miércoles, agosto 14, 2013

¡Pues claro que la culpa es de Uribe!


En la cuenta del expresidente Álvaro Uribe Vélez en Twitter encuentro esto:
El texto enlazado, una especie de respuesta sarcástica a la propaganda del gobierno y los terroristas (¿todavía habrá quien ponga en duda que es exactamente la misma propaganda?), merece un comentario.
Diego Morita - La culpa es de Uribe
Si, debo reconocerlo, la culpa es de Uribe. Es culpable y en esa sentencia no tiene cabida una apelación, reposición, casación o cualquier “ción” que se les ocurra (pido disculpas a los abogados, muchos por cierto, que hay en el país si alguno de esos recursos no aplica para la sentencia proferida).
 
Si, la culpa es de Uribe por no irse a vivir de la pensión al entregar su gobierno el 7 de agosto de 2010 y por publicar unas fotos de policías asesinados en La Guajira. De ninguna manera la culpa es de las Farc por asesinar a esos policías.
Parece un sobrentendido que al no desentenderse de la política Uribe se quedó liderando el rechazo al terrorismo, pero ¿fue eso lo que hizo? Yo diría que se quedó defendiendo cuotas de poder e influencia a través de los partidos uribistas o de la Unidad Nacional, que cada vez más se mostraron dispuestos a aliarse con las FARC tanto como antes promovían la segunda reelección. La mayor prueba de que responder al santismo era posible está en las elecciones de 2011, en las que sin el menor rubor Uribe contribuyó a refrendar el santismo para demostrarles a los políticos de los partidos uribistas que era él quien ponía los votos. Sin éxito, por lo demás. Parece que la resistencia a denunciar la trampa infame de las candidaturas de distracción para la alcaldía de Bogotá corresponde a un interés de conservar la posibilidad de aliarse con Parody, Luna y Galán en un futuro. Otra explicación no encuentro.
Es evidente, la culpa es de Uribe por mantener el mismo discurso más de 30 años y no de las Farc por llevar cinco décadas sembrando el terror en todo el país.
Todo el problema del terrorismo consiste en su interpretación. A riesgo de aburrir al lector, repito la mía: se trata de resistencia del viejo orden a la globalización del modelo democrático-liberal. Los verdaderos muñidores de la trama son los miembros más conspicuos de las familias oligárquicas (que se agruparon en Alternativa) cuyo nivel intelectual es superior al de sus contradictores. Éstos carecen de recursos teóricos para entender el sentido de lo que ocurre y casi siempre terminan cayendo en las trampas retóricas que les ponen los mentados muñidores. Un ejemplo es lo de escribir "Farc" y "Eln", cosa que hace la prensa desde hace décadas porque la prensa expresa los mismos intereses de las bandas terroristas. Si los contradictores de ese poder hubieran leído siquiera una reseña sobre Orwell sabrían que esa forma de "naturalizar" términos es típica de la corrupción del lenguaje que llevan a cabo los totalitarios. Al escritor le fascinaba la forma en que se hablaba de la Komintern ocultando su sentido de "Internacional Comunista" y convirtiéndola en una palabra corriente, como "el ministerio". En 1984, la novela que escribió sobre esa pesadilla, se habla del Minamor con el mismo sentido. ¿Qué es lo que hace que esas siglas no se escriban como las demás? No creo que Diego Mora tenga una mala intención al escribir "Farc", sólo es la cultura del país, o sea, la incultura: como unos zapatos demasiado grandes con los que no se puede andar bien, como si el mínimo rigor al escribir por ejemplo Sena (y no SENA porque la E no corresponde a una palabra aparte) fuera una manía excesiva (y en efecto, lo parece todo, por lo que desde las víctimas hasta los más rabiosos nostálgicos de Castaño llaman "paz" a las negociaciones con los terroristas). La prensa escribe "Farc" como si no fueran unas siglas sino una palabra corriente, ahí hay una mala intención. Los enemigos de las FARC acompañan esa manipulación, no están para complicarse la vida con minucias.

