martes, mayo 08, 2012

El secuestro a crédito

Todo parece indicar que el gobierno colombiano prepara un "proceso de paz" con las FARC, para lo cual hace tiempo que adelanta conversaciones secretas, cosa que puede ser el tema de las conversaciones del presidente con Chávez, pero que pueden estar adelantando otros funcionarios, como la secretaria general de Unasur.

El sentido de esos diálogos es ya un crimen: un gobierno no puede estar tramando nada con organizaciones terroristas a espaldas de los ciudadanos, y por fuerza lo que maquinan es lesivo para éstos. Cuando se entra en esa lógica siempre se termina sometido al juego de los terroristas, como ocurrió con Andrés Pastrana, que hoy en día va tranquilamente a Caracas a decir que Uribe no tenía interés en la "paz", en la que en cambio colaboró Chávez.

El hecho de que lo haga Juan Manuel Santos es aún más grave, puesto que en su plan de gobierno proponía otra cosa:
Derrotaremos al terrorismo, terminaremos el confl icto y construiremos la paz. Mantendremos una presión incesante sobre los violentos, organizados en bandas criminales, grupos guerrilleros y terroristas No les dejaremos más opción que la rendición, la reinserción y la aceptación de la Constitución Política de Colombia. Mantendremos la exitosa política del Presidente Álvaro Uribe Vélez, que combinó la mano tendida y el pulso firme.
De lo que sale que engañó a los votantes y cometió un fraude, lo que viene a ser algo muy parecido a un golpe de Estado. El hecho de que el déficit de civismo (ya he explicado en otro post que es el elemento principal de la situación) y el control de los recursos públicos, con los que compra a los congresistas, y de los medios de comunicación, determine que semejante actuación no tenga respuesta no la hace menos grave. Por el contrario, deja ver más claramente el régimen como una autocracia corrupta que busca entenderse con criminales.

Como siempre que se habla de eso hay que recordar la corrupción del lenguaje: un gobierno que se alía con criminales viene a ser un gobierno criminal, y una prueba de ello es que adopta el mismo lenguaje de la propaganda terrorista. Lo que llaman "paz" es la suspensión de las leyes, cosa que podría hacer cualquier gobierno para evitarse dificultades: reconoce que hay una guerra con los grupos de criminales organizados y deja de aplicar las leyes contra los homicidios y secuestros. Es extraño que ningún gobierno, sobre todo ningún gobierno democrático, haga eso.

En ese camino hacia la "paz", que es el objetivo de los crímenes, el reconocimiento de los asesinos como agraviados que obran legítimamente, el gobierno que negocia a escondidas con los terroristas ha dado un paso más. La promesa de que los "gestos de paz" conducirán a una negociación política, en alusión a la posibilidad de que las FARC liberen a unos militares secuestrados, sólo es una forma encubierta de pagar el rescate: ¡se paga a plazos! No que las FARC desistan del objeto por el que secuestraron a esas personas, sino que lo cobran, según compromisos secretos con el gobierno, al cabo de un tiempo.

Cuando el gobierno y la prensa hayan conseguido "dorarle la píldora" a los colombianos.

Y el problema es que esa forma de obrar no se diferencia nada de la de alguien que hubiera colaborado en los secuestros. De hecho, ¿no los habrá ayudado a planear el Hermano Mayor del presidente? ¿O cómo se explica que el contenido de los PC de Jojoy siga siendo secreto, como no sea porque muchos personajes de ese estilo aparecen ahí como mentores de los terroristas.

(Publicado en el blog Atrabilioso el 9 de diciembre de 2011.)