viernes, noviembre 27, 2015

Nivel moral colombiano


El aniversario de la toma del Palacio de Justicia se ha convertido en una gran ocasión para la propaganda de los asesinos, con el patético Juan Manuel Santos pidiendo perdón en nombre del Estado para acusar a los militares y reforzar la legitimidad de sus socios terroristas: la expresión máxima de la desfachatez de los criminales.

Pero claro que esa desfachatez no sería posible si esos criminales no contaran con diverso grado de afinidad entre la mayoría de los colombianos. Sencillamente, todo lo que han hecho las guerrillas en más de medio siglo les resulta a sus clientelas tolerable y justificable, mientras que la monstruosa campaña de propaganda por los supuestos "desaparecidos" conmueve el corazón de muchos.

Lo que no se debe soslayar de ninguna manera es que esas clientelas del crimen organizado son las clases altas del país: no las personas más ricas sino las que ejercen un dominio coherente y sirven de modelos a los demás. Las que leen la prensa escrita y tienen autoridad intelectual y algún tipo de poder distinto de la mera posesión de dinero.

Eso hace que los demás en la mayoría de los casos sean en últimas personas cuya principal aspiración es integrarse en esas clases. Por desgracia, ese enfoque del problema guerrillero no le interesa a nadie, dado que es más cómodo suponer que se trata de simples traficantes de cocaína o de románticos engañados que sueñan con un mundo mejor y yerran acerca de la manera de llegar a él.

El tema de las "desapariciones" se ha vuelto el pretexto para convertir el caso del mayor crimen terrorista de la historia del país en un tema de derechos humanos, con los militares como victimarios y los asesinos obrando como víctimas. Porque nadie debe albergar la menor duda de que la mayoría de los que se manifiestan como deudos de los "desaparecidos" son militantes de la izquierda, mientras que a los verdaderos parientes los adoctrinan, organizan e incentivan para que calumnien a los militares y tácitamente legitimen a los asesinos.

No sólo está la perspectiva de obtener indemnizaciones millonarias (que no se darían si se demostrara que no hay desapariciones sino personas asesinadas por los terroristas), sino que los fabulosos recursos de los terroristas se invierten en una campaña que les da muchos réditos políticos.

El gobierno de Santos y los medios que lo acompañan consuman el triunfo de los terroristas, que se imponen pese a perder algunas batallas, como la misma toma del palacio o la Operación Jaque. Ése es el propósito de la orgía de propaganda que se vive actualmente. Por ejemplo con el estreno de La siempreviva, película con la que se pretende convertir en mártir a la terrorista Cristina Guarín,infiltrada en la cafetería.

La aparición del cadáver de esta terrorista, lejos de lo que muchos ingenuos creen, no determinará la absolución de los militares condenados sino la dilatación de los trámites, según explican claramente en esta noticia de Semana
De hecho, no se sabe si al haber sido encontrados los cuerpos de estas mujeres, los oficiales detenidos por estos hechos quedan libres de sospecha o, por el contrario, más involucrados aún en los hechos delictivos que siguen en investigación. 
Así, la Corte Suprema señalará si el hallazgo constituye una prueba sobreviniente a tener en cuenta dentro de los expedientes del coronel (r) Alfonso Plazas y del general (r) Jesús Armando Arias Cabrales, hasta ahora los únicos condenados por el caso. Sin embargo, la Fiscalía también deberá valorar este escenario, para determinar si estos dos oficiales deben enfrentar una nueva investigación o si se hacen beneficiarios del archivo de la causa penal que se sigue en su contra.
Es decir, da la impresión de que "encuentran" los cadáveres para justificar nuevos trámites y nuevas ocasiones de la Fiscalía para perseguir a los militares.

