sábado, octubre 22, 2005

Amparando la infamia

Si algo repugna de los colombianos, si algo debería preocupar a cada colombiano que tenga un poco de respeto de sí mismo (más que de amor patrio, el cual resulta algo sospechoso cuando se profesa a esa patria), es el imperio de la mentira, la disposición de más gente que en cualquier parte a repetir y aceptar mentiras disparatadas porque les resultan convenientes en algún sentido.

El código sacro

Buen ejemplo de eso es el cuento del fallo «en derecho». Quienes leemos los foros de El Tiempo encontramos decenas de mensajes de personas que con el mayor aplomo del mundo aseguraban que el fallo de la Corte Constitu- cional sería «en derecho», tras lo cual no podían ahorrarse la retahíla «antinarcoparami- litar». El derecho era sencillamente lo que les gustaba a ellos y lo que creían que haría la Cor- te, dada la procedencia política de sus miem- bros y la tendencia de la mayoría de sus fallos. Es un modelo característico de mentira colom- biana, el leguleyismo, el justificar cualquier atropello tras la sacralidad del derecho, el cual resulta degradado: ya no es la «armonía de lo real» sino una torpe máscara parecida a las también sacras máscaras con que en ciertos pueblos africanos se profieren las condenas a muerte. Pero a diferencia de esas costumbres, en Colombia esa sacralización no sirve para identificar una totalidad en la que entran los antepasados y el conjunto de valores de la tribu, sino una excusa con la que engañan a los inferiores sociales unas camarillas de rateros y sus clientelas.

Ortografía de los nombres propios

Sería inevitable que ese leguleyismo afectara a cosas tan ajenas como el lenguaje. Un lector de Gazapping me hizo recordar el cuento de que los nombres propios no se acentúan. Es el mismo modelo: de repente hay una fisura por la que es posible librarse de aprender ortografía o de resultar en desventaja por no conocerla y así quedan excusados de poner tilde en «García», como si escribir «Garsía» no fuera también un problema de ortografía.

Redistribución de la riqueza

Otra mentira muy característica es la asociación entre «ser de izquierda» y «desear la redistribución de la riqueza». Igual que con el derecho, las abstracciones del término sirven para justificar a unos rateros. En Colombia la izquierda es precisamente el partido de las personas que se roban todas las rentas que deberían servir a la comunidad.
______Sin la menor vacilación se puede decir que esos empleados del Banco de la República, de Ecopetrol, etc., que se pensionan a los 45 años, al igual que otros cuantos cientos de miles de parásitos más, son de izquierda. La izquierda, es decir, el Partido Comunista y sus grupos afines, contribuyó a mantener a Samper, quien empobreció infinita- mente a Colombia pero enriqueció a Santodomingo con leyes de bolsillo y demás. Recientemente, con ocasión del TLC, también estaba la izquierda en la labor patriótica de defender a los terratenientes para que la gente pobre tuviera que pagar el triple por el pan.

______En conjunto, se puede decir que los de izquierda, excluyendo a unos pocos miles de ganaderos y empresarios, son lo mismo que los ricos en Colombia. Si se excluyen las universidades de garaje, si se cuentan sólo las «verdaderas» universidades, el 90 % de sus egresados son de izquierda, tienen ingresos que superan en diez veces o más el promedio de los demás colombianos, etc. Mientras que los ganaderos y empresarios producen algo, los de izquierda ganan sueldos fabulosos por hacer propaganda de sus ideas. El que tenga alguna duda sólo puede buscar los panfletos contra el neoliberalismo que produce con frecuencia la Universidad Nacional.

