lunes, septiembre 04, 2006

Un país entregado al narcotráfico

Voy a empezar por una conclusión a la que he llegado leyendo diversos escritos sobre el tema de la lucha contra el narcotráfico: esta cuestión expresa más que ninguna la encrucijada en que se encuentra Colombia hoy en día. No que sin ese azote echara a volar y se convirtiera en algo muy diferente de Venezuela, Ecuador o Panamá, sino que las fuerzas que llaman a renunciar a esa lucha amenazan con hacerse hegemónicas. Es algo que merece la máxima atención, pues el supuesto fracaso de la guerra contra las drogas lo cobran los que de paso quieren imponer otro proyecto de país y emprender o más bien continuar otras guerras.

La estrategia irracional

______Veamos el caso del fracaso de la estrategia antidrogas que se ha desarrollado con el Plan Colombia y mucho antes. Resumiendo un poco los argumentos que proclaman ese fracaso cito el párrafo final de un artículo reciente de Alejandro Gaviria:

______En últimas, sólo cabe preguntar (de nuevo) por la racionalidad de un estrategia cuyo fracaso no sólo ha sido probado por los hechos, sino previsto con tanta exactitud. ¿Cuantas veces habrá que rociar lo inextinguible para convencerse de que el ímpetu darwnista del negocio de la coca puede más que la tozudez de los políticos y el arrojo de los pilotos? Seguramente completaremos otros 2.600 parques centrales de aspersiones inútiles. Al fin y al cabo, en política, la acción infructuosa siempre ha sido más provechosa que la inacción racional.

______Ya que cabe preguntar por la racionalidad de esa estrategia, también cabe contestar, aunque sea con otras preguntas o suposiciones: ¿qué habría pasado si no se hubiera llevado a cabo la fumigación? Los antiamericanos habituales ya tienen la respuesta: que no se habrían expandido los cultivos. Eso es completamente falso: si se produjeran diez veces más toneladas de cocaína y el precio bajara drásticamente, el negocio seguiría siendo fabuloso, sobre todo porque el resultado de muchas hectáreas de cultivo son unos cuantos kilos de producto, fácilmente transportables. Sin persecución tal vez habría varias veces más cultivos. Y más daño ecológico, pues pese al olvido de los legalizadores, los agroquímicos y los precursores de la cocaína contaminan más que el glifosato.

¿Cuál fracaso? ¿Qué se pretende?

______Es decir, cabe contestar: puede que sólo se intente reducir la oferta y mantener elevado el precio de la cocaína. Y en tal caso no habría fra-caso. La pregunta siguiente que formula Gaviria sólo se podría contestar metiéndose en la cabeza de los prohibicionistas: si ese ímpetu darwinista amenaza también las expectativas de unas vidas acogedoras y relativamente seguras, ¿habrá que resignarse? En alguna ocasión, en El Espectador, Ortega se refiere a la nobleza medieval señalando que para esos señores la guerra era una forma de vida. También se puede decir que la guerra contra las drogas es una forma de vida: se pagan impuestos, se mantienen funcionarios y entre tanto la droga sigue siendo un fenómeno problemático, una amenaza para las nuevas generaciones, y no algo que definitivamente ha triunfado de las tradiciones y los valores con que se vive.

Contener el consumo

______Porque el resto del párrafo sólo incide en esa misma idea: el señor padre de familia de Louisiana o de Nebraska tiene que resignarse a ver la oferta de cocaína en el Mall al que van sus hijos, no como una opción liberadora o marginal sino como cualquier otro producto porque no ha sido posible acabar con la cocaína. Esa idea de Gaviria es casi hegemónica en Colombia hoy y su mayor problema es que no tiene en cuenta esa realidad casi obvia de que la prohibición seguirá porque la ilegalidad y el alto precio reducen el consumo, o al menos eso creen los prohibicionistas, y en últimas los contribuyentes estadounidenses prefieren que las desgracias ocurran en Colombia y no en sus familias.

¿Acción infructuosa?

______Por eso no me convence mucho la idea de que se trate de una acción infructuosa salvo para el interés de los políticos. Me llama mucho la atención que en un caso como éste no sirva la lógica económica: ¿o no cabría pensar que esos temores de los votantes expresan precisamente su indefensión ante la tentación de mantenerse artificialmente dinámicos y lúcidos y aun alegres a costa de su salud y su futuro? Es verdad que está mal exigirle al gobierno que lo proteja a uno de sí mismo, pero cuando la gente lo hace, ¿no recomendarían los economistas precisamente prestar atención a las causas de ese fenómeno en lugar de descartarlas como simple papanatismo ante un embeleco hábilmente montado por los políticos?

La facción legalizadora

______Hasta ahí Gaviria, que resume con alguna altura esos argumentos, pues la mayoría en realidad reproducen las leyendas caballeristas sobre el negocio de los bancos y el interés de los gobiernos en prohibir el narcotráfico para dominar a otros países, o porque no pueden cultivar la coca en su tierra. Todo eso expresa más al país, pero es más aburrido comentarlo. Como ya he explicado en muchos posts, la esperanza de la legalización es sólo un pretexto para no hacer nada, no tiene ningún impacto fuera de Colombia y en Colombia se presta simplemente para la propaganda antiamericana, que a fin de cuentas es la gran excusa del eje Cuba-Venezuela-Bolivia y sus partidarios en el continente.

¿Cuántos creen que habrá legalización?

______Siempre lo mismo, Colombia está poblada por seres de una constitución moral especial, todos saben que no va a haber legalización, no hay nadie que diga que la habrá, pero casi todos se plantean el narcotráfico con la misma visión: «Pero si hubiera legalización...». Y lo grave es que, como ocurre con la guerra contra las drogas, la inutilidad de ese esfuerzo (hay que ver la pasión con que se hinchan de libertarismo en los blogs) es también aparente. La fumigación sirve para mantener reducida la oferta y alto el precio, la retórica legalizadora sirve para legitimar el narcotráfico. Sí, es que es Colombia: los narcotraficantes son las víctimas de los prohibicionistas.

Los hombres del Foro

______En el blog de UE + Colombia se planteó por enésima vez la conveniencia de la legalización. Escribí un comentario señalando que nadie iba a tener en cuenta las opiniones de los colombianos al respecto, y me respondió otro bloguero:

______Una reflexión alrededor del tema de la legalización de las drogas no es simplemente un parloteo incipiente, ni en el ámbito Colombiano ni en el ámbito internacional. Importantes economistas (como Milton Friedman)y analistas políticos del mundo entero hemos abordado el tema en diferentes foros internacionales. Reitero, no es un simple parloteo como afirma el señor Jaime Ruiz, es un tema que cobra importancia desde hace más de 40 años. El descartar de plano la opinión de los Colombianos implica que desde Colombia simplemente no se puede pensar ni ejercer ningún analisis válido en la reflexión.

______Tengo que aclarar que este comentarista al parecer es profesor de la Nacional, con lo que no sólo se lleva el sambenito sino también el sueldo. Bueno, a mí de ese párrafo sobre todo me ha gustado el «hemos». Lo que se dice un argumento de autoridad, que ofende más acompañada de esas mayúsculas en «Colombianos» que hacen temer una tipografía patriótica o una arraigada costumbre de leer en inglés. ¡Cuarenta años llevan hablando en diferentes foros internacionales sobre la legalización de las drogas y todavía a nadie se le ha ocurrido convocar un referendo! Claro que van a estar otros cuarenta y otros ochenta años en foros citando a Milton Friedman (yo lo llevo oyendo más de veinte años) y demás, pues la lucha por la legalización es también una forma de vida. ¡Cuarenta años! Como llevar un carro al mecánico y volver al cabo de un tiempo a oír al hombre jactándose del tiempo que ha dedicado a arreglarlo!

