miércoles, marzo 31, 2010

Pero España ¿sí se mirará al espejo?


El país vanidoso

Según Nietzsche, la vanidad (el afán desmesurado de aprobación ajena) es un atavismo, algo que queda de otras épocas, propiamente de aquellas en que había señores y esclavos y éstos no sabían quiénes eran sino que esperaban a que se lo dijeran los amos. Es difícil explicar hasta qué punto ésa es exactamente la situación de los colombianos respecto de los ciudadanos de países ricos. Basta con ver la actitud patéticamente solícita de cualquier colombiano, aun de los más matones, pretenciosos o susceptibles, ante un europeo. O la inquietud que produce la existencia de ciudadanos escandinavos que simpatizan con los terroristas colombianos, como si el propio gobierno de la capital no estuviera en manos de un partido cuyos representantes en Sumapaz son antiguos miembros de la Unión Patriótica (partido creado por las FARC y en realidad el nombre de la banda para participar en las elecciones). Como si no ocurriera ahora mismo que a los ediles de partidos rivales los matan los terroristas, a los que ese partido no les ha pedido hasta ahora que desistan de imponer por medio del crimen su revolución, la misma que busca el citado partido. Esa necesidad de aprobación se corresponde tan exactamente con la descripción que hace Nietzsche de la vanidad, que la Fórmula 1 ganó una popularidad enorme y la perdió en menos tiempo aún, según la suerte del piloto colombiano: "Dime qué soy y yo lo seré; ¿me quieres aficionado a la Fórmula 1?".

Una opinión "autorizada"
No es ninguna sorpresa que a los colombianos se los intente convencer de que la interpretación apropiada de su experiencia la tienen personas remotas que no saben nada del país: la prevalencia de esas opiniones no se sostiene en ningún elemento de razón, sino en el color de la piel, los ojos y el pelo de quienes las profesan. Por eso uno ya ni se sorprende de que en la página de Anncol-Santodomingo apareciera durante muchísimas horas en el lugar más destacado, con grandes titulares y más de doce mil comentarios (récord absoluto en la prensa colombiana), la noticia de que un periódico español publicaba un artículo en el que se desaprobaba al gobierno colombiano. ¡El hecho de que eso se publicara, con la habitual precisión de la prensa de cualquier país ante cualquier fenómeno de otro, era la prueba de que el gobierno colombiano carecía de legitimidad!

Bastenier y El País
El autor del artículo es el típico dinosaurio que al ver fracasado el comunismo en Europa pretende que se imponga en Hispanoamérica. En una ocasión llegó a escribir que el ex presidente hondureño Mel Zelaya era un "traidor a su clase", como si la alianza con el hampa chavista no fuera algo previsible en las elites corruptas de la región. Pero es que su periódico se ha ido convirtiendo en el órgano de propaganda de un gobierno funesto y en un medio sectario al que abandonan los mejores periodistas. No es en absoluto sorprendente que el embajador de Israel haya tenido que protestar por viñetas antisemitas "propias de un fanzine neonazi" publicadas en dicho periódico. Baste con decir que la redacción se rebeló ante un editorial crítico con el Che Guevara. Para cualquier español es un lugar común la relación de ese periódico con el partido en el poder, al que muchos llaman "Prisoe" (por el grupo Prisa). No tendría nada de raro que la arremetida del artículo fuera la respuesta a la reacción del gobierno colombiano ante la posibilidad de que Zapatero mediara entre Venezuela y Colombia: "Zapatero a tus zapatos".

El gobierno español
Lo increíble es que en Colombia se tome con tanta seriedad una opinión de un medio próximo al gobierno de Zapatero. Si se compara lo que ha sido ese gobierno para España y lo que ha sido el de Uribe para Colombia, el resultado es un escándalo: la colección de desaguisados es tal que España en todos los sentidos está mucho peor que en 2004, mientras que Colombia en todos los sentidos está mucho mejor que cuando ascendió Uribe al poder. Pero para entenderlo será mejor entrar un poco en contexto. El triunfo de Zapatero fue el resultado de las campañas que lanzaron los partidos de oposición contra la intervención estadounidense en Irak. Los atentados terroristas del 11 de marzo de 2004 acabaron de convencer a millones de españoles de lo inconveniente de apoyar semejante aventura. Tres días después las elecciones arrojaron la sorpresa del triunfo de Zapatero.

