miércoles, diciembre 12, 2012

Las certezas del mamerto



Por @Ruiz_senior

Refiriéndose a Pablo Casals, Albert Einstein declaró que el gran violoncelista catalán "ha sabido comprender con mucha clarividencia que el mundo corre un mayor peligro de parte de los que toleran el mal o lo alientan que de los mismos que lo cometen". Esta sencilla idea es por completo incomunicable para los colombianos, para los que el mal consiste en tener calzado de mala calidad o de estilo inapropiado. Por eso no se les puede explicar que todos esos dolientes de Jaime Garzón que pululan por las redes sociales y los comentarios de la prensa son criminales mucho peores que los pobres niños que les hacen el trabajo sucio y les generan rentas. (No pretendo que puede haber delito de opinión, pero negar que esa gente es la base del terrorismo es como imaginarse una liga de fútbol sin aficionados).

Tomar conciencia de eso es ir entendiendo que las palabras y las ideas son lo letal y no son gratuitas: lo que sostiene el negocio terrorista es la ideología omnipresente del totalitarismo tropical, el "protochavismo" que era la ideología que subyacía al burdo, chabacano, sectario, grosero y mezquino "humor" del finadito. No es nada raro que para esas personas las decenas de miles de víctimas ocasionadas por las bandas con las que Jaime Garzón colaboraba sean como mucho "argumentos" para exigir prebendas y favores para ellas gracias al poder alcanzado por los asesinos.


De tal modo, es apremiante que se entienda que las FARC son sólo la fuerza de choque de la "izquierda", es decir, de la universidad y de los funcionarios públicos, es decir, del clero republicano que forma la mayoría del primer decil de ingreso en Colombia, sobre todo en Bogotá. Es decir, del público de Jaime Garzón. No son "bandidos" y ni siquiera las siglas FARC representan otra cosa que una organización dependiente de un poder superior, 

Bueno, uno de los "personajes" del humorista era el malvado Godofredo Cínico Caspa, personaje que decía lo que le escribía el guionista, Antonio Morales Rivera, uno de los más cínicos promotores del terrorismo. Tan cínico que cuando la gente se impacientaba con el Caguán escribió en El Espectador que las negociaciones no podrían ser rápidas porque ¿para qué habrían servido tantos años de lucha?

Este prócer sobrevivió a su joven intérprete y sigue escribiendo textos del malvado de su invención que publica en Kien&Ke. Voy a comentar el último porque el ascenso de los comunistas, es decir de la universidad colombiana, al poder es no sólo un crimen monstruoso, cientos de miles de asesinatos para llegar a este punto y cientos de miles o aun millones para someter del todo a la sociedad, sino además un crimen estético, el ascenso de la peor literatura, de la que este genio es un exponente característico, aun más que el cursi William Ospina o el sinuoso Abad Faciolince.

Hay que dar de baja al diálogo: “¡Bala, señores!”
Quiero poner en perspectiva de futuro histórico lo que se está jugando en estos aciagos días en los cuales llueve sobre nuestras ya albas cabezas, la ceniza, la pestilencia y la escoria del volcán luciferino de los diálogos de paz. 
La estrategia de la traición a largo plaza pensada por esa masa de sesos retorcidos que tiene el Judas Santos en la moima, para mí resulta tan clara como oscuras son las pretensiones de entregarle el país al comunismo bolivariano, en un largo juego de filigrana de ajedrez en el que nos están quitando los alfiles sagrados de la Seguridad Democrática, los caballos del Ubérrimo, las torres del puro centro y hasta la peonada ignara, todo con el fin de acabar con nuestro glorioso juego eterno, nuestro reinado de 212 años de generosa hegemonía de la raza blanca y de la gente de bien.
El tono altisonante parece corresponder más a las diatribas de William Ospina o del mismo Timochenko que a la visión de un enemigo del terrorismo, como Luis Carlos Restrepo, por poner un ejemplo. Pero queda claro qué es lo que Morales Rivera aplaude en el diálogo: la vieja convicción de que la revolución va a quitarle el poder a unos oligarcas que detentan el poder desde hace 212 años. ¿Tiene eso algún sentido? ¿Habrá alguien que recuerde que el antiuribismo es la pasión más típica de los colombianos de clases altas y de raza blanca, sobre todo en Bogotá? Es una mentira típica, los patrocinadores de la guerrilla son los oligarcas que ahora intentan premiarse negociando con representantes de la tropa a la que protegen. ¿O es que son los pobres oprimidos de las regiones los que leen Semana? Sencillamente, los propios patrocinadores del terrorismo se creen los oprimidos mientras ganan sueldos y pensiones propios de Dinamarca y tienen montones de criadas. Me gustaría saber cuántas tiene este desvergonzado redentor.

