglos. En la medida en que cesa toda resistencia, el Estado amplía sus funciones, sobre todo como aparato que provee seguridad a todos los ciudadanos y hace cumplir leyes, de las que cada vez hay más y cada vez afectan a más aspectos de la vida de la gente.

Legitimidad

Todo orden político vive expuesto a la amenaza de desaparición por sucumbir ante un poder exterior o por una revuelta dentro del territorio que controla. Para impedirlo es necesario que cuente con el reconocimiento de la mayoría de los pobladores, de modo que ninguna revuelta pueda triunfar. La violencia es la forma básica de legitimidad, pero es insuficiente si hay una mayoría de opinión en contra, por lo que surgen diversas formas de persuasión y a la larga de representación, de modo que de algún modo los ciudadanos pueden tomar parte en las decisiones que los afectan.

Democracia
Pero eso no quiere decir que haya un "gobierno del pueblo", porque ¿qué es el pueblo? ¿Y cómo haría para gobernar? En todas las sociedades domina una "minoría rectora", que es la que define sus rasgos y su destino. El conjunto de los miembros de la sociedad es demasiado disperso y distraído para dirigir nada y normalmente se acomoda a las propuestas de la minoría rectora. En las sociedades más desarrolladas la legitimación mediante el voto comporta un acceso más completo a la información, mayor responsabilidad de sectores amplios de la sociedad y hegemonía de valores como la verdad, el bien común, el respeto a la ley y la libertad individual.

Funcionarios
Pero más allá de la legitimidad que tenga el Estado y de las funciones que cumpla, la primera de las cuales siempre es su propia continuidad, hay una facción de la sociedad cuyo medio de vida es el Estado y que por ese motivo tiene intereses comunes: los altos cargos se suelen repartir entre las castas poderosas de siempre, que a veces cooptan individuos talentosos o ambiciosos de otros medios, mientras que los cargos subalternos van formando grupos de presión interesados en la expansión del poder y los recursos del Estado. La vocación socialista de unos y otros está en el enunciado, y con ese fin es obvio también el descontento con el poder o la riqueza de individuos ajenos a la institución, y por tanto la tentación "transformadora" o revolucionaria. No en balde señaló Gómez Dávila que un cargo público esperaba a los revolucionarios, y podemos inferir que por definición tendrán la simpatía de los "trabajadores al servicio del Estado". Por eso en todas partes los movimientos totalitarios son dirigidos por gente de clases altas que aspira a un dominio perdurable y arbitrario y atraen a aquellos que resultarían perdedores en un entorno de competencia.

Políticos
Allí donde hay urnas hay gente que aspira a acceder al mando persuadiendo a los votantes. Cuando esta actividad se convierte en el medio de vida de estos personajes, cosa que es inevitable, es frecuente que se disocie el papel de representación del propio interés del político, cuestión cuya única solución es la reducción del gasto del Estado y la exigencia del conjunto de la sociedad. Cuando esta vigilancia falla, lo normal es que los recursos públicos se gasten en gran medida en la propia promoción de los políticos, que va desde las tarjetas navideñas que envían a los ciudadanos hasta la financiación de agencias de propaganda disfrazadas de ONG, en las que casi todos los gobiernos se gastan buena parte de los recursos. Cuanto más estatista es un partido, más desvergonzado es el método, como en las cleptocracias bolivarianas o en la Alcaldía de Petro en Bogotá.

Ambigüedad
El núcleo del problema es que los políticos y altos burócratas se presentan como servidores públicos y en la realidad son los amos de los ciudadanos, sobre todo en sociedades como las hispanoamericanas, que aún no se sacuden el lastre de la esclavitud. Aparecen como mandatarios, pero son en realidad mandantes y pueden decidir tranquilamente sobre la vida de los demás. Su único problema serio son los rivales que podrían desplazarlos del poder. El Estado deja de tener incluso el sentido de dominación de una comunidad previa sobre otra y hasta de la facción de los funcionarios, para ser el escenario de la rapiña de distintos grupos de interés por los recursos. Cuando eso ocurre, y forma parte de la tragedia reciente de todos los países hispánicos, la decadencia de la sociedad es inevitable, y la pérdida de todo valor y toda lealtad por parte de los administradores es un corolario lógico.

