El origen del universo no le parece a una persona de la mayoría un tema digno de su atención, o cree que otros saben, o admite desconocer las explicaciones de los científicos pero creerlas, etc. O bien acepta las creencias religiosas sin comprometerse en nada más que en cumplir algunos ritos y tratar de asimilarse a los demás y buscarse un buen vivir. Sólo una minoría se interesa por el tema.
Stephen Hawking dice que el universo pudo surgir de la explosión de una partícula subatómica (en la punta de un alfiler podría haber muchos miles de trillones de átomos), y ésta de la nada. Es como asomarse a un abismo, lo mismo que si se intenta entender las distancias estelares o las leyes de la física. Frente a eso, la religión presenta un producto mucho más practicable: un ser superior y ajeno al universo lo creó todo y de ahí viene que todo sea como es.
Pío Baroja decía que cuando la gente de los pueblos del País Vasco razonaba, lo hacía como los curas. Lo mismo se puede decir de los colombianos. Un cura es un profesional que dedica su vida a convencer a los demás de la presencia del ser superior que creó y planeó el universo. Si no cree en ese mito. al menos sabe de qué trata y si tuviera que decir en qué cree seriamente acerca del origen del universo aceptaría creer en las palabras de su religión.
Si el cura cree, la gente cree con mayor razón, porque la gente cree que el cura sabe. El cura suele haber leído y viajado más que la mayoría de la gente de un pueblo. Esa idea de la creación del mundo es hegemónica y el que lo dude podría preguntarle a cualquier persona que conozca si se ha sentido alguna vez como un mono muy próximo a los demás monos.
Esa creencia general es terreno abonado para el engaño de los que la saben explotar: vean este ejemplo:
¿Cómo demonios se cae un edificio que pasó en 2012 la inspección técnica? Qué daño ha hecho el PP en Madrid. Y siempre pagan los humildes.
— Juan Carlos Monedero (@MonederoJC) agosto 3, 2015
El reproche parece "razonable": por causa del mal gobierno pasa la inspección hace tres años un edificio que después resulta cayéndose. ¿Cuáles son las propuestas de Podemos para mejorar las inspecciones? ¿Es eso lo que los enfrenta al PP? ¿Son mejoradores de las cuestiones técnicas de la Administración o transformadores sociales que van a limpiar el Estado de corruptos?
No hay que detenerse mucho en el interés que tiene el asunto para Monedero, lo que tiene relación con el origen del universo es el contenido que recibe el público de Podemos y el efecto que tiene ese contenido.
Esas personas se podrían preguntar si no podría ser más bien que los de Podemos, antes de alcanzar el poder, no pierden nada haciendo creer que las inspecciones de las casas son una cuestión de buena voluntad y buen corazón, y que si algo falla es porque llegó un agente del mal y se lo robó todo para darse lujos (es lo único que los votantes de Podemos valoran). Las víctimas del PP en Madrid no son capaces de imaginarse el paraíso que ha llegado a ser Venezuela gracias a la colaboración de Monedero, que vivió cinco años en el Palacio Presidencial con Chávez.
¿Cómo llegaron a existir las casas? ¿Cómo vivían los madrileños en la época de la República? ¿Y los demás españoles, abuelos de muchos madrileños? Eso desaparece de la cabeza del joven público de Monedero, porque la indignación con los corruptos y su protagonismo político para enmendar una injusticia y acabar con la pobreza (sin trabajar, obviamente) resulta muy halagadora: la comprensión de la historia, la economía, la geopolítica, la administración pública, la comunicación social y la psicología organizacional nunca había sido tan sencilla, basta con tener un corazón indómito que no soporta la injusticia de que sean las casas de los pobres las que se caen y se indigna y corre a corregir ese agravio.
