sábado, marzo 30, 2013

La desigualdad educativa


En los años setenta hacía furor el cantante panameño Basilio con una canción contra el racismo cuyo motivo eran dos cisnes, uno de cuello negro y otro de cuello blanco, que se van queriendo y besando. Dejo a los freudianos las interpretaciones sobre el significado de los cuellos de los cisnes y  sobre el "colectivo" al que se halagaba secretamente con la canción, no porque no sean divertidas sino porque no son el tema de este escrito.

 

Pero al pensar en las supuestas diferencias ideológicas de los colombianos me acordé de la letra de esa canción. ¡No hay colombianos de izquierda y de derecha sino simplemente colombianos! Los más indecentes mamertos son sólo ultracolombianos. ¿Dónde encuentra uno a alguien que realmente eche de menos las leyes, que dejan de existir cuando el juez pasa por encima de ellas para proteger un derecho fundamental en ejercicio de la acción de tutela? ¿Y que no se indigne ante la idea de que los recursos que corresponderían a las personas de menos aptitud intelectual u oportunidades de acabar el bachillerato deberían dejar de gastarse en proveer carreras a gente más apta, y por lo general más rica, que a la vez no mejora nada con esas carreras salvo en el "derecho" a disfrutar de rentas estatales? No recuerdo al primero.

Aunque mucho me temo que pronto aparecerá el genio que culpe a la "homofobia" del "conflicto": si los colombianos de izquierda y derecha se fueran queriendo y besando, como los cisnes de Basilio (gracias a la inyección de tolerancia que el progresismo trae), ya hace tiempo habría paz. Esto se me ocurre al recordar lo que escribe este bloguero de El Tiempo. La idiotez de "los bandos de izquierda y derecha", guerrilleros y paramilitares igualmente legítimos o ilegítimos, la encontré en este artículo sobre el fútbol inglés que escribe un periodista que al parecer estuvo en Colombia hace poco.

En otras palabras, no hay una agresión externa, ni selenita ni causada por las ideas de Marx, o aun admitiendo que la haya a partir del imperio castrista, no tendría ningún resultado de no mediar la ideología común a los colombianos. Entre los rasgos de dicha ideología predomina, como he señalado muchas veces, la esperanza de que la educación vaya a mejorar las condiciones del país, por mucho que se demuestre día a día que es del todo contraproducente.

Igualmente común es el anhelo de igualdad, ¿qué importa que la queja contra la desigualdad sea el rasgo característico de los beneficiarios de esa desigualdad, que el Estado la multiplique con el pretexto de remediarla, que haya cientos de miles de empleos públicos destinados a corregirla —noble misión que en la práctica consiste en proveerles rentas a quienes la deploran públicamente, en aras de algún ascenso—, que a partir de 1991 haya aumentado el índice Gini al tiempo que la mitad de los empleados estatales se cuentan entre el 10% más rico de la población? (Los demás son los soldados profesionales, los agentes de policía y las personas que barren las oficinas y sirven tintos. Esa diferencia entre los empleados estatales y los demás ciudadanos no ocurre ni remotamente en ningún país civilizado.) No recuerdo al primer colombiano al que le moleste nada de eso. Las diferencias con los terroristas y sus mentores urbanos son por cuestiones secundarias, a menudo simplemente por los empleos públicos.

Ya no sé cuántas veces habré leído las mismas quejas por la desigualdad educativa que uno encuentra en esta perla aparecida en La Silla Vacía una típica página de "intelectuales" ricos. Lo que sí sé es que NUNCA NADIE se escandaliza por esos discursos, insisto, porque expresan una idea común.
En la ciencia política hay varias metodologías dirigidas a medir la calidad de una democracia. Algunas miden los aspectos electorales, la posibilidad de celebrar elecciones libres y otras de esa naturaleza; unas privilegían la posibilidad de ejercer derechos de contenido político tales como la libertad de expresíón, la libertad de prensa y la garantía de los derechos de la oposición; unas más se detienen en la separación de los poderes como la independencia de los jueces y otras de esa naturaleza. Todas valen pero pocas tan certeras como mirar el tipo de educación que un país ofrece. 
Coincidencialmente se me ocurrió hace pocos días aludir a la calidad de la democracia colombiana al considerar el hecho de que Santos no representa a nadie, no tiene partidarios que hayan votado por él. ¿Tiene alguna relación eso con la acepción de esa idea en el escrito de este mamerto? ¿Qué es democracia? Insisto, mientras en Colombia no se quiera entender que las palabras deben corresponder al diccionario y no a lo que cada uno quiere entender será imposible hacer retroceder la corrupción y la violencia. ¿De qué modo es "el tipo de educación que un país ofrece" un indicador de la calidad de la democracia? ¿Ofrece educación un país? ¿Qué es un país? ¿Qué es "tipo de educación"? Cada idiotez corresponde al juego de mentiras con que estos contrahechos morales parasitan el Estado, robando a los demás colombianos.
Se que los especialistas no le dan a los resultados de las pruebas Saber que el Icfes aplica a los estudiantes de grado 11 un gran valor en términos de medición de la calidad de la educación y que hay otros indicadores que apuntan hacia allá, pero para los efectos de hacer una radiografía del modelo de sociedad que construimos todas las mediciones dan más o menos lo mismo. Las de Icfes en esa materia son absolutamente reveladoras, no por novedosas o sorpresivas, sino todo lo contrario por consistentes y repetidas.  
Los resultados del Icfes, como se les denomina en el lenguaje común, para verguenza de todos, vienen mostrando hace años lo mismo: que si hay algo que profundiza la desigualdad social y regional es el sistema educativo; que si algo consolida una sociedad segmentada, segregacionista y excluyente es la educación que se brinda; que por mucho que estemos pasando de ser un país de renta baja a uno de renta media estamos cada vez más lejos de tener una sociedad igualitaria pero especialmente que no se ha logrado, a pesar de esfuerzos aislados, que la educación se convierta en una prioridad política. 
He puesto en negrita los términos mal escritos o incorrectos en español, para que se vea hasta qué punto los genios que analizan la educación más bien la requieren, pero el nivel del país, no de unos colombianos u otros sino de todos, hace que nadie detecte problemas en esa escritura. Bueno, ¿cuál es el motivo de la queja? ¡Que en los colegios buenos se imparte mejor educación que en los colegios malos! Me gustaría que analizaran algún texto de algún país civilizado en el que a alguien se le ocurra presentar esa queja. ¿No es un límite moral e intelectual que pone a los colombianos prácticamente fuera de la humanidad? A mí me resulta muy penoso tratar de explicar eso. ¿De modo que usted mañana es un multimillonario y paga un colegio en el que trabajan los sabios más ejemplares y eficientes educando niños y alguien viene a reclamar porque sus hijos saben más que los jóvenes que han estado en colegios sin medios en los que los profesores son ignorantes, pederastas y absentistas? Insisto, no es de una facción de los colombianos sino una idea común.

Pero ¿está este pensador admitiendo que con sus charlatanerías y despojos están dejando a Colombia "cada vez más lejos de tener una sociedad igualitaria"? No, es otra endemia colombiana. Fernando Londoño dice "dejamos a los militares sin fuero", "Le entregamos el país a las FARC", y lo primero que pienso es "Viejo malparido, si lo tengo delante le doy su patada en las güevas por descarado", pero es porque me acostumbré a leer textos de otros países. Londoño acusa a Santos y sus cómplices hablando en primera persona plural. Lo mismo hace Héctor Riveros, no es lo que parece: "los mamertos que poseemos el país desde 1991 hemos multiplicado la desigualdad por un tipo de educación que sólo es adoctrinamiento de asesinos", sino que en primera persona plural culpa a los que no son mamertos como él.
Una comparación rápida de los resultados ratifica cosas que ya ser han vuelto lugares comunes como que lo mejores registros se concentran en los colegios a los cuales asisten los niños de los estratos socios económicos más altos, que los colegios que están más arriba son los colegios privados, etc. En Cali, por ejemplo, el primer colegio público aparece en el puesto número 77 y los primeros 30 son colegios de calendario B donde se quedaron los bilingües y a los que solo se accede pagando costosas matriculas. 
Pues qué casualidad, conozco decenas de estudiantes de esos colegios costosos y su nivel de conocimientos corresponde al que tendrían sus coetáneos de los países civilizados que padecen trisomía 21 ("mongolismo" o síndrome de Down). Ya sé que es incomunicable, pero no tengo más remedio que insistir. ¿No es monstruosa la idea de la igualdad educativa? Para los colombianos no. Por ejemplo en Estados Unidos hay personas que obtienen doctorados en el MIT y personas absolutamente ignorantes. ¿No es mucho peor la desigualdad educativa allá? ¡Cada vez que una persona aprende algo está agrandando la brecha que la separa de los que no saben nada! ¿O no? Pero al escribir esto pienso que realmente es imposible entenderlo sin un esfuerzo por limpiarse lo colombiano, cosa que no está al alcance de todo el mundo.

El problema es que no hay estudiantes colombianos que alcancen los promedios de los países civilizados, no que haya diferencias en el nivel de unos y otros. Lo deseable por supuesto sería que las diferencias fueran tan grandes que algunos jóvenes colombianos se contaran entre los de mejor rendimiento en todo el mundo, cosa radicalmente opuesta, antagónica, al anhelo de que todos tengan un rendimiento similar, pero que a oídos de los colombianos suena a injusticia extrema: más cuanta más educación colombiana (valga el oxímoron) tengan, más cuanto más sean parásitos riquísimos que se lucran del llanto por la desigualdad.
Chocó, en forma consistente, en estos cuatros años, ha ocupado el último lugar, así como Bogotá y Bucaramanga han estado en los primeros lugares. La abrumadora diferencia entre los resultados de Medellín y los de los demás municipios de Antioquia ponen a este Departamento en un puesto intermedio de la tabla.