Ejemplos
Un ejemplo elocuente de lo expuesto es el uribismo. Para conseguir ser candidato en 2006 cambiando la constitución, Uribe se apoyó en los legisladores de entonces, que representaban a las maquinarias de compra de votos, a las clientelas de grupos de poder regionales y a las castas dueñas del poder desde siempre. El resultado de esa alianza fue el PSUN de Santos, que obtuvo en 2010 una formidable votación gracias a la adhesión de amplios sectores populares a Uribe. En cuanto obtuvieron sus curules, todos los legisladores se volvieron antiuribistas porque era lo que convenía a sus negocios y carreras. Lo que los ciudadanos querían desaparecía en cuanto sus representantes tenían el poder. Ese completo fraude de ley no inquietó a mucha gente. En 2014 Uribe fue candidato al Senado con una lista cerrada formada por políticos que obedecen a su líder aunque en realidad piensan más en sus carreras: rechazan al gobierno pero se entienden con los senadores y representantes que lo apoyan, como denunciaba Ricardo Puentes Melo, y critican la entrega del país a las FARC en una actitud de lloriqueo que apenas encubre la satisfacción con el alto cargo alcanzado. Dado que no ha habido resistencia al acuerdo, es evidente que están dispuestos, incluido el mismo Uribe, a ser la oposición llevadera al régimen que vendrá.

Líderes
De hecho, la causa de que el poder haya caído en manos de Santos y aun de que haya podido cambiar totalmente al Estado hasta ponerlo al servicio de las mafias de la cocaína es el anhelo de Uribe de quedarse en la presidencia. El objetivo de derrotar a las bandas terroristas y a sus impulsores cubanos se sacrificó a los intereses particulares del señor Uribe, y sigue ocurriendo, pues su ambigüedad a la hora de afrontar la negociación tiene que ver con el hecho de que es rehén del poder judicial y si no claudicara tendría que exiliarse para evitar terminar preso o que encarcelen a algunos de sus parientes. Pero no es un caso aislado. En España los dos grandes partidos recuperarían muchos votos si prescindieran de sus actuales líderes, pero no pueden hacerlo, y ellos ponen por delante su protagonismo y su interés personal al de sus partidos y el país.

Fatalidad


No habrá ideología ni ética ni determinación de nadie que pueda imponerse a la ambición de los que buscan poder y rentas en el Estado, sólo cabe procurar que se amplíe la conciencia cívica de la gente de modo que haya sectores importantes de la "minoría rectora" que entiendan el peligro, y a la vez promover la reducción del gasto público de modo que el poder de la clase de los funcionarios se reduzca. Está demostrado que todas las sociedades en las que predomina el Estado decaen, pero la disposición a esperar que un padre poderoso resuelva los problemas es muy tentadora y tal vez siga atrayendo gente en todas partes, a la vez que los vividores proliferan y se organizan para maquinar intrigas que les permitan despojar al resto de la sociedad.

(Publicado en el blog País Bizarro el 20 de enero de 2016.)

viernes, febrero 12, 2016

¿Qué tiene Twitter?


Hace poco apareció la noticia (parece que aun pendiente de confirmación) de que Twitter permitiría textos de hasta 10.000 caracteres (unas diez páginas de un libro de formato pequeño), y unos meses antes se había empezado a permitir enviar mensajes directos de más de 140 caracteres. La causa de estos cambios es el estancamiento de la empresa en número de usuarios, en rentabilidad y en inversiones. Es posible que ese estancamiento sea irreversible, dado que las aplicaciones posteriores concebidas para los teléfonos móviles le sacan mucha ventaja a la hora de pensar en la mensajería instantánea, mientras que como red social, especie de tertulia particular, Facebook es más eficiente.

Lo que ofrece Twitter como ventaja específica es la capacidad de llegar a mucha más gente, dado que algunas cuentas tienen decenas de millones de seguidores. Su momento de gloria, cuando alcanzó una gran expansión y mostró sus posibilidades, fue con ocasión de las elecciones iraníes de 2009. Ya entonces mostró su utilidad para divulgar rápidamente y con tremendos resultados consignas y mensajes breves.

De ese modo, la red social se volvió el medio ideal para la propaganda política, dado que los bulos y las frases ingeniosas no pasan por el filtro de ninguna entidad responsable, como ocurre en el periodismo. La selección de diez temas de actualidad y la facilidad de las búsquedas creando enlaces simplemente escribiendo # antes del texto multiplican esas posibilidades.

La lectura de tuits de amigos y afines ideológicos redujo el protagonismo de muchos periodistas importantes, que han desarrollado una clara aversión a esta red. A lo cual se suma la "democratización" de las opiniones: la vociferación de los más termina imponiéndose siempre y no es posible llegar, por las características del medio, a una discusión seria.