Esa noticia de Semana está llena de mentiras descaradas que no obstante encuentran público en Colombia. 
La identidad de uno de esos cuerpos corresponde a Cristina Guarín, quien fue encontrada en una tumba del Cementerio Jardines del Recuerdo, al igual que Luz Mary Portela León. Ambas trabajaban en la cafetería ese 6 de noviembre de 1985, en el que guerrilleros del M-19 irrumpieron en el Palacio con el propósito de enjuiciar políticamente al presidente de la época, Belisario Betancur.
Sin prestar atención a las sutilezas retóricas no será posible entender nada, porque las mentiras se divulgan por esos medios. ¡Resulta que los terroristas tenían el propósito de enjuiciar políticamente al presidente Betancur y con ese fin tomaban como rehenes a cientos de personas que estaban en el palacio en ese momento! Las dos palabras que pongo en negrita son el núcleo de una mentira monstruosa gracias a la cual la toma de rehenes resulta un hecho secundario, así como los asesinatos de los magistrados, que la propaganda oculta a toda costa a pesar de que los testigos lo manifiestan claramente. Véase por ejemplo lo que dice el magistrado Murcia Ballén a partir del minuto 10.30 de este video.

Y también las declaraciones del magistrado Samuel Buitrago:



La versión del "enjuiciamiento político" al gobierno Betancur pasa por encima del informe de la "Comisión de la Verdad", creada para perseguir a los militares pero que tiene que admitir el papel de Pablo Escobar como financiador de la toma. Lo mismo ocurre con la "información" que dan sobre Cristina Guarín, sobre la que se ha establecido que pertenecía al M-19.

Las sutilezas de esa publicación de Semana son asombrosas. .
De hecho, el temor de quienes hoy reciben con gratitud la noticia sobre el paradero de los suyos es terminar siendo víctimas de las estigmatizaciones. Saben que sus agresores pueden utilizar este hecho en su contra y hacerlos ver ante la opinión como falsas víctimas interesadas exclusivamente en desangrar las arcas del Estado. La verdad es que el hallazgo no prueba que estas personas no hayan sido víctimas de desaparición forzada, aunque tampoco evidencie que lo hayan sido.
Además, tampoco ven con buenos ojos que el silencio sepulcral que rodeó el caso durante los últimos cinco años haya sido el preámbulo de semejante noticia. Para ellos, si no fuera por la condena de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, no habría habido ningún avance significativo. De hecho, hasta critican que en el marco de su defensa el Estado colombiano haya propuesto como testigo a una mujer a la que la juez del caso Plazas Vega pidió investigar por falso testimonio.
Se trata de María Nelfy Díaz, quien al final no fue interrogada en el juicio internacional contra el país, pero tampoco investigada, como lo pidió la titular del Juzgado. Es la misma mujer que dijo haberse reconocido en una imagen de la época en la que soldados llevan a cuestas a una mujer vestida con falda escocesa, a fin de desmentir la presencia de Cristina Guarín entre las personas que fueron vistas salir con vida del Palacio.
Del lado de las familias de los desparecidos, como del lado de las de los militares, hay razones para desconfiar. De los primeros, la situación salta a la vista: 30 años en los que –en medio de amenazas, recriminaciones y presiones de todo tipo- intentaron encontrar explicación de lo que le sucedió a sus seres queridos.
No faltó quien no acudiera a medidas desesperadas, como la de empuñar las armas, no se sabe si para exigir una reivindicación social que hiciera glorioso el nombre de su hermana o solo para vengarla. Cierto o no, fue un sacrificio humano y noble el que ofreció René Guarín al internarse en las filas del M-19, como respuesta al golpe. Iguales de valederos o al menos respetables pueden interpretarse los sentimientos de las familias de los militares detenidos o que expusieron sus vidas por culpa de este doloroso episodio.
No hace falta ser un lince para entender que los sicarios que persiguen a Plazas Vega son los agresores, dedicados a una tarea de igual peso para los fines terroristas que castrar policías o mandar niños bomba: quienes no comparten su tarea resultan AGRESORES.