Bueno, todo lleva en medio de su tosquedad el halago y la complicidad con el lector, ese ingenio maravilloso de llamar "moima" a la cabeza y en que a la persona joven y empobrecida intelectualmente por Fecode le resultan despreciable las personas viejas que conocen y usan palabras como "filigrana". Verdaderamente es genial. 
Miremos cuidadosamente el infundio. La seguidilla de atrocidades contra la dignidad de los dueños de esta nación es evidente y de largo plazo. Han comenzado ya los enemigos de la tradición, la familia y la propiedad, con astucia y mala sangre, el proceso que nos conducirá al abismo. Desde hace dos años, a espaldas de nosotros y en aleve acto de manguala con los bandidos, iniciaron acercamientos con la FAR y desde hace seis meses venían concertando y negociando este satánico pre acuerdo para ponerse a conversar con los mefistos camuflados. No contentos con ello, finalmente lograron dizque convencer a los terroristas de entrar en un diálogo para acabar con el divino conflicto armado, que tan pingües beneficios nos ha dado. Y ahora ¡descarados! entran en la fase dos de la traición, o sea hablar de frente guerrillero con esos bastardos en Oslo y luego en La Habana, la Sodoma del Caribe, gobernada por los visires Castro, bajo la tutela de Hugo Rafael Chimpancé.
A uno de los dueños de esta nación lo quemaron vivo por negarse a llevar un burro bomba en Toribío. Los enemigos de la tradición la familia y la propiedad (mito ridículo de un rechazo al terrorismo por camanduleros retrógrados, con lo que quemar gente viva es un acto de progresismo indiscutible, sobre lo que no falta hablar). El lector se muere de la risa ante el anciano que ve conjuras satánicas donde sólo se ve el anhelo de dar ministerios y embajadas a quienes encargan esas bellezas. Y de nuevo la mentira: ¿a quiénes ha beneficiado el conflicto armado? La clase de mentiras de ese tipo y la gente que las cree muestran cómo opera la mente criminal. ¿De qué modo quien quiere que las FARC no extorsionen ni secuestren se lucra del conflicto armado? Es verdad que eso lo dicen también uribistas ilustres, como Rafael Nieto Loaiza, pero es una mentira monstruosa. ¿Habrá alguna vez algún sabio que explique cómo ocurre eso?

Lo que va ahí como sobreentendido es que someterse a las FARC es lo propio de personas juiciosas, positivas, jóvenes y justas, toda vez que los secuestros, masacres y los demás infinitos crímenes de las bandas comunistas son culpa de los que no se someten. ¿Cómo hay que decir que el que llora a Jaime Garzón es sencillamente un asesino? La tosquedad de la manipulación de Morales Rivera es tal que la condena de "la Sodoma del Caribe" lleva por complicidad al lector a ser partidario de la infame satrapía cubana. 


