La "paz" en Colombia no sólo cuenta con la sumisión e indiferencia de la mayoría de los colombianos sino con el respaldo casi (?) unánime de la prensa internacional, de lo que es muestra este repugnante editorial del diario monárquico-católico ABC de Madrid.
El apoyo que al respecto han manifestado intelectuales muy influyentes como Fernando Savater, Enrique Krauze o Mario Vargas Llosa es otro elemento que favorece ese crimen monstruoso de premio y aliento al genocidio (que cada vez será peor, como se viene demostrando desde que Santos optó por hacer lo contrario de lo que prometía en su campaña). En el caso de Savater es evidente la frivolidad con que habla de algo que no entiende en absoluto por creer ingenuamente que Santos es algo distinto de las FARC. Pero Vargas Llosa y Krauze tienen otras motivaciones ideológicas que conviene comentar.
Me llamó la atención la discusión que planteó hace una década el Nobel peruano a partir de un escrito del profesor Samuel Huntington sobre la idea de un "choque de civilizaciones" en el actual territorio estadounidense a partir de la emigración masiva y concentrada de ciudadanos mexicanos que no se funden en la cultura estadounidense sino que mantienen su lengua, sus costumbres y sus valores y podrían llegar a ser mayoría en determinados estados y a romper la cohesión de la república.
El argumento central del texto de Vargas Llosa se resume en estas frases:
"¿Seguirá siendo Estados Unidos un país con un solo idioma y una cultura de cuño anglo-protestante?" Si sus compatriotas ignorasen este asunto, estarían resignándose a que su país se transforme en dos pueblos con dos culturas (anglo e hispánica) y dos lenguas (inglés y español.) No hay duda de que esta perspectiva pone los pelos de punta al distinguido profesor de Harvard y a buen número de sus compatriotas. Yo, en cambio, creo que sería una bendición para Estados Unidos que aquello ocurra, porque sólo esa transformación le permitiría seguir manteniendo su poderío económico y su liderazgo en la era de la globalización en la que, poco a poco, los países van perdiendo su constitución homogénea (los pocos que la tenían) y convirtiéndose en pequeños microcosmos.
Es una idea muy llamativa y que sin duda es mayoritaria en toda Hispanoamérica: la desaparición de Estados Unidos y su conversión en otra república hispánica como las del resto del continente son necesidades internas del país y una bendición para todos.
Llama mucho la atención la idea de que el poder económico y el liderazgo de Estados Unidos dependen de su hispanización y su pérdida de cohesión cultural. No he llegado a saber si alguien le respondió a Vargas Llosa, pero pese a la popularidad de semejante lindeza en nuestros países, mucho me temo que Huntington y sus amigos se habrán reído de ella. Ya ese peso de las personas de ideología hispana en la sociedad estadounidense está detrás de la doble elección de Obama (al que previsiblemente Vargas Llosa apoyó y apoya), cuya complacencia con Santos y el chavismo corresponde a esas inclinaciones de su público.
Es difícil esperar la menor comprensión al problema entre la población hispanoamericana, que desde la misma fundación de las colonias británicas en Norteamérica las ha visto como enemigas. Con una desfachatez hispánica, Vargas Llosa falsea a Huntington, que en ningún momento habla de volver a ninguna forma de sociedad del pasado sino precisamente de la capacidad de asimilación que tuvo la cultura angloprotestante de los orígenes para integrar a individuos de orígenes diversos que renunciaban aunque fuera de forma tácita o inconsciente a sus tradiciones nacionales.
Luego, la cuestión de la probable desaparición de la entidad cultural estadounidense se reduce al retorno a la esclavitud y a una sociedad puritana cerrada que sólo existe en la imaginación de Vargas Llosa y su público. Todo a partir de la dulce suposición de que todos los países son hoy "microcosmos" en que está representado todo el mundo.
Llama mucho la atención la idea de que el poder económico y el liderazgo de Estados Unidos dependen de su hispanización y su pérdida de cohesión cultural. No he llegado a saber si alguien le respondió a Vargas Llosa, pero pese a la popularidad de semejante lindeza en nuestros países, mucho me temo que Huntington y sus amigos se habrán reído de ella. Ya ese peso de las personas de ideología hispana en la sociedad estadounidense está detrás de la doble elección de Obama (al que previsiblemente Vargas Llosa apoyó y apoya), cuya complacencia con Santos y el chavismo corresponde a esas inclinaciones de su público.