Más gracioso es el caso de María Nelfi Díaz. Un colombianismo rutinario (insisto en eso porque es lo que realmente importa, ese aspecto íntimo, profundo, de la maldad): ¡lo que descalifica a esa señora que se reconoce a sí misma en la foto en la que nadie aparte del hermano de Cristina Guarín ve a ésta, es que la juez prevaricadora pidió que la procesaran por falso testimonio! Es el estilo colombiano de razonar, como si alguien desconociera los modos de esos "jueces". La juez Jara borra un testimonio que no le conviene a su montaje intimidando a la testigo, y los hampones de Semana convierten ese hecho en una prueba que descalifica el testimonio. Así se "informa" a criaturas carentes de la menor noción de moralidad.

Pero ¡el hecho de que René Guarín fuera secuestrador resulta UN SACRIFICIO HUMANO Y NOBLE. ¿No es fascinante? De hecho, en un especial que publicaron después con el mismo fin de hacer propaganda a favor de los terroristas con el mito de las desapariciones aparece el asesino declarando que ingresó en el M-19 a causa de la "desaparición" de su hermana.


¿No se le habrá ocurrido pensar que su hermana murió a causa de la acción terrorista? ¡No, lo que hizo fue presentar una DEMANDA ARMADA al Estado colombiano! Es mentira que no perteneciera antes a esa banda asesina, pero sobre todo conviene recordar que antes de que se descubriera su pasado como secuestrador y asesino sólo era un líder de las "víctimas" que perseguían a los militares según un plan en el que toman parte tanto la fiscal y la juez como los medios de la oligarquía.

Quienes dirigían esa labor de explotación de la mentira de las desapariciones se organizan en el Colectivo de Abogados José Alvear Restrepo. Su figura más conocida es otro miembro de esa banda criminal, Alirio Uribe Muñoz. Sencillamente, el frente judicial es una parte de la conjura que le da más réditos que muchas masacres.

La mayoría de los videos del especial de Semana tienen esa misma función de legitimación del terrorismo y calumnia a las fuerzas militares. Entre ellos destaca el de Carlos Medellín, personaje que no en balde fue ministro del narcogobierno de Samper: su forma de ascenso social consiste en colaborar con el hampa reinante explotando su relación con los magistrados masacrados. Las acusaciones que profiere contra el ejército son mentiras, lo que se puede demostrar fácilmente con los testimonios de los magistrados Murcia Ballén y Buitrago, enlazados arriba.

Otro tanto se puede decir del video del ministro de Justicia, hijo del presidente de la corte asesinado: la idea de que no se deben rescatar los rehenes sino negociar es un abierto llamado a tomarlos. Tal como el fiscal promete impunidad a unos criminales que siguen matando, el ministro promete a los que puedan tomar rehenes que el actual gobierno no intentará rescatar a las víctimas sino que querrá negociar.

Vale la pena ver esos videos con sentido crítico: la magia de la propaganda y esa especie de limbo en que viven los colombianos, por el aislamiento del país, hacen que realmente muchos terminen condenando a quienes defienden a los ciudadanos y favoreciendo a quienes los secuestran. Eso no ocurre por el capricho de los dueños de los medios sino por un fondo de crueldad y barbarie que anida en la cultura local. Los asesinos como Guarín o como Petro mienten sin pudor porque cuentan con que su medio social (la universidad) los comprende y protege.

(Publicado en el blog País Bizarro el 6 de noviembre de 2015.)

sábado, noviembre 21, 2015

La Constituyente de Uribe


Los medios colombianos

La propuesta de Uribe de convocar una Asamblea Constituyente elegida produjo titulares como este de la revista Semana: "Uribe, como las FARC, también propone una Constituyente". De nuevo está uno ante esa mala fe espantosa, esa miseria moral que define a los medios colombianos y que expresa la disposición normal de los ciudadanos del país, a la vez que la reproduce.

Esto lleva a volver a los temas habituales de este blog: la idea de que Colombia es abismalmente diferente de un país civilizado, de que esa mezcla de tosquedad y bajeza de todos los medios de comunicación, de todas las instancias del poder, de todas las expresiones intelectuales y artísticas, etc. sólo es primitivismo, barbarie, humanización deficiente. Realmente a nadie le importa que se publiquen mentiras semejantes. Con tal de encontrar algún halago o la confirmación de los propios prejuicios, todos están dispuestos a creer cualquier mentira, por descarada que sea. Como cualquier otra noción, la verdad no es "natural" (porque el mundo no fue creado) ni algo que pueda percibir quien no la busca ni la aprecia.

