lunes, marzo 15, 2010

La traición de Petro

En contra de lo previsto por los que apenas leen la prensa, Gustavo Petro ganó la consulta que designa al candidato del Polo Democrático a la presidencia en 2010. La explicación de ese hecho suscita controversias, aunque predomina la suposición de que la militancia de ese partido se ha moderado y ha entendido que debe alejarse de Chávez. La posibilidad de que el candidato elegido haya contado con el apoyo del gorila rojo mueve a risa a todos los sabihondos que abundan en el país, la clase de producto típico de las universidades locales, que apenas leen los titulares y fuerzan cualquier dato hasta hacerlo caber en alguno de los cajones de su sistema binario.

Claro que es sumamente extraño que los críticos de Chávez hayan votado por Petro cuando su adversario también es un crítico enérgico de Chávez (ver entrevista en El País). La única diferencia es que, a diferencia de Carlos Gaviria, Petro es un viejo amigo del sátrapa, ayudó a crear en Colombia círculos bolivarianos y a huir a un coronel espía que colabora con los torturadores y asesinos del ejército venezolano.

También es extraño, muy extraño, que hace apenas seis meses Petro fuera clamorosamente derrotado en el congreso del PDA y ahora gane la consulta para escoger candidato presidencial. Muchos dirán que eso fue así por la votación de gente ajena al partido, pero ¡es que votó apenas un 1,5 % de los que podían hacerlo! De tal modo, las bien aceitadas maquinarias de la Anapo, del Moir, del PCC, de la CUT y de las diversas camarillas que usufructúan el patrimonio de los bogotanos, además del público de los grandes creadores de opinión y las costosas campañas publicitarias, apenas sirven para conseguir 200.000 votos (y en el caso del samperismo aún menos, cosa que hace dudar también de las causas del éxito de Rafael Pardo).

Perdón por ceder al vicio de irme por las ramas, pero es que es difícil pasar por alto esa rareza antropológica de confundir los deseos con la realidad, de imponerle a ésta el molde del prejuicio ("preconcepción"). Se trata de un rasgo colombiano: es tan apremiante la necesidad psíquica de una izquierda hostil a las FARC y a Chávez que se llega a creer las cosas más increíbles. Bueno, y a interpretar lo que se quiera en las palabras ajenas.

El distanciamiento de Petro respecto a Chávez y a la mayoría de su partido es una vulgar labor de enmascaramiento, cosa que es sumamente fácil de conseguir cuando el público está dispuesto a dejarse engañar. Sorprenderse por eso es como si alguien en una sesión de títeres se indignara de que los miembros de los personajes fueran sólo los dedos del titiritero y el público no lo quisiera ver.

De modo que habría que ver en una perspectiva un poco larga cuál ha sido la actitud de Petro ante las FARC, por no hablar de Chávez. ¿Qué decía el hoy candidato presidencial de la negociación del Caguán? ¿Qué decía cuando su partido no presentó ningún proyecto de seguridad en la elección presidencial de 2002? ¿Y respecto de todas las declaraciones y actitudes de ese partido durante todos esos años? Petro empezó a ver problemático premiar el secuestro cuando éste ya se había reducido drásticamente.

Es el mismo motivo por el que el PDA dobló en votos al "liberalismo" en las elecciones de 2006 y obtuvo menos de la mitad de votos que ese partido en la consulta del domingo pasado: el formidable factor de poder que representaba la banda asesina se ha reducido tremendamente y ya nadie apuesta por su triunfo, al tiempo que el rechazo de la gente se ha multiplicado. Ya no conviene estar de lado de los perdedores. Y el PDA es perdedor porque estaba asociado a las FARC, tanto en la percepción de los uribistas como en la de las clientelas del partido.

No obstante, en una fecha tan reciente como agosto de 2007, Petro declaraba a Clarín:
Es importante que las FARC vean que a través de la democracia y de un gobierno democrático se puede acabar la guerra. En eso hay una luz de esperanza.
Es decir, la esperanza no se vislumbra en la derrota de los terroristas, sino en su apoyo a un gobierno del PDA. Respecto a ese apoyo, manifestado un poco antes por alias Raúl Reyes, señalaba uno de los líderes del PDA más próximos a Petro, Daniel García Peña (en el mismo enlace):
Me parece positivo e importante que las FARC hagan consideraciones políticas de esa naturaleza, porque eso demuestra que hay otras formas, a través de la democracia, de luchar por las reivindicaciones sociales.
Esas consideraciones merecen atención. Esto dijo el finadito al citado periódico de la hermana república austral:
Exigimos la renuncia del gobierno de Uribe por ilegítimo, por corrupto, por ser el responsable de la narco-parapolítica. Y hemos pensado que debe ser reemplazado por una coalición para conformar un gobierno pluralista, patriótico y democrático, que se comprometa con la verdadera paz. Pensamos que un gobierno de estas características puede servir también en Colombia, como por ejemplo un gobierno del Polo Democrático Alternativo.
Y no estaría bien que pasáramos por alto la acogida de Petro a tal propuesta:
-¿Cómo evalúa Usted lo que dijo Raúl Reyes?