El recurso al primo oídor


Exactamente ese hábito de mentir es lo que determina la «popularidad» de la acción de tutela. Cuando uno hace alguna crítica a esa institución y a la forma en que se aplica, siempre resulta un nostálgico de la Constitución de 1886 y discípulo de Miguel Antonio Caro. Todos van a decir que gracias a la tutela la «gente» puede impedir que el Estado la someta a abusos.
______Parece que el Estado fuera una fuente inagotable a la cual se pueden pedir derechos y prebendas, pero la realidad es que aquello que se obtiene del Estado por tutelas sólo sale de la caja común, y por tanto empobrece al resto. Y cuando lo que hace la tutela es forzar al pago de servicios por parte de empresas, lo que consigue sólo es imponer el capricho del juez por encima de la vigencia de los contratos. Aplastar la voluntad de los ciudadanos firmantes de un contrato, que sólo están para servir según la guía que los administradores de la justicia les quieran imponer.

Somos como somos


Si por algo es repugnante el nacionalismo es precisamente porque termina generando conformismo respecto a la realidad y a sus horrores. Puede que Atrabilioso se enamore de esa piedad que emana del paisaje (que no tiene por qué ser mejor que en otros sitios) y de la lealtad a los antepasados (la «patria» es lo del «padre», como el «patrimonio»), pero el resultado cierto de ese axioma termina siendo la adhesión a los peores vicios nacionales.
______Es imposible no acordarse de un comentario de Estanislao Zuleta sobre La montaña mágica y la advertencia de que el ensueño de El tilo, de Schubert, eso que enternece el corazón del moribundo al recordar el árbol que había al lado de la casa paterna y las tardes que pasó a su sombra en la juventud, terminó siendo hábilmente utilizado por los empresarios y militares para hacer realidad sus sueños de poder, sueños de poder que terminaron en la carnicería monstruosa de la Gran Guerra.
______Del mismo modo, para seguir con el nacionalismo, yo he oído a una persona de la clase más alta, del nivel de educación más alto y de rango bastante alto en la función pública decir que no ve ningún problema en que haya sicarios: los ve como parte de un proceso. No les falta nada para concluir que la patria es como es y no debemos tener el atrevimiento de ponernos por encima de ella.

Nuestro aporte al derecho


¿Qué tiene que ver eso con la tutela? Pues que en ningún país civilizado hay algo así. Naturalmente que hay recurso de amparo contra cualquier decisión administrativa o judicial, que resuelve una autoridad superior, pero sería bien difícil creer que ocurra algo como que un juez de una localidad remota ordene la suspensión del nombramiento del rector de la universidad de la capital, o que se ordenen tratamientos médicos por parte de empresas privadas que no se habían comprometido a prestarlos porque por encima hay un derecho fundamental a la vida.
______Ya no se trata de problemas jurídicos o políticos, sino de realidades morales. La abstracción «derecho fundamental» sirve para imponer cualquier cosa. ¿Cómo llamar a eso en términos morales? ¿Un «colombianismo»? Lo mismo que ocurre con los fallos «en derecho» de la Corte, la ortografía laxa de los nombres propios, la redistribución de la riqueza ajena por parte de los parásitos, etc. Eso que por fuerza terminarán defendiendo y exaltando aquellos que cantan Kolumbien, Kolumbien über alles.
______Pero el molde totalitario de la acción de tutela a la colombiana, y en general de toda esa noción de «Estado Social de Derecho» no obedece a un error teórico ni a un culto enfermizo a la autoridad, sino, como todas las demás mentiras, a la necesidad de enmascarar la dominación y el despojo brutal que caracterizan a nuestra sociedad desde el siglo XVI.

Los que obtienen justicia

Todo lo que sale de las tutelas es una concentración del poder en la persona de los jueces, pero eso no es gratuito ni nuevo, sino sencillamente la defensa del orden social tradicional.
______Las personas allegadas al juez tienen alguna ventaja a la hora de presentar las tutelas, más allá de que las decisiones las tome otro juez y que no haya ningún cohecho ni ningún chantaje, sencillamente una llamada al hijo o al hermano que está de juez permite saber datos fundamentales que servirán para obtener buenos resultados. Pero después de esa casta superior de los allegados a los magistrados y jueces están los que tienen algún contacto con ese mundo estatal, los abogados, los que tienen estudios, los que tienen dinero para contratar abogados, los que son avispados y entienden las leyes. Y en tercer lugar están los que dependen de estos, los que tienen un primo que terminó una carrera, los que al menos viven en los barrios de estrato 2 y 3 de la capital, los que limpian los baños de los magistrados, etc.