Pero efectivamente la culpa es de Uribe por mantener el mismo discurso más de treinta años. ¿Cuál es ese discurso? Por ejemplo, el aplauso a la Constitución de 1991, que él podría haber reemplazado por una legítima cuya asamblea hubiera sido elegida por un 50% del censo y no por menos de un 20% como ocurrió en aquella ocasión. A tal punto es clara la adhesión del expresidente a ese engendro que fue el ponente del reindulto del M-19. A tal punto es grave mantener ese mismo discurso por más de treinta años que ¿quién iba a pensar que haría falta cuestionar la tradición de componendas y clientelismos de la política local? ¿A quién se le iba a ocurrir que ministros como Silva Luján no iban a ser modélicos ejecutores de políticas decentes? ¿Y que se debería promover un partido con un estilo y unas normas distintas a las de los tradicionales, o una prensa distinta que no estuviera en manos de los legitimadores del terrorismo?

Culpar a las FARC no es serio: como un padre de familia que lloriquea impotente por la infestación de ratas o cucarachas que padece su vivienda o un gobernante que lamenta que los malhechores no sean buenas personas, así el que desea vivir en paz culpa a los terroristas, como resignándose a que no se los puede combatir: como no se los puede combatir es haciendo el ridículo con el cortejo a personajes como Angelino Garzón, responsable de tantas muertes como Timochenko, que alguna vez fue su subalterno, y a la vez haciendo alharaca por la impunidad. Los terroristas no son culpables porque casualmente no son los responsables de combatir el terrorismo. Son culpables penalmente, por supuesto, pero no son responsables políticos a los que se les puedan pedir cuentas.
¿Cómo no va a ser culpable Uribe por pedir una negociación que exija cese al fuego por parte del terrorismo y no las Farc por anunciar una tregua de 60 días y violarla 58 veces?
Hay una parte que es de Uribe y otra que es de Diego Mora. Bah, no, la parte principal es del lector que no ve un tremendo reconocimiento a los terroristas en ese párrafo: ¿cómo no van a ser infinitamente superiores los muñidores de la conjura terrorista si lo que se les reprocha a los asesinos es que no cumplan su tregua? "Señor profesor, usted ha estado violando a mi hijo durante varios años y cuando él le pidió un besito no fue capaz de dárselo." Así vamos: efectivamente, la fiebre está en las sábanas, si la gente no cambia las sábanas contrae las enfermedades que provocan la fiebre. No se puede culpar por igual a un médico inepto que a las bacterias, eso es a la vez estúpido y deshonesto. No se puede evaluar lo que haya hecho Uribe si la piedra de toque son los terroristas, todo lo que hiciera sería perfecto. Lo cierto es que si después de ocho años sus compañeros de gobierno, aquellos a los que ayudó a elegir, se alían con los terroristas, algo habrá hecho mal. De eso nunca habla ningún uribista porque el ADN del país produce criaturas serviles a las que no se les puede pedir ningún rigor (que es como si Michael Jackson hubiera arrojado al bebé por el balcón esperando que volara).

