domingo, noviembre 03, 2013

El renacer del movimiento estudiantil


Rebelión en las granjas
La explosión de descontento de las últimas semanas tuvo unos motivos casi unánimemente reconocidos en la inviabilidad de la producción agrícola y la consecuente pobreza del campo, pero las protestas en Colombia, como las ferias, sirven a quien sabe hacerlas útiles, y al final el protagonista fue el mismo de siempre: el movimiento estudiantil. Y el usufructuario también fue el mismo: la "izquierda", o sea, los políticos y activistas que operan legalmente para cobrar los crímenes de las FARC y que basan toda su fuerza (aparte del poder terrorista) y tienen su origen en el movimiento estudiantil. Sin los "vándalos" en las grandes ciudades, el paro agrario habría sido más bien poca cosa.

¿Qué será lo que quiere el negro?
Me acordé de ese estribillo al pensar en que la idea de los estudiantes protestando es tan obvia para los colombianos como lo que quiere el negro. ¿Qué otra cosa va a significar ser estudiante sino protestar? La última rebelión juvenil importante en Europa tuvo lugar hace cuarenta y cinco años, pero en Colombia la verdadera tarea de los estudiantes es protestar. Y entender eso bastaría para entender el país. Por ejemplo, ¿qué significa "estudiar"? En latín "studium" significaba "aplicación, celo, ardor, diligencia", y el estudio no se puede entender como un "derecho" porque es un sacrificio. ¿Va uno a reclamarle a otro que le dé aplicación? Lo que la ideología hegemónica considera "derecho" no es el saber sino el diploma, y es de nuevo una mentira: los filtros excluyen a la mayoría del disfrute de ese "derecho". Viene a ser el derecho de los de arriba a que se gasten recursos comunes en proveerles ventajas a sus hijos.

Protagonismo
Los estudiantes protestan porque quieren mandar y ese mando es el sentido de su "educación". Antes no eran estudiantes sino simplemente jóvenes de las clases altas, y sus conjuras no consistían en actos vandálicos sino en "pronunciamientos" que podrían atraer a militares. (Para entender la sociedad colonial nada tan provechoso como las Tradiciones peruanas, de Ricardo Palma, autor del que hay un busto cerca de la Universidad de Los Andes, antro en el que con toda certeza no hay nadie que lo haya leído.) Lo que interesa señalar es que ese movimiento estudiantil, que es sinónimo de comunismo (por medio del eufemismo "izquierda") es el actor político decisivo en Colombia desde hace al menos medio siglo, y eso porque no hay otros: los partidos son sólo redes clientelares y el sindicalismo es simplemente la actividad típica de los estudiantes cuando pasan de sus protestas a los cargos públicos. Todas las demás corrientes de la sociedad carecen de articulación o son manifestaciones particularistas, pero el movimiento estudiantil no porque lo define la propia organización estatal con sus redes de universidades.

Endemismos
Las interpretaciones que cada persona hace sobre la historia de su país o del mundo sin haberse aplicado a investigar son como palos de ciego, como las teorías médicas anteriores al descubrimiento de los agentes infecciosos: por fuerza, erróneas. Un análisis del pasado de Hispanoamérica arrojaría mucha luz sobre el origen de la rebeldía universitaria y su sentido. Es una historia que no se parece nada a la de otros países en los últimos siglos. La sociedad colonial era un orden de castas cuya legitimidad remota estaba en la Corona española y en la Iglesia católica. Esta institución era un poder espiritual más próximo y eficiente que cualquier otra y sus miembros disfrutaban como estamento de más poder que cualquier otro grupo: ser parte del clero era la opción más segura para cualquier miembro de las clases altas que tuviera pocas ganas de trabajar o de exponerse a riesgos en el comercio. Ese clero, una compleja burocracia que a veces se ocupaba directamente de la dominación de los aborígenes y de la masa creciente de mestizos y de esclavos negros y a veces de sus rezos, era el estamento dominante. Tras la independencia y los cambios de los últimos siglos, la Iglesia perdió peso como autoridad espiritual, pero eso no produjo automáticamente la desaparición del clero. La dominación pasó a ejercerla la universidad, o al menos a intentar ejercerla. Mucho más en Colombia que en Venezuela, donde la casta hegemónica prefirió el ejército. Es de esa tradición de donde surge la rebelión universitaria, de esa función rectora que se atribuye a partir de su origen como emanación del poder de las castas cuyo dominio se origina en la Conquista.