¿Qué culpa tiene el tomate?


Tienen razón los que me reprochan que me extienda tanto. Es que es todo fácil de explicar y de ver pero imposible de cambiar porque el Homo columbianensis es moralmente una criatura inferior, subhuma- na, radicalmente incapaz de asimilar la noción de VERDAD. La tutela sencillamente favorece a los de izquierda. Por eso, porque reproduce la violenta desigualdad de la sociedad de siempre y defiende un privile- gio arraigado es imposible que alguien que condene ese esperpento hediondo encuentre comprensión.
______Quienes pierden, los que viven en pueblos donde no hay ni carreteras, los que mendigan en el semáforo, los que son limitados o torpes o demasiado ancianos, los que demandan sentencias que contrarían los intereses de alguien de izquierda, ésos no se enteran.
______Perdonen la radicalidad: es que no hay nada que demuestre más que ese invento hasta qué punto la colombianidad hiede tanto. La triste verdad es que los recursos comunes van parar a manos de los «empoderados» de siempre, y ese robo arquetípico se comete porque los perdedores ni se dan cuenta.
______Pero siempre me podrán replicar: ¿qué culpa tiene el tomate si está tranquilo en la mata y viene un gringo hijueputa y lo mete en una lata y lo manda pa’ Caracas? ¿Qué culpa tienen los bellos o los inteligentes de serlo? Lo importante es que el Estado nos defienda. Es lo que pasa por lidiar con colombianos.

7 comentarios:

  1. Anónimo6:05 p.m.

    La habilidad de muchos Colombianos, así no sean de Izquierda, es cometer cualquier acto bajo luego justificarlo con el mayor cinismo, posiblemente los de Izquierda pacen el limite hasta el punto de ponerse al lado de lo peor de Colombia.

    ResponderBorrar
  2. Conozco un caso concreto de una señora que después que su empresa se fue a menos y el esposo la abandonó, se negó a adaptarse a su nueva situación económica. Dejó de pagar la administración y las mensualidades de su apartamento, y durante tres años acumuló cuotas morosas, no sin antes haber tutelado al edificio ya que le habían negado el uso del ascensor y parqueadero por deber tantos meses de administración. Para eso sirven muchas tutelas: para patrocinar la defensa de un estatus que a toda costa hay que mantener, incluso por encima de las verdaderas posibilidades económicas.

    ResponderBorrar
  3. Para el anónimo de las 3:05 PM

    Yo creo que los de izquierda simplemente son las clases altas, otra cosa es que tengan muchos imitadores, esos idiotas que creen que por ponerse un nombre en inglés ya se van a volver gringos o que por odiar a EE UU ya son modernos e intelectuales.

    Esa clase de moralidad surge del pasado, si uno no piensa puede tener la impresión de que todo surgió al tiempo que uno. Para mí Hitler es algo remotísimo, pero llegué a estar en la RDA, para una persona que ahora tenga 20 años la RDA es algo remotísimo. Y ese pasado es la historia de Colombia, la Conquista y la Colonia y los casi dos siglos de republiqueta bárbara y aislada. El sedimento de esa clase de vida de ahí es el colombiano moderno, el pícaro que aparece en todas partes y el abusador cínico de la clase alta, es decir, el intelectual de izquierda.

    ResponderBorrar
  4. Para Diegoth: no quise meterme a comentar la corrupción judicial porque ya es como un resultado que no demuestra nada ni a favor ni en contra de esa disposición constitucional. Si los jueces son venales y rateros, da lo mismo que haya tutela. El problema es el equilibrio de su poder, cosa que en Colombia no existe. La tutela los hace prácticamente todopoderosos.