-Creo que hay que ponerlo en el contexto de este gobierno. Pese a que la Carta Magna del 91 es democrática y nosotros nos desmovilizamos por ella, ningún gobierno desde entonces la ha cumplido. El de Uribe no es un gobierno democrático y por eso las FARC reclaman su caída. En eso se equivocan. Ahora existen el Polo que, una vez en el poder desde 2010, hará cumplir esa Constitución, será progresista, amplio, democrático, encarará las reformas sociales, económicas y políticas que exige este país.

-¿En ese contexto las FARC dejarían de tener razón de ser?

-Claro. La mejor manera de derrotar a las FARC no es con las armas, algo que se ha demostrado imposible. Y ellos no pueden derrotar al Estado. Entonces está claro que la mejor manera es a través de la política, que pierdan su razón de ser. Porque más allá de que ellos se financien con el narcotráfico y que podamos condenar sus formas de hacer la guerra, hay una base campesina que las apoya porque nunca el Estado ha llegado hasta ellos.

-¿Entonces con Usted en el poder no habría necesidad de un acuerdo de paz?

-No, porque estarían dadas todas las condiciones políticas para que asuman la lucha política y porque encararíamos las reformas que esta sociedad necesita. Así, las armas podrían enterrarse.
Más adelante explicaré hasta qué punto esa convergencia con las FARC es exactamente el programa actual de Petro. La idea de que la solución es un triunfo electoral del PDA la expresó antes Raúl Reyes, mientras que Petro todavía le reconoce a la banda asesina una "razón de ser". Comentar las demás lindezas que dice Petro haría inacabable este largo escrito, pero creo que todo se hace evidente.

Bueno, vamos a atender a lo que ha escrito Petro este año. En un artículo publicado en El Tiempo antes del Congreso del PDA y destinado a buscar una alianza con la banda de los Morenos, el senador explicó los cuatro puntos de su propuesta de unión. Sobre ese artículo y sobre la situación del PDA en ese momento publiqué un post en este blog, que también invito a leer a los interesados. Lo destacable es por una parte el reconocimiento del Ejército, fruto de la operación Jaque, y tal vez de una estrategia que dio resultados en Venezuela, Ecuador y Bolivia, países en los que los militares no han resistido a los gobiernos bolivarianos, sino al contrario.

En todo caso, respecto de lo esencial nada había cambiado desde agosto de 2007:
... la política de paz del Partido nace de reconocer que la paz es un derecho de los ciudadanos, vulnerado por los actores del conflicto armado. Por tal razón, [el PDA] defiende el proceso de paz como un derecho de la ciudadanía, que hace del ciudadano, y no del sujeto armado, el protagonista central de dicho proceso. La Paz se alcanzará entonces de un Acuerdo Nacional de los ciudadanos, a través de sus fuerzas sociales y políticas, que concierte profundas reformas democráticas para quitarle oxígeno a la violencia, efectuadas ellas por un gobierno de amplia convergencia democrática.
Es decir, lo mismo de Raúl Reyes: si ellos toman el poder por las buenas no habrá necesidad de forcejear por eso. Todo el problema es entregarles el poder para que puedan "quitarle oxígeno a la violencia".

Pero, ay, los Morenos, se fueron con Dussán y Gaviria y las esperanzas de dirigir el PDA se redujeron considerablemente. La consulta del domingo pasado era la única esperanza. Por eso previamente Petro concedió una entrevista provocadora, que pese a lo extenso de este escrito me detendré a comentar.

EL TIEMPO: ¿Es incontenible la escalada armamentista en la región?

Gustavo Petro: Se debe detener y se debe hacer a través de un pacto latinoamericano de destrucción de armamento de carácter ofensivo. Si E.U. y la Unión Soviética lo hicieron en su peor momento, ¿por qué no lo podemos hacer los latinoamericanos?

Lograr un pacto de este estilo hacia una región libre de armas ofensivas equivale a un cambio de política internacional en muchos aspectos, incluida la política internacional de Colombia. Pero no solo de Colombia, sino de todo el continente americano.