El rezo premiado

______
Y lo triste de esa forma de vida es la rutina: yo podría escribir en pocas horas el contenido de todas las intervenciones de todos los congresos sobre la legalización. Ninguno hace frente al problema de que un referendo se perdería en todos los países y una imposición desde arriba, ¡una libertad no deseada! no la toleraría nadie. ¿Para qué? Los de los países productores van a clamar que se debe reducir la oferta porque son esos países las víctimas y los otros vividores de los países ricos sacan sus conclusiones recomendando a los gobiernos que legalicen. ¿Alguien recuerda a un solo político que necesite apoyo electoral, por ejemplo por estar aún en activo, entre los promotores de la legalización? Esperantistas es lo que son, sólo que subvencionados: también los esperantistas van de aquí allá a sus congresos para difundir la lengua universal y se sienten llenos de orgullo de su idealismo inútil.

Otros costes de la droga

______Éstos no: el orgullo de éstos va acompañado de rentas y no consiste en el idealismo sino en el rango de expertos y analistas internacionales. Si la droga genera el parasitismo del productor y el vendedor y la prohibición genera el parasitismo del funcionario antidroga, la legalización produce este parasitismo terciario que en Colombia va ligado a la descalificación del gobierno y a la legitimación de la alternativa: si el narcotráfico sólo es delito a causa de la prohibición, quienes se dedican a eso son sólo agricultores y farmacéuticos perseguidos. Perdón, qué curioso, son los mismos que viven llenos de indignación porque en el proceso con las AUC se han mezclado los narcos. Fíjense y lo verán.

La patria pensante

______Y para terminar con el Toposauro, la cuestión de si en Colombia se pueden discutir o no las cosas se queda en que ésa es una falsa discusión, sólo propaganda para impedir que se combata el narcotráfico, pues lo que todo el mundo sabe es que no habrá legalización en muchas décadas. La discusión en Colombia debería ser para analizar los motivos de esa campaña, casi siempre ligados al proyecto de la «izquierda» y orientados a deslegitimar al régimen político. Lo que les preocupa no es que la guerra contra las drogas fracase, sino precisamente que no fracase, que una campaña eficaz de fumigaciones, erradicaciones manuales, interdicción aérea y combate efectivo contra las tropas que protegen las haciendas cocaleras eche a perder las esperanzas de solución política negociada del conflicto social y armado.

Desde la cima

_______No es raro que ahí esté el periódico del amigo de Fidel Castro y García Márquez con la misma campaña, sólo es que al parecer el nivel va descendiendo a la más increíble estupidez, como espero demostrar.

Colombia seguirá perdiendo no solo lustros, sino décadas, en lucha contra las drogas: Alberto Rueda
Luego de tantos años, las decisiones políticas en esta materia se siguen tomando a espaldas del conocimiento científico y la experiencia empírica.

Hacia una nueva década perdida

Son pocos los colombianos que consideran la problemática de las drogas ilícitas de su incumbencia, a pesar de que esta representa el fenómeno que más nos ha afligido. Este es el segundo argumento que sustenta mi diagnóstico sobre por qué Colombia seguirá perdiendo no solo lustros, sino décadas, en la lucha contra las drogas.
______Pero el argumento central de este diagnóstico se basa en la tesis de que, luego de tantos años de lucha, las decisiones políticas en esta materia se siguen tomando a espaldas del conocimiento científico y la experiencia empírica.

______Ya se verá que el conocimiento científico es un torpe argumento de autoridad, que la ciencia es lo que más se echa de menos en ese escrito. El primer argumento evoca una verdad, la indolencia general, para conducir a una proposición desconcertante: ¿cómo se gana en la guerra contra las drogas? El prohibicionista sabe bien qué quiere, pero los que están contra la guerra contra las drogas, ¿cómo quieren que se gane?

______Hace más de diez años, desde cuando me imbuí de lleno en la política de lucha contra las drogas, soñaba con contribuir con mi conocimiento adquirido sobre el tema a la solución de la problemática. Por ello, ante unos funcionarios de la DEA, que en el Ministerio de Defensa nos indicaban que para maximizar la fumigación los pilotos serían guiados por GPS, tomé aire y les solté mi primera descarga académica: ¡por qué fumigar, si eso no soluciona nada! Solo genera el efecto balón, que es del abecé de esta lucha y que tanto se menciona en los informes de la ONU. ¿No se irían los cultivos a terrenos contiguos o a los países vecinos?
______La respuesta fue: la idea es que ustedes se quiten ese problema. Dije hacia mis adentros: eso no es solidario con nuestros vecinos, bienvenido a la realpolitik.

______Es triste no poder comunicar el efecto cómico que ejerce en mí como lector lo que dice este hombre: ¿en qué consiste su descarga académica? En decir que algo no se debe hacer. Cuando se haya terminado el artículo quedará claro que nunca dice qué es lo que sí se debe hacer. ¿Qué dice el primer párrafo? 1. «Yo sé mucho», 2. «Yo hablo desde mi rango de hombre que sabe mucho». 3. «Como yo sé mucho lo que yo digo es verdad»... ¿En serio se puede creer sin reflexión que la fumigación «no sirve para nada»? Ya lo he explicado arriba, sin política antidrogas se multiplicarían los cultivos porque el negocio seguiría siendo muy rentable y la saturación de la oferta terminaría aumentando la demanda. No es una idiotez de los prohibicionistas sino un razonamiento plausible.

La fuerza del destino

______Desde esa altura de sabiduría inconmesurable, «académica», el hombre se limita a dictaminar que la guerra contra las drogas no tiene sentido. A él no se le ocurre, pues es colombiano, que le están pagando para que colabore en la guerra contra las drogas. Él sólo expresa su opinión, y si la DEA con sus recursos espera que los colombianos estén interesados en acabar con el problema en su territorio, él tiene una perspectiva global: eso es Realpolitik, él está por encima de eso. Lo dicho, colombiano.

______Luego, el destino me llevó como representante alterno de Colombia ante los Organismos Internacionales en Viena a ocuparme de la política multilateral de lucha contra las drogas. Ante la Comisión de Estupefacientes de la ONU en 1998 logramos, con el conocimiento académico y científico acumulado, darle un nuevo diseño a la política global con el reconocimiento de unos principios básicos: sin reducción de la demanda en los países desarrollados y sin desarrollo alternativo en los países productores no habrá éxito. Con solidaridad económica y social veremos resultados y la guerra contra las drogas sería un tema del pasado.

______¿Alguien lee con atención? ¡El destino! ¿Qué gobierno de amigos del narcotráfico nombró a este mequetrefe como representante de Colombia? Bueno, es justo eso, un representante de Colombia. ¿Adónde condujo tanto «conocimiento académico»? A que sin reducción de la demanda y sin desarrollo alternativo no habrá éxito. Pero ¿quién va a reducir la demanda? ¿Cómo se va a reducir la demanda? ¿Acaso está él para ocuparse de eso? La experiencia demuestra que la demanda no se reduce, por tanto, no hay nada que hacer. Claro, representa a Colombia, es lo colombiano, el no querer hacer nada contra el narcotráfico, el conformarse a ser el país de esa industria, el someterse a las bandas de narcotraficantes... Bueno, no a todas, no a todas. Los académicos tienen sus preferencias.

¡La esperanza del mundo!

______Pero vamos al «desarrollo alternativo». Se parte de que la gente cultiva coca en la selva porque no tiene alternativas. Falso, la gente no está ligada a la selva, la gente va a la selva a sembrar coca. ¿No tiene alternativas? ¿Cómo va a tenerlas si el país es esclavo de los académicos? Pero entonces toda la política punitiva respecto al delito en todo el mundo sería un disparate. ¿O es que alguien que se gane lo mismo asaltando bancos que segando caña de azúcar va a asaltar bancos? Si esos organismos se prestaron a difundir semejante disparate ya se ve cuál es la función de la ONU. ¿Es que no hay otros pobres en el mundo aparte de los campesinos colombianos? Dios mío, ése es el consejo académico, que no se puede hacer nada. Muy bien pagado, eso sí, es lo que quiere el destino. Dios mío, al lado de estos académicos el narcotráfico es un problema menor.

