lunes, agosto 02, 2010

Mandatos y caudillos

Con ocasión de las elecciones legislativas de 2006 yo publiqué una entrada del blog llamando a votar por la "Peñalista", y como segunda opción por la lista de Mockus.

Peñalosa me parecía, de lejos el político colombiano cuyos planteamientos más atención merecían. Me lo sigue pareciendo, vista su trayectoria en la alcaldía. El discurso sobre el espacio público me parece el que mejor interpreta los problemas de una sociedad de castas que debe asimilarse al mundo moderno reconociendo la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley y respecto de todo lo que es común. Los colegios en concesión me parecen un tremendo acierto para hacer eficiente el gasto en educación y proveer enseñanza de calidad a la gente humilde. Transmilenio, con todos los errores que pudiera haber, me parece una solución brillante al problema del transporte de la ciudad. Es increíble la frivolidad con que la gente eligió a un político sin ideas y de nexos dudosos como Samuel Moreno en lugar de optar por Peñalosa por segunda vez, y la falta de sensatez con que se ilusionaron con el metro.

La lista de Mockus entonces me resultaba atractiva. Salomón Kalmanovitz me parecía un economista serio, con una obra significativa sobre la historia de la economía colombiana. Hernando Gómez Buendía era al menos un intelectual brillante que podría elevar el nivel de la discusión en el Congreso. Qué lejos estaba entonces de sospechar que el primero es un mentiroso sin escrúpulos, capaz de una bajeza como ésta:

Ese tipo de gabelas injustificadas y discriminatorias valen 8 billones de pesos al año y lo que se regala por un lado debe ser financiado por el otro. Se trata además de incentivos innecesarios, pues las inversiones se hubieran producido de todas maneras en época de prosperidad y en recesión no se están dando.

Se trataba de las exenciones fiscales a la inversión, y los ocho billones se los inventó él, aparte de que al no darse las inversiones ¿cómo se va a perder dinero de impuestos por desgravaciones a la inversión?

En cuanto a Gómez Buendía, es uno de los firmantes de la correspondencia de Piedad Córdoba y un nutrido grupo de profesores universitarios (sobre todo) con las FARC, en la que se reconoce a la banda asesina y hasta se le dan quejas por los "falsos positivos".

Pero eso es anecdótico. Lo interesante es lo que tiene que ver con Peñalosa. ¿Cómo es que fue tan estruendoso su fracaso que ni él mismo llegó al Senado? Porque no quería integrarse en ninguna lista. No me interesa criticar que un político piense ante todo en su carrera, pero daría lo mismo: sea para su carrera o por sus ideas, Peñalosa habría tenido mucha más suerte integrado en el Partido de la U o en algún otro, habría podido situar en el Senado y en la Cámara a personas afines a sus ideas y dar ejemplo de buena labor parlamentaria durante esa legislatura. Las fronteras ideológicas no eran la cuestión, de otro modo no estaría ahora con Garzón.

Pero Peñalosa es un caudillo que quiere fascinar a la gente con sus ocurrencias y realizaciones y por tanto obtener votos más allá de su integración en un conjunto organizado de políticos y ciudadanos. Por eso nunca hubo la posibilidad de que Peñalosa y Fajardo, otro buen alcalde, otro caudillo vocacional, organizaran un movimiento político basado en propuestas realizables con las que pudieran atraer votos. ¿Cuáles serían las diferencias ideológicas? ¿Por qué los proyectos de los políticos colombianos se basan en la ejecución que pueda llevar a cabo una persona y no en un programa que represente intereses de una parte de la sociedad?

Bueno, es que Fajardo también hacía sus cuentas según las cuales iba a crear una relación especial entre su persona y la población, que vería sus méritos y propuestas y las seguiría.

Por favor, no se me entienda mal. No estoy hablando del "ego" (de la vanidad personal de un político) ni de la ambición concreta. Se trata de la forma de concebir la actividad política. Es algo que en Colombia ha tenido mucho éxito durante los ocho años de gobierno de Uribe, y que todos los líderes "verdes" han intentado emular.

