sábado, septiembre 03, 2011

Bienvenido, señor Garzón


Corrección permanente
Una de las características de la vida colombiana, que la hacen tan especial, es la disposición a usar las tecnologías más avanzadas para los fines más primitivos, cosa que se ve por todas partes, por ejemplo en industrias como el "fleteo" o en la actividad de las bandas terroristas. En el ámbito de la prensa ha servido para que lo que en papel no se podía, borrar las pruebas (aunque se pretende a todas horas), sea sencillísimo en las ediciones electrónicas. Si uno lee por segunda vez una noticia, se encuentra con que ya no está lo que leyó. Alguien con mando en el medio ha descubierto algo que no convenía publicar o un título que generaba problemas, y ha ordenado cambiarlo. El anuncio de que Santos negociaría con las FARC se convirtió en una advertencia de que no quiere iniciativas ajenas. Es un proceso descarado.

¿Qué hace Baltasar Garzón en Colombia?
La semana pasada leí en El Tiempo una noticia sobre la labor que desarrollaría el ex juez español Baltasar Garzón en Colombia como asesor de un proceso de paz que sería promovido por la OEA con apoyo de Unasur. Cuando fui a buscarlo en el historial de mi navegador, descubrí que todo eso había desaparecido, y sólo queda una noticia sin mucho sentido. Como si quisieran probar que se editó. De tal modo, el lector tendrá que hacer respecto a dicha noticia una "tregua de credulidad" conmigo, como la que proponía Coleridge a los lectores de obras de ficción. Si alguien quiere creer que me lo invento, pues no debería seguir leyendo.

La traición del subteniente
Viene a ocurrir que el redactor de la noticia se enteró de todo eso, pero no de que convenía mantenerlo en secreto, y lo publicó. Y hubo que enmendarlo. Es algo a lo que el interesado en la política colombiana se acostumbra. En una ocasión, hará unos diez años, me enteré leyendo elpais.es (aún no era "punto-com") de que el gobierno de Pastrana, a través de su representante Fabio Valencia Cossio, había acordado una Constitución con las FARC que no requeriría aprobación del Congreso. En la prensa colombiana la noticia no apareció. En fin: Garzón será el "padrino" de una negociación de Santos con las FARC que estará presionada por la OEA y Unasur y en últimas respaldada (contra cualquier resistencia de los colombianos) por el armamento venezolano (e iraní), el poderío brasileño y la hegemonía del chavismo en la región.

Un personaje cuestionado
Baltasar Garzón fue destituido como juez de la Audiencia Nacional española después de que se admitieran a trámite tres denuncias por delitos graves relacionados con su cargo. Una prevaricación relacionada con asumir competencias que no le correspondían en relación con un juicio al franquismo (todos los presuntos culpables están muertos, mientras que el responsable de las matanzas de Paracuellos sigue dando clases de moral al lado de los socios de Garzón), otra relacionada con escuchas ilegales a un reo cuando se entrevista con su abogado y otra con la financiación de un curso que tomó en Nueva York por un potentado cuyos intereses pasaban por manos del ex juez. Aparte de los radicales de izquierda, nadie cree en su inocencia. Sobre todo nadie del poder judicial español.

La negociación difícil
Así, el mediador tiene escasa autoridad y su parcialidad innegable lo pone en una situación delicada: la de sólo tener legitimidad para una parte decreciente de la opinión. Si se considera que la negociación con las FARC no es nada fácil porque las pretensiones de la banda asesina son desmesuradas; sus crímenes, monstruosos e innumerables y su reconocimiento por la población colombiana, en extremo minoritario, es sencillo concluir que la mediación del ex juez, que entre tanto podría ser condenado por las autoridades de su país, será un sonoro fiasco. Más cuanto que el rechazo ciudadano al premio de las masacres irá in crescendo y el único camino que tendrán Santos y las FARC (con sus socios del Poder Judicial y la prensa) será un ambiente de terror y asesinato continuo, mucho peor que el que ya se ve.

La región olvidada
Por todo lo anterior, para quienes defendemos el sistema democrático (cuya negación rotunda es el sometimiento de los ciudadanos a las bandas de asesinos que pretenden Santos y Garzón), la presencia en el país del ex juez es una ocasión fabulosa de dar a conocer en otros lugares lo que ocurre y lo que se hace. Para que los colombianos se formen una idea de lo oscura que es la percepción del país en el exterior baste con pensar que para el columnista del diario monárquico-católico madrileño ABC Ramón Pérez-Maura la revista Semana es un medio equilibrado, mientras que la corresponsal en Colombia del mismo periódico, Alejandra de Vengoechea, es una promotora descarada del terrorismo. Sencillamente, la gente en la mayoría de los países vive de espaldas a lo que ocurre en otros (como ocurre con los mismos colombianos) y acepta lo que encuentra en la prensa. Sabiendo quién es Garzón y teniéndolo como protagonista, la monstruosidad que se propone Santos será más comprensible para millones de personas en todo el mundo, pues hasta ahora lo que ocurre en Colombia rara vez sale en la prensa, y cuando sale el contexto lo ofrecen los propagandistas del terror.

Oportunidad
Pensando en el manifiesto propósito de Santos de entablar una negociación política con las FARC, gracias a la cual ya se han multiplicado los crímenes y el país volverá a la situación de hace diez años, uno se pregunta cómo se atreve a tanto. "La respuesta está flotando en el viento", ¿cómo no se va a atrever si los políticos recomendados por Uribe aprobaron la Ley de Víctimas y aceptaron infamias como la extradición de Makled a Venezuela? Santos está acostumbrado a un país de gente servil que cambia cualquier opinión por cualquier incentivo. Los políticos del Partido Conservador y del... ¿cómo llamarlo? Unitario Nacionalsocialista apoyarán la negociación política y la inmensa mayoría de la gente se someterá. Queda la minoría que se podría oponer y que tiene que contar con la solidaridad de millones de personas fuera del país: aquellas que saben quién es Garzón y que ven cómo gracias a las mentiras y ambiciones de Santos y a la disposición pusilánime y politiquera de su predecesor cae otro país en la órbita bolivariana. Baltasar Garzón representa una gran oportunidad de mostrar al mundo la clase de tiranía criminal que está imponiendo Santos con la alianza de todos los grupos sociales que de algún modo representan la continuidad del orden de dominación tradicional. Pero no sería raro que esa oportunidad también se desperdiciara.

(Publicado en el blog Atrabilioso el 29 de mayo de 2011.)