______Esta era la esperanza para el mundo, pero tan solo un año después de que la Asamblea General de la ONU aprobó con gran despliegue político y periodístico la nueva estrategia internacional, la primera potencia mundial, Estados Unidos, le da el portazo: Clinton le reedita el Plan Colombia a Pastrana para convertirlo en una estrategia eminentemente militar de guerra contra las drogas.

______¿Cuál era la esperanza para el mundo? Algo que si se pudiera hacer ya se habría hecho y que no necesita que nadie lo diga. Claro, qué mejor que acabar con el consumo en los países ricos, los adictos oyen la voz académica y resuelven no consumir más, los que acuden a fiestas se miran academizados y ponen como condición que no les ofrezcan cocaína. ¿Alguien lee con atención a este hombre? Magníficas propuestas. ¿Y a cúantos colombianos habría que sacar de la pobreza para que no trabajaran en el narcotráfico? ¿Quién iba a asegurar que los demás pobres no se dedicaban a cultivar? ¿Y qué pasaría con los cuatro mil millones de pobres del planeta? ¡La esperanza para el mundo! Hay que ser colombiano para escribir cosas así.

______En el 2004, desde el Gobierno, insistí en la necesidad de basarnos en elementos de juicio científicos y aprovechar el acervo cognitivo desde la academia para enfrentar el fenómeno. Tuve la oportunidad de fortalecer el instrumento más avanzado de estudio que la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito adelanta con el Gobierno sobre los cultivos de coca. Dicho instrumento, que es el Sistema Integrado de Monitoreo de Cultivos Ilícitos ONU-Simci, arroja anualmente datos y análisis cada vez más completos y contundentes, que han dejado sin sustento el discurso político oficial estadounidense y colombiano sobre los supuestos éxitos en esta lucha.

______La base mamerta de la educación es inmejorable: «elementos de juicio científicos», ¿serán los que ya vimos antes? ¿Y qué será «aprovechar el acervo cognitivo desde la academia». Seguro que algún académico me explica qué pinta ahí ese «desde». Para saber que se habla con un mamerto basta con fijarse en que para llenar los vacíos siempre tiene a mano el «histórico». ¿Cuál es esa ciencia? ¿Por qué la visión de Clinton no era científica? La lectura de este artículo explica completamente por qué los monitoreos de la ONU sobre la erradicación de la coca siempre son negativos: él quiere que sean negativos. Después las cifras reales se interpretan de tal modo que si al cabo de cinco años hay los mismos cultivos dicen «No ha servido de nada», como si los cientos de toneladas de cocaína que no han llegado al mercado no fueran nada. ¡Es que encuentran un público dispuesto que cree que los cultivos no crecerían! Yo los encuentro todos los días en los blogs, son... colombianos. No hay otra palabra. ¿A quién se le ocurre que vayan a crecer los cultivos? No, crecen porque los fumigan, obvio.

______¿Dónde estamos luego de más de diez años de aplicar la misma receta? En 1995, cuando comenzó una verdadera lluvia de glifosato sobre la coca y la amapola, había tan solo 45.000 hectáreas de cultivos y se producían 200 toneladas de cocaína. Ahora, en el 2005, Simci contabilizó 86.000 hectáreas de cultivos, con un récord de producción de cocaína pura en más de 650 toneladas. A este fracaso debemos sumarle su aporte en el deterioro ambiental y en la salud, por haber fumigado cerca de un millón de hectáreas, con un costo operativo de más de medio billón de dólares. Se ve que eso de trabajar, trabajar y trabajar sin darle valor al conocimiento científico nos condenará a otra década perdida en la lucha contra este flagelo.

______¡Otra vez el conocimiento científico! El que dictamina que hay que reducir el consumo, como un médico que dice «Tiene que quitarse esa tos». ¿Cuál es ese conocimiento científico? Yo no encuentro nada que niegue más la ciencia que la idea de que la cura del delito es el desarrollo alternativo. Sé que en Colombia es muuuuy raro alguien que piense como yo, pero es precisamente por eso por lo que es el país del narcotráfico. Pero ¿cuál lucha contra cuál flagelo si lo que dice es que no hay que luchar? Mejor dicho, su «lucha» es lo que precisamente está antes del consumo, que es como si un hombre acude al médico con gonorrea y éste le dice: «La solución es usar condón», cosa que es cierta y que tal vez dirán todos los médicos, pero no es lo que les permite ganarse el sueldo.

Desde el fracaso

______Vamos a considerar la idea de «fracaso» en la lucha contra las drogas. Por ejemplo, desde el punto de vista del contribuyente estadounidense. La mayoría de los adolescentes no son consumidores de cocaína, sobre todo no son grandes consumidores. El prohibicionista cree que probablemente lo serían si la droga fuera legal. ¿Tiene razón? ¿Ha alejado la droga de su entorno y de su vida?
______Los colombianos «pensantes» encontrarán alguna forma de asegurar que es estúpido. Esos colombianos siempre han sentido un desprecio muy característico por los estadounidenses, que no destacan por ser los prohibicionistas sino los consumidores. Todos los países son prohibicionistas, en ninguno ganaría un referendo que despenalizara el narcotráfico.

Bienestar y prohibición

______Valdría la pena detenerse a considerar la historia de la prohibición. Primero hay que decir que las drogas siempre han estado ahí, sólo es que la vida de antes de la segunda guerra mundial era demasiado precaria aun en los países ricos para que la gente se pudiera permitir consumirlas de forma notoria: para que hubiera suficiente libertad para consumir ácido y marihuana de forma ostentosa hacía falta una sociedad como la estadounidense. También el igualitarismo permitió que esos productos estuvieran rápidamente al alcance de todo el mundo.

Las décadas anteriores

______En el periodo anterior las drogas eran forzosamente marginales: caras algunas, abiertamente degradantes otras, con una fama siniestra las demás. Algo como el opio no podría ser popular en el siglo XIX porque quien se daba a su consumo no tendría energías para trabajar en la fábrica. Lo mismo los derivados del cáñamo. La persona que se marginaba de la sociedad no tenía una alegre vida bohemia, sino que en la mayoría de los países de Europa estaba expuesta al hambre. Por eso no había prohibición, porque darse a consumir drogas era casi un suicidio.

Malas experiencias

______Así, la prohibición es el resultado de la expansión del consumo, el cual a su vez es resultado del bienestar. La experiencia de la gente con los polvos blancos es aterradora, sobre todo con la heroína, de modo que ante el espectáculo de un jonkie la gente bendice la prohibición que al menos dificulta la caída de sus hijos en ese hábito. Claro que saben que se puede obtener, pero el precio alto disuade: un adolescente normal no dispone nunca de las cantidades que le permitirían comprar una dosis de heroína, si fuera legal, la obtendría sin problemas, como el cigarrillo.

Vencedores y vencidos

______Es decir, la guerra contra las drogas no es una estupidez ni menos está perdida. Esa guerra de la gente corriente por sacar a sus hijos de la adolescencia sin un hábito fatal la mayoría la ha ganado. También la cocaína la han probado en proporción más estadounidenses que gente de cualquier otro país. Les encanta y le temen, por eso no salen a manifestarse por la legalización ni hay candidatos al Congreso o al Senado que ganen elecciones con agendas legalizadoras. Cualquier pariente o amigo podría aficionarse en exceso a la cocaína si fuera barata. ¿No es mejor malo conocido que bueno por conocer?