Un líder "antiimperialista"
Como para mostrar gratitud a los terroristas que le permitieron ganar las elecciones (todas las encuestas daban ganador al PP antes del atentado), Zapatero se apresuró a retirar las tropas españolas que había en Irak, invitando a los demás países a hacer lo mismo. En la Asamblea General de la ONU de ese año pronunció un discurso en el que acusaba a Occidente de ser la causa del terrorismo y con el que lanzó su política de Alianza de Civilizaciones, con la que pretendía responder a la intervención estadounidense en Irak. ¿Quiénes colaboran con esa política? El gobierno islamista turco y el iraní, aparte de las cleptocracias y tiranías de la constelación chavista. Un efecto cómico de todo eso es que antes se consideraba que la alianza de Aznar con Bush aislaba a España de las principales potencias europeas. ¿Cuántas de esas potencias han coincidido con las políticas de Zapatero? Ninguna: es ahora cuando España va en contravía de las tendencias europeas, antes la mitad de Europa estaba con Blair y Bush.

El socialismo del siglo XXI
La política internacional de Zapatero es exactamente la que se esperaría de una estrella de la constelación chavista en Europa: se ha distinguido por la búsqueda a toda costa del reconocimiento de la satrapía cubana (hoy mismo está el ministro Moratinos en Cuba, prohibiendo cualquier trato con los demócratas que se oponen al régimen), el pleno alineamiento con las iniciativas del Alba, la venta de armas a Venezuela, la hostilidad radical hacia Israel y el reconocimiento a regímenes como el iraní o el que ha impuesto la organización terrorista Hamás en Gaza, etc. El ascenso de Obama ha parecido la ocasión de buscar la inclusión en el concierto de los países civilizados, cosa que al émulo mulato de Zapatero le viene de perlas, pues no sólo apacigua a uno de los enemigos de EE UU que pretende que Bush se buscó, sino que cobra la condescendencia en forma de tropas en Afganistán.

Lo que queda de España

Así tituló el periodista Federico Jiménez Losantos un libro sobre la disgregación que sufre el país a causa de las tendencias separatistas de Cataluña y el País Vasco. Estas regiones fueron en el siglo XIX la vanguardia de la industrialización y su nivel de vida a comienzos del siglo pasado era muy superior al del resto de España. A raíz de la pérdida de las colonias en 1898, se desarrollaron fuertes movimientos nacionalistas que pretendían un control persistente sobre esas regiones, por encima de los vaivenes de la política nacional. La alianza del PSOE con los nacionalistas catalanes y vascos fue uno de los factores que llevaron a la guerra civil de 1936-1939. Zapatero sencillamente gobierna aliado con esos nacionalistas porque de ese modo se asegura una mayoría duradera. Pero esos nacionalistas han desarrollado en sus regiones un Estado paralelo con fuertes rasgos dictatoriales: en el País Vasco los nacionalistas radicales intimidan continuamente a todos los que discrepan de sus ideas, forzando el desplazamiento de cientos de miles de personas, mientras que en Cataluña con el pretexto de la lengua se impone también el nacionalismo obligatorio. La pretensión de crear nuevos Estados aumenta día a día, y por lo general cuenta con la aquiescencia del PSOE.

La alianza con ETA
Uno de los partidos con que se alió Zapatero para gobernar (pues su partido no tenía ni tiene mayoría absoluta en el Congreso) es Esquerra Republicana de Catalunya. El líder de este partido, Josep Lluís Carod Rovira, se reunió en enero de 2004 con los dirigentes de ETA en un hotel del sur de Francia para intercambiar reconocimiento político a cambio de que no cometieran atentados en Cataluña. Esa reunión le aseguró a ese partido un notorio triunfo en las elecciones siguientes: su lema "Hablando se entiende la gente". Ese partido gobierna en Cataluña junto con la franquicia del PSOE y un pequeño grupo de ex comunistas. Pero Zapatero también intentó negociar con ETA, para lo cual favoreció la participación electoral, con otras siglas, de la ilegalizada Batasuna (una especie de PDA vasco) mediante la inhibición del fiscal. Entre las lindezas ligadas a esa negociación se encuentra el "soplo" por parte de funcionarios del gobierno a los extorsionistas de ETA cuando una operación policial los iba a detener. Como era de prever, el periodo de negociación le sirvió a la debilitada ETA para recuperarse y volver a matar.