Veamos: tanto Brasil como Venezuela andan metidos en gastos extraordinarios en armamento, pero Petro alegremente propone que se destruya el armamento. Lo interesante es que esa entrevista ha convencido a mucha gente de que el tipo ahora sí rompió con el chavismo y los totalitarios, como si pasar de gastar miles de millones de dólares en armamento a destruirlo fuera una decisión fácil. Retóricamente es fácil: que no haya necesidad de amenazar a Colombia, en el caso venezolano. Y no la habrá cuando gobierne el PDA. Eso no es ninguna tontería: las sugerencias de Petro coinciden milimétricamente con las amenazas de Chávez, y pueden tener muy buena acogida entre el empresariado que sufre las restricciones comerciales.

¿Cómo se lograría, según la estrategia que usted propone?

En primer lugar, la agresión verbal que viene sufriendo el Gobierno de Colombia por parte del gobierno venezolano, debe entenderse por parte de la izquierda colombiana como una agresión al conjunto de la sociedad colombiana. Así debe entenderlo también el Presidente de la República venezolana. No es a Uribe al que están atacando, es a la sociedad colombiana toda, porque las armas que se compran, las palabras que se pronuncian, el contexto en donde se están calentando las fronteras en este momento, agraden [sic] no solo al presidente Uribe sino también el conjunto de la sociedad colombiana.

A pesar de todas las diferencias que sabe el país que tengo con el presidente Uribe, tenemos que ser claros. El Presidente de Colombia, es el presidente legítimo de los colombianos y las agresiones hacia el Presidente de Colombia como tal son agresiones hacia Colombia como tal.

La izquierda colombiana debe rechazar profundamente cualquier tipo de agresión verbal, o peor aún, física contra el actual Gobierno de Colombia proveniente de gobiernos extranjeros.

Sobre esta base, Colombia debe reflexionar sobre el cambio de su política internacional que la ha conducido a la soledad y a una enorme vulnerabilidad.

Es importante detenerse a entenderlo: Chávez recurre al viejo ídolo, al viejo compromiso que funda la patria y la identidad, el anticolombianismo, porque de otro modo su popularidad caería muchísimo. ¿Y qué hace el señor que intenta repetir en Colombia el experimento que triunfó en Ecuador y Bolivia? Imagínense, nadie se lo esperaba, en lugar de ofender a los colombianos se pone de su parte y halaga su nacionalismo, y en lugar de pedirles que no voten por él porque él es más amigo de Chávez, les dice que voten por él. Claro que por puro cariño a la patria ultrajada intenta enmendar los errores "que la han conducido a la soledad y a una enorme vulnerabilidad"

¿Qué se debería cambiar en la política exterior colombiana?

Debe modificarse en tres ejes. El primero es lograr un nuevo diálogo multilateral entre América Latina y los Estados Unidos. Tenemos una oportunidad de oro para ella. Colombia necesita de una nueva política bilateral con E.U., que transforme la política antidrogas y el tratado de libre comercio (TLC). El presidente Obama necesita construir una nueva política hacia América Latina diferente a la que construyó el presidente Bush. Y América Latina necesita de un nuevo diálogo con los Estados Unidos para cambiar la historia tradicional de unas relaciones conflictivas al interior del continente. Plantearnos un diálogo constructivo multilateral entre América Latina y E.U. me parece que es el contexto en el que se pueden distensionar las relaciones con los países de América Latina.

El segundo principio es recuperar el liderazgo del Pacto Andino. Estamos obsesionados con el TLC, que no le conviene sobre todo a la agricultura colombiana. Colombia perdió la perspectiva de liderar el Pacto Andino dentro de la integración latinoamericana. Ecuador y Bolivia hoy son atraíbles a una política de reconstrucción del Pacto Andino; Venezuela tiene una lógica petrolera que los distancia del Pacto Andino, pero Colombia es un neto ganador dentro de una lógica andina por ser el principal mercado industrial y porque también el Caribe podría ser su principal mercado agro-alimentario.

Si Colombia reconstruye su agenda internacional priorizando la reconstrucción del Pacto Andino, puede perfectamente reconstruir las relaciones con América Latina y distensionar las fronteras.

Y tercero: después de lograr un diálogo multilateral constructivo con E.U. y América Latina, luego de colocarse en el liderazgo con el Pacto Andino, debe propiciar un pacto de destrucción de armamento ofensivo en el continente, o por lo menos en la región latinoamericana. A ese objetivo hay que llegar para terminar con la carrera armamentista.

