martes, octubre 01, 2013

Concupiscencia

Me llamó la atención la definición que da el diccionario de esa palabra, me parece el retrato perfecto del personaje al que quiero referirme:
1. f. En la moral católica, deseo de bienes terrenos y, en especial, apetito desordenado de placeres deshonestos.
Podrá parecer mucho suponer que lo que mueve al cardenal Rubén Salazar es el lucro que debe de obtener como valedor del terrorismo y que manejará a través de testaferros. Pero ¿no es monstruosa la desfachatez de su propaganda? No tiene nada de sorprendente que aparezca en la página de Radio Vaticano: es lo que refuerza la perversidad del personaje, el que use los símbolos de una religión que para millones de colombianos es el único asidero moral.
Llegó el momento de acabar con la guerra, este es el grito que debemos lanzar todos los colombianos
Lo que se hace en La Habana, como ya hemos señalado muchas veces, es premiar las atrocidades y humillar a las víctimas, convirtiendo en gobernantes a los que han asesinado a cientos de miles de personas y secuestrado a varias decenas de miles, en medio de muchísimas más atrocidades: es el triunfo del mal sobre el bien, el sometimiento de toda verdad y de toda decencia al éxito que alcanzan los criminales gracias a su fortuna mal habida, la renuncia a toda justicia.

Sólo un canalla, una persona en la que la concupiscencia ha anulado toda virtud puede llegar a llamar "acabar con la guerra" a esa operación que de momento sólo ha envalentonado a los asesinos, y que sin la menor duda conducirá a nuevas atrocidades, tal como la manguala de Belisario Betancur con las bandas terroristas condujo al asalto al Palacio de Justicia. Éste es el texto de la noticia:
El episcopado durante la última jornada de la XCV Asamblea Plenaria se reunió con el equipo de negociadores del Gobierno en La Habana para intercambiar opiniones sobre el proceso de paz. 
El Presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), el Cardenal Rubén Salazar Gómez, resaltó –entre otros puntos- que ahora el balón del proceso está en manos de las FARC y quienes invitó a acelerar el paso porque en su concepto los tiempos si valen en estas negociaciones. De la misma forma hizo un llamado a los colombianos para que se sumen en una sola voz a un clamor y de esta forma se ponga fin a la guerra en Colombia.

"Llegó el momento de acabar con la guerra, este es el grito que debemos lanzar todos los colombianos. Es importante que todos tomemos conciencia, que tenemos que pedir que el fin del conflicto sea lo más pronto posible, un día de conflicto es un día de muerte, destrucción y angustia para el país".
Hay personas dispuestas a creer que un presidente de la Conferencia Episcopal es un ingenuo que no entiende que han pasado treinta años de negociaciones que sólo han servido para que los terroristas salgan siempre reforzados gracias a la legitimación que se les da. No hay tal: el hombre tiene el designio perverso de legitimar los crímenes, de animar a los colombianos a someterse pidiendo el fin del conflicto, que no consiste en que los asesinos desistan sino en que las autoridades, gracias a la bendición de personajes como él y a la indolencia de los demás, les permitan hacerse poderosos y multiplicar sus crímenes, tal como hicieron los comunistas en la antigua Unión Soviética, en Camboya, en Cuba, Corea del Norte y muchos otros sitios.

Tras la denuncia del "conflicto" en el texto que he puesto en negrita está el sobreentendido falaz de que los asesinos van a desistir gracias a que se les reconoce el derecho a cometer sus crímenes: por el contrario, la presión por más zonas de reserva campesina controlada por ellos, las nuevas ideas de las camarillas de profesores universitarios que hacen de agencia de planeación de crímenes (como la de castigar a los responsables del conflicto, que serían quienes poseían tierras o incomodaban a los terroristas) y la burla descarada a las víctimas lo demuestra.



Este video de 24 segundos expresa exactamente el espíritu de las declaraciones falaces de Salazar.
Por su parte el doctor Humberto de la Calle, Jefe de la comisión negociadora, expresó el saludo del Presidente de la República, Dr. Juan Manuel Santos a los señores obispos, en el que destaca y agradece a la Iglesia Católica en Colombia por el acompañamiento y seguimiento al proceso de paz.
[...]
Muchos católicos dan por sentado que las actuaciones de los prelados son de por sí expresión de los valores de su religión: en este caso es evidente que se trata de un juego de alianzas políticas con el gobierno y su plan criminal. El acompañamiento a la "paz", al igual que ocurre con Santos, puede engañar a personas incautas en Colombia o a quienes viven en otros países y apenas se enteran de lo que ocurre por breves noticias ocasionales en los medios, pero se trata obviamente de alianza con los terroristas en contra de las víctimas y de toda noción de justicia.

Algún día algún periodista aplicado demostrará la relación que hay entre el perverso "pacifismo" de este prelado y los negocios multimillonarios de las bandas terroristas: da casi risa que tanta mentira y tanta bajeza sean el rasgo característico de quien dirige la Iglesia, pero es el signo de los tiempos.

(Publicado en el blog País Bizarro el 19 de julio de 2013.)