La Constituyente de las FARC
La propuesta de las FARC de encontrar confirmado su triunfo con una nueva Constitución es explicable de muchas maneras. Por ejemplo, planteando que unos criminales acostumbrados a cobrar secuestros saben que cuanto más pidan más dinero pueden obtener. Gracias a que exigen una Constituyente, todo lo que se les concede parece insuficiente y los que se someten sienten alivio pensando que podría ser peor.

Naturalmente, esa Constituyente no podría ser elegida sino acordada con el gobierno porque en caso de ser elegida correrían el riesgo de tener un texto menos complaciente con el crimen que el engendro del 91, aprobado por una asamblea elegida por menos del 20% de los ciudadanos porque la mayoría estaba persuadida de abstenerse gracias a los carros bomba que encargaban los cubanos y ponía el M-19 atribuyéndoselos cómodamente a Pablo Escobar.

Es como si los amigos de los nazis dijeran que Churchill era igual que Hitler porque ambos estaban a favor de armarse, una falacia repugnante y estúpida. Eso mismo es la comparación de la propuesta de Uribe con la de las FARC.

De paso, cabe anotar que el gobierno de Santos no se opone a la Constituyente que proponen los terroristas, porque el gobierno de Santos es lo mismo que los terroristas, obedece igualmente a la nomenklatura cubana y está en la misma labor de lavar los billones de la cocaína y el secuestro. Si no la promueve es porque necesita conservar alguna apariencia de democracia, no tanto ante los colombianos, que no se han resistido al golpe de Estado, cuanto ante el resto del mundo, donde la intensa y generosamente pagada propaganda pacifista tendría problemas de credibilidad.

Los motivos del lobo
Desde 2010 el juego de Uribe y quienes lo acompañan consiste en permanecer como "intérpretes de la angustia popular" de la gente que no entiende que los terroristas terminen saliéndose con la suya, pero sin cuestionar al régimen para no afrontar la persecución judicial y para no quedarse aislados por la exclusión de la nómina estatal de todos los que puedan simpatizar con ellos. El nombre de eso es ENGAÑO, pero por la misma situación de primitivismo que expliqué arriba es imposible que haya mucha gente dispuesta a entenderlo.

La propuesta de una Constituyente es otro paso de ese engaño. Muchos lo perciben como resistencia o rechazo a la negociación pero es lo contrario: reconocimiento. No se cuestiona que se negocien las leyes con los criminales ni que se haya dado un golpe de Estado para implantar algo que los votantes de 2010 no eligieron, ni que se hayan elaborado leyes para legitimar a los terroristas, como el llamado Marco Jurídico para la Paz. Por el contrario, lo que se hace es reivindicar ese texto.

De modo que frente a la propuesta de una "comisión legislativa especial" o una "ley habilitante" que permita a Santos entregar el poder a los terroristas, el uribismo pretende reivindicar su cuota de poder apoyándose en los votos, aunque por otra parte tampoco va a haber tal Constituyente y sólo queda como una muestra de resistencia que complace a los votantes descontentos.

Y es que si al uribismo le hubiera interesado alguna vez deshacer el régimen impuesto en el 91, durante varios años tuvo esa posibilidad de convocar una Constituyente y fundar de nuevo el poder judicial, que es sencillamente el medio de persecución más eficaz que tienen la oligarquía y los terroristas (ahí está Luis Alfredo Ramos preso preventivo varios años y Ernesto Samper a salvo de investigaciones sobre algo tan evidente como su papel en el asesinato de Gómez Hurtado), además de prohibir el asesinato como forma de acción política o reformar la "acción de tutela", que es lisa y llanamente la abolición del derecho en favor del arbitrio de la autoridad, cuya legitimidad procede de los carros bomba y demás crímenes del M-19.

