sábado, marzo 07, 2009

Hugo Chávez y "El escarabajo" de Andersen

1. Dos jefes de Estado 

Cuando el presidente venezolano tuvo ocasión de saludar al emperador del Japón no se resistió a darle un abrazo como los que da a todo el mundo, pese a que la tradición de ese país prohíbe acercarse a la persona del jefe de Estado. No falta quien encuentre en ese gesto una muestra de torpeza y “falta de tacto” de Chávez, pero ésta es una visión errónea. Lo que expresa es la reivindicación de sus votantes de ser reconocidos como lo son los ciudadanos de otros países, si al emperador del Japón no se lo puede tocar (cosa que no hicieron los estadounidenses pese a haberlo derrotado y obligado a democratizar su país y pese a que la agresión nipona había determinado la muerte de cientos de miles de ciudadanos de EE UU), el presidente venezolano saluda de abrazo y es espontáneo y directo como son los venezolanos. En palabras de uno de esos típicos lambones que Colombia ya exporta:
Hugo Chávez se muestra confianzudo, uno de los rasgos de la venezolanidad, con colegas a quienes apenas ha visto. Según relatan en una biografía no autorizada del mandatario, Chávez ha roto todos los protocolos. En su primer encuentro con Vladimir Putin en Moscú, en 2001, recibió al premier ruso en posición de karateca, mientras le expresa sonriente "he oído que eres cinta negra de karate"; en Inglaterra abraza y besa a la reina Isabel, en Japón también abraza al emperador Akihito y saluda con un apretón de mano a todos los guardias del palacio imperial...
2. El escarabajo 

Es decir, más allá de la astucia del personaje hay un gesto de complacencia con su público, y es imposible no acordarse de un hermoso cuento de Hans Christian Andersen, El escarabajo: le ponen herraduras de oro al caballo del emperador y el escarabajo reclama unas para sí, no importa que no tenga pezuñas, lo importante es que ese privilegio ajeno lo hace sentirse agraviado y no vacila en exigir sus derechos y en rebelarse. Esa sensación de agravio es muy corriente en todas las regiones atrasadas del planeta y está en la base del ascenso de un personaje como Chávez. 

3. Cuentos populares 

Vale la pena detenerse un poco a pensar en Andersen. Al igual que Charles Perrault y los hermanos Grimm, este autor es sobre todo un recopilador de historias tradicionales que no habían encontrado una forma escrita más o menos acabada. Esa literatura de tradición oral está en el origen de toda la demás literaturas y en épocas en las que eran raras las escuelas desempeñaba una gran función didáctica. Esas fábulas pretendían transmitir una enseñanza moral que protegería de tentaciones a quienes las oían y conseguían mediante la burla hacer odiosos ciertos comportamientos. La posterior institucionalización y masificación de la enseñanza determinó que ese “saber” que se transmitía de padres a hijos perdiera significación frente al que imparten los profesionales, y en gran medida que los valores que adquieren las nuevas generaciones sean los que promueven ciertos poderes a través de los maestros. Como ocurre con todo lo que en la tradición cristiana se llamaba “pecados capitales”, la asimilación del contenido moral de los cuentos populares se perdió, la estúpida arrogancia del escarabajo se convirtió en la norma del mismo modo que ocurrió con la envidia y la gula. Cualquier reproche termina pareciendo antiguo, reaccionario, fuente de exclusión y amenaza a los derechos... 

4. Hijos de maestras 

El coronel Chávez es hijo de una maestra, y en gran medida sus valores y actitudes corresponden a lo que se ha estado enseñando en las últimas décadas en la región. Un gremio cuyos ingresos dependen del Estado es de lo más propenso a idealizar la institución que le da sustento y a promover los discursos demagógicos y halagadores de las debilidades de los educandos, pues la transmisión de conocimientos demandaría de entrada la formación de los propios maestros y una actitud moral para la que no hay ejemplos en la sociedad. Pablo Escobar, otro hijo de una maestra hizo de las suyas en Colombia hace un par de décadas, y cualquiera que tenga suficientes años podrá recordar ese discurso casi unánime de legitimación de la delincuencia que imperaba en esa época: la superioridad tecnológica o económica de otras naciones sólo era efecto de su perversidad, la pobreza de Latinoamérica era sólo el resultado de ese despojo, trabajar era una forma de someterse a esos poderosos inicuos... Puede que no esté lejos el día en que se haga el paralelismo entre esos dos personajes, y ciertamente el daño infligido por el colombiano resultará mucho menor. Con decir que el sátrapa venezolano ha despilfarrado la friolera de 450.000 millones de dólares, en buena medida organizando su propia tropa de sicarios entre los delincuentes de las ciudades del país vecino, ya se tiene un elemento de juicio. 

