He visto un video en el que aparece Petro diciendo que «la
emisión que hace el Banco de la República rutinariamente en vez de ir a los
bancos debería ir en bonos para la indemnización de víctimas de la violencia».
Lo primero que llama la atención es esa idea de que la emisión de dinero va a
los bancos Es muy probable que Petro no sepa que los bancos reciben ese dinero
como un crédito con intereses. A pesar de que todos los comentaristas lo consideran
brillante (un genio del mal según la mayoría de los detractores), la verdad es
que es un tipo muy ignorante, casi tanto como su vicepresidenta, cosa que
demuestra a diario.
Pero lo cortés no quita lo valiente, por mucho que no sepa que no es lo mismo
prestar dinero a los bancos con interés que simplemente gastarlo, por estúpido
que sea, tendrá que suponer que tiene que haber alguna diferencia. Es decir,
este grotesco «economista» —que prohíbe extraer hidrocarburos para salvar al
planeta pero se jacta del aumento del uso del transporte aéreo, que es el que
más contamina— miente cuando presenta la cuestión como si fuera algo optativo.
La impresión de billetes para el gasto público es la forma en que se destruye
la moneda, cosa que hacen siempre los comunistas y que este gobierno y el que
lo siga harán. El resultado es que el
sueldo de un venezolano rara vez pasa de un dólar al día.
Pero esa propuesta no sólo es atroz por el daño que le haría a la economía sino
sobre todo por las mentiras perversas que lleva. Bueno, ¿hay algún colombiano
descontento con el proceso de paz de Santos? Es una cosa del pasado y realmente
hasta los más descontentos con Petro aceptan que no hay modo de volver atrás,
tal como no se discute la Constitución de 1991. ¿Cuáles son las «víctimas de la
violencia»? Bueno, se dirá que son las «víctimas del conflicto», que es como si
en lugar de víctimas de homicidio hubiera víctimas de las armas o de la
vulnerabilidad humana. El presupuesto de la paz de Santos era la superación del
conflicto y nadie discutió eso.
El asesino es el conflicto, por eso no hay asesinos, a los niños que yacían con
Tornillo o con Joaquín Gómez los violó el conflicto, al policía que castraron
delante de sus vecinos y al hombre que quemaron vivo por negarse a entregar a
sus hijos les hizo eso el conflicto, a las decenas de miles de niñas violadas y
forzadas a abortar, a las personas bomba, a los mutilados con minas
quiebrapatas, etc. los perjudicó el conflicto, o bueno, la violencia.
Es necesario crear la categoría «excolombiano» para definirnos a los que no
toleramos esa infamia. ¿Podría el lector mencionar un solo intelectual,
artista, académico, jurista reconocido, etc. que se manifieste en desacuerdo
con lo que se dice en el párrafo anterior? Yo no recuerdo a ninguno, no creo
que los haya en Colombia.
¿Qué ha pasado? Que los descendientes de españoles incentivados por el Imperio
británico se separaron de España y crearon una república que conservaba el
viejo orden de castas y las viejas costumbres de parasitismo de los
dominadores. El control del Estado dio lugar a incesantes guerras entre los
clanes más poderosos, a veces larvadas cuando algún grupo estaba demasiado
débil, como durante la llamada «república conservadora» o en el periodo
siguiente. Los descendientes de los amos de la «república liberal» de los años
treinta y cuarenta buscaron la alianza con los comunistas para recuperar el
poder que perdieron en 1946 a causa de la división que generaba el caudillo
fascistoide Jorge Eliécer Gaitán. De ahí vienen las primeras guerrillas, las de
alias Desquite, alias Sangrenegra, etc. Cuando se creó el Frente Nacional el
delfín por antonomasia, Alfonso López Michelsen, creó un partido aparte del
Liberal, el MRL, del que surgió el ELN. También del MRL eran los que animaron a
Tirofijo a volver al monte para crear las FARC, el brazo armado del Partido
Comunista que presentaba listas conjuntas con el MRL. En la década siguiente la
parentela del otro presidente liberal de los años treinta creó el M-19, siempre
con la colaboración del régimen cubano.
Es decir, para asegurar el poder, esa casta organiza bandas de asesinos en
alianza con regímenes criminales. En eso consiste «el conflicto», al que se
atribuyen las obras de esas bandas. Como finalmente no hubo triunfo
guerrillero, el éxito de los López, los Santos y los Samper se alcanzó
vendiendo cara la derrota. Ellos encargan los crímenes y después los premian.
Las incalculables fortunas del secuestro, la extorsión y el narcotráfico no son
suficientes, a los subalternos del clan Santos hay que pagarles billones del
contribuyente para que les ayuden a presentarse como pacificadores. Al
tartamudo fatídico Juan Manuel Santos aun le dieron el Nobel de la Paz con el
aplauso de toda la institucionalidad.
Ya en esa época se anunciaban proyectos multimillonarios para gastar dinero en
el «posconflicto», componente de la negociación de la mayor importancia porque
desactivaba cualquier clase de resistencia entre los políticos y periodistas.
Tras el periodo de digestión de la paz que fue el gobierno de Duque, llegó Petro,
con ministros del Partido Comunista y en general ligados a las organizaciones
de fachada del comunismo. Llegó la hora de resarcir a las víctimas, es decir,
de hacer realidad esos negocios que se anunciaban en la época de la
negociación. En ese contexto es donde hay que entender los bonos de paz que
propone Petro.
¿Quiénes son esas víctimas? Las reconocen como tales los funcionarios nombrados
gracias a los acuerdos, es decir, los antiguos miembros de ONG dedicadas a
cobrar los crímenes y «académicos» ligados al Partido Comunista o «fichas» de
Santos, es decir, o son los propios terroristas o sus familias, o en general personas
ligadas a las redes de poder de los terroristas en esas zonas, sin hablar de
los millones de fraudes y corruptelas que habrá. En el supuesto de personas
mutiladas, despojadas o deudos de asesinados, podrá haber alguna que tras
sufrir la agresión de los peones de los Santos tendrán que convertirse en sus
clientes para recibir alguna limosna. De ese nivel es la desfachatez de estos
criminales.
Aun esas personas en la mayoría de los casos resultarían menos pobres si no se
emprendiera ese gasto, porque el precio de destruir la moneda mediante la
inflación y el «coste de oportunidad», la actividad económica que no se
emprende por la inseguridad jurídica y la alta tributación, los dejarán mucho
más pobres, como ya les ocurre a los venezolanos que antes de Chávez no
tuvieron el azote del comunismo.
Pero eso fue lo que escogieron los colombianos al no oponerse a la negociación
de paz por creer que bastaba ser devotos hinchas de un caudillo para impedir el
triunfo del hampa.
(Publicado en el portal IFM Noticias el 16 de abril de 2023.)
(Publicado en el portal IFM Noticias el 16 de abril de 2023.)