Buenaventura, una ciudad de 400 mil habitantes, del tamaño de Santa Marta, Manizales (que está tercera entre las capitales) o Sincelejo, la misma que vive una crisis humanitaria sin cuento, similar a la que vivía hace 10 años, que era parecida a la que vivía hace 20, si nos atenemos a los resultados del Icfes, tiene la peor educación del Valle.
El Magdalena que ha sido afectado como el que más por la corrupción y la alianza de políticos con organizaciones ilegales es penúltimo en el registro departamental. 
Lo de siempre, las regiones más pobres y atrasadas tienen peor rendimiento, pero los lectores de La Silla Vacía no están pensando en cómo conseguirán que sus propios hijos tengan un rendimiento notable sino en cómo seguirse lucrando de la charlatanería. Ya es darle vueltas a lo mismo, ¿por qué Colombia es un país primitivo y miserable? Sólo por esa ideología común, que no lamenta el rendimiento medio del país en comparación con otros sino la diferencia entre regiones y grupos sociales.
Nada de esto es nuevo. Hay estudios muy serios que detallan el efecto perverso que para la sociedad tiene nuestro sistema educativo en términos de desigualdad y desequilibrio regional. Hay centenares de documentos que muestran todas las evidencias de las diferencias salariales entre una persona que recibió una educación u otra , los que hablan inglés reciben en promedio el 35% más que los que no; las becas para estudiar en el exterior se concentran en estudiantes egresados de universidades bogotanas a las que asisten jóvenes de clases medias y altas; los peores resultados están en las poblaciones afrocolombianas del Pacífico y en el Caribe. En fin, todo sabido, lo sorprendente es que, a pesar de esfuerzos que resultan aislados y quijotescos, los resultados sigan iguales. 
Se le quedó decir que los beneficiarios de dicha desigualdad son los lectores de su artículo, pero ¿cómo comunicar eso? Las diferencias de ingreso en Colombia no tienen que ver con la educación sino con la proximidad a la casta oligárquica que controla el país a través de las sectas comunistas. Conozco personas que ganan sueldos altísimos en el Estado y ciertamente no hablan inglés ni saben nada. Pero ¿ahora será un problema que alguien sepa inglés? Ciertamente la gente de las regiones apartadas o de las clases más desfavorecidas deberían tener más acceso al conocimiento, pero eso no se consigue con la queja profesional porque alguien aprenda, sino precisamente gracias a la mejora del país que comenzaría porque en los colegios se aprendiera algo y no sólo a ser mamerto.
En los países de mayor calidad de vida y mejores niveles de democracia, la educación es un factor integrador. En la educación pública se encuentra toda la sociedad, como diría la fórmula sacramental, sin distingos de razas, credos, origen social, etc, en Colombia es exactamente al revés : la educación es la que divide. La proporción de colegios públicos y privados refleja la calidad del gobierno local. En Bogotá por ejemplo, desde hace unos años se logró que el porcentaje de niños que estudian en colegios públicos sea superior a los que que lo hacen en colegios privados, pero en Cali, para volver con el ejemplo, más del 70 % de las instituciones educativas son privadas.
¿Recuerdan a Evo Morales declarando que Cuba era una democracia? Este párrafo dice lo mismo, Cuba tiene mejores niveles de democracia que Estados Unidos. ¿No? Si el lector hiciera el esfuerzo de suponer que no es colombiano sino que casualmente ha encontrado un rasgo ínfimo de decencia al que aferrarse, podría tratar de responder si esa descripción de la educación pública no corresponde al régimen cubano, mientras que en Estados Unidos ciertamente la educación divide y para estudiar en Harvard o Yale hace falta a la vez tener aptitudes notables y grandes recursos, o una de las dos cosas en proporción excepcional.

Eso porque en la ideología comunista, casi unánime entre los colombianos acomodados por mucho que no lo sepan, "democracia" es sinónimo de "socialismo", de hegemonía absoluta del Estado en la sociedad. ¿O no es un indicador extraño ese de la proporción de colegios públicos? La diferencia entre los colegios públicos y los privados es que en los segundos el adoctrinamiento de Fecode es menos seguro. Ese afán de predisponer contra el saber, ya que genera desigualdad, es típico. En cualquier lugar en el que se detecte la humanización plena sería el anhelo del estudiante, del padre y del maestro aumentar esa desigualdad a su favor. En Colombia no: el mal estudiante de familia de mamertos sabe que al no avanzar nada en ningún conocimiento matemático o de cualquier clase está equilibrando a la sociedad. Claro que después será de la minoría que obtiene el sueldo de decenas de trabajadores por ostentar su buena conciencia, pero al menos en materia de conocimientos se siente justo.
Lo verdaderamente dasalentador de toda la historia es que esta columna pudo haberse escrito hace 10 o 20 años, al tiempo con las que se han publicado esta semana sobre la tragedia de Buenaventura que son idénticas a las de entonces o incluso cuando García Márquez escribió sus primero artículos periodísticos sobre el Chocó que parecen descripciones de la situación de estos días.
¿Es "verdaderamente desalentador"? Yo no lo creo: ese lamento es sumamente rentable, este hombre se gana el sueldo de varias decenas de colombianos a pesar de que no ha aprendido a prestar atención al Word, que habría marcado "primero artículos". Es la forma correcta de prosperar en Colombia: allí donde la humanidad es cabalmente humanidad la gente prospera por prestar algún servicio a los demás en aplicación de algún conocimiento adquirido, en Colombia los ricos despojan a los demás desde el Estado o ambientes próximos gracias a que siempre están quejándose de que sus hijos van a colegios en los que adquieren privilegios: no otra es la trayectoria de Antonio Caballero. Pero, como en la canción de Basilio, no es que haya realmente muchos colombianos que no compartan esos valores y ese estilo. O tal vez sí los hay en potencia, pero están sometidos por la "educación", que sólo sirve para acostumbrar a la gente a tolerar sermones falaces y desvergonzados como ése.

(Publicado en el blog País Bizarro el 18 de noviembre de 2012.)

miércoles, marzo 27, 2013

Cacerolazo


El cacerolazo es una vieja forma de protesta que en Colombia no ha encontrado arraigo por la bajísima densidad de la población de las ciudades. No sé de quién fue la idea de convocar un cacerolazo contra Santos, pero tarde o temprano se plantearía esa respuesta ciudadana, que esta vez ha encontrado muchos entusiastas en las redes sociales.

También está muy bien que se centre en el rechazo al autócrata Santos y a su gobierno más que en la afirmación de ninguna alternativa: lo que se rechaza es el cogobierno con los terroristas y la evidente corrupción que reina (¿qué otra cosa es la multiplicación de cargos públicos superfluos para comprar lealtades?). Muchos descontentos no somos uribistas y no por eso vamos a callar ante ese gobierno funesto.

Lo que pasa es que entre los convocantes se nota la falta de experiencia en materia de activismo, y así no falta el que quiere reunir a la gente en la plaza de Bolívar de Bogotá. Si alguien pudiera contar con que hubiera 2.000 manifestantes que hicieran acto de presencia, ¿qué necesidad habría de llevar ollas? Sería una incomodidad añadida para la gente. Lo que pasa es que eso es bastante más difícil de lo que se piensa. Los que llevamos algún tiempo en Twitter recordamos el fiasco de las manifestaciones del 4 de marzo de 2011, que en su convocatoria bogotana ciertamente no juntaron a 500 personas. Y el entusiasmo en Twitter era aún mayor que ahora.

No, hay mucha gente descontenta pero muy poca que va a atravesar las ciudades para ir a un sitio a protestar. El cacerolazo es una iniciativa en la que algún valiente empieza solo y atrae a algún otro. Lo corriente en esa clase de protestas es que la gente lo haga en su casa, pero eso en Colombia puede ser problemático, de modo que sería deseable que hubiera al menos veinte sitios de Bogotá en los cuales se pudiera contar con la presencia segura de tres o cuatro personas que empezaran. Tendrían que ser sitios cercanos a zonas de alta densidad de población para probar a invitar a los vecinos a sumarse, pero si no se consigue, al menos ese grupo pequeño podría hacer bastante ruido.

Mucha gente parece creer que algo como la manifestación del 4 de febrero de 2008 es fácil de repetir, pero entonces se contó con el apoyo de los medios, que no podían "pasar de agache" porque quedarían aislados y desprestigiados. No se podía evitar que la gente viera a Uribe en los las transmisiones de los consejos comunales ni en declaraciones que tenían que ser noticia porque era el presidente. Hoy en día no pasará nada parecido y por el contrario, los medios están comprados para hacer propaganda de Santos, cosa que era evidente hace año y medio, cuando publicamos el video #AlertaAutocracia, enlazado arriba.

Yo me atrevería a asegurar que aun a pesar de que no hace falta ningún gran esfuerzo ni atravesar la ciudad y que muchos activistas lo harán seguro, no habrá en Bogotá siquiera mil personas participando en el cacerolazo. ¿Y qué? Aunque fueran sólo cien, hay que intentarlo. Aparte, figúrense que en un pueblo apartado hay una decena de personas que quieren protestar, o menos, ¿no se tiene en cuenta su disposición? Lo ideal es que en todos los municipios importantes haya quien proteste. De hecho, creo que esa primera muestra de rechazo ciudadano al sátrapa podría ser el comienzo de una rebelión que le impidiera reelegirse.

