Hace mucho tiempo que digo que para acabar con el narcorrégimen colombiano e implantar una verdadera democracia es necesario prescindir del uribismo, pero eso les suena incomprensible a los que no están con Santos y sus socios terroristas: una señora incluso me reprochó que criticara a la oposición. Es ese nivel, en el que la crítica resulta intolerable, pero ¿puede haber reflexión sin crítica?
Hace unos días apareció en El País de Madrid una entrevista al expresidente que comentará para explicar lo que en mi opinión son los errores y límites de su visión.
Hace unos días apareció en El País de Madrid una entrevista al expresidente que comentará para explicar lo que en mi opinión son los errores y límites de su visión.
Álvaro Uribe: “Los cabecillas de las FARC tienen que pagar cárcel” El senador cree que Venezuela debe ser retirada "como garante de los acuerdos de Paz"
Todo lo que se lea en este periódico sobre Colombia tiene el sesgo de las relaciones empresariales de Prisa, propietaria de Caracol Radio, con el gobierno de Santos y aun de otras relaciones complejas con todo el clan, así como con los gobiernos del Foro de Sao Paulo (el canal de televisión Cuatro, de los mismos propietarios, dedica buena parte de su programación a un continuo publirreportaje de Podemos). De ahí ese titular y el tono hostil de toda la entrevista. En la portada de la edición electrónica decía otra cosa: que si los jefes de las FARC no iban a la cárcel habría violencia, con lo que Uribe resultaba profiriendo amenazas.
Esa cuestión de si los jefes terroristas deben pagar cárcel es de particular interés para la propaganda de los terroristas: un "conflicto" con tantos muertos no cesa por la obstinación de un líder ultraderechista, amigo de los paramilitares y responsable de crímenes atroces por parte del ejército (eso es Uribe para los lectores de ese periódico). Pero su efecto en Colombia es peor: mucha gente cree que las FARC van a desistir de tomar el poder e implantar el comunismo y todo lo que hace falta es perdonarles unos años de cárcel a unos criminales. ¿Se atreverán a negar los uribistas que la obsesión con la "impunidad", presente en toda su propaganda, favorece esa percepción?
El problema no es la impunidad sino la persistencia del proyecto totalitario y de las organizaciones que lo conforman, así como su reconocimiento y ascenso gracias a la negociación. No es que los terroristas se libren de la cárcel, es que ya están al mando.
El problema no es la impunidad sino la persistencia del proyecto totalitario y de las organizaciones que lo conforman, así como su reconocimiento y ascenso gracias a la negociación. No es que los terroristas se libren de la cárcel, es que ya están al mando.
Álvaro Uribe Vélez (Medellín, 63 años), expresidente de Colombia (2002-2010) y actual senador es también líder de la oposición y el crítico más feroz con el proceso de paz con las FARC del presidente Juan Manuel Santos, quien fuera su ministro de Defensa durante su segundo mandato, cuando la guerrilla sufrió los golpes más duros. Hoy, la relación entre ambos directamente no existe. La entrevista se realiza el miércoles por la tarde, en plena crisis fronteriza con Venezuela, antes de que Santos llamase a consultas al embajador en Caracas y pidiese la mediación de Unasur y la OEA, que ha recibido el apoyo de todo el Congreso, incluido el partido Centro Democrático que lidera Uribe.
El periodista describe a Uribe como "el crítico más feroz" de la negociación para reforzar su legitimidad: el "crítico más feroz" de la negociación pide que saquen a Venezuela como garante, que es como si el crítico más feroz de los asesinatos exigiera que se usaran armas esterilizadas. Es decir, una monstruosidad que ninguna democracia toleraría nunca tiene un extremo irracional de rechazo en un hombre que la aplaude. De esas trampas retóricas está hecha la propaganda.
Pregunta. ¿Por qué se ha generado esta crisis con Venezuela?
Respuesta. La crisis de la frontera no surge de la noche a la mañana. La dictadura de Venezuela, a su amaño, ha decidido siempre cuándo abre y cierra la frontera. Todo eso ha llegado a lo que vemos actualmente, un genocidio contra el pueblo colombiano, con las casas marcadas, los ciudadanos torturados, expulsados como animales. Lo más grave es que el Gobierno teme que cualquier indisposición de la dictadura de Venezuela le genere más dificultades en los acuerdos con el grupo terrorista FARC. El Gobierno de Santos debería retirar a Venezuela como garante de los acuerdos de las FARC.