Observen lo que se nos viene encima y tengan esto como una fatídica premonición más del godofredismo, que tantas veces ha acertado. Si por un entuerto fatal del destino a Santos y sus cómplices de la FAR les suena la flauta de la paz (no lo quiera Píndaro) y antes que termine el mandato que le robó al Supremo Uribe logren estos descastados firmar la vaina, o cuando menos un cese al fuego, es casi seguro que la gleba voluble y maleable en medio de su ignorancia (que ha sido nuestra delicia) reelija al rampante usurpador. Y que este en una especie de ilegal segundo tiempo de la tal “paz”, se dedique a hacer las peligrosísimas reformas sociales para quitarnos lo que ha sido y es nuestro: es decir, el derecho a tener todo y con todo, incluida nuestra exquisita y “mágica” combinación de formas de lucha, en la cual hemos mezclado sabiamente el Congreso y la auto defensa.
Otra vez ese recurso burdo de la alegoría y el sobreentendido. Los malos que conocen a Píndaro, que dicen fatídico y premonición, obviamente temen a las reformas sociales que vendrían de las FARC, y el lector, esa clase de subhombre que produce Fecode por miles, resulta identificado, en medio de sus sonrisitas satisfechas, con los terroristas y aplaudiendo el que se los premie. ¿Cuántas veces hay que explicar que las guerrillas sólo han multiplicado la desigualdad al aumentar los sueldos y pensiones de los funcionarios públicos y el parasitismo de las universidades, a tal punto que todos los magistrados que cobran la pensión de decenas de personas cuando se jubilan se dedican a apoyar al Partido Comunista o sus organizaciones de fachada?
Una vez reelegido Santos en el 2014 y adelantadas sus subversivas y sediciosas reformas liberaloides, lópez-pumaréjicas por decir lo menos, el camino estará abierto para que en el 2018 se nos instale un gobierno terrorista (que aunque sea elegido popularmente, no dejará de ser una asonada y un manotazo) un gobierno ese si ya definitiva y trágicamente de izquierda, que acabe de una vez con esta católica república de bananos y palma africana.
Otra vez la gracia genial de sobreentender que el proyecto de los dinosaurios farianos y universitarios es lo moderno y que se le resisten quién sabe qué retrógados bananeros, una historia tan falsa y absurda que hace falta una ignorancia tan espantosa como la del colombiano medio para tolerar tanta idiotez. Claro que todo el que ame la democracia y la decencia teme que los terroristas se hagan con el poder en 2014 porque sólo traen opresión, como se ha visto con sus infinitos crímenes, como se ve en Venezuela y los demás países de la región. Como de hecho se puede comprobar en la historia reciente de Colombia, en la que las bandas de asesinos asociados al clan López-Santos-Samper han accedido en gran medida al poder.

Para el 2018 –si no logramos parar como sea este “proceso” de paz– estos salvajes liberalo-socialistas, se dedicarán a llevar a cabo sus cancerígenas reformas en todos los terrenos. Veremos la propiedad de los históricos detentadores del campo, transmutada en reservas campesinas, mingas, programas agrarios marquetalianos, en las cuales no solo la FAR (así ya no tengan armas) sino en general el campesinado insurrecto y sus liberales envalentonados, van a cambiar la economía tradicional y a desarrollar la negativísima justicia social, la equidad y la repartición de la riqueza, todas cabezas del mismo monstruo de las inconvenientes revoluciones sin tiros.
Insisto, hay que ser idiota o torcido para negar que todo este párrafo es burda propaganda fariana. ¡Ahora la banda terrorista trae la equidad, a la que el malo de la película llama por ese nombre! Cuando uno dice que Colombia es un muladar alude sobre todo al nivel de esa literatura. Bueno de ese humor, pues esto era lo mismo que decía Jaime Garzón.

A mí sí me han gustado las revoluciones a bala, porque esas nunca llegarán al poder. En cambio esta vaina que se está planeando conlleva el riesgo de que a la indiada le dé por mandar y decidir sobre su propio destino, lo cual es ni más ni menos que un delito de lesa patria.
¿Se entiende? La negociación con las FARC ¡no es a bala! Las decenas de personas asesinadas en la última semana no existen. Al lado del deudo de Jaime Garzón, cualquier otra clase de criminal de los muchos que hay en Colombia es una persona recta.