Ojalá se consiga en Twitter acordar al menos veinte puntos de encuentro en Bogotá y otros tantos en Medellín, donde la participación podría ser mucho más alta, y así en todas las ciudades importantes. Ojalá para cada sitio hubiera personas que se comprometieran a acudir de modo que el que esté ahí no resulte completamente solo. Si hay veinte personas dándole a las ollas es fácil atraer a más y hacer mucho ruido, pero tres o cuatro son algo, mientras que una sola persona no se atreve a empezar.
(Publicado en el blog País Bizarro el 17 de noviembre de 2012.)

sábado, marzo 23, 2013

¡Qué ganas de estar polarizados!


Uribismo y antiuribismo
No hay que dejarse engañar, por mucho que las polémicas en los medios y en las redes sociales alrededor de la orgía de calumnias contra Uribe parezca un reality show, en realidad lo que se intenta es desviar la atención sobre la cuestión decisiva en estos momentos en Colombia, que es el evidente cogobierno de Santos con las FARC. Para eso se recurre a montajes obscenos, como los repentinos arrebatos de "sinceridad" de personajes como Yair Klein, protegido en su país y rentabilizando viejas aventuras mercenarias gracias a la urgencia del chavismo de legitimarse calumniando cualquier resistencia (Uribe es sólo el símbolo de eso) y a su enorme provisión de recursos (cientos de miles de millones de dólares que casi una decena de gobiernos, incluido el colombiano, pueden usar en lo que quieran). De más está recordar la curiosa coincidencia de una de las típicas comisiones de turismo parlamentario en Israel.

Es decir, no deberíamos discutir sobre las supuestas culpas de Uribe, no porque haya alguna posibilidad de que las calumnias respondieran a hechos reales, sino porque aunque así fuera eso no cambiaría en nada el problema de si los ciudadanos debemos aceptar a un gobierno que protege y alienta a los asesinos y secuestradores. Los partidarios de las FARC, que son en esencia los mismos dueños sempiternos del país y sus clientelas (la tropa es el servicio doméstico armado, estudiantes de provincia que hacen el trabajo sucio para los políticos e intelectuales de la capital), siembran sin cesar calumnias con montajes impresionantes (por su descaro) para que la gente opte entre Uribe y ellos, no por lo que son, por su antigua labor de cobramasacres y su papel de incitadores del crimen, sino por el odio inducido hacia el expresidente.

El lambón arquetípico
En Colombia es especialmente difícil encontrar personas ecuánimes o comedidas, lo típico es el adulador interesado que acompaña a cualquier poderoso, y el lenguaje popular lo registra desde hace tiempo con términos como "lagarto" o "lambón". La escasa valoración que tienen los colombianos de las ideas hace que los poderosos lo sean por herencia o por algún talento para maquinar intrigas o iniquidades, ganándose la lealtad de los aduladores. Juan Manuel Santos es el modelo de esa clase de políticos, no recuerdo al primer partidario suyo que aprecie sus ideas o actuaciones y haya votado por él. Todos sus defensores son personas que reciben algún incentivo o que profesan lealtad a los terroristas y sus representantes urbanos. No recuerdo tampoco a nadie que crea que tal "santista" sea posible, y ese rasgo es muestra de la calidad de la democracia colombiana.

Gabriel Silva Luján es además de lagarto característico (no lo he oído hablar, por lo que me lo imagino como una especie de Roy Barreras reposado y cauteloso). Pero además de eso es un viejo subalterno de Santos, en cuyo periódico era columnista antes de ascender a la Federación Nacional de Cafeteros. Me propongo comentar su reciente andanada contra Uribe, pero antes conviene recordar una pieza anterior que deja ver al personaje.
El presidente Santos tiene ya suficientes méritos y realizaciones para ganarse el derecho a un segundo periodo. Entre esos logros debo destacar algo que parece menor, pero demuestra su talante. El Presidente les dijo de frente, y sin ambigüedades, la verdad a los colombianos. Eso lo sabrá agradecer el país.
Me tuve que quedar pensando cuál sería la verdad que les dijo Santos a los colombianos, hasta que lo entendí: ¡que tenía cáncer de próstata! Lo de los "méritos y realizaciones" es el retrato del lagarto. ¿Cuáles son esos méritos y esas realizaciones? De momento ha resucitado a las FARC y ha entregado a Colombia en manos del chavismo y sus socios judiciales y delincuenciales, puede que para el grotesco lambón eso se llame "méritos y realizaciones", pero ¿es un argumento para favorecer la reelección de Santos? De momento sólo muestra que no espera que nadie crea lo que dice, sólo orientar a los lagartos de menos rango que él, muchos de los cuales obtendrán algún cargo gracias a las zalamerías del personaje con Santos.

La verdad por encima de la victoria
Ese interés de confundir y presentar la cuestión del premio del crimen como una batalla contra los intereses particulares de Uribe destaca en la reciente andanada de Silva Luján. ¿De qué victoria habla en su artículo "La victoria por encima de la verdad"? De la victoria de Uribe, al que describe como nostálgico del poder. ¿Qué nos dice sobre el cogobierno de Santos y las FARC y la sorprendente victoria de los terroristas sobre sus víctimas? El interés de Silva por la verdad ya se evidenció en el párrafo que cité arriba: no es siquiera un mentiroso que pretende engañar sino un adulador que recita elogios vacíos por encargo.

El artículo se centra en la vieja falacia ad hóminem: las críticas que hizo Uribe en su discurso ante la asamblea de la U se descalifican denigrando al autor, como si el tema no importara. Las respuestas a lo que dice Uribe empiezan por la típica, colombianísima, ligereza con el lenguaje.
En su discurso, afirma que el Gobierno ha mostrado mayor interés por dialogar con el terrorismo que en la seguridad. Eso es una falacia. La política de seguridad ha mantenido la cadena de éxitos que se inició con Uribe, pero además ha dado los golpes que no se pudieron lograr en los ocho años de su gobierno. Eso no es abandonar la seguridad, presidente Uribe.
¿Qué es "falacia"? ¿De qué modo puede ser "falacia" cualquier aserto que se considera falso? Fácil: el colombiano está acostumbrado a las palabras raras, queda más de estrato alto decir "falacia" que la vulgar "mentira".

Logros discutibles
Pero ¿es mentira que el gobierno ha mostrado más interés en dialogar con el terrorismo que en la seguridad? Júzguelo el lector por su propia percepción. La frase siguiente es verdaderamente expresiva: "La política de seguridad ha mantenido la cadena de éxitos...". ¿Qué es la "política de seguridad"? La política de seguridad de Santos ha consistido en aliarse con las FARC y sus mentores urbanos para perseguir toda posible resistencia, en legitimar a los terroristas como parte equivalente a las instituciones representativas, en someter las políticas públicas a la aceptación de una banda de asesinos. ¿Qué o quién ha "mantenido la cadena de éxitos"? Quiere decir que bajo el gobierno de Santos cayeron Jojoy y Cano, pero ¿esos logros compensan el retorno de las FARC a la mayoría de los departamentos, la fuga de la mayoría de sus dirigentes con el pretexto de la negociación y con la ayuda del gobierno, la multiplicación exponencial de la extorsión, la humillación pública del ejército y la cantidad de bajas militares y policiales, muy superior al promedio de los últimos años de Uribe? Sobre la caída de los cabecillas se puede decir que en todo caso Santos no la habría podido impedir, y se dice que Cano cayó gracias a un acuerdo del gobierno con los enemigos del jefe terrorista dentro de la banda.


El siguiente párrafo pretende sustentar los avances señalados en el anterior:
La ofensiva general de este gobierno contra el omnímodo control del Catatumbo por parte de las Farc y el Eln demuestra el avance incontenible del Estado contra la retaguardia estratégica de estos grupos terroristas en la frontera con Venezuela.
De nuevo ese lenguaje decorativo, ni el autor ni la audiencia creen en lo que se dice: ¿la ofensiva demuestra el avance? Si hay algún avance de las fuerzas institucionales en el Catatumbo, ¿no es como la embestida de un toro al que se ridiculiza cuando el torero se esconde detrás del burladero? ¿O no es el gobierno el aliado de Chávez, cuyas políticas apoya en todos los foros internacionales y a cuyo principal representante en Colombia ayudó a hacer alcalde de Bogotá gracias a inversiones fabulosas en candidaturas inviables cuya única función era distraer votos? Los logros de Santos sólo son concebibles en el mundo de los lambones, vista la inyección de moral que dio a los terroristas, las actuaciones como el desmantelamiento de la red de informantes y su disposición a colaborar en la persecución contra los militares, los esfuerzos de éstos contra la tropa comunista son otra burla y otra humillación.

El repliegue estratégico
Uno de los recursos típicos de Santos y sus propagandistas es llamar victorias a las derrotas, que a fin de cuentas no sufren ellos sino las instituciones, a las que intentan destruir para reinar aliados con los terroristas. ¡La conquista del Cauca por las FARC, con ayuda gubernamental, resulta un "repliegue estratégico"!
No se puede olvidar -y me consta como exministro de Defensa- que antes de la llegada de Santos ya teníamos el desafío del repliegue estratégico de las Farc al Cauca y de la micromafia urbana en varias ciudades, como consecuencia de los éxitos en otros niveles. Esos problemas son del país, no del actual gobierno.
Claro, la alianza del gobierno con los terroristas, visible en el apoyo resuelto y sistemático de todos los propagandistas en los medios y en las redes sociales, no determina de ninguna manera el avance terrorista, no faltaría más: para la ocasión este exministro de defensa es un entusiasta representante de las instituciones.