¿Cómo llegaron a existir las casas? ¿Cómo vivían los madrileños en la época de la República? ¿Y los demás españoles, abuelos de muchos madrileños? Eso desaparece de la cabeza del joven público de Monedero, porque la indignación con los corruptos y su protagonismo político para enmendar una injusticia y acabar con la pobreza (sin trabajar, obviamente) resulta muy halagadora: la comprensión de la historia, la economía, la geopolítica, la administración pública, la comunicación social y la psicología organizacional nunca había sido tan sencilla, basta con tener un corazón indómito que no soporta la injusticia de que sean las casas de los pobres las que se caen y se indigna y corre a corregir ese agravio.
Las casas son naturales, como los inventos, las empresas, las orquestas y los equipos de fútbol. Algunas se caen porque los responsables de cuidar del bienestar de todo son perversos y ladrones, pecadores a los que estos nuevos Torquemadas persiguen con saña insaciable. Un error técnico se convierte en una cuestión moral, y el agravio se podría invocar siempre porque la Tierra sólo es una piedra perdida en la que reinan unos monos inteligentísmos y no el paraíso que creó Dios para que las criaturas a las que creó a su imagen y semejanza no tuvieran riesgos ni incomodidades, y porque siempre lo que se desea es mejor que lo que se tiene.
Alguien debía pensar en cómo estaba Madrid antes del "Tamayazo" y cómo está ahora, después de dos décadas de gobiernos del PP. Pero en eso no se piensa porque es asomarse a la partícula subatómica de la que habla Stephen Hawking y admitir que todo va cambiando y que el cambio no es natural. Lo que han experimentado los madrileños bajo los gobiernos del PP es lo que para sí desearían los habitantes de la mayoría de las ciudades de la Tierra. Alexander von Humboldt comparaba a las capitales hispanoamericanas con Berlín y otras ciudades alemanas y vean lo que han llegado a ser. Más sencillo pensar que todo debería ser perfecto y que debido a la intromisión del PP no lo es. Con Monedero, Zapata, Soto, Maestre, Errejón y Carmena es evidente que no habrá inspecciones mal hechas.
La indignación frente a la corrupción responde al mismo mecanismo. La probidad funcionarial es natural y si alguien roba (cerca del partido de gobierno, obviamente, porque es donde hay qué robar) eso descalifica todo el sistema (que sirve a los banqueros) y es necesario pasar a un sistema de sóviets. Pero Podemos no es una cruzada por la honradez dentro del PP sino un contradictor que cuestiona la UE, el capitalismo y la libertad de prensa,
Insisto, la frase siguiente de Monedero no tendría sentido sin la visión creacionista del mundo: ¡Cuánto daño ha hecho el PP! Porque el buen funcionamiento de la Administración es natural y cuando algo falla es porque el pecador vino con su apetito desordenado de riquezas a pervertirlo. Sólo hay que castigar a esos impíos y se podrá restaurar el daño.
Pero la frase final ya es la expresión de un poeta. Podemos es algo de Sudamérica, los resortes que mueven son los mismos que permitieron que en España la telenovela venezolana "Cristal" fuera el programa más visto. Monedero es un poeta como Luis Eduardo Garzón o Gustavo Petro. Un hombre audaz con las palabras que sabe conmover a su público como en otra época lo hacían los curas esforzados.
"Y siempre pagan los humildes"
Vuelve la cuestión de la superstición creacionista. De repente hay algo injusto en que los que no tienen dinero para comprarse una buena casa sean los que no tienen una buena casa. Porque el único sentido de la palabra humilde es el hecho de no poder afrontar gastos elevados. "Los motores siempre los arregla el mecánico", "¿A quién le toca ver las caries de la gente?, siempre, siempre, siempre al pendejo del dentista".
El humilde se pregunta por qué le tocó ser el humilde. Sufre y se siente agraviado porque nadie debería sufrir y le tocó a él: ese hecho es una transgresión a la realidad creada y perfecta. Quien se fijara en la historia habría comprobado que nunca ha habido en Madrid una situación social mejor que la que ha habido bajo gobiernos del PP en lo que dependía de la Administración municipal.