La política de confrontación y provocación
No hay ninguna diferencia sustancial entre la política de Chávez de persecución a la oposición y la que practica el PSOE con el PP. En todo momento se intenta dividir a la sociedad de tal modo que gracias al nacionalismo periférico, al antiamericanismo, al "progresismo" de toda clase de iniciativas (como la ampliación del aborto, el matrimonio de personas del mismo sexo o la adopción de niños por esas parejas) y a la presión constante de la propaganda, los críticos del gobierno se presentan día a día como la representación viva del franquismo. En ese esfuerzo no es de poca monta la "Ley de Memoria Histórica", mediante la cual se pretende desenterrar a las víctimas de la guerra civil de hace más de setenta años para resucitar los odios, que afortunadamente estaban enterrados. Toda la política del gobierno español es ahondar esos odios, a tal punto que la principal tarea de los ministros y demás funcionarios ante los medios es el descrédito del PP.

La máquina de propaganda
Es difícil que un colombiano entienda lo que es Radiotelevisión Española. Esta poderosa cadena de emisoras radiofónicas y canales de televisión, herencia del franquismo, es un amplificador formidable de la propaganda gubernamental. Cada día millones de oyentes se enteran de la injusticia que se comete con Zelaya y del encanto del primer presidente indígena de Bolivia, por no hablar de los peores improperios contra la oposición. El que quiera formarse una idea de lo que es esa cadena sólo tiene que imaginarse la página de opinión de El Espectador pero en lugar de las calumnias y ofensas contra el gobierno se trata de calumnias e intimidaciones contra la oposición. El descaro de esa propaganda haría sonrojar a un genocida. En los tiempos felices en que la "insurgencia" de los "rebeldes" iraquíes golpeaba a Bush mandando al paraíso a cientos de parroquianos que iban a comprar a un mercado o a buscar trabajo, los locutores de la radio pública transmitían llenos de euforia el nuevo triunfo de los patriotas contra los invasores. Ni en un triunfo deportivo importante había tanto regocijo. Eso por no hablar de la sujeción de las emisoras y canales privados: hasta hace poco al menos una cuarta parte de los anuncios que se emitían eran del "Gobierno de España". Claro, la línea editorial es de lo más moderada y ecuánime. El enorme gasto en ese frente mediático es una de las causas del déficit público.

La deriva española

La expansión de la Unión Europea al este y el ascenso imparable de la industria asiática determinaron la decadencia industrial de países como España. Sólo un gran salto tecnológico o educativo habría permitido recuperar la iniciativa. Nada de eso entra en los planes de Zapatero, cuya tarea de gobierno consiste en generar odio hacia la oposición. La economía española creció a buen ritmo hasta 2007 gracias a la especulación inmobiliaria (que generaba grandes inversiones en construcción) y a la inmigración (que abarataba drásticamente los costos laborales). La crisis de 2008 dejó al desnudo las dificultades del país: hoy en día España es líder europeo en reducción del PIB y en aumento del desempleo (las cifras oficiales son muy superiores a las colombianas) y del déficit público. Sencillamente, España avanza a pasos agigantados hacia la asimilación a Hispanoamérica, región en la que siempre ha habido países que parecen a punto de integrarse en el primer mundo: Argentina, Uruguay y Cuba en los años cincuenta, Venezuela en las décadas siguientes...

Las opiniones del señor Bastenier sobre Colombia, apoyadas en datos sesgados y marcadamente favorables al partido próximo a las FARC, son sólo las que emitiría cualquier exaltado de Telesur. Y de no ser por el espantoso complejo de inferioridad de los colombianos no habrían encontrado mayor audiencia. Ni su periódico ni el gobierno al que aquél defiende tienen nada que enseñar a los colombianos, salvo las lecciones que darían sus socios cubanos, bolivianos o argentinos.

(Publicado en el blog Atrabilioso el 21 de octubre de 2009.)