No hay día en que no me pregunte asombrado por lo que entienden los colombianos de lo que leen. ¿Por qué agrede Chávez a Colombia? Por la política no chavista del gobierno colombiano. ¿Cuál es la solución? Obvio, no ser aliados de EE UU sino de Ecuador y Bolivia, y de paso "recuperar el liderazgo" en el Pacto Andino, que sólo es, como siempre en Petro, el nombre conveniente del Alba (nadie entiende por qué no iba a haber cabida para Nicaragua en un grupo liderado por Colombia). La única condición es la que ponía Raúl Reyes. En cuanto el gobierno sea como los de Ecuador y Bolivia, la agresión de Chávez cesará.

Plantea usted la estrategia con muchas variables. ¿Por dónde comenzar?

Hay que comenzar quitándole virulencia al lenguaje, y aquí es la izquierda colombiana la que tiene la palabra. Ya Navarro está en una actividad que yo creo fructífera en la reconstrucción de las relaciones con Ecuador, delegado por el mismo presidente Uribe. Me parece que la izquierda debe expresar su voz de manera unánime para exigirle a Chávez que deje de agredir verbalmente a Uribe y por ese medio a Colombia.

Sobre ese escenario podemos entrar al segundo elemento que me parece sustancial, el planteamiento desde el Gobierno colombiano, que es el que más vale en este sentido, de construir un nuevo diálogo entre E.U. y América Latina de manera multilateral. Es decir, que Colombia debe pasar a reconstruir lo que se llamaba el multilateralismo como prioridad sobre el bilateralismo que nos ha conducido a una sin salida. Ese escenario multilateral es esencial entre América Latina y E.U., pero es Colombia y no Brasil el que debe tener la iniciativa, porque es el que puede producir el puente que necesita Obama y América Latina y Colombia.

Siempre es lo mismo: "quitarle virulencia al lenguaje" es lo propio de la izquierda democrática, lo que se decía en la época del Caguán. Después de todas las amenazas de Chávez, hay que ir a pedirle perdón, y de paso buscar una negociación con EE UU en la que entren los gobiernos de Venezuela, Ecuador, Bolivia, Argentina, Brasil... ¿No les parece que Chávez tiene que estar muy indignado por la traición de su antiguo amigo? Tremendo.

¿Cómo explicarlo? La propuesta de Petro sencillamente consiste en cambiar toda la política internacional del país para alinearlo con Chávez. Para eso es la destrucción de armamento ofensivo y la conciencia del terrible ultraje que sufre Colombia por las agresiones del gorila rojo. El tema es hasta bonito: ¡estamos aislados en Sudamérica, sin liderazgo industrial! Esto último es lo más importante: es el cobro de las restricciones comerciales de Venezuela, algo que llega a mucha gente como la llamada que recibe la familia de un niño secuestrado y no quiere olvidarse de él. Con un gobierno de Petro, ahora de amplia convergencia, ni las FARC molestarán más ni Chávez restringirá las importaciones.

Luego del fracaso de Quito, ¿tiene Colombia, según usted, la fuerza necesaria para asumir ese liderazgo que mucha gente cree que debería tener Brasil?

Sí, si recupera su principio de soberanía. Y el principio de soberanía es que las decisiones de Colombia deben ser tomadas por los colombianos y no desde Caracas, ni desde Quito, ni desde Washington. Si asumimos el principio de soberanía, perfectamente podemos lograr los dos objetivos que me parecen prioritarios: diálogo multilateral de E.U. - América Latina. Brasil sería un excelente aliado. Y reconstruir el Pacto Andino que también depende de nosotros y no de Brasil.

Lo difícil es comunicar la singularidad de la vida colombiana a quien no quiere verla desde otro lado. El núcleo de la nación son los tinterillos especializados en maquillar el despojo y la esclavitud obtenidos mediante la violencia. El arte de Petro sólo es ése: ceder a las FARC y a Chávez no es una traición a las víctimas ni un paso hacia el abismo, sino un ejemplo de soberanía. Como la madre del niño retenido que venderá las propiedades sin consultar con el marido y que es halagada por el negociador como una persona valerosa, autónoma, libre, enérgica, sentimental, sensible, sensitiva (negociar secuestros ha sido por mucho tiempo un trabajo típico de los literatos locales, que a lo mejor hasta han leído a Rubén Darío).

¿Por qué cree que su propuesta puede ser viable, sobre todo viniendo de un hombre de izquierda como usted?

Por donde vamos hoy hay una carrera armamentista y tres alianzas diferentes en juego: Caracas-Moscú; Brasilia-París; y Bogotá-Washington. Tres ejes que solo van a tener una consecuencia: la pérdida de la soberanía latinoamericana sobre sus recursos naturales más importantes en el siglo XXI: oxígeno, agua y diversidad amazónica. Ese camino lo están siguiendo líderes como Lula, Chávez y Uribe, ese camino nos destruye, ese camino tiene una enorme peligrosidad que es un conflicto armado.

