sábado, mayo 18, 2013

El gran enigma de la historia

Si hubiera llegado a la presidencia, Jorge Eliécer Gaitán no habría hecho muchas cosas buenas, sobre todo desde el punto de vista de los valores libertarios. Dentro del Partido Liberal, en el que se integró después de dirigir la Unión Nacional Izquierdista Revolucionaria (UNIR), representaba el ala más socialista. 

Si hubiera llegado a la presidencia habría creado un régimen de desheredados que recordaría, multiplicado por el ambiente torvo de la Colombia de la época, a los descamisados del peronismo. No por casualidad Gaitán había obtenido un doctorado en la Universidad de Roma al lado del fascista Enrico Ferri. Para nadie es un secreto que el modelo de Perón era Mussolini.

Pero lo cierto es que el caudillo dirigía a las mayorías populares en Bogotá y tenía reconocimiento en todo el país. Su ambición lo había hecho encumbrarse por encima de las camarillas que controlaban el país en los años treinta, por lo que tales camarillas tenían suficientes motivos para quitarlo de en medio, más cuanto que había llegado a ser jefe único del Partido Liberal. 

Otros perjudicados por su ascenso eran los comunistas, que no conseguían encauzar el odio de clases hacia su proyecto porque el caudillo se lo impedía. Unos y otros tenían más interés en matarlo que los godos, mucho más cuanto que entonces eran anfitriones, tal vez por primera vez en la historia, de una reunión continental.

La conferencia panamericana tenía por objeto comprometer a las repúblicas iberoamericanas en el bando aliado, cosa que tenía un sentido especial en el peor año de la Guerra Fría, en el que los árabes atacaron a Israel y se crearon la República Democrática Alemana y la República Democrática Popular de Corea. Sabotearla con una rebelión popular, y de paso quitar de en medio al caudillo incómodo, es algo que cabe perfectamente en la lógica de los comunistas, sobre todo en esa época.

La violencia de la década siguiente dejó claro que las camarillas del poder de los años treinta eran perfectamente capaces de aliarse con los comunistas: eso fueron las guerrillas liberales de esos años, las más resueltas y eficaces eran las que controlaba el Partido Comunista, y los criminales más sanguinarios tenían relación con esas guerrillas, que no obstante contaban con protección de los jefes liberales.

Todas las guerrillas que ha habido en Colombia desde entonces vienen de esas alianzas, y los repetidos intentos de buscar la "paz" sólo consisten en ocasiones para que las citadas camarillas, la de los descendientes de Alfonso López Pumarejo y los descendientes de Eduardo Santos y su hermano (los Samper son socios de los López desde el siglo XIX) ajusten su control del país con el pretexto de evitar daños mayores a sus víctimas.

Las guerrillas de los años cincuenta eran rebelión contra los gobiernos de Ospina y Laureano Gómez, pero el Partido Comunista las utilizaba para emular a Mao Zedong y su guerra popular prolongada. Sin la menor duda, los recursos soviéticos animaron a esos justicieros, a tal punto que siempre encontraban pretextos para estar en rebelión. Ni el Frente Nacional, que fue apoyado por casi todos los colombianos, disuadió a los reductos de tropas comunistas de desistir. De ahí salieron las "repúblicas independientes".

Muy llamativo es que cuando el gobierno de Guillermo León Valencia les hizo frente a dichas repúblicas el líder del MRL (y a la vez del Partido Comunista), Manuel Cepeda Vargas escribiera un libro de versos en la cárcel llamado Vencerás, Marquetalia. Parece que terminaron venciendo.

Este prócer es señalado por un testigo como el que le llevó a Tirofijo cien mil pesos de 1960 para que volviera al monte. Hoy su hijo es un importante congresista al que la prensa no vacila en presentar como un defensor de los derechos humanos. Claro, los que dominan la prensa son los descendientes de López y Santos.

Del MRL también surge el ELN. Un grupo de las juventudes de ese partido fue a Cuba a recibir adoctrinamiento, y al volver creó esa banda asesina. No está de más recordar que el suplente de López Michelsen en las elecciones de 1970 era Juan de la Cruz Varela, un líder comunista del Sumapaz que por muchos motivos se puede considerar el precursor de Tirofijo.

Ya en otra parte expliqué los datos que relacionan al Hermano Mayor del presidente Santos con la fundación del M-19 y dicho evento como una ocasión de asegurar el triunfo de López Michelsen en las elecciones de 1974. El propio creador de la revista cuenta que en su etapa final era simplemente un órgano de dicha banda criminal, siendo dirigida obviamente por el citado Santos.

Eso terminó poco antes de la toma de la embajada de la República Dominicana. ¿Qué hay que tomar para no figurarse que un demiurgo de la historia tan importante no podría estar completamente desinformado de una acción semejante? ¿Y por qué no seguir pensando en la trayectoria de esa banda hasta el asalto al Palacio de Justicia, un lustro después?

De por medio está la nomenklatura cubana, cuya relación con el M-19 es recordada por el primer director de la revista. Lo más probable es que ambas "tomas" hayan sido dirigidas por dicha nomenklatura y discutidas por las elites de la conjura en Colombia.

Es decir, puede que toda la actividad de las bandas terroristas haya estado siempre controlada por las mismas camarillas. No sólo posible sino lo más lógico. La actual negociación lo evidencia, mucho más cuanto que a toda costa se intenta legitimar a las FARC y perseguir al único gobierno de las últimas décadas que se interesó en combatirlas.

Bueno, ya se intentó eso mismo en los años del Caguán, y el interesado podría buscar el archivo de la prensa de esos años para encontrar una propaganda terrorista bastante más descarada que la de Telesur, Canal Capital y la Agencia Bolivariana de Prensa.

De por medio están los fabulosos negocios de la cocaína y la extorsión, que podrían estar llenando las arcas de los padres de la patria y sus testaferros. A fin de cuentas Pablo Escobar financiaba a la banda de Enrique Santos Calderón, pero ¿nadie recuerda que Alfonso López Michelsen se reunió en Panamá con Escobar y otros mafiosos? ¿Y que Alberto Santofimio era un subalterno directo de López?

Las diversas bandas de asesinos son claramente un recurso con el que esas familias intimidan y someten a los colombianos. La "paz" que pretenden firmar no es más que otro mordisco a los recursos de la gente, otra ocasión para ajustar todos los mecanismos de control y exacción que tan hábilmente manejan.

Pero es tal la indolencia de la gente que podrían tener todas las pruebas y siempre estarían de parte de la oligarquía. A punta de asesinatos y manipulaciones han creado una masa servil que sólo aspirará a ser aceptada por sus amos. Llegará el día en que los archivos soviéticos y cubanos demuestren todo eso, y para entonces los colombianos tomarán a quienes los han mandado masacrar como liberadores.

(Publicado en el blog País Bizarro el 3 de enero de 2013.)