viernes, julio 06, 2012

El fascismo baboso


¿Qué es lo más urgente en Colombia? Pese a lo que mucha gente cree, lo más urgente siempre es llamar a las cosas por su nombre. No hay nada más característico del país que la mentira, les puedo asegurar que en ningún país desarrollado habría quien tomara, si los conociera, a personajes como Iván Cepeda o Javier Giraldo como "defensores de derechos humanos". No es que nadie los tome por tales, al menos en Colombia, sino que las palabras son vacías para los colombianos y a cualquier cosa le ponen el rótulo que les conviene y se sienten avispadísimos. Baste con recordar a los pretenciosos trotskistas de los setenta diciendo "con las armas, con el pueblo, con María Eugenia al poder" tan pronto como se aliaron con el M-19: los comunistas siempre estuvieron dispuestos a todas las perfidias y perjurios, y tal vez por eso en la patria del crimen sigue habiendo muchísimos comunistas, tan avispados que niegan que lo son.

Esa elasticidad del lenguaje afloró de forma fascinante en los comentarios de la prensa y en las redes sociales con ocasión de la anulación del nombramiento de la fiscal Viviane Morales: miles de personas salieron a defender a la funcionaria como adalid de lucha contra la corrupción. ¿En algo los habría afectado conocer su prontuario como asesora de los paramilitares y su matrimonio con un asesino que tiene muchísimas muertes en su haber? Es muy difícil suponer que esa señora tenga menos relación con corrupción o crímenes que su compañera en la cofradía samperista, la finadita Martha Catalina Daniels, o que la otra filántropa de la misma orquesta, la ex senadora Piedad Córdoba.

La tragedia no ocurre en selvas remotas ni en despachos secretos de malvados manicurados, está ahí, en la primera persona que uno encuentra. ¿Creen que es difícil encontrar en cualquier prisión de cualquier país asesinos y secuestradores dispuestos a dar clases de moral, de democracia, de honradez, etc.? Lo que no hay en los demás países es gente que tolere eso, como ocurre con los colombianos de clases acomodadas, que en la mayoría de los casos tienen parientes y conocidos que leen en Semana al inefable benefactor de la humanidad León Valencia.

Por todo eso uno empieza un artículo en el que se relaciona el régimen imperante en Colombia con el fascismo y siempre tiene un pesar tremendo: ¿qué entenderán? Parafraseando un dicho famoso de Sartre, "el fascismo son los otros". Para el colombiano, "fascista" es sólo el que le cae mal a uno.

Y no obstante, ¿cómo se podría definir un régimen en el que la prensa, el poder judicial, las corporaciones de funcionarios públicos y el Poder Ejecutivo se dedican a perseguir por delitos inventados y empleando montajes a quienes podrían incomodarlos, en alianza con redes de políticos corruptos y organizaciones terroristas? Ciertamente estaría muy lejos del fascismo clásico, empezando por la falta de "carisma" del mandatario y de hegemonía cesarista, pero más lejos aún de una democracia decente, en la que los jueces observan cierto apego a la ley y la prensa es algo más que el órgano de propaganda del gobierno y el grupo oligárquico que controla el poder judicial.

Es muy importante considerar, porque de otro modo no se entendería nada, que es lo mismo la persecución de líderes políticos ligados al gobierno anterior y la de militares que de alguna manera sobresalieron en el combate contra las bandas terroristas. El antiuribismo es la reacción de quienes esperaban afirmar su poder gracias a la negociación del Caguán y que tuvieron que esperar ocho años para recuperar la esperanza. Las mismas organizaciones terroristas terminan siendo meros brazos ejecutores de quienes tienen un proyecto de país que necesita la destrucción del ejército y la abolición de la democracia (no otra cosa es la negociación política, y el cinismo con que TODOS los comentaristas de la prensa se "distraen" acerca de eso deja ver su altura de miras).


El reconocimiento que alcanzó Álvaro Uribe por parte de la mayoría de los ciudadanos como líder que defendía la democracia termina siendo la principal baza del régimen: el gravísimo desliz de intentar otra reelección en lugar de cambiar la constitución heredada de Pablo Escobar y sin crear un partido que se opusiera al acuerdo de los que briegan por premiar a los terroristas, terminó en la recuperación total del poder por el bando del Caguán. Les bastó con calumniar sin cesar a Uribe y amenazarlo judicialmente para neutralizar toda resistencia. El ex presidente es hoy por hoy un consejero no deseado del gobierno y sus manifestaciones no muestran más que el desconcierto con una situación que no preveía y vagos sueños de volver a ser candidato. La gente ve avanzar la negociación que dará un régimen de partido único ("Unidad Nacional") y mira a su líder, que no quiso romper la baraja cuando podía, salvo para hacerse presidente vitalicio, y ahora menos va a querer: su juego es ser imprescindible para obtener votos, para lo cual conserva las alianzas en el gobierno, incluso haciendo componendas con el repulsivo ponente del "Marco Legal para la Paz", sin poder efectivamente impedir que todos los proyectos necesarios al futuro gobierno que integraría a las FARC y el ELN avancen a ritmo seguro.
El fascismo clásico se basó en las multitudes, el fascismo baboso que impera en Colombia no cuenta con la misma cantidad de personas, pero la calidad es tal vez aún peor: la persecución de una especie de sicariato contra las víctimas del poder judicial recuerda los saqueos de los judíos por las tropas de asalto del partido nazi. El principal argumento del odio, azuzado por "periodistas" tan obstinados y desvergonzados que prácticamente admiten obrar por incentivos monetarios, es que las víctimas de la persecución son acusadas, toda vez que la cuestión de la responsabilidad penal no está al alcance de la comprensión de las huestes organizadas por Fecode: incluso se observa claramente el renacer del delito de autor, típico del nazismo, pues si Luis Carlos Restrepo fuera responsable del fraude del frente Cacica Gaitana, ¿cómo iba a ser inocente el ministro de Defensa, jefe de los militares que podrían haber engañado al primero? De hecho, ¿no es claro delito de autor el olvido judicial de los "falsos positivos" que el sicariato usaba contra el actual presidente cuando era candidato y la estridente impunidad de la ex senadora Piedad Córdoba y todos los que aparecían en los computadores de Raúl Reyes?