Prudente, Petro advierte el peligro. No, no vayan a pensar que está transmitiendo las amenazas de Chávez, sino sólo buscando el acuerdo entre nosotros los latinoamericanos para que no terminemos matándonos entre nosotros por culpa del error de Uribe de aliarse con Washington. Yo veo alguna diferencia de Petro con las FARC y con Chávez: que estos últimos me asquean menos.

¿Usted ve realmente el riesgo de un conflicto armado?

Hay muchos locos detrás de eso, incluido Washington, incluidos sectores que quieren destruir a Obama dentro de los Estados Unidos, y en esa medida, ese camino que es el que hoy está en Unasur, no es el que le conviene a ningún americano. Por eso la construcción de una nueva agenda con un liderazgo colombiano, sea de este gobierno o del próximo, es imprescindible. Y para ello hay que recuperar el principio de soberanía, tener una estrategia propia.

Más de lo mismo.

Para partir de donde usted piensa, la izquierda colombiana debería tener mucha madurez política. ¿La tiene?

Yo soy candidato presidencial de la izquierda, y espero serlo de la nueva izquierda a partir del 27 de septiembre, así que a título de ese estatus es que hablo.

Es curiosa la afinidad del columnista con el entrevistado, pero es una constante en la prensa colombiana. Hasta un niño se da cuenta de que el tono apocalíptico es la transmisión de las amenazas de Chávez, pero el entrevistador sólo asume el peligro y se preocupa por buscar soluciones.

¿Cómo echar a rodar algo así, cuando Jaime Dussán, presidente del Polo, de su partido, ha ido a presentarle excusas al Presidente ecuatoriano por el episodio en el que murió Raúl Reyes?

Jaime Dussán ha cometido tres grandes brochadas: la primera, pedirle los puestos a Samuel Moreno, una vez fue elegido Presidente; la segunda, ser Presidente del Polo; la tercera, siendo presidente del Polo, adherirse a Carlos Gaviria rompiendo la neutralidad propia que debe tener el presidente de un partido.

Y sobre esas tres brochadas constituyó la peor de todas: irse a hablar con Chávez en el peor momento, no porque hablar sea un pecado porque hablando se entiende la gente, sino porque en ese momento colocó a la sociedad colombiana bajo la posibilidad de una agresión verbal de Chávez, toda ella unificando a la sociedad con su Presidente legítimo.

Nosotros no necesitábamos eso, nosotros necesitábamos proponer una política que condujera a distensionar las relaciones entre los países latinoamericanos sobre una nueva perspectiva, que es de lo que yo estoy hablando.

Así que, si yo gano el 27 de septiembre, las cuatro brochadas desaparecen porque Dussán dejará de ser el Presidente del Polo.

Aquí se trata de lo mismo: el tono servil ante Chávez no servirá para conseguir votos. Lo que servirá será el diálogo, sí, ¡pero con dignidad! Que no crea que a los colombianos se nos maltrata impunemente, que no crea que Colombia no tiene energía e imaginación para liderar el Pacto Andino y para proponer un nuevo trato con Washington, que no crea que su socialismo del siglo XXI va a ser más justo ni más socialista que el que hagamos los colombianos, que no crea que la unidad de los latinoamericanos se va a conseguir de otra forma que mediante el respeto, que no crea que carecemos de generosidad para perdonar las ofensas y buscar un tono fraternal con nuestros hermanos de todo el continente, que no crea que nos quedamos cortos soltando anáforas ni haciendo el ridículo con toda pompa y solemnidad.

¿Entonces no será esa izquierda del Polo que hoy tiene esa personería legal la que haga ese viraje?

Seremos nosotros, y nuestra candidatura presidencial colocada en función de un gran acuerdo democrático para detener la dictadura en Colombia. Vamos a trabajar para que todas las fuerzas sociales y políticas defensoras del estado social de derecho se comprometan en estos propósitos, incluso incentivar al actual gobierno en adoptar una agenda propia de Colombia dentro del contexto internacional con los criterios que vengo delineando.

Eso es lo que se llama liderazgo: hará un gran acuerdo con todos los demás socios de Piedad Córdoba para detener la dictadura, pero de paso le propondrá a la dictadura que haga lo que él quiere, que rompa con Washington y adopte una agenda propia, que no es otra que la propia agenda de Petro.

¿Está planteando una propuesta que tendría vigencia en un hipotético gobierno suyo o está dirigida al gobierno de hoy?

Es para ya. Cuando digo que la izquierda debe manifestarse en función de que a Chávez le quede claro que la agresión verbal arremete al conjunto de la sociedad, eso es para ya.

