Recientemente se ha suscitado una discusión muy llamativa, muy iluminadora, a raíz de la publicación de una
entrevista a la escritora Laura Restrepo en el diario argentino
La Nación, del comentario del historiador
Eduardo Posada Carbó y de la columna de Alejandro Gaviria en respaldo del anterior, ampliada en su
blog. En realidad yo diría que el escándalo lo ocasiona el señor Posada, pero empecemos con Laura Restrepo.
La escritora colombiana hace un muy crítico análisis de la realidad de su país
Laura Restrepo es una mujer intrépida, de juicio severo y sonrisa amplia. En 1983, el entonces presidente de Colombia, Belisario Betancur, la nombró miembro de la Comisión Negociadora de Paz entre el gobierno y los guerrilleros del grupo M-19. [...]
______Es muy interesante ese nombramiento: ¿quién era ella para representar al Estado o a la sociedad frente a las guerrillas? Era una persona de quien se esperaba que mediara, pero ya tenía una trayectoria como dirigente de movimientos marxistas y editora de una revista de la misma orientación. ¿La nombraron en ese cargo por dar confianza a la elite a la que supuestamente se dedicaba a combatir?
______En estos días hay una razón especial para pensar en lo que significaron los procesos de paz de Belisario Betancur en la historia de Colombia: el presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero está aplicando la misma táctica de aliarse con el elemento disolvente para tomar ventaja respecto del partido rival. El sueño de Betancur, en gran medida continuado por Pastrana, era un bipartidismo en el que la izquierda marxista atraería a los descontentos al tiempo que su partido se hacía portavoz de los asustados, y el partido mayoritario vería dispersarse sus bases en una u otra dirección. Aplicando el viejo dicho de «si no puedes con tu enemigo, únete a él», Betancur buscó una alianza con los que pretendían destruir la institucionalidad, y para eso envió a negociar en representación del gobierno a alguien del bando «enemigo».
Hoy, Restrepo cree que Colombia «no es el pasado: es el futuro de la humanidad». Y advierte: «Lo que está haciendo estallido en Colombia es el atraso, pero también es el capitalismo».
______Me cuesta mucho no detenerme en el lenguaje, puedo tratar de interpretar la frase, pero ¿qué es «hacer estallido»? ¿Estará ese tipo de frases «haciendo difusión»? Bueno: ¿cómo puede «hacer estallido» el atraso? Al mismo tiempo lo hace el capitalismo. Esa gramática... Mediante la jerga se pretende, a la típica manera totalitaria, ponerse por encima de la atribución de causas a los crímenes y a la miseria. No es que ocurran cosas porque hay atraso o porque hay capitalismo (así de rutinaria y estulta es nuestra izquierda, no es raro el servilismo ante Chávez y Castro), sino que esos... ¿fenómenos?... estallan. Pum. No, perdón, «hacen estallido». Virgen Santísima. ¿Habrá quién me explique cómo es que algo como el atraso hace estallido?
Hija de un sastre y de la heredera de una gran fortuna, no dudó en indagar en los distintos estratos sociales para entender la configuración del mundo. Quiso ser una joven acorde con las intensidades de su época, por lo cual militó en la izquierda, al percatarse de que la mayoría de sus integrantes había leído En busca del tiempo perdido.
______Por un lado, es verdad que en la época era entre los jóvenes de izquierda donde se encontraban las mayores exhibiciones de «cultura», que no era ni es otra cosa en nuestra sociedad que la marca de la extracción social y de las ambiciones que se tienen. Por otro, suponer que los «integrantes» de la izquierda de esa época, y aun de la de hoy, hayan leído, se ha de suponer que completa, la novela de Marcel Proust es un chiste muy cruel. Es muy probable que ninguno haya concluido tal proeza, pero, supongamos unos diez mil estudiantes de la época relacionados con la militancia, ¿qué clase de persona puede creer y escribir que cinco mil de esas personas habían leído una parte consi- derable de la
Recherche.
Se sumó al fervor de los años 60 y 70 motivada por el boom de la literatura. [...]
______No, al igual que todos los izquierdistas de su época, se sumó al fervor comunista porque era algo prometedor desde el punto de vista de su propia carrera. Si en Cuba habían ascendido al poder los estudiantes dirigidos por un patricio valeroso, visionario y enérgico, ¿cómo es que no iba a ocurrir lo mismo en países más pobres y atrasados, más necesitados de guía y redención? En toda la entrevista se rehúyen todas las alusiones a ese régimen o a las guerrillas que promovió.