Pero ¿cómo es que Uribe pide una negociación que exija cese al fuego? Eso sería gravísimo, pero ¿cómo es que yo leí que el más opcionado de sus precandidatos afirmaba que Uribe habría firmado un acuerdo como ése? No, la única negociación posible con los terroristas trata de su desmovilización y lo dice incluso el decálogo del Centro Democrático, pero la indefinición de los precandidatos y la vaguedad de las respuestas del expresidente sirven para todo: exactamente como si los colombianos fueran demasiado despreciables para tener zapatos ajustados y les dieran unos grandes en los que cupiera cualquier tipo de pie. Francisco Santos hasta se proclamaba promotor de esa negociación y admitía que Uribe tenía motivos mezquinos para oponerse, sin que Uribe se tome el trabajo de responderle. Los reproches de los líderes uribistas a la negociación son muy diversos pero casi nunca plantean una deslegitimación rotunda: no van a echarse enemigos en los partidos uribistas o de la Unidad Nacional ni a quedar como enemigos de la paz.
Se hunde en cada línea Uribe en su culpabilidad por seguir recorriendo el país y hablando con el ciudadano de a pie y no de las Farc, por supuesto que no, por dinamitar un albergue infantil en Balsillas – Caquetá.
Otra iniquidad: hay monstruos que envían niños bomba y usan niños carne de cañón y mutilan a miles de niños con las minas, ¿por qué sin embargo persiguen a los caballeros que en lugar de esas atrocidades los acarician y gratifican? La descripción de lo que hace Uribe se podría traducir como "buscar votos", ¿de qué modo se va a comparar eso con la tarea de los criminales? Buscar votos no es un crimen, pero al partir de una comparación disparatada, de la culpa del panadero y la de los ratones, no se dice nada sobre la calidad de esa tarea: también otros buscan votos, luego resultan igual de inocentes. Lo cierto es que para impedir los crímenes las actuaciones de Uribe no parecen la respuesta más eficaz: de momento es imposible saber cuál es su candidato para 2014 y los seguidores y amigos de sus enanitos viven enfrentados, sumando agravios, de tal modo que terminarán disgregados y favoreciendo una segunda vuelta entre Santos (o Vargas) y algún candidato de los comunistas. La culpa es del panadero que no protege su producto, no de los ratones que no están para hacerse responsables de eso.

[Los párrafos siguientes inciden en la misma comparación, invito al interesado a leer el documento completo, no los copio, salvo el último.]
Qué mala memoria tenemos los colombianos, Uribe nos entregò un paìs superiorísimo al que tenemos, casi en paz, si lo hubieran dejado gobernar un poco más, habrìa logrado la paz de verdad y no ésta pantomima que se está haciendo, recordemos cómo estábamos hace tan solo 3 años!!!
No puedo resistir la fascinación: ¡si lo hubieran dejado gobernar un poco más! Prácticamente todos los uribistas que conozco en Twitter esperan que Uribe vuelva a ser presidente (me pregunto si también creen que Elvis vive), salvo cuando les corresponde negar que él también lo espera. ¿No es la culpa de Uribe mantener esa confusión? La verdad es que no. Es la culpa de cada ciudadano que en su desidia y vulgaridad no quiere ni plantearse que casualmente toda Hispanoamérica ha estado la mayor parte de su historia independiente en manos de caudillos sempiternos e imprescindibles y que sólo aquellas repúblicas que aplican leyes claras toman el camino del desarrollo, como en cierta medida parece ocurrir con el Chile posterior a Pinochet y el Perú posterior a Fujimori. El apoyo de Uribe al texto de Diego Mora deja ver que de ningún modo va a reconocer que buscar la segunda reelección (con el respaldo de Santos y Roy Barreras) podría haber sido un error, como lo es que a estas alturas no haya un partido opuesto a los de la Unidad Nacional.

Sí, la culpa es de Uribe en la medida en que los uribistas lo apoyarían si emprendiera una labor cierta de oposición, que podría empezar por una denuncia formal al fiscal por prevaricar al soslayar la prueba material (el dictamen sobre la voz del video, absolutamente concluyente) en el caso de Sigifredo López, y por declarar que no aceptará ningún acuerdo del gobierno con los terroristas en La Habana, exigiendo el desarme completo, la desmovilización y la disolución de la banda (y no lloriqueando por la impunidad, prodigio que hace pensar a la gente que efectivamente las FARC van a dejar de matar para no ir a la cárcel). No lo hará, claro, y ya la culpa no es de Uribe sino de los uribistas, que se muestran una vez más como los típicos hispanoamericanos de siempre, ansiosos de su caudillo redentor. Pero tampoco de los uribistas, pues ya están de sobra demostradas sus limitaciones, sino de los demás colombianos que ya han visto que en tres años se permite a la manguala terrorista avanzar sin oposición pero se niegan a apartarse de los nostálgicos antidemocráticos y conformistas que seguirán haciendo el decorado del ascenso terrorista con su Anapo del siglo XXI.

(Publicado en el blog País Bizarro el 29 de mayo de 2013.)