martes, mayo 26, 2009

¡Constituyentica!

Nada detuvo a los magistrados, el libreto se llevó hasta el final pese a que sólo para los criminales se puede considerar justicia la tarea de perseguir a una señora que anhela autoinculparse siendo evidente que eso sólo sirve como pretexto de una conjura desestabilizadora, pese a que todo el mundo sabe que el intercambio de favores por puestos y prebendas ha sido la forma de relación corriente entre el Ejecutivo y el Legislativo desde que hay Congreso. Cabía la figura jurídica, pues se explotaba, gracias al fervor delator de la acusada: ¿qué pasaría si se evaluaran todos los actos legislativos de los anteriores gobiernos? Habría que encerrar a todos los ex ministros, ex presidentes y ex congresistas. Dudo mucho que quedaran muchos ex magistrados a salvo. Pero para lograrlo haría falta una potencia invencible como la chequera bolivariana, cuyos cañonazos hacen que la prisión domiciliaria resulte tolerable, o la derrota de toda dignidad, pues nadie mirará a la cara a uno de esos magistrados de otro modo que como a un pícaro, y aquel que lo haga de otro modo sólo le despertará lástima. El que la norma sea de ocasión se puede comprobar en el hecho de que si mañana alguien va y denuncia un hecho de ésos puede contar con que nadie le hará caso. Es la justicia de autor.

Los que hacen bueno a Uribe
Definir el uribismo es complejo porque al mismo tiempo es como un despertar conservador, no del difunto partido de ese nombre, sino del tipo de personas que comparten valores tradicionales, y un gran esfuerzo transformador, en el sentido de superar la impotencia de la sociedad ante el crimen. Pero hay una forma de entender por qué hay uribismo y por qué su hegemonía: son sus enemigos. El uribismo es sólo lo opuesto a los enemigos del uribismo: aparece como respuesta a sus acciones durante los gobiernos anteriores. Supongamos que se admite el argumento de que está mal “cambiar las reglas en medio del partido” y reformar la Constitución de modo que sea posible la reelección inmediata del presidente. ¿Cuál es la respuesta de la oposición? Apoyarse en el apetito clientelista de los desaprensivos que ocupan los puestos del Congreso para obstruir esa reforma. ¿A quién representaban esos congresistas? ¿Qué opinaban los dirigentes de sus partidos? ¿Y sus votantes? La oposición apuesta a impedir que gane el candidato que más gusta a la gente gracias a argucias leguleyas.

A la sombra de Chávez
Es decir, ante la realidad de no tener apoyos suficientes para ganar elecciones, intentan que se pase por encima de éstas. Un demócrata habría tratado de derrotar a Uribe en las urnas, es lo único que haría legítima su aspiración. Pero sólo querían mantener el caos a ver si la cocaína y Chávez proveían suficientes recursos para que las FARC forzaran una negociación política con un Estado vencido. De forma tácita o explícita, todos los enemigos del gobierno, tanto en el Congreso como en la prensa como en las aulas, han apostado por la negociación política, por el sometimiento de la gente a las imposiciones de una banda de asesinos. Que me muestren uno solo que haya estado en contra desde cuando se llevaba a la práctica esa negociación, en tiempos de Pastrana hasta cuando este mismo ex presidente, junto con Gaviria y Samper, presionaba al presidente para que despejara territorio en favor de las FARC, sacando jugo a los rehenes porque eran ya la única forma de sobrevivir a la irrelevancia política y burocrática. En últimas hay guerrilla porque los personajes como el difunto Umaña Luna o el superviviente Fals Borda esperan conservar un poder que las urnas les niegan: fracasada la guerrilla, esas castas se apoyan en la arbitrariedad de funcionarios de justicia venales y en el poder de la chequera bolivariana. El objetivo es el mismo, dominar sin tener en cuenta a la gente. Lo mismo ocurrió con el referendo de 2003.