Si la paz le resulta a la FAR y al truhán del póker, corremos el tremendo riesgo de no poder volver al poder. Porque el pueblo se va a acostumbrar a la paz misma, al bienestar que ella implica, a las reformas sociales, al crecimiento y la tolerancia, que son enemigas todas de la extrema derecha cuyas enhiestas banderas nosotros portamos, cual estandarte de nuestra coreografía.
Ahora la extrema derecha se llama a sí misma extrema derecha, las FARC representan al pueblo y los dos tercios de los votantes que habrían reelegido a Uribe cuantas veces se presentara son oligarcas ridículos, por no hablar de que la paz es aquello que buscan las FARC. Hay un nivel de la vida colombiana, el de la universidad, la prensa, etc., que no es propiamente humano, que aúna a tal punto la idiotez y la perversidad que realmente hace de los asesinos de las FARC personas decentes y cultas.

Siguen otros muchos párrafos de lo mismo, realmente no voy a aburrir al lector. Que con razón ya estará aburrido. No es raro que los sicarios de las redes sociales digan que a Jaime Garzón lo mataron por chistoso: hay algo de la sordidez de Colombia que hace que la persona se sienta orgullosa de mentir. Las idioteces y mentiras de este canalla son un modelo de algo general y típico: aquello que hace que Colombia sea un país miserable y primitivo. Pero realmente, por eso mismo, encuentran público que las reproduce.



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El salario del sicario



Cuando algún historiador esforzado se meta a hurgar en los archivos de la Komintern en Moscú se sabrá de qué modo se planeó y organizó el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán y también quiénes fueron los autores, cosa que debería ser obvia para cualquier mente deductiva: ¿a quién le convenía? A los soviéticos, urgidos de sabotear la Conferencia Panamericana con la que Estados Unidos alineaba a su patio trasero (1948 fue el peor año de la Guerra Fría), a los comunistas, que necesitaban quitar de en medio al líder hostil que les ganaba en demagogia eficaz, y a los herederos de la República Liberal, a los que Gaitán les había robado el favor del pueblo liberal. 

La relación entre esos clanes asociados (López-Santos-Samper) y los comunistas marca la historia posterior de Colombia, sobre todo en lo concerniente a magnicidios. El MRL seguramente tuvo incentivos soviéticos para promover a los comunistas y el suplente de López Michelsen en 1960 era el precursor de Tirofijo, Juan de la Cruz Varela. Las FARC nacieron incentivadas por el MRL, el ELN surgió de un grupo de las juventudes del MRL enviado a Cuba. López estableció relaciones con Cuba en cuanto se posesionó en 1974 e impidió la derrota del ELN. Por otra parte, para frenar a la Anapo lanzaron el M-19, controlado por García Márquez y Enrique Santos Calderón... 

En materia de magnicidios la relación también es evidente. Galán fue el disidente que impidió la reelección de López en 1982 y Santofimio era el principal protegido de ese patriarca, mientras que sus cuasiparientes Samper gobernaban cuando cayó Álvaro Gómez. 

Por medio de ese juego se mantienen en el poder, y no es tan raro que una vez alcanzada la presidencia Santos intente resucitar a las FARC. Son la creación de su grupo y cumplen las funciones de un sicario al que hubieran contratado: tienen que pagarle y complacerlo, a la vez que lo utilizan. Ahora ofrecen el show de las negociaciones para agrupar a sus partidarios, tanto los sicarios místicos que adoctrina Fecode como los desaprensivos lagartos de la vasta clientela parásita. ¿Cuándo hablarán las víctimas perpetuas?

(Publicado en el blog País Bizarro el 12 de septiembre de 2012.)