jueves, agosto 13, 2009

¿Por qué prevalecerá el "uribismo"?

1. Noción de “uribismo”. Cuando uno ha leído durante una década con atención la prensa colombiana encuentra una rara unanimidad sobre ideas que serían un escándalo y un crimen en otros países, hace una década para que se premiara las proezas crecientes de las FARC, ahora para tratar de tumbar con toda clase de mentiras y maquinaciones repugnantes al gobierno que redujo esos crímenes de forma drástica. Es cuando se comprende que el Caguán no fue un error, sino que es una facción dentro de la sociedad colombiana: la alianza de los chavistas con los elementos más podridos de los partidos tradicionales, elementos que hoy en día dominan el partido liberal y tienen una enorme influencia dentro del conservador. El “uribismo” es, al igual que en 2001, la resistencia de la mayoría a esa facción.

2. Uribe y su público. El presidente no es sólo un político tradicional, sino que de muchas maneras representa una forma de ser tradicional de los colombianos. Por ejemplo, el tantas veces mentado “cortoplacismo”, la incapacidad de hacer proyectos de largo plazo y confiar en el resultado de un programa acogido por gente que cree en él. Es la hora en que no se sabe si espera organizar a sus partidarios para presentar listas al Congreso y al Senado en 2010, y ni siquiera si apoyará a un candidato presidencial distinto a él mismo para esas elecciones. En cierta medida, la misma distracción afecta a los políticos que lo acompañan. Parece que es demasiado pronto para tener ideas, programas, militantes, cuadros, listas... Parece que no se pueda concebir la política de otra manera que mediada por la relación personal del cacique con los votantes.

3. La oposición. Pero es muy difícil creer que una candidatura de oposición a Uribe y a su discurso central (seguridad democrática, confianza inversionista y cohesión social) tenga futuro. Por abrumadores que sean los éxitos de la seguridad democrática, los cientos de columnistas de la gran prensa bogotana la descalifican, al igual que los políticos más conspicuos de la oposición. ¿Qué otra cosa pueden hacer después de que cuatro ex presidentes presionaran al gobierno para que le despejara a las FARC un territorio que casi aseguraba su victoria estratégica? No hay ningún político de la oposición que sea capaz de apartarse realmente de Piedad Córdoba y compañía, seguramente porque nadie cuenta con los votos “uribistas” y sin el chavismo, sus ingentes recursos y su numerosa militancia se estaría en una soledad fatal.

4. Ni queriendo. De modo que los recursos de la oposición son ínfimos y penosos: nadie se ha atrevido a cuestionar los abusos de la “parapolítica” ni las infinitas mentiras de la prensa, cuyo nivel es el de la propaganda más despreciable. No se trata ya de que sus informaciones sean sesgadas, sino de que las noticias que ofrecen casi nunca tienen relación con investigaciones propias, sino casi siempre con declaraciones de ONG o grupos interesados. Quienes conozcan la prensa de otros países no pueden menos que reír ante semejante nivel. Eso casi asegura la lealtad de la mayoría de la gente a Uribe y a su “espectro” ideológico-político conservador y procapitalista. Por eso a pesar de la deriva de los partidarios del presidente, de su indefinición, de la desidia a la hora de promover un ideario y un partido y unos medios de prensa alternativos y una constitución que no premie a quien intente abolirla matando gente, la facción gubernamental tiene casi asegurado el triunfo en 2010.

5. El rumbo de Bolivia y Ecuador. Un analista de la Fundación Ideas para la Paz, Román Ortiz señala que los atentados terroristas de las FARC tienen un objeto: debilitar al gobierno, que quedará como incapaz de impedirlos y de buscar la paz. Lo más probable es que aunque tuvieran éxito en algún caso, y la cantidad de morteros incautados demuestra que se lo están tomando en serio, la gente seguiría apoyando al gobierno. Pero ese juego es el mismo que emplean con los corteros de caña y los indígenas del suroccidente: crear el caos de tal modo que afecte a la mayoría de la gente, que culpará al gobierno. Eso tuvo éxito en Ecuador y Bolivia, países que se habían hecho ingobernables por el sabotaje continuo de los chavistas. Como los extorsionistas que cobran “protección” contra ellos mismos, los agitadores chavistas y sus socios terroristas esperan que la gente hastiada los escoja a ellos para no sufrir las bombas ni los cortes de carreteras.

6. El escudo nacional. Y no parece muy probable que tengan éxito. En última instancia, mientras que una mayoría abrumadora reaccionó a la infamia del secuestro con el lema No más FARC, los intelectuales habituales salieron, liderados por Piedad Córdoba a pedir Más FARC, y el conjunto de los políticos de la oposición más bien callan cuando no respaldan resueltamente esas amables iniciativas. Lo que se dibuja a un año y medio de las elecciones de 2010 es el contraste entre la aspiración expresada en el escudo nacional: “Libertad y Orden”, y la divisa que parece mover a la oposición sometida a Chávez, a Santodomingo, a los combitos de oligarcas, a los académicos comunistas y a la tradicional manada de lagartos y parásitos es ésta: OPRESIÓN Y CAOS. Por eso prevalecerá la mayoría que hoy apoya al presidente.