______Algunas respuestas no obstante son enternecedoras:
«¿Cómo surgió la idea de La isla de la pasión?»
[Respuesta]: Mi novela es una metáfora del exilio. Es esta gente soñando con regresar, y al tiempo con una falta de comunicación y noción de lo que está pasando. Y por otra parte, una gran ansiedad por pertenecer a la historia, para que el paso por la Tierra tenga algún sentido.
______La cursiva es mía: no conozco a ninguna figura de la izquierda que no delate casi de forma automática el afán de protagonismo y de poder: precisamente lo que ocurre es que para esta gente no hay otra forma de «pertenecer a la historia» que el aventurerismo demagógico. Es que hasta la distracción es divertida: ellos ya pertenecen a la historia. No es que el mundo nuevo les deba nada, pero se acordará de ellos, sin duda. Pero las perlas siguen:
[...] En Bogotá, en esa época, la sociedad ya estaba totalmente compartimentada. La persona que venía de los barrios altos, medios, no pisaba los otros, porque eran peligrosos o desconocidos. Con una particularidad territorial, tanto en Bogotá como en Medellín: los grandes cerros llenos de barriadas populares y la ciudad rica abajo, siempre observada desde arriba y sin mirar nunca hacia los cerros. Transgredir esa barrera y empezar a treparte a los barrios populares era una cosa que nunca habíamos hecho.
______A mí se me queda en la cabeza ese «ya», me subyuga. ¿Quiere decir la novelista que la sociedad se ha venido compartimentando desde entonces, desde antes, pero que tal vez en un periodo anterior fue diferente? La historia que yo conozco es al revés: de una sociedad de castas cerradas se ha pasado a un mundo más abierto, competitivo y diverso. Del orden esclavista se ha pasado a la relativa anarquía del «capitalismo», de los «tentenelaire» y los «cuarterones» se ha pasado a una sociedad un poco más parecida a las «capitalistas». ¿Es demasiado paranoico suponer que la novelista deja traslucir cierta nostalgia de un mundo anterior? Sin duda mi interpretación es tendenciosa, yo
sé que es eso, pero es muy atrevido inferir esa nostalgia de ese adverbio. ¿Habrá quien me explique de otra manera por qué «ya»?
¿A la manera de una aventurera de lo social?
[Respuesta]: Eso era. Y la militancia me lo permitió. Si no, ¿por qué una niña de la burguesía se iba a meter del lado de allá? La gente pensaría que era por las ideas... pero las ideas vienen después. En mi caso comenzó con la fascinación de ver gente que no conocía. Mis alumnos de la universidad, que venían de los sectores populares, me mostraban otras formas de habla, de gestos, de modos. Nosotros nos habíamos criado bajo una campana de cristal. Ellos te revelaban un país donde la vida latía más fuerte, tenías la sensación de que la realidad estaba más de ese lado del que tú habías venido. Queríamos conocer esa zona del tapiz. Si le sumas a esta exploración local el mayo del 68 francés, la iglesia de izquierda en América latina, los movimientos campesinos en Colombia, lo que pasaba en Angola, la revolución de los Claveles en Portugal... Tenías la convicción de que el mundo estaba ahí para que tú lo cambiaras. Y luego, el boom latinoamericano. Un día leíamos Cien años de soledad, al día siguiente La casa verde, de Vargas Llosa, o El siglo de las luces, de Carpentier. Era también el descubrimiento de la literatura como territorio propio.
______No podía fallar: la vieja historia de la dama de sociedad que sacrifica su bienestar por los pobres. Curiosamente todos esos esfuerzos generosos sólo sirvieron en cualquier parte para aumentar la pobreza. La pregunta que uno se puede formular ante una historia como ésa es: ¿qué otra cosa habría hecho Laura Restrepo sin el fervor de lo social? ¿Cuál es el terreno en que los patricios tradicionales colombianos proyectan sus ambiciones y su deseo de «pertenecer a la historia»? Siempre, sin remedio, si la señorita era muy brillante y muy segura de sí misma tenía que hacerse cargo del mundo, pero no del mundo tal como era sino de uno a su medida.
