Era evidente que solo sería una interrupción simbólica, a estas alturas del paseo el circo de Cuba es irreversible.
Conviene detenerse a comentar el protagonismo de esta señora. No sólo por su bizarro (con perdón de los puristas) periodismo sino por lo que representa en la opinión en Colombia. Su escritura es como un esfuerzo de expresarse en "colombiano" sumando cuanto idiotismo y cuanta expresión de germanía oiga. "Tenaz que el mono se comiera a la secretaria" es algo que podría escribir (la frase en sí no la ha publicado, pero sí las tres lindezas que he puesto en cursiva). Ningún periodista colombiano escribiría cosas así, y tampoco ningún periodista español en un texto noticioso ("Las nuevas medidas del gobierno son la rehostia"). Pero la gentecita del borde de la selva es fácil de deslumbrar y tolera cualquier disparate si va acompañado del correspondiente halago.
Más llamativa es su adhesión a la ideología local: ¿cuántos periodistas españoles tolerarían algo como la negociación con las FARC en su país? No que tengan tantos principios, sino simplemente que ese atraco para cualquiera que no esté intoxicado de ideología o deformado moralmente o intimidado es inconcebible en cualquier parte. Ya hace un montón de años comenté un escrito suyo sobre el "delito político" que es inconcebible en un periodista español: durante décadas en el diario hegemónico aclaró Fernando Savater la trampa que encierra esa falacia. ¿No conocía ella eso? No, es que simplemente sirve a sus patrones.
Lo que ella hace es servir de portavoz a su amigo Francisco Santos. Y el interés que tiene la idea de la paz irreversible es que expresa a ese personaje y a través de él al uribismo, que a toda costa busca adaptarse al nuevo orden y participar del botín del erario, aceptando la incapacidad de hacerse hegemónico y compartiendo con los amigos del primo de Santos el control de la Alcaldía de Bogotá.
Desgraciadamente tengo que hacer otra digresión para ocuparme del periódico en que escribe esta señora. La urgencia de hallar un "socio estratégico" se presentó ante la perspectiva del triunfo de Juan Manuel Santos, que podría estar claro para ellos desde 2006 o así. Pero el control sigue en manos de la familia, el director sigue siendo un pariente de los Santos y la línea editorial es la misma que cuando el director era el hermano mayor del presidente. Esta columnista hace de "cuota" del primo y convenientemente ensalza a los uribistas. El Grupo Planeta y Sarmiento son como testaferros de los Santos. Es muy curioso el papel de Planeta, porque La Sexta, una cadena española propiedad del grupo, dedica la mayor parte de su programación a un publirreportaje continuo de la franquicia española del narcoimperio castrista. ¿Alguna relación con los Santos? Seguro, tal como el grupo Prisa, dueño de Caracol Radio y el diario El País es cada vez más sesgado hacia las FARC y posee, junto con Silvio Berlusconi, un canal de televisión que compite con La Sexta en activismo chavista.
Lo interesante, con todo, es la cuestión de la paz irreversible. ¿Qué sentido tiene la suspensión del proceso por parte de Santos? Sólo que pretende resultar bravucón y así ganar puntos en las encuestas. Pero ¿qué sentido tiene la negociación? Eso es muy interesante porque todos los presupuestos en que se funda la democracia resultan soslayados con ese acuerdo de paz: ¿a quién representan las FARC más allá del terror que generen? No es verdad que la mayoría de los ciudadanos apoyen la negociación, si fuera así, Santos habría convocado un referendo y habría salido muy fortalecido. No fue lo que se votó en 2010 y este año hubo toda clase de manipulaciones y sobre todo de renuncios de la supuesta oposición que llevaron a la reelección de Santos.
Por vía de esa columnista se anuncia un nuevo discurso tanto del gobierno como de la supuesta oposición: la política de hechos consumados. ¿Quién va a retroceder después de todo lo que se ha "avanzado"? Los únicos que han avanzado son los terroristas, que además de verse legitimados recuperan día a día territorios de los que habían sido expulsados y multiplican sus negocios criminales. Si no se puede volver a la situación de 2010, sencillamente hay que entregarles todo el poder, que es lo que exigen, nada menos.
Más llamativa es su adhesión a la ideología local: ¿cuántos periodistas españoles tolerarían algo como la negociación con las FARC en su país? No que tengan tantos principios, sino simplemente que ese atraco para cualquiera que no esté intoxicado de ideología o deformado moralmente o intimidado es inconcebible en cualquier parte. Ya hace un montón de años comenté un escrito suyo sobre el "delito político" que es inconcebible en un periodista español: durante décadas en el diario hegemónico aclaró Fernando Savater la trampa que encierra esa falacia. ¿No conocía ella eso? No, es que simplemente sirve a sus patrones.