La tarea de confusión no cesa. Ojo al párrafo siguiente:
De verdad, es totalmente alejado de la realidad afirmar que se han duplicado las 'bacrim' en dos años -como lo hizo Uribe en el Foro de 'la U'-, cuando los grandes capos de esas bandas que eludieron la justicia durante nueve años han sido todos capturados en los últimos seis meses o se han entregado a los Estados Unidos.
¿Tiene alguna relación "se han duplicado las bacrim en dos años" con "los grandes capos de esas bandas han sido capturados"? ¿Se han duplicado o no los ingresos por extorsión de esas bandas, el número de delincuentes involucrados, el número de víctimas de su violencia? La alusión a los jefes capturados es una forma de ocultar la verdad.

La siguiente mentira tiene que ver con el fuero militar:
En su discurso, el exmandatario argumenta debilidad del Gobierno para defender a las Fuerzas Armadas. Dice textualmente que la prueba de ello es que no se ha corregido el acuerdo con la Fiscalía, suscrito por uno de sus ministros de Defensa, y que todos los militares con razón señalan como el adefesio que terminó de demoler la seguridad jurídica de nuestros hombres en armas. ¿Entonces, de quién es la culpa?
¿Nadie recuerda la discusión del fuero militar en el Congreso, que terminó en un triunfo de los enemigos del ejército gracias al apoyo de los congresistas aliados de Santos? Ningún problema, cuando no hay que mostrar más que iniquidades, siempre quedan las promesas.
En esta materia, el actual gobierno ha presentado y defendido el proyecto que por fin le devolverá el verdadero alcance al fuero militar, algo que no ocurrió en los ocho años del gobierno anterior.
¿Habrá quien crea que los militares que "con razón" critican el "adefesio" del acuerdo del ministro Camilo Ospina con la Fiscalía están encantados con el proyecto que "por fin le devolverá el verdadero alcance al fuero militar"? ¿No es el colmo de la desfachatez?

Todos negocian
Dentro del mismo párrafo empieza la defensa del cogobierno con los terroristas, como quien habla rápido para no darle tiempo a pensar a la audiencia:
Y qué decir de sus críticas a los diálogos con la guerrilla, cuando su negociador de paz -el mismo del actual gobierno- siguiendo sus instrucciones buscó toda clase de contactos con los terroristas. Aquí, presidente Uribe, el país todavía espera una explicación de por qué sí bajo su orientación y ahora no bajo la de Santos.
¿Se proponía Uribe sacar una ley de víctimas que permitiera "pensionar" y presentar como víctimas a los milicianos y demás colaboradores del terrorismo? ¿Y prometer impunidad total y elegibilidad a los jefes terroristas? No se puede decir "A usted lo vieron entrando al burdel" cuando es un médico que iba a atender a un moribundo, ni "Usted entró a la casa del mafioso" al policía que iba a capturarlo. La búsqueda de contactos no significa nada, como tampoco que fuera el mismo funcionario: si fuera por eso, Uribe nombró en uno de los ministerios más importantes a este señor que lo calumnia e injuria ahora, incluso divulgando secretos de la seguridad nacional.

Leyes similares
Claro que la sorpresa del columnista no se queda ahí. Esta otra perla es increíble. Es otra muestra de esa endemia colombiana de sumar la idiotez a la perversidad y exhibir el resultado como un gran logro.
Aún menos explicable es que se oponga el presidente Uribe al Marco para la Paz como un instrumento de justicia transicional, y en cambio le parezca perfectamente legítima la Ley de Justicia y Paz de su gobierno, que ofreció un enfoque muy similar pero para los paramilitares.
¿Cómo puede usted decir que no se va a casar con mi hija si ayer mismo le prometió matrimonio a la hija del señor Martínez? ¿Promete o no promete? ¡No es explicable esa variación! Si la Ley de Justicia y Paz del gobierno de Uribe es muy similar a la nueva, ¿por qué emitir ésta? La supuesta orientación para favorecer a los paramilitares es la mentira típica: por esa ley se desmovilizaron muchos miembros de las FARC y el ELN. El llamado Marco Legal para la Paz es la legitimación y el premio de las bandas terroristas y en absoluto algo "similar" a la ley citada. ¿No es obvio suponer que los contactos que encargaba Uribe a su funcionario tenían que ver con someterse a esa ley? Al menos debería saberse qué buscaba, los contactos podrían servir para capturarlos. Siempre queda la cuestión de que si fuera por "buscar contactos", los terroristas los rechazarían con Uribe y los aceptarían con Santos, habida cuenta de que es su aliado.
Y estas son solo unas pocas de las verdades a medias, las distorsiones y falacias de las tantas que se dijeron en ese discurso. En esa pieza no se encuentra por ninguna parte el esfuerzo altruista del estadista por aconsejar, orientar o corregir, sino más bien el ánimo pendenciero del contendor político.
Sobre las demás verdades a medias, distorsiones y falacias, ¿no les basta con que las considere tales el viejo empleado de la familia Santos? Para los colombianos el hecho de declarar algo es una prueba de su veracidad, no recuerdo casi ninguna discusión en la que no me haya encontrado con esa curiosa manía. Bueno, ¡en esta pieza de Silva Luján sí que predomina el esfuerzo altruista y no el ánimo pendenciero del contendor político! Bah, "ánimo pendenciero de contendor político" aplicado a este patético lambón sería un elogio inmerecido. Sólo es la correspondiente bulla que tiene por fin, como expliqué al principio, convertir la cuestión del cogobierno con los terroristas en un reality show en el que hay un Emmanuel Goldstein contra quien se gastan ingentes fortunas en propaganda y engaño.

(Publicado en el blog País Bizarro el 15 de noviembre de 2012.)

miércoles, marzo 20, 2013

El rango intelectual


En su último artículo en este blog, @Jorge_MaxPower aludía a Bogotá, ciudad en la que se crio, con estas palabras: "... la lógica de esa maravillosa ciudad es un cúmulo muy particular de intentos por demostrarse intelectual desde la ignorancia". Bueno, eso se podría decir de medio mundo, al menos de casi todo Occidente, sobre todo del de influencia mediterránea; es decir, el esnobismo es moneda corriente. Pero en Colombia ese despropósito produce un efecto grotesco por la realidad de primitivismo y aislamiento, amén de la estrechez de miras, el servilismo y el cortoplacismo de la población. De ahí que en una encuesta de la revista Foreign Police en español resultaran Piedad Córdoba y William Ospina como los intelectuales iberoamericanos más influyentes (muchos chavistas, seguramente siguiendo alguna consigna, los eligieron): ambos son más o menos de la misma categoría intelectual y moral, baste pensar que el poeta y novelista presentaba el libro de Sigifredo López y elogiaba a Chávez, que lo recompensó con el premio Rómulo Gallegos, pero para que alguien los considere intelectuales influyentes hace falta que ese alguien forme parte de una chusma tosca, ignorante y pretenciosa que lógicamente termina agrupada en torno a asesinos, sean los garzones del gobierno, los "progresistas" de Petro o los propios dinosaurios estalinistas del Partido Comunista Colombiano y su brazo armado. El que quiera atender al encanto de la prosa de Ospina, le recomiendo este comentario que escribí sobre unos párrafos de Ursúa.

Algo que nunca se dice demasiadas veces es que el nivel de Colombia en literatura y humanidades es muchísimo peor que el que ostenta en matemáticas, física y tecnología, pero es algo difícil de evaluar, por lo que se abre la veda para que cada cual piense lo que quiera, que siempre termina siendo lo más complaciente. ¿Alguien recuerda algún autor colombiano de obras de filosofía, historia, teoría literaria, psicología, etc., que sea conocido fuera del país? Los autores famosos fuera del país lo son por el poder político, por su relación con el comunismo, que fue durante el siglo XX la gran logia de poder, sobre todo en los países "latinos", razón por la que el lector probablemente haya leído u oído alguna vez algún verso de Mario Benedetti pero casi seguro ninguno de Gabriela Mistral o Salomón de la Selva, poetas mucho más reconocidos por los que entienden de poesía.

Ya puestos a pensar en esos figurones que la penosa chusma colombiana considera grandes intelectuales, voy a comentar una noticia reciente que me impresionó porque es difícil comunicar hasta qué punto puede llegar la idiotez del trópico. Así titulaba El Espectador: 
"Héctor Abad: Latinoamérica es menos violenta que Europa y Estados Unidos"
Insisto, es incomunicable. ¿Qué es "Latinoamérica"? El lector podrá creer que esa categoría geográfica es correcta porque la ha leído y oído mentar muchas veces. ¿En qué consiste esa región? Cuando la gente sólo ha oído mentiras terminan siendo las únicas verdades que puede concebir. Se trata de una falacia del comunismo que crea una América fracasada que habla latín (pero ¿no es el inglés también una lengua latina? ¿Hablamos latín?) y una América "opresora" que habla inglés. En la mente tosca del colombiano queda de lo más natural que haya alguna comunidad o aun alguna relación que una a México con Haití más que con Texas o Colorado, mientras que lo "latino" de Quebec se olvida sin dificultad.

Pero ¿de qué modo sería menos violenta una región que otra? Una vez se cree en esa comunidad unida por la relación con el Lacio, la historia se acomoda para interpretarla de cualquier manera. Los haitianos, hondureños y argentinos comparten rasgos de carácter que determinan la conducta de sus naciones respecto de otras, y al compararlas con Europa resultan más pacíficas. ¿No es fascinante? Mejor leer la noticia:
En un acto en el consulado colombiano de Londres para presentar la edición inglesa de su "Tratado de culinaria para mujeres tristes", el escritor de Medellín destacó que, a pesar de la fama de la región, en materia de violencia internacional "hay mucho más de que avergonzarse en Europa, Estados Unidos, Asia o África".
Así se hace la carrera de estos próceres, a punta de talonario estatal. El consulado colombiano sirve para que el gran escritor presente su libro, tal como lo estaba en tiempos de Samper para promoverlo a él junto con William Ospina y otros figurones ligados al Partido Comunista.

