lunes, octubre 19, 2009

Ahora sí condenan a la guerrilla

Cierto columnista afirma muy orondo que:

Bastaba a María Isabel Rueda leer el discurso de Carlos Gaviria ante el II Congreso del Polo para enterarse de la categórica condena a las Farc por boca de quien lo preside antes de quejarse por un inexistente silencio.
Eso contrasta notablemente con datos como los que recoge Saúl Hernández Bolívar:
Dice Petro que, en una reunión de juventudes del Polo, afirmaron "que el secuestro es un arma política y que la guerra que estamos viviendo es justa", y añade que cuando la gente que lo apoya se retiró, los demás les decían: "Gomelos, se merecen un fusilamiento".
O lo que señala Mauricio Vargas:
Cuando esa guerrilla asesinó a sangre fría a once diputados del Valle del Cauca y quiso disfrazar su crimen atroz con un enfrentamiento con el Ejército, el jefe del Polo, Carlos Gaviria, sacó un tímido comunicado en el que le daba más palo al Gobierno que a las Farc. Llovieron las críticas, pero nada cambió. Hace pocas semanas, cuando los hombres de 'Alfonso Cano' y de 'Jojoy' masacraron a un grupo de indígenas awás, el Polo condenó el hecho, pero no condenó directamente a las Farc, como si la matanza hubiese sido obra de fantasmas.

Lo peor vino durante el reciente congreso del partido. Llegó una carta de las Farc y a nadie en la mesa directiva del evento le pareció que hubiera que rechazarla. Resultaba inaceptable que un grupo que mataba indígenas inermes pudiera cartearse con un partido político legal y democrático. El senador Gustavo Petro, polista rebelde que viene poniendo el dedo en la llaga de estos temas hace rato, insistió una y otra vez en que el congreso del partido rechazara la carta. No le hicieron caso.
Pero al respecto cualquiera puede encontrar más material probatorio. Ya en un post reciente expliqué que Petro tampoco ha pedido a las FARC que se desmovilicen, sino que espera hacerlo cuando su partido haya tomado el poder. Sólo que sentí curiosidad por ver con qué salía el temible Cobramasacres del Frac en la inauguración del Congreso de su partido. Es un discurso bastante largo, por lo que resumo algunas partes e invito al lector a consultarlo.