Nada de eso interesa al uribismo, sólo salvar la cuota de poder y acomodarse al nuevo orden creado por Santos y las FARC. Se podría argüir que el rechazo firme y rotundo a la negociación dejaría en minoría a quien lo asumiera, habida cuenta de la inmadurez de la sociedad y del poder formidable de los medios de propaganda del narcorrégimen. Pero ese razonamiento también valdría para colaborar con el Holocausto en tiempos de Hitler: era peligroso no colaborar.

Sencillamente, la negociación debe ser rechazada de plano y deslegitimada, y se debe hacer ver a todo el mundo que no puede haber democracia cuando la gente va a elegir si se somete a unos asesinos o los combate. Para eso, una violación con un cuchillo en el cuello sería una relación sexual consentida. ¿No? Luego, sin la derrota total de los terroristas no puede haber democracia porque no hay voto libre. Nada que ver con la impunidad, que podría plantearse para criminales que desisten de sus propósitos, se disuelven, se desmovilizan, se desarman y piden perdón. La insistencia del uribismo en el tema de la impunidad es otro engaño, y con un efecto particularmente perverso: hace creer a la gente que la Colombia que saldrá de la paz de La Habana será como hasta ahora, que sólo hace falta castigar ciertos crímenes.

Y tampoco puede haber democracia mientras el poder judicial esté en manos de criminales que prevarican abiertamente y se dedican a perseguir a quienes incomoden al ascenso de los terroristas. El uribismo, que a fin de cuentas es parte del régimen del 91, no tiene ningún interés en cambiar eso, por mucho que sea objeto de persecución, sino de conservar una cuota de poder dentro de ese régimen.

¿Alguien cree que es imposible demostrar la iniquidad de las actuaciones judiciales en Colombia? Es imposible demostrarla ante unos jueces que anulan la destitución de Petro como si fuera diferente a otras, sin ninguna respuesta. Para cualquier persona sensata la relación de esos "jueces" y "fiscales" con el terrorismo y el tráfico de cocaína es sencillamente evidente.

Puede que la idea de abolir el engendro del 91 y procesar a Santos y su gobierno como una banda criminal ligada al terrorismo sea extremadamente minoritaria en Colombia. Pero si se atiende a la verdad, que es un concepto incomprensible para los colombianos, no se puede hablar de "derecho", "justicia", "democracia" o "ley" sin emprender esa tarea. El uribismo es sólo un estorbo, un defensor de la negociación de La Habana que intenta mejorarla tratando de conservar alguna cuota de poder en el régimen resultante.

(Publicado en el blog País Bizarro el 29 de octubre de 2015.)

domingo, noviembre 15, 2015

Las urnas te dan sorpresas


Los resultados de las elecciones del domingo dejan varias lecciones que vale la pena comentar. La primera es la inexistencia de apoyos significativos a los terroristas. La candidata de la izquierda apenas obtuvo un 18% de los votos en Bogotá, que si se tiene en cuenta la abstención viene a dar un apoyo inferior al 10% de los ciudadanos adultos. Eso a pesar de las maquinarias de compra de votos, de las clientelas de la CUT, populosas beneficiarias del peor despojo, de la propaganda obsesiva en Canal Capital y en todos los medios, del adoctrinamiento en todas las instituciones educativas públicas y de los regalos que hacía el gobierno distrital a gente necesitada para generar gratitud. En resumen, nadie les cree. Además de la gobernación de Nariño y la alcaldía de Ibagué, no tengo conocimiento de que los genocidas hayan tenido éxito en ninguna otra región.

Otra buena noticia es el fracaso de Santos y sus redes de poder inmediatas: el Partido Liberal y el PSUN, que no ganaron la alcaldía en ninguna de las grandes ciudades. Otra muestra de que a pesar de la hegemonía económica y mediática de su clan, en términos de apoyo popular es un gobernante débil.