Ya hay un culpable

______Lo interesante es entender que la sociedad estadounidense tiene una relación ambivalente con la droga y que al ciudadano corriente le preocupa más el peligro de autodestrucción de sus seres queridos que la violencia en Colombia. La violencia en Colombia, el dominio de las mafias, etc., deberían preocupar a los colombianos. Pero los colombianos están encantados con su superioridad moral, se prestan a condenar al gobierno que fumiga las selvas pero al mismo tiempo temen a un gobierno directo del narcotráfico.

Ellos se lo buscaron

______El resultado es simple: la diatriba cotidiana contra la prohibición sólo legitima el narcotráfico, pero ¿cuántas veces hay que recordar que el país víctima del narcotráfico es Colombia? El problema colombiano es el primitivismo que permite la proliferación de bandidos dispuestos a una industria como ésa, no la fumigación. Si alguien quiere acabar con la fumigación, debería plantearse en serio combatir el narcotráfico dentro de la sociedad. Pero es lo que no se quiere, lo que no quieren los legalizadores que persiguen imposibles pero cobran buenos sueldos por eso, desde el conocimiento científico, claro.

Superioridad moral

______Y eso lo paga Colombia de muchas maneras, exactamente igual que quien prostituye a las hijas y se lucra de eso: podrá condenar la lujuria de esos señores ricachones, podrá comprar cosas finas y caras, podrá despreciar a esos pobres diablos que sólo obtienen sexo pagando, pero la deshonra y la humillación la carga él.

División del trabajo

______Como se comprueba a toda hora, ¡claro que los lectores de Caballero, esos funcionarios arquetípicos de la patria de la corruptela, no son los que se cuartean las manos en las haciendas cocaleras ni se pasan media vida en la cárcel por viajar con la barriga llena de bolas de látex con droga. ¡Son felices desde que desprecian a esos banqueros gringos inmorales que se llenan de plata administrando los grandes capitales del narco! Pero ante semejantes explotadores, ¿por qué no van ellos a sacar alguna comisioncita?

Haciendas y lambones

______Al final la explicación de esa magna idiotez de la condena de la prohibición es sencillísima: hay una hacienda esclavista típica y unos señores que tienen las escrituras y otros que se desloman allá, y los colombianos urbanos «cultos» le baten la cola a ese señor para poder lucir su cultura, claro.
______Bueno, por eso gana Uribe y cualquiera que sea aliado de Washington: es que las rentas se quedan en manos de los de siempre. Y el trabajo también. Es que es lo de siempre. Los legalizadores saldrían perdiendo si se desterrara el narcotráfico de Colombia y el país tomara el rumbo del desarrollo: el narcotráfico se vuelve así, al igual que Kidnapping Corporation, una división más de la utopía retrógrada que define a los esclavistas de siempre.

21 comentarios:

  1. Anónimo8:28 p.m.

    Completisimo tu análisis.
    Pero independiente de todo y de todos, tengo una forma de pensar al respecto bien particular:
    Pienso que se debería legalizar aunque no es posible porque nos hecharíamos enemigos como EE.UU entre otros.
    Pero estoy segura de que con esto sucederá como con el cigarrillo, algún día (ya no existiremos nosotros, serán muchos años)lo legalizarán las grandes potencias y será todo normal y ellos ganaran porque para esa epoca tendrán el dominio de la producción.
    Triste pero asi será, es mi pronostico.
    Un cordial saludo para tí, hombre emprendedor!!

    ResponderBorrar
  2. Anónimo10:25 a.m.

    no entiendo por que está borrando mis comentarios, si en este momento no estoy de ninguna manera, utilizando lenguaje soez contra ud. Ademas lo unico que le solicitaba era informacion adicional sobre lo que ud planteaba en el post.

    ResponderBorrar
  3. A ud ya se le ha refutado hasta la saciedad todos sus "argumentos" (que no son más que una colección interminable e idiota de ad hominems y de falacias de número -incluso si por voto popular la droga estuviera ilegalizada, eso no lo haría correcto-). Así que en vez de eso invito a la gente que lea mis argumentos al respecto,porque es increíble que esta colección de barrabasadas que ud escribe pase siquiera por "análisis".

    ResponderBorrar
  4. Lully, gracias por tu apoyo. Creo que Colombia no podría legalizar porque sencillamente declararían un embargo comercial y ni la cocaína se podría vender.

    Claro que algún día legalizarán la cocaína, digamos dentro de cincuenta años, cuando ya se hayan desarrollado otras drogas menos adictivas y dañinas, cuando ya la gente sepa cómo curar las adicciones y cómo prevenirlas, cuando no haya una emergencia de conflictos psíquicos o generacionales que conduzcan a procesos adictivos y cuando haya un consenso para reprimir de forma razonable el consumo (exclusión de ciertos privilegios).

    No creas que les costaría nada tener el dominio de la producción, no les costaría en absoluto, cualquier inversor compra tierras o lleva el cultivo a cualquier país selvático del centro de África y llevaría el producto a su país. Todos contentos. El problema es la prohibición, la gente quiere la prohibición. Punto, la parte del negocio que se queda en Colombia los afecta poco, el problema es el peligro de multiplicación del consumo.

    Y no entiendo por qué eso será triste. Deberíamos pensar en una Colombia poblada por gente talentosa que exporta cosas bonitas e inteligentes, no por malhechores que se aprovechan de unas leyes para ganar fortunas sin trabajar.

    Gracias por participar.

    ResponderBorrar
  5. Usurpador: borro los comentarios que no tratan del tema del post sino de mis circunstancias personales, que no tienen por qué interesarle a nadie.

    Y respecto a la incidencia del consumo, yo no digo nada que se pueda comprobar o dejar de comprobar. Simplemente hay decenas de toneladas que caen y que dejan de producirse por la fumigación y sin persecución esas toneladas estarían en el mercado, más las toneladas que se producirían de más sin dificultad. Eso no requiere pruebas, es simplemente obvio. Bueno, lo primero es obvio, como que al hacerse esas capturas sube el precio. No obstante, muchas personas, sobre todo los adolescentes, no consumen cocaína si vale cien dólares un gramo y sí la consumirían si valiera veinte dólares un gramo, con lo que, creo, se explica que al reducirse la oferta también se reduce el negocio por mucho que suba el precio. Y si al reducirse el precio aumenta la demanda, resulta obvio también que sin persecución habría muchísimos más cultivos.

    No hablo de la historia de los flujos de demanda, no sé nada de eso. Hablo de cosas generales.

    ResponderBorrar
  6. Sergio, excelente refutación de mi post. De verdad que usted es todo un maestro, un pensador, un hombre que honra a su familia y a su universidad. Vea, por puro resentimiento no abro su post, pero invito a los lectores menos parcializados a hacerlo: eso sí, ayúdeles hombre, si no son mamertos colombianos sentirán mucho desprecio por usted a causa de las guachadas de su comentario.

    ResponderBorrar
  7. Anónimo12:00 p.m.

    Me fui por el ciberespacio para comenzar a leer y encontre cosas muy interesantes:

    1- Testimonio de Donnie Marshall, Deputy administrator de la administracion sobre Drogas ante el Subcomite de Criminal Justice, Drug Policy and Human Resources en 1999. Dice sobre la legalizacion, en resumen:

    La legalizacion va incrementar el uso de droga no disminuir
    La legalizacion contribuiria al incremento del crimen
    La legalizacion tendria consecuencias negativas para la sociedad
    La legalizacion seria un problema mayor para policia

    Aqui les adjunto el enlace ( aunque de pocos años) pero está lleno de mucha información.

    saludos

    ResponderBorrar
  8. Anónimo8:51 p.m.

    Bueno Don Ruiz: Encontre este articulo en : http://www.civis.nu/news/051208.html
    Donde se sugiere que el precio de la cocaina en las calles de estados unidos, se ha mantenido en su "rango normal de precios" en los ultimos 12 años..

