jueves, julio 15, 2004

El vicio de aparentar

Tal vez la cosa que más me ha parecido admirable de los países civilizados y maduros es el contraste que hay entre el cuantioso patrimonio de sus ciudadanos y la sencillez con que viven. Sobre todo en Suiza y en los estados fundadores de EE UU se ve a personas riquísimas vestidas como cualquier parroquiano y comportándose con absoluta modestia. El complemento de eso es la honda dignidad que se percibe en la persona de condición humilde, en la que es muy raro ver amargura o resentimiento.

¡Qué comparación con nuestro pobre país! Aquí la mayor aspiración de cada persona es PARECER alguien del estrato superior. En una ocasión una persona extranjera que vive en Colombia me dijo que a un colombiano bastaba con verlo para saber cuál era su condición social. El que no va vestido con ropa de Armani es sólo porque no tiene con qué pagarla. Y para la inmensa mayoría la mayor aspiración de esta vida es bajarse de un carro de lujo, llevar un Rólex de oro como el comandante Jojoy, beber "leche de la mujer amada" (así dicen, qué asco), etcétera. Darse como sea aires de persona prestante, pudiente e importante (valga la cacofonía) es lo que cuenta, mucho más que tener con que comer al día siguiente.

Pero cuando uno conoce a las personas que tienen todas esas cosas y se pavonean ante un auditorio famélico, se encuentra con que a menudo roban hasta a sus propios familiares, le prestan la esposa al superior jerárquico, halagan indignamente a todo el que está arriba y tratan con una crueldad y un irrespeto intolerable a todo el que esté abajo y para colmo es frecuente que no tengan ni para pagar el arriendo.

Bueno: eso pasa con el consumo, que la gente se pone un disfraz principesco y cree que no se le nota su condición innoble, pero es que LO MISMO, LO MISMO, LO MISMO pasa con las instituciones, con la política y el derecho. ¿Nadie les ha contado que somos un Estado Social de Derecho? ¿No saben que según la Corte Constitucional se deben respetar a rajatabla los derechos básicos a la vida, a la salud, a la educación, etc.? ESE MISMO VICIO DE APARENTAR LLEVA A ESOS ORANGUTANES CON PELUCA A DECLARAR QUE TODOS TENEMOS DERECHO A VIVIR BIEN.

Pero ¿tiene eso que ver con la realidad? Cuando uno tiene un trabajo y tiene amigos abogados o jueces, sobre todo si están bien relacionados con la Corte Constitucional, es posible que acceda a una EPS a la cual la Corte la obliga pagar cosas que no figuraban en el Contrato, pero la inmensa mayoría de la gente no tiene nunca nada parecido, de modo que ni siquiera acaba la primaria ni tiene un servicio médico y ni siquiera puede salir tranquila a la calle. Pero eso sí, el poder de los jueces no lo puede tocar nadie.

¡Es que con el cuento de las tutelas se corrigen la pensión hasta ganar más que el sueldo! (El atropello espantoso de Foncolpuertos se perpetúa gracias a las tutelas.) De modo que un magistrado que llegó a los 50 años y empezó a cobrar su pensión y le van a pagar sólo 35 salarios mínimos elabora una tutela muy bien redactada y muy bien "sustentada en derecho" y la presenta ante sus antiguos compañeros, a los cuales ayudó a ocupar el sitio, y éstos descubren que una pensión de 35 salarios mínimos atenta contra el sagrado derecho a la vida de ese magistrado y decretan que gane una pensión de 60 salarios mínimos. ¿No es lo que pasa? Todo el Estado Social de Derecho es la palabrería en la que se sustenta el poder omnímodo de unos señores que con tanta palabrería y tanto lirismo veintejuliero sólo defienden sus privilegios inicuos.

Como la prostituta que se casa con un mafioso y compra ropa de alta costura en París y se siente una gran dama, así la iniquidad sustentada en el poder latente del terrorismo se proclama guardiana del paraíso. Pero todo eso es muy difícil de cambiar. Es muy saludable la reforma de la justicia que pretende el gobierno, pero no es muy seguro que vaya a salir adelante: la gente que saca provecho de la iniquidad es muy poderosa y muy hábil, y la mayoría vive de espaldas a esas realidades.

1 comentario:

  1. No solo hay que Ser, tambien hay que parecer. Y a proposito...Usted quien-es?

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