Cuando digo que debemos recuperar el principio de soberanía y tener agenda propia internacional y pasar a reconstruir el pacto andino, y el diálogo multilateral con Estados Unidos, y posiblemente un pacto de destrucción de armamento en América Latina, es para ya.

Así que es una propuesta a Uribe. Las condiciones objetivas para eso están dadas.

No faltaría más sino no proponerle a Uribe que aplique la política del PDA. ¿Qué se perdería?

¿Por qué dice con tanta certeza que están dadas?

Primero, el TLC no va, ni en Canadá, ni en E.U., ni en Europa, que fue la gran obsesión de la elite económica en Colombia. ¿Qué hacemos en cambio? El Pacto Andino es la solución que ya teníamos, pero que lo perdimos.

Obama no tiene política hacia Latinoamérica y sigue implementando la de Bush. Luego, el Partido Demócrata está en la construcción y en la posibilidad de adoptar una nueva política de Estados Unidos hacia América Latina que nosotros podemos llevar a que se dé ese diálogo constructivo multilateral, están dadas las condiciones para ello.

Y la carrera armamentista a todas las sociedades latinoamericanas les suena que es un gasto innecesario, cuando lo que hay que solucionar son los problemas de pobreza y sociales profundos en todas nuestras sociedades.

Luego, la legitimidad de un pacto de destrucción y de detenimiento de la carrera armamentista, también están dadas. Las tres condiciones están dadas en América Latina, solo se necesita liderazgo, y ese liderazgo puede provenir precisamente de quien se considera el gobierno más derechista dentro de América Latina, el actual gobierno de Colombia.

Ya lo ven: los cohetes de Chávez no son el problema, sino la indelicadeza con que se dirige a Colombia. Las armas forman parte de "la carrera armamentista", que es como cuando se habla del "conflicto". ¿Y qué se puede hacer frente a la carrera armamentista? Hombre, detenerla, dejar la alianza con Washington y volver al Pacto Andino. No es que Chávez intente dominar a toda la región, sino que todos somos responsables de la carrera armamentista, y en lugar de buscar protegernos del expansionismo del gorila rojo debemos congraciarnos con él eligiendo a un gobierno digno, sí, pero que no despertará su rabia por no ser títere, cipayo, lacayo, etc., del imperio. Claro que sí.

¿Se puede frenar la carrera armamentista en estos momentos en que los países están comprando armas?

Si no lo hace Uribe, lo hago yo. Pero la excusa para la carrera armamentista de unos y de otros no es más que la enemistad creciente entre E.U. y algunos países de América Latina y la enemistad creciente entre varios países de América Latina. Esa es la excusa para la carrera armamentista. Si quitamos las dos enemistades a través del diálogo multilateral y la construcción del pacto andino, las cosas se acaban.

¿Quién ha llegado a imaginarse que la carrera armamentista la empezó el gorila rojo hace muchos años, en gran medida para apoyar a las FARC? No, hombre, es una cuestión que tiene que resolver el gobierno colombiano, que para eso es considerado el más derechista de Latinoamérica. ¡Y todo por la enemistad de EE UU! Ahora me parece menos probable que Chávez haya apoyado a semejante hampón. No es justo atribuirle tanta bajeza.

No faltará gente que diga que Petro se está derechizando.

Pues sí, la extrema izquierda. Pero, plantear la reconstrucción del Pacto Andino, plantear una política de desarme progresivo en lo más ofensivo que haya en armamentos, y plantear un diálogo multilateral nuevo, eso tiene que ver con una nueva izquierda muy progresista en América Latina.

No faltaría más. La izquierda siempre es lo nuevo, y Hitler era el paradigma de la izquierda, defensor de la dignidad de su nación, emisario de una gran novedad histórica, líder de los jóvenes y enérgicos, enemigo de las conjuras de los especuladores y agiotistas, etc.
Pero no deja de ser curioso que Petro aparezca ahora desde la izquierda más distante de Chávez y más cerca de Uribe.

Lo que pasa es que la voz que vale en contra de las Farc y en contra de agresiones verbales de gobiernos extranjeros contra Colombia, es la voz de la izquierda.
La prensa colombiana sólo es propaganda. La cercanía con Uribe es un absurdo tan grande como la distancia de Chávez, pero la ocasión para que el nuevo patrocinado de Roberto Pombo se luzca defendiendo a la patria contra agresiones de gobiernos extranjeros. ¡La voz que vale contra las FARC es la de la izquierda! Se nota por todo lo que han hecho respecto a la banda. El único misterio es la credulidad de tanta gente.

¿Por qué es la que más vale?