También fracasó el uribismo, que no pudo ganar la alcaldía de Medellín ni la gobernación de Antioquia, ni obtener una votación notable en las otras capitales. Es verdad que en buena medida es el resultado de la persecución judicial y mediática del régimen y sus socios terroristas, pero justo es que admitan que "algo habrán estado haciendo mal". Sobre todo, colaborando con el régimen al no plantear toda elección como una cuestión de vigencia de la democracia, que resulta abolida cuando se discuten las leyes con criminales. Otro error fatal fue suponer, como ya ocurre en cinco elecciones, que hay un voto cautivo que hará lo que Uribe diga. No hay tal, podrán cantar victoria, pero las elecciones fueron un fiasco absoluto.

Más interesante sería centrarse en los ganadores. En las cuatro grandes ciudades los nuevos alcaldes son independientes, por mucho que Alejandro Char pertenezca a Cambio Radical. Si quisiera buscar otro aval, la inmensa mayoría de sus votantes lo acompañaría sin tener en cuenta el partido. ¿Cuántos votos le aportaron a Peñalosa los partidos que lo apoyaron? Pocos, La mayoría de la gente que votó por él lo hizo por su trayectoria como alcalde en los noventa, por el voto útil para echar a la izquierda o por simpatía con sus propuestas. Tampoco influyeron los partidos en el triunfo de Gutiérrez y Armitage en Medellín y Cali.

Luego, ni los terroristas ni Santos ni el uribismo son capaces de elegir alcaldes en las grandes ciudades, pero no se puede decir que los elegidos sean mejores que el uribismo. Vargas Lleras es el vicepresidente de un gobierno elegido con apoyo de las FARC y casi tan responsable como Santos de la entrega del país a las bandas terroristas, mientras que los cuatro alcaldes han mostrado apoyo a las negociaciones y han callado sobre las infamias judiciales que tienen presos a Luis Alfredo Ramos, María del Pilar Hurtado y otros y condenado a Andrés Felipe Arias, además de a muchísimos militares.

La propaganda y el chantaje del régimen han conseguido que oponerse a reconocer y premiar a los criminales sea en la práctica delito: la idea de que las leyes y gobiernos las eligen los ciudadanos es subversiva porque la doctrina oficial que nadie discute obliga a pensar que hay que someterse a los que matan para que no maten más (aunque en realidad ocurre al revés, obviamente, cuanto más se venda algo, más se produce; previsiblemente, los crímenes pasará a firmarlos el ELN y los nuevos poderosos se dedicarán a cobrarlos, repitiendo el libreto de los últimos 25 años con el M-19).

Eso es lo que expresan las urnas, un logro de la propaganda del narcorrégimen: la gente quiere "pasar página" y soñar que vive en un país normal y que no hay cientos de miles de asesinatos impunes (que seguirán, obviamente, tal como se han multiplicado desde que comenzaron las negociaciones) ni un dominio absoluto de la gran mafia de la cocaína (el narcoimperio cubano) sobre todas las instituciones y medios.

Pero esa disposición a "pasar página" no es sólo el efecto de los designios del régimen y su propaganda sobre una sociedad anómica y lábil moralmente, sino sobre todo de la ausencia de oposición y conciencia. A pesar de que se muestra que carecen de apoyos directos significativos (Santos saca pecho por los triunfos de Cambio Radical y los conservadores, ya que ambos son de la Unidad Nacional), los que negocian la paz tienen el poder y lo conservarán, porque nadie cuestiona la negociación ni menos las "leyes" vigentes, creadas para dar poder a los terroristas, a las otras mafias de la cocaína y a los representantes del régimen cubano.

Ésa es la cuestión que se decidirá en las urnas de 2018. Si no surge un movimiento que se plantee restaurar la democracia, el voto de oposición se lo disputarán Vargas Lleras, los subalternos de Pastrana y los menguados uribistas, todos resignados a buscar algún cargo bien pagado en el régimen controlado por la oligarquía y los terroristas.