    Igual creo que le falto mencionar en su Post, que muchas veces, los agentes antinarcoticos (tanto de USA como de Colombia) no denuncian la cantidad real de droga capturada, muchas veces se la devuelven a los narcos y muchas otras veces son ellos mismos los encargados de venderla a los minoristas...


    Wishing Drug-Warrior Thinking
    National Review Online (NRO), 1 December
    By Ted Galen Carpenter

    If you had received a dollar every time a U.S. government official announced that victory was near at hand in the war on drugs, you would be a rich person. The latest "turning point" proclamation came on November 16 when the White House Office of National Drug Control Policy cited evidence that Washington had achieved a breakthrough in the fight to staunch the flow of cocaine coming into the United States.

    What caused this burst of optimism? The street price of cocaine rose 19 percent to $170 per gram between February and November 2005. White House officials contend the price increase indicates a shortage of cocaine, thus validating Washington's $4 billion effort to wipe out drug crops in Colombia through aerial spraying. In addition to the price spike, officials assert that the purity of cocaine on America's streets has declined 15 percent — another sign, they say, that supply is dwindling. "These numbers confirm that the levels of interdiction, the levels of eradication, have reduced the availability of cocaine in the United States," White House drug czar John P. Walters boasted. "The policy is working."

    Yet the government's own data suggest that such optimism is overblown. For the past twelve years, street prices of cocaine have fluctuated between $120 and $190 per gram. Clearly, a price of $170 is well within that "normal" range. Indeed, the price of cocaine has fluctuated 19 percent or more — both up and down — many times during the twelve-year period. The latest fluctuation is nothing to get excited about.

    If one examines the price trend over a longer period, the "achievement" is even less impressive. During the early 1980s, cocaine sold for more than $500 per gram. The long-term trend has clearly been toward lower prices, suggesting that the supply of cocaine has become more plentiful. As Ethan Nadelmann, executive director of the Lindesmith Center's Drug Policy Foundation, notes: "A small blip upward after so many years of decline in price and increase in purity is essentially meaningless."

    Other statistics, including some from the federal government itself, cast doubt on the argument that the cocaine supply coming out of South America is being squeezed in any significant manner. Earlier this year, even after reporting that 336,000 acres of coca plants (the raw ingredient for cocaine) had been eradicated through spraying in 2004, the White House conceded that the amount of coca across Colombia had remained "statistically unchanged" from 2003. The news out of Bolivia and Peru, two other major sources of cocaine, was even worse: According to a United Nations report issued in June 2005, coca cultivation in Peru was up 14 percent from the previous year. In Bolivia it was up 17 percent.
    Worst of all, even if by some miracle the supply-side campaign against cocaine (and other drugs) succeeded, it would be a dubious achievement. Let's say cocaine prices returned to the levels of the early 1980s. The inevitable result would be that people who have a cocaine addiction would be driven to commit even more crimes than they do today to support their habit. That would not enhance the peace and safety of America's cities.

    The reality is that a supply-side strategy of drug prohibition cannot produce a worthwhile result. If it fails and drug supplies remain plentiful, it is a waste of time and money. If it "succeeds" and creates a supply shortage and a resulting price spike, it drives addicts into lives of greater and greater criminal behavior. One would be hard-pressed to come up with a better definition of an inherently bankrupt policy.

    John Walters may boast about the latest alleged triumph in the war on drugs all he wishes. But at best, it is nothing more than a minor, temporary, and dubious achievement in an unwinnable war.

    — Ted Galen Carpenter is vice president for defense and foreign-policy studies at the Cato Institute. He is the author of seven books on international affairs, including Bad Neighbor Policy: Washington's Futile War on Drugs in Latin America.

    ResponderBorrar
  9. Virgilio, ésos son argumentos contra la legalización que me parecen tan irrelevantes como los que se exhiben a favor de la legalización. Me parece a esa gente que compra las revistas de farándula y se la pasa discutiendo si Fulanita debería casarse con Menganito o volver con Zutanito. Podremos pensar lo que queramos sobre la legalización, eso no tiene ningún impacto, en Colombia sólo es un pretexto para no combatir el narcotráfico y alimentar el antiamericanismo.

    ResponderBorrar
  10. Usurpador: bueno, se ha mantenido en el mismo nivel de precios porque ha habido fumigaciones y capturas de decenas de toneladas de cocaína, de otro modo habría bajado de precio. Si se hubieran erradicado más enérgicamente los cultivos y hubiera habido más eficacia capturando envíos entonces habría subido. ¿Qué tiene eso que ver con mi post?

    Sencillamente Colombia está en buena medida dominada por las mafias de narcotraficantes y sus socios institucionales y oligárquicos. ¿Quiere usted que eso siga o se reduzca? No, usted dice (es sólo un ejemplo, "usted" es cualquiera) que hasta que no haya legalización no habrá solución. Resultado, más poder del narcotráfico. Punto, es simple. Yo estoy a favor de la legalización, aunque con muchos matices, pero estoy en el extremo opuesto de los mamertos colombianos que usan el pretexto de la legalización para justificar el negocio en que están hundidos hasta el cuello.

    Sencillamente un país se dedica al crimen o no. Y en Colombia entre los que llevan blogs y escriben en la prensa hay un consenso general en que se debe dedicar al crimen. Es fácil, ¿no?

    ResponderBorrar
  11. Anónimo9:21 p.m.

    .... y como que tampoco hay mucha disminucion en el consumo. Si un chico de bachillerato puede comprar en USA facilmente drogas:http://www.whitehousedrugpolicy.gov/drugfact/crack/index.html
    Hay que creerle a la casa blanca...

    ResponderBorrar
  12. Usurpador, un chico de bachillerato puede comprar fácilmente drogas porque el negocio se cuela, sólo es que gracias a la persecución le cuesta diez veces más y la cocaína hace presencia cuando el chico tiene dieciséis años. Sin ella puede que costara tanto como un dulce y estuviera al alcance de niños de doce años. ¿Quién ha dicho que haya disminución en el consumo? Usted no lee mis posts y contesta a lo que cree que dicen. Yo no sé si hay disminución en el consumo, si dicen que no la hay, acepto que no la hay. Sólo que si con la persecución y el alto precio no se reduce habrá que pensar que sin persecución y a bajo precio aumentaría.

    De verdad, ¿es tan complicado? A mí me produce inquietud. ¿Otro Sergio Méndez?

    Ahora esos débiles mentales se dicen unos a otros que yo uso argumentos ad hominem. Están encantados de su hallazgo, del nuevo término que conocen, pero hasta ahora no han señalado el primero.

    ResponderBorrar
  13. Anónimo2:37 p.m.

    Ejemplo de argumento ad hominem: Luego de Citar el parrafo del Topo Saurio, usted desacredita sus argumentos diciendo: "Tengo que aclarar que este comentarista al parecer es profesor de la Nacional, con lo que no sólo se lleva el sambenito sino también el sueldo". No sé si esa suposicion sea o no cierta, pero sin duda es un ad hominem. Qué importa que el Toposaurio sea o no profesor de la Nacional? Eso no tiene nada que ver con la discusion...

    ResponderBorrar
  14. Editor, no señor, esa información contextualiza al personaje, no es un ad hominem porque yo no eludo sus argumentos a partir de quien sea él. Supongamos que usted quisiera opinar sobre el tema (y no sobre si yo uso argumentos ad hominem, lo cual sí es un caso de eso), el hecho de saber que ese bloguero es profesor de la Nacional le despertaría simpatía y adhesión a sus ideas. Yo respondo a lo que él dice, no rehúyo el argumento señalando que es profesor, eso contextualiza un poco al personaje, nada más.

    Pruebe otra vez, seguro que encontrará algo mejor.