5. El fracaso de la educación Hace setenta años Arturo Uslar Pietri proclamaba la necesidad de “sembrar el petróleo” para:
Que en lugar de ser el petróleo una maldición que haya de convertirnos en un pueblo parásito e inútil, sea la afortunada coyuntura que permita con su súbita riqueza acelerar y fortificar la evolución productora del pueblo venezolano en condiciones excepcionales.
No se podrá negar que los temores del escritor se han hecho realidad, que varias décadas de protochavistas han convertido al venezolano en un pueblo parásito e inútil que manifiesta en gran medida las características morales del escarabajo del cuento y se entusiasma con tener a uno de los suyos, un patán vocinglero sin otro mérito que su capacidad de halago, como un personaje internacional. Lo que pasa es que antes de que todo eso llegara a ese nivel demencial hubo varias generaciones dedicadas a preparar el terreno para que se llegara a eso. 

  6. Educación y literatura Es muy característico el énfasis de los chavistas, o sea, de los intelectuales, en la necesidad de la educación. ¿Qué significa esta palabra? En una discusión en el blog de Alejandro Gaviria los habituales valedores de la preponderancia de la educación mostraban al mismo tiempo un desdén resuelto por la literatura. ¿Qué educación podría prescindir de la literatura? No se trata de ideas de cualquiera sino de personas que estudian doctorados en EE. UU. y probablemente ocuparán cargos de alto nivel en el Estado colombiano. Ojalá los lectores reflexionaran sobre el sentido de “educación” cada vez que usan esa palabra. La Venezuela de Chávez gasta más que ningún régimen de la región en “educación” y curiosamente el efecto es un crecimiento incesante de los homicidios y robos y secuestros y actos de corrupción... Los ingentes recursos que permiten financiar el bienestar del gremio intermediario entre el gobernante y los niños se dedican no a impedir que éstos sigan el ejemplo del escarabajo, sino precisamente a formarlos así. 

7. Valores de izquierda y derecha 

El texto enlazado de Arturo Uslar Pietri apareció en 1936. La evolución de nuestras sociedades desde entonces es tal que esa idea de “sembrar el petróleo” resulta hoy completamente superada, según se evidencia en la prosa edificante de otro gran escritor andino, William Ospina, el cual nos enseña:

Recientemente el presidente Chávez, en Venezuela, ha sabido jugar con inteligencia en el escenario de la economía mundial y prácticamente ha duplicado los ingresos de su país por concepto de exportaciones de petróleo. Muchos en Colombia sienten recelo ante él y lo tratan como a un dictador golpista, olvidando que fue elegido por una amplia mayoría y que ha realizado sus reformas políticas de un modo ejemplarmente pacífico, en especial si lo comparamos con el baño de sangre que padece hoy por hoy nuestro territorio. Pero a pesar de que nuestras élites lo miren con recelo —pienso que sobre todo por ser mulato—, nuestros empresarios no ignoran que en Venezuela se han incrementado de un modo notable las ventas de productos importados de Colombia; que hoy Colombia, gobernada por sus elegantes señores blancos, se está beneficiando de la bonanza petrolera propiciada por Chávez y está derivando importantes ingresos de sus vecinos venezolanos y ecuatorianos.

No sólo en Venezuela sino también en Colombia se ha visto qué sentido tiene la educación tal como la conciben los poderosos. Y el problema es todo un sistema basado en esos valores, un sistema completamente hegemónico en las instituciones de enseñanza y en las inferencias de la tradición ideológica, al que sólo se le opone la aspiración de la gente empobrecida y dispuesta a trabajar a vivir en países lo más parecidos posible al odiado imperio. Bueno, todo queda eclipsado ante las innegables virtudes proféticas del autor citado, tan demócrata como toda la izquierda democrática que lo admira y aplaude:
Cuba es un país pobre: no tiene economía fuerte, ni poderío militar; tal vez lo único que tiene es un señor furioso gritando desde una tribuna, pero eso le basta para mantener a raya al mayor imperio del mundo., Como me decía hace poco un amigo en Bolivia, los Estados Unidos no muestran mucho respeto por el señor Castro, lo atacan sin cesar por todos los medios, pero no hay duda de que respetan a Cuba. En general, Cuba es un país al que pocos envidian pero al que muchos respetan, incluido el gobierno español, incluido el papa, incluidos muchos empresarios norteamericanos que no ven la hora de que se acabe el bloqueo para poder invertir sus capitales en un país que será el mayor destino turístico del futuro próximo y que está para ellos al alcance de la mano, e incluidos muchos cubanos que están sosteniendo al país con sus aportes en dólares desde todo el planeta.