Y desde ese punto de vista el fracaso del uribismo es una buena noticia. Se trata de un movimiento que hace creer a muchos que se opone a la negociación cuando en la realidad la apoya, y que se puede exigir castigo a quienes no están pidiendo perdón sino que ya controlan todos los resortes del poder. ¿Qué oposición van a ser cuando llevaron al Concejo de Bogotá a la hija del vicepresidente de la Unión Patriótica y antiguo miembro del Comité Ejecutivo Central del Partido Comunista, Angelino Garzón? Seguir creyendo en esa gente es una forma triste de deshonestidad intelectual. Cuanto más se tarde en comprender que hace falta otra cosa, más ventajas tendrá el narcorrégimen para implantar su tiranía total.

(Publicado en el blog País Bizarro el 27 de octubre de 2015.)

sábado, noviembre 07, 2015

Funes el memorioso


Hace poco leí un libro fascinante del neurólogo Oliver Sacks titulado El hombre que confundió a su mujer con un sombrero. Me sorprendió enterarme de que los científicos sometidos a Stalin realizaban avances valiosos en el conocimiento del alma humana mientras todo Occidente prestaba atención a la charlatanería psicoanalítica. [Borges: "Proponer a los hombres la lucidez en una era bajamente romántica, en la era melancólica del nazismo y del materialismo dialéctico, de los augures de la secta de Freud y de los comerciantes del surréalisme, tal es la benemérita misión que desempeñó (que sigue desempeñando) Valéry".]

Otra información novedosa es que Sacks supone que Ireneo Funes, el personaje del famoso cuento de Borges, no es un invento del escritor con base en disquisiciones sobre el pensamiento sino una persona que probablemente existió. Los prodigios y limitaciones del muchacho le recuerdan los de víctimas de graves trastornos a las que trató.

Pero en el contexto de este blog el personaje merece atención porque su incapacidad de entender lo obvio hace pensar en los colombianos de clases acomodadas. ["Éste, no lo olvidemos, era casi incapaz de ideas generales, platónicas. No sólo le costaba comprender que el símbolo genérico perro abarcara tantos individuos dispares de diversos tamaños y diversa forma; le molestaba que el perro de las tres y catorce (visto de perfil) tuviera el mismo nombre que el perro de las tres y cuarto (visto de frente)".] ¿Cómo hacen para separar a Iván Cepeda, Clara López y tantos personajes similares de las violaciones de niñas, las castraciones pedagógicas, los niños bomba y miles de proezas semejantes de las bandas terroristas a las que abiertamente representan? ¿Cómo hacen para no ver que la "paz" es sólo una bandera de odio, un eslogan falso de los mismos que siguen haciendo acopio de armas y explosivos, extorsionando y controlando cada vez más territorios? ¿De dónde sacan el afán de perseguir a militares y uribistas y suponer que eso es tolerable para un demócrata que a la vez está dispuesto a ofrecerles poder a los terroristas?

No tiene mucho misterio el hecho de que el terrorismo es el garante del orden atávico de desigualdad y parasitismo (gracias al cual una persona que hace penosos esfuerzos físicos se gana nominalmente una veinteava parte de lo que gana un ignorante bien relacionado que recita la propaganda en una "universidad", cosa que ninguna persona de un país civilizado conoce ni creería; "nominalmente" quiere decir que en la realidad vendría a ser una cincuentava parte, si se contaran los años en que el sabio cobra pensión, normalmente más de treinta, los beneficios que deriva de su cargo y las rentas que obtiene de sus ahorros tan cómodamente obtenidos). Lo que merece atención es la forma en que todo eso se presenta al beneficiado y sobre todo al resto de la sociedad, que tolera sin rabiar la definición de Piedad Córdoba o Iván Cepeda como "defensores de derechos humanos".