    ResponderBorrar
  15. Ruiz:

    En caso de que no lo haya notado, mi post no era una "refutación" del suyo (refutar la misma mano de barrabasadas es inútil) sino una refutación de Uribe, que es algo asi como ud pero al menos coherente (igual de despreciable claro está). Y es la oportunidad de que los lectores comparen este ladrillo de barrabasadas con un argumento de verdad en contra de la prohibición. Sólo para que tomes nota, pequeña cucaracha.

    ResponderBorrar
  16. Cucaracha, cucaracha, me han llamado cucaracha, es lo más triste que me ha pasado en la vida. Pero lo que más me duele es que haya sido precisamente Sergio Méndez (¡Sergio Méndez!, sí, a tal punto llega mi desgracia). Bueno, ya me había dolido que califique mi post de barrabasadas, a lo mejor son barrabasadas pero siento que tengo derecho a expresar lo que pienso por mucho que no alcance el nivel de Sergio (permíteme, Sergio, que te hable por tu nombre de pila a pesar de ser yo para ti una... cucaracha).

    Lo que sí no voy a hacer es a leer ese post porque no soportaré ver que eso que escribo son puras barrabasadas. Que lo descubran otros, que se burlen otros, los prudentes y juiciosos y que al menos mis opiniones les hayan permitido acceder a los planteamientos de Sergio, tan demoledores para mí que temo acercarme:

    und gesetzt selbst, es nähme / einer mich plötzlich ans Herz: ich verginge / von seinen stärkeren Dasein....

    ResponderBorrar
  17. Cinthiak:
    todos los estudios hechos nos han demostrado que apesar de que la droga suba de precio, ya sea por la lucha antidrogas o por cualquier otro factor, la demanda de la misma no ha disminuido ni en lo más mínimo

    ¿Cuáles son esos estudios? ¿Cuándo ha subido de precio? Pongamos el caso de los restaurantes finos, la demanda nunca baja, otra cosa es que la gente acuda a ellos. Repito, si la cocaína y la heroína a pesar de la persecución no suben drásticamente de precio, se debe entender que en otro caso bajarían. ¿Por qué es tan difícil aceptar eso?

    Pero aparte, si un gramo cuesta 1.000 dólares y un empleado normal se gana 2.000 dólares, su hijo no podría sacarle para un gramo semanal. Parece muy exagerado pero no lo es, en ciertas épocas costaba cien dólares un gramo. ¿Cómo puede llegar uno a imaginarse que la disponibilidad de dinero de la gente no es infinita? ¿Cómo que aunque la cocaína suba de precio la demanda aumenta? En esa frase está la idea de que la gente tiene reservas infinitas, pero los ciudadanos apenas pueden pagarse sus gastos, no pueden poner una factura nueva de mil o más dólares al mes. Es un caso de falacia basada en no atender a la realidad más simple.

    La droga no es una adicción sino un producto. La gente va a una fiesta y le ofrecen una raya. Eso cuando son de clase media, los más pobres no llegan a ese refinamiento y puede que conozcan la cocaína como crack, pero eso es muerte rápida. Bueno, ¿a cuántos se les ofrece una raya de cocaína? ¿En qué fiestas? Según el precio, hombre. Para que alguien se haga adicto a la cocaína tiene que haber tomado mucha, no creo que ni la mitad de la cocaína que se consume se pierda en las narices de los adictos. También la heroína requiere un tiempo de asimilación antes de crear un adicto, conozco a muchas personas que la han probado y no son adictas.

    Y no, una adicción no se cambia por otra, en tal caso sería sensato curar a los heroinómanos con Coca-Cola o con Manzana Postobón. La droga provee determinadas situaciones psíquicas que no se reemplazan por las contrarias. Si la adicción a la cocaína se reemplazara por la adicción al café no habría adictos a la cocaína, pues ¿a quién le interesa gastar más plata?

    El tabaco ha matado mucha más gente que la marihuana, sin la menor duda. Sólo es que mientras llega el enfisema o el cáncer de pulmón los fumadores trabajan y estudian, mientras que los grandes consumidores de marihuana (que podría ser aún más barata que el tabaco) se distraen de cualquier función de alta exigencia intelectual o de atención. Yo fui fumador durante 25 años y no he tenido después graves quebrantos por haber fumado. Si hubiera fumado marihuana varias veces al día tendría serios problemas de memoria.

    Pero sobre todo los prohibicionistas se preocupan por sus hijos, y no por sus hijos de veinte años sino de doce. Averigüe de cuánto dinero dispone un niño de esa edad.

    Vea, cuando conozca a un legalizador busque a veinte personas adultas con las que esa persona tenga relación, las más próximas, padres, cónyuge, amigos, vecinos, compañeros de trabajo... Verá que siempre hay una mayoría de prohibicionistas. Aun en Colombia, aun con la presión de la opinión oficial (es decir, del dueño de El Tiempo). Entonces dicen que su criterio es el de los expertos. Los expertos decretan que hay que suprimir la democracia y dar a la gente libertades que no quiere, por encima de la libertad de escoger sus leyes.

    Todo eso muestra lo repugnante, lo subhumano que es el medio de los pretendidos intelectuales colombianos. Nada más. Sólo ofrecen un bálsamo para que los que están en medio del negocio, por ejemplo muchos miembros de las FARC y su entorno, pierdan escrúpulos.

    ResponderBorrar
  18. Anónimo3:26 p.m.

    Sr. Ruiz: atento saludo desde la impoluta izquierda.
    Advierto desde aquí que el siguiente argumento no puede ser más hippie y psicodélico, y me había abstenido de comentarlo, sin embargo, es la base de mi postura frente a las drogas.

    1. La discusión que usted propone no tiene fin visible, sencillamente porque el problema de la droga en nuestra sociedad no es político, ni económico, ni social, sino moral, ni siquiera ético. El problema de moralizar la droga para poder manejarla en la sociedad (tal como moralizar con el conflicto nacional como lo hace Uribe, o con la ley de Justicia y Paz como lo hizo Fachito Santos) se resume en que, bajo una perspectiva moral, la droga sólo puede ser 'buena' o 'mala', 'benéfica' o 'nociva', 'beatífica' o 'satánica'.

    2. Partimos entonces, tal como lo hace usted, muchos padres de familia, el catolicismo y el mismo Uribe, del prespuesto según el cual 'la droga es mala', 'subyuga la juventud', etc., y de esa maldad se deriva entonces la necesidad de su prohibición, puesto que hay que impedir que la maldad 'llegue a nuestros hijos', 'se apodere de la sociedad', etc. La maldad de la droga, el hecho que mantiene y sostiene una interpretación moralista de las drogas, se ve en los adictos, y son los adictos el ejemplo y argumento perfecto para moralizar la discusión y mantener el dogma.

    3. Sin embargo, hace ya bastante rato que el psicoanálisis dejó en claro que las adicciones son estados mentales antes que físicos, que una mente puede volverse adicta a la heroina tanto como al tabaco como al Nintendo como a los blogs, se trata de carencias de la psique, no de 'efectos secundarios' del consumo de sustancias psicoactivas. Así, nos volvemos adictos al sexo, a internet, a la marihuana, a la música o a la televisión, porque tales cosas suplen carencias o ayudan a mantener miedos, paranoias, temores, a raya (o a ocultarlos). Finalmente, hay que separar la adicción y las drogas como dos problemas diferentes; hay gente adicta al juego que arruina su vida y la de su familia, pero nadie dice por ello que los casinos sean 'focos de maldad'. El problema de la adicción es un problema de educación social, de formación individual, de estructura de la familia, de estructura de la psique, en pocas palabras, un asunto de 'salud pública'.