    La corrupción judicial es algo más grave que la de otros gremios, y es más grave que en otros gremios. Los casos que yo conozco de atropellos absolutamente inicuos, de gente de las salas de casación, sin la menor duda sobornados, dejan una impresión espeluznante. Y como los magistrados son enemigos del poder distinto al suyo, son tiranos y totalitarios, suelen contar con gran apoyo de los de izquierda.

    ResponderBorrar
  5. Anónimo3:10 p.m.

    Sería interesante tener las cifras 'oficiales' acerca de acciones de tutela y los detalles de las mismas. De esta manera nos podríamos dar cuenta a ciencia cierta en qué medida es usada para 'despojar' a los desposeídos como denuncia Jaime. Lo digo porque aunque aquí se han citado casos claros de abuso, yo conozco un par de casos de todo lo contrario…

    En este gobierno se introdujeron cambios en el sistema judicial que ya estaban en mora de adaptarse como es la justicia oral à la Americana. Esperemos que la metodología se aplique con transparencia…

    ResponderBorrar
  6. Para Ricardo Sánchez:

    Lo que intento decir es que la tutela concentra mucho poder en el juez, incluso en cualquier juez, a costa de los ciudadanos. Puede haber miles de casos en que gracias a una tutela se obtuvo una demanda razonable o justa, pero es que ésa es la función de las instituciones de justicia y debería ser el caso siempre. En todo caso, esos agraviados ya cuentan con muchas ventajas con respecto a los colombianos que no saben expresarse ni redactar memoriales, ni tienen parientes abogados ni plata para contratarlos. Es como una justicia privada a voluntad del juez y al servicio de quienes pueden solicitarla, que son los mismos poderosos de la sociedad.

    Las experiencias positivas con la tutela es como cuando el policía se enfrenta heroicamente a unos atracadores y los captura y ejerce de forma admirable su trabajo, pero resulta que ese policía es el hijo del atracado. ¡Así siempre hay justicia!

    A mí me parece problemático que la justicia se reduzca a ese mecanismo caprichoso. No es posible hacer justicia sin normas. Lo que tiene que ocurrir es que las instituciones de justicia funcionen. Ya he explicado que en todas partes hay recursos de amparo, pero a nadie se le ocurriría que alguien tenga que pagar algo que no contrató porque al juez le dio la gana cobrárselo. Y tampoco el Estado. Cada peso que se le quite al Estado es un millón de pesos que se roba a los pobres en el largo plazo. Sin déficit público ni deuda sencillamente tendríamos el triple de PIB y podríamos empezar a tener los ingresos de un país como España o Italia, que hace 50 años no eran propiamente más ricos que Colombia.

    ResponderBorrar
  7. Anónimo8:59 p.m.

    Bueno, usted asume en que para entablar una acción de tutela se requiere "saber expresarse", "redactar memoriales" o "poder contratar un abogado" pero nada de eso es cierto. No se requiere ninguna de las 3 para entablar una tutela. Hasta donde tengo entendido, basta con que el demandante se acerque a entablar la demanda, y un funcionario se la redacta, y hace todo lo necesario. De manera pues que no creo que se pueda concluir que los que la pueden citar son los mismos poderosos de la sociedad. Si ve como ~p -> ~q ? Yo pienso que sus argumentos tienden siempre a convertir (Existen) Ex en (Para Todos) Ax.

    En cualquier caso, la tutela si concentra mucho poder en 'cualquier' juez; en eso estamos de acuerdo y por eso mencioné el cambio que se introdujo en el sistema judicial, pues anteriormente una demanda en Colombia, por simple que fuera, se tardaba años en resolver. La tutela en muchos casos, hizo la diferencia entre justicia extremadamente tardía o injusticia, y justicia.

    Por cierto las sentencias de tutela tienen 3 días para ser apeladas.

    ResponderBorrar

Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.