Aquello de lo que hay que avergonzarse en Europa, Estados Unidos, Asia o África son por ejemplo las guerras mundiales, o las guerras que jalonaron la historia moderna. Tras esa belleza está la comprensión del mundo de un niño de doce años, que cree que Sudamérica se puede comparar a Europa, y aun resultaría más grande. ¿Por qué habrá quien compare a Groenlandia con Luxemburgo? Uno de esos países es mucho más importante en todos los ámbitos. En la historia Sudamérica es comparable a Europa apenas un poquito más que Groenlandia, también es un poquito más grande. La población de Colombia en la época de la Independencia era de 700.000 personas, mientras que sólo Inglaterra y Gales tenían 9 millones, 13 veces más. Ningún país de Sudamérica podría permitirse una guerra con otro porque ¿de dónde sacaría recursos para movilizar ejércitos en tales distancias? ¿Para qué? 

Pero más gracia tiene la superstición creacionista, cruda, desnuda, impúdica. ¡Parece que el mundo hubiera sido creado con sus naciones y hubiera unos desaprensivos que se hubieran inventado las guerras, con lo que sus países terminarían culpables y deberían avergonzarse! El hecho de que haya una sola persona que no sienta desprecio y asco ante semejante idiotez ya muestra un nivel intelectual ínfimo, penoso, en los bordes de la condición humana. Pero entre los "intelectuales" bogotanos será la norma.

Si el ser violentos de una comunidad en el sentido de ser capaces de conquistar territorios e imponer su cultura fuera una culpa, "Latinoamérica" sería aún más culpable que Europa, porque ¿no somos los iberoamericanos descendientes de los conquistadores que despojaron y exterminaron a los pobladores nativos? Realmente es tedioso lidiar con tanta idiotez.
"Latinoamérica es un continente muy injusto con índices altos de violencia interna. Pero si lo comparamos con la historia de Europa y Estados Unidos, es pacífico. Eso se dice poco. Pero nosotros hemos tenido pocas guerras internacionales y poco cruentas comparado con otros continentes", apuntó Abad en una entrevista. 
"Aunque haya escrito sobre la violencia, me parece que en ninguna parte nos pueden dar muchas lecciones de tranquilidad y de paz. En cuanto a entendimiento entre distintas naciones, nosotros hemos sido un ejemplo para el mundo", aseveró el escritor.
El que haya habido en la historia reciente pocas guerras internacionales tiene que ver con la insignificancia de la región en términos de dominio mundial y con la baja densidad de población. Pero las pocas guerras que ha habido son mucho peores que las de otras regiones. En la guerra de la Triple Alianza que emprendieron Brasil, Argentina y Uruguay contra Paraguay mataron a la mitad de la población del país, al 90% de la población masculina. ¿Es eso ejemplar? ¿Cuál es el entendimiento entre distintas naciones cuando se comprueba la descarada intromisión de Cuba en la política de los demás países y el fomento de bandas criminales? ¿Es eso concebible en cualquier otra región?

Ser un ejemplo para el mundo porque no se hace la guerra contra otro país por grandes intereses, como ha sido la historia humana, sino porque los ciudadanos salen a asesinar a sus vecinos para robarles la ropa o la billetera, es algo que sólo cabe en la cabeza de "intelectuales" de tan cómica categoría: como ya lo señalé, en el borde de la humanidad.

(Publicado en el blog País Bizarro el 12 de noviembre de 20112.)

domingo, marzo 17, 2013

Componendas anunciadas


Dos artículos aparecidos este domingo en El Tiempo permiten en cierta medida vislumbrar lo que ocurrirá con las elecciones presidenciales de 2014. Mauricio Vargas descubre que las medidas de Petro pueden ser muy desagradables para los bogotanos, que en todo caso no opusieron resistencia a su triunfo, pero en otras partes del país pueden agradar a posibles votantes, de donde infiere que el alcalde podría estar pensando en renunciar en 2013 a su cargo para ser candidato presidencial.
No hay que olvidar que, legalmente, Petro podría renunciar en mayo y quedar habilitado para las presidenciales, y así no tendría que asumir las consecuencias del desgobierno en que tiene a Bogotá, pero sí podría, en una sorpresiva deriva, beneficiarse del eco nacional de sus decisiones más populares. A miles de habitantes de la capital esto les sonará absurdo. Pero no lo es tanto.
Es decir, lo que hace pensar que Petro podría plantearse la renuncia es el hecho de que como alcalde ha mostrado su ineptitud, pero puede ilusionar a votantes de otras regiones. Pero hay más: ¿de dónde sacan los comunistas o chavistas un candidato conocido que pueda presentarse como opositor de Santos? Los demás forman parte del gobierno y tienen diversos hándicaps.

Esa candidatura, lejos de lo que muchos creen, sería muy conveniente para Santos: es sencillamente imposible que Petro obtenga suficientes votos para ganar en primera vuelta, y en segunda vuelta Santos contaría con el apoyo de la Unidad Nacional, de los medios y del presupuesto. Pero ¿quién es Petro? El joven estudiante de Zipaquirá obtuvo gracias a su militancia en el M-19 una beca para estudiar en el Externado. ¿Quién le consiguió esa beca? Mientras no se quiera entender que el M-19 fue un invento de Enrique Santos Calderón y la camarilla de Alternativa para favorecer la elección de López en 1974 y finalmente abrirle el camino al Partido Comunista, no se sabrá nada. Algún día se conocerá a fondo la historia del M-19 y puede que se descubra que el asalto al Palacio de Justicia fue planeado por el mismo hermano mayor de Santos o alguna instancia relacionada con él (por ejemplo, los servicios de información cubanos).

El caso es que Petro puede haber sido siempre una "ficha" de esos personajes y después de prosperar, figurar y cebar a su clientela desde la Alcaldía podría prestarse para el decorado de la reelección de Santos, si éste gana en primera vuelta, cosa que podría ocurrir ante el miedo de la mayoría a un gobierno de Petro, queda como un triunfador. Si va a segunda vuelta contra Petro, tiene de todos modos la victoria asegurada. No sería lo mismo si los comunistas no tuvieran a un candidato con posibilidades, podría llegarse a una segunda vuelta de Santos contra un crítico del cogobierno con las FARC, elección en la que podría perder.

El otro artículo es de un señor Mario López Castaño sobre el futuro del Partido de la U. Plantea que la negociación con las FARC no iría más allá de mediados de 2013 y que si el gobierno se retira de la mesa se podría dar la reunificación de ese partido. De ahí concluye que:
Entre más cercano esté el término de las negociaciones, el futuro de 'la U' se estará despejando y la consolidación de su unidad será una realidad con la presencia continua y sin obstáculos de sus dos grandes líderes.
Ciertamente, esa posibilidad suena un tanto remota (aunque también aparece en una entrevista a Roy Barreras), pero no se debe olvidar que la actitud de Uribe después de dejar la presidencia se caracteriza por su afán de demostrar que arrastra votos: ante una segunda vuelta Santos-Petro, sin duda la Unidad Nacional lo llamará para "salvar la patria", y sin la menor duda él intentará conservar la máxima cuota de poder a cambio de ese apoyo. No falta el que piense que se podría dar una segunda vuelta entre un candidato uribista, tal vez Zuluaga, por mencionar el más activo ahora, y Santos, pero es porque no piensa en el escaso carisma de ese exministro y en sus dificultades para presentarse como el anti-Santos.

Pero si hubiera un peligro semejante, la Unidad Nacional avalaría a otros candidatos igualmente uribistas, por ejemplo del Partido Conservador, a los que financiarían los generosos donantes que le permitieron a Gina Parody contar con la presencia de Rudolph Giuliani en su campaña.

De ese modo, un candidato que ya tendría problemas para recibir el aval de su partido tendría que luchar contra la manipulación del descontento por parte de Petro (los colombianos siempre han sido, pueblo tercermundista al fin de cuentas, muy receptivos a la demagogia, desde Jorge Eliécer Gaitán hasta Horacio Serpa), contra la formidable y riquísima maquinaria de los medios, contra los recursos infinitos del presupuesto (las cien mil casas que regala Vargas Lleras y los cientos de miles de puestos públicos que crea Santos) y para colmo contra rivales igualmente autorizados para criticar a Santos pero bien relacionados con otras clientelas (godos, por ejemplo).

Es decir, las posibilidades de un candidato como Zuluaga de pasar a segunda vuelta serían nulas, a tal punto que incluso sería probable que el apoyo de Uribe fuera tibio o vago: ¿por qué iba a abandonar a otros candidatos que también se proclaman seguidores de su legado?

Al que no le guste ese porvenir más o menos seguro le recomiendo pensar en la necesidad de un partido claramente comprometido con la abolición de la Constitución de 1991 y la persecución legal de quienes la heredaron, sobre todo en el poder judicial, cuyos crímenes no cuesta nada demostrar, así como con la denuncia de la trama terrorista con todas sus redes de complicidades. Es decir, un partido que haga frente a las camarillas de delfines y herederos de la República Liberal que detentan el poder y poseen los medios. ¿Eso significa formar parte de una minoría insignificante, testimonial? Sí. Con el uribismo se está a la vez en el borde de la "extrema derecha" y de la componenda con Santos y compañía.

