martes, julio 21, 2009

Ojo con los filántropos

Tal vez todas las atrocidades que han sufrido los colombianos en las últimas décadas se habrían evitado si hubiera de parte de la gente un recelo elemental ante lo que lee u oye, pero tal cosa no existe por la ausencia de tradición crítica, fruto a su vez de la censura ideológica y religiosa que imperó durante la mayor parte de la historia nacional. Los principales responsables directos de esas atrocidades se dejaron arrastrar por una retórica que contenía mucho halago y poca precisión, y así sus ambiciones se encauzaron hacia un proyecto político funesto, criminal y fracasado hacía tiempo. Pero para comprobar eso no hace falta pensar en los miembros de las bandas criminales, todo el mundo habrá tenido alguna experiencia de la triste arrogancia del "mamerto" universitario que pontifica sobre cosas que no se ha detenido a examinar, seguro de que su público es aún más perezoso, sesgado y ansioso de confirmación de la ideología que mágicamente los convierte en sabios y líderes.

Buen ejemplo de eso es la llamada "parapolítica": ¿cuántos de los que suscriben las tesis de la Corporación Nuevo Arco Iris han leído la investigación de Claudia López? ¿Cuántos leerán el libro que ha publicado sobre el tema el Centro de Pensamiento Primero Colombia? Cualquier lector lo sabe, no es que no se pueda esperar que lo vaya a hacer uno de cada cien, sino que tampoco uno de cada mil va a abrir esos libros. Apertrechado con sus certezas, el colombianito típico disfruta del prestigio y aun el mando que aquéllas le dan, por mucho que para cualquier conocedor de la historia la hegemonía comunista entre la clase media colombiana sólo resulta una prueba del atraso, como resultaría para un bogotano educado alguna comunidad religiosa surgida en un pueblo del Putumayo. La suposición de que todo se cambia con no llamar "comunismo" a la defensa de Castro y Chávez y de los supuestos ideológicos de un personaje como Petro es aún más grotesca.

A esa mayoría de las clases medias y altas urbanas a las que halaga sin cesar la prensa de los amigos del terrorismo les cuesta cada vez más defender las gracias del mico, ¡y no podía tardar en llegarles el pretexto perfecto para mantenerse en sus trece! Hasta la prestigiosa HRW condenaba al gobierno venezolano y conseguía ser expulsada de Venezuela. Un editorial de El Tiempo, otro en El Espectador, una columna de Eduardo Pizarro y otra de César Rodríguez, aparecieron elogiando la "independencia" de la ONG, con un discurso que se puede resumir citando al editorialista de El Espectador:

Dada su conocida independencia [...] [HRW], pondrá a prueba la capacidad autocrítica del gobierno del presidente Álvaro Uribe, que haría bien en ser respetuoso frente a las posibles críticas que pueda traer el reporte que será presentado en las siguientes semanas.Nadie debe sorprenderse del interés de El Espectador y de los columnistas citados. Lo que yo me pregunto es si el escándalo de HRW en Venezuela es una ruptura acordada para legitimar una próxima campaña contra el gobierno colombiano o una pelea entre comadres. Pero antes de explayarse sobre eso conviene averiguar algo sobre HRW. Lo mínimo, su página web.

Aparte de algunos titulares en que la ONG estadounidense ejerce de máxima autoridad, por encima de los gobiernos elegidos por la gente y de las instituciones del derecho internacional, llama la atención uno sobre el aborto en México. ¿No se trataba de derechos humanos? Es lo que sorprende al distraído. Abortar es un derecho humano, prohibir el aborto es como torturar gente o practicar ejecuciones extrajudiciales. Si la Corte mexicana aprueba una imposición de un gobierno local contra el federal, imposición que infringe la legislación vigente, eso se hace para que tengan vigencia los derechos humanos, en palabras de José Miguel Vivanco:

Esta decisión asegura que México está observando la legislación de derechos humanos fundamentales. [...] La despenalización del aborto salva las vidas de las mujeres y respeta su igualdad y autonomía. Aplaudimos la decisión de Corte y esperamos que otros gobiernos en toda América Latina tomen nota.