¿Se ha cometido en Venezuela en estas semanas un "genocidio" contra los colombianos? El señor Uribe es jurista, ¿cómo se permite esas ligerezas con el lenguaje? ¿Como es que ni durante su gobierno ni después se ha denunciado a las FARC ante la CPI por el indiscutible genocidio de los desmovilizados de Esperanza, Paz y Libertad? Da la impresión de que Uribe no supiera qué es genocidio, o que en aras de mantener lazos de lealtad con gente como su compadre Roy Barreras evitara pisar líneas rojas, como sería echar a perder las perspectivas de un acuerdo de paz llevando a los genocidas a un tribunal que no está para negociar.
P. Ha comparado esta crisis con el Holocausto judío. ¿No le parece exagerado?
R. Hitler empezó acusando a los judíos de ser la fuente de todos los males. Venezuela acusa a los colombianos de ser la fuente de todos los males. Hitler empezó maltratando a los judíos, tratándolos como una raza inferior. Maduro acusa a los colombianos de ser paramilitares y las prostitutas de Venezuela. Van justificando la tortura del pueblo colombiano.
Como ya he explicado, el periodista es un propagandista del régimen, por lo que aprovecha la indudable ligereza retórica de Uribe para ponerlo en ridículo. Comparar las persecuciones de Maduro con el asesinato de seis millones de personas es grotesco.
P. ¿Por qué esa oposición tan dura al proceso de paz?
R. Algunos en Europa han tenido la equivocación de que Colombia tiene dos opciones: la guerra de Uribe o el diálogo de Santos. Creo que esa simplificación es dañina. Le hago un resumen de nuestras diferencias: el Gobierno ha descuidado la seguridad. La fuerza pública está seriamente desmotivada. Puso a las fuerzas armadas como actor político al mismo nivel que el terrorismo. Nos preocupa que este Gobierno no le haya exigido a las FARC un cese de actividades criminales verificable como condición para avanzar en el diálogo, con ubicación en unos sitios. Todo eso ha facilitado que las FARC hayan regresado a muchos sitios del país de donde tuvieron que salir. Nos preocupa inmensamente que el Gobierno no haya tenido claridad sobre la entrega de armas. No exige que los cabecillas vayan a la cárcel. Nosotros aceptamos que el guerrillero raso no vaya a la cárcel pero creemos que el cabecilla tiene que ir, así haya una sentencia reducida, porque si no van a generar aquí más violencia.
Ojalá el lector se planteara contestar por qué se opone al proceso de La Habana (caso de que se oponga). Si me preguntaran a mí no daría ninguna de las razones de Uribe. ¿Contestarían los uribistas lo mismo si no conocieran las respuestas de su líder? Yo no lo sé: el protagonismo de Uribe y su partido obran como un sumidero que encauza el rechazo al régimen hacia algo que yo desapruebo rotundamente.
La negociación con las FARC es condenable porque constituye la abolición de la democracia y la renuncia de la ley, además de legitimar a los terroristas. ¿Es tan difícil ver que eso no aparece en las respuestas de Uribe.
El rechazo a la idea de optar entre la guerra de Uribe y el diálogo de Santos casi lo resume todo: visto el poder de propaganda del régimen y el escaso valor que los colombianos dan a la ley, a la libertad y a la democracia, Uribe y su gente evitan a toda costa que se genere una percepción que los describe como "guerreristas". Nada de eso, ellos apoyan la negociación, tanto que aspiran a mejorarla. No faltaría más. ¿Guerreristas ellos?
¿El gobierno ha descuidado la seguridad? Ya verán que dentro de poco el gobierno saca pecho por la reducción de muertos por "el conflicto". Los soldados asesinados en los últimos años se contarán como otras bajas del conflicto y saldrá un avance maravilloso: el fruto de la paz, cosa que los colombianos agradecerán.
La seguridad es algo que preocupa naturalmente a todo el mundo, pero no puede ser un valor que cuente ante la abolición de la democracia. Lo que Uribe dice es que critica al gobierno por los efectos de su actitud de premiar el crimen, no por ella misma. Eso tiene relación con el hecho de que el votante siempre tiene la razón.