Porque es la que tiene autoridad para hacerlo sentir. Las Farc cuando los critica la derecha, saben que es la derecha, y eso está dentro de su lógica. Chávez cuando lo critica la derecha, sabe que es la derecha y eso está dentro de su lógica. Lo que no está dentro de la lógica de los dos es que la crítica salga de la izquierda, por eso es más valerosa.

Los políticos colombianos son ante todo unos patanes astutos, cuyo nivel cultural daría para ser alcaldes de pueblos pequeños en alguna región atrasada de un país civilizado. Petro confunde "valerosa" con "valiosa". Pero el recurso es divertido: ¿quién va a tener autoridad para enfrentarse a un atracador? Otro delincuente, claro está. ¡Si es una persona decente ya sabe que las personas decentes lo apostrofan, pero otro delincuente afeándole la conducta es lo que definitivamente lo desarma! Claro que sí. En la lógica de ninguno está que sea otro delincuente el que lo regañe.

¿Y no se sale de la lógica de la izquierda?

No, porque estamos proponiendo la izquierda nueva de Colombia, la que es capaz de asumir estos retos con madurez y con capacidad y eficiencia.

¡Así se habla! ¿Cómo se va a salir de la lógica de la izquierda convertir al agredido en agresor y buscar el consenso con el que se premia la agresión?

¿A qué país de la región debería buscar Colombia para consolidar esta propuesta?

A Ecuador y Bolivia.

Son los aliados que permiten afrontar con aplomo las agresiones de Chávez contra Colombia. ¡Y que digan que se sale de la lógica de la izquierda!
¿Cree que estarían dadas las condiciones para eso?

Ecuador y Bolivia necesitan el Pacto Andino.
Seguro, ¿qué les puede ser más necesario? De hecho son países que ya han dado pasos por delante de Colombia en justicia social y desarrollo político. Para no quedarse aislada Colombia debe elegir a alguien como Petro y liderar el Pacto Andino.

¿Se podrán soltar fácil de Chávez?

No necesitan soltarse, no es antagónico. Pero, tanto Ecuador como Bolivia necesitan prioritariamente el Pacto Andino.

Ojo a esto: no es antagónico, y es que en últimas, créanme, la violencia verbal de Chávez no sería tal si el presidente fuera Petro. ¡Es quien más podría defender la dignidad de la patria, destruir armamento ofensivo, detener la carrera armamentista y liderar el Pacto Andino!

¿Y qué papel le asigna a Brasil?

Brasil tiene otro juego internacional muy inteligente, cada vez más importante en el escenario global, que es la construcción de un mundo multipolar. Los brasileños saben que E.U. vienen por su Amazonas y que esa es la riqueza de la humanidad en el siglo XXI, es estratégica. Por eso los brasileños han tratado de construir un eje diferente al
de E.U. pero en la escala global con Chile, la India y Sudáfrica. Ese es un camino que los ha convertido en una de las potencias hoy con capacidad de decisión en el mundo, lo han hecho sin mucha gritería, lo han hecho inteligentemente y sobre la base de un modelo de producción agro-alimentaria que les ha elevado su papel en la economía mundial.

Sin embargo, esa lógica no puede ser la de Colombia. Colombia no tiene esas mismas condiciones, las condiciones dentro de la sociedad colombiana deben ser las andinas y las caribeñas. Desde ahí es donde la voz de Colombia, nosotros podemos lograr mucho más eficiente que Brasil la construcción de un nuevo diálogo multilateral entre América Latina y E.U.

Da gusto leer cosas tan sabrosas. ¡Brasil sabe que EE UU viene por su Amazonia y se defiende con un juego inteligente! Sólo Chávez es capaz de decir cosas así. Madre de Dios, pero ahora encontró un líder colombiano que a lo mejor hasta las dice antes que él. No hablemos de la capacidad de liderar un diálogo multilateral. Y Chávez que se quede rabiando al ver nuestro éxito.

¿Washington puede tener interés en escuchar a Colombia sobre esa línea?

Si Uribe transformara su línea política internacional y dejara su lealtad con Bush, lo más retrógrado de la sociedad norteamericana, sí. Básicamente hay una ausencia de una nueva política norteamericana hacia América Latina, y la gente en el Departamento de Estado, y en el Gobierno, y en el Partido Demócrata, necesitan de esa nueva política. Uribe tiene una oportunidad allí que la está desaprovechando.

Claro que sí, el problema es romper con lo más retrógrado de la sociedad norteamericana y refundar el Pacto Andino con Ecuador y Bolivia. Es que ese Uribe no quiere darse cuenta de las oportunidades que tiene.

¿En la parte interna quién sería un buen aliado para configurar esa propuesta?