______Todo el que conozca la izquierda latinoamericana dará el mismo testimonio. No sólo el Che Guevara sino todas las elites del ERP, de los tupamaros, de los montoneros, etc., pertenecían a esos sectores, y su historia sólo tiene parangón con la de la primera Falange: hay un idéntico fervor entre los mártires quinceañeros del ERP y los de la primera Falange. Si los ambiciosos consideraran un mejor destino que el control del Estado, sin la menor duda, Latinoamérica sería otra cosa.
¿Sus años de militancia y exilio la fueron arrimando más a las costas de la ficción?
[RESPUESTA] Sí, pero no por convicción de que el mundo no se pueda cambiar. Siento que el gran espacio político de hoy es la cultura. La política ha adquirido expresiones más locales y la crisis que se viene de carácter humanístico es global. Lo que está en cuestionamiento es casi la supervivencia del hombre sobre la Tierra, comprender qué significa pertenecer a la familia humana. Siento que la cultura es el terreno donde se están dirimiendo las grandes respuestas. Por eso no siento lo mío como un abandono de la política; me parece un buen lugar para actuar. El día en que aparezca una organización política válida, ahí estaré. Mientras tanto, permanezco en la literatura y en Colombia, donde sobrevivir es el gran deporte nacional.
______No podía faltar el anuncio apocalíptico: el mundo no obedeció a la señorita y ella anuncia catástrofes desde su elevado pedestal, ya no perteneciendo a la historia, sino a la «familia humana», ante la «crisis que se viene de carácter humanístico»... Los humanistas estarán encantados de que por fin alguien se acuerde de ellos, en esta época en que el latín pasó de moda. En fin: el comunismo a partir de cierto momento se refugia en las guerras culturales, se hace «intérprete de la angustia popular» tratando de animar la nostalgia de la utopía precisamente construyendo ficciones en las que Pol Pot no existió o no importa, en las que Tirofijo es tan condenable como cualquier esfuerzo que se haga para impedir que masacre y secuestre. Pero todo tiene su razón de ser: la utopía ya sólo es ficción, propiamente la máscara de los golpistas y los rateros, las posibilidades de que vuelva ese reino del crimen son hoy en día ínfimas (en comparación con todos los que han gobernado, Tirofijo es de los más benignos representantes de esa izquierda).
Usted ha hecho referencia a la costumbre de la muerte en su país como algo familiar. Ahora el mundo está empezando a tener miedo, pero sin una cultura que lo ampare o lo prevenga...
[RESPUESTA]: Es así. Desde hace años en los Estados Unidos y en Europa, cuando me hacen entrevistas sobre la situación colombiana y empiezo a contar de los sicarios, de la muerte, me hacen sentir que estoy haciendo una exhibición inadecuada. Sientes que te miran como si vinieras de la noche de los tiempos y el día que logres evolucionar y llegar al nivel en el que están los países desarrollados dejarás atrás los problemas. Siempre les digo que Colombia no es el pasado. Es el futuro de la humanidad. Lo que está haciendo estallido en Colombia por un lado es el atraso, pero también es este capitalismo inclemente. ¿Qué es el narcotráfico si no una fuerza particularmente feroz de la lucha por el dinero? Yo les decía que deberían ir a Colombia para entender lo que les sucederá. Tan sólo observando el fenómeno paramilitar te das cuenta de que es un laboratorio que desgraciadamente plantea el futuro del mundo si las cosas no se modifican. Cuando me invitaron a la Universidad de Columbia, en Nueva York, les dije todo esto. Me miraron con una cara de lástima infinita. Dos semanas después ocurrió lo de las Torres Gemelas. Y me llamaron varios profesores, compungidos frente a la tercermundialización de Nueva York en unas pocas horas.
______Y tantos que creíamos que lo que pasaba en Colombia, a diferencia de Chile, Costa Rica, Corea del Sur, España, etc., es el fruto de las ambiciones de los amigos de Laura Restrepo y de esa clase de personas: tanto clase social como grupo generacional. Pues no, es este capitalismo inclemente. ¿Qué pintan ahí las masacres y los secuestros? Hombre, ¿qué se puede hacer con este capitalismo inclemente? No, perdón, perdón: ¿son expresión de ese capitalismo inclemente? La condena de la lucha por el dinero es patéticamente quevedesca, prerrenacentista, pero forma parte del arsenal ideológico de esa gente. ¡Ahí tienen las torres gemelas! ¿Es que no se dan cuenta de que en medio de tanta lucha por el dinero surgen respuestas brutales de...? Laura advirtió.