Dado que el intento de buscar la paz mediante el diálogo es legítimo y no es un crimen, ¿qué sentido tiene quejarse de que se desmotive a la fuerza pública?
En 2006 Uribe les propuso a las FARC una negociación que conduciría a una Constituyente, y ciertamente no les exigía concentrarse en un lugar. Ese hecho ha servido para que los propagandistas del régimen desautoricen sus críticas. En esa época yo no tenía conocimiento de esa propuesta, pero no comparto los reproches de quienes la toman como una incoherencia o una deslealtad. En el contexto de la época, y tratándose de Uribe, ese ofrecimiento tenía mucho sentido. Obviamente los terroristas no iban a aceptar, pero ¿para qué negarse al diálogo cuando no se perdía nada ofreciéndolo?
Imagínese el lector que el gobierno o alguna presión consiguiera que las FARC se concentraran en ciertas áreas y dejaran de delinquir, de extorsionar campesinos, de traficar con cocaína y explotar oro de forma ilegal. ¿Adónde conduciría la negociación? Sin la amenaza el rechazo a cualquier indulgencia con los terroristas crecería día a día. Esa condición que pone Uribe equivaldría sencillamente a la rendición de los terroristas.
Pero ¿exigía la rendición Uribe en 2006? No, y sin embargo los terroristas no aceptaron su propuesta. ¿Cómo es que Santos podría exigirles algo así? Por la necesidad de hacer oposición sin quedar "aguando la fiesta" de la paz dialogada. Es decir: esa idea de que se concentren y dejen de delinquir es un engaño al ciudadano, toda vez que si no aceptaron negociar en 2006 sin esa condición menos van a hacerlo ahora.
Esa clase de mentiras tiene que ver con la estrechez de miras que caracteriza al uribismo: la mayoría de las consecuencias de la negociación son obvias, sencillamente hay que denunciarla como premio del crimen y abolición de la democracia, no exigirle resultados que no puede dar.
La negociación con las FARC es condenable porque constituye la abolición de la democracia y la renuncia de la ley, además de legitimar a los terroristas. ¿Es tan difícil ver que eso no aparece en las respuestas de Uribe.
El rechazo a la idea de optar entre la guerra de Uribe y el diálogo de Santos casi lo resume todo: visto el poder de propaganda del régimen y el escaso valor que los colombianos dan a la ley, a la libertad y a la democracia, Uribe y su gente evitan a toda costa que se genere una percepción que los describe como "guerreristas". Nada de eso, ellos apoyan la negociación, tanto que aspiran a mejorarla. No faltaría más. ¿Guerreristas ellos?
¿El gobierno ha descuidado la seguridad? Ya verán que dentro de poco el gobierno saca pecho por la reducción de muertos por "el conflicto". Los soldados asesinados en los últimos años se contarán como otras bajas del conflicto y saldrá un avance maravilloso: el fruto de la paz, cosa que los colombianos agradecerán.
La seguridad es algo que preocupa naturalmente a todo el mundo, pero no puede ser un valor que cuente ante la abolición de la democracia. Lo que Uribe dice es que critica al gobierno por los efectos de su actitud de premiar el crimen, no por ella misma. Eso tiene relación con el hecho de que el votante siempre tiene la razón.
Dado que el intento de buscar la paz mediante el diálogo es legítimo y no es un crimen, ¿qué sentido tiene quejarse de que se desmotive a la fuerza pública?
En 2006 Uribe les propuso a las FARC una negociación que conduciría a una Constituyente, y ciertamente no les exigía concentrarse en un lugar. Ese hecho ha servido para que los propagandistas del régimen desautoricen sus críticas. En esa época yo no tenía conocimiento de esa propuesta, pero no comparto los reproches de quienes la toman como una incoherencia o una deslealtad. En el contexto de la época, y tratándose de Uribe, ese ofrecimiento tenía mucho sentido. Obviamente los terroristas no iban a aceptar, pero ¿para qué negarse al diálogo cuando no se perdía nada ofreciéndolo?