Revolución
De modo que el joven "educando" se encuentra, en cuanto es admitido, formando parte de un estamento superior de la sociedad y presionado de muchas maneras, tanto por las doctrinas que divulgan los profesores cuanto por la presión del prestigio entre los compañeros, para que acompañe la revolución. El estudiante hace algunos esfuerzos por demostrar conocimientos, pero la esencia de su tarea es hacer la revolución. ¿Qué es la revolución? Hay mucha gente estúpida que cree que la revolución es una manía surgida de la penetración de las ideas de Marx, pero éstas son sólo un pretexto: el contenido específico de la revolución es la abolición de las urnas y de la propiedad en aras de la dominación de un grupo rector. El marxismo es un pretexto de ese afán, y ese afán es por una parte nostalgia del orden anterior a la república, y por otra una forma eficiente de plantear la dominación. Cuando se plantea la educación como tarea sagrada del Estado ("derecho fundamental") sólo se reproduce el orden de la encomienda, que era en esencia "educación". La salvaguarda a las rentas del estamento dominante está asegurada gracias a la acción de tutela. Para ahorrar búsquedas copio la definición de encomienda del diccionario académico:
8. f. En América, institución de contenidos distintos según tiempos y lugares, por la cual se señalaba a una persona un grupo de indios para que se aprovechara de su trabajo o de una tributación tasada por la autoridad, y siempre con la obligación, por parte del encomendero, de procurar y costear la instrucción cristiana de aquellos indios.
Eso es el sueño del Estado dedicado a la educación. Ése es el logro de la Revolución cubana, que todavía sirve de modelo a los universitarios colombianos.

Persistencia
Como el estudiante protesta y a nadie le molesta (salvo a los policías, que además de tener que contener a los "vándalos" sufriendo a menudo graves lesiones, resultan descritos como los verdaderos criminales), es previsible que eso siga por décadas. A no ser que (es lo más probable) consigan hacer la revolución e implanten un infierno como el cubano, con la pequeña diferencia de que en 1959 Cuba era un país muchísimo más culto y ordenado que la Colombia de hoy. La tarea de tirar piedras y matar policías, y en realidad de hacer que otros las tiren, es el primer paso en una carrera política en Colombia. De más está decir que las guerrillas son SÓLO el movimiento estudiantil cuando la determinación de hacer la revolución se hace más firme, y realmente no hay ningún cambio en el paso de Alfonso Cano o Romaña de las asonadas a las masacres: sólo un ascenso en la cadena de mando y un avance en la eficacia de la tarea.

Arraigo
El cambio más difícil, tal vez imposible, es el que debería darse en la mente de los colombianos. ¿Cómo podrían abandonar las ideas de los castellanos viejos y asimilarse a los valores de la civilización? Al final de su libro La cultura del renacimiento en Italia el historiador suizo Jacob Burckhardt explica que ese esplendor terminó cuando el país cayó en manos españolas: al cabo de un siglo a nadie le interesaba trabajar, sólo presumir de tener origen hidalgo y convertirse en médico o abogado. Hizo el retrato perfecto de los colombianos, que realmente creen que el país avanza a punta de creación de cupos universitarios, que sólo son rentas para la masa creciente de egresados. El caso cubano es la muestra exacta de lo que eso representa, pero ¿no han estado durante medio siglo la inmensa mayoría de los colombianos ligados a la universidad o a la educación viéndolo como un modelo? La rebelión universitaria tiene que ver también con las tradiciones islámicas: las regiones de que procedían la mayoría de los conquistadores españoles fueron musulmanas durante muchísimo más tiempo que cristianas, y en ellas dominaron durante bastante tiempo los almorávides, monjes soldados fanatizados que podrían servir como precursores de los talibanes (talibán quiere decir "estudiantes"). El statu quo que impera en Colombia asegura que en muchas décadas se invertirán recursos fabulosos en preparar rebeldes ("vándalos") que a punta de algaradas y bochinche seguirán prosperando.

La prosperidad actual (para el Estado y sus clientelas) asegura la continuidad de la fiebre revolucionaria en las universidades, que sólo es la expectativa de acceder a las rentas gracias a la influencia en el aparato estatal: la rapiña. Y no parece que vaya a surgir ninguna alternativa, de hecho, gracias al paro "agrario" y a la propaganda contra el libre comercio, secundada por la mayoría de los activistas uribistas, la "izquierda" próxima a las FARC reclutó a una nueva hornada de catecúmenos. Seguirán parasitando a la sociedad y gratificándose con buenos sentimientos por las víctimas, exactamente lo mismo que sentirían los encomenderos encargados de formar a los salvajes en la religión del amor. Son muy raros los colombianos que tengan otra aspiración que integrarse en esa casta y ser intelectuales.

(Publicado en el blog País Bizarro el 2 de septiembre de 2013.)