Pero el caudillismo es una forma de barbarie en términos políticos, y en realidad termina amenazando a la democracia. De repente la gente no deposita su voto por algo que le proponen o que le prometen, sino por la persona del líder, del Gran Timonel, cuyas propuestas son indiferentes, pues sólo importa la fascinación que ejerza sobre la masa. Cuyas ideas pueden cambiar de un día para otro sin que la gente se moleste, pues no contaba con esas ideas, sino con la lealtad personal a ese caudillo.

El paradigma del caudillo en estas elecciones es Antanas Mockus. ¿Cómo es que este hombre lidera un partido ecologista que en julio de 2008 le propuso la candidatura presidencial a Íngrid Betancur? ¿Desde cuándo es Mockus ecologista? ¿Desde cuándo son ecologistas sus seguidores si ese partido no tenía prácticamente partidarios fuera de los círculos clientelistas? La ideología para esta gente, tanto para los clientelistas que fundaron "Partido Verde-Opción Centro" como para los mockusianos, es un adorno, y el ecologismo queda bien, parece moderno y europeo, por mucho que los ecologistas en Europa estén hace mucho tiempo de capa caída y que el mayor logro de los "verdes" alemanes haya sido convertir a su país en importador de la energía que produce Francia en sus centrales nucleares, y tal vez aumentar la contaminación por las centrales térmicas.

Para ese sueño caudillista lo más molesto son las ideas y las propuestas, ya que el caudillo no necesita que le digan que debe seguir un plan, pues su plan de gobierno consiste en unos cuantos sermones que halagan a su público, de repente convertido en paradigma de la honradez, el estrato 6 de la moral y la educación (basta leer en la prensa los comentarios de los seguidores del ex alcalde para ver qué educación y qué moral son ésas). Todos los demás resultan convertidos en un hatajo de rateros.

Y ese embrujo autoritario, esa seducción de los gestos inesperados, esa proclama continua de superioridad moral, son todo el programa del caudillo. Los otros esperaban ser los caudillos ellos, salvo que en la elección les ganó Mockus, y ya tienen que resignarse a los frutos de la bonanza, por mucho que para volverse todos ecologistas haya tenido que juntarse el supuesto destructor de árboles Peñalosa con el izquierdista cuyos socios en la alcaldía divulgaron el rumor de que aquél tenía una flota de taxis esperando para reducir los ingresos de los taxistas.

Es tan increíble la confusión y falta de rigor del cuento de Mockus que en 2006 proponía una reducción de penas para el homicidio y ahora asciende aliado con una señora cuya gran tarea es conseguir la cadena perpetua para la violación de menores. Una cosa y la contraria son posibles porque siempre hay un halago clasista para el público de las castas superiores de la sociedad que precisamente Peñalosa, conocedor del mundo civilizado, intentaba corregir con políticas excelentes.

Por diversos motivos, el rival de Mockus, Juan Manuel Santos, no es un caudillo, y sus propuestas están atadas a las que desarrolló el gobierno de Uribe durante estos años. A lo mejor le gustaría serlo, pero no puede, y en cambio es un político experimentado al que la gente le entregaría el mandato de continuar ofreciendo seguridad, ventajas para la inversión y programas de integración para todos.

Es lo que los ciudadanos decidimos, no la inteligencia ni la capacidad de seducción de un personaje sino el "país que queremos". Lo demás es el poder manipulador de la formidable maquinaria de propaganda de la oposición, y el triste vicio del arribismo, que hace a los más lamentables matones sentirse parte de una elite intelectual que no tiene otras ideas que unos cuantos eslóganes y unas cuantas poses.

¿Será Colombia el contraste moderno y ordenado de la Venezuela de Chávez, o elegirá la confusión y el reinado de alguien que a fin de cuentas necesitará de los votos de los chavistas para ganar las elecciones?

Porque hay dos cosas seguras: que hay chavistas, y que no votarán por Santos. Ahí tienen a María Jimena Duzán.



(Publicado en el blog Atrabilioso el 19 de abril de 2010)