La primera parte consiste en citas de sus rivales dentro del PDA, Navarro y Garzón, que demuestran que no se oponían a que él dirigiera el partido, cosa que naturalmente rechazó porque sus elevadas miras le impiden aspirar a nada, hasta que el partido se lo pidió y él accedió en aras del bien de la colectividad y obviamente del camino de justicia y dignificación que la patria debe tomar. Faltaría más. Pero mejor prestar atención a lo más sabroso.
Dejo de lado la referencia amable de Lucho Garzón a una posible candidatura mía, que no sólo no busco sino que declino de antemano, para insistir de nuevo en la urgencia de buscar la unidad, de profundizarla y de consolidarla para presentarnos como una opción seria de gobierno, y asumir de ese modo la responsabilidad que la coyuntura histórica nos adjudica y de la que no podemos claudicar: cambiarle el rumbo a Colombia, mediante la construcción de una sociedad decente.
Es lo típico, en Colombia el diablo hace hostias, como es bien sabido, y esta lumbrera de la intelectualidad nacional no podía, como buen rebelde y renovador, dejar de "asumir la responsabilidad que la coyuntura histórica les adjudica". Es lo que diferencia a los grandes intelectuales de los "politiqueros" rutinarios, esa frescura del lenguaje, esa elegante sencillez con que aluden a su misión, ¡y esa temprana renuncia a toda ambición personal! El párrafo ya lo expresa todo: un conciliábulo de asesinos y secuestradores jubilados, cobramasacres, profesionales de la protesta, tinterillos cínicos, prevaricadores sin escrúpulos, vividores, lagartos y figurones tienen a cargo "la construcción de una sociedad decente". ¡En Colombia tenía que ocurrir! Seguro que la decencia viene de la mano del fabricante del ¡Vergatario! Pero vamos con la condena a las FARC:
II El repudio a la lucha armada. Cuando se dice que en la conformación del Polo han confluido todos los sectores de la izquierda democrática, se quiere significar que se ha suscrito entre todos ellos un acuerdo intangible e irrevocable; queda proscrito el empleo de las armas, o la adhesión a quienes las emplean, en la búsqueda de las hondas transformaciones que a nuestro juicio requiere la sociedad colombiana para materializar lo que la Carta del 91 establece: la democracia, el pluralismo, el pluriculturalismo, la vigencia de los derechos y la protección a la dignidad humana, como axiomas inconcusos, a partir de los cuales es imperativo construir un país, a contramano del vergonzoso que hoy tenemos.
Obviamente, las cursivas y negritas son mías. ¿Entiende el lector cuál es la "categórica condena a las FARC"? Se las reconoce como quienes "buscan las hondas transformaciones...", etc. ¿O por qué está eso ahí? Lo de proscribir el uso de las armas es el viejo cuento de "A mí que me esculquen", con que salen siempre. Como cuando Gloria Cuartas se preguntaba cuando la acusaban de hacer elogios de Ricardo Palmera y Sonia en Venezuela, ¿por qué no la detenían si ella era una terrorista? La prohibición de adherir a esos agentes de justicia es otro viejo recurso retórico: ¡no es que adhieran a ellos, es que en aras de la paz trabajan para que se los premie con cargos vitalicios para los jefazos del PDA! Pero es por la paz, ellos ya declinan de antemano todo, no faltaría más. Después:
El artículo 2 de nuestros estatutos fue aprobado por unanimidad, sin reticencias de ningún sector, por la dirección Nacional del Partido, y reza de manera inequívoca; ¨El empleo de las armas para la resolución de los conflictos, contradice los métodos y los propósitos que propugna el Polo.¨
Lo dicho, a ellos que los esculquen, ellos no participan en la lucha armada, aunque, ¿cómo se resolverá el "conflicto" con las guerrillas sin emplear las armas? Tal vez es lo que espera Petro, aplicar los estatutos del PDA y resolver el conflicto sin armas una vez estén gobernando.
El principio allí establecido, que en otro país o bajo otras circunstancias resultaría superfluo, entre nosotros cobra renovada vigencia, pues las FARC y las demás organizaciones guerrilleras supérstites, persisten en los genocidios, en los secuestros y en los más atroces crímenes de guerra, y de lesa humanidad, en función de propósitos brumosos que, por la forma como se buscan, ninguna persona de bien podría rescatar como altruistas.