Si yo fuese Presidente, a todo el mundo industrial y agrario de Colombia, porque los grandes ganadores del Pacto Andino son los industriales colombianos y los grandes ganadores de una integración con el Caribe son los grandes productores de alimentos de Colombia. Así que ahí están las fuerzas sociales indispensables para la propuesta que yo estoy adelantando.

Ya lo he dicho antes: se trata de sacar provecho de las bravuconadas de Chávez y de las restricciones comerciales con ese discurso dirigido a los empresarios y agricultores.

¿Usted está haciendo algo para tratar de tocar a esos sectores?

En primer lugar, construir una línea internacional distinta dentro del Polo a la que ha tenido, que no lo lleve a cometer errores como los que ha cometido, y que le coloque una agenda internacional propia de acuerdo a los intereses de lo sociedad colombiana. Pero la política internacional no es de los partidos políticos, eso es del Gobierno finalmente.

Estamos frente a una disyuntiva, o el gobierno de Uribe es capaz de cambiar su política internacional, que hasta ahora nos ha llevado peligrosamente al aislamiento, o nos toca a nosotros. Pero, la política internacional nuestra se haría sobre esas bases de soberanía, de diálogo multilateral, reconstrucción del Pacto Andino y un pacto de seguridad en función de destrucción de armamento.

Esta es una nueva política internacional que me parece apropiada para el continente americano. Uribe tiene la palabra mientras sea Presidente de la República.

Si yo gano el 27 de septiembre el primer acto es la convocatoria a un gran acuerdo democrático en Colombia con las fuerzas políticas y sociales que quieran defender la Constitución del 91. Esa propuesta, entre varias.

Esta, que es especifica de política internacional, se la entregaremos como base programática para un acuerdo democrático al conjunto de las fuerzas sociales y políticas que la quieran defender. Pero, en temas internacionales el Gobierno es el que tiene la palabra, Uribe tiene la palabra.

Supongo que ningún lector desconoce el lamento por el aislamiento colombiano. Ese aislamiento sólo se resuelve si es posible volver a Colombia parte del Alba y elegir un gobierno como los de Bolivia y Ecuador. ¿Qué es en realidad ese aislamiento? ¿Cuánto afecta a Colombia? ¿Está aislada Colombia respecto de las grandes potencias mundiales? El terrible aislamiento es un argumento para defender el juego de Chávez, como cuando a uno lo atracan y lo culpan por haber intentado correr en lugar de ir contoneándose a servir al atracador. La desfachatez de este tinterillo lo lleva a uno a echar de menos a Chávez.

¿Entonces los colombianos que quieran contribuir a detener esa carrera armamentista deben votar por Petro el 27 de septiembre?

Yo diría que detener la carrera armamentista debería ser un propósito nacional.
"Detener la carrera armamentista" es el eufemismo de ocasión para "elegir a un gobierno como los de Bolivia y Ecuador". No servirá de nada si se piensa en contener el imperio chavista. Pero si se piensa en frenar las agresiones a la patria, ¡ahí sí que se está en el buen camino! Las agresiones se cambiarán por halagos y reconocimientos. Por fin vemos para dónde va Petro condenando esas agresiones.

¿Pero según su discurso, podría comenzar a definirse ese día?

Sí, pero preferiría que antes del 27 de septiembre el Gobierno tomara iniciativa en materia internacional.

Claro, así el gobierno siempre le saldrá a deber, y las próximas agresiones del gorila rojo serán el resultado de no haberse resuelto a apartarse de Bush (para eso era la obsesiva campaña de la prensa colombiana contra el anterior presidente de EE UU, que llega al corazón de los acomplejados, resentidos, adoctrinados e ignorantes que son la mayoría de los lectores de prensa y que alegremente se ponen del lado de los terroristas por agravios que es imposible entender).

¿Qué tan dispuesto está a interesar al Gobierno para que considere su propuesta? ¿O lo cree difícil?

Pues, el diálogo gobierno-oposición está roto desde hace mucho tiempo por iniciativa del gobierno, pero ya hay un puente concreto de colaboración táctica entre el gobierno y la oposición que es Antonio Navarro Wolf, que está reconstruyendo las relaciones entre Colombia y Ecuador.

No sería nada de raro que el cambio de tono de Correa tenga que ver con la preparación de la candidatura de Petro.

¿Ha previsto ir a Quito o a Caracas?

No. Depende mucho del presidente Uribe. En esa medida él es el que tiene la iniciativa mientras sea el Presidente.

Sólo tienen que esperar a que el presidente sea Petro para que las cosas cambien.

(Publicado en el blog Atrabilioso el 30 de septiembre de 2009.)