    4. Si separamos la adicción como un problema no-inherente a la droga, podemos ver con mucha más claridad que la base de su prohibición es profundamente moral. Las drogas no están afuera, en las sustancias, sino adentro en el cerebro; la marihuana, in strictu sensu, no traba, como el perico tampoco embala, lo que realmente sucede es que ambas drogas activan ciertas sustancias y patrones de respuesta del cerebro, que es quien verdaderamente determina la traba y el embale. Lo anterior cobra significado cuando vemos que, sin mediar el consumo de drogas, el ser humano puede alcanzar tales estados a voluntad, por ejemplo meditando, teniendo un orgasmo, o después de demasiado ejercicio; en ese sentido, el problema de la droga se convierte en un problema, digamos, de 'objetivos' del consumo, podríamos pensar que de existir difusión de técnicas para alcanzar tales estados mentales por vía de la meditación, el consumo de drogas sería mínimo pues, en principio, el que meditase para alcanzar tales estados no tendría que pagar, ni siquiera salir de casa; ello revela que el problema social de la droga, entonces, se enfoca en la adicción y no en la droga misma, y volvemos a confundir dos problemas diferentes.

    5. Además, el verdadero problema del consumo de drogas es precisamente la activación de tales estados mentales, que conllevan una necesaria alteración en los modos de percibir el mundo, y eso es algo que el sistema no se puede permitir, la gente tiene que seguir pensando que Miami es el paraíso, que el carro es un signo de personalidad, que no hay nada allá afuera y que la sociedad de consumo es la más digna y equitativa solución; la droga, Sr. Ruiz, es subversión en sí misma, es capacidad de ver el cuadro desde otra óptica, y eso no se puede permitir. Los movimientos sociales de los 60 y los 70 estuvieron atravesados -y como no- profundamente por las drogas, y fueron las drogas quienes les dieron capacidad subversiva y los convirtieron en una amenaza (recordemos que USA se la jugó muy bien e incrementó la oferta de drogas y rebajó su precio a tal punto que convirtieron a miles en simples adictos y desvertebraron el movimiento). El punto aquí es que el problema con la droga no es su existencia sino su uso: un uso responsable y hasta programático de la droga puede llevar a cambios en los niveles de percepción del ser, y a su elevación; los enteógenos por ejemplo son piezas claves en la historia de grandes culturas como la Maya, la Celta, y hasta la Griega, y existe incluso una teoría según la cual el 'homo sapiens' se vuelve tal cuando aprende a usar los enteógenos, y la primera religión habría sido entonces el culto al hongo, que se mantiene hoy día en diversas culturas. La droga, bien usada, es espiritualidad, y se opone completamente al materialismo imperante y absurdo de nuestro planeta, mismo materialismo que produce tanta desigualdad, ligada a tanta miseria, lo que en últimas produce en gran escala las serias carencias que desembocan en adicciones de todo tipo.

    6. Así, creo que si las adicciones no fueran un problema de salud pública planetaria la droga tampoco lo sería. La cuestión de la droga en la sociedad es una más de las caras que adopta el problema de las adicciones, uno de sus efectos y no la causa. Cacarear insistentemente en que la droga es un problema es cacarearle al gallinero vacío, pues no se está enfocando el problema de fondo que es la adicción como producto necesario de nuestra sociedad moderna. Así, cuando se habla de 'frenar las drogas' que 'acaban con nuestra juventud', se hace un sofisma de distracción; en vez de tratar de frenar las drogas se debe atender la estructura de la sociedad y la familia a ver por qué se están generando tantos adictos jóvenes. Por eso cada vez que sale una histérica a chillar que 'no se puede permitir que la droga llegue a nuestros hogares' me dan ganas de contestarle que mas bien deje de leer 'Tv y Novelas' y se dedique a criar sus hijos con valores y principios, con honestidad, y no le pida al estado que le haga el trabajo que ella DEBE hacer.

    7. Con lo dicho, considero entonces que el problema de fondo no son las drogas sino la adicción, pero se tergiversan los dos términos para favorecer una interpretación moralista del fenómeno. Creo que la base de la prohibición está en el potencial subversivo de la droga, en su capacidad para minar las bases del sistema, y no en que sea 'mala' o 'destruya nuestros hogares', pero eso nunca lo van a decir, la droga es mala porque destruye hogares, genera fortuna ilícitas, y porque cristo nunca la probó, y pare de contar.

    8. Además, nuestra sociedad colombiana, profudamente católico-moralista, milagrera y afecta a santos de carriel y diminutivo, sigue a pie juntillas el dogma tradicional según el cual 'la droga es mala', 'adictiva', 'lumpenesca', etc. Sin embargo, y siendo muy coherente con esa moral católica, Colombia vive todas las semanas de jueves a domingo una orgía de la droga patrocinada desde los medios, no censurada por la iglesia, cuyo centro son el alcohol y el tabaco, que sí son drogas y muy adictivas, pero por alguna razón católico-moralista parecen no ser lo uno ni lo otro, y en cambio se muestran como las puertas a la 'vida', a 'lo real', al 'mundo' y tal vez a una chica Águila. Incluso parte del presupuesto para la salud sale de los impuestos a la venta de estas drogas. Si hablamos de prohibición, ¿no es raro que le hagan el quite el alcohol y el tabaco, el café, todas drogas legales?, ¿qué fundamento ético tiene una prohibición que sustenta 'las drogas son malas, pero estas no, estas las pueden consumir'? ¿Qué moral le queda a un argumento moral que se contradice en sus bases?, ¿por qué no es un drogadicto el rolo alcohólico que no puede pasar día sin 'pola'?, ¿por qué Uribe no cuenta que Tomas es un periquero ejemplar?, ¿qué lógica tiene perseguir las drogas a la vez que se fomenta su consumo?

    9. Su post habla estrictamente de la prohibición y los problemas políticos y económicos que de ella se derivan, y aunque mi argumento hippiesco diverge mucho de tal tema, creo poder concluir: la prohibición de la droga y lo que de ella se derive se fundamenta en un juicio moral que pretende mantener la dominación por la vía mental y psíquica. La prohibición es parte del sistema de dominación: no se puede permitir un cambio así sea relativo en la percepción del mundo. El problema actual de la droga no es un problema ni económico ni ético ni político sino de salud pública, son las adicciones, elemento también estructural del sistema, las que generan el mercado, y a ellas es a quiénes hay que atacar, pero, siguiendo un patrón muy del sistema, se prefiere enfocar el problema de otro modo, achacarle todo a las drogas, ocultar que se trata de un problema de crianza y estructura de la sociedad, confundir la causa con la consecuencia para poder seguir sacándole dólares a la maquinita y exprimiendo pueblo pa'l bolsillo de pocos. Muy parecido a la ley de Impunidad y Paz, o a la política de Seguridad Oligárquica, o al Plan Vergüenza.

    ResponderBorrar
  19. Cynthiak: En estos blogs hay más de 600 posts, claro que seguiré publicando. Si quieres mirar más posts sólo tienes que mirar la lista que hay al lado en este de Pensemos y en el de País Bizarro.

    Lo que te decía de que la droga no es una adicción simplemente tiene que ver con que la mayoría del consumo no lo ejercen adictos sino gente que va a una fiesta o que está un poco deprimida o en una época de mucha "pernicia". Conozco mucha gente que tomaba cocaína en una época y después dejó de tomarla, y gente que si costara lo mismo que un paquete de cigarrillos tomaría todos los días, pues les resulta muy útil para trabajar o para estudiar. Yo creo que muchas cosas de la informática las ha desarrollado gente que toma cocaína.

    De modo que si por una mejora muy grande de todo el sistema represivo la oferta realmente menguara y el precio subiera, sólo los muy ricos o los muy adictos consumirían, y estos últimos en formas degradadas y más mortíferas. Así se reduciría el consumo, y es por lo que explicaba antes, que a los prohibicionistas sobre todo les interesa que sus hijos no encuentren oferta de droga en el colegio.

    Ahí les veo algo de razón: es muy poco probable que una persona de 25 años pruebe la cocaína y le guste y llegue a destruir su vida por ese hábito. Sería alguien que se destruiría de cualquier manera. Pero a un muchacho de 15 sí se le presenta una trampa que le destruye la vida. El impedirlo depende del precio, los niños no disponen de tanto dinero; por eso la prohibición no es tan absurda ni tan fracasada como la pintan.