El castigo por abortar es una cuestión compleja que sólo tiene interés en este post porque permite entender lo que es HRW: una organización que promueve una agenda política a la que llama "Derechos Humanos", trampa retórica similar a la de alguien que fundara un "Partido del Bien". Millones de personas en todo el mundo consideran que es la libertad de abortar lo que amenaza los derechos humanos, y el desprecio que esas personas inspiran en los progresistas baratos que predominan en nuestro triste trópico no debería bastar para que se pase por encima de las legislaciones y de la voluntad de la mayoría de los ciudadanos. ¿O es que alguien se ha planteado preguntar a los mexicanos si quieren despenalizar el aborto? Los derechos humanos están por encima de lo que piensen los ciudadanos. Bah, "los derechos humanos" son el nombre de cualquier cosa. ¡Son los defensores de los derechos humanos! Vivanco y compañía son los que saben si se debe despenalizar el aborto.Pero vale la pena ojear lo que dicen sobre Colombia. Al abrir la página se encuentra uno con titulares como éstos:



¿De modo que es tan terrible matar civiles? ¿Qué clase de deformidad psíquica hace falta tener para no entender que el titular prácticamente alienta a matar militares? Lo que las FARC "deben" es entregarse a la justicia, desmovilizarse y buscar alguna forma de reinsertarse en la sociedad. Quien no les exige eso que clamorosamente exigieron los colombianos meses antes de ese titular, tácitamente les está reconociendo el derecho a operar. ¿Qué habría dicho HRW si el asesinato hubiera afectado a militares? Bueno: cualquier lector de la prensa colombiana sabe que ése era el tono de los editoriales de El Tiempo y de casi todas las columnas hasta que los logros de la seguridad democrática deslegitimaron a ojos de los colombianos esa clase de reconocimientos. El aplauso de la prensa terrorista a HRW es una forma indirecta de decir lo que ya resulta inadmisible para la mayoría de la gente en Colombia.

Pero ¿y el otro titular? Hombre, qué obsesión: lo propio de los derechos humanos no es que se consiga liberar a rehenes del terrorismo sin derramar sangre, sino que se use un símbolo parecido al de una ONG. Los angelitos de HRW hacen de árbitros para que se mate sólo a militares y no se usen falsamente símbolos. Los colombianos podemos esperar mucha más decencia de las FARC y el ELN que de esa mafia que los sostiene. Todo el problema es la forma en que se olvida la labor de representantes de la ONU como los señores Mengeland y Demoyne en tiempos del Caguán: el día que un historiador cuente todo eso la responsabilidad de Tirofijo resultará diluida, pues el asesinato en masa en Colombia ha estado patrocinado por toda clase de poderes supuestamente legítimos.

Pero basta con mirar un poco más los titulares de la página para encontrar perlas rebosantes de mala intención, falsedad y cinismo: elementos de propaganda perversa cuyo fin último es deslegitimar las instituciones colombianas y justificar el alzamiento terrorista.



Si uno presta atención al titular relacionado con el TLC puede llegar a creer que el gobierno colombiano no protege a los sindicalistas y que garantizar su seguridad es sólo cuestión de emitir un decreto. ¿Alguien recuerda que los "sindicalistas" de que se habla son simples afiliados a sindicatos, que en Colombia son asesinados 8,5 veces menos que los demás ciudadanos y que el gasto en protección de esas personas es muy superior al que se dedica a proteger a otras víctimas? Lo que está diciendo HRW es que el gobierno mata a los sindicalistas por ser opositores políticos, que al no firmar el TLC se protege a esos sindicalistas y que los demás colombianos debemos pagar por ese Leitmotiv de la propaganda de los amigos de las FARC. Todo eso corresponde a los intereses del Partido Demócrata, cuyo público cree que el TLC con Colombia va a perjudicar el empleo en su país y con el rechazo encuentra un pretexto filantrópico.

Pero el segundo titular es aún más obsceno: ¡resulta que unas declaraciones de un asesor presidencial ocasionaron una oleada de crímenes! El sustento de todo eso fuera de Colombia es difícil de comprender, pero fácil de creer por parte de los habituales bienpensantes. En Colombia sólo los más descarados promotores de las FARC y el ELN se atreverían a mentir así.

Tal vez la pelea de Vivanco con el mico se deba a que éste no es suficientemente criminal para el gusto del vividor-psicópata chileno. Lo que es evidente es que su organización vive dedicada a promover el asesinato en masa y el terrorismo empleando toda clase de falsedades, como se lo recordó el presidente Uribe en una visita a EE UU. Lo que pasa en un ambiente de indigencia intelectual y moral como el colombiano es que nadie va a pedirle a Pizarro ni a Rodríguez ni a los editorialistas de la gran prensa que sustenten el contenido de la página de HRW. A fin de cuentas, los que no recuerdan que esas personas hace diez años clamaban por el premio de las masacres y secuestros suelen ser los mismos que aspiran a esa "solución", y son la mayoría entre quienes opinan.

(Publicado en el blog Atrabilioso el 30 de septiembre de 2008.)