______Por desgracia tengo que desviarme aquí para aludir a los argumentos del historiador Posada Carbó, que en medio de su fervor patriótico lastrado de razón deseante no pone en duda la altísima calidad literaria de doña Laura, o de Alejandro Gaviria, que desconfía de la literatura como herramienta de la realidad porque no parte de hechos evaluables, de una
faction ajustada. ¿No es toda esa palabrería anticapitalista la peor literatura, la muestra de apego a rutinas que tienen éxito entre cierto público pero que sólo producen efectivamente lástima entre personas más formadas? No es que Laura Restrepo sea sólo novelista sino que sus concepciones literarias son espeluznantes: parten de una deshonestidad profunda, de una serie de ambiciones y pretensiones que son las mismas que hay tras el aventurerismo criminal de la izquierda latinoamericana, que ella nunca ha condenado, con la que ella se ha comprometido al aplaudir al M-19.
¿Cuál es su posición con respecto a la entrega de las armas en Colombia?
[Respuesta] Me parece tremendo. Lo que representa el gobierno de Álvaro Uribe es la militarización del paramilitarismo. El paramilitarismo como gran fuerza narcotraficante. Esto no es un secreto, lo dicen ellos mismos. También como una especie de fuerza de control de cualquier afianzamiento de la democracia. Y eso con un aval muy grande desde arriba y recubierto con un proceso de paz sin contraprestaciones, sin principios, sin desarme. Todo esto va acompañado de grandes declaraciones del presidente. Pero si tú ves cuáles son sus medidas en otros terrenos, como el presidencialismo, la reelección, el desmonte de los organismos de control sobre la presidencia, el descuido de los derechos humanos... Hace un tiempo el vicepresidente dijo una frase célebre y tremenda: «Hay que bajarle un poquito a lo de los derechos humanos». Si a esto se le agrega el proceso de negociación con los paramilitares...
______Es muy llamativo el silencio de Posada Carbó y de Gaviria ante esta joya: el vicepresidente quiere reducir los derechos humanos, Uribe anda en la militarización del paramilitarismo y éste es una fuerza de control de cualquier afianzamiento de la democracia, y todo eso tiene relación con el presidencialismo y la reelección... ¿Por casualidad se le ocurriría a la señora pedir a la guerrilla que se someta a la misma ley que los «paramilitares»? Porque es que detrás de la jerga y los retruécanos casi cómicos sólo hay la corrupción del lenguaje, como llamar «democracia» al «poder popular», es decir, a la guerrilla. En cualquier caso, si hubiera en algún momento afianzamiento de la democracia, a Laura Restrepo le debería molestar, pues ¿no es ella la que dice que lo que quiere es algo como Cuba? ¿Es Cuba un modelo de democracia? Claro, la democracia es un régimen como el cubano.
¿Qué opina de ese proceso?
[Respuesta]: Yo creería en ese proceso si hubiera depuración de las armas, porque a nadie se le escapan los nexos entre el paramilitarismo y las fuerzas armadas. Si tú negocias el paramilitarismo sin cortar el vínculo con las fuerzas armadas, es el Estado quien está legalizando su propio brazo ilegal. Eso forma parte de lo institucional, que está haciendo agua por todos lados. Pienso que es el momento de decir que Colombia es un experimento de lo que puede ser la política norteamericana. Hay una experiencia que por suerte no se repetirá: la de las dictaduras militares. Pero se están poniendo a prueba otras fórmulas. Gobiernos aparentemente democráticos, con apoyo electoral y con un poderoso aparato paramilitar atrás que lleva a cabo una represión, seguramente con más efectividad de lo que pudiera hacerlo una dictadura militar.
______Estos literatos, ¡qué mal informados están!, según se lo reprocha Posada Carbó. Pero ¿qué es lo que desconocen y deberían saber? ¿Qué la libertad y la aplicación de las leyes aprobadas por la mayoría, así como la elección de los gobernantes, son la democracia y los regímenes como el cubano o como los que despuntan en Venezuela y Bolivia no lo son? ¿Qué no puede haber verdadera democracia sin que la gente tenga algunas mínimas garantías sobre su vida y que esa mínima seguridad está amenazada en Colombia por las tropas de la utopía castrista? ¡Es una gran escritora, pero le falta informarse! En medio de mi aversión por el terrorismo de Estado, el genocidio, la esclavitud y todas las demás cosas maravillosas de que se compone la utopía de Laura Restrepo, la encuentro más... sí, más viril que a los que admiran su literatura pero la encuentran desinformada en materia política.