Imagínese el lector que el gobierno o alguna presión consiguiera que las FARC se concentraran en ciertas áreas y dejaran de delinquir, de extorsionar campesinos, de traficar con cocaína y explotar oro de forma ilegal. ¿Adónde conduciría la negociación? Sin la amenaza el rechazo a cualquier indulgencia con los terroristas crecería día a día. Esa condición que pone Uribe equivaldría sencillamente a la rendición de los terroristas.
Pero ¿exigía la rendición Uribe en 2006? No, y sin embargo los terroristas no aceptaron su propuesta. ¿Cómo es que Santos podría exigirles algo así? Por la necesidad de hacer oposición sin quedar "aguando la fiesta" de la paz dialogada. Es decir: esa idea de que se concentren y dejen de delinquir es un engaño al ciudadano, toda vez que si no aceptaron negociar en 2006 sin esa condición menos van a hacerlo ahora.
Esa clase de mentiras tiene que ver con la estrechez de miras que caracteriza al uribismo: la mayoría de las consecuencias de la negociación son obvias, sencillamente hay que denunciarla como premio del crimen y abolición de la democracia, no exigirle resultados que no puede dar.
P. Cuando dice cárcel, ¿se refiere a rejas o privación de la libertad?
R. Condena y privación de la libertad. Que la cárcel sea más o menos convencional, pero tiene que haber privación de la libertad.
P. ¿Qué tiene que ocurrir para que apoye el proceso de paz?
R. Le acabo de hacer una serie de preocupaciones. De ahí puede sacar usted inferencias.
P. Si se firma un acuerdo, ¿usted mantendrá su posición en contra?
R. No, depende. Usted lo puede inferir de lo que han sido nuestras observaciones al proceso.
P. El presidente Santos ha vuelto a decir hoy que estaría dispuesto a sentarse con usted donde quiera y con los testigos que decida. ¿Se reuniría con él?
R. Yo no sabía lo de hoy. La última noticia que tuve fue la de anoche [por el martes], cuando dedicó un espacio de televisión a no enfrentarse a la dictadura de Venezuela y a decir que lo nuestro eran trompetas de guerra.
P. ¿Se sentaría entonces con el presidente?R. Ya le contesté lo que sabía. No nos perdamos en la etiqueta ni en las aparentes cortesías. Vamos a los asuntos de fondo.
P. El Gobierno y las FARC buscan un gesto del Papa en su visita a Cuba. ¿Qué le parecería la bendición del proceso de paz por parte de Francisco?
R. Bastante tarea tengo con dirigir un partido de oposición, que también es de construcción. No me ponga usted a meterme con el Santo Padre. Mi tarea es simplemente la de un católico respetuoso, que tiene fe, que reza y que respeta a la Iglesia. Uno piensa muchas cosas por dentro pero por respeto a su Santidad no se atreve a decirlas.
P. Eso es que está no muy de acuerdo con su posición.R. Por respeto, jamás he opinado ni hecho vaticinios sobre los sumos pontífices.
¿Alguien nota la hostilidad del periodista? El núcleo de esa hostilidad es la acusación de que Uribe se opone a la paz. Y en las respuestas ni siquiera una mención a la ley, a las víctimas, a los derechos humanos, a la democracia, al contenido de la negociación (gracias a la cual las peores atrocidades se convierten en la fuente del derecho). Si se opusiera a la "paz" tendría más libertad para denunciarla, pero ¿cómo podría reconocer que se equivocó desistiendo de cambiar el engendro del 91, aliándose con los peores politiqueros (a los que hizo elegir en 2010), buscando una segunda reelección o resistiéndose a romper con Santos y su partido después del cambio de rumbo del presidente? El líder amado de su pueblo no es alguien que se pueda equivocar ni menos engañar, sólo pide lo razonable exhibiendo las mejores intenciones.
P. ¿Está dispuesto a pasar a la historia como el presidente que se opuso al proceso de paz?
R. Uno tiene que pasar a la historia como alguien que tuvo una posición coherente. En los años en que yo fui presidente Colombia mejoró sustancialmente en seguridad, en inversión y en política social.
No faltará el que crea que sería mejor decir que sería mejor pasar a la historia por defender la democracia contra una componenda con genocidas basada en el engaño, pero ¿eso qué popularidad puede tener en Colombia? Mejor volver a mencionar los logros de su gobierno porque el núcleo de la posición del uribismo es esquivar los dardos que les lanzan para describirlos como guerreristas.