Pero está en absoluta soledad quien diga ahora que el uribismo no tiene ningún futuro. ¿Me contestan dentro de un par de años?

(Publicado en el blog País Bizarro el 8 de noviembre de 2012.)

jueves, marzo 14, 2013

El ominoso silencio en torno al caso de Sigifredo López


Desde la toma del Palacio de Justicia por el M-19, que fue el comienzo del proceso que conduciría a la Constitución de 1991 y a la implantación del régimen actual, no ha ocurrido nada más grave en Colombia que el montaje de la Fiscalía para dejar impune a Sigifredo López, sobre todo si se tiene en cuenta el crimen de que se lo acusa. Como el asalto ocurrido hace ahora veintisiete años, también es una toma de rehenes por parte de una organización guerrillera, la diferencia es que esta vez el asesinato lo cometen los terroristas sin ser atacados y que finalmente el motivo del crimen se esclarece: no podrían liberarlos porque delatarían a Sigifredo López, y no podían mantener a éste oculto eternamente cuando tenían la ocasión de convertirlo en una figura pública de gran utilidad.

Pero se atravesó el hallazgo del video y un fiscal que creyó que su trabajo era aplicar las leyes, aparte de infinidad de testigos que dejaban ver lo obvio, lo que el video demuestra sin ningún género de dudas. ¿O alguien se imagina que hay una persona que tiene el mismo defecto de pronunciación de Sigifredo López, conoce la Asamblea por dentro, habla con gran soltura y con el mismo tono de voz del exdiputado y hasta comparte rasgos físicos con él?


Tan abrumadora era esa prueba y tan clara para el fiscal de Derechos Humanos de Cali, que ordenó la detención del acusado. Al respecto es muy interesante el auto de la propia fiscalía: ¿por qué hay gente que se niega a entender que los testigos intimidados pueden desdecirse pero sus testimonios son irrefutables porque no puede haber ninguna mente maquiavélica inventándose esas historias?

Lo que llevó a los testigos a desdecirse se evidencia en este video: mientras que el hermano del diputado Jairo Hoyos, que vive en Estados Unidos, señala los motivos por los que cree en la culpabilidad de López, el hijo, concejal, probablemente intimidado y clientelizado por el Frente de Víctimas, dictamina por encima de los testimonios y la evidencia de los sentidos. El hermano desapareció pronto de la escena pública, seguramente persuadido de los problemas que podría ocasionarle a su familia en Colombia su denuncia del pasado de Sigifredo López.

De tal modo, se puede decir que la trama del poder en Colombia quedó al descubierto: por una parte, podría ser que la condena de Sigifredo López pusiera en evidencia muchas complicidades de políticos próximos a la camarilla oligárquica, pero también que fuera una condición de las FARC para darle a Santos ese balón de oxígeno de la promesa de negociar y regalar a los colombianos el anhelado "derecho fundamental a la paz". El caso es que la prensa y el poder judicial adelantaron un montaje descarado para dejar impune al exdiputado, en el que destaca la ocultación de informaciones como ésta:


Para no extenderme en este punto, los invito a recordar las noticias que leían hace unos meses o a leer mis artículos anteriores sobre el tema. Lo que hace la diferencia de Colombia con cualquier país civilizado es la ausencia de crítica: a nadie le importó el montaje. Los supuestos críticos del gobierno de Santos corrieron a "comprar" la leyenda de la "fábrica de testigos" sin que a nadie le interesara decir otra cosa. De cada cien tuiteros críticos del gobierno, unos veinte proclamaron entusiasmados su apoyo al exdiputado y los demás callaron, sin que se pueda decir que siquiera uno de cada cien mostrara alguna incomodidad por algo tan descarado. Los columnistas fueron aún más lejos, por ejemplo, Eduardo Mackenzie
Ahora que nos acercamos en Colombia a una especie de consenso en torno de la existencia de un verdadero mercado ilegal de falsos testigos en el medio judicial, a raíz del descubrimiento de los falsos testigos que intervinieron en el caso del ex diputado Sigifredo López, vale la pena recordar el caso aún más grave y escandaloso que existe en Colombia en esa materia: el proceso del Coronel Alfonso Plazas Vega.
No voy a poner en duda la buena fe de Mackenzie, pero ¡qué llamativo que a NADIE le interesara denunciar el montaje, por mucho que se insistiera y se insistiera! Ante datos como ésos, el pretexto de los uribistas es que hay que respetar la presunción de inocencia, posibilidad que nos remite a un mundo absurdo en el que se inventaron una idiotez como el derecho penal: nunca se podría condenar a nadie, porque al hacerlo se estaría vulnerando su presunción de inocencia. Bah, eso ya es ir demasiado lejos: para respetar la presunción de inocencia ni siquiera hace falta preocuparse por averiguar lo que ocurrió ni la responsabilidad de nadie. ¿O alguien recuerda a algún político de algún nivel o a alguna persona próxima a Uribe que se interese siquiera vagamente por ese caso? El que lo recuerde podría mostrármelo en un comentario a este escrito.

Ricardo Puentes Melo, que sí ha publicado escritos sobre el tema (aunque también reprodujo una perla estremecedora de un uribista que defiende con fervor a Sigifredo López, Rafael Nieto Loaiza), me dice que él es uribista y que por tanto no se puede decir que los uribistas no se interesen por el asunto. Para eso yo conozco a muchos alemanes, ¡NINGUNO! de los cuales tuvo nada que ver en la invasión de la URSS, por lo que debería pensar que es falso que los alemanes invadieran la URSS.

Claro que respecto a ese desinterés de Uribe y su séquito me dice Puentes que el expresidente no tiene por qué atender a todo, como si fuera algo como el caso Colmenares (ejemplo que también puso) o las rivalidades de Protagonistas de Nuestra Tele. Da la impresión de que el crimen de los diputados del Valle fuera cualquier riña callejera y sobre todo que el montaje para dejarlo impune fuera como cualquier otro prevaricato de los que sin duda definen la mayoría de las resoluciones judiciales colombianas. Más enternecedor aún: Uribe y todo su séquito callan sobre ese asunto por su sentido de responsabilidad: ¡no van a verter calumnias sobre un ciudadano que merece la presunción de inocencia!

Esa reacción del uribismo me hace pensar en dos cuestiones muy importantes. La una general, su nulo interés en cuestionar el sistema. Por eso se entusiasmaron con Viviane Morales cuando fue nombrada fiscal y después con Eduardo Montealegre, con quien "volvía el derecho", según José Obdulio Gaviria. Por eso siguen apegados a los partidos "uribistas", que acompañan a Santos en todos sus desmanes. Por eso el olvido de tantos y tantos crímenes del poder judicial, como la "Comisión de la Verdad" que nombraron para justificar la sentencia contra Plazas Vega. Frente a la Constitución del 91 y el régimen que dejó, el uribismo tiene una actitud complaciente, por eso no la cuestionó mientras Uribe fue presidente, ni lógicamente cuestiona a las autoridades judiciales surgidas de ese engendro. Más allá, el uribismo no entiende que esa Constitución fue la primera cuota de la conquista del poder por los comunistas. O tal vez sí lo entiende pero sólo tiene urgencia de ocupar cargos públicos dentro de ese orden.

La otra cuestión es una probable componenda secreta para hacer una oposición "llevadera", que no plantee realmente deslegitimar al gobierno y el legislativo y su alianza con los terroristas, sino sólo lloriquear y dar consejos. Ese silencio inquietante sobre el mayor crimen de la historia colombiana de las últimas décadas es una muestra de eso, como también la negativa a plantear las elecciones de 2011 como un plebiscito sobre el cambio de rumbo de Santos o a denunciar la financiación de las candidaturas inviables que permitieron ganar las elecciones a Petro, así como la negativa a romper con la U y deslegitimar así al poder, dedicado a entregarle el país a los terroristas.

Si uno se pregunta para qué era toda la persecución contra el uribismo no será difícil concluir que se buscaba neutralizarlo como oposición: las interceptaciones del DAS sirven de pretexto casi absurdo para tener a la Comisión de Acusación de la Cámara como espada de Damocles sobre Uribe, que al no plantearse deslegitimar el sistema ni cuestionar a los jueces tiene que ceder de alguna manera. De hecho, el asunto no volvió a aparecer en los medios. Claro que es algo que no se puede demostrar y por tanto tampoco se puede creer a pie juntillas: lo único que da que pensar es esa complacencia con un crimen monstruoso que se comete en las narices de todo el mundo. Y por otra parte, si esa componenda fuera cierta, obviamente no publicarían un documento mostrando el acuerdo sino que seguirían fingiendo desavenencias.

Pero todo eso en últimas carece de interés: el que quiera oponerse a Santos debe saber que el partido de la U lo arropará hasta el final y que Uribe y sus amigos no lo dejarán. Esa seguridad del acuerdo se puede detectar en esta entrevista a Roy Barreras, que cuenta con la permanencia de Uribe como referente de la U.

Es decir, el silencio ante un hecho que habría conmovido hasta sus cimientos a cualquier país y que en Colombia pasa como un detalle de la página de sucesos deja ver de nuevo al uribismo como una pseudo-oposición, que ante la reelección de Santos colectará votos de descontentos para legitimar una segunda vuelta en la que la victoria de Santos será segura. ¿O quiénes creen que serán los candidatos del Partido de la U al Congreso? Claro que Uribe o sus amigos conseguirán avales de ese partido, pero el sistema de asignación de escaños es tal que aun con un triunfo rotundo serían una minoría ínfima en un Congreso controlado por las maquinarias.