Es difícil esperar la menor comprensión al problema entre la población hispanoamericana, que desde la misma fundación de las colonias británicas en Norteamérica las ha visto como enemigas. Con una desfachatez hispánica, Vargas Llosa falsea a Huntington, que en ningún momento habla de volver a ninguna forma de sociedad del pasado sino precisamente de la capacidad de asimilación que tuvo la cultura angloprotestante de los orígenes para integrar a individuos de orígenes diversos que renunciaban aunque fuera de forma tácita o inconsciente a sus tradiciones nacionales.
Luego, la cuestión de la probable desaparición de la entidad cultural estadounidense se reduce al retorno a la esclavitud y a una sociedad puritana cerrada que sólo existe en la imaginación de Vargas Llosa y su público. Todo a partir de la dulce suposición de que todos los países son hoy "microcosmos" en que está representado todo el mundo.
De lo contrario, si, volcando en ello todos sus recursos, se empeñara en cancelar esa apertura que ha sido su mejor instrumento de modernización a lo largo de su historia, para ensimismarse resucitando la tradicional sociedad anglo-protestante de sus orígenes (de la que estaban excluidos los indios y los negros) Estados Unidos sería un país muy integrado en el papel, pero anacrónico, empobrecido y arrasado por un sistema tan discriminatorio y racista como el del desaparecido apartheid sudafricano.
A ese nivel de tosquedad llega el hombre. ¿Cómo habría de volcar en ello todos sus recursos? ¿No dice Vargas Llosa en ese párrafo que de no convertirse en un país bilingüe que prescinde de su tradición, Estados Unidos se volverá una sociedad cerrada y opresiva? ¿De dónde saca eso? La inferencia lógica es que los inmigrantes mexicanos SALVAN a Estados Unidos de sí mismos, ¡en la medida en que destierran el inglés de diversos territorios y crean una sociedad bilingüe! Fascinante. Pero insisto, ¿de dónde saca que para mantener la cohesión respecto de sus señas de identidad EE. UU. debería volcar todos sus recursos en ello? Es una maña del medio intelectual hispano. La modernización consistía en la expansión de un país que asimilaba a irlandeses, alemanes, polacos y escandinavos hasta hacerlos olvidarse de sus lenguas, sus costumbres y hasta sus lealtades nacionales en favor de la lengua inglesa y el orden social emanado de la fundación protestante del país (la religión tiene un sentido social y étnico sobre el que valdría la pena profundizar, la sociedad estadounidense puede provenir de pueblos antiguos que no se sentían cómodos en la Inglaterra del siglo XVII). Vargas Llosa lo convierte en lo contrario: ¡en la pérdida de esos referentes!
Como siempre, parafraseando a Borges, "para creer en su inteligencia tenemos que dudar de su honestidad". Hay que prestar atención al aire "progre" de todo el escrito, en el que no faltan las mentiras burdas y la moralina más grotesca. Uno se siente leyendo a William Ospina. (Continúa el párrafo anterior.)
Como siempre, parafraseando a Borges, "para creer en su inteligencia tenemos que dudar de su honestidad". Hay que prestar atención al aire "progre" de todo el escrito, en el que no faltan las mentiras burdas y la moralina más grotesca. Uno se siente leyendo a William Ospina. (Continúa el párrafo anterior.)
Sin embargo, tengo la certeza de que esta tragedia no ocurriráClaro que esa tragedia no ocurrirá porque esa tragedia corresponde a algo que Vargas Llosa se inventó para falsear totalmente a Huntington, que plantea la asimilación de los inmigrantes según el molde del viejo "crisol" y la dispersión por el territorio y no la exclusión de nadie.
y que, por el contrario, esos cuarenta millones de hispanics que hoy forman parte de la sociedad norteamericana contribuirán cada vez más con su creatividad y su diligencia a aumentar la riqueza, las oportunidades de empleo y la diversidad cultural de su patria de adopción,Cosa que no está en discusión ni tiene que ver con lo que dice Huntington: lo que sale de las afirmaciones de Vargas Llosa es que el futuro y prosperidad de Estados Unidos dependen de las virtudes de los hispanos, y como el tema es el de su no asimilación, se cae en el viejo sueño de destruir esa cultura diferente para crear otro país hispánico: en la medida en que no se asimilen, no aprendan inglés, no adopten la ética protestante ni el respeto al imperio de la ley, contribuirán a la prosperidad del país.