En un reportaje sobre las guerras africanas leí que a menudo descuartizaban con machetes a los muertos por arma de fuego: era una forma de asegurarse de que estaban muertos, pues nadie había visto la bala entrar en su cuerpo. Eso mismo pasa con la mayoría de los colombianos, sobre todo los de clases acomodadas, sobre todo en Bogotá. Lo mismo que Ireneo Funes, nadie ha demostrado que Iván Cepeda participe en masacres de soldados, luego, ¿qué importan todas las pruebas de que su padre fue uno de los creadores de las FARC? Pero aun suponiendo la obvia relación de ese personaje con los crímenes, ¿a quién se le va a ocurrir pensar que todos los que lo acompañan y defienden, es decir, todos los medios, todo el gobierno de Santos, todos los magistrados, etc., son cómplices? Ninguno de ellos aparece en ninguna foto con botas pantaneras.

Los que conocieron el marxismo que se enseñaba antes en las universidades colombianas, el catecismo de Marta Harnecker, podrán entender que "el ser social crea la conciencia social", es decir, que la adhesión a la iniquidad más espantosa se sostiene en los réditos copiosos que genera para las clases acomodadas (no crean que se trata sólo de personas ricas; las clases sociales no son tramos de ingreso sino entramados familiares que en últimas remiten a un origen étnico común). Se figuran que la injusticia social (el peligro de tener que trabajar o de no disponer de servicio doméstico) podría implantarse si triunfara la derecha (es decir, si no se premiara el asesinato), mientras que con una negociación de paz todos ganarían, como si esa negociación no fuera el objetivo de todos los crímenes o como si los asesinos no rezumaran satisfacción por su triunfo rotundo.

Esa complacencia (que permite que la candidata que abiertamente representa a los terroristas sea la casi segura sucesora de Petro en la Alcaldía de Bogotá) también es posible gracias a una década larga de bonanza económica. Claro que la economía colombiana crece mucho menos que antes, y en 2016 no crecerá, pero todavía no se siente el empobrecimiento, y, por el contrario, las rentas de los "trabajadores al servicio del Estado", que ya mejoraron con Uribe, han aumentado con Santos.

Pero, con todo, es inconcebible tanta complicidad con el genocidio sin un daño moral que termina siendo cognitivo: no sólo por parte de los dominadores millonarios, sino sobre todo del resto, que no los ve como criminales sino como gente importante y "culta". Algo se enreda en su percepción y hace que el perro de las tres y catorce visto de frente no pueda ser el mismo de las tres y cuarto visto de perfil, que los que se lucran de las violaciones de niñas resulten distintos de sus tristes subalternos que las cometen.

En frente de los colombianos acomodados, cualquiera se siente como el niño del cuento del traje nuevo del emperador: señores intelectuales, rectores, decanos, profesores, periodistas, jueces, procuradores, fiscales, sindicalistas, oenegeros, diplomáticos... Ustedes sólo son unos asesinos, nada cambia con que el trabajo sucio se lo dejen a niños y rústicos, o con que su papel sea cómodo y "limpio". Sin su complicidad, los genocidas no habrían tenido éxito, y los cientos de miles de víctimas de muerte intencionada que se cometerán en los próximos años no serían posibles. Pueden contar con una sociedad servil y confusa que no quiere ver lo que ocurre, pero los hechos son los hechos y por muchos lujos que les paguen ahora las masacres, sus descendientes tendrán siempre esos muertos en su haber. De nada les servirá decir que se lucraban de la muerte en aras de la paz, sólo son parásitos opresores que basan su bienestar en el asesinato en masa.

En últimas, bárbaros. Cuando creen que la ley es la voluntad de un funcionario es como cuando se construyen una justificación cambiándole el nombre a las cosas, o como cuando ultrajan el idioma con sus solecismos y "guachadas". No es que les cueste asociar al que cobra los crímenes con el que los comete sino entender que el asesinato está mal: puede estar bien cuando les conviene, y sin ir más lejos, ¿cuántos intelectuales desaprobaron el atentado contra Londoño y cuántos simplemente intentaron usarlo para desacreditar al ex ministro y a Uribe? Lo mismo les ocurre con cualquier norma, ya sea moral, penal, gramatical o de comportamiento.

(Publicado en el blog País Bizarro el 21 de octubre de 2015.)