(Publicado en el blog País Bizarro el 7 de noviembre de 2012.)

domingo, marzo 10, 2013

La alegre clientela


Tremendo revuelo se ha armado esta semana porque un concejal de Bogotá pidió la lista de empleados de Canal Capital que son homosexuales. En medio del imparable ascenso de las FARC, que no están derrotadas, como creen muchos militares, porque pueden haber perdido mucho fuelle en las zonas apartadas pero cuentan con el apoyo del llamado establishment de los medios, el gobierno y las camarillas oligárquicas en Bogotá, la ocasión de una "guerra cultural" es magnífica para los terroristas: la noción de ser perseguidos mueve a los homosexuales al activismo a favor de la empresa en que algunos de sus representantes se lucran del Estado, y en eso se cuela una que otra consigna a favor del interés de las FARC y de la "izquierda democrática", que es la parte del negocio terrorista que trabaja en boutiques y oficinas alejadas de la planta de producción y explota el negocio más importante: las rentas públicas.

La cuestión se puede abordar desde muchos puntos de vista, aunque siempre queda el principal, que es la profunda deformidad moral de los colombianos, capaces de negar la relación con las FARC del M-19 y el antiguo Polo Democrático por mucho que la historia demuestre otra cosa, a tal punto que el propio Juan Manuel Santos denunció la complicidad del actual director del canal con las FARC.

 

Mucho más llamativo es que los socios del castrismo, que ha perseguido de forma despiadada a los homosexuales (lo mismo que hizo y hace en Europa y Asia el comunismo que financió y promovió a los precursores de las FARC y de la "izquierda democrática"), hoy sean los defensores de los homosexuales colombianos.

Esta cuestión recuerda el argumento de la película El Ángel Azul, en la que el tirano, ante la imposibilidad de dominar a sus víctimas, recurre a corromperlas. No estoy planteando que la orientación homosexual de alguien sea más corrupta que la heterosexual, pero ciertamente el agrupar a la gente a partir de "identidades" derivadas de su vida privada es una forma de corromper. Se podría pensar en una universidad que ofreciera aguardiente a sus alumnos y considerara esa práctica un "derecho" perseguido por los demás. Al final, la gente se identificaría por su inclinación a ese consumo y pasaría por alto los temas centrales de la política. El activismo contra la persecución se vuelve también una forma de diversión y de tráfico de influencias. Por tal motivo, el lobby gay es una amenaza para la democracia.

La cuestión afecta a la política en todo Occidente. Es famosa la presión a favor de Zapatero de un líder de su partido, Pedro Zerolo:


También se debe recordar la "oportuna" proclama de Obama a favor del matrimonio entre personas del mismo sexo. Lo que pasa es que es muy poco probable que los colombianos entiendan la catástrofe que representó el zapaterismo para España, y que representará Obama para el mundo.

La cuestión cabe perfectamente dentro del totalitarismo del siglo XXI, que en todas partes tiene antecedentes relacionados con la tradición, los cuales en Colombia son fácilmente rastreables en la cadena del clientelismo. En otras palabras, en todas partes la agrupación identitaria en torno a la orientación sexual da lugar al clientelismo, pero en la Colombia de hoy sirve para reforzar el viejo orden de castas y clientelas, lo que produce un efecto multiplicador de sus aspectos corruptos: no que el homoerotismo sea un negocio, sino algo peor, que sirve de pretexto del viejo negocio de despojar a los demás a través del Estado, y en el caso concreto de la Alcaldía de Bogotá, elegida con el apoyo de Santos y los recursos de la internacional chavista, la forma ingeniosa de favorecer el terrorismo, enriquecerse desde cargos públicos y a la vez cultivar una clientela creciente, a la que se le "vende" su servilismo como "modernidad" y "progresismo".

Un importante dato que conviene señalar es que la rabia de los "fachos" contra las "aberraciones" de los homosexuales contribuye poderosamente a reforzar el fenómeno. Mejor dicho, es su parte principal, a los universicarios les queda mucho más fácil tomar partido contra los intolerantes e inquisidores que a favor de las FARC, por lo que el pretexto de Holman Morris, Petro y demás asesinos se favorece exhibiendo intolerancia con los homosexuales. Al final, esos intolerantes hacen lo que los terroristas buscan: enfrentar a los colombianos en torno a modas, costumbres o inclinaciones religiosas y no en torno al premio de los secuestros y masacres, que son el medio que todos esos criminales encontraron para apropiarse del país.

Y siempre se vuelve a lo mismo: ¿cuánto cuesta Canal Capital? ¿Cómo explicar que en una democracia esa clase de medios públicos son un problema porque SIEMPRE terminan sirviendo de máquina de propaganda de quien los controla? ¿Y que el proyecto chavista en toda Sudamérica se fundamenta en la multiplicación de cargos públicos y tareas del Estado con pretextos diversos en cada lugar, incluida la "modernización" de las costumbres? Lo que es urgente es que haya alguien que se plantee seriamente reducir el tamaño y las funciones del Estado y oponerse tanto a la deformidad moral de los colombianos tradicionales, para los que la sodomía es un crimen mucho peor que el asesinato, como a la manipulación de los homosexuales por parte de los totalitarios a través de la formación de una clientela que cumple una función de engaño (no tiene nada que ver ser homosexual con servir a las FARC) y ayuda a corromper aún más la función pública (al final, los funcionarios contratados no son los mejor dotados. O sí, según como se entienda).

(Publicado en el blog País Bizarro el 2 de noviembre de 2012.)

jueves, marzo 07, 2013

El siglo de los jueces

En una entrada reciente de este blog comenté "El totalitarismo del siglo XXI" como la persistencia del problema de la expansión del poder estatal bajo un ropaje distinto al de los socialismos del siglo XX. Un aspecto importantísimo que olvidé señalar es la tendencia a la tiranía judicial.

Es decir, si bien la expansión del poder estatal a partir de la Ilustración y las revoluciones burguesas ha ido acompañada de cierta democratización, en el sentido que "democracia" tiene en este blog, que es el régimen de libertades y legitimidad electoral de los gobiernos, que predomina en los países de mayor desarrollo económico y tecnológico, también ocurre que a partir de cierto punto ese poder se vuelve una amenaza para la democracia, pues quienes controlan el Estado tienden a someter a la sociedad. Los jueces, dada la autoridad que ostentan, tienden a cumplir muy bien ese papel.

Tenía toda la razón el magistrado Augusto Ibáñez cuando decía que el siglo XXI es el siglo de los jueces: en los países más diversos se detectan atropellos judiciales que sencillamente ponen en cuestión la democracia. Desde las sentencias estadounidenses que obligan a pagar fortunas gigantescas a alguna víctima de cualquier pequeña negligencia de una gran empresa hasta el reciente encarcelamiento en Italia de unos científicos porque no previeron correctamente un terremoto, se detecta un grupo humano que se erige en poder absoluto capaz de determinar cualquier cosa.

Muy expresiva resulta al respecto una respuesta del actual fiscal general de la nación, Eduardo Montealegre, cuando era presidente de la Corte Constitucional: cuando le preguntaron por una reforma judicial que promovía el entonces ministro Fernando Londoño, que imponía a los jueces que sus sentencias fueran realizables, el alto magistrado contestó "montealegremente" (adverbio que se debe entender como "reuniendo toda la desfachatez que todos los criminales del mundo juntos no podrían concentrar") ¡que ellos no iban a hacerse cómplices de la ineficiencia del Estado! Nótese la plena coincidencia con los jueces italianos, que ven a los científicos como esclavos forzados a dar resultados; aquí también los poderes elegidos resultan los sirvientes de los magistrados, a los que deben entregarles pleno cumplimiento de los derechos que se quieran inventar. Claro que este personaje es uno de los monstruos más infames que la fábrica de monstruos que es Colombia ha creado: Garavito, Tirofijo y Pablo Escobar resultan menos repulsivos que alguien que declara que el "derecho fundamental a la paz" está por encima del castigo de los crímenes contra la humanidad.

A favor de esa creciente tiranía obran elementos muy diversos, como la aceptación generalizada de la doctrina de los derechos de segunda generación, económicos y sociales, gracias a los cuales se establece que los demás deben pagarle a alguien su manutención y toda clase de servicios: basta con que aparezca un juez justiciero dispuesto a hacer valer esos "derechos" para que se vean todos los atropellos conocidos en Colombia gracias a la "acción de tutela".

Es frecuente que los jueces se enfrenten a los demás poderes del Estado: eso ocurre en la medida en que esos poderes defiendan de algún modo valores libertarios incómodos para los nuevos amos. Durante la década pasada fue frecuentísimo el enfrentamiento de las altas cortes contra el gobierno colombiano, pero en Venezuela se dio la sumisión absoluta. Casi se podría decir que la rebelión del poder judicial colombiano contra Uribe formaba parte de un mismo juego de sumisión a Chávez. En cuanto agentes de la expansión totalitaria, los expropiadores chavistas son perfectamente complementarios de los tejedores de retóricas que reinan en las instituciones judiciales en otros países de la región.

Finalmente debo señalar el otro elemento que favorece a la tiranía judicial, que es la capacidad de manipulación de los medios de comunicación: la envidia hacia la empresa próspera o la suposición de que es fácil prever los terremotos son tendencias para las que es fácil persuadir a mucha gente. Baste con pensar en los que creen que los automóviles que no necesitan gasolina están inventados pero que las petroleras no los dejan conocer. El linchamiento de cualquiera, como se vio con Andrés Felipe Arias, sólo necesita un Ministerio de la Verdad eficiente y un funcionario ansioso de ganar popularidad y movido hacia la tiranía por su propia condición.

