domingo, abril 26, 2020

Coronavirus, ¿qué hacer?


Lo que se puede decir en este momento sobre la pandemia es que el virus va triunfando sobre el conocimiento humano. El negro porvenir fuerza a preguntarse qué va a pasar y qué se puede hacer. Los políticos que acierten (es una obviedad) en dar una respuesta eficaz serán los líderes de las próximas generaciones y del siglo. Pero esos políticos necesitan la conciencia de los ciudadanos y su disposición a entender lo que significa cada actuación del Estado. Y emprendedores, ingenieros, administradores, inversores y trabajadores aplicados y responsables.

Recientemente me llamó la atención en Twitter una publicación de Félix de Bedout en la que tergiversa las palabras del vicegobernador de Texas para llevar a su público el mensaje de que hay capitalistas desalmados que cuentan con matar a la gente para poder mantener la producción, movidos por el diabólico ánimo de lucro que les insufla el capitalismo. En realidad el mandatario, abuelo y mayor de 70, se incluía entre las víctimas, pero a los colombianos les encanta el jarabe de superioridad moral que les proveen los aliados de Tornillo. Pero esa polémica da que pensar.

Voy a comentar otro tuit sobre el que han llovido comentarios en el mundo tuitero: uno en el que @El_Patriota sube un video de Petro y afirma que el senador dice la verdad. La esencia del cuento de Petro es que la producción importa menos que la salud y los derechos de la gente. Vaya por delante que siento un gran respeto por el valor, la coherencia, la sinceridad y la recta intención del activismo del señor Jaime Arturo Restrepo Restrepo, sólo que cede a la demagogia de un criminal totalitario porque no tiene recursos teóricos para aborrecerla. Petro y Claudia López aplican la consigna cubana de gastar y prohibir trabajar hasta llevar a la ruina la economía y provocar un estallido de violencia que destruya las instituciones. La situación revolucionaria es un clásico del pensamiento leninista, y los orientadores cubanos de Claudia López y Petro siempre están aplicando estrategias leninistas porque es su oficio y es todo lo que han leído.

Pero la preocupaciòn de @El_Patriota es legítima. Es la misma del vicegobernador de Texas y la que inquieta a mucha gente: ¿qué va a pasar ahora y qué se puede hacer para evitar la ruina sin dañar la salud?

También se podría decir al revés, proteger la salud sin causar la ruina. Y más sencillamente, cómo recuperar a la vez la salud y la producción.

Eso nos lleva a lo siguiente: ¿cuántas personas de las que se están planteando esa preguntas comparten la opinión de que en las circunstancias actuales son más necesarios los gestores que los ideólogos y humoristas? La crisis demanda gestión, demanda concebir respuestas a la amenaza y estrategias para recuperar el empleo. De ella saldrán con gran ventaja los países que mejor hayan sabido mantener su producción sin aumentar los contagios, como Corea del Sur (país que comparte con Colombia y España la cantidad de habitantes). Los países como Venezuela se hundirán mucho más porque los criminales que los gobiernan no tienen la menor capacidad de gestión.

No se volverá a vivir como hace seis meses, pero hay que intentar salvar al máximo el bienestar. Para eso creo que un gobierno sensato en España determinaría desde ahora la licencia para volver a trabajar en ciertas actividades de especial rentabilidad y mínima exposición por contacto humano. Habría que tener en cuenta la regla de Pareto (según la cual el 80 de las consecuencias provienen del 20% de las causas), y evaluar qué actividades generan una proporción mayor del PIB con una proporción menor del riesgo para la salud. Esos sectores deberían abrirse en la mayoría de los países que actualmente están en cuarentena el lunes 14 de abril o el día siguiente. Si quienes toman parte en ellas no dan negativo en los controles de contagio, se puede pensar en ampliar una semana después la cantidad de sectores que pueden operar. Incluso se podría pensar en dar beneficios fiscales a los empresarios si son actividades que contratan a muchos empleados, como el comercio,

En ese caso es apremiante la necesidad de capacidad gestora en los que dirigirán esos negocios, que es lo mismo que se demanda en los políticos: atención a los expertos, sentido común, empatía, comunicaciòn con todos los sectores sociales, equidad, pero sobre todo eficacia en las tareas del Estado, prohibiciones y permisos concebidos para reducir al máximo el sufrimiento de la población y devolver el empleo a quienes lo perdieron.

Esa eficacia depende de muchos factores, pero la idea de cerrarlo todo es muy propia de demagogos, como Quim Torra y muchos otros. Lo que hay que hacer es plantear el futuro inmediato como una circunstancia en la que Estado y sociedad tienen que multiplicar el gasto en sanidad y encontrar protocolos por los que la gente que sale a trabajar se expone menos aún que en la actualidad. Podría imponerse la mascarilla obligatoria, para lo cual hay que contar con suficientes mascarillas, para lo cual hay que concentrar energías en obtenerlas, forzando si hace falta a la industria textil nacional a producirlas. Y también el uso obligatorio de guantes, favoreciendo la producción de modelos que se desinfectan con los propios materiales de que están hechos. Y así muchas otras cosas, siempre basándose en aprovechar la automatización para reducir el riesgo para las personas. Y también los medios de protección para quienes tienen una exposición mayor, como los dependientes, repartidores, etc.

Las anteriores ocurrencias forman parte de un reclamo que está haciendo mucha gente, y que pronto podría ser entendido por amplias capas sociales: lo que más falta es "higienería", ingeniería de la higiene, la máxima inteligencia aplicada a proporcionar soluciones a la amenaza mientras se inventa un tratamiento o una vacuna.

Toda esa gestión no la puede llevar a cabo gente acostumbrada a vivir en el show business de la política. La clave de la capacidad gestora es la atención, el fervor con que una persona dotada se concentra en resolver lo antes posible un problema como la escasez de mascarillas. Los países, como España, donde gobiernan los demagogos chavistas o supremacistas pagarán mucho más cara la pandemia y saldrán muy debilitados. Los que consigan salvar la economía y mantener una cantidad baja de contagios, esos se recuperarán mucho antes y obtendrán una tremenda ventaja.

Me enteré de que Miguel de Unamuno decía que "en el dolor nos hacemos y en el placer nos gastamos". Esta catástrofe es la ocasión de hacernos, de hacer cosas que antes no podríamos hacer, de aprender a tocar un instrumento musical o a pintar, de cocinar los mejores platos de la vida, de aprender nuevos juegos, de disfrutar de las series o películas preferidas, de leer algún clásico si se tiene ambición para ello, o al menos algún libro de género. Es la ocasión de hacernos mejores, intentémoslo. Tatúense en el pecho o en el brazo esta expresión latina:
Dimidium facti, qui coepit, habet: sapere aude, / incipe ("Quien ha comenzado, ya ha hecho la mitad: atrévete a saber, empieza").
(Publicado en el blog País Bizarro el 3 de abril de 2020.)