La fuerza del capitalismo es que le ofrece al humilde un camino para dejar de serlo: nunca ha habido en ninguna parte más puertas de acceso a una vida "digna" que en las democracias capitalistas, países que en otra época vivían en la miseria, como los demás. Pero por diversos caminos la gente de esos países tenía más disposición a apartar las ideas creacionistas, al menos en sus efectos más funestos. La rebelión de los humildes contra el orden social siempre ha sido una tragedia para los países que lo sufren. Rusia sería más rica que Canadá; Cuba, como Florida, China, como Taiwán, etc.
Eso porque los revolucionarios conciben su tiranía como una restauración de un orden justo usurpado por los que usufructuaban el régimen anterior: porque Dios nos creó iguales y nos mandó estar juntos y a ayudarnos, y sobre todo AMARNOS, como se hace en el botellón o en las casas que okupan, cosa que no es un despojo violento a alguien que se descuida, sino una devolución a los verdaderos dueños, a los que la necesitan y no obran por egoísmo ni codicia. Y es que eso funciona en la cabeza de mucha gente joven y conduce a pensar que todo patrimonio es ilegítimo, y en el fondo todo privilegio y todo talento.
Si se hiciera un examen serio del tipo de ser humano "most evil", más malintencionado y bajo, sin duda el demagogo que explota de ese modo la limitación mental ajena ganaría a muchos criminales más evidentes. Esa manipulación del sufrimiento, de la envidia y del rencor, que gracias al creacionismo se convierte en sensación de agravio, deja ver precisamente muy mala intención de parte de quien la ejerce. Ambición de poder, para la que no se vacila en recurrir al engaño.
Ésta es una cuestión un poco aparte. ¿Cómo funciona la aversión hispana por la codicia? Hay un colectivismo heredado de la Antigüedad y transmitido por el catolicismo. Tener poder (si el capital es sólo trabajo humano acumulado, el dinero es sólo poder concentrado) no es malo siempre y cuando no se emprendan cosas particulares ni apartadas del resto. Hugo Chávez es el paradigma de esa forma de ser hispánica: se hizo multimillonario sin ser propietario de nada. Ni se hable de que alguien que trabaje resulte rico.
La experiencia real es ésta: el activista no tiene con qué comprarse una casa que no se caiga si no consigue poder político. La revolución expresa muchos sueños colectivos, pero su núcleo es el acceso a los puestos de mando en la sociedad. En la Edad Media española el poder se adquiría en la guerra y el trabajo siempre era algo que se dejaba a los conquistados, según el molde romano. Bajo el gobierno de la gente, el poder se alcanzará integrándose en los círculos cuyos jefes tienen más habilidad para maquinar intrigas de funcionarios y toda clase de bajezas, chantajes, intimidaciones, violencias en aras de los puestos públicos, como en toda Sudamérica...
Pero los humildes reciben el mensaje: pronto llegará la hora de que la tortilla se vuelva, que los pobres coman pan, que los pobres coman pan y los ricos coman mierda.
Los únicos que pasarán grandes penurias serán los humildes que no alcancen a tomar parte en la piñata, que serán la mayoría. Bajo el gobierno de la gente las casas seguras siempre les tocan a los que saben conmover los corazones de los humildes. Toda Sudamérica los ha visto, patanes arrogantes que salen de la universidad a maltratar al que pueden con el pretexto de que es propietario o derechista. La hambruna que cada día está más cerca en Venezuela es la obra de esta clase de gente y los humildes que los apoyan se quedan con el pecado y sin el género, cómplices de un crimen colectivo y mucho más pobres e indefensos que antes.
(Publicado en el blog País Bizarro el 4 de agosto de 2015.)
(Publicado en el blog País Bizarro el 4 de agosto de 2015.)