P. Su gran socio internacional en la lucha contra las FARC fue Estados Unidos. ¿Cómo ve el deshielo con Cuba?
R. Obama podrá decir que fue determinante para derrotar el comunismo cubano. Castro no tendrá disculpa para decir que después de 55 años de fracaso tuvo que volver a Estados Unidos. Lo que no quisiéramos es que de Obama se pudiera decir que ayudó a entregarle Colombia a las FARC.
Invito al lector a buscar en toda la entrevista otra mención a esa idea de "entregarle Colombia a las FARC", que es de lo que se trata y por lo que la vasta clientela del terrorismo sostiene a Santos. De repente el contenido de la negociación no es algo que Uribe no entienda o desconozca, sino algo que menciona como de pasada para aludir a Obama y que el periodista enseguida rehúye. Porque la cuestión no es si los terroristas se libran de la cárcel sino si desisten de aquello por lo que cometen atrocidades. Sólo que, perdón por repetirlo tantas veces, si para Uribe ésa fuera la cuestión principal tendría que desaprobar realmente la negociación y a todos los líderes importantes de su formación, que día sí y día también la aplauden.
P. ¿Cómo puede afectar este cambio en las relaciones al proceso de paz?
R: Una cosa es tratar con Cuba para devolverlo a la democracia y otra tratar con las FARC para entregarle Colombia al castrochavismo.
P. ¿Realmente cree que se está entregando Colombia al castrochavismo?
R. Ya le dije una serie observaciones sobre lo que está pasando en Colombia y sobre La Habana.
P. ¿Cómo ve las nuevas fuerzas que están surgiendo en España y Europa?
R. Hay cosas muy buenas como la recuperación de la economía española, la británica. Veo todavía muy inestable al Gobierno griego y lo de Podemos en España dependerá de ustedes cuánto dure. Sí me preocupa mucho que España sirva ahora al Gobierno de Colombia como abogado ante la Corte Penal Internacional para que no lleven a las FARC a la cárcel.
No, la prueba de que se entrega el país al chavismo no son las observaciones anteriores de Uribe sino el contenido mismo de la negociación. Pero...
P. ¿Cuánto hay de oposición y cuánto de rencor al presidente Santos?
R. El rencor es como la vaca en el pantano, cuanto más patalea más se atolla. Yo le conté nuestros argumentos, no me pregunte por veleidades de la prensa, básese en los argumentos y en el reconocimiento de millones de colombianos a nuestros argumentos.
P. No se trata de veleidades.
R. Su pregunta por sustracción de materia no cabe. Nosotros lo que hemos hecho es un ejercicio político argumental. Ahora, los psicólogos del liderazgo contemporáneo sugieren distinguir entre traición y engaño, porque la traición en política puede no ser importante, puede referirse a una persona; el engaño, a un colectivo social, con lo cual se pone en riesgo los valores democráticos y es muy grave.
La agresividad del periodista hace pensar en El País como otro medio chavista, como los periódicos colombianos.
P. Entonces, ¿se siente traicionado o engañado?
R. Los valores democráticos en Colombia tienen hoy un riesgo proveniente del engaño.
Insiste el propagandista.
P. Muchos de sus colaboradores están encarcelados o envueltos en procesos judiciales. ¿Se siente amenazado?Le faltó mencionar los innumerables hechos atroces que tienen lugar en Colombia, no sólo por obra de las bandas terroristas, y que quedan en la más completa impunidad, o el despilfarro increíble de recursos en propaganda del régimen y su componenda. Pero no es la cuestión importante.
R. María del Pilar Hurtado está en la cárcel no por haber robado o haber asesinado. Está en la cárcel porque investigó penetración del narcotráfico en la Corte Suprema de Justicia. La Corte Suprema de Justicia, en lugar de separar a las manzanas podridas asumió una solidaridad de cuerpo para decidir que nuestro Gobierno quería desacreditarla y por eso la llevaron a la cárcel. La sentencia contra el exministro Andrés Felipe Arias, analizada en muchos foros del mundo, es una sentencia de odio político. No hay uno solo de mis compañeros de Gobierno que haya sido juzgado por haberse robado un peso del erario público. Trabajamos por convicciones y por eso estamos en esta batalla.
(Publicado en el blog País Bizarro el 9 de septiembre de 2015.)