Lo que ella hace es servir de portavoz a su amigo Francisco Santos. Y el interés que tiene la idea de la paz irreversible es que expresa a ese personaje y a través de él al uribismo, que a toda costa busca adaptarse al nuevo orden y participar del botín del erario, aceptando la incapacidad de hacerse hegemónico y compartiendo con los amigos del primo de Santos el control de la Alcaldía de Bogotá.
Desgraciadamente tengo que hacer otra digresión para ocuparme del periódico en que escribe esta señora. La urgencia de hallar un "socio estratégico" se presentó ante la perspectiva del triunfo de Juan Manuel Santos, que podría estar claro para ellos desde 2006 o así. Pero el control sigue en manos de la familia, el director sigue siendo un pariente de los Santos y la línea editorial es la misma que cuando el director era el hermano mayor del presidente. Esta columnista hace de "cuota" del primo y convenientemente ensalza a los uribistas. El Grupo Planeta y Sarmiento son como testaferros de los Santos. Es muy curioso el papel de Planeta, porque La Sexta, una cadena española propiedad del grupo, dedica la mayor parte de su programación a un publirreportaje continuo de la franquicia española del narcoimperio castrista. ¿Alguna relación con los Santos? Seguro, tal como el grupo Prisa, dueño de Caracol Radio y el diario El País es cada vez más sesgado hacia las FARC y posee, junto con Silvio Berlusconi, un canal de televisión que compite con La Sexta en activismo chavista.
Lo interesante, con todo, es la cuestión de la paz irreversible. ¿Qué sentido tiene la suspensión del proceso por parte de Santos? Sólo que pretende resultar bravucón y así ganar puntos en las encuestas. Pero ¿qué sentido tiene la negociación? Eso es muy interesante porque todos los presupuestos en que se funda la democracia resultan soslayados con ese acuerdo de paz: ¿a quién representan las FARC más allá del terror que generen? No es verdad que la mayoría de los ciudadanos apoyen la negociación, si fuera así, Santos habría convocado un referendo y habría salido muy fortalecido. No fue lo que se votó en 2010 y este año hubo toda clase de manipulaciones y sobre todo de renuncios de la supuesta oposición que llevaron a la reelección de Santos.
Por vía de esa columnista se anuncia un nuevo discurso tanto del gobierno como de la supuesta oposición: la política de hechos consumados. ¿Quién va a retroceder después de todo lo que se ha "avanzado"? Los únicos que han avanzado son los terroristas, que además de verse legitimados recuperan día a día territorios de los que habían sido expulsados y multiplican sus negocios criminales. Si no se puede volver a la situación de 2010, sencillamente hay que entregarles todo el poder, que es lo que exigen, nada menos.
Es lo que buscan y lo que conseguirán porque no hay resistencia. Habrá que esperar a una nueva generación que se aparte del uribismo para plantearse deshacer todo lo que hicieron los terroristas y sus socios políticos, tanto en los ochenta como ahora. Sin eso no habrá democracia ni justicia ni libertad ni progreso.
En la medida en que se sigan esperando soluciones del Gran Timonel se renunciará a una resistencia cívica intensa que impida que la infamia de Santos resulte legitimada por un referendo y por el Nobel de la Paz. No se lo darían si hubiera quien denunciara el monstruoso liberticidio y el premio a los genocidas que significa la tal paz, pero ¿qué si todos están resignados a buscar acomodo en el día después, reconciliándose por los muertos que no son ellos y tratando de agradar a los asesinos? ¿Nadie recuerda ya a Uribe defendiendo a Samper y buscando refrendo legislativo a la impunidad del M-19? Sus compañeros son mucho más descarados.
(Publicado en el blog País Bizarro el 28 de noviembre de 2014.)
En la medida en que se sigan esperando soluciones del Gran Timonel se renunciará a una resistencia cívica intensa que impida que la infamia de Santos resulte legitimada por un referendo y por el Nobel de la Paz. No se lo darían si hubiera quien denunciara el monstruoso liberticidio y el premio a los genocidas que significa la tal paz, pero ¿qué si todos están resignados a buscar acomodo en el día después, reconciliándose por los muertos que no son ellos y tratando de agradar a los asesinos? ¿Nadie recuerda ya a Uribe defendiendo a Samper y buscando refrendo legislativo a la impunidad del M-19? Sus compañeros son mucho más descarados.
(Publicado en el blog País Bizarro el 28 de noviembre de 2014.)