Reiteramos, más allá del cansancio, que todos los sectores políticos que conforman el Polo repudian y condenan el crimen como instrumento vitando, deslegitimante aun de resultados que podrían juzgarse deseables, buscados por otros medios.
Es muy curioso que los más arquetípicos representantes de la tradición sean los que pretenden superarla. Al menos Chávez busca una continuidad con Bolívar, cuyo espíritu dieciochesco representa en gran medida. Carlos Gaviria es el típico tinterillo que está más interesado en el impacto de las palabras que en su sentido, de modo que el uso de "genocidio" no se parece en absoluto al del diccionario, mientras que las palabras raras abundan tanto, según la vieja necesidad de "descrestar calentanos" que define a su gremio: supérstite, vitando...
III El gobierno que enfrentamos. Es esa fortaleza ética, la que nos adjudica autoridad indiscutible para condenar al gobierno cuando siguiendo los mismos caminos tortuosos de su contraparte, y mediante actos horrendos al margen de la moral y el derecho, se obstina en que en función de su política de seguridad todo se vale, incluso los ¨falsos positivos,¨ expresión eufemística usada para no llamar por su nombre, atroces asesinatos cometidos por miembros de la fuerza pública, para merecer ascensos y gabelas dentro de la institución. Y saber que al responsable político directo de semejantes atrocidades lo designaron algunos medios periodísticos ¨el personaje del año¨ y sus conmilitones esperan que renuncie para ungirlo como aspirante a la Presidencia de la República, si su jefe absoluto da por satisfecha su insaciable ¨libido imperandi.¨
No habían terminado de lavarse las manos de lo que hacen las FARC cuando ya estaban proclamando su "autoridad indiscutible" ¡para atribuir al gobierno la intención de los crímenes atribuidos a militares corrompidos! ¿Qué sentirán los seguidores de este prócer ante tales acusaciones? Todo lo que hace falta es entender que en Colombia hay miles de personas dispuestas a recitar eso sin el menor pudor para entender por qué ha habido tantas atrocidades. La gente con tal de estar cerca del que usa términos como "libido imperandi" está dispuesta a repetir cualquier mentira.
Nos tocó en suerte, o mejor, nos cupo la desventura de enfrentar un proyecto político inteligente y coherentemente dirigido a consolidar un statu quo injusto, inequitativo y excluyente, previa anestesia de los damnificados, que en su gran mayoría aun le prestan apoyo porque ha prometido quien lo encarna, poner término a un viejo conflicto (cuya existencia niega), que por la crueldad que reviste, se ha convertido en la prioridad primera de la opinión nacional. La guerrilla, digámoslo con claridad, con sus secuestros, genocidios y demás crímenes universalmente repudiados, ha abonado el terreno donde hoy florece un gobierno narcisista y mesiánico que por eso mismo necesita de ella para perpetuarse.
Como ya he dicho, esta lumbrera sólo exhibe cierta destreza para usar términos sonoros. Su puntuación no le permitiría entrar al bachillerato en un país decente. Aquí sigue la crítica a la guerrilla, según el viejo cuento de que es lo mismo que Uribe.
Qué razones, si no, podrían explicar su visible molestia por el empeño heroico de Piedad Córdoba y demás ¨Colombianas y colombianos por la paz¨ que se han propuesto tercamente la liberación segura de las personas secuestradas en poder de la guerrilla. Prefiere la ¨operación jaque¨ con sus riesgos y truculenta estrategia, porque puede invocarla en provecho de su prestigio y consiguiente afianzamiento en el poder, constitutivo de su interés primario.
El genio elabora sus discursos con la prosa de una sentencia, pero al final vuelve lo mismo: Piedad Córdoba no es una propagandista de las FARC, sino una heroína que se empeña en buscar la libertad de los secuestrados. Creo que cuando se cuidaba de condenar a las FARC el triste capitán de las huestes universitarias era menos penoso.
[...]
5. Consecuencia de todo lo anteriormente señalado, tiene que ser una política de verdadera seguridad ciudadana que, ratificando el derecho y el deber del Estado de ejercer la fuerza que por definición es monopolio suyo y de no cejar en su empeño de combatir a los grupos armados al margen de la ley y a todos los violentos, ostente autoridad política y moral por su respeto escrupuloso a los Derechos Humanos, para reducir a quienes persistan en su renuencia a incorporarse a la vida civil, sometiéndolos al imperio del derecho, pero simultáneamente creando espacios idóneos para buscar soluciones políticas al conflicto.
A alguna hora tenía que asomar: en lugar de tanto adjetivo, ¿por qué no acuerdan pedir a las FARC y al ELN que se acojan a la Ley de Justicia y Paz? Porque en medio de todo esperan todavía "soluciones políticas al conflicto", es decir, el premio de los crímenes. Las retóricas condenas a las guerrillas sólo reflejan los avances de una política a la que siempre se han opuesto en el PDA y no reemplazan esa necesaria renuncia a las pretensiones de abolir la democracia negociando las leyes con una banda de asesinos, y más bien parecen tan serias como sus deseos de renunciar a todo protagonismo:
[...]
Ante este auditorio que recoge la suprema instancia de dirección del Partido me permito reiterar una tesis a la que adhiero con toda convicción: En una democracia el Estado tiene que renovar sus gobernantes y los partidos tienen que renovar sus cuadros. Yo ya he cumplido, bien o mal, mi ciclo dentro del Polo Democrático Alternativo. Alguien debe relevarme en la Presidencia y otra persona distinta de mí debe asumir la candidatura del Partido en las próximas elecciones presidenciales. Por fortuna, es amplia la lista de dirigentes idóneos para enarbolar con dignidad nuestra bandera, y muchos líderes hay, deseosos, además, de cumplir esa tarea.

Alejado de esas responsabilidades, ratificaré mi lealtad al Partido cumpliendo el rol que las bases del Polo y las instancias competentes me asignen, que espero sea el que más anhelo, el de soldado sin galones.

(Publicado en el blog Atrabilioso el 11 de marzo de 2009)