Más motivos para pensar que el rumbo totalitario que tomó Santos, aconsejado por la astucia de tener de aliado a ese poderoso gremio, forma parte de una corriente general de estatismo, la mayor amenaza que tienen que afrontar en todo el mundo la libertad y la democracia.
(Publicado en el blog País Bizarro el 31 de octubre de 2012.)

lunes, marzo 04, 2013

Los enemigos del proceso


Lo que ocurre en Colombia sería muy difícil de explicar a una persona de otro país porque ésta no lo podría creer. Uno de cada mil habitantes ha sido víctima del secuestro, y si se piensa que este crimen sólo es un caso extremo de extorsión, se podría decir que muchos millones de personas la han pagado a las diversas bandas criminales. Pero dichas bandas cometen muchos otros crímenes, y lo que sería imposible de entender para una persona de otro país no es que esas bandas tienen nexos muy poderosos con el poder político, sino que la mayoría de la gente comparte las falacias con que se las intenta justificar.

Es decir, ¿a cuántos colombianos les parece que la principal tarea de los grandes medios escritos es legitimar a las bandas terroristas? Puede servir de excusa que muy pocos leen más allá de los titulares, y que aun quienes lo hacen carecen de recursos intelectuales para entender lo que leen, pero ¿cómo es que los pocos que los entienden están de parte de los terroristas?

La extorsión y los demás negocios de las bandas criminales son la verdadera identidad del país, su ADN, y no tienen una resistencia de gente que los considera inadmisibles. Por eso los precandidatos de la "derecha" autodenominada "Puro Centro Democrático" son unánimemente defensores de la componenda de Santos con las FARC y casi ninguno de los supuestos descontentos le ve ningún problema a ese apoyo, que en el caso de Juan Lozano llega al extremo de crear un portal llamado "El portal para la paz" (promovido en la cuenta de Twitter de Uribe).

La tarea de los medios, parte del negocio de las bandas criminales, es envenenar el lenguaje para legitimar las actividades terroristas. TODOS los columnistas aceptan la posibilidad de que la desigualdad sea una causa de la existencia de las guerrillas y no precisamente su consecuencia más clara. A ninguno se le ocurre que premiar los crímenes sólo los incentiva. Para todos el hecho de que unos asesinos salgan a tratar de oprimir a los demás ciudadanos hace que haya una guerra que debe remediarse sometiéndose a dichos asesinos.

En ese orden, lo que sería una obviedad en cualquier país civilizado (oponerse a que los secuestradores que reclutan niños y siembran minas se conviertan en gobernantes) se convierte en el verdadero crimen. Hay un bando unánimemente defendido en la prensa, que es el de la paz, y otro perseguido y vilipendiado, el de "los enemigos del proceso".

De modo que ante la inversión de valores y la promoción descarada del crimen que comete la prensa colombiana, toda persona recta, que no roba ni mata ni se lucra de actividades ilícitas ni obra servilmente ante criminales ni miente para acomodarse ante el nuevo imperio de los asesinos y secuestradores, no puede no ser descrita como "enemiga del proceso".

Es lo que ha llegado a ser Colombia, un infierno en el que se estigmatiza a la persona justa y se ensalza al criminal. Un muladar en el que los socios de los criminales exhiben su poder en la prensa, intimidan y calumnian al tiempo que la tropa de niños masacra y extorsiona sin cesar.

No podré sentir respeto por nadie que no sea enemigo del proceso. Puede que terminemos siendo muy pocos, ya se ve por los precandidatos uribistas, pero es como si todo el mundo empezara a alimentarse de carne humana. Cuantos menos seamos, más honra.

(Publicado en el blog País Bizarro el 27 de octubre de 2012.)

viernes, marzo 01, 2013

¿Dónde está la oposición?


Cuando uno lee la prensa y las redes sociales colombianas siempre se encuentra con el problema de las verdaderas opiniones de la gente, es decir de la "visión del mundo" que las anima, y entonces sale claro que todos son "demócratas", pero cada uno entiende el término a su manera, y no vacila en considerarse "demócrata" el que justificaría el genocidio de los judíos porque la mayoría de los alemanes lo aprobaron (en realidad no tuvieron ocasión de aprobarlo, pero para el caso no importa).

Verdaderamente quien considera "democracia" a los regímenes que imperan en Europa y Norteamérica y a cualquiera otro que se les asimile, y falsa democracia, por decirlo de un modo amable, a cualquier otro régimen, está en absoluta minoría. Recientemente en Twitter discutí con un radical que no vacila en llamar a la rebelión contra Santos pero que, en defensa de la página de Juan Lozano (¡el portal para la paz!), promovida desde la cuenta de Twitter de Uribe, me señaló que la negociación de "paz" era legitimada por los tres poderes, como queriendo decir que no es lícito oponerse a ella.

Es sólo un ejemplo de algo que predomina: la confusión moral e ideológica del conjunto de la sociedad, que no se rebela contra el régimen golpista porque tiene lealtades personales con gente que se lucra de él y se inventa pretextos de lo más delirantes, como que los partidos no tienen que ver con las ideologías y el problema de que el presidente del Congreso, del Partido Social de Unidad Nacional, diga que es preferible tener a Timochenko en el Congreso que "repartiendo bala" no afecta a los valores de la gente que pertenece a su partido. Verdaderamente no son mucho mejores que las FARC.

Dentro de ese orden de indecencias llama la atención el pretexto idiota de que es mejor no dejarle la U a Santos, gracias al cual se colabora con el golpista y con su componenda con las FARC al tiempo que se buscan votos para Augusto Posada y Roy Barreras, que son los que pueden asegurarles el puesto a ellos mismos o a sus parientes o amigos. Esa forma de "encauzar" el descontento es tan perversa como todas las falacias de los socios de los terroristas.

En el mismo orden se puede incluir la advertencia del representante Miguel Gómez Martínez:
Muchos creen que Chávez nos ayudará con el proceso de paz, pero la verdad es que apoyará a la guerrilla en este.
¿No se incluye él entre los que participan en ese proceso de paz? ¿O a quiénes "nos" ayudará o dejará de ayudar Chávez? La negociación, digo yo, es una componenda entre criminales y no puede ser legitimada por ningún demócrata. ¿Cuál es la verdadera actitud del representante Gómez Martínez respecto del proceso de "paz"?

La confusión llega al extremo de que todavía hay que explicarle a todo el mundo que las FARC y el ELN sólo son el Servicio Doméstico Armado de las castas que se apropiaron de las universidades desde los años sesenta, organizadas como "izquierda". La columnista Paloma Valencia no vacila en afirmar que: 
Me quedé esperando algún ejemplo de representantes de esa izquierda democrática. Yo no recuerdo a ninguno. ¿Alguien me podría orientar, dado que esta columnista no me contestó?

En fin, el descontento puede tener muchas causas pero no se materializa en nada porque no hay consensos mínimos y la mayoría de la gente comparte en gran medida el ideario de las FARC: ya he explicado en otras partes el rechazo que despierta la idea de cerrar las universidades públicas para dejar de gastar el dinero de todos en adoctrinar terroristas (las quieren cambiar como quieren cambiar al PSUN o el Partido Conservador, como si éstos no fueran sólo las redes de poder de sus dirigentes). Más característico es el apego a la llamada "acción de tutela" que es tal vez el más atroz de todos los disparates totalitarios de la Constitución de 1991: ¡es tan conveniente para el gremio de abogados! ¿Qué importa convertir las leyes y los contratos en papel mojado?

Entonces el rechazo a Santos se aferra a cualquier pretexto. La reforma de la educación superior, que el golpista abandonó porque se le manifestaron los estudiantes, tenía aspectos positivos, pero no faltaron los supuestos opositores no comunistas que la rechazaron. Mucho más grave fue la adhesión a las protestas del vicepresidente Angelino Garzón porque se cambiaran los criterios de medición de la pobreza. Ahí se colabora con la causa de los terroristas, que siempre quieren mostrar más pobreza de la que hay, medida con los mismos criterios de los demás países, para justificar la violencia política (y ése era el único motivo de las iras del vicepresidente).

Otro tema de rebelión contra Santos en las redes sociales fue el cambio de la moneda. También me parece una disposición correcta. Dicen que serviría para lavar los millones que los terroristas tienen encaletados, pero ¿dónde está la explicación rigurosa de ese proceso? De por medio se va dando por sentado que el país debe tener una miniatura de moneda cuya unidad no se puede acuñar sino con un gran costo (cada peso valdría mucho menos de lo que cuesta acuñarlo).

No pretendo agotar la discusión sobre estos temas, sólo registrar esa tendencia a criticar cualquier actuación del gobierno porque respecto a las cuestiones importantes no se tienen nociones claras.

En ese mismo orden de cosas caben las protestas contra la reforma tributaria que promueve el ministro Cárdenas. Da lo mismo que se les explique que no se aumentará el recaudo sino que se librará a los empleadores y empleados de una carga que ciertamente a nadie se le ocurriría en un país civilizado. ¡Hay que criticarla! Si realmente dejaran de cobrar impuestos a los empleadores por contratar gente y se aplicaran a los salarios altos de los empleados estatales, lo más probable es que se encontraran con la resistencia de las FARC y sus representantes en el gobierno, pero a la banda le ayudan muchos críticos de Santos que, insisto, pronto sueñan con un golpe militar o con la resurrección de las AUC sin por eso dejar de suscribir toda clase de reconocimientos a la infame negociación de Santos.

(Publicado en el blog País Bizarro el 24 de octubre de 2012.)