de la que son ya una parte tan consubstancial como los inmigrantes irlandeses, coreanos, polacos, chinos y vietnamitas, o los aborígenes y los negros a los que el profesor Huntington segrega alegremente de la "identidad" primigenia de Estados Unidos.Los inmigrantes coreanos, etc. no plantean la dispersión lingüística ni la hegemonía en territorios extensos y contiguos a su país, que es de lo que habla Huntington. De que los hispanos sean una parte consustancial de la sociedad estadounidense y de que sean eso, estadounidenses que asumen los valores de la tradición del país de acogida y no colonos que lo convierten en otra cosa es de lo que trata el ensayo del profesor estadounidense. Con un encanto más bien cómico, Vargas Llosa convierte una cosa en lo contrario.
Más grotesco es el "buenismo" de protestar porque se excluya a los aborígenes y negros de la identidad primigenia de Estados Unidos. ¿Cómo iban a estar incluidos? Porque somos buenas personas y no queremos hacer nada contra ellos, que ya tienen bastante desgracia con esas narizotas y ese color de piel. Una cosa es que los descendientes de los aborígenes deban tener derechos y el máximo respeto por sus tradiciones, y otra que sean parte de la identidad primigenia de la nación estadounidense, que precisamente se formó excluyéndolos y despojándolos de las tierras en que cazaban. Y lo mismo respecto de los negros, que en una parte del país eran esclavos sin derechos. Precisamente el hecho decisivo de la historia estadounidense, más que la misma independencia, fue la Guerra Civil, en que se impidió la división del país en dos y triunfaron los que querían abolir la esclavitud. Dado que no se puede acusar de racismo a Huntington, que no menciona a los negros porque los considera parte de la sociedad en la medida en que se asimilan a la lengua y los valores hegemónicos, Vargas Llosa encuentra la ridiculez de que deba incluírselos en la identidad primigenia del país. Dentro de poco serán culpables de la esclavitud.
En una época yo discutía con jóvenes doctores colombianos que me conmovían por la ligereza con que encontraban una explicación del desarrollo en la correcta financiación de titulaciones universitarias, desconociendo las tradiciones culturales de las sociedades. Un poco de ese nivel es Vargas Llosa. La forma en que explica el diferente desarrollo de Estados Unidos respecto de sus vecinos del sur es la "libertad", noción que se explica a partir de las instituciones realmente existentes en Estados Unidos, al parecer surgidas de la buena voluntad y sin necesidad de relación con sus raíces. (Léanlo, el comentario pormenorizado haría insoportablemente largo este post.)
Los lugares comunes más socorridos bastarían para refutar a Vargas Llosa, como la conocida frase de Max Weber sobre la relación entre la ética protestante y el desarrollo del capitalismo. Ya en 1830 Alexis de Tocqueville advertía sobre el error de explicarse la prosperidad estadounidense por la disponibilidad de riquezas (era mucho antes de la fiebre del oro en California). Se preguntaba por qué todas las repúblicas hispánicas eran miserables. Y ciertamente no encontraba la explicación en la libertad, el espíritu necesitaba unas cuantas décadas para llegar a Vargas Llosa.
Respecto de las tradiciones de las sociedades, José Ortega y Gasset decía que el salvajismo y la barbarie correspondían a la infancia y la adolescencia de las personas, y que en ellas encontraríamos todos las raíces de nuestro ser. Lo que Vargas Llosa propone es que Estados Unidos renuncie a ello y acoja como una bendición su desaparición como nación cohesionada en aras de la prosperidad que Vargas Llosa le promete cuanto más acepte que su población inmigrante siga como sin salir de México. Sin la aculturación de los inmigrantes Estados Unidos no podría haber hecho la guerra con Alemania, dado el alto volumen de emigración de ese país apenas dos generaciones antes.
El día en que Estados Unidos sea otra república hispanoamericana, sus aportes a la ciencia serán como los de las demás. Cero. La pretensión de Vargas Llosa de que todos los problemas vienen del nacionalismo es otro chiste.
(Publicado en el blog País Bizarro el 22 de enero de 2015.)