El retorno de Lula da Silva a la presidencia de Brasil es el mayor triunfo que ha tenido la multinacional comunista dirigida desde La Habana en mucho tiempo. Con ese triunfo ya son pocos e insignificantes los países iberoamericanos que no están en sus manos, y esa hegemonía cuenta con la ventaja increíble de que nadie quiere darse cuenta de que se trata de una única organización que desplaza recursos de un país a otro, que obedece órdenes de un mando central y que usa en todas partes los mismos elementos de propaganda.
No faltará el que ponga en duda que esa conciencia exista, pero ¿dónde hay alguien señalando que Juan Manuel Santos, Pedro Sánchez y López Obrador son parte de una misma conjura? Se suele hablar del Foro de Sao Paulo como el nombre, precursor de «Grupo de Puebla», de esa conjura, pero en realidad el Foro de Sao Paulo fue la proclama de algo que existía desde mucho antes, que eran las diversas organizaciones comunistas de la región, por entonces huérfanas tras el abandono soviético.
Esas organizaciones no crecieron por su cuenta para integrarse en la entente de Lula y Fidel Castro, sino que habían existido durante muchas décadas, provistas de doctrina, dinero y recursos de propaganda por el régimen cubano y hasta entonces por la Unión Soviética. Es decir, el Foro de Sao Paulo fue la materialización iberoamericana de lo que se llamaba «comunismo internacional» durante los años de la Guerra Fría. Pero antes de los acuerdos de los vencedores existía la Internacional Comunista, disuelta por las presiones estadounidenses sobre Stalin.
La Internacional Comunista, conocida como Komintern, fue creada por los soviéticos tras el fracaso de la revolución comunista en Alemania y Hungría y tenía por objeto agrupar a los defensores del bolchevismo en todo el mundo. Hasta entonces había habido dos organizaciones internacionales de los partidos socialistas, la llamada Primera Internacional, de la época de Marx y la Comuna de París, y la Segunda Internacional (actualmente Internacional Socialista), cuyos dirigentes, sobre todo en Alemania, se planteaban una revolución gradual participando en los parlamentos de sus países. La Komintern venía a ser pues la Tercera Internacional y agrupaba a partidos que obedecían a las órdenes del gobierno soviético.
De modo que el Foro de Sao Paulo venía a ser una refundación restringida a Iberoamérica de la Komintern y se proponía, aprovechando la relajación estadounidense derivada de la caída de la URSS y la expansión de grupos afines en Estados Unidos con influencia en el Partido Demócrata, implantar regímenes como el cubano en toda la región. Hasta el momento han avanzado muchísimo en ese propósito y no parece muy probable que vayan a retroceder, al contrario, el régimen venezolano se afianza y en Bolivia se van suprimiendo todas las instituciones de la democracia, que hace tiempo no existen en Nicaragua.
Una característica de esa organización es su conexión con el narcotráfico. Ciertamente las conexiones mafiosas del régimen cubano (sobre todo con un tipo que tenía el increíble nombre de Santos Trafficante) http://webarticulista.net.free.fr/jfb200517080706.html son aun anteriores a la toma del poder en 1959 y se mantuvieron durante mucho tiempo. Esa implicación llevó en cierto momento a una purga en el régimen, que se deshizo de personajes molestos, como Patricio de la Guardia —al que se atribuye el asesinato de Salvador Allende— condenándolos a muerte con ese pretexto.
En Colombia esa implicación cubana y de las guerrillas comunistas también es muy antigua, baste recordar que tras el secuestro de Blanca Nieves Ochoa fue el embajador cubano, Fernando Ravelo, el que consiguió el acuerdo entre el cartel de Medellín y el M-19. http://mrpotros.blogspot.com/2011/12/la-conexion-con-los-carteles-y-con-cuba.html El proceso posterior es más conocido, aunque no se conocen investigaciones rigurosas que expliquen lo que muchos sospechamos: que el triunfo de Chávez fue posible gracias a la inversión de grandes fortunas de la cocaína en propaganda, compra de votos y fraude electoral.
Una vez conquistada Venezuela, la riqueza del país sirvió para financiar a todos los partidos controlados por el régimen de La Habana, a veces incluso creándolos, como ocurre con el partido español Podemos, obra de un grupo de profesores universitarios madrileños que supieron complacer a Chávez y al régimen de los ayatolás, además de Cuba, y que cuentan con cientos de activistas sudamericanos.
Esa profunda imbricación del comunismo y el narcotráfico en la región es lo que está detrás del discurso de Petro en la ONU o de las afirmaciones de Juan Manuel Santos de que no hará falta el permiso estadounidense para legalizar la cocaína. Obviamente no van a legalizar el narcotráfico porque podrían sufrir sanciones y hasta procesos penales, pero sí quieren blindar el negocio y legitimarlo en los países productores.
O más bien reforzar esa legitimación, porque la verdad es que en Colombia no les hace mucha falta. Baste recordar que el año pasado el candidato ultramontano, el nieto de Laureano Gómez, se declaraba partidario de la legalización, o que durante más de cuatro décadas estuvo el patricio Antonio Caballero inventando toda clase de pretextos disparatados (como que la prohibición del narcotráfico era un invento de los bancos) para favorecer la benevolencia estatal hacia el narcotráfico.
El comunismo no es un fenómeno ideológico como se cree sino sobre todo un fenómeno mafioso. Es como si alguien concibiera el proxenetismo como una manía sexual: la tiranía y el despojo siempre encontrarán quien se ponga de su parte e intenten aprovecharse de ellos. El triunfo de los bolcheviques sólo fue posible a punta de terror, terror que siempre convenía a los capos de las organizaciones de poder, que sobre todo mataban a quienes podrían disputarles el mando (cada vez hay más pruebas de que Lenin fue asesinado a la edad de 54 años). Hoy en día ambos aspectos mafiosos están juntos, las satrapías liberticidas dirigidas por el régimen cubano son también las de la exportación de cocaína y heroína y la región iberoamericana está sometida a ellas en el momento más peligroso de su triste historia.
Y en Colombia prácticamente no tienen oposición.
(Publicado en el portal IFM el 8 de enero de 2023.)
(Publicado en el portal IFM el 8 de enero de 2023.)