domingo, diciembre 30, 2012

Las guerras del aborto

La cosa más importante que ocurre en Colombia tiene que ver con la conciencia de los colombianos. En realidad, la orgía de crímenes y la ausencia de instituciones creíbles y respetables es sólo el resultado de la clase de cosas que piensan y dicen los colombianos. El mismo hecho de que nadie se pregunte cómo es que ocurren tantos prodigios que en el resto del mundo serían insoportables ya dice mucho sobre esa realidad.

Desde que Santos llegó al poder empezó a preparar el terreno, como lo he señalado muchas veces, para imponer un régimen chavista sustentado en el apoyo de los terroristas y sus clientelas. Con ese fin ha ido copando todo el Estado, nombrando a personas de condiciones morales como las de los fiscales Morales y Montealegre. El único funcionario que se mostraba leal al DERECHO, el procurador, ha sufrido recientemente una campaña de acoso basada en el PRETEXTO de sus creencias religiosas.

La desgracia es que ¡nadie lo defiende porque crea en el derecho! A los partidarios del procurador no los asusta ser esclavos de los terroristas ni tener cada semana decenas de personas asesinadas, sino que el peligro consiste en que la legislación se parezca a la que impera en todo el mundo. No les importa tanto el asesinato ni el poder terrorista, cuanto la amenaza del mundo moderno.

En otras partes se pensaría en aunar apoyos para oponerse al avance de unos criminales, en Colombia sólo se acordaron de contener a los terroristas aplaudiendo a Castaño. Esa misma clase de personas explotan toda clase de efectos gore y de falacias para mantener el espíritu de intolerancia que precisamente les sirve a los socios del terrorismo para presentar sus avances como progreso.

Se podrían decir muchas cosas de la "moda" de defender el aborto, lo cierto es que el fanatismo religioso y el afán de encarcelar a las que abortan no resuelven nada sino que ponen en peligro la vida de las madres. No es nada raro que los mismos cavernícolas se opongan también al uso de anticonceptivos.

(Publicado en el blog País Bizarro el 20 de septiembre de 2012.)