jueves, mayo 24, 2012

Los enmascarados de plata




Uno de los héroes de la industria del entretenimiento más populares en Colombia cuando yo era niño era el Santo, "El Enmascarado de Plata", un luchador mexicano del que se coleccionaban cromos y se leían sus aventuras en revistas de fotos. Habrían de pasar muchos años para que yo entendiera, tras ver las escenas terribles de la lucha libre estadounidense, el Pressing Catch, que por fuerza un espectáculo de lucha es una farsa, que si se enfrentaran los luchadores con la saña que fingen, las lesiones los mantendrían fuera de actividad la mayor parte del tiempo y las muertes serían frecuentísimas.


Una farsa semejante ejecuta el actual presidente colombiano junto con su hermano mayor respecto de las bandas terroristas (que durante décadas promovió el segundo acompañado de buena parte de su medio social y que ahora a toda costa intenta legitimar la prensa controlada por la familia). Por una parte, tratando de encarnar la rabia de la ciudadanía a la que asesinan y despojan, y por la otra obteniendo réditos de ese papel según un guión que si no han acordado (y hay muchas razones para creer que sí lo han hecho) en todo caso surge del mismo consenso básico respecto al final.

Es decir, el espectáculo requiere los necesarios accesos de ira por parte del bravucón presidente y los muy reales asesinatos de las tropas de niños controladas por personas muy próximas a su hermano mayor. El objetivo de las supuestas querellas retóricas es ir haciendo tragar al público la negociación política (para eso son necesarios los crímenes) siempre considerando que resulte verosímil (de ahí que se prodiguen las exigencias de "gestos de paz" y la renuencia de las FARC a demorarlos mientras sacan cocaína y acumulan grandes botines con la extorsión consentida en las zonas fronterizas y protegidas por el régimen venezolano).

Para comprender que se trata de un guión acordado basta con prestar atención al árbitro, que no es otro que la prensa completamente sumisa al hampa gobernante, a tal punto que el siniestro ex canciller de Samper, Rodrigo Pardo, pasó a ocupar un puesto de poder en RCN, la única cadena que no obedecía del todo al libreto samperista-pastranista. Invito al lector a prestar atención a este "Análisis mundial para pensar en rutas para llegar a la paz en Colombia" que es lisa y llanamente el comienzo de una intensa campaña de propaganda de la negociación idéntica a la que precedió al Caguán. No tardó en aparecer la correspondiente columna de Eduardo Posada Carbó, ¡"Apuesta por la paz"! mostrando el optimismo de los cobramasacres que habitualmente exhiben algún comedimiento para poder ejercer su tarea con más efectividad.

De no ser por la distracción habitual de la gente y por la ausencia de una verdadera oposición, sería algo universalmente reconocido que los crímenes son acordados entre el gobierno y los jefes de la banda terrorista. La obsesión por buscar que se legitime a los criminales es casi enfermiza en la prensa de la familia presidencial, pero ¿en qué creen los lectores o por quién toman partido? Los pocos que leen esa clase de noticias son mayoritariamente partidarios de los terroristas. De otro modo habría llamado la atención la legitimación descarada del terrorismo de una señora del Think Tank "Razón Pública" (muy posiblemente un órgano emergido de las FARC, a tal punto que su creador, Hernando Gómez Buendía era firmante de la correspondencia de los "Colombianos por la Paz" con la banda), que previsiblemente apareció en la portada electrónica de El Tiempo.

Bueno, las indecentes declaraciones de Andrés Pastrana forman parte de lo mismo, y la renovación generacional (varios millones de personas han pasado a ser mayores de edad en la última década) así como la presión de la "educación" y de la misma prensa hacen que mucha gente olvide el Caguán, o pierda fuelle la determinación de impedirlo.

Ya es tedioso repetirlo: la negociación política, el premio de los crímenes terroristas, es lo que buscan los partidos de la Unidad Nacional y todos quienes siguen aferrados a esos partidos son cómplices. Puede que a la larga les convenga, pues no se ven muchas posibilidades de impedir que en 2014 salga elegido un heredero de las políticas de los Santos, estos gladiadores farsantes, pero las personas rectas no deberían dejarse engañar.

Es decir, las "críticas constructivas" de algunos forman parte de la misma bravuconada con que los Santos representan su libreto.

(Publicado en el blog Atrabilioso el 18 de enero de 2012.)