Pero esos periodistas (Fernando Savater e Ignacio Camacho, entre otros) se indignan por la vulgaridad reinante y no ven la tremenda eficacia que el medio tiene para quienes pueden dominarlo y controlarlo. En España sirvió para que se complementara con la televisión, dedicada en algunos casos a un publirreportaje perpetuo del partido financiado desde Sudamérica, a la hora de agitar conciencias y llevar la propaganda hasta el último rincón: el relativo triunfo de los chavistas en las recientes elecciones tiene mucho que ver con eso.

Esa combinación de presencia incesante de la propaganda y de intimidación de cualquiera que discrepe es característica del comunismo y sin duda tuvo un gran impacto en el sindicalismo del siglo XIX y aun en las revueltas de 1848, tal vez incluso en la Revolución francesa. En los años treinta era ya una industria eficaz que determinó el ascenso de los totalitarismos, pues los fascistas y nazis sólo copiaban lo que se había hecho en Rusia antes. Ese "conocimiento" acumulado de la Komintern se mantuvo en todos los partidos comunistas y constituye la base de la tecnología que han exportado los cubanos a sus franquicias de toda Sudamérica.

Es decir, Twitter es simplemente el medio en el que en estos años se ha ejercido el Agitprop y la intimidación que han sido la norma en las universidades colombianas durante más de medio siglo, pero en España no se vivía un ambiente así y los periodistas terminan culpando al medio, matando al mensajero por no querer ver la organización eficaz que hay detrás. Por ejemplo, Arcadi Espada dice en un artículo titulado "Suicidio ampliado de la razón":
El linchamiento de la candidata de C’s demuestra hasta qué punto el ejercicio de la razón se ha convertido en España en una forma suprema de valor, y cómo twitter ha dejado de ser el espontáneo refugio de tantos tontos para convertirse en una organización metódica de malvados.
Con lo que esa "organización metódica" no es la franquicia cubana sino la red Twitter, debido a que los recursos, la seducción fácil del discurso (que llevan mucha décadas oyendo los españoles en las escuelas) y la hegemonía totalitaria en las universidades les permite a los de Podemos una notoria hegemonía.

Es grave que un periodista brillante caiga en esa renuncia. En Venezuela la oposición lleva muchos años haciendo frente al Agitprop del régimen en Twitter con buenos resultados, bien que antes ha tenido que sufrir lo indecible. ¿Se les dice a los activistas demócratas y liberales que son unos tontos y que forman parte de una organización metódica de malvados?

La ex diputada del PP y portavoz de la plataforma Libres e Iguales Cayetana Álvarez de Toledo llega a decir ante el acoso de los sicarios chavistas: "Twitter es un vertedero, la tumba de la inteligencia". Y después "Sí, Twitter está arrasando con la política y el periodismo cultos, esforzados, incisivos e inteligentes".

La verdad es que el formidable narcoimperio cubano es el que anima ese ruido y llena el ágora de odio, vulgaridad y estupidez. No le veo sentido a que Espada y Álvarez de Toledo le atribuyan al medio esas características. Ni que el periodismo serio esté amenazado por Twitter.

Lo que debería importar es por qué en España se ha permitido esa hegemonía de unos personajes ignorantes, sectarios, violentos y groseros. Los demás partidos parecen carentes de discurso y aun de ambición para ocupar ese espacio. Se dice que el PP tiene 800.000 militantes y bastaría que uno de cada mil participara en esta red social para cuestionar seriamente la hegemonía profesionalizada de los totalitarios. Pero tal como los blanquean y nunca hablan de su financiación exterior ni del contenido criminal de sus políticas, también les dejan la plaza libre en Twitter.

Twitter no es la tumba de la inteligencia, es el medio de expresión que más fácilmente permite a cualquiera participar y que usan hábilmente los nada tontos estrategas cubanos para implantar la tiranía en España, mientras las estrellas del periodismo culpan al invento de unos ingenieros informáticos del éxito del crimen organizado.

(Publicado en el blog País Bizarro el 12 de enero de 2016.)

sábado, febrero 06, 2016

El último año de la era Obama


Tras la destrucción de Europa en las dos grandes guerras del siglo XX, que según muchos autores es una sola guerra que terminó en 1989, los viejos imperios decayeron y la nación hegemónica fue Estados Unidos, la nación cuya intervención fue decisiva para derrotar a los imperios alemanes y al Tercer Reich que los heredó. Durante la llamada Guerra Fría, ese papel fue aún más importante porque sin su participación habría sido imposible contener la expansión soviética en Europa y Asia.