¿De dónde son los cantantes?
Lo que uno lee en la prensa colombiana, sea en forma de noticias, editoriales, columnas o comentarios de lectores, lo pone ante la evidencia de una realidad singular. Pero mucha gente está impedida de verlo porque desconoce otros países. El caso de la Corte desnuda en su cinismo, demorando la investigación contra Piedad Córdoba a pesar de que la prensa extranjera publica los mensajes de correo electrónico en que aconsejaba la prolongación del cautiverio de Íngrid, o procesando a la presidenta del Senado después de que una persona encarcelada recibe la visita de Piedad Córdoba y empieza a “denunciar”, o exhibiendo su indignidad como cuando se quiso investigar al magistrado Velásquez por el caso Tasmania, es un paradigma de esa realidad. El que las personas que hace unos años escribían en los foros burlándose de los secuestrados y pidiendo que se premiara a quienes ponen bombas sean los principales garantes de la decencia de la corte es otro ejemplo: es como una forma de primitivismo, de impudor infinito, exactamente lo que hace que alguna gente pueda dedicarse a delinquir y no sienta ninguna culpa ante las víctimas. La persona que disparó sobre el sindicalista José Raquel Mercado, un hombre indefenso en ese instante, obra en un lugar como Colombia como veedor de la decencia. No hay ningún problema: las palabras son otra cosa, matar a ese señor en esas condiciones hizo que a los del M-19 se los reconociera como “los justicieros del pueblo”, según nos contaba Vera Grabe en un libro al que elogiaron decenas de columnistas de la prensa y al que ciertamente ninguno reprobó.

Indefinición a término indefinido
Pero esa definición por lo que no es y por el sentido práctico de su líder resulta la gran debilidad del uribismo: cuando se creó un partido para agrupar la representación parlamentaria de la gente que apoya al presidente, resultó una entelequia cuyo nombre es paradigma de falta de ideas y de cohesión movida por otra cosa que por los apetitos burocráticos, y en el que resultaron metidos toda clase de políticos desaprensivos. Pese a haber contado con ministros de Economía de primer nivel técnico, el gobierno no ha sido capaz de promover políticas que favorezcan la contratación (salvo la reforma laboral de 2002, que generó más agraviados que resultados visibles) ni ha hecho nada para acabar con los impuestos al empleo. La negociación del TLC se retrasó por la incapacidad del gobierno de imponerse sobre las presiones de los gremios, con el resultado que conocemos ahora. La condición real de los grupos de oposición da legitimidad al gobierno, lo hace representativo de los intereses ciudadanos, pero su orientación parece en exceso “cortoplacista”, lo que redunda en un enorme desperdicio de oportunidades.

¡Constituyente!, ¡Constituyente! ¡Constituyente!
La constitución de 1991 resultó de una alianza entre el Partido Liberal, que repetía mandato, y el M-19, que había conseguido erigirse en representante de las clases altas urbanas (muy probablemente mayoritario entre la población que estuviera a la vez en el primer decil de ingresos, en el de educación y en el de consideración social por su origen). Muchas de sus normas pretenden ante todo asegurar las rentas de la burocracia estatal y el poder de una parte del Estado que no se somete a elección sino que encarna valores superiores: la judicatura, la universidad pública, etc. La sempiterna indigencia intelectual de los políticos y juristas de los partidos tradicionales los llevó a promover una Constitución que declara que la propiedad es una función y que autoriza su abolición a través del asesinato (delito político). Los miembros de esa Constituyente fueron elegidos por menos del 20 % de los ciudadanos y de algún modo su redacción conduce por diferentes vías al dominio de la burocracia sobre la gente. Como cuando se aseguran gastos sobre cuya provisión no se dice nada. ¿Por qué el presidente no ha aprovechado la evidencia de que representa las aspiraciones legítimas de la mayoría para promover una norma diferente? Es verdad que sentirá desprecio por el sueño de mejorar el mundo con un decreto, pero muchos de los atropellos que hoy cometen los jueces serían más difíciles con una norma menos parecida a la venezolana.

La oportunidad
Tanto la derrota estratégica de las FARC como la inestabilidad que resulta de la conjura de los magistrados abren la oportunidad para convocar esa constituyente: las denuncias contra los magistrados tras la petición de aquéllos de que se discuta la legitimidad de la reelección llevan a una situación de mutua deslegitimación, respecto de la cual hay que consultar al constituyente primario, pero ¿por qué no aprovechar para prohibir la negociación política? ¿Y para reemplazar al legislativo y a la cúpula judicial actuales, tan claramente prevaricadores? Sadam Husein provocó cuanto quiso a Occidente porque contaba con el síndrome de Vietnam, los magistrados se han atrevido a ir hasta el final con su despreciable juego porque cuentan con que el presidente razona como un tendero y no hará nada que pueda incomodar a algún sector poderoso. Pero el presidente tiene de su parte el apoyo de la opinión mayoritaria, que determina también la lealtad del estamento militar. Si no aprovecha la ocasión para poner en su sitio a los prevaricadores y echar los cimientos de un país moderno, los colombianos del futuro no se lo perdonarán.
(Publicado en el blog Atrabilioso el 30 de junio de 2008.)