La calidad de ese sicariato la hemos denunciado muchas veces en este blog: comparar a esos agitadores con los fascistas es una injuria para éstos. Son sólo chusma criminal de un muladar remoto que reina gracias a los sueños de poder de una casta de bandidos. En la defensa de la fiscal encontré esta maravilla:

Ahí lo tienen, doscientos mil civiles inocentes asesinados por el ejército que creó Uribe y que un dechado de moralidad como la fiscal iba a destapar. Claro que la heroína no sólo lo publica en Twitter, también en el diario español El Mundo aparece la misma perla:
Este episodio [de desmembramiento con motosierra] se vive a diario desde hace tres décadas. Es el modus operandi de un grupo creado por Álvaro Uribe Vélez en sus días de gobernador de Antioquia.
No vayan a creer que El Mundo es un órgano del comunismo residual. Más bien es para muchos en España un órgano de extrema derecha, que durante varios años estuvo explotando la teoría de que la masacre del 11 de marzo de 2004 había sido obra del PSOE. Es el periódico español para el que trabaja la famosa columnista dominical de El Tiempo, Salud Hernández Mora, personaje equívoco que engatusa a los colombianos con cuatro dichos del folclor local y se ha convertido en una especie de autoridad. Siendo que ese periódico tiene una corresponsal en Colombia, ¿no debería explicar un poco lo que publican? La señora Hernández forma parte de la misma trama criminal, de otro modo no aparecería en El Tiempo, o habría aclarado alguna vez las lindezas de esta otra corresponsal.

Un rasgo del fascismo es el reino de la mentira, pero mucho más grave es que sea el reino del silencio: ¡los doscientos mil civiles inocentes asesinados por el ejército de Uribe casi no interesan a los periodistas! No quiere eso decir que se aparten de la corresponsal de El Mundo, por ejemplo la decana de la facultad de Derecho de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, Natalia Springer, famosa por la foto en que aparece con León Valencia, Iván Cepeda, Claudia López e Iván Velásquez, recomendaba seguirla en Twitter, ¡por el valor de su indignación! Claro que esa señora de cana no vacila en condenar a las FARC en sus escritos, esperando que alguien crea que ella, colaboradora frecuente del "periódico" de Vladdo, es alguien distinto a esa organización criminal.

Es sólo un ejemplo del tono delirante que alcanzan los propagandistas del odio en un régimen que dispone del patrimonio público para ensanchar la burocracia, pagar medios serviles, complacer a las organizaciones delincuenciales que llevan décadas prosperando gracias a las bandas terroristas y en el medio plazo aliarse con éstas para imponer un régimen como el venezolano. Cada día que pasa se hace más claro que la desmoralización del ejército a punta de persecución judicial tiene por objeto permitir el ascenso de las bandas terroristas para hacer forzosa la negociación política en la que los mismos que se aliaron con los comunistas desde los años cuarenta o antes se afianzan como dueños del país. Esa desmoralización no es objetivo sólo de los magistrados sino también del gobierno, cosa que se evidencia cada día que pasa con la adhesión de los habituales propagandistas del terrorismo.

Sinceramente, creo que el avance de ese juego es inevitable. Durante el gobierno de Uribe a nadie se le ocurrió crear un partido basado en ideas y masas sino que se agruparon los viejos clientelistas para que apoyaran la reelección de 2006 y la siguiente. Hoy esos personajes son el principal sustento de Santos y su proyecto fascista. La dicha de tener un líder carismático despertó en sus seguidores sobre todo apego al puesto y a sus ventajas. Una vez disuelta la mayoría, sin ningún norte ni base de poder que no sea la fe en la personalidad del hombre providencial, el uribismo se quedará en una especie de conservadurismo extremo, sin verdadera relevancia política. Y tampoco se puede decir que haya otras propuestas.

(Publicado en el blog Atrabilioso el 2 de marzo de 2012.)