    Yo creo que la gente seguirá tomando cocaína y heroína, pero llegará el momento en que los métodos de desintoxicación se perfeccionen y en que la mayoría tenga suficiente información sobre el precio que paga por tomar eso. También en ese sentido la prohibición significa unas décadas de asimilación de algo que amenazaba seriamente a toda la sociedad del primer mundo en los setentas.

    ResponderBorrar
  20. Izquierdoso, contesto a sus argumentos por el número, sin citarlos para no hacerlo más extenso.


    1. No creo que entre los prohibicionistas haya tanta moral, muchísimos de ellos se toman su rayita en las fiestas. Tal vez la cocaína sea buena para ellos y mala para sus hijos.

    2. En ninguna parte digo que la droga sea mala, pero es evidente que muchos padres que habrían querido ver a sus hijos graduarse en la universidad los tuvieron que enterrar por los efectos de los excesos con drogas. El abuso de las drogas degrada y la posibilidad de que se abuse es altísima, por eso los prohibicionistas mantienen su guerra, con resultados más bien satisfactorios para ellos. Seguro que entre las clases medias estadounidenses ha habido muchos menos problemas ocasionados por la droga entre los jóvenes en los últimos diez años que entre 1966 y 1976.

    3. Respecto a si la heroína genera adicción física, lo invito a consumirla todos los días durante tres meses con la conciencia de que va a resistir a la adicción. Hay algo de su respuesta que me hace pensar en una mente mágica, religiosa, que define las cosas a voluntad. ¿Por qué no busca algún informe médico en el que se diga que la adicción física a la heroína es pura sugestión? Y ciertamente la gente prohíbe los casinos, por ejemplo en EE UU. Los habitantes de muchos estados tienen que desplazarse cientos de kilómetros hasta para jugar en las máquinas. Yo estuve en Connecticut en una reserva india en la que había un casino porque en el territorio del estado se encontraba prohibido el juego. Por supuesto, en ninguna parte digo que la droga sea una conjura del demonio, eso se lo imagina usted.

    4. El problema social de la droga es que proporciona placer de un modo que amenaza a los jóvenes con hacerlos perder el control de su vida. Por eso la gente se reserva la libertad de consumirla, pero no permite que sea plenamente legal porque sería una tentación excesiva.

    5. Las conspiraciones del capital son curiosas, al igual que el poder liberador de la droga. Bueno, éste se puede admitir, pero antes requeriría la persona dispuesta a pensar cosas distintas y cambiar de perspectiva. ¡Triste espectáculo dan los muchachos aficionados a tomar drogas como cuestionadores del sistema y adelantados de un mundo espiritual! Otra vez usted metiendo la realidad en un cuento que sólo se cree usted.



    6. Bueno, mi post trata del narcotráfico, ni siquiera, sino de la actitud de la sociedad colombiana frente al dominio de las mafias.

    7. Lo mismo: lo que he explicado en decenas de posts es que se podría considerar deseable la legalización pero lo que digamos no sirve para nada porque el ciudadano corriente de EE UU no quiere que su hijo tenga la oferta de cocaína barata. Las drogas pueden ser buenas, la legalización podría ser deseable, bueno, ¿qué hacemos con un país sometido a las mafias? Es el tema de mi post. Un rasgo colombiano, tal vez el más típico: andar pensando en lo que debería hacer Bill Gates con toda su plata. Ya le he dicho que el día que lo vea le hago rosquillas con la mano en la nariz, lo que puede estar seguro es que no le voy a decir "Señor Gates, apoye la lectura". Una cosa es ser payaso y otra ser tonto. Lo que necesitamos es ponernos las pilas para combatir el imperio de las mafias, los problemas de la prohibición no los vamos a resolver. La cháchara legalizadora sólo es una forma de decir "no es nuestro problema". Ya lo he explicado, un señor vive de lo que le llevan sus hijas que se prostituyen, pero todo el día conversa sobre el pecado de lujuria y la indelicadeza de los ricos con las jóvenes humildes. Tal es el vivo retrato de los colombianos instruidos. Con un punto de autoengaño que ni los nazis.

    8. Otro párrafo con el mismo contenido, yo hablo del narcotráfico y usted habla de la moral con que se prohíbe: lo típico, no hacer frente al problema. El alcohol es una cosa muy problemática pero con mucho arraigo, y ciertamente los bebedores habituales que dejan de serlo se cuentan por millones, mientras que los consumidores habituales de heroína que dejan de serlo se llaman "muertos".

    9. Otro punto con la habitual condena de la prohibición que suena a protesta contra el mal tiempo. Colombia tiene que acabar con el narcotráfico en sus fronteras, de otro modo ese negocio criminal acaba con Colombia, lo que se diga o se deje de decir sobre la legalización no cambia nada, sólo provee buena conciencia, compensa los complejos de inferioridad y narcotiza mientras las mafias se apropian de todo.

    ResponderBorrar
  21. Jaime cordial saludo...

    Hace ya un tiempo escribí un articulo sobre la conveniencia o no de la legalización. Personalmente me parece una falsa distracción de un problema social y económico mucho más hondo. Ya usted sentó su posición en este post pero me parece interesante que sus lectores revisaran tanto su comentario como el mio, por eso lo transcribo:

    LA GUERRA CONTRA LA DROGA.

    La guerra contra las drogas es un fracaso, distrae energía inteligente que debería utilizarse en otros campos, se ha dejado descuidado el problema de la adicción, dilapida recursos y estimula procedimientos judiciales y penales típicos de estados policiacos. A ella le debemos más de el 50% de los presos de nuestras cárceles, copa el 70% del tiempo del aparato judicial y ocupa en una causa perdida a la mayoría de nuestros policías en una enfermedad sin remedio a corto o a largo plazo.

    Tal como es imposible prohibir el suicidio (y esta es una forma de suicidio a largo plazo) se debe evaluar la eficacia legal de esta prohibición. Es una interdicción impracticable que convierte la ley en un pedazo de papel. La guerra contra la droga es inoperante y no arroja resultados realmente positivos. Las personas se quejan no por el uso de drogas ilegales sino por el abuso de estas. ¿Cuantos usuarios mueren a causa de ella? ¿Cuántos mueren alrededor del problema del tráfico? Más gente muere por la guerra contra las drogas que por sobredosis.

    Si el propósito de esta guerra era crear una de las tasas de delincuencia más altas en el mundo, lo logró. Si se trataba de suministrar pretexto permanente a los demagogos para declamar contra el crimen y prometer que van a hacer algo al respecto, esta guerra lo sigue logrando.

    La Ilegalidad y la Prohibición

    *Propician la corrupción de funcionarios que aplican la ley
    *Convierte el hecho en un desastre para la sociedad, consumidora o no.
    *Es un proceso costoso en términos económicos
    *Aumenta el precio de los alcaloides.
    *Hace el negocio altamente peligroso y por cuenta de los riesgos que esta actividad conlleva, termina en manos de organizaciones criminales de alta infiltración en lo político y lo económico.
    *Crea mayor y mejor estructura criminal.
    *Aumenta las ganancias del negocio.

    El problema es un problema de demanda (consumo), pero es un problema de demanda que debe de operar a través de canales ilegales. La ilegalidad aumenta las utilidades que luego servirán para financiar las tácticas criminales. La ilegalidad monopoliza los esfuerzos de la ley descuidando otros delitos. Las drogas son una tragedia para los adictos, pero criminalizar su uso es convertirla en un desastre para la sociedad en general. (Apartes tomados de una conferencia de Milton Friedman, Nobel y M.I.T.).

    http://cavernadeltoposauro.blogspot.com/2005/12/la-guerra-contra-la-droga.html

    ResponderBorrar

Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.