¿Se debe al fuerte carácter institucional de Colombia?
[Respuesta]: Colombia tiene una institucionalidad muy restringida, muy excluyente, hecha por unos partidos tradicionales que no han permitido el ingreso en la política de los demás y por una jerarquización social brutal, donde la gente que figura es la que pertenece a cierto estrato económico y el resto es una gran masa anónima. Por el mismo hecho de ser tan estrecho ese cuello de botella de lo institucional, de lo legal, de lo oficial, de la capa de pintura exterior, se han buscado mil formas de clandestinidad para expresarse. Unas muy delincuenciales, otras no tanto. Pero todas ocultas. Cualquier colombiano con el que hables te empezará a contar unas historias que son unos novelones que no lo puedes creer. Porque las cosas han ido pasando por debajo. Al no haber tenido tampoco la izquierda respuestas para esta exclusión, hay muchas otras maneras de rebeldía. Algunas muy violentas, muy reaccionarias, otras extraordinarias. Si a esto le sumas el fenómeno tan extendido del narcotráfico, también clandestino, estamos hablando de la guerrilla más antigua del mundo.
______Tanto Gaviria como Posada Carbó se han cebado en la mentira de la primera frase: ¿cómo se les va a ocurrir decir que la izquierda es exactamente la expresión de esa jerarquización brutal y que el anhelo de cubanización es sólo un paso más hacia la esclavitud completa? Eso lo digo yo que sufro trastornos psíquicos (nunca falta el oligofrénico que me trata de loco porque no me entiende). ¿Qué va a significar que hay un rotundo unanimismo en las universidades de elite y entre los descendientes de los grupos de patricios tradicionales alrededor de discursos casi idénticos a los de Laura Restrepo? Una casualidad, nada más. ¿Qué va a importar que la asignación de recursos por el Estado favorezca la jerarquización mientras que la competencia libre en un entorno jurídico nítido la anula y por eso los patricios intenten suprimirla (la competencia)? ¿Y que la mayor parte de los recursos estatales se vayan en pagar sueldos y pensiones altísimos (y viajes, y muchísimas otras prebendas) a las personas de izquierda? Nada, ésas son cuentas torcidas de los locos.
¿Esta configuración social se corresponde con una identidad nacional? [Respuesta]: El colombiano es un personaje absolutamente no conformista y no convencional. El colombiano te burla cualquier norma. No le puedes decir que no haga algo, porque sale corriendo y lo realiza.
______Vaya.
¿También usted? [Respuesta]: Y sí, es como la marca de fábrica que tenemos todos. Es producto del caos en el que vivimos y al mismo tiempo lo fascinante que tiene el país. La gente es según su propio molde. Siento una diferencia con países de América latina, donde la gente es más paciente. En Colombia no se aguantan, por eso hay mil formas armadas, un paramilitarismo brutal.
______Y bueno, aquí «paramilitarismo» es todo, la palabra en boca de la artista sirve igual para un roto que para un descosido, igual que
democracia: lo malo es que se está militarizando. ¿Esa sucesión de lugares comunes y afirmaciones ligeras les parece propia de una gran figura literaria a los señores Posada y Gaviria? Para el primero esa descalificación sería antipatriótica. Para el segundo es un problema del gremio.
______¿Cómo es que a los dos comentaristas no se les ocurrió pensar que la escritora habla como representante de un sector político y que sus opiniones poco tienen que ver con la literatura? Lo mismo se puede decir de las otras glorias literarias, como
William Ospina y demás. Es verdad que la literatura es un oficio frecuentísimo entre los vividores, pero en Colombia hay decenas de profesiones, sobre todo de «científicos sociales» que rinden igual.
______En fin, yo creo que en lugar de pedir a los literatos que se informen, por ejemplo de la reducción de la cantidad de secuestros en Colombia, lo que hay que hacer es pedir a los comentaristas que discutan las opiniones políticas como tales, y tal vez que se aventuren a conocer un poco más la literatura, porque si el gusto no les alcanza para despreciar a Laura Restrepo ni a Ospina, francamente, están exhibiendo una grave limitación.