Pero ese papel siempre fue cuestionado internamente por diversos actores, en los años treinta por los pacifistas, a los que dirigían y manipulaban los partidarios de Hitler o del comunismo, en los años sesenta por la casta universitaria, que movilizó intensamente a los jóvenes que no querían morir o sufrir lesiones en Vietnam y a punta de hábiles recursos de propaganda consiguieron que finalmente hubiera una retirada gracias a la cual triunfaron los comunistas, también en Laos y Camboya, donde inmediatamente ejecutaron uno de los mayores genocidios de la historia (no se conocen casos de naciones soberanas en las que un gobierno haya exterminado a más de una cuarta parte de la población sin que hubiera ningún enfrentamiento civil). La relación entre el pacifismo de esos años y la moda hippie y contracultural que lo acompañó y el horror que produjo en el territorio lejano es algo que se escapa a la atención de todo el mundo en Occidente.

Como expresión de esas corrientes pacifistas que permitieron la victoria comunista en Vietnam llegó a la presidencia en 1976 Jimmy Carter, gracias al cual los soviéticos se sintieron seguros para expandir su imperio a varias regiones africanas, a Nicaragua y a Afganistán. Hacia 1980 el mundo era mucho más inseguro que nunca desde 1945.

Tras doce años de gobiernos republicanos hubo ocho en los que volvió la disposición pacifista a reinar, lo que tuvo como fruto los genocidios de la antigua Yugoslavia y de Ruanda: la odiada "Guerra de las Galaxias" de Reagan tuvo como efecto la liberación de Europa central y oriental y el fin del imperio soviético; el pacifismo de Clinton (cuyo último fruto en América fue el infame proceso del Caguán, promovido por dicho gobierno, que llegó a reunirse con las FARC en Costa Rica) produjo atrocidades gravísimas. Siempre se sigue ese patrón.

Tras los dos gobiernos de George Bush hijo, la izquierda había conseguido de nuevo suficiente fuerza y recursos para llevar a uno de los suyos a la presidencia. Los elevados costos de la guerra de Irak, multiplicados por los errores del gobierno (el peor de los cuales fue suponer que un gobierno chiíta obraría con sensatez después de las atrocidades que esa comunidad había sufrido a manos de Sadam Husein) y la intensa propaganda antiamericana en Europa favorecieron el ascenso de un señor mulato que gracias a su color de piel contaría con el apoyo de los negros estadounidenses pese a que su origen nada tenía que ver con esa comunidad. El núcleo de su propaganda era la culpabilización de Estados Unidos y del gobierno de Bush por la hostilidad de amplios sectores en Europa y el resto de América. El resto es simplemente la ideología de la corrección política. Sobre el sentido en últimas totalitario de esa ideología y de Obama es MUY recomendable este artículo de Jon Juaristi.

La lista de "logros" de Obama es abrumadora: la reciente orgía de decapitaciones en Arabia Saudí, que incluyen a un clérigo chiíta es sólo el más reciente desmán que se permiten los bárbaros dado que el presidente "no quiere enemigos", como explica Juaristi. Es como la prueba de que pueden hacer eso porque después de levantar las sanciones al régimen de los ayatolás y tácitamente permitirle desarrollar armas nucleares, Obama está en la práctica condenado a no hacer nada ante la masacre. Como toleró que el régimen de Asad usara armas químicas o que Putin se apropiara de una parte significativa de Ucrania, o que Libia se hunda en el caos. Como premia a los Castro levantando el embargo sin exigirles la menor concesión, siquiera que liberaran a algún preso político. Como acompaña el triunfo de los genocidas en Colombia y los desmanes sin límites de Santos...

La humanidad recordará los gobiernos de Obama como el renacer de la inseguridad. Es verdad que con Clinton ya avanzaba la yihad y que se prepararon atrocidades como el ataque a las torres gemelas, pero fue la llegada de Obama lo que alentó las audacias de los criminales, cuya más clara materialización es el llamado Estado Islámico, un califato bárbaro que pretende superar en extremismo y crueldad a Al Qaeda y que ha prosperado gracias a la salida de Estados Unidos de Irak. La amenaza creciente del islamismo sobre Europa y sobre Israel será otro de los frutos del gobierno de la corrección política.

Los agresores, totalitarios y demás criminales no son mayoría ni se detendrán, pero la verdadera mayoría de seres humanos que aspiran a vivir en paz necesitan que la primera nación del mundo esté dirigida por alguien que se compromete con las leyes y los derechos humanos. Si no existe ese liderazgo, los próximos años podrían ver más horror que el que se experimentó en el siglo XX, y el fruto del buenismo de Obama podría ser tan trágico que quedaría como el peor presidente de la historia de Estados Unidos.

(Publicado en el blog País Bizarro el 4 de enero de 2016.)